DOCUMENTACION Y REGISTRO SISTEMATICO

zonas de pinturas y grabados en el municio de suacha, bosa y sibate, Departamento de Cundinamarca, Colombia

Guillermo Muñoz c

GIPRI Colombia

Octubre, 2002

Suacha-Bosa Sibaté

La escogencia de los sitios con arte rupestre de la zona sur occidental de la sabana de Bogotá, en los municipios actuales de Bosa, Soacha y Sibaté, se hizo en 197  por múltiples razones, pero fundamentalmente por que esta región cuenta con una alta concentración de sitios rupestres, en pinturas. Actualmente se puede anunciar a la comunidad científica que además de las 155 rocas presentes aún en esta zona, existe en los alrededores y en la  Sabana de Bogotá  en su totalidad mas de 15 zonas adicionales y cada una de ellas puede tener un número semejante de rocas.

La zona sur occidental de la sabana de Bogotá posee una importante variedad de documentos arqueológicos de toda índole, de diferentes épocas y de distintas perspectiva. En  esta región se han podido recoger en diferentes épocas, distintas tradiciones precolombinas y coloniales relativas a mitos (Bochica, Santo de Tuso). De igual modo, se han efectuado trabajos etnológicos en la segunda mitad del siglo pasado, sobre los grupos presentes de la zona (Stubell y Reiis) o excavaciones derivadas de hallazgos ocasionales. De igual modo, se han realizado en este siglo excavaciones expresas.

Mapa de Colombia - Zona de trabajo


Ficha de descripción del yacimiento de arte rupestre Roca cusib01pi 001

 

Municipio de Sibaté

En 1972 se iniciaron las actividades de búsqueda y registro sistemático de sitios rupestres en la región de Suacha al oriente de la población.  En 1972 se iniciaron os trabajos de registro con el auxilio de una primera ficha de campo, que intentaba representar los sitios rupestres con algún grado de resolución, es decir que se interesaba en dibujar las rocas y sus características, al igual que en condiciones de las pinturas en escalas que permitieran observar los dibujos con cierta calidad y definición. Cada etapa del trabajo obligaba la construcción de nuevos formatos y procedimientos de registro que discriminaran aún más los hallazgos. El resultado es que existe una alta concentración de pictografías y algunos petroglifos, hallazgos estos desconocidos en el medio académico y científico. Desgraciadamente muchos de estos sitios trabajados años atrás (GIPRI 1972-1985) han venido desapareciendo.

Es una región que ha venido exponiéndose a altas dosis de alteración, producidas por el incremento urbano tanto de las poblaciones de Bosa, como de Soacha y Sibaté, lo que ha permitido que las zonas habitadas o usadas por los indígenas en arte rupestre sean convertidas en  materia prima para la construcción. 

Desde 1972 hasta 1985 el equipo de Gipri visitó la región y realizó, lentamente el trabajo de cotejar y revisar las investigaciones anteriores en arte rupestre, al igual que registrar sistemáticamente las rocas de este amplio sector. De igual modo, estuvo atento a todos los trabajos producidos en arqueología en la región concerniente al paleoindio (Abrigos rocosos del Tequendama, Correal-Van der Hammen, 1974), al período clásico Muisca.

 

Esquema Genaro de yacimiento Roca Cusib01pi001

 

Mas de 75 zonas posee el departamento de Cundinamarca

Esta zona, expresamente escogida por todas las razones anteriormente descritas, constituye un primer nivel dentro de la exposición del modelo metodológico dentro del capítulo de las descripciones de zonas estudiadas. Este es el lugar en el cual históricamente se inicia el denuncio de la presencia del arte rupestre (Conquista) y también es la zona en la cual se realizan los primeros levantamientos de sitios rupestres, producto de un trabajo de campo realizado por Miguel Triana a comienzos de siglo.  La revisión de estos materiales es también un asunto esencial, como tema metodológico pues con esta investigación de Triana se exponen los primeros criterios y se construyen las primeras teorizaciones sobre el tema.

Es importante resaltar que estos registros  llamados «clásicos», que intentan documentar las rocas, son muy imprecisos y lo que es más grave, se han venido reproduciendo de modo que se han multiplicado los errores sin que ningún investigador se detenga a estudiar sistemá-ticamente el lugar. Este informe sería el primer esfuerzo metodológico para corregir tal situación. Para que este proceso sea cumplido es primordial reseñar las transcripciones y denuncios anteriores y corregirlos. Las rocas incluidas en el modelo metodológico corresponden a las pictografías de Sibaté en la zona de San Benito, al oriente de la población (llamada tradicionalmente como Piedra de la Iglesia) y a una roca que se encuentra en el actual Parque ecológico de Poma (Los disparos), en la antigua región llamada de Tequendama. 

Metodológicamente es importante tener la evidencia del modo como los investigadores realizaron los primeros levantamientos. Una reconstrucción de estos trabajos, permite ver la precariedad con la cual se han trabajado desde comienzos de siglo en algunos yacimientos rupestres. No es este un simple ejemplo, sino que constituye la regla general del trabajo de los denominados autores clásicos.

 

Ubicación de yacimiento y fragmento de una roca de la zona de Tequendama, región que pertenece al municipio de Guacha.

En la actualidad son aún mayores los errores pues además de cierta ligereza documental, heredada, se ha hecho creer que ya el sitio está documentado. Además de lo anterior las zonas se han venido deteriorando en un proceso intenso y acelerado. Actualmente, se retiñen con tiza los petroglifos, se lava con jabón las pictografias, se pintan con vinilo y esmalte los surcos, se hacen hogueras y se usa el carbón, o se resalta la figura con polvo de ladrillo o con tintes. Todo lo anterior muestra que los procedimientos que se usan destruyen aún más los sitios. Adicionalmente se han venido detectando sitios en donde la destrucción es literal de los sitios rupestres, ahora convertidos en canteras, en sitios de materia prima, con la total indiferencia de las autoridades municipales, de los institutos de la cultura y de los especialistas en la conservación del patrimonio. Mas de 40 rocas con arte rupestre han sido destruidas en la zona de Soacha, Bosa y Sibaté.

Planchas clásicas Triana.

Esta plancha incluye 2 rocas

Fotografía de Triana

Con el proceso de exposición de cada una de las rocas ejemplo de estas primeras zonas, se pretende mostrar como aparecen los temas en la historia de nuestro país y como se observan en este desarrollo los diversos  problemas metodológicos que en cada caso se originan.  En esta primera etapa los autores se contentan  con describir la simple presencia de algunas rocas con pictografías y con ellas se acompañan  a hacer ciertos análisis que para el presente resultan sin duda apresurados.

Generalidades

Se trata en primer lugar de la primera región en la cual los conquistadores observaron arte rupestre y describieron sus estructuras formales. Con esta primera referencia se inician igualmente los primeros comentarios sobre lo que los españoles suponen son los dibujos y su relación con la leyenda que determina la presencia del apóstol civilizador: Bochica . El mito de Bochica, constituye igualmente un aspecto esencial en las investigaciones de arte rupestre, ya que las tradiciones coloniales lo asocian de una manera inmediata con las pictografías de la región y con el recorrido de este dios civilizador en el altiplano, presentando de esta manera una amplia zona que recoge un número considerable de veredas y municipios, que incluyen simultáneamente algunas zonas rupestres hasta el departamento de Boyacá

Primeras versiones y análisis:

Miguel Triana (1922) expone en cada una de sus obras un especial interés por estudiar las industrias y el mundo estético de las organizaciones para una “civilización", la Civilización Chibcha. Un especial sentido nacionalista impulsa a Triana a comienzos de siglo en el proyecto de reivindicar el papel que cumple la cultura de los Chibchas en la historia nacional y revelar la crisis derivada del desconocimiento de sus costumbres y prácticas. Este autor está expresamente ocupado en la cultura material, espiritual, la documentación del arte rupestre en su estudio e interpretación y con todo ello, responder a los estudios que habían hecho creer que estos grupos étnicos no tenían un desarrollo significativo, lo que simultáneamente significaba que no se había perdido gran cosa con su destrucción.  Con él se reemprende el proyecto dejado por Isaacs, cual es el de darle sentido a estas etnias y detenerse juiciosamente en el conocimiento de los pensamientos presentes en sus representaciones estéticas, dentro de las cuales son esenciales las formas rupestres. Mas allá de los aspectos advertidos por la Peregrinación de alfa de Manuel Ancizar (1850), el texto de Isaacs se interesa en pensar históricamente y bajo los parámetros de la ilustración la importancia de estudiar las etnias y sus sistemas de representación.  Con un interés desusado tanto en Isaacs como en Triana se pueden advertir las críticas al descuido en que esta el patrimonio cultural y el estudio de las diversas zonas del país.

Ficha de zona: Cusib01pi0-35

Fragmento Roca del Vínculo Suacha

El texto de la Civilización Chibcha reseña en su capítulo tercero las Señales de la cultura mental, aspectos que ponen de relieve el carácter no accidental del lenguaje de representación de este grupo étnico, sus conocimientos naturales y sus elaboraciones intelectuales presentes en el arte rupestre. Aunque la ubicación de estas interpretaciones en la etnia Muisca presentadas por Triana resultan actualmente problemáticas, lo interesante es que en ningún caso se presentan estos hallazgos como asuntos desarticulados y casuales, y muy al contrario son expuestas como un ejemplo del alto grado de síntesis intelectual, producto de procesos evolutivos que van desde el naturalismo hasta la simplificación. Según Triana mientras se continúe pensando en que es más importante estudiar y soñar en el extranjero, será imposible desarrollar la cultura nacional. “La falta de aplicación a nuestro terruño hace que lo ignoremos como cosa extraña, cuyos disimulados pasadizos recorremos a tientas. No sabemos donde estamos ni para donde vamos y lo que es más sorprendente, no queremos conocer nuestro destino"(Triana, 1922). Este investigador se pregunta por las razones de la localización de las piedras pintadas en el territorio, e igualmente por la relación que puede existir entre la ubicación de los sitios rupestres y su correspondencia con los mitos y los flujos culturales presentes en los actuales departamentos de Cundinamarca y Boyacá. Llama piedras sagradas a los murales que él mismo en la mayoría de los casos visitó y determina como Jeroglífico Chibcha43 la manifestación de dispersos indicios de escritura, recogiendo de esta forma el intento de Duquesne, ahora en un nuevo nivel.  Su investigación busca encontrar la relación entre los nombres de los pueblos y veredas, aquellas que conservan los vocablos Muiscas, producto de los posibles procesos de migración hacia el altiplano, correlacionando siempre esta ruta étnica con los lugares donde se sitúan las estaciones rupestres.  Aquí son sin duda, patentes los esfuerzos por presentar la tradicional teoría difusionista, teoría que supone que cada grupo presente en el altiplano fue producto de invasiones.

Roca de Tequendama

Fragmento sector 3 Grupo 1,2,3

Cusuac03pi0015

Este panel esta severamente afectado por la humedad.

 La presencia de Caco3 ha venido haciendo imporsible reconstruir en detalle las particularidades de los trazos.

Reconstrucción Gipri 1983

En la presentación hecha por Miguel Triana en el tercer Congreso Científico Panamericano de Lima en 1924, al igual que en la publi-cación tardía de su ponencia bajo el título El Jeroglífico Chibcha (Triana, 1970) , podemos ver las primeras teorías sobre los límites de las zonas rupestres y la tesis sobre las transformaciones formales de las representaciones rupestres. De igual modo, se pueden observar las planchas y los esquemas de sus interpretaciones.  Según Miguel Triana, el proceso de representación debe iniciarse en las etapas más antiguas con las figuras naturalistas las cuales se van transformando en formas simplificadas, en trazos geométricos. Así la figura de la rana, que fue representada en sus características formales, análoga a la del animal, se fue lentamente metamorfoseando en distintas etapas por los artífices indígenas hasta llevarla a la selección de trazos simples, en rombos o en estructuras geométricas. .Sin embargo, las transcripciones publicadas en el jeroglífico constituyen sólo fragmentos de rocas y versiones muy precarias, que suprimen y geometrizan el original, lo cual ha venido creando nuevos problemas en la investigación y en el estudio del mundo estético. En este álbum, se recoge el trabajo gráfico de Miguel Triana, en la región central de país. Con el subtítulo Petroglifos de la Mesa Central de Colombia, se presentan 59 planchas de las siguientes zonas:

Número               Zonas                                            Rocas

1.                            Tequendama                               5

2.                            Suacha                                          8

3.                            Facatativá                                     9

4.                            Pandi                                             2

5.                            Puente Boyacá                            6

6.                            Firavitoba                                     3

7.                            Corrales                                        1

8.                            Sutatausa                                     1

9.                            Ramiriquí                                     7

10.                          Saboyá                                           1

11.                          Madrid                                          1

12.                          Bojacá                                            2

13.                          Tunja                                             11

14.                          Zipaquirá                                     2

TOTAL.               14 zonas                                       59 rocas

Por primera vez, aparece en forma ordenada y en planchas las transcripciones de las pinturas y los levantamientos formales de las rocas en un álbum especializado. Cada plancha trae alguna información, que permite hacerse una idea sobre los lugares (vereda, municipio, finca) y sobre la forma como fueron realizados dichos trazos.

   

Planchas tradicionales de Miguel Triana 1922


En la publicación del investigador Pérez de Barradas (1951), tanto en la que se dedica al estudio general de los habitantes como en la publicación especial sobre arte rupestre (1941), se citan los documentos que inician el tema del arte rupestre en Soacha Bosay Sibaté. Allí se describen las pinturas que vieron los conquistadores y las formas que éstas tenían. 

GIPRI

Con excepción de las rocas las planchas III y VII  del Jeroglífico Chibcha, todas las demás rocas han sido ubicadas en las región (GIPRI 1976-80), algunas veces con la ayuda de algunos de los elementos presentes en las descripciones de Triana, aunque en la mayoría de los casos por la búsqueda sistemática en las veredas.

Triana describe en las 12 planchas correspondientes, 12 rocas con pictografías. Sin embargo, existen eventos en las descripciones que hacen pensar que están incluidas más rocas, sobre todo con los comentarios presentes en las planchas XI, XL.

Desde  1972 se inician los trabajos de búsqueda en la zona. Ayudados por el material publicado tanto del Jeroglífico Chibcha como de la Civilización, se realizaron las primeras búsquedas. En resumen, para la zona de Soacha el equipo ha podido ubicar y registrar 58 rocas de las cuales Triana había únicamente registrado 2: la roca del Vínculo y la roca de Fusungá.  Es muy posible que en la edición del texto en 1970 no se advirtió que eran dos rocas distintas y de esta forma se incluyeron en una misma plancha dos rocas que se encuentran a un kilómetro de distancia. De otro lado, los levantamientos son tan inexactos que lo que aparece como soles, son manos dibujadas que poseen círculos en la palma, estructura estética ésta que aparece en amplias regiones del país (Guayabero, Boyacá).

Se sabe que en la construcción de la actual embalse de Terreros se destruyeron no menos de 10 rocas que poseían pinturas (información de los habitantes de la región en 1976). El equipo de GIPRI se interesó en hacer un trabajo sistemático de recuperación de todos y cada uno de los sitios, sin dejar de lado incluso las rocas que muy tenuemente tenían algunos vestigios de pintura. De esta forma, se iniciaron los estudios de documentación regional, los cuales han progresado de un modo significativo en los recientes trabajos realizados en 1996-1999.

En la finca de la familia Casabianca, en las cercanías de la excavación de Correal y Van der Hamenn (1974), se han ubicado y registrado 15 rocas; en el sector denominado tradicionalmente Poma, sector de fincas y terrenos de la Energía y de la familia Angeira, se han encontrado y registrado 30 rocas. En la zona del Alto de la cruz se han ubicado 5 rocas.  Este sector  posiblemente sea el que Triana llamó del Carraco. Se encuentra densamente poblado y es muy posible que las rocas con pinturas hayan sido destruidas, pues se observa que  usaron las rocas para la construcción. 

En la zona de Canoas se han ubicado 15 rocas. En Sibaté, la Tupia y San Benito 15 rocas con pictografías y algunas en la zona cercana al actual barrio Pablo Neruda. En la zona de la vereda de  La Unión se han ubicado 15 rocas con pintura y un petroglifo.

Hasta el momento se han registrado 155 rocas. No se incluyen aquí las zonas que corresponden al sector occidental, ni a los límites de Suacha en el sector Noroccidental del municipio, ni tampoco las zonas que continúan después del límite de la finca Poma hacia el salto de Tequendama. y los límites con Granada. Es muy posible que en estas zonas existan aún mas documentos rupestres.

En el futuro podrá ser muy importante realizar estudios entre los actuales límites del municipio de Suacha y las zonas que corresponden a Santandercito,  San Antonio de Tequendama para observar los cambios entre las zonas  arqueológicas tradicionalmente ubicadas como Muiscas y aquellas se determinan como Panches. En la actualidad se está trabajando con otro equipo de investigación en la zona del  municipio de El Colegio. Hasta la fecha (15 de Noviembre de 1998) se han localizado y documentado 650 rocas con petroglifos, afiladores, cúpulas, metates y morteros. Se trata ahora de ampliar el tipo de trabajo documental en un proceso metodológico regional, sistemático.

A mediano plazo, se podrá tener una imagen mas completa de la transición entre las pictografías de la sabana, y los petroglifos de los valles hacia el río Magdalena.

La primera conclusión de esta etapa de trabajo fue tener conciencia que sí existía un denuncio de una zona esta muy posiblemente contenía mas  sitios rupestres que aquellos que advertía la publicación. Con esta perspectiva se realizaron las prospecciones de algunos sectores de Mosquera, Facatativá, Bojacá,Tenjo  Sutatausa y se pudo confirmar que  cada una de estas zonas tenía una alta concentración de sitios rupestres con cientos de rocas desconocidas.

 


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