49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA)

Quito Ecuador

7-11 julio 1997

 

Xavier Albó

NOTA: El problema de acentos es del original

RESUMEN

Presentación cronolgica de los logros y aportes de los jesuitas a la práctica y conocimiento de la lengua aymara durante todo el perodo colonial. Se discute en detalle el tema aún confuso de los posibles autores del texto aymara del III Concilio de Lima.

NOTAS SOBRE JESUITAS Y LENGUA AYMARA

Xavier Albó

Qurpa, marzo 1997

Este trabajo pretende dar una visión panorámica del aporte de los jesuitas a nuestro conocimiento de la lengua aymara, sobre todo durante la época colonial. Muchos elementos son ya conocidos, y no insistiré en ellos; por ejemplo, sobre el aporte de Bertonio, que ya ha sido objeto de otros trabajos. Otros detalles, como la discusin sobre el autor del texto aymara del III Concilio de Lima o la informacin sobre el siglo XVIII, pueden resultar más novedosos. A modo de eplogo aadiré alguna informacin de carácter complementario hasta el presente, para poder presentar un panorama sinptico de todo este conjunto de casi cinco siglos.

Aparte de las referencias en obras ya clásicas, como la Bibliografa de Paul Rivet [en adelante, R], nos han sido de especial utilidad los documentos de Monumenta Peruana [MP] y las biografas aún manuscritas de jesuitas de Charcas, preparadas por Javier Baptista [en adelante, B]. Ambos se basan en el rico archivo jesutico de Roma. Para épocas más recientes, contamos también con algunos datos complementarios del archivo del colegio San Calixto, en la ciudad de La Paz. Debe quedar claro al lector que se trata solo de "Notas preliminares", que exigen aún mucho análisis y una búsqueda sistemática de fuentes.

1. Los brillantes principios

Los primeros cincuenta aos de presencia jesutica en el mundo andino se pueden considerar la época de oro, en cuanto a su produccin lingYstica, no slo en aymara sino también en otras lenguas locales.

De manera cronolgica y muy esquemática, sealaré los principales hitos.

1568. Llegan recién los jesuitas al Virreinato del Perú.

1570-2. Primeros intentos en Huaruchiri, al NE de Lima, por impulso del virrey Toledo, pero abandonados a fines del 72. Varela y Barzana (cf. biografas de Baptista) ya usaban all la "lengua general" quechua. Aunque, al parecer, entonces se hablaba all también alguna variante de aymara-jaqaru<1>, esta lengua no se explicita en los documentos ni los jesuitas llegaron a entenderla (MP I 376, 396, 420-25).

1574. El P. Alonso de Barzana (1528-1598), el mayor polglota de aquella primera época, es también el primero de que nos consta que hubiere aprendido aymara. En ese ao 1574 misiona cuatro meses en la regin del lago Titicaca, provincias de Chucuito y Omasuyo, donde aprende el aymara, su segunda lengua americana (ya haba estudiado quechua desde Sevilla y el barco).

1575-91. El mismo P. Barzana pasa brevemente a la nueva residencia de Potos donde ya predica en quechua y aymara "conforme a diversos auditorios y naciones" (MP I 708-9).

Desde entonces, aparte de otras muchas regiones, Barzana vivirá o recorrerá predicando por las siguientes zonas, en las que entonces haba poblacin de habla aymara<2>. El mismo nos lo relata desde Tucumán en 1588 (MP IV 416-20; ver también resumen en MP VI 632 n.122):

- Omasuyos (1574-76)

- Collao, es decir, norte de Puno (1574-75)

- Juli (1576-85), con andanzas por Cepita, Yunguyo, Chucuito, Copacabana, Pacajes; también va a los urus "metidos en la misma laguna" y de Cepita, cuya lengua "puquina" es decir, uru<3>- aprende hasta llegar a escribir un arte de ella (MP VI 633-4)

- Potos (1575, 1579-82, 1585-91).

Probablemente capt también algo de otras variantes de aymara en sus andanzas por:

- Departamento de Lima ((1576)

- Provincias del Cusco (1576)

- Alturas de Arequipa y Condesuyos, donde además de aymara, se hablaba también el pukina original [no uru] (1578).

A partir del ao 1585, pas a Tucumán y otras regiones lejanas, perdiendo su contacto con el mundo aymara, aunque parece que hasta 1591 mantuvo algún contacto con Potos. Al morir, en 1598, saba ya 11 lenguas y haba escrito artes sobre varias de ellas, incluido el aymara (ver infra). Pero todo este material lamentablemente se ha perdido<4>.

1576. En enero de este ao se reuni la histrica I congregacin provincial de los jesuitas en Lima y en ella se decidi:

"que la Compaa haga dos Catecismos en las dos lenguas, quechua y aymara, uno pequeo... y otro mayor y copioso... Item: es necesario que se haga un Arte, Vocabulario, Confesionario y Cartilla, con las oraciones en las dos lenguas". (MP II 67; versin castellana en T 38, cit. por Durán 1982: 216).

1576. A los pocos meses, en octubre del mismo ao, la II congregacin, esa vez reunida en el Cusco, acept las 4 doctrinas de Juli, hasta entonces confiadas a los PP. Dominicos, que seguirán en la vecina Pomata. En noviembre llegan all los primeros jesuitas, nueve aos después de la célebre visita de Garci Dez de San Miguel a los Lupaqa<5>. Entre ellos, está también el P. Barzana, el único que ya sabe y usa aymara.

Barzana ya haba preparado un catecismo en quechua y aymara, gramática y vocabulario para esa II Congregacin y ésta, ciertamente, determin que Barzana corrigiera y completara un catecismo breve, arte y confesionario en ambas lenguas, con miras a una publicacin (M 229 n.36; MP II 96, cit. en Durán 1982: 216) que, al parecer, nunca se hizo, aunque esos textos se utilizaron en Juli en aos subsiguientes.

Juli se transform pronto en la casa de estudios de lenguas para jesuitas (Echánove 1955-56, Baptista 1996). Primero se pretendi ensear all las tres "generales" quechua, aymara y pukina- pero con el correr de los aos, Juli se especializ en slo aymara, sin que nunca llegara a establecerse una instancia semejante para la lengua quechua (M 236). Casi todos los jesuitas importantes en este ámbito lingYstico-cultural andino pasaron por Juli: Barzana, Bertonio, Torres Bollo, Valera, González Holgun, Cobo, entre otros. Hay también all (como después en las misiones del Oriente): una concentracin de jesuitas de diversos pases, mayor que en otras residencias más urbanas. (Vargas 1963: 118s, M 213)<6>.

Desde Juli se hacan misiones a muchas partes del altiplano; por ejemplo, hay una instruccin de 1586 (en MP IV 59) para que se vaya cada dos meses a los "dos pueblos de sal", Caquingora y Callapa (hoy Pacajes). La posterior divisin en estados separados no debe hacernos perder de vista esa ntima unidad plurisecular desde la perspectiva eclesiástica y, hasta la Independencia, también poltica<7>.

Ntese que hablar de Juli es, hasta fines de la Colonia, hablar de parte del obispado de La Paz y de una única provincia jesutica para todo lo que hoy es Perú, Bolivia y Chile y entonces era parte del mismo virreinato. La posterior divisin en estados separados no debe hacernos perder de vista esa ntima unidad plurisecular desde la perspectiva eclesiástica y, hasta la Independencia, también poltica.

1577? 1579?. Diego de Torres Rubio (1557-1637) llega al Perú y, ordenado en Lima pasa enseguida a Juli [B] y desde 1586 hasta su muerte, trabaj en la actual Bolivia. Fue rector de los colegios de Potos, La Paz y Chuquisaca (hoy Sucre) [B]. Aprendi primero el aymara y después el quechua (T 79-81; R I 71). Ntese ese orden de aprendizaje, que posiblemente refleja la mayor importancia que entonces tena all el aymara. En Chuquisaca ocup la cátedra de aymara durante 30 aos. Desde Potosi en 1595 fue uno de los primeros jesuitas que visit a los chiriguanos, en compaa del P.Yáez (MP VI 62-71). Public primero un arte quechua y aymara en Roma 1603, reeditado en Sevilla (1619), y después un arte aymara, con breve vocabulario, en Lima (1616)<8>.

Diego de Torres Rubio es el principal aymarista que se inspir no tanto en Juli sino en otras regiones más sureas. Por tanto, sus textos son una de las pocas fuentes tempranas para estudiar la dialectologa histrica del aymara. Por ejemplo, Bertonio slo acepta hiussa para 'nosotros inclusivo', mientras que Torres Rubio, pese a ser mucho menos sofisticado, incluye hiusa y hiuasa . 'Arriba' es alaa, alakha [xa] en Bertonio, pero aracca en Torres Rubio. Huahua es hijo/a en Bertonio pero slo 'hijo della' (como en el quechua original), en Torres Rubio. En la gramática acepta el doble imperativo de 3a. persona -pa, -pana , mientras que Bertonio slo incluye el primero. Incluye algunas particulas especiales como -cca 'dubitativo' o -ncuna 'mucho tiempo' (p.27-28). En el vocabulario, mucho más simple en contenido y escritura, cita palabras que no están en Bertonio, como oscollo (además de titi 'gato montés'). Pero hasta ahora nunca se ha realizado una comparacin sistemática entre ambos textos.

1579. Tenemos el siguiente informe sobre las destrezas lingYsticas de la comunidad de Juli:

"Los [ocho] Padres todos saben la lengua de los indios, si no es uno que la va aprendiendo agora; y algunos dellos saben las dos lenguas quichua y [a]imara [ej. Barzana, Andrés Lpez], y algunos también la puquina [Barzana], que es otra lengua dificultosa y muy usada en aquellas provincias... Cada da se juntan una o dos horas a conferir haciendo diversos exercicios de componer, traduzir, etc., con esto tenemos ya experiencia que en quatro o cinco meses aprenden la lengua de los indios los nuestros, de suerte que pueden bien confessar y cathequizar, y dentro de un ao pueden predicar... cinco... predican con gran facilidad y abundancia." (MP II 619; cf. III 62. Cit. en M 205-6, 229).

La referencia al pukina "otra lengua... muy usada en aquellas provincias" nos da otra pista útil. Actualmente muchos lingYistas se inclinan a pensar que el pukina fue la lengua entonces hablada, entre otras, en las regiones hoy quechuizadas al noroeste de Puno (Torero 1987). Otro texto de Juli nos precisa que en aquella mismo regin entonces no slo se hablaba aymara: se menciona a los urus "a dos leguas de aqu", la lengua pukina y al grupo Larilari "agreste, bárbaro y nmada" (MP 2: 358; 4: 582; Alb y Layme 1984: 18-19).

1579-82. Barzana pasa a Potos, que ya es la gran metrpoli plurinacional y plurilingYe de la mit'a, "por poder acudir en las tres lenguas, que ya saba" (quechua, aymara y puquina; MP IV 418).

1582/83-85. Barzana es el primer ocupante de la cátedra "de lengua india" y examinador de lenguas, instituida en la Audiencia de Charcas por Real Célula de Felipe II para frenar por fin la ordenacin de muchos clérigos que desconocan la lengua. Barnadas (1995: 55) en quien nos basamos<9>- no explicita el dato, pero Baptista [B] explicita, en este mismo contexto, que "fue nombrado catedrático y examinador diocesano de las lenguas quechua, aymara y puquina". No sabemos de esta última, pero no hay duda sobre el quechua y aymara: Barzana las manejaba bien, ambas eran entonces de uso común en esa de regin de mitayos [ mit'ayuq ], el otro candidato provena de Copacabana y en aos sucesivos se explicita que el ocupante de la cátedra ensea las dos. Barzana se desempe con éxito en el cargo, como seala incluso el cronista potosino Capoche (1585/1959: 170-171). Aunque viva en Potos, el cargo le exigi sin duda frecuentes viajes a La Plata, sede del obispado. No queda claro hasta qué punto implic cursos regulares en la lengua o se concentr más bien en examinar a los clérigos. Es posible que realizara lo primero en Potos, la urbe principal, y viajara slo para los exámenes y tal vez algunos cursos breves.

1582-83. El III Concilio de Lima (15-VIII-82 a 18-X-83). Por su especial importancia le dedicaremos una seccin especial al final de este rápido recuento.

1584. Antonio Ricardo imprime los textos del Concilio, en el colegio de jesuitas (MP III 397). Antes ya haba trabajado con jesuitas en Mexico. (Vargas 1963: 166, Tamayo Herrera 1984: 7).

1585. Ludovico Bertonio (1557-1625), italiano llegado a Lima en 1981, es destinado a Juli donde seguirá la mayor parte de su vida, salvo un breve paréntesis en Potos (1601-2) y los últimos aos de su vida. Con los aos se convertirá en el gran aymarista de todos los tiempos<10>.

1595. El P. Provincial menciona unos manuscritos de "sermones, ejemplos y vocabulario" en aymara, hechos por "los padres de Juli". MP V 709. Entre los autores estaba ya Bertonio (que los menciona al P.General en 1596).

1597. El P. Luis de Leyva, de Juli, fue con otro a los urus del Lago Titicaca. Afirma que esos urus hablan "puquina", nombre dado entonces ya muy comunmente a la lengua propiamente uru, pero ni él, ni probablemente otros, la conocan MP V 318.

1600. Hay en la provincia peruana unos 60 jesuitas "lenguas" (en quechua o aymara). Hay que subrayar que no siempre los que escriben sobre una lengua son los que mejor la hablar ni tampoco quien mejor habla una lengua es, a la vez, quien mejor sabe codificarla. Según Bertonio, el mejor aymarista era entonces otro italiano: el P. Pedro Vicente Pizzuto. Baptista (1996: 18) enfatiza también la figura del hermano Gonzalo Ruiz, "catequista en quechua y aymara y compaero imprescindible durante cuarenta aos de los sacerdotes en las misiones populares". Otro gran "lengua" en quechua y aymara era el P. Martn Pizarro, pariente cercano del conquistador, que en Juli cambi su apellido a Picn "por sonar mal a los odos de los indios el otro" (Vargas 1963: 52-53, 114-116).

1603. Primeras publicaciones de Bertonio y Torres Rubio en Roma, más reedicin del III Concilio de Lima. Bertonio se quejará aos después de que, al no haber podido revisar personalmente la impresin, se colaron muchos errores.

1604 Edicin en Sevilla del catecismo slo aymara del III Concilio de Lima (ver 1616).

1612-13. Se publica, en la imprenta instalada para este fin en Juli, el paquete de las cuatro obras clásicas de Bertonio: Arte y Silva de frases, Vocabulario, Vita Christi y Confessionario<11>.

Slo el arte y vocabulario han merecido ediciones posteriores: Platzman reedit ambos en Leipzig, en 1879. El Vocabulario ha sido reeditado también varias veces en La Paz: Don Bosco (1956), CERES-IFEA (1984), Radio San Gabriel (1993), esta última con ortografa moderna pero, lamentablemente, sin un orden alfabético riguroso. Valdra la pena reeditar sobre todo la Silva y la Vita Christi, elaboradas con ayuda de Don Martn Santacruz, Hanansaya del ayllu Qara.

1616. Reedicin en Lima de las obra aymara de Torres Rubio, unida a una reedicin del catecismo del III Concilio, con falsa carátula de Sevilla 1604, simplemente copiada (R I 68-75)<12>.

1615? Fecha probable del manuscrito de Guamán Poma de Ayala. En los últimos aos ha surgido el debate sobre si los autores ocultos del texto podran ser dos jesuitas, y se ha mencionado explcitamente a Blas Valera que habra retornado secretamente al Perú desde Espaa- y al jesuita más joven Juan Anello Oliva (1574-1636). No podemos entrar en el debate por no haber conocido aún el controvertido texto que lo ha provocado. Nos limitaremos a una evaluacin de los pocos textos aymaras de Guaman Poma, que ya han sido objeto de otro estudio detallado (Alb y Layme 1993). Los cuatro textos principales provienen de al menos tres dialectos distintos, pero la forma en que son manejados por el autor, quienquiera que haya sido, indica que éste no llegaba a manejar fluidamente la lengua aymara. Como enseguida veremos, Valera al parecer s la manejaba, por lo que, de ser el autor oculto, habra dado un tratamiento mejor al tema. Oliva slo estuvo un ao escaso en en ambiente aymara hasta el momento en que se concluy la Nueva Cornica y buen gobierno [B] y el estilo de toda su vida y obra tampoco conduce a pensar que haya sido realmente el autor de dicha obra.

2. El III Concilio de Lima (15-VIII-82 a 18-X-83).

Volvamos un poco atrás, para detenernos un poco más en este evento, tan fundamental para la historia de la Iglesia peruana y también por la importancia que en él se dio al uso de las lenguas quechua y aymara. En ambas tareas cupo un papel fundamental a la Compaa de Jesús y a sus lingYistas. As lo reconoce el propio Felipe II, rey de Espaa, en una carta enviada a su virrey el 7 de agosto de 1584:

"se aprobaron unos catecismos y doctrinas christianas que hizieron los Padres de la dicha Compaa en las lenguas de los indios... Yo, el Rey" (MP III 481).

Ese énfasis en lenguas indgenas era una significativa innovacin. Por una parte, exista una controvertida ordenanza del mismo Felipe II, qye prohiba ordenar a indios y mestizos, lo que dificultaba que los clérigos supieran lenguas indgenas (M 149). Por otra parte, el mismo III Concilio orden que ya no se obligue a los nativos a rezar en latn, por considerarlo poco adecuado pastoralmente. Un camino intermedio era contar con una versin aprobada de la doctrina, confesionario y los principales rezos en las dos principales lenguas andinas, el quechua y el aymara.

Las actas mismas del III Concilio mencionan a los autores de la parte quechua: Juan de Balboa, Alonso Martnez, Francisco Carrasco y el único jesuita- Bartolomé de Santiago. Este último era un mestizo natural de Arequipa, que pas varios aos en el Cusco, junto con el célebre lingYista Alonso de Barzana y el no menos célebre jesuita mestizo Blas Valera (Bartra 1967, Durán 1982: 256-262).

Pero las actas no precisan quiénes hicieron la parte aymara. Se han manejado varias hiptesis, incluida la de que fueron los mismos autores los que prepararon la traduccin quechua y aymara. Bartra (1967) y Durán (1982) son los que más han estudiado el tema. Su principal fuente complementaria son los testimonios en un proceso de 1583 en pleno concilio- sobre la posibilidad de admitir a mestizos a la vida religiosa.

En él se introdujo, entre otras, la siguiente pregunta:

"Item si saben que en la Compaa de Jesús se está haciendo un Catecismo en la lengua de los indios aymaraes, y que ésta es la más dificultosa que hay en este Reino, y que esto lo hacen dos o tres teatinos y otros tantos clérigos que están sealados por el Santo Concilio para ello, hijos de espaoles y de mujeres naturales de este Reino, para hacer la doctrina y enseanda de nuestra santa fé catlica a los indios de aquella provincia, los cuales son: Francisco Carrasco, clérigo; y el Padre Santiago, y el padre Blas Balera, y el Padre Joan Fernández de la Compaa de Jesús." (Cit. en Durán 1982: 285, n.80).

El P. Acosta, al ser interrogado, defiende la tesis de que s se puede ordenar a a algunos sacerdotes mestizos. Si bien "en algunos ha visto algunas malas costumbres e siniestros, en otros ha hallado mucha virtud". Juzga que

"son muy útiles para dotrinar a los indios, por saver muy bien su lengua e que los indios les dan mucho crédito y les tienen afficin".

Entrando en nuestro tema, aade que efectivamente

"algunos de los dichos mestizos sacerdotes an ayudado muy bien e con su diligencia y travajo se an hecho muy buenas traducciones en las lenguas del Cuzco e aimara, y dellos son dos de la Compaa de Jesús, que son el Padre Blas Valera y Bartolomé de Santiago" (MP III 2722-3).

Pero ese testimonio no consigna con mayor precisin a qué lenguas aport cada uno de ellos. El hecho de que en la mayora de los testimonios se los mencione en forma conjunta o genérica, hace pensar que efectivamente todos participaron en todo el conjunto.

Sin negar el aporte de los otros clérigos mestizos mencionados en la lista, Àqué evidencias hay de que esos dos jesuitas mestizos supieran aymara, además de quechua?

Santiago, hijo de madre quechua, qued particularmente expuesto al aymara desde que particip en la fundacin de la residencia de Potos y resida ah desde 1578. Ya vimos que en ese tiempo era esta una metrpoli minera un lugar de encuentro de quechuas y aymaras, con probable predocminancia de esta última lengua.

Durán deduce que Valera tuvo un papel especial en el texto aymara, primero porque en las actas del Concilio no se le cita como autor de la versin quechua (a pesar de ser la suya materna). En segundo lugar, esta sospecha queda reforzada por otro de los testigos del mencionado proceso, el mercedario Fray Alonso Daz, que fue a su vez uno de los revisores del texto quechua y aade la siguiente precisin:

"A la segunda pregunta dijo que sabe, porque lo ha visto, que en el dicho Colegio de la Compaa de Jesús se está haciendo el Catecismo que dice la pregunta, en la lengua aymara, la cual este testigo entiende que es la más dificultosa de las que en este reino hablan los indios de él, y que éste le hace el Padre Valera de la dicha Compaa, y también ha entendido que tratan de ello los demás sacerdotes que la pregunta dice." (Cit. en Durán 1982: 266).

El testimonio parece contundente. Blas Valera, el más célebre de los mestizos jesuitas, haba nacido en Chachapoyas y tena por tanto como lengua materna la variedad quechua que all se hablaba. Sin duda manejaba también el quechua general y el cusqueo, indispensables entonces para la evangelizacin. Haba estado primero en Huaruchiri por breve tiempo y después en el Cusco, junto con los mencionados PP. Santiago y Barzana. Posiblemente escuch alguna variante del aymara ya en Huaruchiri e incluso en el Cusco, pues el aymara segua vigente por lo menos hasta Andahuaylillas, unos 30 kms al sur<13>. Pero, Valera sigui también una ruta que ya hemos visto en otros jesuitas, y qued directamente expuesto a la lengua aymara en Juli, donde estuvo desde 1977 hasta por lo menos 1581. De él, del P. Barzana y de otros dos ya se dijo en 1578 "Estos quatro saben la lengua para predicar y confesar los indios" (MP II 335).

Lo que más sorprende es que entre los autores de la versin aymara no se mencione a otros eminentes aymaristas, muy particularmente al P. Barzana. Torres Saldamando (1882: 23), cita la historia inédita del jesuita Barrasa (1769), que lo menciona junto como coautor junto con los dos anteriores:

"Fueron los tres tres llamados el insigne y apostlico varn Alonso de Bárcena, y los P.P. Bartolomé de Santiago y Blas Valera, famosos lenguas y predicadores de indios; que aunque no hubiesen hecho más que componer por rden del concilio limense la doctrina cristiana y los dos catecismos mayor y menor en compaa de otras personas bien versadas en las dos lenguas quichua y aymará... bastara para gran alabanza y memoria."

No hay evidencia documental coetánea de esa afirmacin, aunque el aludido ciertamente era por entonces uno de los más cualificados para esa tarea. Como vimos, ya en 1576 haba preparado, por orden de la congregacin provincial, un catecismo y otros textos en dicha lengua, los únicos que por entonces existan. Durante el principio del III Concilio andaba de misin por Juli y, desde fines de 1582, pas a Potos y pronto fue el primer catedrático y examinador oficial de las lenguas quechua, aymara (y tal vez puquina) en la Audiencia de Charcas<14>.

Bartra (1967) considera también probable que Barzana hubiera participado en la traduccin al quechua y al aymara del catecismo del III Concilio Limense (1582-1583), siquiera como revisor. Nos parece más lgico que ello hubiera ocurrido sobre todo para la lengua aymara, "la más dificultosa de las que en este reino hablan los indios", pues no nos consta que hubiera entonces clérigos que la tuvieran como nativa. Tal vez no se explicita su nombre porque los demás nombrados son todos mestizos, involucrados en el debate del momento sobre la posibilidad de ordenara clérigos de dicho origen.

Otro posible colaborador podra ser el P. Diego de Torres Rubio, futuro autor de una gramática y vocabulario en dicha lengua. Pero en el momento del Concilio era todava muy joven, con apenas 25-25 aos y por entonces slo tena la experiencia de Juli, mientras que su calificacin en aymara proviene sobre todo de su posterior estancia en Potos (T 79-81).

No conocemos aún ningún estudio sistemático sobre las variantes aymaras utilizadas en los textos del Concilio. Según Tamayo (1984), en ellos se us la versin de Potos, donde haban tenido cierta experiencia tanto Santiago como Barzana. Un análisis aún muy superficial nos muestra, efectivamente, detalles lingYsticos como el uso de haracpachana 'en el cielo', del Credo, que refleja el mismo uso de Torres Rubio aracca , por 'arriba' (ver nota supra), aunque sin h . Debe explorarse más sistemáticamente la correspondencia entre los textos de la época en diversos dialectos. No descartamos tampoco la hiptesis de que se haya intentado como en el caso del quechua (cf. Cerrn 1991)- usar una especie de "lengua general" o lingua franca. Lo podra indicar el dato mencionado de que es la "versin usada en Potos", que era el lugar de encuentro de gente de tantos orgenes y variantes dialectales.

Desde 1620 hasta la época de la expulsin de los jesuitas empieza un gran vaco informativo. Se debe en parte a que para ese perodo ya no contamos con nuevos volúmenes de la interrumpida Monumenta Peruana , por lo que sera preciso emprender una investigacin archivstica mucho más engorrosa. Pero es probable que la falta de mayor informacin refleje también un descenso en la produccin lingYstica. Rivet y Meiklejohn, los principales estudiosos del tema, tampoco han detectado nuevos trabajos para esa época. El último constata, además, que a partir del siglo XVIII hubo un bajn en la importancia y prestigio de Juli, dentro de la provincia.

Juli sigue siendo el centro fundamental para el apostolado aymara de los jesuitas y la principal casa de estudios para esa lengua. Pero, al parecer, se siguieron usando los materiales mencionados hasta aqu, con adaptaciones y complementos que slo se mantuvieron manuscritos.

Gracias a Barnadas (1995: 55-58) conocemos también con bastante detalle las vicisitudes de la cátedra y examinadores en lengua india de la Audiencia de Charcas, que se haba iniciado con Alonso de Barzana. Entre 1586 y 1588 le sucedi el P. Esteban Ochoa, andaluz, que ya estaba en Potos desde al menos 1580. Hubo intentos fallidos del Provincial de los jesuitas para dejar la cátedra, rentada con mil pesos ensayados, por escrúpulos de pobreza. Pero ésta sigui en manos de la orden. En documentos de 1600 y 1601 se explicita que se "lee... Cáthedra de las dos lenguas ndicas generales Quichua y Aymara" (MP VIII 173, 593). No se menciona a los que entonces la ocupaban pero posiblemente ya estaba entonces a cargo del célebre lingYista P. Diego de Torres Rubio, que ense aymara en Charcas durante tres décadas, hasta poco antes de su muerte en 1638.

Desde 1637 hubo intentos de la Corona por rebajar la dotacin financiera de la cátedra y de algún obispo para pasarla a otros prebendados, pero los jesuitas siguieron en ella hasta que abandonaron el pas, expulsados por el Rey. Se menciona a un lector de la cátedra de "lengua india aymara" en la Universidad Real y Pontificia de San Francisco Xavier<15> en La Plata entre 1681 y 1684 y, cuando sobrevino la expulsin, en 1767, estaba all como "catedrático de las lenguas aymara y quichua" el jesuita cochabambino Manuel de Irigoyen.

Quienes se alegraron por la expulsin de los jesuitas, decan que la cátedra se haca reducido desde tiempo inmemorial a examinar en la lengua para las oposiciones a curatos y sugeran que "esta renta deva ponerse en la Caxa de la Unibersidad" (Martn Mendoza, 20-III-1771, cit. en Barnadas 1995: 57). Sea o no verdad esa acusacin, no han llegado hasta nosotros nuevas obras en aymara producidas en torno a esa cátedra, después de las del P. Diego de Torres Rubio, a principios del siglo XVII<16>.

3. La época de la expulsión (1767)

Slo en la época misma de la expulsin de la Compaa (1767) se registran algunas nuevas obras, slo manuscritas. Ante todo, están las obras manuscritas de Francisco Mercier y Guzmán, nacido en Granada (Espaa) en 1718 y entrado en la Compaa en 1747 y establecido en Juli desde 1759 hasta la expulsin en 1567. De ah pas a Ferrara y Bolonia, en Italia, donde muri hacia 1775 [B].

1760. Mercier escribe en Juli el manuscrito hoy perdido: "Historia de los quatro Evangelios en lengua Aymara."

1765. Mercier escribe, también en Juli, dos volúmenes de sermones (R I 166-168). Se conservan hasta ahora en la biblioteca de la Universidad de Bolonia, como parte de la coleccin de un cardenal.

Esta obra de Mercier representa un hito importancia para conocer la evolucin de la lengua aymara en 150 aos de vida colonial. En el ttulo de su primera obra, hoy perdida, el autor aclara que su historia está

"sacada de un libro antiguo, que aora 160 a[os] dio ^ luz el Pe. Ludovico Bertonio... cuyo lenguaje y^ bárbaro, inusitado ininteligible se renueva, pule y perfecciona al natural, y más eloquente modo de hablar de estos tiempos." (R I 164).

Pero, a juzgar por los sermones de 1765, ese pulir y perfeccionar iba claramente por una lnea de deterioro de la lengua.

La muestra que hemos reproducido en nuestra Antología aymara (Alb y Layme, eds. 1992: 38-41) muestra muchos más préstamos del castellano y menos respeto a ciertos rasgos lingYsticos, como por ejemplo el modo de conocimiento indirecto.

Por otra parte, se incluyen todava algos rasgos posteriormente perdidos, como el uso, ya bastante restringido, del verbo cancaa 'ser', hoy reducido a slo sufijos. Como Bertonio, Mercier usa hiujsa (no hihuasa [ jiwasa ]) por 'nosotros (inclusivo'). Se usa también halla [ jalla ] y halla halla para la expresin 'Áqué bien!' (como Bertonio)'. Aunque no hemos podido constatar exhaustivamente los textos de Mercier, ni en él ni en otros textos de su época hemos encontrado los adverbios afirmativos jisa ni saya 's' en situaciones en que ahora se usaran de manera habitual. Esta ausencia ocurra ya en los textos de Bertonio y de Torres Rubio.

Al final de sus sermones Mercier incluye la primera poesa (posiblemente, canto) aymara de la que tenemos constancia escrita. Se trata un texto hoy nada fácil, dedicado a la Virgen Mara, que hemos reproducido e interpretado en Alb y Layme (en prensa).

En muchas partes de la América India, la expulsin de los jesuitas, en 1767, result un mal que trajo, con todo, otros efectos laterales positivos para la ciencia. Muchos de aquellos hombres tan abocados a la accin pastoral, al quedar de golpe relocalizados y fuera de su ambiente ya natural, se encontraron con unos inesperados aos y décadas sabáticas, en que tuvieron la oportunidad de escribir y codificar sus valiosas experiencias.

En el caso de Juli y del aymara no se desencaden la misma floracin de trabajos que se gener, por ejemplo, para el mundo guaran. Aparte de los manuscritos de Mercier, la expulsin slo nos ha legado el texto de un sermn dado a conocer por Wolfgang Bayer, un jesuita nacido en 1722 en Schleszlitz, Baviera, jesuita desde 1742, en Juli de 1752 a 1766 y retornado después a su poblacin natal, donde muri poco después, en 1772:

1775. Publicacin pstuma de un sermn aymara, con ortografa más "germánica" (ej. k, tsch ) y traduccin paralela en latn. Traducido después al holandés, en 1782 (R I 173-4, 181). Ver muestra del probable ms. en R I 198-190.

1775. Se menciona también una gramática aymara-alemana, perdida (R I 200).

De esa misma época, pero sin fecha conocida, hay otros breves manuscritos que presumiblemente provienen también de la casa de lenguas de Juli. El primero (R I 205) contiene la versin de entonces de los principales rezos. Como suele ocurrir en textos rituales aparecen formas que posiblemente ya entonces eran obsoletas. Por ejemplo, para la fase 'que estás en los cielos' se dice alaxpachanakana cancta (ntese de paso la letra x ). Ahora, en cambio, diramos alaxpachanktawa <17>.

El segundo manuscrito (R I 221), del que hemos publicado también una muestra (Alb y Layme, eds. 1992: 42-43) resulta más interesante, pues contiene textos didácticos para conversaciones ordinarias e incluso trámites y querellas, posiblemente para ser escritas, ante autoridades. El estilo, a primera vista, se acerca al de Mercier, pero necesitara más análisis. Tenemos entendido que se está preparando una edicin crtica.

Finalmente, en el archivo jesutico de La Paz hay algunos textos de 1770-2, con referencias especficas al aymara en las parroquias de indios de La Paz.

Más allá de esas reliquias de la época de la expulsin y supresin de la Compaa, sigue un nuevo vaco informativo hasta bastante más allá del retorno de los jesuitas a Bolivia a fines del siglo XIX. Al menos en un primer momento puede tener cierta relacin con las reiteradas prohibiciones del Rey por ensear en lengua ndica y con sus amonestaciones por castellanizar.

3. Epílogo: La nueva Compañia

Los jesuitas retornaron al mundo aymara en 1881, ya no a su histrico reducto de Juli sino a la ciudad de La Paz, en la nueva república de Bolivia, invitados por figuras prominentes del entonces gobernante partido conservador. La misin principal por la que entonces fueron llamados fue para abrir un colegio que frenara en la nueva generacin las nuevas ideas del liberalismo anticlerical. El trabajo con indios aymaras no entraba de momento en el horizonte de la restaurada Compaa local.

Sin embargo, la huella de aquellos primeros jesuitas aymaristas sigui viva. En 1891 lleg a La Paz el padre Juan Antonio Garca, que permanecerá all más de 30 aos, dedicado sobre todo a predicador y confesor. El fue quien retom, con los años, la obra de los venerables lingYistas jesuitas de la época colonial.

1917. Gramática de Juan Antonio Garca<18> "sobre la base de una edición antigua", refiriéndose una vez más a la obra clásica de Bertonio. En el prlogo pondera "la transformacin no pequea" que ha sufrido la lengua aymara en esos tres siglos "o por perfeccionamiento o por corrupcin" o por los nuevos conceptos gramaticales en boga. Garca repas también todos los ejemplos del original, corrigiendo claros errores tipográficos de la edicin de Roma (1603; que Bertonio ya critic) y actualizando también otras expresiones. Pero, por el camino, a veces Garca perdi el punto clave del ejemplo original<19>.

1984. Con el apoyo del Instituto Francés de Estudios Andinos y CERES y el Museo Nacional de Etnografa y Folklore, se volvi a editar, por quinta vez, el vocabulario de Ludovico Bertonio, con una introduccin del jesuita Xavier Albó y el investigador aymara Félix Layme. Todo ello volvi a reeditarse en 1993, ya con la ortografa actual. Es una prueba de la vigencia que sigue teniendo aquella obra clásica de 1612.

Los tiempos han cambiado y, con ellos, los estilos y los intereses. Pero no ha habido una ruptura con aquella tradicin lingYstica de las primeras misiones jesuticas en territorio aymara. Las últimas décadas nos brindan estudios en la más clásica tradicin lingYstica, como las obras estimuladas por Joaqun Herrero (+1987) desde el Instituto de Idiomas de Maryknoll (Cochabamba); otras publicaciones dentro de la tradicin pastoral y catequética, como las que se han generado en torno a los equipos parroquiales de Tiwanaku y Jesús de Machaqa; y también producciones dentro de las nuevas corrientes, como los análisis sociolingYsticos, los testimonios de historia oral y las antologas producidas por el equipo de CIPCA. Pero describir toda esta floracin, que se inscribe ya dentro de un movimiento mucho más amplio de renacimiento cultural, exigira otro trabajo.

NOTA: El problema de acentos es del original

 

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