49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA)

Quito Ecuador

7-11 julio 1997

 

Hugo Cancino Troncoso

SIMPOSIO HIST.18:Ideas,Cultura e Historia en la Creación Intelectual Latinoamericana, siglos XIX-XX.

Ponencia:

Martí y el Paradigma de la Modernidad.

Hugo Cancino Troncoso

resumen

Se analizan en esta ponencia las conceptualizaciones y visiones de Martí sobre la Modernidad en su proceso de realización en los EEUU y su lectura crítica de este proyecto en el contexto de su discurso sobre las matrices de la cultura e identidad de "Nuestra América": Su discurso crítico de esta experiencia de Modernidad es el antecedente necesario para entender la visión de Martí de una Modernidad situada en el contexto histórico y cultural de América Latina.

JOSÉ MARTÍ Y EL PARADIGMA DE LA MODERNIDAD

l.- lNTRODUCCIÓN.

La presente ponencia se inscribe en un proyecto de relectura de los pensadores latinoamericanos del siglo XIX que iniciamos hace algunos años atrás, en la perspectiva de elucidar la compleja articulación de sus discursos con la Modernidad europea, en el contexto del largo proceso de construcción de los estados nacionales y de las identidades nacionales. En esta perspectiva releemos a José Martí (1853-1895), estando conscientes de la gran complejidad como variedad tópica, polifacética y disciplinaria de sus escritos(1) y, en última instancia, del carácter emblemático de su acción política y liberadora. Esta última dimensión de su vida ha sido ya exhaustivamente estudiada y no ingresa en el universo de nuestra ponencia(2). Nuestro análisis del discurso martiano focaliza, principalmente, sus reportajes periodísticos, escritos durante su exilio en los EE.UU.(3). Este "corpus" constituye una valiosa fuente de estudio sobre el escenario norteamericano, de sus actores políticos, sociales y étnicos; de la vida cultural y del desarrollo económico y tecnológico de ese país. La coordenada central, que articula este "corpus" de crónica singular, es su reflexión sobre los tiempos nuevos de una modernidad que irrumpe y se edifica en este gran país. El propósito de nuestra lectura es reconstruir y hacer explícitas las conceptualizaciones de este discurso sobre la modernidad en su paradigma norteamericano y la asunción crítica de ésta como componente fundamental para la elaboración de un proyecto de modernidad para "Nuestra América".

En el contexto de esta ponencia entendemos por "Modernidad" al proceso de transformación cultural y espiritual cuya matriz se gestó en la Reforma Protestante y en la Revolución Francesa y que significó la irrupción de un nuevo imaginario caracterizado por la fe en el progreso(4), en la ciencia y en la razón. Este movimiento fue percibido como un curso ininterrumpido que erradicaría las instituciones, creencias y valores de la sociedad tradicional(5). La razón y la ciencias, como instrumentos claves de la interpretación del mundo y de la vida, harían perder eficacia social a los discursos e instituciones eclesiásticas. En el paradigma de la Modernidad estaba inscrita la administración y organización racional del Estado, la sociedad y el sistema económico(6). Este paradigma fue el referente del discurso de los pensadores latinoamericanos post-coloniales entregados a la tarea de la invención ideológica de la nación y de la construcción de las identidades nacionales. Ellos rechazaron la matriz cultural hispana, sus instituciones, valores y universo significativo asimilándolos al "oscurantismo" y al atraso(7). Para Sarmiento, Alberdi, Lastarria y Bilbao y otros pensadores, los nuevos estados nacionales debían insertarse en la corriente de la historia de los tiempos nuevos de la modernidad, cuyos centros paradigmáticos y dinamizadores se encontraban en Francia e Inglaterra(8). Con ulterioridad, algunos de ellos desplazaron su admiración modernizadora hacia la Modernidad dinámica y pionera que emergía en los Estados Unidos y percibieron allí el centro irradiador de un mundo nuevo que se constituía en un nuevo paradigma para los pueblos latinoamericanos(9). No obstante esta actitud de admiración por la modernidad norteamericana, algunos de estos pensadores, como es el caso de Francisco Bilbao, percibieron proféticamente las tendencias expansionistas del país del norte hacía América Latina (10). Nos parece que existen líneas de continuidad y también de ruptura en el discurso de Martí sobre la Modernidad con aquel de los pensadores mencionados con antelación. Martí participa con ellos en su visión optimista del desarrollo histórico hacia los tiempos nuevos de la democracia, el progreso y la libertad en un ámbito universal. Critica con ellos las rémoras culturales y mentales legadas por el pasado colonial hispánico, pero Martí no se deja fascinar por los paradigmas exógenos ni tampoco se adscribe filosóficamente a ningún sistema(11). Su discurso filosófico es abierto, siempre crítico, aunque en el se han podido detectar las improntas de diferentes vertientes de pensamiento y de diferentes escuelas filosóficas. Por ello sus reflexiones filosóficas, dispersas en artículos literarios y crónicas, no configuran un sistema ni tampoco un inventario de definiciones o respuestas concluyentes a las problemáticas que él plantea, como aquella de la Modernidad, que es el objeto de esta ponencia.

II.- MARTí Y LA MODERNIDAD QUE INSURGE EN LOS ESTADOS UNIDOS.

La conceptualización de Modernidad enunciada por Martí y específicamente su discurso sobre la Modernidad en los Estados Unidos remite como referente necesario en su elucidación, a las complejas y variadas vertientes de su discurso filosófico. Martí leyó críticamente a los grandes pensadores de la Modernidad, conoció las problemáticas enunciadas por el positivismo, el evolucionismo y, en general, el discurso optimista del progreso, la ciencia y el triunfo de la razón(12). Estas dejaron su impronta en su pensamiento, pero el continuó su trayectoria discursiva sin aceptarlas como sistemas. La misma actitud crítica mantuvo frente al krausismo(13), y hacia las diferentes variantes del espiritualismo y del idealismo, encontrando en éstas tanto la dimensión metafísica, la valorización del sujeto y el rol de las ideas en el proceso histórico como la crítica al reduccionismo materialista(14). Martí se situó en la encrucijada de esos sistemas polares y reduccionistas de fin de siglo, elaborando un discurso integrador y ecléctico(15). Como el mismo señaló, se vivía "un tiempo de ebullición, no de condensación; de mezcla de elementos"(16). No es nuestra tarea, en esta ponencia, establecer la genealogía y filiación de sus ideas, tarea ya realizada con creces por otros(17).

En una nítida correspondencia con el paradigma de la Modernidad que emergió del proyecto de los filósofos de la Ilustración, Martí conceptualizó la Modernidad como una nueva "época de elaboración y de transformación", -en la- "que los hombres, por entre los obstáculos que preceden a toda grandeza" -llegarán a- "ser reyes de reyes"(18). Esta visión optimista del desarrollo histórico de la transición a la modernidad aparece, no obstante, matizada en la formulación siguiente del mismo texto: "perdidos los antiguos quicios andamos a tientas en busca de los nuevos"(19). Las nociones de libertad y de progreso, constituyen a nuestro juicio, los conceptos que operan como ejes de articulación del discurso martiano sobre la Modernidad: Martí sitúa la génesis de la idea y práctica de la libertad en el contexto de la Revolución Francesa, aunque reconoce a sus precursores remotos(20). La libertad en sus plurales manifestaciones, como por ejemplo, libertad de expresión y de investigación son para Martí tan vitales como el aire: "sin aire, la tierra muere. Sin libertad, como sin aire propio y esencial, nada vive"(21). Esta concepción analógica entre naturaleza y sociedad es una constante de su pensamiento(22). En esta relación, Martí sostiene que "rompe las leyes naturales, el que impide el pensamiento su expresión"(23). La irrupción de la libertad como discurso y práctica es el signo de ruptura con el imaginario de las sociedades tradicionales. "Ahora" -escribe Martí- "los árboles de la selva no tienen más hojas que lenguas en las ciudades; las ideas se maduran en la plaza en que se enseñan... El hablar no es pecado, sino gala; el oír no es herejía, sino grito y hábito... Se tiene el oído puesto a todo; los pensamientos no bien germinan, ya están cargados de flores y frutos, y saltando en el papel, y entrando, con polvillo sutil, por todas las mentes"(24). Y para destacar la fuerza expansiva de las ideas, Martí lo expresa metafóricamente, expresando que "las ideas nacen a caballo, montadas en relámpagos, con alas"(25). Los "relámpagos" y las "alas", que simbolizan la velocidad y dinamicidad del decurso histórico de la Modernidad, remiten al concepto de progreso enunciado por Martí. En el discurso positivista, específicamente en la acepción elaborada por Auguste Comte, el progreso constituye un movimiento lineal inscrito en una lógica inexorable del proceso histórico(26). Para Martí el progreso constituye "un movimiento general"(27) de los tiempos nuevos de la Modernidad, pero este progreso no responde a una lógica inmanente de la dinámica histórica. Por el contrario, es el hombre el sujeto individual o colectivo, que crea o impulsa el progreso: "Es fatal el progreso pero está en nosotros mismos; nosotros somos nuestras leyes: todo depende de nosotros; el hombre es la lógica y la providencia de la humanidad"(28).

El prolongado exilio de Martí en los EE.UU., con breves interrupciones entre 1880-95, constituye un factor crucial para inteligir su conceptualización de la Modernidad(29). Sus artículos, crónicas y reportajes a periódicos y revistas latino y norteamericanas, no sólo proporcionan un penetrante análisis del escenario norteamericano, de sus actores, paisaje cultural y de su sistema económico, sino que una profunda reflexión sobre el paradigma de la Modernidad emergente. Martí concibe a los EE.UU. como una "nacencia"; "la vida americana no se desarrolla, brota"(30), escribió Martí en 1875 estableciendo una analogía con el mundo natural(31): "En los Estados Unidos" -señala- "hierve ahora una humanidad nueva, la que ha venido amalgamándose durante el siglo, ya fermenta; ya los hombres se entienden en Babel"(32). En el uso de las formas verbales, "hierve" y "amalgamándose", denota Martí, el proceso de elaboración inacabado de una nueva forma de civilización, que está integrando diversos componentes en una gran síntesis(33). Ello no permite, a juicio de Martí, juzgarla como "nación definitiva, sino como casa de pueblos, donde se ve a la civilización fundiendo a la vez en todos sus estados, naciendo acá a medio cuajar"(34). En su artículo sobre el poeta Walt Whitman reitera la idea de la Modernidad norteamericana, como una "humanidad nueva congregada sobre un continente fecundo... el nacimiento de una nueva era"(35). En este contexto, él percibe a la Modernidad como un acontecimiento fundacional, que ha sido posible por el despliegue de la libertad en todos los espacios de la existencia. Este ímpetu triunfante de la libertad ha derrotado a las antiguas potestades y códigos tradicionales: "De lo más vehemente de la libertad nació en días apostólicos la América del Norte. No querían los hombres nuevos, coronados de luz, inclinar ante ninguna otra su corona. De todas partes, el ímpetu de la frente, saltaba hecho pedazos... nacieron los derechos humanos en las comarcas pequeñas y autónomas, que habían elaborado en el combate continuo su carácter libre y que preferían las cuevas independientes a la prosperidad servil"(36). En esta aproximación preliminar al nuevo mundo, que nace en la corriente histórica de la Modernidad, subraya Martí el carácter pionero y acelerado del poblamiento,(37) y la transfomación del paisaje cultural y de fe en el progreso que motiva a este pueblo, que imbuido de un espíritu de libertad, construye un nuevo pasaje civilizatorio(38). En esta perspectiva, los Estados Unidos son conceptualizados como una tierra de promisión, espacio del "hombre redimido, del hombre verdaderamente libre, por primera vez sobre la tierra"(39).

En el discurso martiano sobre la Modernidad en los EE.UU. hemos localizado las siguientes connotaciones o dimensiones del paradigma, que aparecen resaltadas en sus crónicas y artículos: La Libertad, la velocidad y las comunicaciones y, por último, el rol de la educación. La libertad es comprendida en sus múltiples aspectos: espirituales, culturales y económicos. La libertad, en su expresión profunda de autonomía individual, de tener señorío sobre su propia existencia, es saludada por Martí, en su realización en los EE.UU.: "al fin estoy en un país donde todo el mundo parece ser su propio amo. Se puede respirar libremente, siendo aquí la libertad, la base y escudo de la vida"(40). Esta libertad extendida al espacio económico, es "el libre cambio, él es la prenda de amistad entre los pueblos, como la reciprocidad entre ellos es la garantía de la justicia"(41). Martí destaca en esta percepción maravillada del paisaje de la Modernidad norteamericana, el rol del sistema educacional y la excelencia de una escuela, "donde se enseña al niño sin perder la imaginación y el sentimiento, en las cualidades de hábito y agilidad necesaria para la vida; en la escuela práctica de enseñanza industrial"(42). En este ámbito, se sitúa también Martí en el paradigma de la Modernidad, que promocionó la educación científica y técnica(43) y asignó a la educación un papel liberador de las cadenas mentales del pasado(44). El libre cambio, para él, está en la base de "la prosperidad maravillosa de los EE.UU."(45). Su adscripción a este modelo económico, que él cree traerá la realización de la justicia, lo hace refractario a las políticas proteccionistas y al poder de los monopolios, que limitan la circulación de los bienes en el vasto mercado mundial(46). Su visión de la Modernidad está articulada a una humanidad que establece lazos recíprocos de intercambio y cooperación en un plano de igualdad y equidad. Martí experimenta en los EE.UU., el tiempo y la aceleración histórica de la Modernidad(47) y, en definitiva, la velocidad, que se manifiesta en todos los aspectos de la vida urbana, marca un nuevo paradigma del tiempo y de la circulación de bienes, que entra en conflicto con la vida solariega y reposada de las sociedades tradicionales que aún perviven en Europa. La velocidad, que signa la vida urbana principalmente en Nueva York(48), que él denomina "el milagro del mundo"(49), es el signo del nuevo tiempo de la modernidad. Como señala Bremmer "es la dinámica de la ciudad lo que constituye su modernidad"(50). La velocidad está indisolublemente articulada al progreso de la tecnología en los medios de transporte, ámbito en el cual los EE.UU. se sitúan a la cabeza frente a los países de la vieja Europa: "La vida en Venecia es una Góndola; en París, un carruaje dorado; en Madrid, un ramo de flores; en Nueva York, una locomotora de penacho humeante y extrañas encendidas"(51). La locomotora aparece en su discurso como el símbolo y signo de la velocidad y, a la vez, de la tecnología de la Modernidad que domeña la naturaleza, que abre paso al progreso y, en definitiva, al futuro: "Los fines pasmosos de esta nueva epopeya" -señala Martí- "escrita por las locomotoras triunfantes en las entrañas de los cerros, sobre criptas, abismos, llanos y abras"(52). Por las vías ferrocarrileras los pueblos se comunican, las aldeas se unen con las urbes, focos de la cultura de la Modernidad. Las comunicaciones son tan vitales para Martí como el aire, porque "el hombre vivo se ahoga sin aire; los pueblos se ahogan sin vías de comunicación"(53). En una bella enunciación poética, Martí escribe que "los chirridos mismos de las ruedas del ferrocarril sobre los rieles, parecen cantos de aves. Himno en la tierra, y arpas de hombre"(54).

Junto al discurso de la Modernidad dinámica, febril y apoteósica, Martí formula un discurso crítico de ese paradigma de Modernidad(55). Su crítica, que puede también leerse como la expresión de un desencanto y de un sentimiento de desilusión frente a los aspectos sórdidos de esa modernidad, no proporcionan, sin embargo, ningún indicio para postular que la crítica de Martí se inserta en una actitud de nostalgia pre-moderna. Martí mantiene coherentemente en sus escritos una posición de identificación con los logros de la Modernidad. Su lucha y consecuencia revolucionaria, que lo lleva a ofrendar su vida por la causa de la liberación de Cuba, es un testimonio más que suficiente de la sincronía entre su discurso de la Modernidad y su acción política. Cuando Martí formula sus críticas de la sociedad y el sistema norteamericano, no deja de advertir al lector de la complejidad de su objeto de análisis, de la diversidad y heterogeneidad del país y del carácter dinámico de su sociedad(56). Martí critica incisivamente el sistema económico que condujo a la concentración de la riqueza, a la emergencia del proletariado y a la denominada "cuestión social", a la vez que critica los aspectos de polución ecológica de la industrialización acelerada y, en últimas instancia, el sistema de valores que se impone en esta sociedad. Martí analiza las consecuencias, para el ejercicio de la libertad y de la democracia, fundamentos de la Modernidad, que conlleva la emergencia de los monopolios: "La concentración rápida y visible de la riqueza pública, de tierras, de vías de comunicación, de empresas en una casta acaudalada que legisla y gobierna"(57). Martí, señala el desfase entre la proclamada libertad política y la desigual distribución de los bienes generado por un sistema económico, cada vez más controlado por los grupos monopólicos(58). El proceso de industrialización trajo consigo la generación de un proletariado industrial y la emergencia de la "cuestión social"(59), que en los EE.UU., se presentaba, en la expresión de Martí, como un problema "colosal y súbito"(60). Martí fue testigo fiel y objetivo del amanecer de las luchas obreras y de los primeros esfuerzos realizados por la clase trabajadora para articularse organizativamente y definir sus reivindicaciones básicas frente a los dueños del capital. En diferentes pasajes de sus artículos y crónicas Martí explícita su simpatía por la causa reivindicativa de los trabajadores y sus organizaciones sindicales(61), deslindándose categóricamente de las formas de lucha social, implementadas, principalmente por los anarquistas(62). Él atribuye el desencadenamiento de la violencia a la influencia ejercida en el movimiento obrero por los trabajadores inmigrantes europeos, que "traían el odio del siervo, el apetito de la fortuna ajena, la furia de rebeldía que se desata periódicamente en los pueblos oprimidos"(63). A partir de sus propias experiencias históricas, esos grupos de inmigrantes europeos, según Martí, aconsejaban a los trabajadores "los bárbaros remedios imaginados en los países donde los que padecen no tienen palabra ni voto"(64). En una sociedad fundada en una racionalidad moderna, en "donde el sufragio es el origen de la ley, la revolución está en el sufragio"(65), concluía Martí. No obstante su compromiso intelectual, político y existencial con la causa de la liberación de su pueblo, Martí rehusa el uso de la acción directa y revolucionaria en consonancia con una perspectiva de lucha de clases. Esta actitud la reafirma en su artículo sobre el fallecimiento de Karl Marx, en el cual expresa su homenaje y su crítica: "Como se puso al lado de los débiles, merece el honor. Pero no hace bien él que señalaba el daño y arde en ansía generosa de ponerle remedio, sino que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres"(66).

Martí no se detiene en la crítica del sistema económico; su discurso crítico asume rasgos post-modernos cuando él manifiesta su preocupación ante la destrucción del entorno ecológico que genera la industrialización acelerada(67), junto con el caos urbano, la del hacinamiento de la pobreza urbana en un polo y la opulencia en otro(68). En su percepción, la industrialización ha generado un universo caótico y desequilibrado que ha entrado en ruptura con la armonía de la naturaleza. Martí registra también los cambios significativos en las actitudes, en los valores y en las relaciones interpersonales que este Paradigma de Modernidad ha ido creando. En este contexto él menciona la primacía de "un individualismo excesivo y la adoración de la riqueza"(69) por sobre los valores espirituales, en definitiva, el triunfo de un "concepto egoísta y pernicioso de la vida"(70). Su lectura crítica se adentra en el universo de las relaciones interpersonales, donde él detecta la emergencia de los fenómenos de incomunicación y de soledad(71), que traen consigo las rupturas o disolución de los lazos comunitarios, en un orden social, signado por la lucha por ganar espacios, por la competencia y por la lógica de la ganancia que es inherente al sistema.

III.- LA MODERNIDAD Y NUESTRA AMÉRICA

No obstante su crítica de la Modernidad en gestación en los EE.UU., Martí mantiene invariable su discurso sobre la viabilidad de este proyecto en Nuestra América, porque para él el trayecto hacia la Modernidad es un proceso que compromete a toda la humanidad. Cuba y América Latina son eslabones de este proceso universal. La liberación de Cuba del dominio hispánico permitirá a ese país participar en esa "hora de gestación"(72), en ese movimiento universal hacia la Modernidad. Cuba, se abrirá así hacia el intercambio de bienes e ideas con todas las naciones de la tierra(73). Para incorporar a Cuba al mundo de la Modernidad, "el pueblo de Cuba" -señala Martí- "sangra por la bala española, por la empresa de abrir a los tres continentes en una tierra de hombres, la república independiente que ha de ofrecer a la casa amiga y comercio libre al género humano"(74). Este proceso ha sido bloqueado por el colonialismo español, que encarna en su lectura el discurso de la tradicionalidad, es decir, de los valores, instituciones e ideas de la antimodernidad(75). En consecuencia, no es en España, que los latinoamericanos tienen que buscar inspiración para construirse como naciones modernas. Por el contrario, Cuba ha encontrado su inspiración en los grandes pensadores europeos de la Modernidad(76). El proyecto que Martí formula para Cuba, es la conformacion de un sistema democrático, basado en la armonía y en la cooperación de todos los grupos sociales y étnicos. La propuesta, que Martí propone través del Partido Revolucionario Cubano, es "fundar en el ejercicio, franco y cordial de las capacidades legítimas del hombre, un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina"(77).

Durante su permanencia en México y Guatemala entre 1875 y 1878 comenzó Martí a elaborar una conceptualización de América Latina, que alcanza su expresión más alta de formulación, en sus artículos "Nuestra América" y "Madre América"(78). Su prolongado exilio en los EE.UU., contribuyó a profundizar su concepción sobre el porvenir de la América Hispánica. Su discurso latinoamericanista no aparece en disyunción con su discurso sobre la universalidad del proceso de ascenso a la Modernidad, "con su amor a la unidad del hombre, a la Humanidad, como ser colectivo y progresivo"(79). Replanteó el tópico bolivariano de la matriz cultural común de los pueblos latinoamericanos: "los americanos" -señaló que son- "unos en el origen, en la esperanza y en el peligro"(80). En la expresión "peligro", aludía Martí a las asechanzas del pujante expansionismo norteamericano sobre América Latina(81). En este respecto, Martí es un continuador de la senda trazada por Bilbao y otros pensadores latinoamericanos que avizoraban lo que luego se manifestaría en la guerra entre México y los EE.UU., 1846-48 (82) que significó para el primero la pérdida de casi la mitad de su territorio, y propugnaban diversos proyectos de confederación latino americanista(83). Consecuente con su discurso latinoamericanista, Martí criticó el proyecto panamericanista planteado por la administración norteamericana en 1889 (84). América Latina debe buscar su propio curso en el proceso de construcción de su Modernidad, participando críticamente de las influencias intelectuales que vienen de los centros difusores de la Modernidad. Él estaba consciente de que la dinámica hacia la Modernidad se inscribía en un proceso universal. América Latina, al emanciparse del dominio hispánico, se había situado en esta tendencia universal con "Bolívar de un brazo y con Herbert Spencer de otro"(85), es decir, utilizando la ciencia y la tecnología para transformar la naturaleza y extraer sus riquezas, construyendo ferrocarriles, industrias, escuelas(86), difundiendo la instrucción, solucionando la problemática indígena(87) y reafirmando las matrices culturales propias de América Latina. En un artículo publicado en la "Revista Universal", en México en 1875, Martí percibe poéticamente la nueva época de la Modernidad en México y América como una verdadera apoteosis del progreso, del trabajo, de la productividad y de la libertad(88). Sin embargo, este proceso no se inscribe en un desarrollo histórico lineal sometido a una legalidad inmutable. Los pueblos de nuestra América tienen que descubrir y combatir los obstáculos mentales y "los elementos descompuestos y hostiles de la colonia"(89): América Latina tendría un trauma en su génesis civilizatoria que influiría en esta marcha hacia la Modernidad, que la diferenciaría de los EE.UU., puesto que "del arado nació la América del Norte y la española del perro de presa"(90). Liberarse de estas trabas de la matriz colonial implicaba una tarea heroica y tenaz de erradicar las instituciones, los discursos, las mentalidades y las práxis de ese pasado(91), que Martí crítica tan agudamente como antes lo hicieron Lastarria, Sarmientos o Alberdi. Este decurso de ruptura con la herencia hispánica, Martí lo formula metafóricamente como el "sacarnos" de la sangre las impurezas que nos legaron nuestros padres"(92). La modernidad, que es proceso y una meta, debe surgir del conocimiento de la compleja realidad latinoamericana. Martí advierte contra "la importación excesiva de las ideas y fórmulas ajenas"(93), posición que fue hegemónica en las élites criollas que edificaron los estados nacionales, transplantando discursos e instituciones europeas, creyendo ingenuamente que ésta era la única vía para acceder a la Modernidad y conquistar un lugar en el llamado mundo civilizado. Las élites políticas deben estar conscientes de "qué elementos está hecho su país, y como se puede guiándolos en junto, para llegar por métodos e instituciones nacidas del país mismo"(94). Es decir, el paradigma de la Modernidad en Nuestra América deberá ser creación propia y no imitación buscada en "los catecismos de Francia e Inglaterra"(95). En este proceso de volver a las fuentes de la cultura latinoamericana, las universidades debían contribuir al estudio científico de esta realidad y a formar en los jóvenes estudiantes una comprensión de ella(96). Su concepción está muy distante de cualquier planteamiento provincialista y recluso del proceso histórico. Como señala Vitier "se trata, pues, de rescatar la originalidad como prenda precisamente de la universalidad y de entrar en la vía del desarrollo moderno"(97). De acuerdo con su aserto sobre la Modernidad como un movimiento universal, que integra en su dinámica todas las regiones del planeta, "Nuestra América" debe integrarse a ésta a partir de sus propias premisas, participando en el intercambio con Europa. En este intercambio con la cuna de la Modernidad, Europa recibirá los productos de América, mientras que "Nuestra América", en su expresión deberá "entrar en esa gran corriente de inventos útiles, de enérgicos libros, de aparatos industriales, que el viejo mundo, y el septentrión del nuevo, arrojan de su seno, donde hierven la actividad de tantos hombres, la elocuencia de tantos sabios, la vivacidad de tantas obras... libros ambulantes, magníficos resúmenes del desarrollo espiritual e industrial moderno"(98). Adentrarse en las raíces de la cultura latinoamericana, para construir una Modernidad surgida de esta realidad, no implica ni el aislamiento del mundo circundante ni tampoco rechazar la tecnología, la ciencia y, en definitiva, los discursos filosóficos surgidos en la matriz de la modernidad. ¿Cómo podría pensarse en un paradigma de Modernidad para "Nuestra América", sin considerar las matrices, discursos y referentes de la Modernidad, que surgieron en Europa? Martí encarna y sitúa el discurso y paradigma de la Modernidad en América Latina y a partir de este emplazamiento, que debe ser el punto de partida de toda filosofía latinoamericana, nos invita a pensar nuestra compleja realidad latinoamericana, no sólo para inteligirla, sino que para creadoramente cambiarla.

IV.- CONCLUSIONES.

El discurso de Martí se inscribe en la matriz discursiva de la Modernidad. A través de sus artículos, reportajes periodísticos, cartas y documentos políticos, Martí tematizó y problematizó los tópicos axiales de la Modernidad: la libertad y la democracia, la ciencia y la tecnología, la velocidad, la urbanización, el industrialismo y en definitiva, el progreso como movimiento general del proceso histórico. En una línea de continuidad con los pensadores latinoamericanos del siglo XIX expresó su creencia en que los tiempos nuevos de la libertad y del progreso integrarían a todas las regiones del planeta. Sin embargo, su optimismo fue siempre crítico, como lo fue la integridad de su complejo y multifacético discurso. Su reflexión filosófica desbordó los sistemas de la filosofía de fin de siglo. Martí fue un pensador ecléctico y pragmático en una época de encrucijada de sistemas. Su acción política por la liberación de Cuba del dominio colonial, que conllevó la ofrenda de su propia vida, nos entrega el testimonió mas decisivo de su Modernidad y de la armonía entre su discurso y su vida.

Durante su exilio en los EE.UU., Martí fue entregando en sus artículos y reportajes un testimonio, no sólo descriptivo y analítico del escenario norteamericano, sino que su reflexión sobre el paradigma de la Modernidad pionera, que en su expresión "brotaba" en esa tierra de hombres nuevos. Martí nos hace recorrer en su crónica las ciudades colosales, la construcción de infraestructuras, la eficacia de la tecnología; se asombra de la velocidad de la vida urbana y de la marcha del ferrocarril que conquista nuevos espacios a la modernidad. Su testimonio nos entrega una visión crítica del sistema político y de las élites políticas, del funcionamiento del sistema económico y de la vida intelectual. Su lectura, maravillada y admirada por los logros de la Modernidad, es articulada con la crítica de la dimensiones más sórdidas e inhumanas que genera ese Paradigma, donde el hombre la llegado a ser señor de su vida. En esta lectura vemos emerger la "cuestión social", los orígenes del movimiento obrero, el mundo de los pobres en las grandes ciudades industriales, la destrucción ecológica y, sobre todo, la irrupción de una concepción de la vida basada en la consecución de fines materiales y en el egoísmo. Su crítica no lo retrograda a ninguna nostalgia premoderna.

Su condición de exilado en los EE.UU. signó decisivamente su concepción Latinoamericanista, es decir, su percepción de las raíces y matrices culturales comunes de los pueblos situados al sur del Río Grande. La coordenada central de su discurso latinoamericanista, es la asunción de la realidad compleja y específica de América Latina como paso necesario para construir un paradigma de Modernidad viable, de acuerdo a nuestras premisas históricas y culturales. Martí no percibe la Modernidad latinoamericana como un proceso aislado del resto de la humanidad sino que, por el contrario, formula una visión de una humanidad cada vez más integrada que conforma un mundo armónico, abierto al intercambio de bienes materiales y culturales. Esta concepción de la Modernidad como globalización, en la terminología de nuestro tiempo, no implica en la visión martiana, una aceptación de una humanidad hegemonizada por un poder imperial, por una ideología o por poderes económicos.

NOTAS Y REFERENCIAS

1.- Estamos de acuerdo con R. FORNET-BETANACOURT que la obra de Martí representa "un complejísimo texto interdiscursivo, un tejido de muy diferentes textos y contextos"., R.FORNET-BETANCOURT: "José Martí y la Filosofía", en ETTE, OTTAMAR et al (Eds.): "José Martí 1898/1995 Literatura, Política, Filosofía, Estética", Vervuert Verlag, Lateinamerika-Studien 34, 1994.

2.- Ver: E. MARTÍNEZ ESTRADA: "Martí: "El héroe y su Acción Revolucionaria", Siglo XXI Editores, México, 1972; E.MARTÍNEZ ESTRADA; "Martí Revolucionario", Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 1974.

3.- Martí llega a New York el 3 de enero de 1880 y permanece allí hasta marzo de 1881, año en que viaja a Venezuela, regresando en agosto de 1881, permaneciendo allí hasta enero de 1895. Martí escribe como corresponsal en "La Nación de Buenos Aires", "La República" de Honduras, "El Partido Liberal" de México y "La Opinión Pública" de Montevideo entre otros. Ver: C. HENRÍQUEZ UREÑA et al: "El Periodismo de José Martí", Editorial Orbe, Buenos Aires, 1977.

4.- Para una discusión del mito del progreso, ver: G.H. VON WRIGHT: "Myten om Fremskridtet", Munksgaard-Rosinante; Copenhague, 1994, pp. 25-64.

5.- Para una discusión de esta problemática ver: A. TOURAINE: "Crítica de la Modernidad", Ediciones "Temas de Hoy", Madrid, 1993, pp. 13-195; P.R. CRISTOFFANINI: "Det Mangfoldige Spanien: Overvejelser omkring tradition, modernitet og identitet", Center for Sprog og Interkulturelle Studier, Ålborg Universitet, Dinamarca, 1995.

6.- Sobre la racionalización de la Modernidad, véase: M. WEBER: "Economía y Sociedad", tomo II, Fondo de Cultura Económica, México, 1969, pp. 1047-1117.

7.- Ver: M. J0RRIN, y J. MARTZ,: "Latin American Political Thought and Ideology", Chapell Hill, 1970, p.89; L. ZEA: "América como Conciencia", México, 1976, p. 88.

8.- Véase: H. CANCINO TRONCOSO y M. CASTRO-BECKER: "Europa como Paradigma y Referente del Discurso Civilizatorio de Alberdi y Sarmiento en el Contexto de la Construcción del Estado Nacional en América Latina", en "Actas del IX Congreso Internacional de Historia de América, "AHILA", Sevilla, 1992, pp. 129-146.

9.- "No detengamos más a los EE.UU. en su marcha... Alcancemos a los Estados Unidos. Seamos la América como el mar es el océano. Seamos EE.UU". D.F. SARMIENTO: "Conflicto y Armonía de las Razas en América", UNAM, "Cuadernos de Cultura Latinoamericana" 37, México, 1978, p. 18.

10.- Ver: F. BILBAO: "El Congreso Normal Americano"(1861), en R. RAMOS (Ed.): "El Ensayo Político Latinoamericano en la Formación Nacional", ICAP, México, 1981, pp. 146-151.

11.- Para una discusión sobre las matrices de su filosofía, véase: R. AGRAMONTE: "Martí y su Concepción del Mundo", Editorial Universitaria, Universidad de Puerto Rico, 1971, pp. 99-172; C.J. MORALES: "La Poética de José Martí y su Contexto", Editorial Verbum, Madrid, 1994, pp. 35-124.

12.- Ver: JORRÍN y MARTZ: op.cit., p. 16I; C.MORALES. op.cit., p. 100.

13.- Para una discusión sobre la influencia del krausismo sobre Martí, ver: R.GÓMES TRETO: "Influencia del Krausismo en Cuba", en "El Krausismo en América Latina", Fundación Friedrich Ebert, Instituto Fe y Secularización, Salamanca, 1989, pp. 187-209; R. AGRAMONTE: "Martí y su Concepción del Mundo", pp. 216-221; J. MARICHAL: "Cuatro Faces de la Historia Intelectual Latinoamericana, 1810-1970", Cátedra, Madrid, 1978, p. 72.

14.- Para una discusión de la matriz idealista en el discurso de Martí, ver: N. SALOMON: "En torno al Idealismo de José Martí", en "Bulletin Hispanique", Tomo LXXV bis, Université de Bordeaux III, Éditions Bière, 1973/74, pp. 425-448.

15.- J. OLIVIO JIMÉNEZ: "La Raíz y el Ala. Aproximaciones Críticas a la Obra Literaria de José Martí", Pre-textos, Valencia, 1993, pp. 29; R. FERNÁNDEZ RETAMAR: "Ensayo de Otro Mundo", Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1969, p. 40.

16.- Citado por I.A. SCHULMAN: "Historia Colectiva e Individual en la Obra de José Martí", en "Bulletin Hispanique", Tome LXXV bis, Université de Bordeaux III, Éditions Bière, 1973/74, p. 99.

17.- Ver: R. AGRAMONTE: "Martí y su Concepción del Mundo", Editorial Universitaria, Universidad de Puerto Rico, 1971.

18.- MARTÍ: "El Carácter de la Revista Venezolana", "Obras Completas" (en adelante OC), Tomo 7, Editorial Nacional de Cuba, 1963, p. 224.

19.- Ibid., p. 224.

20.- "En cuanto al hombre (de nuestra época) nacido en 1793, aunque ya venía encinta desde hace tres siglos antes, comenzó a extender la libertad y a ejercerla, comenzó a ser luminoso. Ha tomado con mano segura la razón"., MARTÍ, OC, tomo 53, 1984, p. 71.

21.- "La América", Nueva York, septiembre, 1883, OC, Tomo 9, Editorial Nacional de Cuba, 1963, p. 451.

22.- Ver al respecto: C.J. MORALES: op.cit., pp. 40-41

23.- "Extranjero", "El Federalista", México, 16 de diciembre de 1876, OC, Edición Crítica, Tomo III, Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 1985, p. 291.

24.- "Prólogo", OC, Tomo 7, Editorial Nacional de Cuba, 1963, p. 227.

25.- Ibid., p. 227.

26.- Ver: A. COMTE: "Discours sur l'Esprit Positive. Ordre et Progres", Vrin, Paris, 1983.

27.- MARTÍ: "Poetas Españoles Contemporáneos", en "The Sun", Nueva York, 26 de noviembre 1880, en S. REDONDO DE FELDMAN y A. TUDISCO: "José Martí", Antología Crítica", Las Américas Publishing Company, New York, 1968, p. 99.

28.- MARTÍ: "Revista Universal", México, 8 de junio 1875, OC, Tomo III, Edición Crítica, La Habana, Cuba, 1985, p. 65.

29.- FERNÁNDEZ RETAMAR, en C. ABEL y N. TORRENTS (Eds.): "José Martí Revolutionary Democrat", The Athlone Press, New York, 1986, p. 6.

30.- MARTÍ: "Revista Universal", México, 11 de mayo 1875, OC, Edición Crítica, Tomo III, p. 42.

31.- Vuelve a la idea de "nacencia" en 1886: "La vida se multiplica y se desborda", Nueva York, agosto de 1886, para "La República", OC, Tomo 11, 1963, p. 47.

32.- MARTÍ, Nueva York, 15 de octubre de 1887, "La Nación", OC, Tomo 11, 1963, p.172.

33.- "Están ahora estos Estados Unidos, definiéndose y condensándose en un período de monstruosa elaboración e incesante allegamiento, en que apenas se entrevé cuales elementos han de descartarse, y cuales de permanecer en la nación definitiva". MARTÍ, Nueva York, 23 de abril 1985, para "La Nación, OC, Tomo 10, 1963, p. 229.

34.- MARTÍ: "El Partido Liberal", 7 de febrero 1889, OC, Tomo 12, 1964, p. 297.

35.- MARTÍ: "El Poeta Walt Whitman", "La Nación", 26 de junio de 1887, en S. REDONDO DE FELDMAN y A. TUDISCO (Eds.): op.cit., p. 140-141.

36.- MARTÍ: "Madre América", en S. REDONDO DE FELDMAM y A. TUDISCO: (Eds.):op.cit., p. 238.

37.- "Bajan de los caminos más remotos, pueblos de emigrantes, en montones, en hileras, en cabalgatas de nubes... Así se ha poblado acá la soledad, y se ha levantado la maravilla de los EE.UU.", MARTÍ, Nueva York, 25 de abril 1888, para "La Opinión", OC, Tomo 12, 1964, p. 207.

38.- "Trátase de una fe que ha sustituido a la ha que ha muerto y surge con un clamor radioso de la arrogancia arrogante del hombre redimido; trátase de escribir los libros sagrados de un pueblo que aúne al caer del mundo antiguo, todas las fuerzas vírgenes de la libertad y por los cíclopes de la salvaje naturaleza; trátase de reflejar el ruido de las muchedumbres que se asientan en las ciudades que trabajan y de los mares domados y los ríos"., MARTÍ: "El Poeta Walt Whitman", en S. REDONDO DE FELDMAN y A. TUDISCO (Eds.): op.cit., pp. 140-41.

39.- MARTÍ, Nueva York, 9 de noviembre 1885, para "La Nación", OC, Tomo 10, 1963, p. 341.

40.- Citado por J.A. PORTUONDO: op.cit., p. 212.

41.- MARTÍ: "Revista Universal", México, 9 de octubre 1875, OC, Tomo III, Edición Crítica, p. 204.

42.- "La Nación", Nueva York, 13 de junio 1889, OC, Tomo 12, 1964, p. 325.

43.- Ver: MARTÍ: "La Nación", 28 de diciembre 1886, OC, Tomo 11, p. 80-86 ; "La Nación", 8 de julio, 1885, Tomo 9, p. 86.

44.- Sobre el ideal de escuela en el proyecto de la Modernidad, véase: Touraine: op.cit., p. 27-28.

45.- "La Pluma", Bogotá, 3 de diciembre 1881, OC, Tomo 9, 1963, p. 123.

46.- Sobre el libre cambio y el proteccionismo, véase además: MARTÍ, Nueva York, marzo de 1883, para "La América", OC, Tomo 9, pp. 381-383; Nueva York, septiembre 1883, op.cit., pp. 451-452.

47.- Para una discusión sobre el concepto de tiempo en Martí, véase: F. GARCIA MARRUZ: "El tiempo en la Crónica Norteamericana de Martí", "Bulletin Hispanique", Tomo LXXV bis, Université de Bordeaux III, Édition Bière, 1973/74, pp. 379-402.

48.- "Al llegar, en uno de estos días de verano, cuando la cara de los apresurados hombres de negocios en un mismo momento son fuentes y volcanes; cuando maleta en mano, el chaleco abierto, la corbata zafada, vi los diligentes habitantes de Nueva York, corriendo para arriba y abajo, comprando aquí, vendiendo allá... cuando noté que nadie se paraba tranquilamente, en las esquinas, que ninguna puerta estaba cerrada un instante, que nadie estaba quieto, entonces me incliné, y miré con respeto a este pueblo, y le dije adiós para siempre a la vida e intimidad poética de nuestros países europeos"., citado por J.A. PORTUONDO: "Martí, Escritor Revolucionario", Editora Política, La Habana, Cuba, 1982, pp. 212-213.

49.- Citado por T. BREMER: "Velocidad y aceleración como Base de la Experiencia de la Modernidad en las Crónicas de José Martí", en OTTMAN y HEYDENRICH (Eds.): op.cit., p. 117.

50.- T. BREMER: op.cit., p. 122.

51.- Citado por T. BREMER: op.cit., pp. 122-123.

52.- MARTÍ: Correspondencia a "El Partido Liberal", 15 de octubre 1886, en E. MEJÍA SÁNCHEZ (Compilador): "José Martí Nuevas Cartas de Nueva York", Siglo XXI, Siglo XXI, México, 1990, p. 68.

53.- MARTÍ: "Revista Universal", 6 de octubre 1875, OC, Edición Crítica, Tomo III, p. 200.

54.- MARTÍ, 27 de marzo 1984, para "La Nación", OC, Editorial Nacional de Cuba, 1963, Tomo 10, p. 29.

55.- Como señala certeramente P.P. RODRÍGUEZ, la crítica de Martí a la Modernidad es "aguda, polivalente y polisémica"., "El Proyecto de José Martí: Una Opción ante la Modernidad", en OTTMAN y HEYDENRICH (Eds.): op.cit., p. 104.

56.- Ver: MARTÍ: "La Verdad sobre los Estados Unidos", "Patria", Nueva York, 23 de marzo de 1894, en S.REDONDO DE FELDMAN y A.TUDISCO: op.cit., p. 178.

57.- MARTÍ: "Correspondencia Particular" para "El Partido Liberal", 11 de mayo 1886, en "Nuevas Cartas de Nueva York", Siglo XXI, México, 1990, p. 20.

58.- "La libertad política, que cría sin duda y asegura la dignidad del hombre, no trajo a su establecimiento ni crió aquí en su desarrollo un sistema económico que garantizase a lo menos una forma de distribución equitativa de la riqueza"., MARTÍ: "Correspondencia Particular" al "Partido Liberal", 15 de octubre 1886, en MARTÍ: "Nuevas Cartas", p. 68; MARTÍ: "La Nación", 8 de abril 1888, en OC, Tomo 11, p. 425.

59.- Véase a MARTÍ sobre la "cuestión social": Nueva York, 5 de septiembre 1884, para "La Nación", OC, Tomo 10, Editorial Nacional de Cuba, 1963, pp. 77-89; Nueva York, 25 de marzo 1886, op.cit., pp. 292-399; Nueva York, 16 de mayo 1886, op.cit., pp. 446-456; "La América", Nueva York, diciembre 1883, Tomo 9, pp. 479-481.

60.- MARTÍ, 27 de abril 1886, para "La Nación", OC, Tomo 10, pp. 411-417.

61.- "Las asociaciones obreras... son fructuosas en Norteamérica, porque sólo se han propuesto remediar por modos pacíficos y legales los males visibles y remediables de los obreros". MARTÍ, 15 de julio 1882, para "La Nación", OC, Tomo 9, Editorial Nacional de Cuba, 1963, p. 323.

62.- Véase por ejemplo su artículo sobre el proceso a los siete anarquistas de Chicago que fueron ejecutados: Nueva York, 2 de septiembre 1886, para "La Nación, OC, Tomo 11, pp. 55-61: "Prendieron estas ideas lóbregas en los espíritus menos racionales y dispuestos por su naturaleza a la destrucción"., op.cit., p. 56.

63.- MARTÍ, 16 de mayo 1886, para "La Nación", OC, Tomo 10, p. 452.

64.- MARTÍ, 2 de septiembre 1886, para "La Nación", OC, Tomo 11, p. 56

65.- MARTÍ, 16 de enero 1886, "El Partido Liberal", OC, Tomo 11, 1963, p. 146.

66.- MARTÍ, Nueva York, 29 de marzo 1883, "La Nación", OC, Tomo 9, 1963, p. 388.

67.- Para una discusión sobre la problemática de la industrialización, ver: P. ESTRADE: "José Martí. Des Fondements de la Democratie en Amérique Latine", Éditions Caribéenes, Université de Lille III, 1987, pp. 76-78.

68.- En la expresión "se pudren las ciudades", resume Martí la destrucción ecológica y la miseria material urbana del mundo popular, 15 de octubre 1886, para "El Partido Liberal", en "Nuevas Cartas", p. 77.

69.- MARTÍ: "Vindicación de Cuba", 25 de marzo, 1889, para "The Evening Post", en S. REDONDO DE FELDMAN y A. TUDISCO: op.cit., p. 171.

70.- MARTÍ, Nueva York, 8 de abril, 1888, para "La Nación", OC, Tomo 11, p. 425; ver además: "Correspondencia Particular" al "Partido liberal", Nueva York, 15 de octubre 1886, en "Nuevas Cartas", p. 65.

71.- "En este pueblo vasto de gente aislada y encerrada en sí, falta el trato frecuente, la comunicación íntima, la práctica y fe en la amistad, las enérgicas raíces del corazón, que sujetan y renuevan la vida. En este pueblo de labor, enorme campo de pelea para la fortuna, las almas apasionadas de soledad se mueren"., MARTÍ; 23 de abril, para "La Nación", OC, Tomo 10, p. 226.

72.- MARTÍ: Carta al New York Herald", 2 de mayo 1895 en "Política de nuestra América", p.286.

73.- "Cuba, en tanto enclavada entre ambas Américas en el crucero del porvenir ve a sus puertas el mundo hervir y mudarse, los canales abrirse, el comercio de sus frutos crecer en manos libres, ligarse por tierra y mar con sus mismos mercados"., MARTÍ: "El Partido Revolucionario Cubano", en "Política de Nuestra América, p. 259.

74.- MARTÍ: "Política de Nuestra América", p. 292.

75.- "Desprovista España de trabajo real y directo con que nutrir su población emigrante, su milicia larga y levantisca, su numerosa magistratura, su genio universitario y burocrático... No puede Cuba, dispuesta ya para el progreso libre en el mundo americano, seguir de peatón de un pueblo, reino oscilante o república militar, que retrogradarla, tres siglos enteros de holganza y tiranía"., MARTÍ: "El Partido Revolucionario de Cuba", en op.cit., p. 260-261.

76.- "Enamorada, a la guía de sus preclaros varones, desde la cuna liberal del siglo, de las ideas y ejercicios del mundo nuevo... buscó Cuba en las naciones pensadoras, y trajo de ellas un ideal superior"., MARTÍ: Carta al New York Herald, 2 de mayo 1895 en "Política de nuestra América", p. 287.

77.- MARTÍ: "Bases del Partido Revolucionario Cubano", en "Política en Nuestra América", p. 227.

78.- MARTÍ: "Nuestra América", en "La Revista Ilustrada", Nueva York, 10 de enero 1891, S. REDONDO DE FELDMAN y A. TUDISCO (Eds.): op.cit., pp. 245-252; "Madre América", discurso pronunciado por Martí en la Sociedad Literaria Hispanoamericana, Nueva York, 19 de diciembre 1889, en op.cit., pp. 237-244.

79.- VITIER: "Temas Martianos", p. 78.

80.- MARTÍ: "Carta a Pío Víquez", Costa Rica, 8 de julio 1893, en "Epistolario", p. 318.

81.- "De impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más nuestras tierras de América... Viví en el monstruo y le conozco las entrañas"., "Epistolario", p. 357.

82.- Ver: K.M. SCHMITT: "Mexico and The United States, 1821.1973: Conflict and Coexistence", John Wiley & Sons Inc., New York, 1974, pp. 51-71.

83.- Ver: A. ARDAO, 1993. "Panamericanismo y Latinoamericanismo", en L. ZEA (Ed.), "Fuentes de la Cultura Latinoamericana" , Tomo II, Fondo de Cultura Económica, México, pp. 157-171.

84.- ABEL, en op.cit., p. 144.

85.- MARTÍ: "Madre América", op.cit., p. 243.

86.- Martí asigna un rol significativo a la educación en la plasmación de la Modernidad: "Un concepto más completo de la educación pondría acaso rieles a esta máquina encendida y humeante que viene rugiendo desde la selva"., MARTÍ, OC, Tomo 5, 1963, pp. 101-103.

87.- "Y hasta que no se haga andar al indio, no comenzará a andar bien la América"., MARTÍ, citado por PORTUONDO: op.cit., pp. 251-252; "La Educación en la Raza Indígena", en "Revista Universal", México, 28 de julio 1875, OC, Edición Crítica, Tomo III, p. 135.

88.- "Unos irían a las entrañas de Guerrero; otros buscarían con el arado el secreto de la felicidad americana; unos emprenderían, otros guiarían; a través de la tierra cultivada cruzaría silbando la locomotora; atracaría el vapor al puerto; llevaría el ferrocarril bronces y hierros desde la abundante mina hasta el vasto y fragoso taller; aquí el cantar de los labriegos; allá el crujir de ruedas y el himno de la alta chimenea. La libertad en la atmósfera"., MARTÍ: "Revista Universal", México, 29 de septiembre 1875, OC, Edición Crítica, Tomo III, p. 197.

89.- MARTÍ: "Madre América", en op.cit., p. 242.

90.- Ibid.,p. 240

91.- Este proceso de desmantelamiento de las rémoras coloniales ya se había iniciado mientras la Modernidad se abría paso: "Las picas de Alvarado las hemos echado abajo con nuestros ferrocarriles .En las plazas donde se quemaban a los herejes hemos levantado bibliotecas. Tantas escuelas tenemos como familiares del Santo Oficio tuvimos antes... Por entre las razas heladas, y las ruinas de los conventos, y los caballos de los bárbaros se ha abierto el americano nuevo"., "Madre América", op.cit., p. 242.

92.- Ibid. p. 242.

93.- MARTÍ: "Nuestra América", op.cit., p. 249.

94.- Ibid., p. 246-247.

95.- MARTÍ: "Con todos y para el bien de todos", 1891, en MARTÍ: "Política de Nuestra América", p. 220.

96.- "¿Cómo han de salir de las universidades, los gobernantes, si no hay universidades en América, donde se enseñe lo rudimentario del arte de gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo con antiparras yanquis o francesas... La universidad europea ha de ceder a la universidad americana... injertarse en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco a de ser el de nuestras repúblicas"., MARTÍ: "Nuestra América", op.cit.., pp. 247-248.

97.- C. VITIER: "Temas Martianos", Editorial Letras Cubanas", La Habana", 1982, p.80.

98.- MARTÍ: "Revista Guatemalteca", en MARTÍ: "Política de Nuestra América", p. 56.

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