ARTICULOS > ANTROPOLOGIA FORENSE

Reconstruir el pasado es reconstruir la vida social develando mecanismos de poder que identifican a una determinada sociedad a través de sus relaciones sociales.

Claudia María Cóceres

Trabajo de análisis para el Seminario de Antropología Forense
1998 Facultad de Filosofia y Letras Universidad de Buenos Aires.
Realizado junto a Monica Aurand y Barbara Cutullé de la carrera de antropología.

1. Introducción

            En este análisis hemos querido desarrollar en forma descriptiva el proceso que se produjo en Argentina desde 1976 hasta nuestros días. Dentro del contexto histórico, político, social general buscaremos cómo repercutió en un área específica -medios de información- y en los sujetos sociales que actuaron en ellos.

            A través de ello queremos identificar los mecanismos de violencia política tanto ideológicos, discursivos como así también prácticas sociales y preguntarnos acerca de su continuidad en el período post-dictatorial.

            Hemos intentado buscar todas las articulaciones posibles entre la cultura política represiva y la sociedad que construye la significación de la violencia, no sólo discursiva sino desde las instituciones donde se da una dinámica compleja.             Es en estas relaciones sociales de construcciones de significados en donde el poder político puede plantearse como objetivos el ocultamiento o la verdad, el olvido o la memoria.

2. Contexto histórico general

            El golpe de estado que se inició el 24 de marzo de 1976 se produjo por una crisis económica y social. Los militares toman el poder sustentados por un marco político represivo, siendo su objetivo transformar la economía y el comportamiento de la sociedad. Para lograrlo se tomaron ciertas medidas: intervinieron la CGT y a los principales sindicatos, prohibieron las huelgas, se eliminaron las negociaciones colectivas de trabajo, se persiguió y reprimió a dirigentes sindicales y militantes políticos, congeló los salarios por tres meses.

            Se eliminó el proteccionismo económico generando el sufrimiento de la economía nacional frente a la competencia de los productos importados. En este período tuvo auge la especulación sobre la inversión productiva y el riesgo empresario empujando a las empresas a compensar sus pérdidas y sus quiebras en el circuito financiero y de especulación.

            La crisis se extendió hasta el fin del gobierno militar, el peso fue devaluado en un 400% y la inflación llegó al 100%.

            Las consecuencias de la transformación fueron: el aumento de la deuda externa, una fuerte concentración del poder económico y del poder de decisión en unos treinta grupos económicos y cien empresas transnacionales. Un proceso de desindustrialización que reemplazó la producción por la especulación.

El gobierno político estaba constituido por la Junta Militar compuesta por tres Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas. El Congreso fue reemplazado por la Comisión de Asesoramiento Legislativo integrado por nueve altos oficiales, tres de cada fuerza.

El poder judicial seguía funcionando pero había áreas donde no tenía injerencia. Los jueces obedecían al poder dictatorial, favoreciendo la represión ilegal. Sus objetivos eran:

o        Sustracción de civiles de sus jueces naturales para procesarlos ante tribunales militares inconstitucionales.

o        La facultad del poder ejecutivo para disponer condenas de hecho.

o        La sanción de leyes que tenían función preventiva a las detenciones en manos de las Fuerzas Armadas o que establecían que toda prueba recabada sobre la prevención era considerada plena prueba hasta que se demostrara lo contrario.

Se prohibió la actividad de los partidos políticos, de las asociaciones, confederaciones y sindicatos. Hubo un uso discriminatorio de la ley y se inauguró un proceso de deslegalización de la vida social, se suspendieron las garantías en tanto la legalidad constituía un obstáculo a la violencia de la represión.

Las Fuerzas Armadas argentinas desarrollaron una metodología y mística que justificaba toda clase de medios para desarrollar la “Doctrina de Seguridad Nacional”, entre ellos, la tortura y el crimen.

Desde los aspectos culturales los valores que se impusieron fueron los del orden y la sospecha, se pretendió desterrar el lenguaje considerado subversivo prohibiendo dinámicas culturales. Se instaló el miedo, el rechazo a determinados intelectuales y a la cultura letrada. Hubo una actividad de control o de censura, basándose en la exclusión material o simbólica de los autores y obras, asumiendo varias formas o modalidades.

Ya a fines del año 1981 el poder del régimen comenzó a debilitarse y al año siguiente, la guerra de Malvinas buscó poner fin a la declinación. “El gobierno tuvo entonces una victoria política, al sintonizar con vetas nacionalistas y antiimperialistas de la cultura política argentina, así como son sentimientos de formas más pueriles -chauvinismos, triunfalismo, belicismo acrítico-. La sociedad que había festejado el triunfo argentino del Campeonato Mundial de Fútbol ahora se alegraba de haber ganado una batalla y con la misma inconsciencia se disponía a avanzar, si era necesario, hacia la guerra”. (Sábato,1994)

3. Violencia política

            Aquí estableceremos la diferencia entre violencia estructural y violencia institucionalizada.

            La violencia como forma de dominación entre los sujetos sociales, dónde se debe justificar el uso de la coerción y la violencia para gobernar. En este caso en particular, la violencia, emana del estado terrorista, que se dirige a conseguir un determinado objetivo político. Los objetivos que tuvieron los gobiernos dictatoriales se basaron en la ideología proveniente de la “Doctrina de Seguridad Nacional”.

            La violencia está interpretada desde lo que está fuera del derecho o del orden jurídico y que puede actuar abiertamente o de manera simbólica.

Él sistema jurídico-político que institucionaliza la concepción bélica de la política es construido y justificado a través de los siguientes mecanismos:

1- el concepto de Seguridad Nacional que depende de la percepción coyuntural que tenga el mando militar: existe indefinición acerca de la seguridad nacional, los derechos y las libertades; los tipos penales no existen. Son vagos o están en blanco.

2- el sistema político es antipluralista y lo prohibido cae en una indefinición dando la posibilidad abierta de "redefinir al enemigo interno", transformando en factor dinámico y legitimante del régimen, negando derechos y libertades a clases enteras de individuos. Se niega no sólo derechos políticos, la protección de la ley y la justicia: "se les negó la identidad nacional, su pertenencia social y se los convirtió en extranjeros y apátridas dentro de su patria." (Valdés, 1987)

Mecanismos del sistema represivo:

Los siguientes son cuatro elementos originales:

1.       La clandestinidad

2.       La violencia

3.       La figura del “desaparecido” 11 "Debido a su naturaleza una desaparición encubre la identidad de su autor. Si no hay preso, ni cadáver, ni víctima, entonces nadie presumiblemente es acusado de nada" Amnistía Internacional, Desapariciones. Editorial Fundamentos, Madrid 1983, citado por: Dussel, I., op.cit. (personas secuestradas por fuerza del estado sobre las cuales nada volvía a saberse).

4.       El ocultamiento de los hechos que parecía destinado a ser el eslabón perpetuo de la cadena; le seguía la negación de lo que había ocurrido y más tarde el olvido.

El secuestro, la tortura y la muerte fueron los tres elementos básicos de la represión. La tortura fue la metodología empleada en los centros clandestinos de detención donde las técnicas de destrucción psicofísicas apuntaban a la desintegración de la persona. En los centros clandestinos de detención era pésima la alimentación, desastroso el estado sanitario y de higiene, de profundo antisemitismo y de colaboración de algunos prisioneros. La muerte y el exterminio como consecuencia de la tortura por el fusilamiento colectivo o individual o por el lanzamiento al mar fue “la ejecución de una fría decisión”.

4. Cultura e Ideología represiva

            Como sustentación ideológica de esta dictadura se implanta el terrorismo de estado instaurándose en las políticas sociales, institucionales, represivas, educativas y comunicacionales. La ideología en la cual se basaban derivaba de la Teoría de Seguridad Nacional donde se suponía a las Fuerzas Armadas como la última reserva moral del país ante la claudicación ética del poder civil y a su acción del gobierno(CONADEP, 1984)

            Dentro de la implementación de la cultura del miedo y del terror instalado, imperaba la filosofía del "por algo habrá sido" y "en algo andarían”. Se construyó un consenso ideológico donde la sospecha legitimaba el método represivo.

            Este proceso se fue modificando en el transcurso del tiempo apoyando primero la represión (porque humanamente el secuestro, la tortura y el asesinato generaron rechazo); la sociedad no opinó de la misma manera sobre todos los secuestros y homicidios del proceso. Si bien en un principio admitieron el estereotipo que le presentaron los militares, poco a poco, lo fueron rechazando porque les resultaban extraños y luego directamente repudiables y sólo finalmente terminó censurando todos

            Para justificar los métodos usados por los militares, éstos y sus defensores (abogados o no) suelen decir que en la Argentina hubo una guerra, que además fue una guerra sucia no convencional.

            La tortura se justificaba para obtener información que “salvaría vidas” y según el general Harindeguy la justificaba como método de investigación para lo cual era necesario detener a la gente para saber si sabían algo. Se justificaba el procedimiento de los fusilamientos apelando a los antecedentes históricos.

Se justificó la persecución política e ideológica discriminando por motivos religiosos, particularmente se fomentó el antisemitismo por ser una deformación de lo cristiano y lo religioso en general. Se forjó una identificación en todo el personal represivo “una moral de combate” con el objetivo de tranquilizar sus conciencias y donde no se cuestionaba absolutamente nada acerca de la persecución y castigo a las minorías terroristas o a las distintas expresiones políticas, sociales, económicas y culturales.

            Se puede distinguir dentro de estas dictaduras elementos nacionalistas impulsados por el ejército y la ideología fascista al igual que toda doctrina de carácter totalitaria, integral y cerrada que pretendían erradicar las diferencias mediante la imposición forzada del consenso para eliminar intereses y visiones diferentes. "La ideología fascista no oculta que su visión es antidemocrática y admite que demanda la oficialización de distintas formas de segmentación en la población y la consagración del apartheid político".. (Tapia Valdes, 1992)

El poder como uso disciplinario no consiste en suprimir ni el conflicto ni la violencia sino el hombre conflictivo, creando un hombre adocenando y acrítico.

La violencia tuvo características de violencia institucionalizada ya que se instauró desde las mismas estructuras de poder que no permitían la posibilidad de opinar, legitimándose en el nombre de la tradición y el bien común. El uso de la violencia se dio como una norma común de relación con el opositor. Una forma legítima de recurrir a la violencia como modo normal de relación y dominación, porque existe un "enemigo interno y oculto".

Producción de Lenguajes durante el proceso:

La práctica discursiva del terrorismo de estado también se basó en un léxico específico que lo caracterizaba. Por medio de las letras “T” o “L” simbolizaban la suerte que correrían los secuestrados de la E.S.M.A. la “L” significaba liberación, es decir, que al prisionero se le perdonaba la vida, “T” era traslado, un eufemismo para referirse al homicidio. (DUSSEL, 1997:61)

Los lenguajes fueron también sectorizados. El discurso sobre la mujer se coloca en su papel dentro de la familia, institución que pretenden convertir en pieza clave de su proyecto de reorganización nacional. ¿Reorganización nacional? ¿Reorganización familiar? una y otra no podrán hacerse sin reajustar el rol de "la primera de las sociedades naturales" y el papel que desempeñan en ellas las mujeres. Por cuanto las sociedades naturales tiene leyes naturales previas a toda organización social, el camino será recomponer dicho orden: autoridad paternal, subordinación femenina, policiamiento familiar. Cada célula de la sociedad, pensada como una célula básica del régimen.

El ideario era presuntamente occidental y cristiano, donde el militarismo y el patriarcado apuntalaban a las mujeres. Se fortaleció la familia patriarcal organizada jerárquicamente, presidida por el padre, conservadora en sus valores, represiva en sus prácticas, naturalizadora en su razón, esta institución también fue utilizada para consolidar el proceso. Frente al discurso y prácticas que impulsaba el proceso para las mujeres y sus familias se contrapuso el de las maestras, militantes barriales y feministas, mujeres en los Derechos Humanos planteando el contra modelo que luego tomaría forma en las Madres de Plaza de Mayo.

El objetivo político era el de construir la "Argentina-Potencia" teniendo como objetivo geopolítico poblar la Nación y cuidar las fronteras; se tenía como valor el de alentar la procreación y prohibir los controles natales.

Otro de los ámbitos de control ideológico eran las escuelas, los maestros, los libros y actividades que se desarrollaban en las aulas. "El accionar subversivo se desarrolla a través de maestros ideológicamente captados que inciden sobre las mentes de los pequeños alumnos, fomentando el desarrollo de ideas o conductas rebeldes, aptas para la acción que se desarrollara en niveles superiores (...) En este sentido se ha advertido en los últimos tiempos una notoria ofensiva marxista en el área de la literatura infantil" (J.J. Catalán, Ministro de Educación).

El control en el área comunicacional se dio a través de los mecanismos de censura. Se detenta una "función resguardadora" de lo que los demás deben saber o no en el plano de las prácticas sociales y la ideología.

Visto desde el derecho político se constituyó en una actividad administrativa tendiente a controlar la circulación y difusión de ideas e informaciones entre los ciudadanos. El control de prensa, radio, televisión, cine, teatro, discos y libros se llevan a cabo generalmente por medio del examen previo; y el de correos y telecomunicaciones a través de su intervención. La censura representó un impedimento a la libertad de expresión.

El lenguaje utilizado en esta cultura de violencia daba cuenta de la perversión, el sadismo y la paranoia de dos mundos, uno público y otro secreto y donde el lenguaje se transformó en un instrumento de tortura. Se evidenciaban los objetivos de muerte en los discursos que pronunciaban los militares y las contradicciones a la hora de convencer a la población.

La Junta Militar proclamaba, por ejemplo, "El congreso tiene que ser disuelto para rejuvenecer a la democracia". "Nosotros que creemos en la democracia pluralista estamos luchando una guerra contra quienes idolatran el totalitarismo, aquí y hoy, contra quienes favorecen la muerte y por quienes defendemos la vida", sostenía Massera.

"No vamos a luchar hasta la muerte, vamos a luchar más allá de la muerte, hasta la victoria. Por el amor de la vida, por el respeto a los que cayeron y a los que caerán, en nombre de los que están por nacer, de aquellos que tienen miedo". El contexto de este último mensaje era la Escuela de Mecánica de la Armada, ante oficiales de Marina encargados de arrojar gente viva desde un helicóptero al Río de la Plata. Un capellán de la Marina sentenció frente al mismo auditorio que "esa era una forma cristiana de muerte". (Barón, 1998)

El lenguaje que coaccionaba y fortalecía el espíritu de cuerpo era promovido por el alto mando con el objetivo de hacer algo grandioso haciéndoles creer que los oficiales de las fuerzas armadas eran la reserva moral de la población y que la salvación dependía de ellos.

El mensaje justificatorio era que ellos no estaban asesinando, sino que la misión era vencer a la muerte. Massera proponía conducir a la vida a través de la represión, la libertad y los asesinatos.

También se planteó la negación total de los hechos. Videla cuando habla con los periodistas extranjeros, afirmó en una oportunidad: "Desmiento enfáticamente que existan en Argentina campos de concentración o establecimientos militares donde la gente sea detenida más del tiempo necesario en esta lucha contra la subversión. Yo vivo con mi familia en una zona militar y estoy seguro de que no vivo en un campo de concentración."

Existió además una declaración explícita de propósitos de parte del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Ibérico Saint-Jean, cuando dijo: "Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a sus simpatizantes y luego a quienes permanezcan indiferentes: y finalmente mataremos a los tímidos”

Dentro de esta cuestión de vocablos de violencia la palabra "desaparecido" fue utilizada desde el poder para poder negar los secuestros y asesinatos de miles de personas. "De acuerdo con el general Viola, un desaparecido era alguien que estaba ausenta para siempre." (Barón, 1998). Desde el punto de vista oficial, un desaparecido era alguien que no estaba ni vivo ni muerto, ni allá ni acá.

Existió palabras tales como "terapia intensiva" que significaba tortura. "Parrilla" era la mesa metálica de tortura; "asado" era la quema de los cuerpos de quienes morían durante la tortura.

La "huevera ", la cámara de torturas en la ESMA, cuyas paredes estaban recubiertas con cartones de huevos para que no se escucharan los gritos. "Trasladar" significaba llevar a los prisioneros para el exterminio; "comida de pescado", prisioneros que serían tirados al río. "Perejil" es una palabra que viene de la guerra de Argelia y significa que una persona no vale nada.

¿Quién era el subversivo? Podía ser cualquiera, era una categoría maleable y que podía adoptar cualquier forma. Esta guerra a diferencia de la clásica, no esta materializado en el tiempo su iniciación, ni tampoco hay una batalla final que corone la victoria. No tiene dimensiones geográficas especificas; "esa guerra no tiene líneas claramente definidas del lugar por donde corre el frente de lucha" (Discurso del general Viola). El enemigo es identificado como sumiso a una estrategia coyuntural. "El enemigo no tiene bandera ni uniforme y ni siquiera tiene rostro". "Esa identidad disuelta en el oceánico anonimato colectivo se cristaliza en la siguiente frase "Sólo él sabe que es el enemigo".

Construcción del otro

La construcción de identidades de violencia política habla de cómo se plantea la resolución de las relaciones entre los sujetos. No podemos definir identidades fijas ya que son actitudes que se actúan.

Desde el presente podemos ver las diferentes actitudes frente a lo que se constituye como un "Patrimonio mortífero" y lo que se construyó como el " museo del Terror".(Iplicjian, 1997)

Las distancias sociales son las que determinan los tipos de relaciones.

Para el totalitarismo había que categorizar al enemigo haciendo que los torturadores tengan una ruptura de lazos con el otro, desconociendo su existencia, deshumanizándolo. Levis-Strauss habla de grado de humanidad a partir del lenguaje y de los ritos funerarios; ambos constituyen acciones sociales que expresan el pasaje de la naturaleza a la cultura. En el caso de los desaparecidos se evita su libre expresión, su lenguaje, negándoles su "cultura" y se los deshumaniza negándoles el ritual funerario que lo identifican como "humanos".

Se hace un vacío del "Otro", se lo descalifica ya que "Nadie tortura a su igual, nadie arroja a su igual por la puerta de los aviones". En la tortura se pone en juego precisamente un mecanismo de deconstrucción del otro, se trata de vaciarlo de su humanidad, de considerarlo una cosa, un número. La desaparición forzada de personas fue la técnica del terrorismo de Estado; donde los niños de los desaparecidos fueron tratados como propiedades, como botín de guerra.

Iplicjian establece características de las actitudes en esta cultura de violencia, definiendo como idiotas a los que no son ciudadanos y desconocen al otro (como un igual y como ciudadano), la actitud de los que estaban-están de turistas con una actitud de aquél que no entiende nada y sólo adopta una posición voyeurista. Ellos, los turistas no sabían nada, se enteran por los medios, "esto pasó pero le pasa a otro" hay una ruptura absoluta de lazos sociales con el otro, desconoce la existencia del otro.

Este autor también categoriza a los torturadores como imbéciles ya que la ley de obediencia debida establece que como adultos no han podido distinguir entre lo que la moral promedio entiende por bien y por mal y han actuado por cumplir sólo ordenes.

Estos turistas, idiotas y ciudadanos resolverán que ha de acontecer en el campo de lo social.

En esta construcción del otro como víctima de la violencia las víctimas fueron muchas; pero el verdadero objetivo eran los vivos, el conjunto de la sociedad que, antes de emprender su transformación profunda, debía ser controlada y dominada por el terror y la palabra.

  1. Medios masivos durante la dictadura

Los gobiernos militares desarrollaron su actividad de control y censura de la cultura basándose en la exclusión material o simbólica de los autores y obras.

            La primera y más dramática exclusión fue la desaparición física de los periodistas, el cual fue el sector más perseguido y reprimido, ya que tenían que silenciarlo por el cuestionamiento público que pudieran generar.

La persecución hacia los trabajadores de prensa se hizo notar ya desde el primer día con el comunicado número 19 en el cual se hizo saber que: sería “reprimido con reclusión de hasta 10 años el que por cualquier medio difundiere, divulgara o propagara noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las fuerzas armadas, de seguridad o policiales”. (Nunca Más, 1984:367)

            “Se intervino militarmente a la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa; se expulsó a corresponsales de agencias extranjeras y se requisó haciendo incinerar numerosos libros de bibliotecas privadas y públicas” (Nunca Más, 1984:367)

            El aparato terrorista trataba de desalentar el menor intento de crítica al gobierno y por esta razón se mantuvo desinformada la opinión pública sobre lo que estaba sucediendo. En los primeros tiempos se evitaron la publicación de “solicitadas” con la lista de las personas buscadas por sus familiares; luego fueron prohibidas. Esto generó que la población creyera en la inexistencia del problema.

            Pero el poder autoritario no sólo emana de las instituciones sino que se ve en el sujeto que es el periodista con el rol social que implica no sólo desde su profesión particular sino en relación al medio en el que trabaja.

La agresión directa fue tomada como la imagen de una amenaza social a su sociedad "Cada vez que los periodistas son asesinados, arrestados o secuestrados, se produce un clamor público por un tiempo. Sin embargo, cada vez que el horror y el shock, que acompaña al crimen ha pasado, el entusiasmo por acciones efectivas decae y el problema es relegado hasta el último compartimento de los intereses gubernamentales hasta la próxima tragedia".

La frase pertenece al sociólogo irlandés Sean Mac Bride, quien coordinó una comisión de la UNESCO donde se reclamó un Nuevo Orden Mundial en las Informaciones y las Comunicaciones. Pero Mac Bride no imaginó entonces que doce años más tarde una comisión de seguimientos de atentados contra periodistas de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) iba a develar que por lo menos 515 de ellos fueron asesinados o desaparecidos en América Latina entre 1970 y 1992. La Argentina tiene el penoso honor de contar con 126 de esas víctimas entre sus periodistas: 91 desaparecidos y 25 asesinados.

  1. Luchas simbólicas en los medios.

            Otra forma de exclusión era obligando a los intelectuales a huir del país o constituir con sus nombres “listas negras” obligándolos a guardar silencio. También se manejaban “listas negras” de obras “no aconsejables” “disolventes” o directamente “inmorales” (Dussel, 1997:35), a causa de sus “ataques” contra la familia, la religión, la moral, la tradición y otros valores de nuestro sistema de vida. Además estaba como disciplina sospechosa el psicoanálisis, el marxismo, la historia, la política y la matemática moderna.

Durante este período los medios que apoyaron los gobiernos militares manipularon los discursos desde lo emotivo presentando a niños "abandonados por sus padres montoneros" (SOMOS, 30-12-1979). Esto lo hicieron sin especificar información fidedigna donde tampoco figuraba el nombre del autor.

Las revistas femeninas llevaron al frente campañas psicológicas para convencer con golpes bajos.

El control y el miedo también se difundían desde los medios para que las madres pudieran ver "el mal camino que sus hijos podrían seguir" y donde los organismos de derechos humanos son colocados en tela de juicio. Desde los medios se pugna por representar "el verdadero rol de una madre" contraponiéndolo con el de las Madres de Plaza de Mayo, madres de los subversivos-terroristas. Algunos periodistas encubrieron, fueron cómplices, colaboraron en la apología del delito, la corrupción y política.

Las revistas mostraban las imágenes de jóvenes que necesitaban ser guiados y conformistas ante el sistema autoritario; además se alentaba a que delataran si en sus escuelas había "infiltración marxista".

Desde la revista Vosotras (edición del 24-9-79) se exhortaba a apoyar al gobierno desde la dicotómica elección: totalitarismo o democracia. Allí la imagen democrática era mostrada como el "caos económico" y "donde el gobierno del pueblo entregaba las universidades a los guerrilleros y sembraba el pánico y el terror".

En la revista Para Ti (edición del 14-12-81) desde una encuesta se reafirmaba la falta de responsabilidad, la inmadurez, indiferencia, desinformación, falta de compromiso, apatía e ignorancia para que la sociedad accediera a las urnas y poder votar.

En un artículo de la revista Para Ti (edición del 11-12-78) se alertaba sobre la bibliografía que contenía ideología marxista y donde estaba: “agazapado el enemigo". La nota llevaba como título "Más libros que no deben llegar a nuestros hijos" tales como "La Biblia Latinoamericana", "Dios es fiel", Historia de un Puente, La semana boom de Manuel German y El evangelio en el aula. Este último libro de René Trossero pretendía valorar a los jóvenes sus ideas de cambio, promovían la madurez en decisiones propias fuera del paternalismo político y llevaba a reflexionar a transformar la sociedad. Además buscaba profundizar la crítica del mismo sistema educacional y sus objetivos estructurados y conservadores. Todos estos conceptos eran totalmente condenados por el sistema y criticados por sus defensores.

El 24-9-79 surgió la propuesta de la revista Para Ti "las argentinas le escriben a la comisión de derechos humanos", ante la visita de dicha comisión, la revista "armó" una encuesta que proclamaba con distintos testimonios lo "mal que se había vivido con el gobierno anterior y lo bien que se estaba ahora". "Las Fuerzas Armadas argentinas se ocuparon de liberarnos del flagelo del terrorismo que nos azotó" hablan apoyando al sistema desde los testimonios.

Los medios masivos fueron un mecanismo de reafirmación de los valores que se quisieron imponer desde los discursos en general y en particular teniendo en cuenta los distintos sectores sociales.

Las radios también sufrieron de censuras, levantamientos de programas, clausuras de emisoras así también temas y personas de las que no se podía hablar "por órdenes superiores". Algunos artistas "prohibidos" en las radios fueron: Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Horacio Guarany, José Larralde, Sui Generis, Rodolfo Mederos, Arco Iris, Vox Dei, Litto Nebbia, Anacrusa, Luis Alberto Spinetta, Almendra, Invisible, Charly García, Nito Mestre, Joan Báez, Led Zeppelin, Frank Zappa, Génesis, Focus, Chico Buarque de Hollanda, Vinicius de Moraes, Toquinho, Bob Dylan, Los Beatles, entre otros.

 Las emisoras aparecieron como asesores literarios, personas que en realidad se dedicaban a registrar todo aquello que se decía al aire. Al igual que había ocurrido con los canales de televisión, las Fuerzas Armadas se repartieron las emisoras radiales.

Casos concretos de diferentes formas de censura:

Walsh Repercusiones de la "Carta de un escritor para la Junta Militar" (24/03/77). Rodolfo Walsh en su carta denuncia el sistema económico, caídas salariales, aumento récord (9%) de la desocupación, disminución de la participación de los trabajadores en el ingreso nacional y la violación de los derechos humanos. Walsh es desaparecido al día siguiente de la publicación de la carta, la cual tuvo importante repercusión internacional.

Esto evidencia que no había un consenso compacto y que los sujetos sociales buscaban alternativas, formas para hacer llegar lo que internamente estaba sucediendo.

Dentro de los medios gráficos hubo quienes sustentaron la ideología imperante, como por ejemplo la revista Para Ti. Y en contraposición varias publicaciones asumieron posturas opositoras, como ser la Revista Humor: fue una revista que generó códigos de resistencia entre sus lectores.

"El semanario representó un desafío audaz al régimen a través de entrevistas y testimonios (como dejar que la gente hable en una época de silencio) o ácidos libelos contra la corrupción militar y la decadencia de la vida social. Combinó chistes atrevidos con informes periodísticos serios, en una diversidad de temas que abarcaban desde las costumbres de las oficinas y las clínicas hasta la censura y el exilio de artistas e intelectuales"22 Adaptado de MASIELLO, F., La Argentina durante el proceso: las múltiples resistencias de la cultura, en: “Ficción y política. La narrativa argentina durante la dictadura militar” Alianza, Buenos Aires, 1987, citado en: Dussel, I., op.cit.

7. Mecanismos de olvido y Construcción de la memoria

El Informe Internacional de Ataques contra la Prensa 1991 editado por el Comité para la Protección de Periodistas da cuenta que las agresiones continúan a los periodistas que pretenden dar visiones diferentes a las que el gobierno de turno democrático pretende imponer y que claramente no lo favorecen.

Desde diciembre de 1990 la Unión de Trabajadores de Prensa recibió casi un centenar de denuncias sobre agresiones sufridas por periodistas, tanto físicas, como presiones judiciales y psicológicas.

La UTPBA publica en su revista sindical que desde diciembre de 1990 a mayo del 1993 se produjeron 50 agresiones físicas, 27 amenazas, 7 detenciones y por lo menos 13 enjuiciamientos por desacato, calumnias e injurias y difamación.

La mayoría fueron agresiones producidas por funcionarios gubernamentales, le sigue los ataques policiales, las fuerzas armadas y el poder judicial; esto nos plantea interrogarnos en qué medida la violencia política se reproduce institucionalmente. Los periodistas explican que "estas agresiones son motivadas en general por el alcance de nuestras investigaciones" Rubén Grobba periodista golpeado duramente mientras cubría las investigaciones en el caso de María Soledad Morales. Jorge Greco de la revista Somos, que el 3-12-90, recibió esquirlas de balas en el pecho en frente de la Casa de Gobierno, en Capital, aseguró que existen ciertos dirigentes y varios personajes que se han convertido en protagonistas y no pueden soportar que alguien cuente parte de la realidad en forma objetiva y los deje en una posición incómoda.

Durante el año 1993 se publicó la revista sindical del gremio de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, (año 1 N*1) con la consigna "la peor opinión es el silencio". En esta publicación en la sección Los Medios y La Dictadura se refieren a estadísticas que demuestran que determinados medios publican la vida privada de quienes fueron ocuparon cargos públicos durante la dictadura.

Se cuantifica allí la frecuencia de aparición y los centímetros de espacio que se les dio a cada ex- dictador, señalando que se los presenta "con hipocresía y oportunismo empresarial en las publicaciones cholulas que disimulan de mala manera, que sólo se trata de darles espacio a uno de los nuestros".

Los recortes discursivos que hace la revista sindical demuestran que tanto la revista Gente como Caras, representan a Jorge Videla, Onganía, Martinez de Hoz, Cacciatore, Bignone como cuidadanos comunes en familia o concurriendo a misa como ciudadanos comunes y sin ninguna referencia a sus pasados.

Sergio Darco camarógrafo del canal 6 de Caballito que el 11-4-93 fue detenido y golpeado durante horas por efectivos de la policía de la provincia de Buenos Aires afirmaba que "este tipo de agresiones buscan amedrentar a los periodistas para que se informe sobre lo que se sabe, porque les molesta la verdad; no quieren que trasciendan las cosas que les duelen al poder". Revista UTPBA.

            Los efectos de la dictadura dejaron secuelas en toda la sociedad no sólo con los desaparecidos, exiliados y censurados, sino también por las pugnas por reconstruir esta historia que explicaba lo que una sociedad hizo sobre sí misma.

Si bien la defensa de los Derechos Humanos durante este período recayó sobre organismos tales como, Servicio Paz y Justicia, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Organización de Madres de Plaza de Mayo, Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Madres de Plaza de Mayo –Línea Fundadora -, Abuelas de Plaza de Mayo, Centro de Estudios Legales y Sociales (C.E.L.S.), Hijos por la Identidad, la Justicia, Contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), desde los medios también se seguía tratando de construir formas democráticas y contribuyendo a la memoria.

Escenificación de pugnas mediáticas de los “nacidos en la sombra”

Analizamos el caso particular de los mellizos Matías y Gonzalo Ricardo Tolosa, hijos de desaparecidos, nacidos durante el cautiverio de su madre y criados por el ex-subcomisario Samuel Miara y su esposa.

            Tomamos este caso porque tuvo un debate público intenso donde los medios y periodistas pugnaban significados sociales y ponían en escena los conflictos pasados.

            Los mellizos puestos en pugna frente a los medios en donde se decidía no sólo su destino individual sino consideraciones históricas, la categorización de desaparecidos y de sus hijos, sus derechos. En esa escenificación mediática se construía parte de una explicación histórica donde los medios y los periodistas también interactuaban.

            En el caso de los "mellizos Miara" lo que se pone en juego es la identidad, la manipulación de los medios desde el discurso, la cortina musical, la superposición de la imagen de los mellizos entrando al estudio con fragmentos de “La historia oficial”; la invitación de los compañeros del colegio de los Miara, el llamado de Beatriz Miara, la pregunta sobre cómo se llaman; el rol del Estado en esa Justicia de determinar la identidad.

            "En la presentación de lo mellizos se dio una manipulación de la información donde se insertaron imágenes de la historia oficial como parte de la misma trama. A nivel lenguaje se hace uso de una construcción como la de "padres históricos" y se omiten referencias directas a los responsables de desapariciones, vejaciones y muertes.." (APARICI, 1994)

La escenificación también se refuerza en el lenguaje pretendiendo construir una imagen acrítica del hecho y de las palabras tales como: libertad, sociedad, patria, derecho, madre, padre, y también desaparecido, muerte, castigo, violación, tortura, asesinos, dictador, sádico; estas últimas palabras no fueron utilizadas por los responsables de los programas. En el estudio de un caso de manipulación hecho por periodistas de la UTPBA se percibe el "uso deliberado del lenguaje para representar positivamente a unos individuos y por el contrario; se utilizaron otros recursos para descalificar al entorno biológico de los jóvenes". (APARICI, 1994)

Tal es el recorte que la película de “La historia oficial” es usada para identificar negativamente a las Abuelas de Plaza de Mayo cuando el personaje de Héctor Alterio dice: ¿Quién trajo a esta vieja aquí?.

Durante los distintos programas se pone en tela de juicio las posibles decisiones del juez y su forma de hacer justicia haciendo comentarios valorativos.

El poder en escena es sometido a críticas desde los presentadores que manipulan la opinión pública a sabiendas del medio que utilizan reforzados con manipulaciones a través de la emoción y de la negación de determinada información. La omisión tuvo que ver con el contexto de los padres biológicos y que ninguno de sus allegados fueran mostrados. En cambio Página/12 y Edición Plus hacen otro tratamiento del tema, y allí el matrimonio es asociado a la represión y la familia biológica de Gonzalo y Matías Reggiardo Tolosa son presentados como víctimas de la represión.

Estela Carlotto -presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo- opina sobre el programa y la manipulación que se hizo de los jóvenes. También hizo referencia a que si el público se mostró en el programa como deseoso de que los chicos "estuvieran con quien quisieran", no se tenía en cuenta que cuando se le roba a una mamá su hijo en una clínica todos apoyan la búsqueda con energía pero cuando son nuestros niños (hijos de desaparecidos) un sector importante de nuestra sociedad opina que no hay que devolverlos.

Robar a un niño recién nacido en una clínica es lo mismo que robar a un niño en un campo de concentración y la sociedad debe defender a esos niños, no someterlos como sucedió ayer en la emisión del programa de Gelblung". (Página/12. 27-5-94). Estos discursos se responden no sólo con una simple escenificación ritual en los medios sino que los discursos accionan en los significados sociales de una etapa histórica construidos por los sujetos protagonistas. El hecho televisado también socializa el caso y replantea la construcción de la identidad de sujetos que tienen una representación social-histórica importante en la sociedad argentina, pero que ellos no quisieron asumir o no pudieron por su historia personal (cuestión compleja que tiene que ver con la problemáticas de las restituciones).

Se puso en juego en esta escenificación mediática la figura del desaparecido y qué mirada social recibía por parte de la sociedad. Se pudo escuchar con falta de escrúpulos a los portavoces del menemismo que intentaron utilizar estos testimonios para renovar las críticas a las organizaciones de derechos humanos y para poner en evidencia la vacuidad de sus reclamos (en este caso, la búsqueda de niños desaparecidos). Lo cierto es que la mediatización generó un efecto político muy distinto: que dos jóvenes renieguen de su pasado e incluso de su estatuto de víctimas no hace más que reforzar el impacto que ese drama ejerce sobre la población, un drama que vuelve a imponer una barrera al olvido y obliga a tomar posición frente al horror. La figura del desaparecido salió indemne de esas circunstancias y volvió a ubicarse en el centro del debate social

La democracia tuvo después del proceso rasgos para expresar rechazo frente a los brotes autoritarios y especialmente si provenían de las fuerzas armadas y de seguridad o del poder. Así ocurrió con los casos del estudiante Miguel Bru en La Plata, María Soledad Morales en Catamarca, Walter Bulacio y José Luis Cabezas en Buenos Aires y del soldado Carrasco en Neuquén.

"La reacción colectiva y movilización frente a casos como los de la muerte del soldado Carrasco, las amenazas a periodistas o la requisitoria de información sobre activismo estudiantil en colegios secundarios revelan la profundidad del cambio". (Sábato, 1994)

¿Dónde se instala la memoria?

La memoria social argentina del período autoritario resulta escabrosa y presenta dificultades para caracterizar el estatuto del desaparecido. En esta sociedad que lucha por la verdad de su pasado, donde las organizaciones de derechos humanos siguen fortalecidas en su actividad a pesar de que los gobiernos militares y civiles no hayan facilitado su tarea. Además hay que verificar que los desaparecidos vuelven, el pasado asalta el presente. (Moreira, 1998)

"La constitución de la figura del desaparecido, reactualiza el terror vivido y no es un mero fragmento del pasado en la memoria social: El desaparecido habita, literalmente, el presente" (Moreira, 1998). Esto hace que aún cuando la problemática de los derechos humanos no sea una reivindicación mayoritaria, los desaparecidos sí se han convertido en una instancia ineludible de recuerdo colectivo sobre lo sucedido en la historia reciente del país.

Alejandro Moreira describe al desaparecido como un icono en el que el discurso y figura se ilustran a través de las actividades de las Madres de Plaza de Mayo; "las cuales han sometido a los militares a una condena que si sólo moral también es de por vida". (Moreira, 1998)

La perdurabilidad de desaparecido tiene que ver con varias significaciones tales como que "el desaparecido denuncia un crimen del pasado, atraviesa como un espectro del presente y se desplaza como promesa de justicia hacia el futuro". (Moreira, 1998). El desaparecido se constituye como una figura activa que en vez de sellar el pasado provoca su emergencia en el presente.

Los escraches son "los instrumentos de denuncia, de repudio, de construcción de la memoria popular. Escraches para impedir concesiones del pasado. Escraches como contracara de los festivales del amarillismo periodístico que montan los Mauro Viale y los Grondona con Scilingo y Echecolatz ante las cámaras.

El escrache inscribe la bronca, se expresa en el currículo del represor, en el sistema genocida que lo produjo y amparó, en la complicidad de los gobiernos constitucionales que dejan impunes, en los políticos que convierten la exigencia de anular las leyes de Punto Final y Obediencia Debida en un negocio electoral.

El escrache no es un round entre el represor y los familiares de quienes el escarchado desapareció, sino una certificación de que la convivencia con los asesinos impunes es una agresión contra el pueblo. Es una apelación exigente a la conciencia colectiva en dirección a la ruptura de la forzada convivencia. No reemplaza a la justicia; advierte que está pendiente". (DALEO, 1998)

El escrache es señalar un saber, a diferencia de cuando se decía que no se sabía nada; y la pregunta luego del escrache es qué se hace con ese saber?. El escrache señala también la impunidad, la ausencia de castigo y de justicia; es una forma de memoria que se materializa en las pintadas.

La materialización de la memoria también se puso en evidencia en el Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), en donde se publican las denuncias y pruebas acerca de las violaciones durante la dictadura. Los integrantes de las Fuerzas Armadas acusados de homicidio, privación ilegitima de la libertad y aplicación de tormentos fueron llevados a juicio por decreto del poder ejecutivo tres días después de haber asumido el gobierno de Raúl Alfonsín.

Luego de escuchar la acusación del fiscal por los crímenes atroces se conoció el fallo que condenaba a Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Eduardo Viola y Armando Lambruschini. Según Hilda Sabato este fue un hecho decisivo en la construcción de una identidad y la memoria colectiva de la sociedad. Después vino el indulto decretado por el presidente Menem como fórmula de reconciliación.

Estas situaciones sociales vistas desde un proceso se constituyen como un vaivén entre la memoria y el olvido donde los juicios se constituyen en un reclamo y en una declamación acerca de los crímenes que se sucedían y, por otro lado, el indulto (la otra cara de la moneda) una especie de "bueno aquí está, esto sucedió así ahora, sellemos con el indulto esta parte oscura de la historia y pasemos a otra cosa".

Indultar a los militares culpables y condenados significó que el gobierno de Menem ha buscado el olvido, el entierro del pasado y por lo tanto, la anulación de un tramo de la historia.

8. Conclusiones

¿Es posible que el antónimo del olvido no sea la memoria sino la justicia?

La memoria social y el olvido son mecanismos que una sociedad acciona para construir su “propia historia” y con fines que hacen a sus sujetos sociales.

Estos dos mecanismos y su aplicación social hablan de las lecturas que se desean imponer por un lado y pueden develar por oposición los distintos grupos disidentes de este ”discurso impuesto”.

"Los olvidos, los silencios de la historia son reveladores de los mecanismos de manipulación de la memoria colectiva". (Le Goff, 1991).

Es importante analizar los roles de los grupos que se constituyeron como representantes de la defensa de los derechos humanos y los valores que sustentaban en un determinado momento histórico; luego para que nuestro análisis pueda extenderse, ver cómo se desarrolla y cómo los sujetos son protagonistas que accionan desde sus espacios de poder y configuran discursos, representaciones y acciones constitutivas y explicativas de su historia.

          Mientras tanto la materialización de la memoria constantemente es tema de controversia pero mirada desde el hoy porque se constituye como discurso político en el hoy; el pasado es usado para sustentar las acciones políticas y para que la sociedad fundamente/construya su historia-identidad. En esta construcción se refleja los juegos de poder que los grupos impulsan en lo que es el poder simbólico.

Y también es cuestión de interrogarse acerca de cómo la sociedad guarda su memoria en el tiempo y en el espacio y donde estará su “reservorio de la memoria”. Nos preguntamos el uso social que se hace de la memoria de los muertos y cómo es el concepto de muerte que maneja hoy esta sociedad que pasó por esta experiencia en donde se decidía sobre la vida de las personas. Tal vez una de las muertes ya sea el olvido y la memoria tenga que ver con estar inscriptos en la memoria mediática (la cual implica otra forma de analizar como es percibida). Aparecerán nuevas mutaciones en los órdenes de la memoria social, las cuales podrán ser registradas por los investigadores de la historia no sólo desde los discursos sino también desde las acciones sociales, en las cuales quedan los rastros de las mentalidades históricas aún cuando la sensación sea la de un supuesto “olvido total”. Y donde las representaciones de la muerte se mediatizan vaciándose de sentidos y la muerte adquiere tiene distintos valores y sentidos por los cuales habrá que explorar los lenguajes que los construyen.

Es indispensable que se analice el papel de la violencia de Estado, sus límites, efectos, causas y consecuencias que nos guíen para visualizar el proceso que va construyendo “el crimen del silencio social”. O tal vez dentro de esta compleja construcción es como los sujetos se resignan o no a vivir sin historia, y donde las negaciones toman formas “heroicas o perversas”.

Es importante ver al lenguaje desde los que escriben sobre los hechos, en contraste con aquellos que viven los mismos y donde se instala la violencia que aún perdura desde el contexto de un presente que se pregunta acerca del sistema de valores que explique su historia.

La memoria debiera ser vista no sólo desde la construcción ni desde una “verdad histórica” sino también desde los olvidos; esto tiene que ver no sólo desde los hechos sino desde la responsabilidad de preguntarse porqué el crimen se hizo posible. No por lo que ocurrió sino cómo ocurrió, cómo fue posible.

            Habría que analizar el proceso que lo sustentó, los mecanismos que generaron conflictos internos, contradictorios dentro de la misma sociedad donde se construyó un “otro” como sujeto de violencia. La “muerte” fue un hecho natural síntoma de consciencia del hombre social donde la actitud ante ella se banalizó. Pero hubo otro tipo de muertes, como la social, reflejada en la discriminación, la pérdida del recuerdo o el exilio, definiendo al “enemigo” como hombres mortíferos “asesinos” y desplazándolos a territorios aislados (dentro o fuera del país). Donde la categoría “muerte” se hizo cotidiana, naturalizándosela, basándose en mecanismos de poder institucionalizados y consensuados. Las muertes particulares fueron el homicidio y la pena de muerte desde un tribunal militar. La muerte del otro como un disfrute que daba cuenta de una enfermedad social instalada.

            La desvalorización del otro se vio también en el tratamiento del cadáver y su relación entre victimario y víctima. Los cuerpos fueron abandonados, quemados, en su mayoría no tuvieron sepultura y si la tuvieron fueron colectivas, todo con el objetivo de que no fueran identificados. Dentro de este concepto de muerte, hay que tener en cuenta el tratamiento social de la persona y de su grupo de pertenencia.

Se accionó todo esto desde la construcción de una mentalidad social autoritaria, discriminatoria y represiva y de acuerdo a la censura que sufre la prensa aún en períodos democráticos (1983-1999) podemos decir que esos mecanismos aún persisten.

Después de todo este proceso, donde se pugnaron las lecturas y donde la democracia y el autoritarismo son valores que están todo el tiempo dinamizándose por el pasado histórico social. No hay cortes abruptos en los procesos, sino que hay instituciones que persisten, que pueden tomar otras formas o estar solapadas.

Dentro de todo este proceso general hay que analizar las distintas apropiaciones que hacen los distintos grupos sociales del pasado en la dinámica que da la memoria y el uso del olvido. Convengamos que la mentalidad represiva estuvo reflejada en los medios de comunicación en donde algunos comunicadores sociales estuvieron de parte del sistema autoritario y otros que resistieron; vemos que luego, en épocas democráticas, los medios masivos todavía son parte del gran escenario público en que se representa memoria u olvido, dependiendo de las relaciones de poder que estén en el Estado o en el monopolio comercial que las origina.

Por otro lado, es interesante observar dentro de todos estos cambios cómo la institución militar que gestó estas dictaduras justificaron y justifican sus acciones, transformando también su papel desde entonces hasta el día de hoy. Estas pugnas se dieron, durante la democracia, en el punto final, en la obediencia debida, los alzamientos militares y por último el fin del servicio militar. Todo ello produjo una transformación en la institución y en la imagen que da a la sociedad.

Podríamos decir que en estos grupos reside parte de la historia-memoria que tiene que cumplir una función didáctica-social que refleje las acciones violentas que dan origen a su presente.

Es importante ver cuáles son los usos sociales de esa historia para los distintos grupos, ya que no podemos homogeneizar la lectura de tales hechos debido a que cada uno hace una apropiación diferente según los grupos sociales a los que se adscribe.


Bibliografía

ABÓS, Álvaro. "El mito de la subversión" En: El porteño,  Año III. N° 36, diciembre 1984.

AMADO, Ana María. "Valores ideológicos de la representación y violencia política: Secuestros y "desaparecidos" en el cine argentino de la democracia" En: XVIII Coloquio Internacional del Arte. INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTETICAS (UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MEXICO). 1995.

ASOCIACIÓN DE PERIODISTAS DE BUENOS AIRES. Con vida los queremos. Periodistas desaparecidos, Buenos Aires, 1986.

BARÓN, Ana .El lexicón del terror. Clarín 26-4-1998.


CIANCAGLINI, Sergio; GRANOVSKY, Martín. Nada más que la verdad. El juicio a las juntas. Editorial Planeta, Buenos Aires, 1995.


CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Nunca más. EUDEBA, Buenos Aires, 1984.


DALEO, Graciela. Guerreros sin paz. en: El ojo mocho. Revista de crítica política y cultural. N°12/13. 1998. Buenos Aires (P.88-89)


DUSSEL, Inés; FINOCCHIO, Silvia, GOJMAN, Silvia, Haciendo memoria en el país de Nunca Más, Eudeba, Buenos Aires, 1997.


FOCAULT, Michael. La Verdad y las formas jurídicas. Algunos apuntes de la conferencia dictadas en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro entre el  21 y 25 de 1973.Traducción: Enrique Lynch.


GUTHMANN, Gerardo. Saberes de la violencia y  violencia de los saberes. Los discursos científicos de la violencia y el control.. Editorial Nordan Comunidad.
Nordan Comunidad. Buenos Aires. S/F


HOBSBAWM, Eric. "Revolucionarios" Capitulo 21 En: Las  reglas de la violencia, Editorial Ariel, 1978.


IPLICJIAN,Thierry. Hacia la construcción del otro. Ponencia para el Primer Seminario Taller sobre Educación en Derechos Humanos organizados por
Amnesty Internacional. Sección Argentina el instituto Interamericano de Derechos Humanos realizado en Buenos Aires el 19 y 20 de abril1997


KO'AGAROÑ'ETA.se.viii.1997 http://www.derechos.org./koaga/viii/iplicjian.html


APARICI, Roberto, et al. La construcción de la noticia. Estudio de un caso de manipulación. Unión de trabajadores de periodistas de Buenos Aires.1994.


LAUDANO, Claudia Nora. Las mujeres en los discursos militares. Serie: Papeles de investigación N* 1.  Página/12. Buenos Aires, 1998


LE GOFF, Jacques. El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Capítulo I. La memoria. Paidós. Buenos Aires. 1991.


LIRA, Elizabeth y Weinstein, Eugenia. “La tortura. Conceptualización psicológica y proceso terapéutico”. En: Psicología social de la guerra : trauma y terapia : selección e introducción de Ignacio Martín Baró. San Salvador. UCA editores. 1990.


MOREIRA,Alejandro. "Ni muertos ni vivos: desaparecidos" en: El ojo mocho Revista de crítica política y cultural. N°12/13. 1998. Buenos Aires. (p. 85-87)


Homi Bhabha. Introducción a Nation and narration. Routledge. London_New York.1993


RODRÍGUEZ, Andrea. El caso de los chicos restituidos en la televisión. Página/12. 27-5-94.Buenos Aires.  27-5-94.


Informe Internacional ataques contra la prensa 1991. Comité para la Protección de Periodistas. New York, Marzo de 1992.


CARRASCO QUINTANA, Martín.  Los mellizos, las víctimas de la fiesta. La Nación 2-6-94. Buenos Aires.

REYNOSO, Carlos. Antropología y derechos humanos. Asamblea Permanente por los derechos humanos. Primer concurso literario 1984. Eudeba 1986.

RODRÍGUEZ, Andrea, Nacidos en la sombra. La historia secreta de los mellizos Reggiardo Tolosa y el subcomisario Miara, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1996.


SÁBATO, Hilda. "Historia reciente y memoria colectiva". En: Revista Punto de vista Año XVII, Número 49,. Buenos Aires, agosto 1994 (P.30-34)


SARLO, Beatriz. "La historia contra el olvido". En: Revista Punto de Vista. Año XII. Número 36, Buenos Aires, diciembre 1989. (P.11-15)


SARLO, Beatriz. "No olvidar la guerra de Malvinas. Sobre cine, literatura e historia". En: Punto de vista. Año XVII, número 49,. Buenos Aires, agosto de 1994. (p.11-13)


SCHUMCLER, Héctor. “Formas del olvido”. En: Confines, Núm. 1, 1995.

ULANOVSKY, Carlos; MERKIN, Marta; PANNO, Juan José y TIJMAN, Gabriela. Días de radio. Historia de la radio argentina. Editorial Espasa Calpa, Buenos Aires, 1996.

TAPIA VALDÉS, Jorge;  PAX CASTRENSE. La legitimación de la violencia política En: Nueva Sociedad N°92.Caracas, Diciembre 1992 .


VARELA CID, Eduardo y VINCENS, Luis. La imbecilización de la mujer. Para Ti, Vosotras. Estudio de la ideología de las revistas femeninas en Argentina. La prensa canalla. El Cid Editor, Buenos Aires, 1984.

VEZZETTI, Hugo. "La memoria y los muertos". En: Revista Punto de vista. Año XVII, N°49, Buenos Aires, agosto 1994. (p. 1-4)


VIDAL NAQUET, Pierre. Los asesinos de la memoria. Editorial siglo XXI, 1987.


YERUSHALMI, Yosef. "Reflexiones sobre el Olvido". En Usos del Olvido, Comunicaciones al Coloquio de Royaumont. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires, Argentina., Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión.(S/F)


ZAPATA, Edgar Antonio. Guerrilla y montoneros. Ensayo sobre el origen y evolución, Editorial Fundación Ross, Rosario, 1996.



DOCUMENTALES CONSULTADOS

H.I.J.O.S. .DOC

LOS ARCHIVOS DE LA CENSURA


Buscar en esta seccion :