49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA)

Quito Ecuador

7-11 julio 1997

 

Paloma Fernandez Rasines

SIMPOSIO: HIST 31

Procesos de construcción de identidad en comunidades afroamericanas: estudios comparativos

TITULO COMUNICACION:

Cuerpos nombrados por la esclavitud. Discontinuidades en la categorización racial y sexual en la Real Audiencia de Quito

RESUMEN:

Abordaremos la construcción de identidades desde el análisis de los discursos que fueron jerarquizando la mesticidad en categorías discretas en el contexto de la Real Audiencia de Quito. Veremos cuándo y cómo se recrean las respuestas a los poderes dominantes y en qué medida estas transgresiones han provocado cambios en las discontinuidades jerárquicas raciales y de género.

CUERPOS NOMBRADOS POR LA ESCLAVITUD. DISCONTINUIDADES EN LA CATEGORIZACION RACIAL Y SEXUAL EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO

Paloma Fdez. Rasines

Departamento de Filosofa de los Valores y Antropologa Social

Universidad del Pas Vasco

La presente comunicacin forma parte de una tesis auspiciada por una beca predoctoral del Departamento de Educacin, Universidades e Investigacin del Gobierno Vasco.

Partiendo de datos extrados de textos escritos entre los siglos XVI y XVIII buscamos estereotipos que aparecen en el discurso y ordenan categoras en un complejo mundo marcado por la inequidad en que las relaciones interétnicas y los sistemas de género aparecen como ejes de estructuracin fundamentales. Aparecen conflictos entre poderes diversos que van transformando la realidad histrica. Poderes dominantes, subalternos y emergentes ocupan posiciones mviles en este largo entramado de la dialgica discursiva. Vemos que las categoras que definen las discontinuidades raciales y de género en el sistema esclavista y en contexto de la Real Audiencia de Quito, lejos de ser naturales o propias de un sentido comon , son categoras cambiantes en su performatividad histrica.

Hemos trabajado con textos de cronistas como Guamán Poma de Ayala, Inca Garcilaso de la Vega y Cabello de Balboa, principalmente. Entre los documentos de archivo consultados figura una seleccin de actas notariales extradas de la Òseccin de esclavosÓ del ANHEserie de esclavos, fueron seleccionados 95 en base principalmente a la legibilidad de las paliografas. y del catálogo general de adquisiciones del AHGálogo de publicacin peridica.. Atendiendo a la informacin recogida en los Archivos Histricos, los documentos que expresan autos judiciales sealan distintas categoras atendiendo a la raza, el género y la posicin social. En el Archivo Nacional de Historia del Ecuador, entre los siglos XVII y XIX, aparecen nombradas personas e instituciones que se ubican a determinados niveles en relacin al sistema esclavista. De una parte, están personas y colectivos que compran o venden, y de otra, personas y colectivos que son comprados y vendidos por su valor de uso en la produccin de bienes y servicios.

Figuran como dominantes quienes pueden comprar y vender, que son miembros de la nobleza y la incipiente burguesa, miembros de la jerarqua militar, eclesiástica y administrativa. También aparecen como tratantes personas sin ttulo alguno y en algunos casos con estatus de pobre de solemnidad . Entre tratantes no aparece referencia étnica distintiva sino de posicin social relativa al oficio desempeado o a su jerarqua dentro del grupo. Exceptuando la alusin implcita a los caciques, en tanto que naturalesNatural aparece como sinnimo de indio, y es categora extensiva a toda una variedad étnica de pueblos de origen incaico y preincaico que encontraron los conquistadores a su llegada.. Los escribanos espaoles llamaban caciques a las autoridades indgenas, que son referidos en quechua como curacas , principales o nobles de tradicin incaica. Aparecen distintos personajes eclesiásticos de las rdenes vigentes como son cura, maestro cura, vicario provincial, presbtero, obispo, cannigo, religioso, religiosa, abadesa y priora. Personajes militares, administrativos y juristas como capitán, general, alguacil, comisario, regidor, juez, procurador y cacique. A la mayora de estas personas les caracteriza el ttulo dado de Don o Doa , otorgado inicialmente por el Dios catlico a través del emperador, segon los cronistas. Aparecen también personajes al cargo de industrias y haciendas como presidente hacendero, minero y mayordomo. Personajes con oficio o negocio como oficial carpintero, herrero, bodeguero y mercader. Estos oltimos pueden aparecer nombrados junto a su descripcin étnica y en ningon caso con otro ttulo que preceda su nombre y apellido.

Figuran como subalternos quienes son objeto de compra-venta o bien están negociando el pago de su libertad. Estas personas son descritas básicamente como esclavos o esclavas y caracterizadas por raza, género, origen y fenotipo. As aparecen términos como esclavo, esclava, mulato, mulata, negro congo, samba, sambo, negra criolla, negro libre, negra color etope, por citar algunos. Se definen siempre como esclavos o esclavas y en ocasiones como personas miserables . Ningon ttulo precede a su nombre de pila que puede ir acompaado de un apellido, el cual, en caso de concordar con el de quien tiene su propiedad denota que han servido desde su nacimiento a tal amo o ama.

Sabemos que en los inicios de la empresa espaola en la conquista de América, la servidumbre estaba integrada hombres y mujeres de distintas procedencias y no siempre en estado de esclavitud. En los textos de los cronistas aparecen referencias en este sentido. En cuanto a los distintos orgenes y fenotipos de servidumbre que llegaron a las Indias antes y durante la trata esclavista, el historiador argentino Guillot hace la afirmacin de que ni todos los esclavos fueron negros, ni todos los negros fueron esclavos (Guillot 1961: p.17). Podemos establecer entonces que, al menos en los inicios de la conquista, tener ascendencia africana no era sinnimo de estar en condicin de esclavitud. Segon este mismo autor sabemos que los llamados esclavos ladinos, o latinesa. fueron quienes primero llegaron acompaando a quienes ya los tenan en propiedad en ciudades del sur de la Pennsula Ibérica. Hablamos de esclavos ladinos porque no se hace referencia a las mujeres salvo en ocasiones muy peculiares. La legislacin amparaba en un principio la llegada de ladinos en tanto que se supona, tenan ya un adiestramiento previo y sobre todo conocan el idioma y la doctrina catlica. Hay bastante documentacin sobre el rol que ciertos negros ladinos desempearon como reconocidos militares en la conquista y de cmo este aspecto pudo resultar suficientemente subversivo para que la Corona espaola temiera males mayores. No encontramos tanta documentacin para establecer el modo en que las mujeres estaran subvirtiendo sus roles asignados. Las mujeres no pudieron ganar su libertad como los hombres que participaron en las milicias, tampoco están citadas entre los lderes que eran considerados Òpeligrosos revolvedoresÓ por incitar a Òlos pacficos bozalesÓ. La legislacin trat de evitar enseguida la llegada de latines, para favorecer la de bozaleson el diccionario de Covarrubias, bozal es el esclavo que no habla otra lengua que la suya. Por extensin es sinnimo de torpe e ignorante. Su procedencia era mayoritariamente de Africa Subsahariana.. Con ánimo de impedir que los ladinos se constituyeran en lderes, se pens que las piezas que no conocan la lengua ni la cultura, siendo ignorantes seran menos problemáticas. Entonces surgi el riesgo de los negros islamizados. La Junta de Telogos contra los Asientos de Negros para las Indias en 1552, hacia la siguiente advertencia: Podran pasar esclavos de Sicilia... negros, de los cuales son malos y de casta de moros y muy soberbios y seran parte para revolver las Indias y alzarse con ellasMás tarde se trat de regular la entrada de los que entre estos oltimos eran llamados jelofes, a quienes se les consideraba también amenazantes. Guillot cita que jelofe era sinnimo de parlanchn y que los hombres as llamados, eran en exceso habladores. Es importante considerar cmo el dominio del lenguaje y el ejercicio del discurso es temido por los poderes dominantes, en tanto que supone la va de articulacin poltica para la insumisin.

El trabajo de Guillot, como muchos otros que tratan la esclavitud durante la dominacin espaola de América, tiene todos las limitaciones de los estudios androcéntricos. Sabemos que ya en 1570 se regulaba sobre la Prohibicin de que los esclavos casados llegaran a las Indias si no era acompaados de su mujerÓ. Por otra parte, en tanto que la esclavitud se basaba en el Derecho Romano, por el cual la condicin de esclavitud era transmitida por la madre, la mujeres resultaban necesarias principalmente como oteros en que la esclavitud se hiciera perpetua. Hemos visto que no hubo una onica categora racial construida en torno a las piezas de ascendencia africana con que los poderes dominantes comerciaban. La taxonomizacin era variada, obedeciendo a criterios como la procedencia geográfica, el idioma y la adscripcin politico-religiosa. La categorizacin sexual resulta menos evidente. Segon el discurso, entre la servidumbre que lleg al Nuevo Mundo hubo mujeres de esclavos, mujeres de sus amos o amas y también mujeres amazonas o guerreraso que cuenta cmo en una de sus batallas tuvo que hacer frente a un grupo de mujeres lideradas por una negra ladina nacida también en Málaga. El historiador aunque duda de la veracidad del relato, lo encuentra propicio para establecer que esto podra ser una reminiscencia africana, aludiendo a mtico matriarcado con toda suerte de convencimiento: Òtendramos el transplante a Indias del uso de tropas femeninas como se utilizaron en Africa en los reinos de Monometapa y Dahomey. Vestigio guerrero de un antiguo matriarcado... (Guillot op.cit.: p. 214). Para algunas mujeres esclavas en la Real Audiencia de Quito, su propiedad se debata entre la persona de su amo y la de su legitimo marido, a menudo también esclavo:

Pleito de Pedro de Silba, oficial carpintero, marido y junta persona de P. del Castillo, esclava de mi parte... Pedro de Silba: peticin diciendo que quera libertar a su mujer, esclava de m. Habiendo procedido que sin otro decimiento alguno... la despojaron a dicha mi parte... depositándola y teniéndola oculta privándola de su servicio ... Que declarase Pedro de Silva qué cantidad ofreca por la libertad de la dicha mujer. A que éste respondi que dará 400 pesos y que dije era precio bajo por esta la ma esclava, de las habilidades y... de edad de 32 aos... (ANHE, serie esclavos, Caja n. 1, Expediente n. 8, 1690)

Como es de suponer, la esclavitud en la Real Audiencia de Quito afect de manera diferente a hombres y a mujeres. As podemos verlo en los documentos notariales que figuran en los archivos consultados, tanto el ANHE como el AHG. Si bien estas consultas no son exhaustivas, puesto que slo una reducida parte de la documentacin relativa al sistema esclavista se encuentra en estos archivos, pueden darnos una idea acerca de cuáles eran las posiciones de hombres y mujeres, as como sus demandas ante el sistema ya entrado el siglo XVII. Un total de trece casos de redhivitorian de una pieza comprada o de reclamacin, alegando que se ha producido algun defecto o vicio ante lo acordado. registrados en el ANG entre 1738 y 1820 se referan a mujeres esclavas, ninguno de ellos tena un varn por objeto. De las nueve peticiones de libertad entre 1690 y 1832, ocho fueron realizadas por mujeres y slo una, la primera, fue peticin de un hombre en 1690. El siguiente registro es el primero en que figura una mujer solicitando la libertad en 1738. Podemos sospechar que el nomero de hombres y mujeres en estado de esclavitud no era desproporcionado. De entre los casos de compra-venta y litigios entre propietarios los casos que afectan a hombres, a mujeres y a colectivos no inducen a pensar que hubiera más mujeres que hombres en la trata esclavista. Si vemos los documentos del ANHE, entre 1730 y 1845 hubo dieciséis casos de rehivitoria sobre mujeres esclavas, frente a cinco casos sobre varones. Se registraron 48 casos en que mujeres hacan demandas explcitas sobre su situacin de enajenamiento. En 28 casos lo hicieron los hombres. La mayoria de las peticiones de las mujeres Òajustándose a derechoÓ son peticiones de libertad frente a sus amos o amas. A partir de 1777 aparecen diez casos en que mujeres piden tasacin sobre su valor en orden a cambiar de amo o ama. Habitualmente era maltrato o abuso lo que alegaban en su defensa. Los hombres por su parte, podan liberarse entrando en miliciascomo consta en un caso registrado en 1790. Ellos también acusaban a sus propietarios de maltrato y también solicitaban cambio de amo o ama, registrándose cuatro casos a partir de 1794. Los casos de compra-venta y litigios asociados expresan aqu de nuevo que la proporcin de hombres y mujeres, en términos generales, no era desigual en la trata. Son 28 casos los que afectan a mujeres y 26 los que afectan a hombres. Por otra parte, viendo los casos de nios y nias que son objeto de transacciones, son 11 los casos de nias y 7 los de varones. Podemos pensar que no son cantidades que puedan llevarnos a conclusiones representativas. De cualquier forma, parece que las mujeres tuvieron más dificultades para hacerse con su libertad que los hombres. Ellos pudieron negociar sus libertades con pago efectivo de propio pecunio o bien pudieron ser entregados en prenda como soldados. Si lograban sobrevivir habran alcanzado cierto estatus de ciudadania asociado al supuesto prestigio militar. Ellas pudieron negociar el precio de sus libertades, también con ahorro de sus jornales y en mal pago de sus servicios. Aunque sin duda no tuvieron el prestigio de haber servido a una causa noble. A la servidumbre doméstica y sexual no le era supuesto el valor, como al soldado ello se le supone.

Volviendo a los aos más cercanos a la conquista, tomaremos ahora los textos de los llamados cronistas mestizos del Pero porque su retrica puede ayudarnos a recrear los sistemas de valores entonces vigentes. Veremos sus posicionamientos en lo relativo a las categoras del mestizaje y de los sistemas de género. Guamán Poma y Garcilaso de la Vega, aunque desde distintas subjetividades, escribieron para ser ledos por una élite imperial espaola y en el caso concreto del primero, por la clase poltica de la época. La nueva crnica y buen gobierno de Guamán Poma, escrito fechado a principios del s. XVII, hace valoraciones desafiantes denunciando el abuso de los conquistadores. Sin embargo afirma, en una muestra de gran confianza, que la corona espaola va a restituir la justicia y el buen gobierno en el Pero con la instauracin del monotesmo cristiano y con el catolicismo como doctrina. Guamán Poma encontraba justificacin a la derrota militar de los Incas e incluso a los abusos y atropellos continuados por parte de los espaoles, en base a que el gobierno de los oltimos Incas estaba necesitando un nuevo orden y éste iba a ser la doctrina catlica de que se sirvieron los conquistadores cristianos. El cronista muestra reiteradamente en su texto, gran preocupacin sobre lo inconveniente que estaba resultando el mestizaje para el buen gobierno del Pero y sobre todo para la supervivencia de los naturales en el respeto y la convivencia. Hace saber que la llegada de los espaoles supuso cambios en el orden poltico, los cuales vinieron acompaados de importantes modificaciones de orden racial desde los primeros momentos:

De cmo por la riqueza envi el emperador gobernadores y oidores, presidentes y obispos y sacerdotes y frailes y espaoles y seoras: toda era decir Piro y más Piro. De los ciento y sesenta espaoles y un negro congo, aument mucha gente. De espaoles y mercaderes y rescatadores y mercachifles y muchos morenos. Ahora multiplica, mucho más que indio, mestizos hijo (sic.) de sacerdotes. Oro y plata en el Piro" (Guamán Poma de Ayala 1980: p.363).

Guamán Poma considera que el mestizaje puede hacer peligrar los valores fundamentales y entre ellos figuran la pureza de sangre y la preservacin del linaje. La casta la transmite el hombre y as un espaol es igualmente contaminante que un indio bajo en tanto que no se le conozca linaje de nobleza. Harán lo correcto quienes permitan a las mujeres de su grupo casarse con hombres de comparable linaje y de igual o superior casta. Los linajes de los naturales se ordenan entre principales o nobles descendientes de los incas y mitayos o tributarios o descendientes de los pueblos sometidos por aquellos. Las castas se expresan en categoras que parten del ideal de pureza de sangre al uso en tiempo de la conquista, como son negro, moro, judo y espaol o cristiano viejo:

Pero si la mujer, hija o hermana, siendo seora de la casa grande de ttulo, se casa con negro catibo o horron del precio de su libertad. que Dios le ha echado maldicin, es catiba y negra como el marido. Y si se casa con indio tributario y mitayoánico, sinonimo de indio bajo ., también es india tributaria como el marido en bajo estado. A todos sus hijos no le vienen de derecho de justicia. Y si se casa con indio principal, sale a más alto grado la casta y seoro y merece más honra ella.

Porque el hombre hace la casta, que no la mujer. Pero la dicha hacienda tiene de llevar todo y la honra perdido, aunque sea negro o judo o moro; quien tal se casa con india tiene que llevar a las ciudades a vivir en ella. Si es casta de principal de hombre y de la mujer tiene de gobernar de todo y ser seor en ella; gana la honra y mérito y facultades, preminencias que les di Dios. Y con indio bajo, pierde mérito y honra, lo propio con los espaoles.Ó

El indio mitayo y la india mitaya es fino; como casarse con judo o moro es juda o mora. Y si fuere de principal él y ella, su hijo legtimo de matrimonio es hijo de Dios. Si pudiere, tenga tiana de oro por derecho de Dios y de la justicia de este reinoÓ (Guamán Poma de Ayala 1980: p.421).

Para escándalo de los conquistadores cristianos, la honra segon el imaginario pre-hispánico, no era otorgada en relacin a la virginidad de las mujeres del linaje. As se indigna el cronista espaol Acosta:

La virginidad, que entre todos los hombres es mirada con estima y honor, la desprecian estos bárbaros como vil y afrentosa. Excepto las vrgenes consagradas al Sol o al Inca, ...todas las demás mientras son vrgenes se consideran despreciadas, y as, en cuanto pueden, se entregan al primero que encuentran (Acosta en Silberblatt Luna, sol y brujas . Bartolomé de las Casas: Cuzco 1990. 1990: p.65).

La transmisin de la honra segon el cronista mestizo no va ligada a la virginidad de la doncella casadera y tampoco a que la descendencia sea fruto de matrimonio jurdicamente sancionado, sino que es consecuencia directa de la pureza de sangre y de linaje, de la cual el hombre es responsable en todo caso:

"...como la mujer pobre que no fue casta de hidalgo entra a la honra de su marido, del caballero, casándose. Aunque no fuese casado y tuviese un hijo es honrado; aunque sea mestizo, si es judo se le pega la mancha en ellos. El hombre tiene la culpa. Y si fue el hombre gente baja o judo y la mujer fue de la casa de caballeros y de cristiano viejo, de todo se echa a perder, parientes y linajes y sus hijos; son de ruin casta, peor que mestizo. Aunque sea negro o espaol o indio, tiene que le honre si es caballero de ttulo desde sus antepasados y linajes (Guamán Poma de Ayala 1980: p.470).

Lo que ha nacido impuro es deshonroso y merecedor de castigo. Aunque este posicionamiento no es tan simple y es discutido en caso de que el padre sea de linaje reconocido. En esta dialgica contradictoria, lo que nace mestizo ha de apartarse de lo que se guarda en su pureza y esto lo sitoa fuera del estatus de ciudadana, que se expresa en este caso con el pago del tributo:

Que el cholo y sanbaigoas nombradas sobre el mestizaje. (sic) pague el pecho y el tributo y ha de acudir a todos los servicios personales de este reino. Porque del todo es indio fino, que no se ha de entender de la casta de principal de ttulo, que el cholo ya no tiene cosa de espaol. Y en esto tiene la culpa y pecado su padre, maldicin de Dios, hijo en el mundo de mala fama, mestizo y cholo, mulato, zanbahigo (sic)Ó

Para ser bueno criatura de Dios, hijo de Adán y de su mujer Eva, criado de Dios, espaol puro, indio puro, negro puro.

Estos y sus descendientes mestizos, mulatos o mestizas, mulatas, chola, zanbaiga, uno ni ninguno no queden en los pueblos de los indios, que han de estar en las ciudades y villas, aldeas de este reino. Y las justicias que consintieren, sean castigados y penados para la cámara de su Majestad en este reinoÓ (Guamán Poma de Ayala 1980: p.498).

Sin duda el discurso de Guamán Poma tiene mucho del discurso espaol dominante de su tiempo. Es recurrente la alusin al judasmo como parte del origen de una casta indeseable. Indeseables eran también moros y negros, aunque estos oltimos, en estado puro podan gozar hasta de ser honrados. El cronista denuncia también el defecto de orden en cuanto a la categorizacin social y el fraude que la conquista ha propiciado en este sentido. El ttulo de don / doa, ha de ser otorgado por el rey a quienes van a ostentar su autoridad delegada en pago a sus lealtades. En ningon caso estos ttulos resultan crebles cuando describen a quienes realizan las labores más bajas y éstas son las relativas a oficios que usan fundamentalmente de la actividad fsica. El oficio mecánico , as llamado, es pues claramente degradante:

Todos los hombres y mujeres y sacerdotes es bueno que tengan ttulo de llamarse don y doa y los dichos padres de llamarse licenciado o bachiller, maestro, doctor. Que compren y se compongan con su Magestad para llamarse don y doa y licenciado y sea muy examinado con el colegial de su Majestad para llamarse don y doa y cada uno tengan sus ttulos, si es hijo de caballero de su descendencia o linage propietario legtimo que le viene de derecho... Se llama don y doa los espaoles y seoras pulperas y judas y de gente baja; sus padres han usado de pulpera y mercachifle, sastre y zapatero, otros oficios mecánicos y muy bajos. Y asmismo los dichos indios o indias con el don hacen grandes daos, asmismo las mujeres de los mestizos y mulatos se llaman doas, que revuelve el mundo. (Guamán Poma de Ayala 1980:502)

Parte importante del buen gobierno catlico era el confinamiento de las vrgenes monjas y as lo seala el cronista como muy santa cosa. No sabemos si las jerarquas entre las vrgenes icaicas seran comparables a las existentes entre las que iban a poblar los conventos en que se guardaban doncellas espaolas ante la imposibilidad de casarlas con hombres de comparable linaje. Haba también otras mujeres, en todo caso distintas.

Muy santa cosa y servicio de Dios nuestro seor que se edifiquen monasterios de vrgenes monjas de las indias y negras para que aumente la fe de Jesucristo en el mundo y tengan sus abadesas y vicarios de este reino y pulica (sic) (Guamán Poma de Ayala 1980: p.450).

Guamán no necesitaba explicar que las vrgenes monjas negrasÓ iban a servir a ÒDios nuestro seorÓ pero también y de modo más directo a otras almas en sus demandas más mundanas. Esto era una obviedad porque era contenido implcito en la categora racial.

En los Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega, texto escrito a fines del s. XVI, el mestizaje no aparece como algo degenerador o pernicioso. Garcilaso, habiendo pasado gran parte de su vida en la metrpoli, valora muy positivamente la reconstruccin de su pasado incaico que considera con dignidad parte de su origen. Esta valoracin pasa por el orgullo sentido de ser llamado mestizo, en tanto que hijo de caballero espaol en seora de linaje incaico, hija de cacique o principal. As, entiende que es honra lo que le otorga su condicin de mestizo y en su texto no expresa que tal virtud sea privativa de una u otra de las naciones , as las llama, celebrando su llegada al nuevo mundo. Esta denominacin introduce un elemento retrico que no participa de la clasificacin racial de modo evidente:

Lo mejor de lo que nos ha pasado a las indias se nos olvidaba, que son los espaoles y los negros que después acá han llevado para servirse de ellos, que tampoco haba antes en aquella mi tierra. De estas dos naciones se han hecho allá otras, mezclados (sic.) de todas las maneras... (Inca Garcilaso 1996: p.253).

Ambos cronistas mestizos hablan en términos de una dicotomizacin sexual. Ambos citan a mujeres como categora separada, en tanto que objetos relativos a los hombres. As, mujer es metonimia de términos como esposa o cnyuge, hermana, hija, doncella, por citar algunos. Guamán Poma insta a que se considere el respeto a las mujeres principales, de linaje incaico, a quienes presenta como mujeres del Inca y servidoras del Sol. Garcilaso, por su parte, reconoce la autoridad de su madre como testigo y transmisora de la tradicin oral incaica. En este caso, la autoridad es otorgada a las madres, que no a las mujeres.

Los jueces y visitadores tenan cuidado y diligencia que todos los varones se ocupasen en sus oficios, y de ninguna manera estuviesen ociosos; que las mujeres cuidasen de aliar sus casas, sus aposentos, sus vestidos y comida, de criar sus hijos; finalmente de hilar y tejer para su casa; que las mozas obedeciesen bien a sus madres, a sus amas; que siempre estuviesen ocupadas en los oficios caseros y mujeriles (Garcilaso op.cit.: p.163)

Dentro en la casa (Casa de las mujeres del Sol) haba mujeres de edad que vivan en la misma profesin envejecidas en ella, que haban entrado en las mismas condiciones, y por ser ya viejas y por el oficio que hacan, las llamaban mamacuna que interpretándolo superficialmente, bastara decir matrona; empero que darle toda su significacin, quiere decir mujer que tiene cuidado de hacer el oficio de madre... Hacales bien el nombre, porque unas hacan oficio de abadesas, otras de maestras de novicias para ensearlas, as en el culto divino de su idolatra, como en las cosas que hacan de manos para su ejercicio, como hilar, tejer, ...les provea abundantsimamente de la hacienda del Sol porque eran mujeres suyas. (Garcilaso, op.cit.: p.168).

Todos se hacan sus casas, y las mujeres eran las que más saban de todo; sin criarse en regalo, sino con mucho cuidado sirviendo a sus maridos (Garcilaso, op.cit.: p.168).

El discurso de Garcilaso parece también imbudo por el sistema de valores predominante en el imperio espaol del s. XVII. Define a las mujeres por el oficio que realizan de servir a sus maridos, a quienes pertenecen, o de servir a sus mamacunas y a sus madres que tienen autoridad conferida en tanto que transmisoras de los valores del incario. Tal como aparecen, mujer y madre son categoras no naturales, sino aprendidas o de oficio. Tales figuras son elementos fundamentales sobre los que se articula la buena poltica y el buen gobierno que a debatir entre jerarquas de maridos, que no son mujeres ni son madres.

La conquista habra también propiciado desajustes indeseables segon Garcilaso. Esto se haca evidente con la aparicin de figuras marginales que atentaban el orden de industriosidad y buen gobierno. El cronista afirma que no haba conocido la mendicidad en su tierra, hasta la llegada de los espaoles. Slo una figura vala para mostrar el dao que poda producir al sistema la subversin que una mujer anciana haba hecho del oficio de madre. La vieja Isabel era definitivamente abominable. Holgazana, viciosa y de conducta comparable a la de las gitanas, nueva categora que ya ocupaba el discurso racial espaol con anterioridad a la conquista del Pero.

La costumbre de no pedir limosna todava se guardaba en mis tiempos, que hasta el ao de mil y quinientos y sesenta que sal del Pero, por todo lo que por él anduve no vi indio ni india que la pidiese; sola una vieja conoc en el Cuzco, que se deca Isabel, que la peda; y más era por andarse chocarreando de casa en casa como las gitanas que no por necesidad que hubiese. Los indios e indias se lo rean, y riéndola escupan en el suelo, que es seal de vituperio y abominacin; y por ende no peda la vieja a los indios sino a los espaoles; ...y luego con sus chocarreras, haciéndose truhana, peda un poco de cuca, que es la yerba preciada que los indios traen en la boca; y de esta manera andaba en su vida holgazana y viciosa (Garcilaso op.cit.: p.175).

Sobre esta poltica sexual, resulta muy elocuente lo que al respecto se trata en el texto del capellán espaol Cabello de Balboa Obras Editorial Ecuatoriana: Quito 1945. En su Descripcin de la Provincia de las Esmeraldas , Balboa habla en boca de Alonso de Illescas, quien es definido como negro cimarrn con quien la corona ha entablado negociaciones para someter esa demarcacin de la costa del Pacfico bajo el dominio de Dios y el rey. Balboa dice que Illescas pide expiar su culpa y busca el remedio de los sacramentos de la confesin, el bautismo y el matrimonio. El perdn le compensara a Illescas con el cargo de Gobernador de la provincia y además tendra como beneficio conseguir relaciones convenientes de compadrazgo que propiciaran algo tan anhelado como era la domesticacin de sus mujeres, para que asi aprendieran cmo servir a sus maridos. Estas son palabras que Balboa dice transcribir de la propuesta de su interlocutor:

...seor, cuanto a lo tocante a la confesin, cosa es tanto de m deseada, cuánto no cesara más una conciencia tan estragada como la ma, envejecida en pecados de más de veinte y cinco aos... En lo de nuestros casamientos y bautismos de nuestros hijos, ya lo habemos platicado entre nosotros, y somos de parecer de aguardar a tiempo que podamos tomar por madrinas y comadres mujeres espaolas, pues se han de venir a poblar con nosotros, para que estas seoras pongan a nuestras mujeres en pulica (sic) y les enseen cmo han de servir a sus maridos y criar a sus hijos; as, seor Vicario, sobresea lo uno y lo otro hasta que más cmodamente se pueda hacerÓ. Y esto di por respuesta.Ó (Balboa 1945: p.43)

De cmo esta negociacin no se llev a efecto y de cmo por consiguiente, esos hombres tuvieron que esperar a ser maridos y a ser servidos, no vamos a hablar aqu. Nos interesa no obstante, rescatar de la crnica del espaol, el modo en que describe la variedad de pueblos de diversas costumbres que habitan la tierra de las Esmeraldas y como sus valoraciones morales establecen las bases para la jerarquizacin. La imagen creada en torno a los pueblos bárbaros, los distintos grupos de naturales, los grupos de origen africano y los conquistadores, establecen categoras que los objetivan en posiciones relativas ante los poderes dominantes, a saber, la Corona espaola y la Iglesia Catlica. El texto de Balboa es una copia judicial fechada en 1583, transcrita por el argentino Roberto Levilier quien justificaba su importancia en tanto que se fund all un seoro negro y se transform as la composicin racial de esta porcin de la Costa Pacfica de SudaméricaÓ (Balboa 1945: p.vx).

Balboa describe la existencia de varios grupos de naturales a quienes diferencia por sus hábitos y costumbres, en cualquier caso, ajenos para el imaginario de los conquistadores. El cronista haba sido nombrado mensajero de la Real Audiencia para negociar, en calidad de Vicario, el sometimiento de estos pueblos bárbaros. Obviando la diversidad, Balboa haba previsto un onico interlocutor en la zona y éste iba a ser Alonso de Illescas. Segon la descripcin del cronista, Illescas era negro ladinool aprendido en la servidumbre a su amo, Alonso de Illescas, de quien habra tomado su nombre después de acompaarlo en su viaje como conquistador. criado en Sevilla y educado en la fe catlica. Este ex-esclavo habra llegado a liderar al grupo con quienes logr escapar de la trata esclavista al encallar en la citada costa el barco que los transportaba. Balboa se contradice en sus valoraciones hacia la personalidad de Illescas. En todo caso le concede el liderazgo casi absoluto en el área, en base a su habilidad como guerrero. Lo califica de temerario y cruento en la lucha. Lo sitoa Òcercano al diablo en su maldadÓ, pero también le otorga la virtud de la caridad para con los espaoles que se han hallado perdidos en la zona. En todo caso, y aon imaginándolo como pernicioso monstruo, su educacin en la lengua y costumbres de los espaoles, as como en la fe catlica y en el servicio a la Corona le situara como interlocutor propicio ante los conquistadores. Illescas no era entonces tan bárbaro, tan ajeno. El lenguaje y los cdigos internalizados cobran aqu la enorme importancia de ser el vnculo mediante el cual se establecen alianzas desde las posiciones aparentemente más dispares. El liderazgo que Balboa le otorgaba a Illescas viene a diluirse cuando al no producirse el acuerdo oltimo, el cronista especula con que los naturales habran desengaado a Illescas sobre la conveniencia de someterse al Gobierno de los espaoles. En el imaginario del cronista, la resistencia de los naturales habra superado en representacin al pretendido liderazgo del interlocutor ladino.

Hemos visto como las distintas subjetividades se expresan en el discurso de los poderes dominantes, en tanto que texto escrito por quienes tienen el acceso al control de los mismos. Vemos que las categoras raciales, de género y status, lejos de ser estáticas, son construcciones histricas en una dialgica donde todos los grupos intervienen realizando cambios constantes, nunca definitivos.

REFERENCIAS

Fuentes primarias:

Manuscritos y documentos de archivo histrico

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Obras de cronistas

GUAMAN POMA DE AYALA, : Nueva cr nica y buen gobierno

INCA GARCILASO DE LA VEGA, : Comentarios Reales

CABELLO DE BALBOA, Miguel : Descripci n de la Provincia de las Esmeraldas

Fuentes secundarias:

GUILLOT, Federico 1961: Negros rebeldes, negros cimarrones Buenos Aires

LUCENA, : Sangre sobre piel negra Abya-Yala: Quito

SILVERBLATT, Irene: Luna, sol y brujas Bartolomé de las Casas: Cuzco

NOTAS

1. La presente comunicación forma parte de una tesis auspiciada por una beca predoctoral del Departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco.

2. Archivo Nacional de Historia del Ecuador en Quito. De un total de 392 expedientes disponibles en la serie de esclavos, fueron seleccionados 95 en base principalmente a la legibilidad de las paliografías.

3. Archivo Historico del Guayas en Guayaquil, segun catálogo de publicación periódica.

4. ANHE, serie de esclavos, Caja n. 1, Expediente n. 14, 1702.

5. Natural aparece como sinónimo de indio, y es categoría extensiva a toda una variedad étnica de pueblos de origen incaico y preincaico que encontraron los conquistadores a su llegada.

6. Que hablan la lengua romance aprendida durante anterior servidumbre en Portugal o España.

7. Según el diccionario de Covarrubias, bozal es el esclavo que no habla otra lengua que la suya. Por extensión es sinónimo de torpe e ignorante. Su procedencia era mayoritariamente de Africa Subsahariana.

8. Documento citado en Guillot (op.cit.: p.22).

9. Documento citado por Lucena (1994: p.111).

10. Guillot cita a un cronista malagueño que cuenta cómo en una de sus batallas tuvo que hacer frente a un grupo de mujeres lideradas por una negra ladina nacida también en Málaga. El historiador aunque duda de la veracidad del relato, lo encuentra propicio para establecer que esto podría ser una reminiscencia africana, aludiendo a mítico matriarcado con toda suerte de convencimiento: tendríamos el transplante a Indias del uso de tropas femeninas como se utilizaron en Africa en los reinos de Monometapa y Dahomey. Vestigio guerrero de un antiguo matriarcado... (Guillot op.cit.: p. 214)

11. Redivitoria es causal que trata los casos de devolución de una pieza comprada o de reclamación, alegando que se ha producido algun defecto o vicio ante lo acordado.

12. ANHE, serie de esclavos, Caja n. 21, Expediente n. 9, 1816.

13. Libertado por su amo o ama, previa negociación del precio de su libertad.

14. Que sirve en la mita, trabajo mecánico, sinonimo de indio bajo .

15. Una de las incontables categorías nombradas sobre el mestizaje.

16. Cabello de Balboa, Miguel: Obras Editorial Ecuatoriana: Quito 1945

17. En este caso el español aprendido en la servidumbre a su amo, Alonso de Illescas, de quien habría tomado su nombre después de acompañarlo en su viaje como conquistador.

REFERENCIAS

FUENTES PRIMARIAS:

Manuscritos y documentos de archivo histórico

ANHE: Serie de Esclavos, 95 expedientes seleccionados entre 1604 y 1853

AHG: Catálogo en la Revista del Archivo Histórico del Guayas , Nos. 1 al 19

Obras de cronistas

GUAMAN POMA, Felipe 1980: Nueva crónica y buen gobierno S. XXI: México

VEGA, Garcilaso Inca de la 1996 : Comentarios Reales Cátedra: Madrid

CABELLO DE BALBOA, Miguel 1945 : Obras: Verdadera descripción y relación larga de la Provincia y Tierra de las Esmeraldas Editorial Ecuatoriana: Quito

FUENTES SECUNDARIAS:

GUILLOT, Federico 1961: Negros rebeldes, negros cimarrones Colombo: Buenos Aires

LUCENA, Manuel 1994: Sangre sobre piel negra Abya-Yala: Quito

SILVERBLATT, Irene 1990: Luna, sol y brujas Bartolomé de las Casas: Cuzco

STOLCKE, Verena 1992: Racismo y sexualidad en la Cuba Colonial Alianza Editorial: Madrid

Paloma Fdez. Rasines

Departamento de Filosofía de los Valores

y Antropología Social

Universidad del Pais Vasco

Aptdo: 1.249

20009 San Sebastián. España

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Email: yvbferap@sf.ehu.es

Durham N.C., 24 de abril de 1997

Secretaría del Comité Ejecutivo del 49 ICA

Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Adjunto les remito cuatro archivos separados en WP 5.1 como se requiere en la circular n.3, con objeto de que la comunicación pueda ser reproducida en CD-ROM.

Apreciaría mucho tener constancia de que han sido recibidos y que podrán ser reproducidos finalmente. Para ello, les rogaría me envíen aviso vía Email a la dirección del membrete que consta ya en sus archivos. O bien, si lo hacen antes del 22 de mayo, pueden usar la siguiente dirección: paloma@acpub.duke.edu

Sin otro particular y en espera de nueva comunicación

les agradece su atención y les saluda,

Paloma Fdez. Rasines

Universidad del Pais Vasco


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