CONGRESO VIRTUAL 2000

El mamut, la golondrina y el profesor.

Fenómenos de emergencia y praxis de la cyberantropología en la era del post-alfabeto.

Rainer María Hauser, Escuela de Antropología, UAHC.
SEGUNDO CONGRESO VIRTUAL DE ANTROPOLOGÍA. NAYA. Octubre 2000.

En ésta ponencia, expondremos algunas reflexiones teóricas acerca de la cybercultura y de eventuales escenarios que enfrenta la enseñanza en la hipótesis del fin de la Galaxia Guttemberg. Explicaremos el Proyecto ARCA (Archivos Académicos), en el cual trabajamos y mostraremos algunos materiales de iconósfera producidos en éste reciente camino.

EL MAMUT, LA GOLONDRINA Y EL PROFESOR.

“El siglo XXI será el tiempo de la biotecnología. La mayor parte de la gente no comprende que estamos dentro de la revolución tecnológica. Ellos no ven que la biotecnología está relacionada con cosas que van mucho más allá de la biología. La biotecnología encierra potenciales dramáticos de cambio tanto en la electrónica y los diseños computacionales a través del hardware y del software, como en el nuevo uso y concepción de materiales multifuncionales”.

Dan Goldin, administrador en jefe de la NASA. Cima de biotecnología NASDAQ, 1999, Seattle.

“El cambio tecnológico sólo puede ser comprendido en el contexto de la estructura social dentro de la cuál se produce”. Manuel Castells, 1995.

Preámbulo.


Mas allá del evidente -aunque paradojal- placer del texto, expresado aquí por la capacidad emblemática de nombrar, la metonimia se traduce grosso -y brevissimo- modo como sigue. He querido introducir mi trabajo por un título de choque, que enganche y exprese sentido. Así, aunque -como espero se podrá percibir a lo largo de giros y detenciones-, el componente aleatorio juega un rol determinante en la selección y procesamiento de los materiales, hay en el enunciado, una primera referencia a la separación entre naturaleza y cultura, doblada por la diacronía animal de la primera, que se refuerza en el aspecto virtual de la oposición entre lo enorme y lo pequeño. Ciertamente, el título trata de señalar con claridad que nuestra era está marcada por dos fenómenos simultáneos de aplicación de las tecnologías en dos campos fundamentales: la ingeniería genética y las comunicaciones. Por otra parte, el estilo de divertimento que dicha fórmula inicial expresa, dá cuenta del desapego del testimonio y de la alegría de poder decirlo, que corresponden al profesor. El Mamut, refiere a la experiencia de clonación actualmente en curso por científicos soviéticos a partir de material genético extraído de un Mamut encontrado en Siberia, viejo de alrededor de treinta mil años y cuyas “cybercrías” posiblemente coexistirán con nosotros en breve. La golondrina, quiere remitir a la velocidad e imprevisibilidad de las comunicaciones y la transmisibilidad de la información. Por cierto, la figura del profesor, dá cuenta que la presente es una experiencia académica.

Presentación:

La creación (en el marco del Primer Curso de Formulación de Proyectos on-line, Clacso-Cepal, sept.-dic. 1999), de NADIR (Núcleos Antropológicos de Investigación en Red), indica en la Escuela de Antropología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, la primera manifestación orgánica de interesarnos por la cybercultura. Un trabajo de ya un año, jalonado por dificultades y de logros que aunque menores tan significativos como para minimizar las primeras (sólo una “carpeta” en el escritorio...), nos han conducido a encontrarnos en la actualidad investigando la interfase entre humanidades, técnica del cine e internet, que remite directamente a la cybernética. Para ello, hemos creado NUMA (Núcleos Unificados de Media y Antropología), en el marco de un programa de investigación de la universidad. Un primer producto, germinal, pero como toda semilla, grávido de proyecciones, consiste en la concepción y diseño del proyecto ARCA (Archivos Académicos), del cuál emergen las breves reflexiones textuales y las extensas sensaciones icónicas que presentamos.

1. El Antropólogo en la era del post-alfabeto.

“La razón se convierte en sinrazón, la amabilidad en tormenta”.

W.Goethe, Fausto, parte1.

La antropología, ciencia de la diversidad y de las comunicaciones, astronomía de las ciencias sociales, particular confluencia de ciencias exactas, sociales y humanas, [1]y así ella misma una interfase de los conocimientos, pese a un temprano interés por la cybernética,    -contemporáneo por lo demás a los inicios de ésta-, y conservadoramente orientada a formas de desarrollo tradicional pese a su juventud, se ha demorado en tomar en cuenta las profundas transformaciones de las que estamos siendo testigos en el capitalismo tardío, con la irrupción de las tecnologías de información y comunicación, aún cuando son innegables sus impactos, enormes los campos laborales que genera y a que como ninguna, cuenta la antropología con las herramientas teóricas y metodológicas más apropiadas para la comprensión de los revolucionarios escenarios que plantea.


En efecto, recién en la conferencia anual de la American Anthropological Association de 1992, se reconocen académicamente los conceptos de cibercultura y ciberespacio y se caracteriza a la ciberantropología como a la rama que estudia las relaciones entre los humanos y las máquinas [2] en un contexto histórico en que las TICs se transforman en agentes de producción social y cultural de tal magnitud, como para que el eje mismo de los procesos de acumulación se articule ya sobre la información y la sociedad post-industrial se identifique con una sociedad del conocimiento.

A partir de entonces y sobre todo en los países industrializados, pero de manera mucho más tímida que el polisémico y avasallador avance de las nuevas tecnologías en todos los ámbitos de la existencia, se han hecho estudios sobre la interacción real o virtual entre diseñadores, usuarios y comunidades y desarrollado investigaciones aplicadas de corte etnográfico, en el marco preferente de alianzas estratégicas con la industria para comprender y orientar los comportamientos, expectativas y consumo de los actores.[3]     

De la suerte, éste trabajo se inscribe en el doble registro de la innovación experimental y de la búsqueda de nuevas reorientaciones de la investigación para adecuar la comprensión frente a hechos que frecuentemente sobrepasan los marcos de los paradigmas establecidos para su entendimiento.

Pese a haber distintas opiniones respecto a las orientaciones de la antropología, pocos académicos discutirían que la cultura es un fenómeno de comunicación.

El centro de la cuestión está en encontrar las modificaciones adecuadas y viables para producir las innovaciones que requiere el modelo académico tradicional, enfrentado a las condiciones de la nueva sociedad de la información. Que la sociedad global sea una sociedad de la información, no debe hacernos olvidar que todas las sociedades humanas, han sido sociedades de la comunicación. Que la variable relativa al aceleramiento de los tiempos sea su marca, aunque sí es un fenómeno nuevo, ya podía predecirse a fines de los años cincuenta, tal como se desprende de la lectura del libro que daría un nuevo rostro a la antropología: Antropología Estructural (1958).


En efecto, las sociedades humanas concebidas como sistemas de comunicación (intercambio de mensajes) entre personas y grupos, supone que éstos intercambios se den a tres niveles preferentes, dominantes e inclusivos, que dan origen a la totalidad de las producciones físicas y mentales de la cultura. Por otra parte, al concebir éste modelo del “intercambio total”, la cuestión de los tiempos también estaba implícita. Es así que las relaciones de parentesco, se basan sobre intercambios más largos en el tiempo que las relaciones de producción, y que a su vez éstas tienen una duración mayor que los intercambios de mensajes producidos en la esfera linguistica. “Cuando se pasa del matrimonio al lenguaje, se vá de una comunicación de ritmo lento a otra de ritmo muy rápido” (C.Levi-Strauss, op.cit., p.327)

Es en ésta última área de los intercambios de mensajes, que nos proponemos situar el eje de nuestra problemática actual. La utilización del soporte tecnológico, ha permitido que enormes cantidades de data, sean accequibles desde cualquier lugar y en tiempos que ya bordean la instantaneidad. La aceleración general de los intercambios en sociedades humanas de cada vez mayor densidad poblacional, ha hecho que los tiempos de que parecemos disponer, se hayan reducido. El lenguaje casi onomatopéyico y con gran incorporación de elementos infraverbales con que nos comunicamos en la actualidad, debiera ser una prueba suficiente de ello. Sobre todo, si lo comparamos con los tiempos en que transcurren los discursos “otros”, no urbanos y mucho más, aquellos de las sociedades precapitalistas. A.Metraux, cuenta por ejemplo, que según el capitán Cook, en Polinesia, en el siglo XVIII, cuando dos personas se encontraban, se pasaban tres días hablando y se comunicaban series familiares de cuarenta generaciones, que comprendían unas mil quinientas personas y las respectivas toponimias en que habitaron. Aún en la actualidad los Mapuches nos dicen que cuando dos viejos se encontraban, se hablaban el uno al otro durante días. Existiendo relaciones de homología entre los tres órdenes del intercambio citados, no sería extraordinario, por cierto, que en el ámbito del lenguaje, se hubiera producido una transformación coincidente con la que vemos se produce en el dominio de la producción, dónde como nos dijo Marx, la clase dominante, sólo puede sobrevivir, a costa de revolucionar incesantemente sus medios de producción. Estos cambios cada vez más acelerados, se ven en los tres órdenes de relaciones: la bioingeniería se ocupa de transformar las constantes genéticas, así como los flujos internacionales de dinero virtual pueden cambiar la economía de continentes enteros en un par de horas.

El modelo temporal que soporta internet, es más rápido que el texto, se trata de la imágen en sucesión, el video es el nuevo texto. Pero al mismo tiempo, la imágen es el alfabeto más antiguo que ha utilizado el ser humano. Esta es la era post-alfabeto. Nosotros hemos sido socializados en la galaxia Gutenberg, no somos como nuestros hijos, productos de la cybercultura que recien se instala. Nosotros no sabemos como entender las imágenes, porque hemos sido educados en descifrar las letras. Este es el escenario de nuestra representación y el contexto de la exploración que iniciamos.

2. Las termitas de las comunicaciones en red, en la mesa del modelo lógico.


El nacimiento de la escritura según Levi-Strauss, tuvo más un sentido de control social, que acompañó la emergencia de jerarquías y clases sociales, que el dulce y buen contenido de transmisión del conocimieno que después -como resultado ideológico de lo anterior- se le fué otorgando y que en principio nos parece necesario reconocerle. Al mismo tiempo, las características histórico-sociales de la escritura, impactaron profundamente sobre las formas de comunicación y transmisión oral de los conocimientos. Esta constatación bastaría para señalar que el ámbito en el cuál nos situamos es el del saber-poder de Foucault y que la escritura -y sus cambios-, está intrínsecamente relacionada con el modelo lógico alrededor del cuál las sociedades construyen sus  instancias de poder. Las notas que siguen, tratan de dar cuenta de como estaríamos en presencia de  un cambio tan fundamental en ése modelo lógico o Mind-Set contemporáneo, como para que estuviéramos pasando de la muerte a la vida.

La sociedad industrial, disciplinaria, que fue construída alrededor del si mismo y sus encierros institucionales (prisiones, fábricas, asilos, clínicas, colegios), se preocupó por el movimiento de los sólidos, y aunque en buena medida obnubilada por la materia, ella  también se expresó por la constancia de energía y sus irreversibles procesos de acumulación y descarga. El cuerpo disciplinario (social e individual) es el organismo termodinámico, la organización jerárquica de órganos atados al yo, cruzado por corrientes de energía que tendían irremisiblemente hacia la entropía y la muerte, la segunda ley de la termodinámica, se transformó así en el imperativo escatológico que dominó toda la producción científica hasta el presente.

El siglo XX, y sus desarrollos científicos, culturales y sociales, ha producido -y ha fundado-, la teoría del caos, la biología molecular, la ingeniería genética y la vida artificial. Estos procesos implican una transformación esencial y acompañan un giro desde las cuestiones acerca del fin (muerte y entropía), hacia los problema planteados por el comienzo (origen y turbulencia). Viviríamos así, en un momento marcado por la transición entre los sólidos y los fluídos: la turbulencia “un vórtice en remolino que crece sin cesar”.

Si recordamos que el capitalismo tardío (sociedad post industrial), se identifica con la circulación de flujos (de dinero, cultura, gente), nos será evidente que la cuestión de los fluídos y la turbulencia, son centrales en la redefinición de los problemas de control. La disolución de los sólidos muros de la sociedad disciplinaria (de acuerdo con G.Deleuze), no ha tanto desmantelado el poder disciplinario, como  lo ha diseminado a través del campo social, donde cada uno se debe a reproducirlo, pero dónde no menos, su regularidad se hace también impredecible . El poder post-disciplinario opera en un espacio de flujos, líquidos -circula- y es un espacio turbulento que se regula por medio de modulación y optimización.


La muerte está ahora reducida y no marca el punto final: clonación, mentes programadas, agentes digitales, órganos transplantados... la teoría del caos y la biología molecular llegan a los límites de la muerte y se instauran en el infinito. En la vida artificial y la ingeniería genética, somos testigos de un acceso tecnocientífico a la naturaleza molecular y de su inmersión en flujos de turbulencia. Estos son movimientos múltiples que no están determinados por un sólo “aparato” explicativo (tecnología, economía, sociología), sino que por la retroalimentación de todos los posibles que se reproducen a diferentes niveles de significación macro y micro. La turbulencia es un proceso de producción.impredecible e incalculable...por lo cuál los fenómenos de control, deben modularse sobre la turbulencia.

Al cambiar del cuerpo “termodinámico” al cuerpo “turbulento”, asumimos que el cuerpo (social-individual) no es una entidad pre-existente en ciertos límites fijos, sino que siempre emerge de un complejo conjunto de relaciones, que definen su singularidad constantemente. La concepción de éste “cuerpo”, se diferencia de aquella que reposaba sobre  dualismos que lo consideraban parte y resultado de una lucha de fuerzas - proceso cartesiano-  que lo opone a la mente, para adquirir las dimensiones de un proceso que junta, sintetiza  y complejifica las fuerzas físicas, biológicas y sociales que construyen la representatio mundi, el mind set contemporáneo, nuestra cosmovisión. 

Las células autónomas y disciplinadas de la fábrica, la prisión y la escuela, los grandes modelos de la sociedad disciplinaria, están cada vez más abiertos y orientados hacia el exterior. Ha ocurrido una crisis del confinamiento. Cuando los muros caen, las funciones disciplinarias de comando no son desmanteladas, sino más bien desatadas. Ellas se diseminan y varían llegando a ser aún más finamente distribuídas y multiplicadas, canalizando la vida por más íntimos abrazos. La representación del cuerpo cambia, ya no es percibido como un ente fisiológico, sino que está a su vez abierto a las relaciones de partículas, ondas y atractores que lo constituyen como un sistema en equilibrio. El desequilibrio se instaura como condición de vida y la consciencia de la turbulencia como los fenómenos de emergencia.[4]

3. Las tres olas del timonel borracho.

Cybernético, deriva etimológicamente del griego Kybernés, que quiere decir “timonel”, es por ello que naturalmente se asocian por extensión los desarrollos de su ciencia a los fenómenos de control.


La cybernética, ha sido el gran campo de desarrollo de los últimos cincuenta años. La irrupción masiva de la comunicación tecnológica ha terminado por gatillar transformaciones profundas, de enorme velocidad de realización y que afectan todos los campos de la actividad humana, sería impensable que no afectaran la vida académica. De la suerte, ya es reconocido, vivimos en la cybercultura y también de alguna manera ya somos aunque no nos demos cuenta “cyborgs” es decir, seres que han incorporado las máquinas y sus producciones a sus organismos. De alguna manera, por otra parte, el ser humano siempre ha sido un cyborg, por cuanto desde que poseemos el lenguaje (sin el cual difícilmente podríamos considerarnos como humanos), hemos introducido formas particulares de modulación de nuestras relaciones de parentesco y modificado así nuestro aparato biológico.

Lo que identifica a los humanos, es su absoluta dependencia de los factores culturales. Que es al mismo tiempo, la probabilidad abierta de su libertad absoluta. No hay determinación biológica en el ser humano, por cuanto ella está a su vez determinada por la cultura.”Como llegaron los hombres a establecer esta dependencia social del orden natural, lo ignoraremos probablemente siempre”. (C.Levi-Strauss, Le Regard Eloigne, p.83).

Esa cultura -expresión de la totalidad de las relaciones sociales existentes-, es hoy cybernética, produce, articula, difunde y confunde, nuestros cuerpos perceptores, las estructuras sociales de las sociedades en que realizamos sus intercambios y las máquinas con que convivimos. Al cabo ¿cuánto del arroz que comí, no estaba ya genéticamente manipulado?, y ¿cuántas generaciones serán necesarias para que se constaten sus efectos?, o ¿al usar anteojos, no soy ya también un cyborg?..

El impacto de la ingeniería genética siendo enorme, y segunda área de interfase entre tecnologías de la información y bioingeniería, sus  alcances se presentarían como absolutos, sino fuera que sus productos, habitarán (al menos por un tiempo...) un espacio humano, vale decir, culturalmente constituído.

La cybernética, alimentada por la teoría del caos y la complejidad, es central en éstos procesos de reabsorción de la entropía por la turbulencia. Centrada en una primera etapa, en la estabilización del ser, como medio de defensa de un sistema contra las fuerzas de la entropía que enfrenta (N.Wiener, 50s, los sistemas cybernéticos son concebidos como islas en un mar de entropía), es el principio de la homeostásis quien identifica su “primera ola”. 


La segunda ola de la cybernética, considera un sistema cerrado sobre si mismo y completamente dedicado a la producción y reproducción de la organización que lo define como sistema y así: “el único fin de las unidades autopoiéticas es continuar en la producción de su autopoiesis”. La segunda ola de la cibernética encuentra en la autopoiesis su identidad. Los flujos sociales contemporáneos, basados en circuitos de impulsos electrónicos y nódulos de sistemas tecnológicos interconectados que soportan relaciones humanas, son ya un producto de la cultura cibernética, que asume la turbulencia como campo de acción, a la vez que han generado la “tercera ola de la cibernética”, caracterizada por los fenómenos de “emergencia”. Son los llamados problemas de la paradoja del control sin control. Su principio básico es que es “una propiedad de la organización de la materia, más que un propiedad de la materia que así se organiza”. Estos fenómenos emergentes se caracterizan porque, se implica que las propiedades y programas aparecen por si mismos, a menudo desarrollándose por caminos que no podía anticipar la persona que crea la simulación. En todo caso, ésta nueva fase de la cybernética ha identificado la tendencia a la auto-organización de manera impredecible, pero sin embargo coherente, de acuerdo a la tendencia señalada de niveles cada vez mayores de complejidad a partir de la combinación sucesiva de elementos discretos y reglas simples

Esta aproximación teórica que sintetiza en la cybernética un campo que integra  aportes de la teoría del caos, la biología de la evolución y la ecología de las poblaciones, pero que por definición no se aleja de su propósito de estudiar las relaciones entre organismos vivientes, estructuras sociales y máquinas o productos artificiales, tiene la propiedad de atravesar la totalidad de la producción social, tecnológica y natural, independientemente del contexto. En todas ellas, la vida no tiende hacia la entropía sino hacia la desviación, la mutación y la variación que lleva a niveles crecientes de complejidad. Esta complejidad, no es perseguida como un fin, sino que se constata como un paso al segundo nivel de la emergencia, que es aquel que agrega funcionalidad al sistema. La auto-organización, de ésta manera aparece como una cualidad exportable y la mejor manera de gestionar sistemas complejos y producir innovación. Esta fase de “emergencia” de la cybernética, no es así como la autopoiesis, en el sentido que no es cerrada sobre si misma, sino que abierta a establecer relaciones con un espacio de poder que no está determinado por la entropía, sino por la turbulencia. Los fenómenos de emergencia, o tercera ola de la cybernética, están históricamente determinados por el nacimiento y desarrollo de las redes humanas con soporte tecnológico, es decir, por las nuevas tecnologías de información y comunicación. La entropía ha sido superada y no es la muerte inevitable de todo sistema el fin del camino, sino la complejidad creciente de infinitas formas de vida.

    

4. Por NUMA (Nucleos Unificados de Media y Antropologia).

 

La cybernética es una ciencia de la comunicación. Nuestro proyecto es cybernética. El encuentro de organismos, culturas y máquinas en el vórtice dónde razón y sentido cobran cuerpo al tiempo que lo pierden, cuando el texto se transforma en multitud de imagenes que se suceden a mayor velocidad que la que el ojo puede percibir y en un soporte que se postula como el máximi significante, impone considerar los marcos temporales de su mínimo formato.


Difícilmente podríamos sorprendernos de considerar que las modificaciones espaciales que implica la comunicación a distancia, encontraran una correspondencia en transformaciones de los parametros temporales que vehiculan. En efecto, aunque podríamos remontar la conciencia de la complementareidad de ambas dimensiones hasta los presocráticos, nuestra época ha estado marcada por la conciencia de la indisolubilidad de las dimensiones espacial y temporal en las cuales transcurre nuestra actividad humana. De hecho, a partir de Einstein (Theorie de la relativite generale:1921) se ha hecho frecuente considerar ambas dimensiones como una sola y hablar así de la dimensión espacio-temporal. La comunicación a distancia teniendo un claro sustento en la dimensión espacial y siendo ésta precisamente el ámbito de su definición, no ha incorporado de la misma manera una reflexion sobre el factor temporal que conlleva. Estas líneas se abocarán a considerar la modificación de la dimensión temporal en el ámbito específico de la educación, o -como preferimos llamarla-, de la transmisión del conocimiento. A su vez, la transmisión del conocimiento, nos ocupa en tanto ella se realiza con soporte de las nuevas tecnologías de la información, particularmente internet.

La utilización del soporte tecnológico se constituye en un imperativo de impactos profundos en las diversas áreas de la actividad humana. La educación superior no sólo es un ámbito preferencial, sino que constituye un laboratorio privilegiado, tanto para la aplicación como para la reflexión acerca de los efectos de las TICs en el proceso de transmisión de conocimientos. 

Por cierto, el soporte tecnológico tiene mucho del concepto de praxis con que Marx-Gramsci, definieron la fusión alterna de teoría y práctica. Sin duda que para poder entender lo que internet significa (puede significar), es necesario tener acceso a internet. El crecimiento exponencial del número de usuarios, en Chile y en el mundo, así como la consciencia planificada de introducir este media cada vez más en todos los niveles educativos (así por ejemplo, el presidente Lagos, de Chile,  ha dicho que al término de su mandato no habrá sala de clases en el país que no esté conectada a internet), no permite ya argumentar -con mayor criterio que el que permitiría considerar la electricidad como producto de y para una determinada clase social-, que su uso esté restringido a una clase o sección de la sociedad.


Hasta aquí, la imágen en el mundo académico ha sido concebida como un apoyo al texto, estamos postulando, que ésa relación se invierte en la transición de lo inmediato y que la tendencia sea a que el texto desaparezca. ¿Sabemos leer imágenes? Sin duda resulta notable que los hombres del paleolítico hayan tenido ésa capacidad. A.Leroi-Gourham, ha propuesto, en efecto, una lectura de las pinturas parietales del período, como un texto simbólico, dónde las figuras no están distribuídas al azar, sino de acuerdo a una rigurosa lógica que opone primero los símbolos relacionados con lo masculino y aquellos que representan lo femenino y después, de acuerdo a una determinada distribución espacial dentro de las grutas y cavernas, jerarquías de animales que son desarrollo de la relación binaria inicial[5]. Esta transformación de la palabra en imágen, tiene por cierto la proyección histórica que consideramos, por cuanto la escritura aparece sólo en un momento muy posterior de la plena existencia del ser humano sobre la tierra, sin embargo también sobre el eje del inconsciente pareciera tener más importancia, ya que no soñamos con palabras, sino con imágenes.

5. La imagen cero de la imagen. Kineikon

Por lo tanto trabajamos en base a dos hipotesis centrales: Primera hipotesis:  el soporte tecnológico de internet, es el soporte de la imágen y ya no vehicula el texto como elemento central de la construcción del discurso.

Segunda hipótesis: los tiempos de atencion con que se consideran  los materiales presentados en internet, son menores que los que otorgamos a otros media, el usuario siempre está pendiente de obtener la mayor información posible en el menor lapso de tiempo.


Las clases en internet, presentan el desafío de reducir la hora durante la cual el profesor se expresa a espacios temporales de un minuto[6]. Cuestión imposible en principio, no lo es tanto si su expresión se produce en la imágen. Una foto, dos segundos, puede dar un conocimiento acabado, mayor que el que quince minutos de palabras podrían lograr. Cierto que en el límite puede hablarse de dos lenguajes distintos. Precisamente de éso es que estamos hablando. Sin embargo, todo discurso se organiza alrededor de unidades minimas significantes, que entre ellas se van  repitiendo y combinando alternadamente. Como los fonemas en el lenguaje. Como los aminoácidos en la síntesis de proteínas. Por lo tanto, los 45 minutos de habla, son en rigor 45 unidades de un minuto cada una, que inconscientemente, proferimos. El tiempo concentrado, implica por cierto un poder de síntesis y definición que se requiere el mayor.

Por lo tanto, nos debemos a encontrar las Unidades Mínimas Significantes (UMS), que permitan constituír más que un apoyo a la actividad docente, el momento central de su nueva dimensión. Una cantidad de ums por profesor (y por curso), permite objetivar la visión de varias personas, tanto sobre un mismo tema, como sobre ejes temáticos distintos.

De ésta manera, el nuestro es un programa: producción de videos para la red, que ha dado origen a un primer proyecto experimental: ARCA. Esto es Archivos académicos. Arca responde a las dos grandes áreas en que se desarrolla la red: intranet e internet. Arca tiene una parte destinada a la creación de diseño y contenidos para uso académico: aca., que es en principio concebida para intranet y otra, que refiere a la producción de videos en general con contenido artístico, que es para internet: art. Así, ARCA = aca.art.

Es necesario estudiar el formato de los materiales. Cierto que todos están sujetos al imperativo categórico de la red: la duración restringida a su mínima expresión de 30´´ o 1´, pero no menos cierto es que las Unidades Mínimas Significantes (UMS), se pueden articular entre sí, dando origen a cuerpos agregados de información. Esta dimensión, que en principio dá origen a un trabajo temático de un profesor, puede ampliarse a su vez a la articulación temática de varios. Por ejemplo: en un curso de Sistemas de Creencias, yo tengo cinco UMS referidos a la revolución neolítica y uno de ellos, concretamente a Catal Hüyuk. Los profesores  A y/o B, quienes en una asignatura de Antropología económica y/o política, tratan el asunto desde otra perspectiva, también han elaborado UMS que pueden ser completadas con las mías y viceversa, originando de la suerte un trabajo en equipo (groupware) que se traduce en excelencia académica.

Sobre los modelos de UMS: a) El profesor es filmado, hablando sobre un tema. b) El profesor habla en off sobre un video (el video puede ser de producción propia o no. Ver e). c) En el video hay sólo imágen y no hay voz (puede haber música). d) El video es sobre un texto, que se lee o sólo se muestra, en cuyo caso también puede tener música o sonido. e) El video se hace filmando exteriores fijos, como soporte al profesor o a su voz. f) Se filma de un libro.


 De ésta manera, las UMS, funcionan como las letras del nuevo alfabeto del texto del la imágen, el veloz texto de la cybercultura, la eficacia simbólica de la iconósfera, una nueva modulación sobre el conocimiento y la transcedencia.

Lo que antecede, es una introduccion (o un complemento) a los trabajos de UMS que presentamos. En todo caso es el contexto del sintexto. El mapa no es el territorio (Troubetzkoy), el video de una fotografia no es una fotografia, sino un video (Colon).

Santiago de Chile, Septiembre del 2000.



[1]. Definiciones tomadas de distintos lugares de la obra de C.Levi-Strauss.

[2]. M.J.Buxó, Antropología, prospectiva y nuevas tecnologías. Barcelona, 1998.

[3]. M.Rivas,  La téledirection dans l´automobile, CNAM-ITT, Paris, 2000.

[4]. Visitar: www.ctheory.com

[5]. A.Leroi-Gourham, L´art paleolithique dans l´Europe occidentale. 1975.

[6] Esta es una unidad temporal arbitraria que indica el promedio de duración de los videos en internet y el orden aproximado de magnitud al cual nos enfrentamos.


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