1er Congreso Internacional "Pobres y Pobreza en la Sociedad Argentina"

Universidad Nacional de Quilmes - Argentina

Noviembre 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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LA POBREZA DESDE ADENTRO O LAS ESTRATEGIAS DE REPRODUCCION SOCIAL

Alicia B. Gutiérrez
Becaria FOMEC. Coordinadora del Programa de Antropología Social del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH) de la U.N.C.

1. Introducción

El objetivo fundamental de este trabajo es presentar a la discusión teórica el marco analítico utiilizado en una investigación en marcha sobre el conjunto de las diferentes prácticas que implementan para su reproducción social, un grupo de 34 familias residentes en Altos de Yapeyú, un barrio popular de la ciudad de Córdoba.

El problema central de nuestra investigación gira en torno a las estrategias de reproducción familiar en condiciones de pobreza, problemática que ha ocupado -y ocupa- un lugar importante en la investigación en ciencias sociales en América Latina, desde distintas perspectivas analíticasi.

En el desarrollo de este proceso, nuestra preocupación consiste, por un lado, en describir y explicitar el sistema de prácticas que producen un conjunto de unidades domésticas que ocupan posiciones dominadas en el espacio social para asegurar su reproducción, y, por otro, en encontrar elementos explicativos de la manera en que dichas prácticas se seleccionan, se organizan y se sistematizan.

No desconocemos los procesos macrosociales, que sin duda condicionan fuertemente las prácticas, nos indican las regularidades que se producen en dichos procesos, y nos obligan a encontrar los mecanismos articuladores de los mismos con las estrategias utilizadas por las familias. Sin embargo, nuestro propósito fundamental, al realizar este trabajo, es analizar la pobreza "desde adentro", es decir, desde los grupos familiares comprometidos en esos procesos y que deben resolver su reproducción social. Pretendemos construir el problema y los instrumentos de abordaje, de tal manera que nos posibilite encarar el estudio de los mecanismos de reproducción social de familias que viven en situaciones de pobreza y que, por ello, ocupan una posición dominada en el espacio social, con cierto nivel de detalle y precisión, a la vez que nos inicie en el camino de la construcción de conceptos e hipótesis que sean susceptibles de ser extendidas a un universo más amplio, e incluso, a otros sectores sociales.

La metodología implicada es especialmente de tipo cualitativa, lo que nos posibilita conocer las prácticas y las representaciones, las condiciones objetivas y la manera en que los agentes perciben, viven y sienten esas condiciones. Nos proporciona una construcción detallada del conjunto de aspectos que nos proponemos investigar, a la vez que nos permiten revisar conceptos, elaborar hipótesis, afinar técnicas de abordaje a la población, etc.

Al referirnos al espacio social, estamos implicando una distinción analítica entre esta noción y la de espacio físico. Podría decirse que en cuanto individuos biológicos, los seres humanos -como las cosas- están situados en un lugar, es decir, ocupan un punto del espacio físico. Ahora bien, los individuos biológicos se constituyen como agentes sociales en y por la relación con un espacio social, donde ocupan una posición determinada, posición relativa a otras posiciones. Así, mientras el espacio físico es definido por la exterioridad mutua de las partes, el espacio social se define por la exclusión mutua de las posiciones que lo constituyen, es decir, como estructura de yuxtaposición de posiciones sociales. Pero de hecho, el espacio social se retraduce en el espacio físico, de diferentes modos, en contextos diferentes, y las posibilidades de apropiarse del espacio físico se definen a partir del lugar que se ocupa en el espacio social (BOURDIEU, 1993).

En nuestra investigación, las unidades domésticas analizadas tienen un lugar físico determinado y una posición social diferencial, y ambos aspectos inciden en las prácticas que utilizan para su reproducción: constituyen un grupo de agentes sociales que ocupan una posición dominada, y que residen en un barrio popular de la ciudad de Córdoba.

En primer lugar, señalaremos las características fundamentales del barrio de Altos de Yapeyú y de su proceso histórico de conformación.

En segundo lugar, y fundamentalmente, nos proponemos destacar algunas cuestiones teórico-metodológicas a fin de explicitar los aspectos generales -por razones de espacio- que guían el trabajo que estamos realizando, dejando ahora de lado varios aspectos de la discusión teórica que implicó el planteo de la problemática.

Por último, a modo de cierre, proponemos algunas reflexiones finales.

2. El barrio "Altos de yapeyú"

"Estábamos a 50 m. del río, una vez estuvimos mucho tiempo con agua. Mucho más de 20 días con agua. Se nos perdió muchas cosas. Treinta años vivía yo ahí, pero nunca había llegado tanto el agua. Hacía mucho calor ese día, mi perro gritaba, llovió muchísimo, como a las diez de la noche empezó a entrar agua. El perro gritaba, lo tenía atado y ya le estaba llegando el agua. El agua vino de golpe, cosa de cinco minutos, de barrio Juniors hubo gente que se ahogó, yo no me acordé más. El agua había subido como dos metros. Me mojó todo, colchón, todo era un barro"ii.

El barrio Altos de Yapeyú se ubica en la zona este de la ciudad de Córdoba. Está conformado por 29 unidades habitacionales que ocupan familias provenientes de zonas constantemente afectadas por los repetidos desbordes del río Suquía. Sus pobladores proceden especialmente de dos villas de emergencia: Villa "Bajo Yapeyú" y Villa "Talita", ubicadas ambas en las márgenes del Suquía.

En 1972, luego de una gran inundación, el Gobierno de la Provincia, a través de la Dirección de Promoción y Familia, y por iniciativa de un grupo de vecinos, condujo a estas familias hacia su actual asentamiento, y un año después destinó la fracción permanente del terreno a los nuevos pobladores.

Las tareas de conducción del traslado y el primer marcado de lotes fueron realizadas por un equipo técnico de dicha Dirección, en un área aproximada de 5.000 m2. Los vecinos construyeron sus piezas en el fondo de los lotes, con materiales rescatados de la creciente y con ladrillos donados en demoliciones o comprados "usados", que ellos mismos transportaban en bolsas y carros de mano. La estrategia utilizada fue fundamentalmente la de autoconstrucción familiar, por etapas, en la medida en que podían conseguir los materiales necesarios.

Actualmente, y desde aquél momento, en el barrio se notan claramente dos sectores con características físicas y humanas propias, cada una de ellas conformada por familias provenientes de un mismo sitio, y con diversas relaciones de parentesco entre sí: los que venían de Villa "Bajo Yapeyú" se ubicaron sobre la calle interna del terreno y los de Villa "Talita", sobre una de las calles externas, que limita con el barrio Yapeyú.

En 1976, CEVE (Centro de Estudios de Vivienda Económica), una ONG que tiene su sede en la ciudad de Córdoba, consigue apoyo de la OEA para investigar y experimentar una nueva tecnología para la construcción de viviendas de autoayuda, para lo cual buscaba una comunidad que ya tuviera terrenos -Altos de Yapeyú cumplía este requisito-, o que se encontrara en situación próxima a regularizar esa tenencia.

Los primeros contactos entre la comunidad de Altos de Yapeyú y CEVE, se tomaron a principios de 1977, cuando el Centro explicó los aspectos generales del plan frente a representantes de todas las familias del barrio. Al aceptar las condiciones del mismo, y previa autorización del Gobierno de la Provincia, se puso en marcha lo que se llamó Programa Piloto Villa Altos de Yapeyú, realizado por CEVE entre 1977 y 1978, con el apoyo financiero del Programa Especial de Investigación de Vivienda Popular de la OEA.

El nuevo loteo se realizó sobre la base del anterior (el planteado por el grupo de técnicos que organizó el traslado), introduciendo pequeñas reformas y ajustes a la topografía del terreno.

Los recursos eran insuficientes y resultaba muy difícil compatibilizar las necesidades de la comunidad con las reales posibilidades económicas que existían: los fondos alcanzarían para 8 viviendas, y había que decidir a quienes les corresponderían.

El criterio que se adoptó para ello fue el de la ubicación de los lotes, por que el plan tenía un objetivo fundamental: crear un rincón urbano que sirviera como muestra o modelo. Desde el momento en que se tomó esta decisión, trabajaron conjuntamente la Comisión Directiva del barrio, el grupo de 8 familias beneficiarias y el equipo técnico de CEVE, dentro de una experiencia abierta de diseño -con participación del usuario, aunque restringida por los objetivos generales del plan y las posibilidades económicas- y con el sistema de trabajo de "esfuerzo propio" con complementación de tareas (fabricación de bloques, dinteles, viguetas, etc.) realizadas por otros grupos humanos de escasos recursos.

El plan de 8 casas original incluía la parquización del conjunto, para dar la imagen acabada del modelo urbano que se proponía: mediante un subsidio del Estado, se construyeron la calle de hormigón, las veredas y canteros y se comenzó la parquización. La colocación de árboles y plantas se realizó en una jornada de trabajo colectivo en la que participaron las familias del plan, otros vecinos, y técnicos de CEVE. El 6 de octubre de 1978, terminadas las obras luego de un año de trabajo, se realizó el acto inaugural.

Simultáneamente con los primeros contactos de CEVE con la comunidad, se comenzó a poner en marcha la organización de la misma. En una primera etapa, se trabajó con una mínima estructura organizativa, con una Asamblea y una Comisión para tratar y tomar decisiones sobre diversos temas: como se respondería al pago de materiales, la mano de obra, el propio diseño, etc.

Por las limitaciones del plan (respecto al número de viviendas), surgieron una serie de divergencias y conflictos: mientras 8 familias resolvían su problema habitacional, otras 21 debían esperar la concreción de un nuevo proyecto. Es en este momento cuando se hizo prioritario conseguir rápidamente un respaldo legal: para solicitar otro plan para construir las 21 viviendas restantes, se requería un grupo con personería jurídica y capacidad de gestión. Así se decidió formar, como organización de base, una sociedad civil sin fines de lucro.

En diciembre de 1977 se presentó un proyecto al Ministerio de Bienestar Social, para realizar un Plan Modelo Integral de 29 viviendas. Luego de esta primera presentación, hubieron otras nuevas, con el objetivo de adaptarse a todos los requerimientos del Departamento de Subsidios del Ministerio. Cada nueva presentación suponía también la consulta y participación de la comunidad a través de asambleas. Finalmente, en setiembre de 1978 se anunció oficialmente el otorgamiento del subsidio, pero se sucedieron nuevamente una serie de marchas y contramarchas, por que no se encontraba una figura legal apropiada para resolver el problema de la deuda, hasta que un año después se derogó el subsidio y pasó a archivo.

En el mismo momento en que desaparecía una posibilidad importante para concretar el plan, se comenzaba a formar la Cooperativa de Vivienda y Consumo Unión Altos de Yapeyú, que obtendría su personería jurídica en diciembre de 1979.

Posteriormente, entre los años 1980 y 1982, con subsidios estatales y externos, se construyó el Salón Comunitario, se continuaron las obras de veredas, escalera, murallón de contención (sobre otra de las calles externas) y red de agua y desagües. En ese momento pudo iniciarse también la pavimentación de la calle interna, que fue completada a través del esfuerzo propio de los vecinos.

Finalmente, en 1984, la Cooperativa recibió un nuevo subsidio externo con el cual -sumado a la asistencia técnica de la ONG que había tenido acciones en el barrio- se creó un banco de materiales. La idea era que, con esta modalidad, las 21 familias que no habían participado del primer plan de viviendas pudieran mejorar sus unidades habitacionales. Sin embargo, en un momento de inflación acelerada, además del tiempo que se tardó en tomar decisiones relativas al manejo de los fondos, el dinero se desvalorizó, y, según cuenta un vecino, aquello "que iba a alcanzar para una pieza completa, alcanzó nada más para la cáscara".

Este asentamiento presenta entonces, por sus características históricas y físicas, algunas particularidades que lo diferencian de otros similares de la ciudad, ya que no se conformó por sucesivos agregados de nuevas familias, sino por un traslado colectivo, programado por un grupo de técnicos, a un terreno desocupado. Por ello, desde el comienzo se presenta un ordenamiento de las parcelas y una ubicación previsora de las viviendas precarias al fondo de los lotes, con la intención de construir posteriormente viviendas definitivas en el lugar más adecuado de cada terrenoiii.

Además, los vecinos contaron con determinados oportunidades objetivas, que les permitieron poseer su propia casa, y una cierta organización comunitaria. Sin embargo, no todas las familias tuvieron iguales posibilidades para construir sus unidades habitacionales, y muchas de ellas son tan precarias como las que habitaban a las orillas del río Suquía.

Completando otros aspectos relativos al espacio físico, señalemos que el barrio de Altos de Yapeyú se encuentra ubicado en una zona de la ciudad de fácil acceso, con un relativamennte buen servicio de transporte urbano, gas, electricidad, agua corriente y recolección de residuos. Las principales vías de acceso al sector son netamente comerciales, con negocios pequeños y de gran envergadura, de todo tipo y rama de actividad. Cuenta además con centros de salud y educativos -gratuitos y privados- muy cercanos.

En lo que hace pues, al espacio físico, las unidades domésticas objeto de estudio disponen de centros oferentes de distintos tipos de bienes.

3. El Análisis de las estrategias de reproducción social.

Aproximación teórico-metodológica

Para analizar "la pobreza desde adentro", tomamos fundamentalmente la perspectiva de Pierre Bourdieu, quien define a las estrategias de reproducción como "conjunto de prácticas fenomenalmente muy diferentes, por medio de las cuales los individuos y las familias tienden, de manera consciente o inconsciente, a conservar o a aumentar su patrimonio, y correlativamente a mantener o mejorar su posición en la estructura de las relaciones de clase" (BOURDIEU, 1988: 122).

A partir de esta definición, precisaremos algunos elementos:

1) Plantear el problema en estos términos da lugar a la posibilidad de distinguir analíticamente dos tipos de estrategias:

a) Las estrategias de sobrevivencia, que, al estar ligadas sólo al hecho de la subsistencia, constituyen de algún modo prácticas de adaptación al sistema y por tanto, a mediano o largo plazo, prácticas de reforzamiento del sistema y de sus mecanismos de dominación-dependencia. Ello no impide que de todos modos constituyan opciones entre posibilidades -opciones tomadas sin ser necesariamente consciente de ello-, y que impliquen, en el momento de llevarlas a cabo, rendimientos de corto plazo.

b) Las estrategias de cambio, aquellas tendientes a aumentar el patrimonio de las familias, a mejorar su posición en el sistema de relaciones sociales en el que están insertos, y con ello a modificar sus condiciones de existencia. En este sentido, una herramienta de análisis valiosa es la distinción que hace Herrán (1994) entre: estrategias de sobrevivencia, estrategias de acumulacióniv, y estrategias de movilidadv, y las relaciones que se establecen entre ellas y los contextos en que se ponen en marcha: las unidades domésticas y las redes de intercambio recíproco.

Esta manera de diferenciar estrategias constituye una distinción analítica. En la realidad, los diferentes tipos de estrategias se encuentran entremezcladas y la posibilidad de distinguirlas se presenta en términos de proceso histórico, es decir, en relación con la trayectoria de la práctica y la manera en que ella se sistematiza con respecto a las demás.

De ello se deriva que el análisis de las estrategias de reproducción no se reduce al estudio de las prácticas que tienden a la mera repetición de las condiciones objetivas de vida (condiciones sociales de producción de las prácticas). Es decir, el término "reproducción" no queda restringido aquí a "producir lo mismo", como si las condiciones estructurales eliminaran todo margen de autonomía y creatividad del agente social, y con ello toda posibilidad de modificarlas. Al contrario, al rescatar la dimensión activa e inventiva de la práctica, y las capacidades generadoras de los habitus, esta perspectiva de análisis recupera al agente social productor de las prácticas y su capacidad de invención e improvisación ante situaciones nuevas.

2) Por cierto, el margen de autonomía y creatividad del agente social es variable, y será más o menos amplio, más o menos restringido, según los límites fijados por las condiciones objetivas. Más concretamente, ese margen de autonomía está en relación con la posición que ocupa el agente social (posición relativa a otras posiciones) dentro del campo que es objeto de análisis. En otros términos, las condiciones sociales de producción de las prácticas (el campo y la posición relativa dentro del mismo) constituyen, a la vez, limitaciones y posibilidadesvi.

Considerar a las condiciones objetivas externas en las que el agente desarrolla su práctica -y a partir de las cuales la estructura-, en relación con la posición que se ocupa en el espacio social, constituye a nuestro juicio un valioso instrumento de análisis.

En primer lugar, permite ubicar a los agentes sociales en el sistema de relaciones en el que están insertos, es decir, ubicarlos en posiciones sociales relativas a otras posiciones (posiciones de dominación-dependencia). En relación con las condiciones objetivas de los sectores dominados, implica cierto avance en lo que respecta a dos maneras de considerarlas: a) Una de ellas es en términos de "pobreza", a partir de definiciones del fenómeno, tomando como indicadores de la situación a lo que se denomina "necesidades básicas insatisfechas" (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos). Creemos que si bien de alguna manera estos elementos permiten señalar ciertas características que forman parte de la "condición de clase" del grupo en estudio, no admiten la posibilidad de ubicarlos en el espacio social, en posiciones determinadas, a las que están asociadas una serie de propiedades independientes de los agentes, por relación a otras posiciones y a otras propiedades.

b) Otra es en términos de "marginalidad", manera de analizar las condiciones objetivas, que dió lugar a un extenso número de investigaciones, desde distintas perspectivas analíticasvii. Un avance importante en el desarrollo de este debate teórico-metodológico consistió en considerar a los grupos marginales como tales, no por estar al margen del sistema, como lo hacía la perspectiva dualista, sino "por la manera en que están ubicados" dentro de la sociedad.

En relación con ello, podemos decir que el modo de analizar las condiciones objetivas que ahora proponemos, posibilita operacionalizar conceptualmente esa "manera de estar ubicado en la sociedad", a la vez que permite definir cada uno de los sistemas de relaciones. Es decir, a través de los conceptos de campo (sistema de posiciones y de relaciones entre posiciones) y de capital (conjunto de bienes específicos que se constituye en principio de definición de posiciones dentro de un campo específico, es decir, dentro de un sistema de relaciones) se avanza en la construcción de los diferentes sistemas de relaciones sociales que tienen la eficacia explicativa de las diferentes prácticas.

Por otra parte, se define la posición a partir del conjunto de bienes que se poseen, de los capitales que constituyen el patrimonio del agente. Volumen y estructura del capital determinan la posición en el espacio social global, mientras que el capital específico de cada campo determina la posición dentro del mismo. Esto equivale a decir que las estrategias de reproducción -como veremos luego más detalladamente- se definen en primer lugar por el conjunto de capitales que se poseen, es decir, "por lo que se tiene" y no a partir de "lo que se carece", o de las "necesidades básicas insatisfechas".

En resumen, "pobreza" define de modo general ciertas condiciones de existencia. En ese sentido, preferimos este término al de "marginalidad", por el contenido equívoco que éste último presenta. Pero, también es necesario definir la posición del grupo de agentes (y de cada uno de ellos), en relación a las otras posiciones, dentro de los diferentes campos de análisis. Es decir, es importante encontrar los elementos explicativos que hacen a esas condiciones objetivas de vida en la posición que se ocupa en el espacio social.

La noción de estrategia, entonces, sólo cobra sentido cuando está ligada a intereses objetivos asociados a una posición, y en cuanto relacionada con otras posiciones dentro de un campo. En otras palabras, es necesario construir primero cada uno de los sistemas de posiciones y de relaciones (los diferentes campos), para luego estar en condiciones de considerar a las prácticas de los agentes sociales como estrategias implementadas -sin ser necesariamente conscientes de ello- en defensa de sus intereses ligados a la posición que ocupan dentro de cada uno de dichos campos.

3) Pero además de las condiciones objetivas externas, juegan también en la definición de la estrategia, los habitus, las condiciones objetivas incorporadas por el agente social a lo largo de una historia que es, a la vez, individual y colectivaviii.

Se trata de aquellas disposiciones a actuar, a percibir, a pensar y a sentir de una cierta manera más que de otra, disposiciones que han sido interiorizadas por el individuo en el curso de su historia, y dentro de los límites y las posibilidades brindadas por las condiciones objetivas de vida.

Definido como "lo social incorporado", "interiorización de la exterioridad", el habitus constituye un principio de generación y estructuración, de percepción y apreciación de las prácticas sociales. Constituye una suerte de "bisagra" entre lo social y lo individual, lo objetivo y lo subjetivo, y, en la medida en que es "historia hecha cuerpo", permite comprender y explicar por qué dos agentes sociales que ocupan iguales posiciones dentro de un campo determinado, actúan, sin embargo, de manera diferente.

La estrategia se hace comprensible, pues, por la relación dialéctica entre la posición ocupada (posición relativa) dentro del campo que es objeto de análisis, y los habitus incorporados por el agente social.

Ahora bien, es necesario aclarar que al hablar de opciones, de estrategias, no significa remitir a una racionalidad consciente, formulada, explicitada, de los agentes sociales que producen las prácticas. Tampoco implica hacer referencia a una racionalidad que se mide en función de los resultados obtenidos, es decir, una racionalidad que está en relación con la eficacia de la práctica. Se trata de una racionalidad limitada, pero no a la manera de Simon, "porque el espíritu humano es limitado", sino porque el agente social está socialmente limitado, por la posición que ocupa y que ha venido ocupando en el espacio social.

Desde esta manera de ver las cosas, se analiza más bien en qué medida la estrategia es razonable, comprensible, en primer lugar, desde las opciones que brindan las condiciones objetivas (posición en los diferentes campos), y en segundo lugar, desde las limitaciones y posibilidades de los habitus incorporados a partir de los cuales se perciben esas opciones, se evalúan y se actúa en consecuencia. Se trata de una racionalidad fundada en un sentido práctico, en un sentido del juego, que ha sido incorporado por el agente social a lo largo de su historiaix. El sentido del juego es lo que permite vivir - sentido vivido- como "evidente" el sentido objetivado en las instituciones, es decir, las percepciones y representaciones como resultado de la incorporación de las condiciones objetivas. (BOURDIEU, 1980).

4) A partir de estos elementos, señalemos que las estrategias que los diferentes agentes o grupos de agentes implementan, consciente o inconscientemente, para su reproducción social, dependerían fundamentalmente: a) Del volumen y estructura del capital que hay que reproducir (capital económico, capital cultural, capital social, capital simbólico, que el grupo posee). Desde esta perspectiva teórica, ambas dimensiones del concepto de capital -y su evolución en el tiempo- constituyen principios de definición de posiciones relativas dentro del espacio social global. Ahora bien, dentro de las especies diferentes de capital, el capital económico y el cultural constituirían los principios fundamentales de estructuración del espacio social, mientras que el capital social y el simbólico serían más bien principios de rentabilidad adicional de los otros dosx.

b) Del estado del sistema de los instrumentos de reproducción, institucionalizados o no (estado de la costumbre y de la ley sucesoria, del mercado de trabajo, del mercado escolar, del mercado de la vivienda, etc.). Se trata de aquellas condiciones objetivas que se presentan, a través del tiempo, como opciones para los agentes sociales.

Aquí se tiene en cuenta la distancia social real del grupo respecto a determinados bienes. La distancia social real comprende también la distancia geográfica (espacio social y espacio físico), que a su vez depende de la distribución del grupo en el espacio, y con mayor precisión, de su ubicación (lugar físico y posición social) con respecto a los centros de producción y distribución de los diferentes tipos de bienes. Este concepto permite, por otra parte, articular a los "pobres" con la sociedad global (¨Qué papel cumple el Estado?, por ejemplo; ¨cuáles son las instituciones que acercan socialmente -o no- los diferentes tipos de bienes?; ¨qué políticas sociales están en marcha - o no-?) y superar la dicotomía "micro"-"macro"que puede presentarse en el análisis.

c) Del estado de la relación de fuerzas entre las clases, es decir, del rendimiento diferencial que los distintos instrumentos de reproducción pueden ofrecer a las inversiones de cada clase o fracción de clase. Aquí también está presente la posibilidad de articulación con la sociedad global, al tiempo que se recuerda que las estrategias de reproducción social remiten necesariamente al concepto de clase.

d) De los habitus incorporados por los agentes sociales. Es decir, de los esquemas de percepción, de apreciación y de acción interiorizados; del sistema de disposiciones a actuar, a pensar, a percibir más de cierta manera que de otra, ligados a definiciones de tipo "lo posible y lo no posible", "lo pensable y lo no pensable", "lo que es para nosotros y lo que no es para nosotros", que actúan como otro principio de estructuración de prácticas.

Las estrategias de reproducción serían la resultante de la influencia de estos factores, pero no considerados en forma aislada, sino como sistema. Por ello, cualquier modificación de alguno de estos elementos, lleva consigo una reestructuración del mismo, y una probable redefinición de estrategias. Así por ejemplo, todo cambio de la relación entre el patrimonio (considerado en su volumen y en su estructura) y el sistema de los instrumentos de reproducción, con la transformación correlativa de las opciones presentadas como posibilidades, tiende a producir una reestructuración del sistema de estrategias de inversión, que suelen llevar a implementar prácticas de reconversión del capital que se posee en otra especie más rentable en el estado considerado de los instrumentos de reproducción.

No todos los agentes utilizan de la misma manera y en el mismo grado todas las estrategias de reproducción disponibles, y aquellas que efectivamente se implementan dependen en cada caso del volumen y sobre todo de la estructura del capital que poseen (del peso diferencial de cada una de las especies del capital).

4. A modo de conclusión

Analizar la diversificación de estrategias de reproducción social que implementan un grupo de familias que residen en un barrio popular cordobés, desde la perspectiva que proponemos, nos permite avanzar en algunos elementos descriptivos y explicativos de la manera en que se organizan para vivir y sobrevivir quienes ocupan posiciones dominadas en el espacio social, es decir, "analizar la pobreza desde adentro".

En primer lugar, las estrategias de reproducción constituyen un sistema de prácticas que tienden a mejorar o mantener la posición de la familia en el espacio social, manteniendo o mejorando el volumen de capital que poseen.

Por lo tanto, el conjunto de poderes y de recursos a partir de los cuales se definen las estrategias constituye un elemento clave para tener en cuenta: no basta con decir "qué les falta a los pobres", no basta entonces con medir carencias, limitaciones, necesidades básicas insatisfechas; no basta con señalar relaciones de dominación-dependencia, sino que es necesario explicitar los mecanismos en los cuales se sustentan.

El volumen y la estructura del capital definen la posición que el grupo de agentes tiene en el espacio social, delimitan las posibilidades de apropiación del espacio físico y definen el ámbito donde se intensifican las inversiones, en la medida en que permiten poner en marcha los instrumentos de reproducción disponibles. En nuestro grupo en estudio, a partir de un escaso volumen de capital económico y cultural, la diversificación de las inversiones se plantea en relación con el campo económico, y concretamente, en términos de estrategias de obtención de ingresos monetarios y no monetarios. Estas prácticas sistematizan el conjunto de las estrategias de reproducción en general, y concentran todos los recursos -económicos, culturales y sociales- que se poseen. Los vecinos de Altos de Yapeyú optan por intensificar sus inversiones en el campo económico, desde el momento en que está en juego la propia supervivencia material.

Pero para "analizar la pobreza desde adentro" es importante señalar también los contextos en que se ponen en marcha dichas estrategias: las unidades domésticas (JELIN, 1984) y las redes de intercambio (LOMNITZ, 1978, 1979).

En efecto, en nuestra investigación, diferentes tipos de prácticas se encuentran ligadas al ámbito estricto de la unidad doméstica, mientras que otras -especialmente las estrategias habitacionales- están asociadas a redes de intercambio.

Considerando ambos contextos, es necesario aclarar que en la investigación en curso, tomamos a dichas redes, en primer lugar, como campos sociales donde se ponen en juego distintos tipos de capitales que se distribuyen desigualmente (especialmente capital social, capital de relaciones) entre las unidades domésticas que participan en ellas, lo que genera diferentes posiciones y relaciones de dominación-dependencia entre las mismas. En segundo lugar, consideramos a las redes de intercambio como partes de redes más amplias, es decir, como subsistemas de relaciones dentro de un sistema global. En este sistema global de relaciones (relaciones de poder), se consideran no sólo las posiciones que ocupan las diferentes unidades domésticas objeto de estudio, sino también las posiciones ocupadas por otros agentes sociales (por ejemplo, concejal y otros dirigentes barriales, etc.), que "conectan" a los habitantes del barrio pobre que estamos estudiando, con los demás miembros de la sociedad global.

Es decir, proponemos que la dinámica del sistema global de relaciones afecta la dinámica de las redes de intercambio - tanto como a las unidades domésticas en particular- (en tanto que subsistemas de ese sistema global), lo que llevaría también a relativizar la cuestión de la reciprocidad y del intercambio entre igualesxi.

El capital social, capital de relaciones, aparece como un poder capaz de ofrecer un rendimiento mayor de los escasos recursos económicos y escolares que poseen las unidades domésticas que estamos analizando, lo que constituye una apuesta importante para algunos agentes, una fuente de poder, y por tanto, un principio de diferenciación que incide en los mecanismos de reciprocidad y solidaridad.

Esta cuestión nos lleva a recordar que la dinámica de las relaciones de poder está presente también entre los sectores dominados, y que los recursos sociales también constituyen aquí una apuesta -enjeu- un bien por cuya acumulación se invierte tiempo, esfuerzo, se lucha.

Los diferentes poderes posicionan de manera desigual a los agentes del grupo en estudio. Si bien todos los pobladores de Altos de Yapeyú viven en condiciones objetivas desfavorables, no constituyen un grupo homogéneo, y el aprovechamiento de los instrumentos de reproducción y las respuestas a las necesidades cotidianas no son necesariamente iguales, hay diferencias y distinciones.

Las estrategias son elaboradas por los agentes -sin ser necesariamente conscientes de los mecanismos- en relación con las condiciones objetivas externas, y también en relación con las condiciones objetivas incorporadas: los habitus, sistemas de percepciones y de representaciones, esquemas evaluativos de las posibilidades y limitaciones objetivas que funcionan en la práctica, que tienden a pensar el mundo "tal cual es", como "yendo de suyo", a aceptarlo más que a intentar modificarlo.

Hablar de habitus implica recordar la historicidad del agente y de los sistemas de relaciones: el habitus se opone tanto a las explicaciones mecanicistas y a las que conciben las prácticas como ejecución de un modelo, cuanto a aquéllas que suponen las acciones como el producto de una actividad racional de un individuo que realiza cálculos explícitos en términos de costos-beneficios. La historia de las relaciones objetivas externas, la historia de la incorporación de la exterioridad, la trayectoria de las prácticas y de sus condiciones de posibilidad constituyen pues, elementos de análisis fundamentales para comprender y explicar la problemática que nos preocupa, especialmente si nos preguntamos ¨Cómo es posible mejorar las condiciones objetivas? ¨Qué posibilidades de éxito tiene implementar una estrategia viable objetivamente -es decir, en términos de condiciones estructurales externas? ¨Cómo se perciben y evalúan los instrumentos de reproducción? ¨Qué posibilidades -externas e incorporadas- hay para apropiarse de esos instrumentos, es decir, de visualizarlos como tales, de pensarlos como posibles para vivir? En definitiva, ¨Cómo se articulan las estrategias de reproducción social de los diferentes grupos sociales? ¨Cuáles son, concretamente, los principios de definición y sostenimiento de las relaciones de dominación en cada ámbito de las prácticas?

BIBLIOGRAFIA CITADA

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NOTAS

i No desconocemos la importancia que han tenido muchos de los trabajos teóricos y empíricos que se realizaron en torno a esta problemática, especialmente aquéllos que se inscriben en la línea de estudio de las estrategias familiares de vida, línea que comienza a tener importancia en la década del 70, y especialmente en la del 80, con los padrinazgos de PISPAL y las reflexiones realizadas en el marco de la Comisión de Población y Desarrollo de CLACSO.

Sin embargo, retomarlos aquí excede los límites de este trabajo.

ii Testimonio de un vecino, refiriéndose a una de las tantas inundaciones sufridas cuando vivía a orillas del río. Tomado de RIVAROLA y FERRERO (1981).

iii Posteriormente, las estrategias habitacionales implementadas modificaron los objetivos explícitos, ya que los hijos que comenzaban a formar su pareja se instalaban en la "vivienda provisoria", con lo cual ésta toma el carácter de "definitiva".

iv Estrategia de movilidad puede ser por ejemplo la migración rural-urbana, o mandar un hijo a una escuela privada lejos de la "villa", donde nadie conoce su condición social . (Op. cit.:56).

v Una estrategia de acumulación puede ser construir una nueva pieza, o la acumulación de electrodomésticos, por ejemplo. Claro que, invertir fuera del ámbito doméstico (en una red de intercambio recíproco) constituye de algún modo un obstáculo para las estrategias de acumulación. (Ibídem) .

vi Los conceptos de campo -y, específicamente posición en el mismo- y de habitus son fundamentales en la construcción teórica de Bourdieu, en la medida en que ambos constituyen principios de estructuración de prácticas. Una explicitación mayor de los mismos puede verse en nuestro trabajo Pierre Bourdieu: las prácticas sociales, Buenos Aires, CEAL, 1994; y en la segunda edición revisada, co- edición de la Editorial Universitaria de la Universidad Nacional de Misiones y la Dirección de Publicaciones de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1995.

vii Sea tomando como definición de la situación perspectivas urbanísticas, culturales, económicas o multicausales, la problemática de la marginalidad ha originado un extenso debate, lo que ha llevado incluso a intentar una "marginalización del concepto de marginalidad" (CAMPANARIO Y RITCHER: 1974).

viii Las condiciones objetivas externas y las condiciones objetivas incorporadas, constituyen los dos modos de existencia de lo social en la perspectiva de Bourdieu. Esta distinción analítica tiene consecuencias teórico- metodológicas para el desarrollo de investigaciones en ciencias sociales, e implica un primer paso para superar la falsa oposición planteada entre "objetivismo" y "subjetivismo".

ix Esta postura implica una ruptura con aquellas líneas teóricas (especialmente el Individualismo metodológico y la Teoría de la acción racional) que parten de la libre iniciativa de un actor social cuyas estrategias estarían sometidas sólo a las coerciones de las estructuras externas, olvidando "la historia individual y colectiva de los agentes a través de la cual se constituyen las estructuras de preferencias que les habitan, en una dialéctica temporal compleja con las estructuras objetivas que las producen y que ellos tienden a reproducir". (BOURDIEU y WACQUANT, 1992: 99).

x Es especialmente uno de los últimos trabajos del autor, el que nos permite inferir esta distinción entre los diferentes capitales. Así expresa Bourdieu: ..."la estructura del espacio social tal como se observa en las sociedades diferenciadas es el producto de dos principios de diferenciación fundamentales, el capital económico y el capital cultural"...(BOURDIEU, 1989: 13). En trabajos anteriores del autor en cambio, no aparece explícitamente dicha diferenciación.

xi En efecto, considerar la red como un campo social, y las prácticas de los agentes como estrategias ligadas a intereses asociados a la posición que ocupan en la red, implica considerar, a modo de hipótesis, que la reciprocidad, o más precisamente, el grado de fidelidad a la red de relaciones informales es objeto de una decisión práctica de los diferentes agentes, que está en relación con lo que ellos pueden considerar -por los habitus incorporados- como una práctica más o menos ventajosa para sus intereses (por ejemplo, en la medida en que puede ser útil para establecer contacto con otros agentes sociales fuera del barrio).

Esto implica suponer que el capital social (de relaciones sociales) se distribuye desigualmente entre quienes participan en la misma red: no es lo mismo quien participa en ella desde hace más o menos tiempo, quien tiene posibilidades más claras de contacto con agentes que ocupan otras posiciones en el sistema de relaciones, quienes poseen mayor capital información relativa a los diversos mecanismos de obtención de recursos, etc.

Todos estos elementos constituyen fuentes de poder, y su distribución desigual puede tener incidencia en la implementación de las diversas estrategias de reproducción familiar.

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