Primer Encuentro Nacional Sobre Calidad de Vida en la Tercera Edad

Universidad de Buenos Aires
Secretaría de Extensión Universitaria

30 de septiembre / 1 de Octubre 1999

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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Representación social de la vejez y su influencia sobre el aislamiento social y la salud de quien envejece.

AREA TEMATICA III: -Aislamiento social y sufrimiento emocional en la vejez

AUTORES:

Lic. en Psicología Alicia Monchietti: Dir: 20 de setiembre 4032, Mar del Plata, Bs. As.

Teléfono: (0223) 474-2901 e-mail: amonchie@mdp.edu.ar Profesora titular de la cátedra Psic. Del Desarrollo, Fac. de Psicologia, Univ.

Nac. M. del P.

Investigadora (cat 2) Ministerio de Educación de la Nación Co-directora del grupo de investigación: "Temas de Psicología del Desarrollo".

Enrique Lombardo Lic. en Psicología Dir: Bmé Mitre 2466 2º B. Capital Federal Teléfono: (011) 4952-5409 e-mail: elombard@mdp.edu.ar elombard@psi.uba.ar Docente de la cátedra de Psicología del Desarrollo. U. N. M. del P.

Investigador en gerontologia de la U. N. M. del P. y de UBA

Ambos autores pertenecen al grupo de investigación Temas de Psicología del Desarrollo de la Universidad Nac. de Mar del Plata.

Proyecto actual: Representación Social y formas de envejecimiento femenino.

Abstract El presente trabajo establece una relación entre la representación social de la vejez connotada negativamente y su efecto de refuerzo sobre el aislamiento, y por esta vía sobre la salud de quien envejece.

Un estudio realizado por nuestro grupo de investigación aporta elementos empíricos acerca de los efectos de dicha representación sobre la restricción del campo simbólico y consecuentemente de los espacios de interacción significativos para la vejez.

Proponemos que la representación social sea tenida en cuenta como uno de los determinantes a tener en cuenta al momento de elaborar planes y propuestas para promoción de salud en la vejez.

Se incluyen algunas propuestas en este sentido.

Representación social de la vejez y su influencia sobre el aislamiento social y la salud de quien envejece Alicia Monchietti, Enrique Lombardo

Concepciones actuales de la salud coinciden en considerar que ésta depende de varios factores determinantes. Así la definición de salud debería tener en cuenta además de los biológicos y psicológicos los elementos culturales y sociales al momento de planificar una intervención.

Según Pyneault R. Y Daveluy C. ( 1995 ) "Los factores biológicos, ambientales y el estilo de vida intervendrían como condicionantes" Según la OMS (1990 ) "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". Es verdad que esa parece mas una meta hacia la cual tender mas que un estado que se pueda alcanzar.

No obstante, cualquiera fuese el modelo empleado para definir salud, es necesario definir también sus determinantes. Y la gama de candidatos es amplia; desde la calidad y adecuación de la nutrición, pasando por la dotación genética o el saneamiento ambiental.

La magnitud de los problemas de salud en América Latina, y la naturaleza psicosocial de los factores que los determinan directa o indirectamente es subrayada por Saforcada, E. (1998). Del mismo modo destaca que las tres cuartas partes de los problemas de salud dependen de los estilos de vida y del ambiente humano. Desde estos nuevos enfoques la Psicología es convocada al aporte de desarrollos provenientes de nuevas búsquedas y concepciones.

Entre las variables en Psicología de la Salud tenidas en cuenta por Fernandez- Ballesteros, R. (1996) se cuentan entre otras, las psico-bio-sociales, variables de carácter multidireccional, como la calidad de vida.

Cómo se conectan estas problemáticas con las planteadas durante el envejecimiento? Un primer acercamiento podría ser considerar que: "Los cambios acontecidos en el envejecimiento individual y colectivo en nuestra sociedad exigen un cambio en el concepto de la vida, de la vida extendida, de la salud, de vivir positivamente, de la solidaridad intergeneracional, de la educación para y durante toda la vida, y finalmente también en la necesidad de poner el énfasis en la prevención de la salud más que en la curación de enfermedades". Bergman, S. (1998) No cabe dudas de que el envejecimiento y el bienestar de los ancianos son una función de la realidad social y de que el ingreso en un proceso de enfermedad es "largamente dependiente de la exclusión social y del rechazo producto de la vejez y de la enfermedad".

..."es decir, el conjunto de representaciones sociales y de valores culturales relativas a esta época de la vida" La Rosa, E (1985).

Ciertamente el proceso de envejecimiento no asume una única forma para todas las personas. Entre las causas que lo particularizan, haremos mención de una que depende del contexto sociocultural pero que cobra una relevancia principal, ya que a ella se supeditan, según este análisis, muchas otras.

Por otra parte, para ello es interesante tener en cuenta que la investigación acerca de los determinantes de la salud "está generando evidencia -en el sentido más restricitvamente científico- sobre el poderoso papel de los factores contribuyentes ubicados fuera del sistema asistencial"..... "cuando el modelo no aporta categorías donde ubicarlos, datos perfectamente válidos ... simplemente dejan de ser tomados en consideración, como si no existiesen" .Evans, R.G. y Stoddart G. L. (1996 ) Nuestra propuesta consiste en considerar la incidencia de la representación social de la vejez sobre la salud del anciano, por vía del aislamiento y la marginación social.

Para Jodelet (1986): "En tanto que fenómenos, las representaciones sociales se presentan bajo formas variadas, más o menos complejas. Imágenes que condensan un conjunto de significados, sistemas de referencia que nos permiten interpretar lo que nos sucede, incluso, dar un sentido a lo inesperado, categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y los individuos con quienes tenemos algo que ver".

En un trabajo de Galin (1997) leemos: "Las imágenes de la sociedad contienen un stock común de ideas, símbolos, temas, etc. que son compartidos por cada uno de los miembros del grupo social donador".

A poco de introducirnos en el estudio de la representación social de la vejez se hace evidente el peso de su connotación negativa.

Expondremos algunas conclusiones pertenecientes a un estudio que hemos realizado en el marco de un Proyecto de Investigación radicado en el Dpto. de T.Ocupacional y en la Facultad de Psicología de la UNMDP "Cómo vemos a los viejos, cómo se ven ellos a sí mismos": Hemos considerado que el envejecer se da en un contexto sociocultural, de tal manera que las modificaciones en el mismo actúan sobre dicho proceso. Teniendo en cuenta esta perspectiva se tomaron las siguientes cuestiones para su estudio: 1) la representación del anciano en la comunidad 2) la representación de sí del anciano, y 3) la relación entre ambas.

La metodología empleada contempló el análisis cuanti y cualitativo de los datos obtenidos a partir de 140 cuestionarios administrados a dos grupos: ancianos y quienes no lo son. En ambos por igual, predominaron las respuestas que definen la vejez en función de un estado de ánimo, un sentirse, unas peculiaridades psicológicas. Las representaciones referidas a lo corporal tuvieron también un lugar destacado entre los elementos que participaron en la construcción de la representación social de la vejez.

Por último, como en la mayoría de las investigaciones que se han llevado a cabo acerca de estos temas, hemos comprobado un énfasis en las representaciones de naturaleza negativa.

Se obtuvieron datos que permitieron concluir que la representación de sí que el anciano tiene en cuanto tal, se ve influida por la representación, que de la vejez, circula en el discurso de un grupo social determinado.

La representación social es vehiculizada por el discurso. Este conlleva, en forma virtual una relación de poder ya que el poder simbólico radica en el poder de constituir la cosa , nombrándola.

Hemos señalado en trabajos anteriores, (Monchietti A. 1988) la existencia, aún hoy, de concepciones que circulan en ámbitos científicos y académicos, en las que explícita o implícitamente se analogan los conceptos de enfermedad, deterioro, vejez. Estas creencias emitidas desde un lugar de innegable poder, tomadas y reelaboradas por el discurso colectivo contribuyen a la producción de una representación social connotada negativamente. Al haber nacido en un mundo social tendemos a aceptar estas construcciones que toman la fuerza de verdaderos axiomas incuestionables determinando la conducta.

"Se asigna así al significante vejez un espacio simbólico destinado al desinterés, al aislamiento, a la descalificación, a la enfermedad y a la muerte.

Estos y otros significantes funcionan a la manera de "Campos de concentración" donde la sociedad, por obra del discurso, confina aquello que resulta amenazante y requiere ser controlado" (Monchietti 1999 ) Quien va envejeciendo ocupa simultáneamente el lugar de sujeto y objeto de esta violencia simbólica.

Violencia simbólica que podríamos concebir redoblada ya que las significaciones generalmente asignadas son casi equivalentes a agresiones explícitas o solapadas; "chochea", "viejo verde ", "resentido", etc.

Decíamos en un trabajo anterior (Monchietti et als. 1996) que en la vejez es necesaria gran fuerza psíquica para oponerse a la presión que empuja a ubicarse en el lugar que asigna el prototipo creado a partir de la representación social vigente: desinteresado por lo actual, poco participativo, recluido en su propio mundo, en fin alguien que gradualmente pierde su vitalidad a la par que su riqueza y su vivacidad psíquica.

Como ejemplo y en relación con la investigación que venimos realizando acerca de la representación social de la vejez en nuestro medio, ("Cómo vemos a los viejos, cómo se ven ellos a sí mismos "), hemos comprobado que a pesar de algunas ofertas institucionales (Clubes de la edad madura, Asociaciones de jubilados, Programas de educación para la Tercera edad, por ej ), la gran mayoría de los entrevistados consideró como propio de la vejez el ocupar la mayor parte de su tiempo en actividades de la vida diaria y sólo un escaso número de respuestas incluyeron actividades que suponen una interacción social más amplia Se hace visible lo paradójico de que junto a una oferta institucional de distintas actividades, tareas o proyectos, el espacio simbólico general relativo a la vejez es, restringido.

Sabido es que datos estadísticos de nuestro país y otros muestran un límite de participación en actividades comunitarias en alrededor de un 10 %, el que no ha podido ser superado. (Oddone, 1990).

El campo simbólico restringido que ofrecen las representaciones sociales margina a quien envejece ya que lo aleja de actividades valoradas en las que puedan ser reconocidos en sus posibilidades vitales y creativas. Una vez más el discurso marca los límites de lo esperado cuando hace referencia a "viejos excepcionales" aludiendo a quienes desarrollan actividades en campos distintos a su quehacer cotidiano.

Esta demostrado que dos aspectos esenciales para un buen envejecimiento son: el mantenimiento de los lazos familiares y una participación social significativa.

La correlación entre la degradación del estado físico y la reducción del campo de la sociabilidad introduce al viejo en una suerte de círculo vicioso en donde la preocupación por sus limitaciones físicas actúan en detrimento de la mayor participación social.

Dos ámbitos de orden social donde particularmente se hacen sentir los efectos de la representación negativa de la vejez, su efecto de aislamiento y su repercusión sobre la salud son el familiar y el de los profesionales de la salud.

Las creencias y valoraciones que forman parte de las representaciones sociales, determinan en los familiares de los ancianos actitudes que pueden oscilar entre la sobreprotección y el maltrato. Tanto uno como otro refuerzan el aislamiento sobre todo porque son instrumentados desde un lugar donde la fuerza de los vínculos conspira contra el reconocimiento de los mismos.

En el caso de los profesionales de la salud el efecto es igualmente dañino.

Tanto la negligencia manifestada en la consideración de los signos patológicos como consecuencia del envejecimiento normal, como el dar una lectura biomédica a demandas de otra índole deben ser leídas como efectos directos de la incidencia de la representación social negativa de la vejez.

Señalamos con estos ejemplos sólo dos ámbitos de influencia entre los muchos otros pasibles de un análisis de esta índole.

Creemos necesaria la inclusión de la representación social de la vejez como un determinante a considerar entre aquellos que inciden en la salud del anciano y como tal su inclusión en los planes de promoción y atención para la salud de la tercera edad.

Creemos que nuestra perspectiva introduciría un aporte novedoso en el desarrollo de dichos planes.

Algunos puntos básicos de esta propuesta serán: * Profundizar el estudio las características de las representaciones sociales en distintos ámbitos de la comunidad: Político-Institucional Científico Asistencial Familiar * Introducir la consideración de la temática de la representación social negativa y sus efectos dentro de los planes de educación para la salud y promoción de la salud, esto es tender a la modificación de los entornos sociales para lograr el desarrollo del potencial de salud.

* Sostener y reforzar los espacios de participación comunitaria que tiendan a brindar interacciones sociales significativas. Entendiendo éstas como aquellas que están orientadas al logro de la más completa realización personal.

BIBLIOGRAFIA Banchs M, A. "Concepto de representaciones sociales. Análisis comparativo". Rev.

Costarricense de Psicología. Nº 8 pag.27-40 -1986 Bergman, S. Cuarta Conferencia Latinoamericanas en Gerontología, en Revista Gerontología Mundial, Año II, Núm. 2 (1998) Evans, R.G. y Stoddart G. L. Por qué alguna gente está sana y otra no" Evans R.

Barer M. y Marmor T. Ed. Diaz de Santos. Madrid 1996 Fernandez- Ballesteros, R. (1996) "Evaluación Psicológica en el Campo de la Salud", Casullo, M. Paidós, Bs.As Jodelet D. La representación social; fenómeno, concepto, teoría en Psicología social.

La Rosa, E. Conferencia AGEBA 1985, Bs. As Moscovici S. Edit. Paidos. Barcelona. España. l986 Monchietti A., I. Roel, M.Sanchez, E.Lombardo y otros "Las formas de envejecimiento que parece propiciar nuestra sociedad". *Rev. Geriatría Práctica Vol VI N 9.1996 Bs.As Monchietti A., Factores que determinan la marginalización del envejecimiento.

Rev. El Puente. Facultad de Cs de la Salud y S.S.. Año 1 Nº 2 Oddone, M. J. (1990) Los ancianos en sociedad. CEAL, Bs. As Pyneault R. Y Daveluy C. "La planificación sanitaria "Ed. Masson Barcelona 1995 Saforcada, E. (1998) Ficha para Maestría en Psicología Social, Facultad de Psicología, U.N.M.d. P

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