49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA)

Quito Ecuador

7-11 julio 1997

 

Jaime Salcedo Salcedo

49 ICA - 49 CONGRESO INTERNACIONAL DE AMERICANISTAS - QUITO, 1997

Simposio : Historia Urbana de las Américas, HIST 16

Título de la ponencia :

Arquitectura, Urbanismo y Astrología

Autor : Jaime Salcedo Salcedo

ARQUITECTURA, URBANISMO Y ASTROLOGÍA

Por Jaime Salcedo Salcedo

Resumen.

La ceremonia fundacional de una ciudad hispanoamericana en el siglo XVI tenía por objeto, además de la fundación jurídica, del reparto de tierras y de encomiendas y del trazado físico del poblado, la consagración de la nueva población, para lo cual se invocaba la protección divina. Según parece, las prácticas astrológicas formaban parte del ritual y estarían orientadas a asegurar que la nueva ciudad se insertara armónicamente en el orden cósmico. Estudio de un caso en el ámbito de la Audiencia de Quito.

ARQUITECTURA, URBANISMO Y ASTROLOGÍA

Por Jaime Salcedo Salcedo

De buena y felice constelación el cielo

En el siglo XVI, la creencia en la validez de los principios y enunciados de la astrología estaba muy extendida en todos los estamentos de la sociedad. Si bien la doctrina católica sobre el libre albedrío y la responsabilidad personal sobre los actos excluía a la astrología judiciaria de todo reconocimiento -dado que implicaría dudar de la Providencia divina, aceptar la noción de predestinación y justificar cualquier acción humana como moralmente indiferente-, ni siquiera los Pontífices romanos escapaban a la fascinación del horóscopo,1 que interpretaban como influencia de los astros sobre las mutaciones del mundo sublunar, o como señales de la Voluntad Divina. Fue el caso de la batalla de Lepanto librada contra la armada turca el 7 de octubre de 1571 por la flota al mando de don Juan de Austria, en defensa de la Cristiandad. En esa ocasión, el Papa Pío V, que encomendaba la decisiva jornada a la Virgen mediante el rezo del rosario,2 creyó ver en el horóscopo del día en que había de librarse la batalla un anuncio de la victoria que aguardaba a los cristianos, lo que en efecto ocurrió. Dispuso el Pontífice entonces que, en adelante, se celebrase el 7 de octubre como el día de Santa María de la Victoria bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, a cuya intercesión atribuyó el buen suceso. El 7 de octubre de 1571 el Sol se encontraba en la constelación de Virgo, en Conjunción con Spica , la estrella más notable del grupo; y, según el Tetrabiblos , el tratado de astrología escrito en el siglo II por Claudio Ptolomeo, el astrónomo de Alejandría considerado el príncipe de los astrólogos,3 Virgo es el Signo (la constelación) que corresponde a Grecia,4 donde está el golfo de Lepanto.

En esta dirección parece apuntar la recomendación incluída en las Ordenanzas de Poblaciones dadas por Felipe II para las Indias el 13 de julio de 1573 sobre que, al escoger el sitio para hacer una fundación, se atendiera a que fuese de buena y felice constelación el lugar, según expresa la ordenanza 34.

En su Tesoro de la lengua castellana o española , publicado en 1611, Sebastián de Covarrubias define constelación , así: La observación de las estrellas, así fijas como errantes, en la genitura o en cualquier otra ocasión, por la cual se levante figura. El término, según el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de Joan Corominas, está tomado del latín constellatio -onis , posición de los astros. En este sentido lo usa Titus Burckhardt, para quien constelación es una determinada situación cósmica.5

Dadas las correspondencias y simpatías que la astrología había establecido entre el Macrocosmos y el Microcosmos, a la constelación se le atribuían las más variadas influencias. Ptolomeo había definido la doctrina según la cual cada estrella notable tendría características análogas a las de los planetas y en cada región y ciudad de la Tierra tendría mayor influjo una estrella, fija o errante, y una constelación. Consecuentemente, estableció un sistema de regencias estelares sobre ciudades y países.

Esta doctrina fue atendida hasta el siglo XVIII, por lo menos. Que la constelación fuese buena o mala podía ser la diferencia entre la felicidad y la desgracia, la salud y la enfermedad, o la paz y la guerra, idea que puede encontrarse en cronistas de Indias. Según la Recopilación Historial (Libro Tercero, Capítulo Duodécimo) de fray Pedro de Aguado (1513 ca- 1589 ca ), Jiménez de Quesada se decepcionó de la región de Neiva, en el Nuevo Reino de Granada, por no tener oro en abundancia y porque juntamente con la constelación o influencia de las estrellas y cielo y del sol, que arde con gran resplandor, la hacen enferma, de tal manera que pocos españoles de los que en ella entraron dejaron de enfermar, e indios Moxcas que con los españoles iban, de morir, por lo cual tornáronse a salir del valle de Neiva, a quien por su mala constelación y suceso llamaron el valle de la Tristeza. Lucas Fernández de Piedrahita (1624-1688) trae también a colación estos influjos estelares en su Noticia historial de las conquistas del Nuevo Reino de Granada (Libro Duodécimo, Capítulo III), cuando narra el alzamiento de Álvaro de Hoyón en 1553; dice: Conque persuadido de su mal natural, o instigado de la mala constelación que corría en las provincias de arriba, de donde salía fuego bastante para encender las imprudentes inclinaciones de Hoyón se resolvió por fines del año antecedente de cincuenta y tres a tiranizar la misma villa de la Plata de la que era vecino. Y de la muerte violenta que sufrieron el capitán Juan de Cabrera, el gobernador Pedro de Ursúa, el Mariscal Jorge Robledo y otros conquistadores, explica (Capítulo VIII): Éstos más perecieron a las influencias malignas de la Estrella del Sur, que a los templados aspectos de la de Norte. Al parecer, de buena y feliz constelación resultó ser, en su opinión, la villa de La Palma, fundada en 1559, de la que Piedrahita dice que es favorecida... de tan benigno influjo, que con saber que alguno ha nacido en ella, bastará para acreditarlo de virtuoso. Por su parte, Agustín de Zárate (1504-1589 ca ) narra en su Historia del descubrimiento y conquista de la provincia del Perú (1555) que en 1531, cuando la expedición de Francisco Pizarro llegó al pueblo de Coaque, en el Ecuador, se hallaron algunas esmeraldas, y muy buenas, porque están debajo de la línea [equinoccial], y que los españoles se cubrieron de berrugas, fenómeno que Pizarro persuadió a sus hombres lo causaba la mala constelación de la tierra (Libro II, Capítulo I).

En España, como en todas partes, había adeptos y escépticos de la astrología, el Destino y la adivinación. El autor de la obra De rebus gestis Ferdinandi Cortesii , la Vida de Hernán Cortés , atribuída a Francisco López de Gómara (1511-1564 ca ), manifiesta: Búrlense cuanto quieran los que piensan que las cosas humanas dependen del acaso; yo para mí tengo que de toda eternidad está señalado a cada uno por decreto inmudable el camino que debe correr. Sin embargo, en el capítulo CCXIX de su Historia General de las Indias , Gómara dice de los adivinos: Los que hablan por revelación y por espíritu de Dios profetas son, de los cuales creo enteramente cuanto escribieron. A los demás no creo, ni se han de creer, y en las consideraciones que hace en el capítulo CXC sobre las guerras civiles del Perú, comenta: Atribuyen los indios, y aun muchos españoles estas muertes y guerras a la constelación de la tierra y riqueza; yo lo echo a la malicia y avaricia de los hombres.

Otros cronistas manifiestan su posición, crédula o escéptica, ante la astrología, de que todos se servían para explicar cualquier cosa, desde el destino personal, como se lee en la Segunda Parte de la Historia general de las Indias , de Gómara: Llevó a Cuba Juan Suárez, natural de Granada, a tres o cuatro hermanas suyas... con el pensamieto de casarse allí con hombres ricos, pues ellas eran pobres; y hasta una de ellas, que tenía por nombre Catalina, solía decir muy de veras que tenía que ser gran señora, o porque lo soñase, o porque se lo dijese algún astrólogo...; hasta los conflictos sociales, como parece decir en burla Mateo Alemán, por boca de Guzmán de Alfarache: La gente villana -afirma- siempre tiene a la noble, por propiedad oculta, un odio natural... Que así como unas cosas entre sí se aman, se aborrecen otras, por influjo celeste (Primera Parte, Libro Primero, Cap. VIII).

No obstante, la fe en la influencia local de los astros, o constelación del lugar, y en la capacidad de la genetlíaca y de la astrología judiciaria para determinar tales influjos, parece aumentar durante el reinado de Felipe II y a lo largo del siglo XVII, y, de acuerdo con René Taylor, deja su impronta en la arquitectura del monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Según George Kubler, Juan Bautista de Toledo, primer arquitecto de esta memorable obra, estacó, en presencia del Rey, el cuadro del edificio de manera que quedara girado en el sentido de las agujas del reloj con una desviación de doce grados al noreste con respecto a los puntos cardinales, desviación justificada so pretexto de proteger los aposentos de los vientos del norte y de permitir mayor asoleación a la casa del rey. Doce grados es la declinación solar correspondiente al 10 de agosto en el calendario juliano, lo que significa que, en realidad -tal como lo señaló Taylor-, El Escorial fue orientado con el Sol del día de la festividad de San Lorenzo, conmemorativa de la batalla de San Quintín (10 de agosto de 1557) que consolidó, frente a Francia, la posición española en Europa durante más de un siglo.6

En cualquier caso, a despecho de los escépticos del influjo celeste, lo cierto es que en las instrucciones dadas por Felipe II para nuevas poblaciones en Indias, en la escogencia del sitio donde habría de hacerse una fundación las Ordenanzas de Poblaciones de 1573 recomendaban atender a los astros, astrológicamente. Cómo se hacía Ptolomeo indica en el Tetrabiblos : Los grados concordantes con el nacimiento de las ciudades, que reciben el influjo del Zodíaco son los puntos en que se hallaban el Sol y la Luna al empezar su edificación, y la posición de los Ángulos, especialmente el Ascendente, como sucede en las natividades.7 Y en el Centiloquio , sentencia XXXVI, prescribe: Para edificar las ciudades, sírvete de las estrellas fijas que pueden traer ventajas. Pero para edificar las casas, sírvete de los planetas.8 En otras palabras, se levantaba el horóscopo de la fundación, atendiendo a la posición del Sol y de la Luna en relación con los Ángulos y con las estrellas fijas favorables, sin descuidar la situación de los demás planetas. Y no era para menos; la sentencia XXXVI concluye con una advertencia terrible: Los señores de la ciudad que tenga a Marte en el alto del Cielo, perecerán casi todos por la guerra.

Simbolismo fundacional y estructura urbana.

Mircea Eliade, el historiador de las religiones, y Gabriel Guarda, historiador del urbanismo hispanoamericano, han señalado que los elementos simbólicos presentes en la ceremonia fundacional de una ciudad indiana del siglo XVI remiten esa actividad a los ritos de consagración del espacio sagrado, la hierofanía, cuyos orígenes remontan a la Antiguedad.9 Según Eliade, para las culturas que tienen profundo sentido religioso la consagración del lugar es lo que le da estructura, pues el espacio sagrado, significativo, es el único que es real, que existe realmente, y todo el resto, la extensión informe que le rodea.10

La estructura urbana de nuestras ciudades coloniales, fijada desde la fundación de cada una, constituye un tipo urbano : un conjunto de elementos -calles, plazas, templos, edificios de gobierno, casas y huertas de particulares, así como formas de gobierno y propiedad- cuyas relaciones tópicas y formales están definidas previamente en lo jurídico, y el todo, dispuesto en el espacio significativo, diferenciado, sacralizado, la ciudad.

La forma cuadrada de la ciudad y de su plaza, con el rollo - omphalos en su centro, así como otros indicios, permiten colegir que el modelo de la ciudad indiana durante los siglos XVI, XVII y XVIII fue una síntesis de la Nueva Jerusalén de la visión del profeta Ezequiel y de la Jerusalén Celestial del Apocalipsis de San Juan: una ciudad ideal cristiana, de inspiración divina, en la que reinaría la Justicia, la luz y el orden, en la que nada haría falta, pues todas las necesidades estarían satisfechas. Los símbolos sagrados -el cuadrado, el centro del mundo, la iglesia, la ciudad misma- recordarían a sus pobladores el orden ideal al que estaban llamados en su vida terrena y en sus relaciones comunitarias y de vecindad.

La ceremonia fundacional tenía por objeto no sólo dar origen jurídico y físico a la ciudad, sino, mediante la consagración del lugar, insertarla armónicamente -en su realidad profana- dentro del orden cósmico preexistente. Las analogías entre el modelo sagrado y la ciudad profana sugieren correspondencias entre el espacio y el tiempo terrenos, profanos, y el espacio y el tiempo celestes, sagrados, según la Imago mundi de la época. Consecuentemente, es lícito suponer que al Thema mundi correspondiera un thema urbis , es decir, que los símbolos astrológicos hayan de aparecer en el urbanismo indiano y en la arquitectura que le da forma. El presente ensayo intenta indagar sobre tales correspondencias en la ciudad indiana, tomando como caso de estudio la ciudad de Guadalajara de la Victoria de Buga, de la gobernación de Popayán, en el distrito de la Audiencia de Quito.

Guadalajara de la Victoria de Buga.

Las ciudades fundadas en el área de influencia de Quito presentan rasgos estructuradores y morfológicos comunes. Responden a una misma traza, que he denominado traza quiteña , similar a la que se dió a ciudades del Caribe desde la fundación de Santo Domingo en La Española (1503) hasta la de Santiago de Cuba (1515). Es la más antigua traza modelo empleada para fundaciones españolas en Indias, con geometría regularizada de manzanas y plaza cuadradas a partir de la fundación de Cali (1536) y Popayán (1537), y con su iglesia mayor orientada y situada en una esquina de la plaza, a la que no presenta su fachada principal sino la Puerta falsa, o Puerta del Perdón,11 tal como ocurre con la catedral de Quito.

A esta traza modelo responde la ciudad de Guadalajara de Buga en su última localización. La ciudad que había fundado en 1559 Alonso de Fuenmayor en la Sierra de los Pijaos (Cordillera Central colombiana), fue trasladada, por petición de los vecinos, al cálido y fértil valle del río Cauca en 1569 por el gobernador de Popayán Álvaro de Mendoza Carvajal, pues el sitio primitivo resultó inconveniente por ser páramo.12

El acta de la nueva fundación contiene todos los elementos simbólicos que estructurarán la ciudad. Dice el documento:

...En el dicho asiento del río de las Piedras a postrero día del mes de septiembre de mil y quinientos y sesenta y nueve años, el dicho señor Don Álvaro de Mendoza Carvajal, gobernador por Su Majestad e juez susodicho, habiendo visto lo pedido e presentado por los dichos vecinos... en señal de posesión miró y tanteó y midió el dicho sitio y hecha la traza donde ha de estar la dicha ciudad, en lo mejor de él, por servicio de Dios Nuestro Señor tomó en sus manos con el acatamiento debido una cruz y la hincó y puso en los solares que su merced señaló, como parecerá por la traza que de ella está hecha, para en que se haga la santa iglesia y en ella se celebre el culto divino e la vocación y nombre de la cual es Nuestra Señora de la Concepción de la Victoria, y así mismo por sus propias manos en señal de posesión en nombre de Su Majestad hincó y mandó hincar en medio de la plaza un árbol e rollo para que en él se ejecute la Real justicia conforme a derecho. El nombre de esta dicha ciudad sea Guadalajara de la Victoria...

Hecha la fundación y trazada la ciudad, la mudanza del vecindario se hizo cinco meses después, el 4 de marzo de 1570, cuando los señores del Cabildo habiendo llegado todos juntamente con otras personas y vecinos, fijaron en medio de la plaza el rollo que alzaron de la vieja ciudad y llevaron a la nueva, y notificaron a los vecinos que debían comenzar a hacer sus casas dentro de los quince días siguientes y que no alzaran las manos de ellas hasta acabarlas.13

De entre los datos fundacionales de la ciudad, se destacan como elementos simbólicos los siguientes:

a) La toma de posesión y la medición del sitio, que deja, así, de ser indiferenciado.

b) El trazado ortogonal de la ciudad, sobre dos ejes en cuya intersección -el mundus del urbanismo romano-, en la cabecera del solar de la iglesia, se habría hincado la cruz.

c) La situación del rollo sobre uno de los ejes, en medio de la plaza, como Árbol de la Vida y ombligo del mundo recreado en la ciudad.

d) La forma cuadrada de la plaza y de las manzanas, alusión a la Jerusalén Celestial.

El simbolismo astrológico de la fundación, como veremos, hará resaltar otros dos elementos simbólicos:

e) La fecha de la fundación, y

f) El nombre dado a la ciudad -Guadalajara de la Victoria-, en correspondencia con la advocación de la iglesia a Nuestra Señora de la Concepción de la Victoria.

Iconografía celeste.

Muchas personas en nuestro tiempo han oído hablar, desde niños, de los signos y de las constelaciones del zodíaco. Pueden reconocer las figuras con que se los representa y saben que tales figuras están construídas a partir de grupos de estrellas, aunque ya pocos puedan identificarlas en el cielo, tan difícil de apreciar en nuestras noches urbanas, demasiado luminosas para mirar a las estrellas, y verlas.

En realidad, todas las estrellas que cubren el firmamento están convencionalmente agrupadas en constelaciones que representan alguna figura y que, en su mayor parte, cuentan con un mito asociado. En el cielo del hemisferio norte desfilan, por ejemplo, Perseo y sus compañeros de aventura; Hércules, el legendario hijo de Zeus; el barco de los argonautas; la Hidra, con el Cuervo y la Copa de la fábula; el gigante Orión con sus sabuesos, que se esconde en Occidente en cuanto aparece por Oriente el Escorpión que Artemisa envía para castigale por su soberbia petulante. Y una variada serie de personajes, animales y objetos mitológicos de la Antiguedad clásica. Mitos celestiales, muchos de ellos, que parecen historias contadas por las abuelas a los niños para entretenerlos en noches de insomnio y, de paso, enseñarles a ser valientes y fuertes como Hércules, abnegados y constantes en el amor como Perseo, y a no ser fanfarrones como Orión, ni embusteros como el cuervo.

En cada grupo estelar, las estrellas más brillantes recibieron un nombre que, en versión árabe o latina, ha llegado hasta nosotros y que denomina alguna parte o atributo de la figura mitológica original. Así, Algol -"el Demonio"- es la cabeza de Medusa; Denébola , la borla de la cola del león; Al Crab , el aguijón ponzoñoso del Escorpión.14

La constelación de Virgo, la virgen -que posee una brillante estrella, Spica ( a Virginis ) y un grupo de estrellas de menor magnitud que describen un gracioso arco-, ha generado una amplia variedad de imágenes construidas sobre el boceto que sugieren sus estrellas y las de las constelaciones vecinas. La más común, la que representa una muchacha con alas en actitud de cosechar la mies, con una espiga en la mano, puede proceder de cuando el paso del Sol por las cercanías de Spica coincidía, en el mundo europeo del Mediterráneo, con la temporada de cosecha del grano en septiembre, o, posteriormente, con la vendimia en octubre (e Virginis es Provindemia , Vindemiatrix ). Quizás en tiempos remotos se confiaba la siega a las jóvenes impúberes o solteras. Según Carole Stott, Higinio identificaba a Virgo como Tyche, la diosa de la fortuna, que lleva el cuerno de la abundancia.15

En la Grecia helenística y en Roma, Virgo generó la imagen de Cibeles, la Magna Mater de los frigios, diosa de la fertilidad festejada con misterios orgiásticos, montada en un carro celestial tirado por los dos leones en que fueron transformados Atalanta e Hipómenes, que corresponden a las constelaciones de Leo y Leo Minor. Spica es, en esta imagen, una llave, o el tímpanon de Cibeles, o, en fin, un manojo de espigas que la Diosa Madre lleva en la mano izquierda, en tanto que en la derecha ( Vindemiatrix ) porta un cetro. Algunas imágenes de Deméter, la diosa maternal de la agricultura y del trigo -la romana Ceres-, también parecen seguir el asterismo de Virgo. A esta diosa se la suele representar de pie, apoyada en una antorcha -que manifiesta el calor estival- y con un manojo de espigas en la mano izquierda. Virgo ha servido también para construir la imagen de Temis, la personificación griega de las leyes sagradas, o la de la hija que Temis tuvo de Zeus, Astrea, representada, como la Justicia, vendada, portando en una mano una balanza -la vecina constelación de Libra-, y en la otra, una espiga o una espada. Y la imagen de Atenea, la virgen diosa de la sabiduría, protectora de las artes y de los tribunales, hija también de Zeus, venerada en Atenas con el sobrenombre de Partenos, "Doncella", e identificada, según Falcón Martínez, con Niké, la Victoria.16

Modernamente, Cesare Ripa utilizó imágenes derivadas de Virgo en su Iconología (1613). Propuso, por ejemplo, representar a las embajadoras del Sol, las Horas, hijas del Sol y de Cronos, como muchachas aladas; en particular la Hora Primera del día, una joven bella y sonriente, volando con el símbolo del Sol en su diestra y un ramo de flores en la izquierda.17

El cristianismo, que surgió en medio del mundo helenístico y se expandió por él, heredó y desarrolló sistemas filosóficos y cosmológicos griegos, entre ellos la teoría de la Sphaera (cosmografía y astronomía teórica propiamente dicha), que, basada en los orbes planetarios propuestos por Ptolomeo en el Almagesto , concibe el universo como geocéntrico y ordenado en un conjunto de sucesivas esferas planetarias, inscritas una en la otra y todas en el firmamento o "esfera de las estrellas fijas" -o de las constelaciones (Aries, Tauro, Géminis, &)-, a su vez inscrita en el cristalino , en el Primum Mobile -o esfera de los signos (^, _, II, &)-, y en el Empíreo, "esfera del Trono de Dios" y cielo de los elegidos. Las esferas novena y décima fueron agregadas para explicar el movimiento giratorio de las estrellas y el que produce la precesión de los equinoccios. El modelo completo llega a tener cuatro esferas elementales , diez astronómicas, cuatro esferas del alma y otras diez esferas del espíritu , por influencia de los escritos herméticos y alquímicos.18 De este sistema forma parte la conocida división helenística del camino del Sol (la Eclíptica ) en doce partes iguales determinadas por el ciclo de Júpiter -el Zeus chronocrator de los griegos, que tarda doce años en dar una vuelta completa sobre el fondo de las estrellas fijas-, y la consecuente división de la eclíptica en doce constelaciones (el Zodíaco ) en la esfera de las estrellas fijas, y en doce signos en la esfera del cielo sin estrellas. De la teoría astrológica correspondiente, expuesta por Ptolomeo en el Tetrabiblos, acerca de cuya validez y alcance discutieron los Padres de la Iglesia y teólogos de distintas épocas, preservó el cristianismo la idea de que los astros, como los demás seres, pueden revelar el Plan Divino de la Creación y la Voluntad Divina, de la que son significadores o símbolos.

En su expansión, el cristianismo asimiló antiguas deidades, en particular las diosas-madres y las diosas vírgenes, identificándolas con la virgen María, la madre de Jesús, y sustituyéndolas, finalmente, por María, en torno a la cual se mantuvieron, modificados, muchos de los atributos y ritos de las antiguas diosas paganas.

También asimiló el cristianismo el simbolismo astrológico del mundo helenístico, desde los primeros tiempos. La Estrella de Belén anuncia el nacimiento del Mesías; un eclipse solar simboliza la muerte de Cristo en la cruz; en la letanía lauretana, a María se la invoca como Stella Matutina , y en la visión apocalíptica de San Juan, la mujer cubierta del Sol, con la Luna bajo sus pies y coronada de doce estrellas, a la que le fueron dadas dos alas para que pudiera huir del dragón, recuerda a la imagen de Virgo alada, que en los siglos posteriores inspiraría una extensa iconografía mariana, rica en alusiones que emanan de sus atributos celestes.

De la Virgen Apocalíptica , o Virgen Preexistente ,19 cuya iconografía quedó fijada en el siglo XV,20 se deriva una serie de imágenes de María que culmina con la Inmaculata Conceptio , que llega a reunir como atributos de María las alas, la corona de estrellas, el Sol (como astro o como aureola), la Luna (en forma de creciente lunar, bajo los pies de la Virgen), y una espada flamígera ( Spica ) con la cual vence al Demonio, representado éste con figura antropomorfa o como un dragón alado que la Virgen sujeta con una cadena mientras lo pisa, en alusión a la promesa del Génesis.

Pertenece a la serie de imágenes inspiradas en la Virgen Apocalíptica, entre otras, la de Nuestra Señora de la Victoria. En ella, la Virgen amenaza al Demonio con una palma, transposición de la "palma de la victoria", atributo de la diosa griega Niké y de su equivalente diosa romana de la Victoria, representada ésta como una muchacha muy bella (por lo tanto, deseable), joven (por lo tanto, veleidosa), alada (por lo tanto, huidiza) y con una corona de laurel en una mano y la palma en la otra. La Virgen de la Victoria no tiene alas, como no las tenía Niké en Atenas luego de la victoria sobre los persas, cuando los atenienses le quitaron las alas y las sandalias para que la voluble deidad permaneciese siempre con ellos.

Astronomía en el descubrimiento, conquista y poblamiento de América.

Aunque son escasas las referencias documentales que hay sobre estos temas, se puede afirmar que los conquistadores y pobladores de América sabían lo suficiente de astronomía como para poder calcular posiciones de los astros, por ejemplo, y que manejaban los instrumentos necesarios para ello, como astrolabios, sextantes, cartas y tablas estelares y de declinaciones del Sol, etc. (es decir, que conocían la teoría de la sphera y que sabían hacer uso de ella) y que utilizaban el saber y el simbolismo astrológicos concientemente en sus vidas y en la construcción de las colonias.

En la España del siglo XVI, como en el resto de Europa, había diversos grupos humanos de los cuales se esperaba que tuvieran conocimientos astronómicos y astrológicos. En primer lugar, los navegantes y cosmógrafos. La astronomía era indispensable para la navegación de altura, y los monarcas españoles, que con la conquista y poblamiento de América tuvieron que resolver el problema de garantizar una navegación segura y regular, crearon, en 1508, el cargo de Piloto Mayor en la Casa de Contratación de Sevilla, organismo encargado del tráfico de personas y mercancías entre España y América. El Piloto Mayor impartía la cátedra de la Sphaera a todos los pilotos de embarcaciones que hicieran el viaje a América. Los pilotos eran también instruídos en el manejo y la fabricación de instrumentos de observación astronómica, tales como el astrolabio náutico y el sextante, con los cuales era posible establecer la latitud de un lugar y calcular la hora y la fecha. Estos instrumentos sirvieron no sólo para la navegación sino para la confección de cartas geográficas. Por lo demás, España produjo un importante grupo de tratadistas de la Sphaera y del "arte de navegar", que incluían en sus libros tablas de declinación solar y de estrellas situadas mediante coordenadas en el firmamento, ya desde el siglo XI, cuando el rey de Castilla Alfonso X hizo elaborar las llamadas Tablas alfonsinas , que estuvieron en uso varios siglos.21 Martín Cortés, hijo del conquistador de México, escribió y publicó en 1551 uno de estos tratados, el Breve compendio de la esphera y arte de navegar.

En segundo lugar, los médicos. Una de las razones por las cuales perduró la astrología durante toda la Edad Media y el Renacimiento, es que la medicina se basaba en las teorías helenísticas de Hipócrates y de Galeno, que asignaban a los elementos y a los astros un papel primordial en la constitución humana, en la etiología de la enfermedad y en la preparación y administración de los medicamentos. Hasta el siglo XVIII, por lo menos, la medicina fue iatromatemática , medicina astrológica . 22 Los almanaques y los Libros de las Horas incluirían el homo signarum , con las regencias de los signos en los órganos, y darían las indicaciones pertinentes para sangrías, etc.

En tercer lugar, todo bachiller en artes. Siguiendo la tradición helenística continuada durante la Edad Media y el Renacimiento, la educación de los jóvenes se basaba en el estudio de las Artes Liberales: el Trivium , nivel elemental, que comprendía la Gramática, la Retórica y la Dialéctica; y el Quadrivium , o nivel superior, que abarcaba la Aritmética, la Geometría (incluída aquí la Geografía), la Música y la Astronomía. En la Astronomía quedaba incluída la Astrología, aún la judiciaria.23

Finalmente, los arquitectos, con la autoridad de Vitrubio ( Los diez libros de Arquitectura, Libro IX); los ingenieros militares y el clero. Y los astrólogos, el primero de los cuales, el campesino. Conocer por los astros los días de marea y el rumbo a seguir, las cualidades de las plantas y las horas para la administración de las medicinas, orientar un edificio en forma adecuada, calcular el calendario y establecer por la Luna y el Sol los días de la siembra, la poda y la recolección, son sólo aplicaciones diferentes de un mismo saber. Las "cabañuelas", que todavía son atendidas por la gente del campo en nuestros días, son un modelo a escala solar reducida de la trayectoria o ciclo anual del astro rey: doce días -"pequeñas cabañas" microcósmicas, análogas a las doce Casas macrocósmicas que el Sol recorre en el año- que, según se supone, permiten anticipar cómo serán los cambios climáticos durante el año que comienza.

Gonzalo Fernández de Oviedo, el notable cronista, sabía mirar las estrellas, como se desprende de algunos comentarios suyos en el Sumario de la natural historia de las Indias , que publicó en Toledo en 1526. De Santa María de la Antigua del Darién, ciudad de la que fue justicia, dice (Capítulo X) que "está allí el norte muy abajo, y cuando las guardas están en el pie, no se pueden ver, porque están debajo del horizonte". "Norte" es como se designaba en el siglo XVI a Polaris , la Estrella Polar. De las "Guardas del Norte" dice el Diccionario de Autoridades (1734) que así "se llaman dos Estrellas notables mui lucidas, colocadas en la espalda de la Ossa menor, por las quales se rigen los navegantes y la gente del campo para observar la hora de la noche, atendiendo al parage que se hallan, respecto de la estrella polar". Se trata de Kochab y Pherkad . Que las guardas de la Osa estén "en el pie" significa que estén verticalmente debajo de Polaris . En latitudes por encima de los 30o, como en Europa, la Osa Menor es siempre visible en cielo despejado. En el Darién, en esa posición -"en el pie"-, desaparecen las guardas tras el horizonte, efectivamente. No obstante que sabía mirar el cielo, Fernández de Oviedo declara que la razón de que los días y las noches sean iguales allí, sólo la saben "los especulativos y personas que entienden el esfera".

Un amigo de Fernández de Oviedo era persona que entendía el esfera: el Bachiller Martín Fernández de Enciso. Como alcalde mayor de la gobernación acompañó a Alonso de Ojeda a la conquista y poblamiento de Urabá en 1509, y como alguacil mayor de Castilla del Oro, a Pedrarias Dávila en 1515. Escribió una célebre Summa de Geografía que trata de todas las partidas y provincias del mundo, en especial de las Indias, y trata largamente del arte del marear, juntamente con la esfera en romance, con el regimiento del sol y del norte -dice el colofón-, dirigida al rey de Castilla Carlos I y publicada en Sevilla en 1519. La Summa de Enciso, práctica y útil como un moderno manual, fue impresa de nuevo en 1530 y en 1546, y traducida al inglés en el mismo siglo XVI.

En sus Elegías de varones ilustres de Indias , el soldado-cronista don Juan de Castellanos, Cura Beneficiado de Tunja, hace gala de erudición en el tema. Así, en la batalla que Belalcázar libró con Rumiñahui (Hruminavi) por la conquista de Quito en 1534, el cronista pone en boca de Belalcázar las palabras no temais contrario Marte, que lo mismo puede ser una metáfora pedante, que una referencia mitológica o una alusión astrológica. Y para indicar que ya era mediodía cuando se libró la batalla, dice: Al tiempo pues que el padre Faetone / demediaba su rápida carrera, / cuando la sombra del frondoso monte / cerca las plantas sin salir afuera / en aquel hemisferio y horizonte, / equinoccio perpetuo del esfera... También era el mediodía (Titan en la cuarta esfera / puso su resplandor en igual peso) cuando la mujer del cacique Pete arengó a los indios gorrones que perseguían a Ampudia desde Cali. En este episodio, los españoles lograron refugiarse en la villa de Ampudia, y Castellanos encuentra ocasión de denunciar un error de cómputo astronómico del calendario en que aquellos incurrieron: Llegaron martes de Semana Santa, / año de treinta y seis que ya corría, / pero por ser los curas ignorantes, / la celebraron ocho días antes (Tercera Parte, Elegía a la muerte de Sebastián de Benalcázar, Cantos Primero y Tercero).

Fuera del ámbito marinero no se encuentra mención de astrolabios, sextantes ni de ningún otro instrumento de medición astronómica, cuya falta, sin embargo, anota como algo inexcusable, aún para la navegación de cabotaje, Cristóbal de Salinas, tesorero de la gobernación del Río de San Juan, en su extensa relación de 1543 al Rey sobre la conquista y poblamiento de esa región a cargo de Pascual de Andagoya. En efecto, denuncia Salinas que don Juan de Andagoya, hijo y teniente del Gobernador, decidió despoblar el pueblo de San Juan en 1540, y que el barco en que mandó embarcar la gente no tenía velas que valiesen nada, ni jarcias, ni piloto, ni aguja de marear, ni carta de marear, ni piloto [sic], ni astrolabio...24 No obstante, el caso de don Juan debió ser relativamente raro. Por lo demás, es evidente que los conquistadores tuvieron que usar del astrolabio por mar y tierra, como lo demuestra que las distancias que los conquistadores estiman entre las ciudades y accidentes geográficos en sus relaciones, suelan ser muy precisas... a vuelo de pájaro, es decir, en línea recta, lo que implica que las habrían calculado astronómicamente con ayuda de un astrolabio o de un sextante, y de tablas de declinación solar.

Acerca del uso de tratados de astronomía -teórica o aplicada- y astrología en Hispanoamérica, Irving A. Leonard transcribe un pedido de libros hecho por un librero de la Ciudad de los Reyes en 1583, que el proveedor debía llevarle de España a Lima, en que se piden ocho ejemplares del Regimiento de navigación de Pedro de Medina, y dos ejemplares de Judiciaria inquisicione , que Leonard no pudo identificar pero que debe tratarse de un libro de interrogaciones, como se denominaba la consulta sobre asuntos concretos -pasados y futuros- mediante la astrología judiciaria. En la Nueva España, Leonard documenta un envío de libros desde Sevilla el año 1600, entre los cuales se encontraban la Sphaera de Juan de Sacrobosco; la cosmografía de Petrus Apianus; la Introductiorum astronomicum de Jacques Le Fèvre; las Teóricas de planetas, de Peurbachius; De revolutionibus orbium caelestium , de Copérnico; la Astronomía e jeumetría de [Juan Pérez de] Moya; las Tablas astronómicas del rey don Alfonso; almanaques y efemérides para distintos años (1513-1531; 1532-1551; 1552-1562; 1554-1576; 1583-1606; etc.), de diversos autores; un tratado sobre el astrolabio, de Joanes Stoeffler, otro de Johann Engel, y otro más de Gemma, entre los libros de astronomía. Entre los de astrología, De peste y astrología, de Juan de Carmona; De astrología, de Levinus Lemnius; un tal Especulum uranicum, libro de astrolojía; El espejo de astrolojía judiciaria, de Francisco Junctino; el Centiloquio de Ptolomeo; unas Questiones y rrespuestas matemáticas por Francisco Bodino; De principios de astrología comentado por Balentino Nabot, de Alcabicio; obras de Fírmico Materno y de Marsilio Ficino, y una Reprobación de la astrolojía judiciaria.25 Puesto que muchas de estas obras estaban publicadas en latín, los potenciales compradores de las mismas debían ser miembros del clero, doctores, licenciados o bachilleres. Cabe mencionar aquí algunas obras americanas sobre estos temas: la Physica speculatio del toledano Alonso de la Vera Cruz, publicada en México el año 1557, en que este fraile agustino expone el De coelo , el De meteoris y el De generatione et corruptione de Aristóteles; el Repertorio anual de observaciones astronómicas (México, 1651 y 1652; Lima, 1654 a 1660) y el Tratado de los cometas (Lima, 1665) de Francisco Ruiz Lozano (1607-1677), catedrático de prima de matemáticas de la Universidad de San Marcos de Lima; y dos obras de don Carlos de Siguenza y Góngora (México, 1645-1700), el Manifiesto filosófico contra los cometas y la Libra astronómica y filosófica (1691), en que este catedrático de astrología de la Real y Pontificia Universidad de México rebate los prejuicios sobre la naturaleza del cometa de 1681 como temores supersticiosos.26

El simbolismo astrológico -dentro de un contexto cristiano- no estuvo ausente del arte hispanoamericano, como lo manifiesta claramente la bóveda de la capilla de la Virgen del Rosario en la ciudad de Santo Domingo, cuyas representaciones zodiacales identificó Santiago Sebastián con los Apóstoles, según las correspondencias propuestas por el alemán Julius Schiller para cristianizar las constelaciones, incluídas en su atlas estelar Coelum Stellatum Chistianum de 1627, acogidas por el astrónomo jesuíta español José Zaragoza en su Esphera en común celeste y terráquea , de 1675. Dentro de esta temática están también las series de pinturas del Zodíaco de las catedrales de Lima y del Cuzco, y las pinturas de la cúpula de la Compañia de Quito, doce ángeles alternados con doce medallones con retratos de cardenales jesuítas alrededor de la linterna-Sol, equivalentes místicos de los signos y de los meses en torno al Verdadero Sol, Cristo.27

Es probable que sólo unos pocos integrantes de las huestes españolas de conquistadores y pobladores hayan tenido suficiente conocimiento de la Sphaera como para calcular latitudes y distancias -quizás solamente los cartógrafos y pilotos-, hacer cómputos de calendario o sacar un horóscopo. Menor aún sería el número de los hombres cultos capaces de inspirar, como mentores, programas de simbolismo astrológico como los citados -talvez debería mencionar al jesuita Juan Bautista Coluccini, autor de la traza del conjunto del colegio e iglesia de la Compañía en la capital del Nuevo Reino de Granada, de quien Juan Flórez de Ocáriz dice en sus Genealogías del Nuevo Reino de Granada (1674) que era gran Arquitecto, y con inteligencia de Astrología28-. Pero entre los que hubiera y los que llegaron más tarde no parece haber faltado en cada ciudad, o en sus circunvecinas, quién la entendiera.

La constelación de Guadalajara de la Victoria de Buga.

No conozco constancia documental de que la fundación de la ciudad de Buga -o de cualquiera otra ciudad indiana- haya estado precedida de un horóscopo fundacional. Pero la mención de la buena y felice constelación en las Ordenanzas de Poblaciones de 1573 y la comprobación de que en muchos aspectos ceremoniales, metodológicos y formales, la práctica fundacional en Hispanoamérica presenta antecedentes contemporáneos y aún muy anteriores a la fecha de promulgación de esas Ordenanzas, hace legítimo preguntarse si en estos casos hubo alguna evaluación previa de la constelación. Por fortuna, podemos reconstruir el aspecto del cielo de Buga en la fecha de su fundación, y tratar de interpretar su constelación dentro de los procedimientos usados entonces. La hipótesis puede ser formulada de la siguiente manera: dada una empresa fundacional, se levantaría previamente el horóscopo correspondiente para consultar sobre la conveniencia de la fundación o sobre la fecha favorable para llevarla a cabo.

El horóscopo pertinente sería, para el caso de Buga, el que correspondería a la fundación de la ciudad por el gobernador de Popayán don Álvaro de Mendoza Carvajal, el postrero día del mes de septiembre de 1569. Recordemos que en ese año aún no se había reformado el calendario (la corrección gregoriana entró en vigencia en España el día siguiente al 4 de octubre de 1582). Situemos, en primer lugar, el Sol en el Ascendente, para seguir a Ptolomeo. Para la latitud de Buga, 3o54 al Norte del Ecuador, esto implica adoptar, como horóscopo, la hora del alba, 5:00 a. m., antes del orto solar. Las efemérides para esa fecha y lugar son las siguientes:

Ascendente 2o33 Casa 1
Medio Cielo 2o13 a Casa 10
Sol 16o48 d Casa 1
Luna 13o26 II Casa 9
Mercurio 9o56 d Casa 1
Venus 0o25 c Casa 11
Marte 8o48 b Casa 11
Júpiter 5o14 g Casa 4
Saturno 13o11 d Casa 1

La interpretación más sencilla del tema es la que, siguiendo las prescripciones de Ptolomeo, atendería a la posición del Sol en el Ascendente, en 16o48d, en Conjunción con Spica , estrella que hoy encontramos aproximadamente en 23od, y que entonces se hallaba hacia los 17od. Además de la significación que Spica tenía como espiga o palma de la Victoria en la iconografía derivada de la constelación de Virgo, como hemos visto, esta estrella, a Virginis , tenía valor astrológico. Según el tratado Sobre las estrellas fijas atribuído a Hermes Trismegisto, es una beibenia, estrella notable de naturaleza o influencia planetaria mixta, de Mercurio y Venus;29 otras autoridades la consideraban de la naturaleza de Venus, Mercurio y Júpiter,30 o de Venus y Marte.31 Según Hermes, hallarla en el Ascendente es una suerte para el nativo, pues anula o compensa cualquier infortunio, mudándolo en fortuna. Una especie de bendición divina que, en el contexto cristiano de la época, explicaría la dedicación de la iglesia de Buga a Nuestra Señora de la Victoria, y que la ciudad, que hasta entonces se llamaba simplemente Guadalajara de Buga , pasara a ser Guadalajara de la Victoria de Buga. De ser así, en la fundación de la ciudad el simbolismo astrológico estaría ligado a la hierofanía del lugar y, por lo tanto -tal como podremos constatar más adelante-, sería parte esencial de su estructura urbana.

En el Ascendente, el Sol estaba en Conjunción con Saturno, que mostraba su rostro más amable, de potencia ordenadora, pues se encontraba exaltado en d. Saturno era el Regente de la Casa 4, que Zahel -Sahl Ben Bisr, uno de los tratadistas de astrología que más influjo parece haber tenido en España y en la Europa de la Edad Media y del Renacimiento- considera arranque y punto de partida de la familia, tierras y cultivos, villas, ciudades, toda edificación o techo...32 Por lo demás, ni la Luna ni Marte se encontraban en Casa Angular. Marte, el temido señor de la guerra, se hallaba en la favorable Casa 11, la Casa de los Amigos y de la Fortuna. Aunque la Luna, el astro de la generación y el crecimiento, estaba en Géminis, era Regente del Medio Cielo y se encontraba en la Casa 9, la Casa de la Religión, que aspecta en Trígono al Ascendente. El Trígono de la Luna con Saturno, presente en este tema, está considerado en el Centiloquio de Bethen como día bueno en toda acción... benéfico para el rey, cultivar tierras y fundar edificios.33 Todo indica que la constelación era buena y feliz y la fundación, en consecuencia, favorable.

Fundada en el valle en 1569, la construcción de la ciudad se realizó, como dije antes, a partir del 4 de marzo de 1570, cuando los señores del Cabildo hincaron el rollo que el 22 de febrero habían alzado de la plaza de la vieja ciudad. A las 10:30, de la mañana, la Luna estaría en la Casa 10, sería señora del Medio Cielo y no tendría impedimento. El día 5 sería Luna Nueva. Las constelaciones que en septiembre habían ascendido por el horizonte al amanecer, eran las mismas que ascendían al anochecer en marzo. La jornada de la fundación había transcurrido bajo la Constelación de Virgo, desde el amanecer hasta el ocaso. El 4 de marzo, en cambio, cuando cerró la noche, los vecinos talvez hayan podido ver las estrellas de la Virgen subiendo por el Oriente, acompañadas de Saturno, aún exaltado en 21od. Toda la noche descansaron bajo un cielo en el que Virgo estuvo presente hasta el alba.

La traza urbana y la constelación de Buga.

La traza urbana testimonia que durante la fundación de Guadalajara de la Victoria de Buga se tuvo en cuenta la constelación del lugar. En efecto, el eje Este-Oeste de la retícula de manzanas fue orientado hacia la posición del Sol en el ocaso el día de la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, que correspondía al 7 de mayo. Debido a la reforma gregoriana del calendario, esta posición del Sol cae ahora el 17 de mayo, normalmente, y el 16 del mismo mes, en los años bisiestos. La espadaña de la iglesia matriz (hoy Catedral), que sobresale del paramento hacia el centro de la calle que sube desde el Occidente hasta la plaza mayor, señala como un gnomon urbano esta orientación. La sombra que proyecta al atardecer ese día es paralela al costado de la iglesia y marca la dirección de la calle con la declinación del Sol, 19o26 Norte, con un rango aproximado de + 10.

La iglesia y la imagen de la Concepción de la Victoria de Buga.

Veamos a continuación la impronta astrológica en la arquitectura de Buga. Según consta en el inventario que se hizo en 1794 de los bienes de la iglesia matriz, la imagen de Nuestra Señora de la Victoria estaba situada en el nicho central del segundo cuerpo del tabernáculo o retablo mayor, de donde fue retirada después de que la Cofradía de la Virgen de la Victoria -como ocurrió entonces con otras cofradías en todo el Continente- fuera declarada extinguida por la sede de Popayán, y de que la nueva imagen de la Inmaculada Concepción, comprada en Quito por esos años, fuera entronizada en un retablo lateral,34 en atención al Breve Pontificio dado en Santa María la Mayor el 10 de noviembre de 1760 que decretó se tuviera, reconociera y reverenciara a la Inmaculada Concepción como patrona universal de las Españas.35

Enfrente del nicho de Nuestra Señora de la Victoria, en el otro extremo de la nave central, se encuentra un ojo de buey abierto en lo alto de la fachada de los pies, que ilumina la tribuna o coro alto. En su cara exterior, que mira al Occidente, el óculo está circunscrito por un dentellón, que le da el aspecto de una rueda dentada o de un disco solar. Por las tardes, cuando la luz del Sol baña la fachada de los pies de la iglesia, la forma circular del óculo se proyecta en el interior del templo. Visto desde el tabernáculo, el ojo tiene medio grado de apertura, es decir, el mismo tamaño aparente del Sol. El recorrido que hace el disco solar proyectado en el interior varía de día en día, de acuerdo con la declinación del Astro Rey. Las observaciones hechas en 1996 señalan dos ocasiones en el año en que el disco se proyecta a lo largo del eje de la nave central, hasta culminar, ya en el ocaso, en el nicho central del retablo: del 16 al 17 de mayo, cuando las declinaciones del Sol al Norte fueron respectivamente de 19o19 y 19o33, y del 25 al 26 de julio, con 19o25 y 19o12. En 1569, las declinaciones del Sol correspondientes fueron de 19o25 el 7 de mayo, fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, y de 19o26 el 16 de julio, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, la otra advocación mariana que cuenta con capilla en la iglesia matriz de Buga.

La fachada de la iglesia consta de una portada de piedra y ladrillo, fechada en 1775, cuando se terminó, dentro de las obras de reparación de los daños que sufrió el edificio por el terremoto de 1766. En el centro del entablamento de la portada, lugar de las inscripciones, se labró el escudo de España, en agradecimiento por la donación que hizo la Corona para la reparación de la iglesia. A lado y lado del escudo están grabadas la fecha de terminación y las iniciales MR de Miguel Ramos, mayordomo de fábrica a cuyo celo se debe que las obras de reconstrucción hayan culminado felizmente en 1781.

En cada extremo del entablamento, al principio y al fin de las inscripciones, está grabada una espiral de doble voluta, en forma de S, cuyos ejes confluyen en el centro del ojo de buey denticulado, que domina la composición centrado en lo alto, encima del entablamento, coronado por un maguey y una cruz sobre un mogote y flanqueado, al Norte, por dos soldados, de los cuales uno porta una lanza y el otro un arcabuz, y, al Sur, por dos animales, el uno, felino, evidentemente un puma o un león; el otro, que también ha sido interpetado, erróneamente, como un león, tiene cabeza canina, largo rabo de mono y dedos destacados en pies y manos, y aparece sentado sobre sus patas traseras. Entre el ojo de buey y el león, aparece un pequeño disco, con otros dos menores en su interior; los tres, concéntricos. A lado y lado de la portada, dos ventanas en arco de medio punto con dovelas alternadamente resaltadas iluminan el coro. En el extremo norte de la fachada, en la esquina, la espadaña-gnomon, en cuyo tope se puso la corona imperial española como soporte de la cruz de hierro. Tanto la espadaña como las pilastras de la portada de ingreso están rematadas por pirámides, cuyo simbolismo solar se evidencia en la puerta falsa, donde adoptan una variante de la forma herreriana, con la bola del vértice descendida.

La confluencia de estos signos solares sugiere que nos hallamos en presencia de un edificio hermético. La composición triangular de dos espirales de doble voluta y un disco solar en lo alto es el tema propuesto por León Battista Alberti para la terminación de la fachada de Santa María Novella en Florencia, estudiada en su concepción astrológica de tradición hermética por Marco Dezzi Bardeschi.36

Se impone ahora intentar una interpretación de la fachada de la iglesia matriz de Buga. El imafronte está organizado en dos niveles, separados por una cornisa de cincha que corre por encima de la portada principal, corta las ventanas del coro a la altura de sus impostas y pasa por debajo del ojo de buey. La cincha, en diente de sierra y con modillones de ladrillo intercalados en forma de espiral, parece representar el horizonte en que se unen el Cielo y la Tierra. El nivel superior, celeste, cuenta, entonces, con el óculo, Sol de la Victoria, en posición central, y con los arcos radiantes de la parte superior de las ventanas, que se hunden en el plano inferior, terrestre, de manera que la parte cuadrada de la ventana corresponde, lógicamente, a la Tierra, y la semicircular, al Cielo. Si los soldados de la portada representaran a Géminis (los hermanos gemelos, uno divino, el arcabucero, y otro mortal, el lancero) y el puma, a Leo, los arcos de las ventanas con sus dovelas alternadamente resaltadas configurarían medios soles y señalarían dos atardeceres en los que el Sol desaparecía en el horizonte, primero, poco antes de que entrara el 12 de mayo al signo de Géminis -en el calendario juliano- y luego, poco después de que el Sol entrara el 14 de julio al signo de Leo. El disco de los círculos concéntricos al lado del león representaría, en este orden de ideas, la triple Conjunción del Sol, Saturno y Spica , la beibenia fundacional, evento exteriorizado en la sombra del gnomon-campanario que establece la orientación de las calles de la ciudad y que se conmemoraba dos veces al año, cuando el disco solar se proyectaba sobre la imagen de Nuestra Señora de la Victoria en el tabernáculo, el 7 de mayo y el 16 de julio. En la fachada, el óculo-Sol está en el vértice superior del triángulo isósceles que conforma el mismo óculo con las dos espirales de doble voluta -abreviaturas del movimiento vital del cosmos37-, y marcaría, con la cruz sobre el mogote situada encima del óculo, la culminación de la carrera del Sol, con su mayor elevación entre los signos de Géminis y Leo, cuando ingresa al signo de Cáncer en el solsticio de verano. Las dos espirales de doble voluta indicarían la posición simétrica de las dos fiestas marianas respecto del solsticio. El mono sentado y de aspecto canino sería, en en este contexto, el cinocéfalo o babuino, atributo de Hermes Thot, de quien es encarnación; dueño del tiempo, gobierna las horas y el calendario, y es imagen del mismo Sol, a quien saluda al amanecer y al ocaso.38 La puerta de la iglesia, sumida totalmente en el plano terreno por cuanto está por debajo del horizonte marcado por la cornisa de cincha, sería la representación de la gruta, imagen que los textos de alquimia y los evangelios apócrifos prefieren a la del pesebre de Belén. Un programa iconológico arquitectónico de corte albertiano en su idea , que nos sitúa ante un edificio talismán, es decir, en el cual se hallaría inscrito el espíritu de una estrella, poseyendo de este modo propiedades de custodiarlo y conservarlo, en palabras de Dezzi.39 En la iglesia matriz de la Concepción de la Victoria de Buga se habría capturado la imagen de un evento cósmico, la constelación buena y feliz que decidió el poblamiento del lugar, para que su benigno influjo siguiera irradiando sobre la ciudad. La aplicación del mismo principio astronómico utilizado por Juan Bautista de Toledo para la orientación de El Escorial, con sólo siete años de diferencia, en la orientación de la iglesia y ciudad de Buga, hace pensar en el empleo -en ambos casos- de la misma fuente astrológica o hermética, que aún no ha sido identificada pero que bien podría ser el Asclepius : quizás se haya intentado equiparar la futura ciudad orientada según la dirección del sol poniente40 del texto hermético, con la Jerusalén Celestial del Apocalipsis.

Ahora bien, la ciudad fundada en 1569 fue trasladada a la otra margen del río, su situación actual y definitiva, en 1573. La iglesia matriz que se construyó entonces fue destruida por el terremoto de 1766 y reconstruida en 1775. Hasta finales del siglo XVIII la sombra de la espadaña contaba con la referencia de la sacristía del lado del Evangelio, que sobresalía del paramento hacia la plaza tanto como el campanario, pero en 1796 fue recortada la sacristía vieja por orden del Cabildo para guardar el hilo de la calle, y por haberse terminado entonces la nueva sacristía al lado de la Epístola. No existen evidencias de que la construcción de la capilla del Carmen en 1781, la edificación de la nueva sacristía en 1795 y la consecuente reducción de la sacristía vieja en 1796, hayan estado relacionadas con la extinción de la cofradía de Nuestra Señora de la Victoria, el retiro de su imagen del tabernáculo y la entronización de la nueva imagen de la Inmaculada Concepción en retablo separado. Quizás respondan estos cambios al descrédito en que cayó la hija loca de Urania en el siglo XVIII, y que causó la segunda muerte de la astrología.41

No obstante que las observaciones han sido realizadas sobre la ciudad actual, las correspondencias simbólicas que en ella encontramos entre astrología, urbanismo y arquitectura implican que en el traslado de Buga se habría hecho un calco exacto de la traza de la ciudad fundada en 1569, no sólo en el reparto del suelo urbano (lo que era jurídicamente necesario para evitar injusticias o afrentas a los vecinos, que ya tenían derechos adquiridos de tamaño y localización de sus solares en la traza) sino en la orientación y geometría del trazado de calles y manzanas; que en la reconstrucción después del terremoto de 1766 se habrían aprovechado los muros de la iglesia destruida, y que en todos los casos habrían sido respetados o reproducidos los programas y trazados primitivos que fijaban, en el urbanismo y en la arquitectura, el thema establecido en la genitura de la ciudad, la constelación buena y felice del día de la fundación.

Notas.

1 Burckhardt, 1992 [1860]:424 -432.

2 Trens, 1955:359; Sebastián, 1981:196.

3 Tester, 1990:278.

4 Ptolomeo, 1980 [1519]:117.

5 Burckhardt, 1994:190.

6 Taylor, 1976 [1967]; Kubler, 1985 [1982]:91-92. Aunque Kubler (pp. 170-173) discute las conclusiones de Taylor, el dato que Kubler proporciona sobre la desviación del edificio en 12o , es astrológicamente más correcto que los 16o 6 que Taylor (p. 43, nota 169) supone debería tener.

7 Ptolomeo, 1980 [1519]:118.

8 Ptolomeo, 1981:171.

9 Eliade, 1985 [1957]:capítulo I; Guarda, 1972:93-95.

10 Eliade, 1985 [1957]:25.

11 Salcedo, 1996:66.

12 Salcedo, 1982:26.

13 Salcedo, 1982:27.

14 Webb, 1957.

15 Stott, 1995:29.

16 Falcón, 1980:102.

17 Ripa, 1987 [1613]:481 y ss.

18 Burckhardt, 1994.

19 Trens, 1955:55 y ss.

20 Lurker, 1992:119.

21 López Piñero, 1986.

22 Tester, 1990:224 y 264.

23 Tester, 1990:128 y ss.; López Piñero, 1986:47.

24 Friede, 1960:70 (documento 1.673).

25 Leonard, 1979 [1949].

26 Marquínez y Beuchot, 1996:25-29, 36-38 (ambas, referencias del artículo de Mauricio Beuchot, La Filosofía en el México colonial) y 243 (del artículo de María Luisa Rivara de Tuesta, La Filosofía en el Perú colonial).

27 Sebastián, 1981:16 y ss.; 104 y ss.; 1985:477 y 612.

28 Arbeláez, 1967:279.

29 Hermes, 1985:253 y 254; Agrippa, 1982 [1533]:204.

30 Véase, por ejemplo, la indicación de la naturaleza de Spica grabada en el llamado astrolabio de Felipe II que se conserva en el Museo Arqueológico de Madrid, en García Franco, 1945:201.

31 Véanse las indicaciones para Spica que trae el Planisferio sur astral de Thomas Hood, de 1590, en Stott, 1995:54 -55.

32 Zahel, 1985a:21.

33 Bethen, 1985:306.

34 Salcedo, 1982.

35 Arboleda, 1956:310.

36 Dezzi Bardeschi, 1988 [1974].

37 Lurker, 1992:37.

38 Chevalier, 1986:718.

39 Dezzi, 1988 [1974]:167; Agrippa, 1982 [1533]. Véase también Yates, 1983 [1964].

40 Yates, 1983 [1964]:75 (cita del Asclepius sobre la ciudad orientada al sol poniente).

41 Tester, 1990:284 -287.

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