"INDIOS", "ABORÍGENES" Y "PUEBLOS ORIGINARIOS".

SOBRE EL CAMBIO DE CONCEPTOS Y LA CONTINUIDAD DE LAS CONCEPCIONES ESCOLARES[1].

Gabriela Novaro

"Además de las bebidas, la gran pasión de los indígenas era el tabaco"

 "En la selva no había nada, ni mercados, ni kioskos, ... los indios tenían que trabajar, pero necesitaban muy poco para vivir...Bah, trabajar no trabajaban porque no había plata, iban y cazaban. 

Estos son comentarios que suelen hacer los chicos en las clases,después de haber investigado y llenado interminables cuadros sinópticos sobre todos los aborígenes argentinos. Uno puede imaginar que 100 años atrás, sin actualizaciones ni modernizaciones educativas y sin demasiada didáctica, los comentarios no serían muy distintos. Es posible que nuestras inquietudes aumenten si pensamos en las expresiones de algunos especialistas, funcionarios y docentes:

"Los chicos tienen esa idea de la pluma y la carpa, como muy simple, porque piensan en los indios de acá. Quiero que vean otras civilizaciones, los Mayas, los Aztecas".

Un alumno ha preguntado en una clase "qué significa wichis". La maestra responde enojada"Nada, como vos que te llamás Martinelli, que significa Martinelli, nada"

Otra interroga a sus alumnos:"¿Porqué el país ya estaba preparado para crecer?… ¿Cómo queda el lugar después de la campaña del desierto?" (vacío dicen los alumnos) "¿Qué había que hacer? (llenarlo contestan) El país estaba preparado porque no tenía la amenaza del indio… No hay indios, la tierra está libre para cultivar"

¿Estos comentarios son solo producto del desconocimiento, de la tendencia de los chicos a construir estereotipos, de los prejuicios de algún maestro, o se encuentran reforzados por la forma en que el tema se plantea no solo en el discurso social general, sino tambíen en los curriculums y manuales? Teniendo en cuenta  este interrogante, en este trabajo nos interesará reflexionar sobre el tratamiento que se hace de los aborígenes en las propuestas oficiales, editoriales y escolares[2].

La reflexión sobre como se presenta la cuestión de "los indios" [3]en los contenidos escolares debe ser realizada en el marco del análisis de la propuesta educativa general, teniendo en cuenta el "contenido formativo" de los contenidos y experiencias escolares, las representaciones sobre distintos grupos sociales, las formas de considerar y valorar a "los otros", de delimitar "lo propio" y  el caracter selectivo y frecuentemente excluyente de estas delimitaciones.

La caracterización de este contenido formativo se realiza en el marco de una investigación conjunta mayor del equipo de antropologia y educación de la FFyL-UBA que atiende a precisar "Los usos de la diversidad en la escuela"; me refiero al proyecto " Niños, familias y escuelas: ciudadanía en contextos de diversidad y pobreza" dirigido por M. R. Neufeld y A. Thisted. El trabajo es además parte de una investigación personal que dentro de este proyecto se propone caracterizar la  propuesta de enseñanza de ciencias sociales y que culminó recientemente en la tesis doctoral "Nacionalismo y diversidad cultural en educación. Un análisis antropológico de los contenidos escolares".

"Nosotros" y "los otros" en el discurso nacionalista escolar

El interés por el tratamiento de  "la diversidad" en la escuela, se vincula entre otras cosas al supuesto de que, frente al abordaje  tradicional del tema desde la historia y la geografia escolar, un tratamiento complejo de la diversidad tiene la potencialidad de favorecer en los alumnos la relativización y crítica del propio orden social, la comprensión de su caracter histórico y variable, la constatación de las variadas formas de organización social, el acercamiento al caracter históricamente conflictivo de las relaciones interculturales, etc.

La cuestión de la diversidad tiene directa relación con la forma de definición de las identidades. Partiendo de una perspectiva relacional la identidad se vincula directamente a la reconstrucción de los procesos de imposición, oposición y marcación y, en el caso del discurso escolar, con los mismos procesos de construcción y definición de "lo nacional".   Describir la identidad nacional (en la forma en que se lo ha hecho desde el discurso oficial) implica desde ya definir un lugar para los que tienen una identidad (con relación a lo nacional) supuestamente distinta. La caracterización de lo nacional y lo social que predomina en los discursos educativos se corresponde con una visión donde "lo diverso" se niega como componente del "nosotros", y si en "los otros" no puede ser negado, se valora por contraposición a "lo propio"[4].

En nuestro país en el discurso social general y en particular en el educativo la cuestión de la nacionalidad "condensa" en muchos aspectos la forma de definición de la identidad del "nosotros"; esta condensación fué uno de los mecanismos para que el sistema educativo argentino cumpliera por su misión civilizadora y uniformizadora que lo estructura (y en gran medida aún lo define). No obstante es necesario reparar también en las potencialidades diversas del discurso nacionalista que, en el caso argentino, en distintos contextos adquiere sentidos de crítica al modelo liberal y el eurocentrismo de los sectores dominantes.[5].

Con distinto énfasis y algunos quiebres, la tendencia a la legitimación se sostiene  en los contendidos escolares en la "forma mítica" con que se construye la idea de Nación. Esto supone la imagen de un pasado sacralizado y presentado como común a todos los argentinos, de naturaleza incuestionable, o en todo caso, cuestionado solo por "los inadaptados". A lo largo de muchos años y de gestiones educativas muy distintas se mantiene la obsesión por la búsqueda del origen, por el encuentro de "lo auténtico", al tiempo que se advierte el vacío de sentido y contenido de lo "supuestamente" auténtico.

Esta forma mítica se sostiene también en una "tendencia homogeneizadora" que representa  uno de los grandes obstáculos para construir una visión compleja de las identidades y la diversidad cultural. Con tendencia homogeneizadora me refiero al efecto unificador que se logra por medio de la naturalización de atributos, sentimientos, anhelos y valores de los hombres y los agrupamientos sociales (en particular de "el pueblo argentino"), por medio de  la negación de las desigualdades, los enemigos y los conflictos, o su calificación como hechos individuales patológicos que se oponen al curso natural de la historia, y del dualismo maniquéo con que se clasifican los valores. Se construye de esta forma en los contenidos educativos una dicotomía sumamente simplista donde todo tiende a ordenarse en una bipolaridad excluyente entre el bien y el mal, el orden y el desorden, el vicio y la virtud, y donde "los enemigos" y "el mal", más que complejizar las nociones,  refuerzan la representación uniformizante de los hombres y valores "correctos". El maniqueísmo también está presente, con variantes en su contenido, pero en definitiva, coherente con la oposición entre civilización y barbarie, orden y caos, progreso y atraso.

Los cuestionamientos a este modelo sin duda existen pero tienen un carácter  limitado. En general no se critica el sentido de los contenidos escolares, sino su excesivo elitismo, personalismo y militarismo. Estos cuestionamientos además son raramente traducidos en las propuestas concretas de contenidos que llegan a las escuelas a través de currículums, manuales, sugerencias para la planificación docente.

El discurso nacionalista escolar está lejos de haber sido reemplazado, nos sigue condicionando. La Nación determina el espacio de "lo enseñable", se mantiene explícita e implícitamente como el referente de "lo nuestro", de la historia que se relata y el sistema social sobre el que se reflexiona; la Nación permanece como la entidad con la que los niños deben identificarse. La  reflexión sobre los sentidos con que se presenta "la diversidad" en los contenidos escolares debe hacerse teniendo presente esta vigencia del discurso tradicional.

En la recorrida histórica, con variantes y quiebres se advierte la predominancia de dos tendencias aparentemente contradictorias, pero  en definitiva coexistentes y en gran medida mutuamente funcionales: En principío , el abordaje de la problemática de la diversidad durante los años previos a 1983 parece relativamente ausente.  La forma en que se la piensa puede deducirse a partir del énfasis del discurso nacionalista en la homogeneidad, y las interpretaciones evolucionistas sobre el progreso. Desde las posiciones modernizadoras en su versión más etnocéntrica, el encandilamiento con la cultura europea dejó un margen muy escaso para la valoración de la diversidad;  la visión predominante es la de la diversidad como desviación del curso natural del desarrollo social, como obstáculo al progreso, que se arraiga en las ideas y prácticas de los sectores más "atrasados" de la población. Desde las posiciones más tradicionalistas, especialmente presentes en los discursos educativos de 1910 y 1940 (años de auge de proyectos educativos reaccionarios), los atributos considerados "positivos" de la diversidad la asocian a "lo exótico", lo folklórico, lo puro, lo auténtico, frente al modelo de imposición de valores "foraneos". Llegados a las décadas del 50 y 60 se advierte la influencia de la antropología culturalista en el sistema educativo y la coexistencia de una visión predominantemente relativista ingenua sobre la cultura con posiciones etnocéntricas sobre la civilización y el desarrollo.

De unos años a esta parte el tema de "la diversidad" ha adquirido creciente relevancia en el discurso social y en especial en el discurso educativo. Se multiplican las propuestas y discursos a nivel de los objetivos de la formación escolar que sostienen la necesidad de conocer y respetar la diversidad, de comprender el caracter histórico y diverso de nuestras identidades, de criticar las posiciones intolerantes y desvalorizadoras de "lo otro" y las imágenes simplistas de "lo propio".  En  el análisis me ha interesado señalar la falta de consistencia de estos planteos con los contenidos escolares que concretamente se postulan como "básicos" o "minimos".

Al respecto el análisis da cuenta de que en  las propuestas de ciencias sociales[6], la nacionalidad y "La Cultura Occidental" se siguen manteniendo como elementos que delimitan "lo enseñable", que en torno a los mismos continuan vigentes representaciones excluyentes y simplistas, que "lo diverso" no se incorpora como contenido de "lo nuestro", que no se incluyen elementos de análisis social y cultural que permitan a los alumnos ir aproximándose al caracter complejo y heterogeneo de las identidades sociales, que la diversidad continua, en gran medida, ocupando el lugar del detalle pintoresco que enriquece con su presencia la imagen de una sociedad que sigue caracterizada en general desde los parámetros y dimensiones de analisis centrados en la forma de funcionamiento formal institucional de los sistemas sociales y políticos  occidentales[7]. En definitiva no queda claro el fin didáctico con que se introduce la diversidad, ni tampoco su contenido concreto. Las  propuestas se mantienen en un nivel descriptivo. En el mejor de los casos se menciona la existencia de sociedades o grupos diversos, pero no se introducen elementos conceptuales para explicarlos ni analizarlos.

 

La propuesta de enseñanza del tema "sociedades aborígenes"

La presentación de la historia de los "aborígenes" americanos permite profundizar la problemática  de las identidades sociales, analizar su carácter histórico y relacional, reflexionar sobre procesos  de dominación, control y resistencia. 

En cada uno de los puntos que he elegido para ordenar el tema comienzo señalando algunos aspectos de la forma en que se ha abordado históricamente, en tanto mantienen una notable y significativa vigencia en los contenidos actuales. Por otra parte, esos discursos no solo son una "herencia" que mantiene notable presencia, sino que en muchos casos son parte de las propuestas con la que muchos maestros actuales fueron formados.

Hoy en día nos encontramos con la difusión en los espacios escolares de  concepciones cercanas al culturalismo  y el relativismo y la difusión entre gran cantidad de docentes de un discurso "indígenista" que se afirma a partir de la  prédica de la valoración y el respeto. Como el discurso nacionalista escolar sigue fuertemente arraigado en estos mismos maestros, el resultado es la coexistencia de ideas sumamente contradictorias sobre el tema. Pero a pesar de que las reconsideraciones que se hacen en la enseñanza de estos contenidos sean limitadas, no debe dejar de verse las críticas que ellas implican con relación al tratamiento  tradicional del tema.

"Los aborígenes" en la propuesta oficial y editorial

En este apartado caracterizo la forma en que se aborda el tema a partir de  algunos  ejes, que corresponden con los distintos puntos con que se lo enfoca desde los contenidos curriculares:

1. "Las sociedades aborígenes": De la negación a la metáfora botánica.

2. "España en América":  De la conquista al "Encuentro".

3.  "La Conquista del Desierto": Una nación sin indios.

4. "Los indios en la actualidad": Los indios integrados y asimilados.

 

1. De la negación a la metáfora botánica

1.1. La obsesión por "los orígenes" y los puntos de partida

En la recorrida histórica por las propuestas educativas  se destaca la  obsesión por encontrar, "el origen", "lo puro" "la esencia" sagrada de la nación. La pregunta es ¿cuál es esa esencia?. La selección o creación de las tradiciones en que míticamente se fundamenta "la patria" tiene un punto de partida: el dinamismo de Occidente o el espíritu de progreso para unos, la raigambre hispana para las posiciones más tradicionalistas. ¿Que lugar ocupan los aborígenes en estas selecciones y creaciones?. Hasta hace pocos años los indios aparecen como claros referentes de un pasado de atraso y barbarie a superar y del que no queda nada o casi nada, más que algunos "resabios". La articulación entre el proyecto homogeneizador y la ubicación del "origen" en Occidente o España  refuerzan el posicionamiento de los aborígenes fuera de la historia. . Si, de acuerdo a una   metáfora muy reiterada en curriculums y textos , "nacimos de España", es obvio que antes no existíamos[8].

En los textos "Nuestra Historia" comienza con referencias a "El Descubrimiento, Conquista y Colonización" (Compendio 1941, pág. 401). En la propuesta de la revista La Obra de pocos años despues se sostiene sobre los indios en general:  :"...eran contadas las que poseían una estimable cultura...es exagerado presentarlos compitiendo con los españoles en cultura y civilización" (La Obra, 1952. Planificación para historia de quinto grado, pág 102); predominan las afirmaciones sobre el milagro de "la gesta hispánica" que permitió "conquistar estas tierras para la civilización"  (La Obra 1959). Poco parecieran haber significado estos pueblos en nuestra historia que "se origina con Europa", ya que los americanos somos "hijos de la civilización occidental" (La Obra, Mayo de 1959, pág 170). La valoración positiva se refuerza cuando se habla de la mision evangelizadora que hizo entrar a los indios lentamente en el camino de la civilización" (pág. 257).

En el Manual Estrada se afirma que en algunos países (como Argentina) el "elemento aborigen" desapareció casi completamente.  "América ha crecido bajo la directa influencia de la cultura europea occidental que caracteriza hoy su desarrollo literario, artístico y musical. Es verdad que se conservan tradiciones indígenas, pero esas influencias disminuyen a través del tiempo, por lo cual la cultura americana se acerca cada vez más a la europea (Estrada 65, pág 415)

En la revista La Obra de años recientes se define a América como un "continente virgen", donde "todo tenía que ser hecho de la nada",

1.2. La ausencia de contenido de lo diverso o la diversidad naturalizada

Hoy en día la tendencia señalada en el punto anterior aparece matizada y complementada con la propuesta de buscar "nuestras raices" en las poblaciones americanas originarias, valorarlas y respetarlas. Sin embargo  la imágen general es que los pueblos "precolombinos" o "prehispánicos" aparecieron  en la historia en tanto los colonizadores se vincularon a ellos. Las propuestas curriculares mantienen un énfasis enumerativo, la obsesión por "los legados" y "aportes" y criterios clasificatorios como nómadismo  y sedentarismo  que  tradicionalmente han derivado en el sistema escolar en interpretaciones duales, y en asociaciones de los nómades con sociedades siempre atrasadas, y los sedentarios, con más evolucionadas. Lo que más llama la atención en todas las propuestas es la  falta de  introdución  de elementos conceptuales de análisis de las distintas dimensiones sociales[9].

Las detalladas caracterizaciones de las sociedades indígenas previas al contacto con Occidente que se propone en los manuales y currículums, su dificilmente explicable asociación a "los orígenes de la humanidad", la falta de conceptualización, el énfasis descriptivo y ahistórico en la presentación del tema y los silencios sobre los procesos posteriores, corresponden con la tendencia a la naturalización, a la presentación de las diferencias culturales como características irreductibles y estáticas, a la eternización de los rasgos. Se expilicitan concepciones donde la cultura y la identidad aparecen como sus "formas especiales" a pesar de la historia, lo que puede ser una forma de decir que la historia no forma parte de la cultura, o que los indígenas "son" el pasado con lo que nuevamente Occidente se presenta como fundamento de historicidad [10].

2.      De la  conquista al encuentro:

2.1. De la culpabilización a la valorización de los actos de resistencia

Teniendo en cuenta su presencia en los discursos escolares partiremos de la consideración de la posición que  Sarmiento marcó con respecto a los indios y la conquista. Dice en sus Obras Completas:

"Debemos ser justos con los españoles; al exterminar a un pueblo salvaje cuyos territorios iban a ocupar, no hicieron otra cosa que lo que han hecho todos los pueblos civilizados contra los salvajes, ...: absorber, destruir, exterminar"[11].

En los textos de hace algunos años además de la justificación y valorización de la conquista no era extraño encontrar frases que culpaban a los aborígenes de las muertes, enfermedades y hambrunas de los españoles por su falta de colaboración. Los guaraníes asesinaron a Solís, los indios acosaron a Pedro de Mendoza, el primer establecimiento español en nuestro territorio "fue destruido" por los indios (Astolfi, La epopeya de España, 1949), "hostigaron a los españoles",  fueron "responsables por las hambrunas", ya que "no proporcionaron alimento a los blancos" (Manual Estrada de 1965)  En textos relativiamente recientes se reitera la imagen de que los indios dejaron de traer provisiones, inexplicablemente se volvieron hostiles y "el hambre afligió a la nueva población" (manual Kapelusz 1978).

Por otra parte, la actitud de España se valora contraponiéndola a un pasado salvaje: 

"La obra civilizadora de España suprimió en América la antropofagia, los sacrificios humanos, la poligamia, el nomadismo, la lucha frecuente entre las tribus, inculcó hábitos de trabajo y de disciplina, predicó el cristianismo, difundió el idioma castellano y creó los vínculos espirituales y morales que constituyen la base de nuestra solidaridad continental. (Astolfi La epopeya de España, 1949, pág. 59).

Junto con estas llamativas culpabilizaciones y valoraciones se afirman (sobre todo en las planificaciones de La Obra), sus derechos y la defensa heroica de la tierra y la libertad, se critican el terror, los abusos y el despojo del que fueron objeto,  se sostiene  que varias rebeliones de los indios por los malos tratos fueron antecedentes de la revolución de 1810.

2.2. Palabras y  silencios sobre las desiguales condiciones de la diversidad y el carácter complejo de las relaciones socioculturales: "El encuentro"

En los contenidos de ciencias sociales hasta hace algunos años, la regla es generalmente la  omisión de  referencias a las situaciones de dominación de unas culturas por otras. Como vimos recién en el caso de los aborígenes coexiste (en los mismos textos) una visión justificadora e incluso valorizadora de la conquista,  con comentarios críticos sobre los abusos que se cometieron contra ellos. En este sentido la propuesta actual avanza, pero relativamente.

En el diseño curricular de 1986 se habla de la necesidad de referirse al "encuentro de dos mundos" (pág. 176) más que al "descubrimiento", término criticado por representar  el punto de vista europeo. La cuestión es qué punto de vista representa la idea del "encuentro".

En el Diseño  se sostiene también que "en la época colonial la población amerindia  fue sometida o asimilada", (pág. 152),  recreando la imagen de la conquista como imposición total. Sin embargo, se hacen referencias a "La respuesta del amerindio al conquistador", se propone analizar los procesos de transculturación, aculturación, servidumbre y resistencia de las sociedades indígenas a la llegada de los europeos (Diseño Curricular 1986, pág. 17) Estos aspectos se retoman en las propuestas curriculares posteriores.

En la propuesta editorial la historia de la conquista se sigue contando generalmente desde España, se piensa en sus propósitos y se habla desde sus intenciones: "...se dieron cuenta de que debían conquistarlas (las tierras) es decir,  dominar a los aborígenes que vivían en ellas" (Manual Kapelusz, quinto grado, 1995,  pág. 87).

En la opinión de algunos colaboradores de La Obra, a pesar de todas las pasiones puestas en el debate entre indigenismo e hispanismo, es indiscutible que con el descubrimiento de Colón se inaugura un "periodo de positiva grandeza en la historia de nuestro continente" ("¿indigenismo?-¿Hispanismo?" M. Arias de Villanueva, La Obra, 1990, N°9, pág. 20).

Al posicionamiento desde la sociedad europea en el siguiente párrafo se agrega la asociación de los indígenas con "cosas" que se trasladan: "Los conquistadores trajeron indígenas, oro, plata, especies y animales" (La Obra, Agosto de 1983, pág. 24)

No obstante, se habla también de la violencia, de las situaciones de resistencia, rebeliones, de la desestructuración cultural de los indígenas, la crisis demográfica, las epidemias, el hambre, los trabajos forzados, los "aberrantes abusos", contraponiéndolo al enriquecimiento de los españoles (La Obra, Kapelusz, Aique).

Se introducen términos (intercambio, influencia , fusión) que tienen la virtud de suponer un lugar activo de las sociedades indígenas en la relación, pero pueden también llevar a encubrir la asimetría y violencia de las relaciones, en términos de Guillermo Bonfil Batalla, a construir el mito del mestizaje entendido como "fusión armónica".

Veamos algunos ejemplos:

"Algunos vecinos recibían como recompensa por los servicios prestados al rey una encomienda de indios. Los indígenas debían trabajar para su encomendero, quien, a cambio, se ocupaba de su evangelización" (Manual Estrada, 1994. Pág. 266).

El contenido de estos intercambios no es azaroso. En un número de La Obra de 1990 se hace un cuadro con los "aportes" de los europeos y los indígenas a la civilización. Entre los primeros figuran  la lengua, la religión, el ganado, las técnicas, y entre los segundos, los vegetales, el oro y la plata, animales y frutos, o sea, los "aportes" podrían dividirse en culturales y naturales respectivamente.

 En un breve párrafo de un manual se concluye en estos términos:

"Cuando América y Europa se conocieron, las grandes civilizaciones urbanas - aztecas e incas- sucumbieron. La cultura europea derrotó a la americana, que perdió su identidad. Esta fue la verdadera conquista" (Manual Aique séptimo grado, 1997, P101).

Si las sociedades indígenas sencillamente sucumbieron o en el mejor de los casos, se "fusionaron", se justifica la forma posterior de tratamiento o más bien la desaparición  del tema. Las culturas indígenas adquieren el sentido de una reliquia. En los relatos referidos a las guerras de independencia los indios desaparecen (con algunas excepciones) y están ausentes en las luchas civiles. La tendencia al estudio de la diversidad proclamada (por ejemplo en los CBC) se pierde, al sintetizar la estructura social argentina del S XIX y principios del XX en una sumatoria de sociedad criolla y grupos de inmigrantes.

3. Una nación sin indios

Los comentarios y discursos que no abordan específicamente el tema son muchas veces los que transmiten concepciones más significativas.

Los discursos de fines del siglo XIX y principios del XX en general abundan en términos como "... país de inmigración el nuestro" (La historia en las escuelas argentinas, Monitor 1909, pág. 60).

La propuesta actual también se registra esta forma de tratamiento (o más bien silenciamiento) del tema. Lo más frecuente es la ausencia de referencias a los aborígenes  cuando se habla de las luchas de la independencia y los principios de la organización nacional. Esta  desaparición del tema sin duda está asociada a la noción homogeneizadora y excluyente de la Nación (tan presente en los contenidos históricos y aparentemente superada en las propuestas actuales). En consonancia con esta imágen de nación  los indígenas se presentan como poblaciones exóticas cuya sola existencia amenaza la integridad y uniformidad, como un "otro" cada vez más marginal y externo.

3.1. El fin de la ambiguedad: la uniforme valoración negativa de los indios para justificar la Conquista del Desierto

En los programas de 1899 la "guerra" con los indios es significativamente un punto del tema "Lucha por la organización definitiva".

Los mismos textos que destacan la resistencia de los indios frente a  los españoles,  afirman que los indios se convierten  unas décadas después en un "problema". Se habla entonces de "...el azote de nuestras fronteras ...los gritos de los indios alcoholizados ...los terribles malones" (La Obra 1966 y 1967),  la necesidad de  "ganar tierras al salvaje para el patrimonio nacional". (La Obra, 1950) de dar una "solución definitiva al problema de las fronteras" (La Obra, Octubre de 1974, pág. 528), de "los beneficios de su integración a la civilización" (La Obra 1964). Poco dejará de la valorización y la misma existencia de los indios el avance de las leyes de la historia entendidas como el desarrollo inevitable del progreso:

"...la floreciente cultura criolla en expansión y ascenso echa definitivamente su poderío sobre los codiciados territorios del Sur, inclina y sella en forma inapelable la suerte de la Nación pampa ...A partir de entonces el desierto temible ...se transformará velozmente derrotado por los Remigton, el ferrocarril y el telégrafo" (La Obra  1970,  pág. 382)

En la propuesta curricular del último gobierno militar se propone "Destacar la persistencia del problema indígena y la estabilización de la situación luego de la campaña de Rosas" (Diseño Curricular 1981, pág. 613). En la revista la Obra de estos años se define a las tierras conquistadas por Roca como un desierto "solo recorrido por indígenas", se pide en un cuestionario que se enumeren las ventajas de la Campaña al Desierto, en otro, que los alumnos respondan sobre la integración y asimilación de los "aborígenes" a la Nación.

En este punto la propuesta actual es notablemente coincidente a pesar de la introducción de algunas reflexiones críticas

3.2. Las idas y vueltas del etnocentrismo en la propuesta actual:¿donde quedó  el indigenismo

A pesar de la aparente valoración que la propuesta actual hace de la complejidad de las sociedades indígenas previas al contacto con occidente y de los discursos críticos de la conquista, cuando los indios reaparecen al hablar de la Campaña al Desierto, como en los años anteriores las referencias son casi indefectiblemente al "gran territorio que ocupaban", los "ataques" que hacían a las poblaciones blancas.

Debe también señalarse la existencia de otras propuestas, donde se introducen referencias al saqueo, la dominación, la expropiación de tierras y la aculturación que sufrieron los aborígenes durante las guerras de la independencia y la organización nacional. Estos hechos no obstante son en general presentados como inevitables y subsumidos en procesos más generales de crecimiento y desarrollo del país.

En la revista La Obra, por lo general los artículos se refieren a lo "inevitable" de la reducción  de los indios para dar paso al progreso, a la necesidad de atraer inmigración y "eliminar drásticamente el problema del indio y los malones,  (O. Bosetti, La Obra 1984 Nº 5), su "ferocidad" (La Obra 1986 N°7), la inconveniencia de su presencia "para que la población se extendiera" y  " el obstáculo de la lengua que ha impedido el acceso de los indios a la civilización plena" (J. Propato, La Obra  1985 Nº 1),  "solo los más pacíficos y dispuestos se integraron a la vida nacional"[12].

En los manuales es frecuente la referencia a la Conquista del Desierto en estos términos:

"En 1879 Roca logró incorporar al territorio nacional unas 15000 leguas cuadradas de tierras aptas para la agricultura y la ganadería" (Manual Kapelusz, 1996 pág. 94)

"... varios gobernadores planearon realizar campañas militares para evitar que los malones atacaran poblados, robaran el ganado y se llevaran mujeres cautivas" (Manual Aique sexto grado, 1992).

"La Campaña al Desierto aumentó la superficie de tierras disponible para la agricultura y la ganadería. También estimuló la instalación de ferrocarriles"(Aique, 1992, pág. 138).

Veamos un extenso ejemplo que me interesa reproducir, ya que corresponde al manual Santillana, uno de los más utilizados en las escuelas municipales:

 "La llamada Conquista del Desierto" incorporó al Estado argentino una gran extensión de tierras (necesarias para la producción agropecuaria) hasta entonces dominadas por los indígenas"... a fines de la década de 1860 …La Patagonia y el Chaco permanecían inexplorados bajo el dominio de los nativos…la presencia de los indios y sus malones - es decir, los ataques a poblados y estancias con el fin de robar ganado- creaban dificultades a la actividad ganadera, precisamente en momentos en que el ganado era un producto requerido por otros países. Como agravante, el ganado robado era vendido en el sur de Chile…Los gobernantes decidieron entonces enfrentar a los indígenas" (Manual Santillana sexto grado,  1997, pág. 63).

A continuación el manual, refiriéndose a algunos "costos" de la incorporación de tierras, introduce contradicciones con el planteo justificador:"Claro que el desierto no era tal: el territorio sobre el que las fuerzas del ejército avanzaron estaba poblado por indios" (Manual Santillana , sexto grado 1997, pág. 67). Para continuar con las contradicciones, se sugiere preguntar a los alumnos "¿qué valor tenían las vidas de los indios, (según la expresión "Conquista del Desierto") y qué significa respetar una cultura distinta, qué los miembros de una cultura decidan su modo de vida o que incorporen el modo de vida de la mayoría?" (Manual Santillana  sexto grado, 1997, pág. 70).

Es difícil sacar alguna conclusión a partir de estas contradicciones. Sin embargo la imagen general parece ser que la campaña fue necesaria y útil: "eliminó" un problema, permitió "la incorporación" de territorios, en definitiva, fue un paso "necesario" para el progreso y la afirmación de la Nación. En todo caso,  el problema fueron algunos excesos; excesos de representaciones (la pampa como desierto) y prácticas (sometimiento y exterminio). No se discute el proceso, sino la modalidad. Los "intereses superiores de la Nación", el progreso y la organización, tal como los definieron los sectores dominantes del siglo pasado se asumen como incuestionablemente positivos y beneficiosos para el conjunto, y esto justifica la desaparición (o al menos el arrinconamiento) de todo lo que se opone.

En palabras de Bonfil Batalla, "la diversidad cultural y, de manera específica, la presencia múltiple de la civilización mesoamericana (e indígena en general podríamos pensar), ha sido entendida siempre, necesariamente dentro de ese esquema (el de la civilización occidental), como un obstáculo que impide caminar por el único sendero cierto hacia la única meta válida…los proyectos de unificación cultural nunca han propuesto la unidad a partir de la creación de una nueva civilización que sea síntesis de las anteriores, sino a partir de la eliminación de una de las existentes (…) y la generalización de la otra" (Bonfil Batalla, 1991, pág. 76).  

4. "Los indios" integrados y asimilados

4.1. La diversidad como atraso

La situación de los aborígenes en el presente no era ni es un contenido específico de los programas. En el pasado estas referencias más bien aparecen presentando a los indios como contraejemplo cuando se habla del desarrollo y el progreso:

"En las zonas de vida inculta, (...) aquellas abandonadas, como por limosna… al indígena haragán y merodeador de la hacienda ajena... los indios... junto con el paria y el esclavizado... deben vivir a la manera de los hombres libres, laboriosos y cultos ("La escuela primaria en las zonas de vida inculta", La Obra, Julio de 1949. pág. 323)

"...el indígena de nuestro pueblo significa el pasado de sabor atávico y la tinta folclórica... su influjo ponderable solo obtiene eco en los dominios del arte... de su espíritu queda nada más que su vocación de libertad" ("Pasado y presente argentinos", La Obra, Mayo de 1952, pág. 58).

"...nuestro país pertenece étnicamente al grupo eurasiático de raza blanca. Su progreso económico y cultural obedeció al mismo factor determinante. Su futuro está ligado, por ello mismo, al destino de las naciones de Occidente" (La Obra 1964. pág. 587).

Siguiendo con esta lógica se justifica la condena de determinados grupos:

"No lamentemos con exceso su desaparición (la del gaucho). Producto de un medio atrasado, y oponiendo a la acción civilizadora la incapacidad nativa del indio antecesor, solo la conservación de dicho estado habría favorecido su prosperidad" (Cita de Leopoldo Lugones La Obra 1965,  pág. 526).

En la revista La Obra de años recientes se afirman las posibilidades de "ascenso social" que daban nuestras tierras al aborigen "que abandonaba sus costumbres y tomaba un oficio".

4.2. La moral de la tolerancia en el discurso actual:  la diversidad como "detalle". 

En la propuesta editorial actual se introducen algunas referencias críticas a la situación actual de las comunidades indígenas. Esto se hace en general desde un discurso moral descontextualizado, que  enfatiza  las perversiones de "la discriminación", cuando páginas atrás esos mismos manuales la justificaban.

En este punto son evidentes, las contradicciones y  limitaciones de los discursos que hoy en día predican la tolerancia. En los textos se dedican páginas (más o menos extensas según la editorial) al comentario de la situación actual de los aborígenes. En ellos se habla del maltrato y la discriminación que sufren las comunidades aborígenes "inextrincablemente unidas a la formación de la identidad nacional argentina", idea con la que se busca oponerse a la imagen "del hombre americano como aquel que bajó de los barcos en un aparente espacio yermo y desértico"(La Obra 1986, N°7, pág. 48),  se describe su vida cotidiana, su situación en medio de "un sistema económico impiadoso que los diezmó y relegó a la infame condición de  marginados" (E. Bosetti "Comunidades aborígenes argentinas", La Obra 86 Nº 3, pág. 4 a 16), o se habla de la mala calidad de las tierras en las que viven y enumeran las leyes que los protegen.

Sin desconocer que la introducción de referencias a la crítica situación actual avanza sobre la tradicional negación de este aspecto, es necesario advertir que los valores de respeto y valoración, y en muchos casos solo de tolerancia y misericordia, se aplican a "los indios que quedan" en la actualidad, dando por supuesto que quedan pocos, que son muy pobres y que debemos "ayudarlos".  La noción que subyace y que hace compatible esta moral con el mantenimiento del nacionalismo escolar es que  "La Nación" está constituida y los indígenas no amenazan su perduración. Más bien se transforman en un detalle pintoresco. Después del exterminio, el arrinconamiento y la desposesión, en parte justificados  en los mismos contenidos escolares, la consigna es integrarlos y respetarlos, precisamente cuando el respeto parece que ya "no cuesta nada".

Esto no es exclusivo del discurso escolar, aunque, como hemos visto, en el nacionalismo escolar se hace especialmente visible.  Cardoso de Oliveira hace ya muchos años sostuvo que la "paradoja" de la "ideología igualitaria" consiste en que se promulga la igualdad étnica en contextos donde el indio está ausente o casi ausente (Cardoso de Oliveira, 1977)[13]. Por otra parte, la forma en que se presentan asociadas las ideas de integración y respeto las transforma en parte de un discurso por lo menos contradictorio. Considerando las relaciones concretas de la sociedad blanca con "los indios", su integración a la sociedad nacional siempre se planteo como el renunciamiento a las propias formas culturales, y su disolución en una entidad ya definida, cuestión que no termina (a veces ni siquiera empieza) de problematizarse en el discurso escolar.

C. En la escuela[14]

c.1. Estrategias para la enseñanza de la diversidad: La diversidad en-cuadrada y comparada

La forma más frecuente de abordar el tema (de acuerdo a las clases observadas y los comentarios de los maestros) consiste en que los alumnos, divididos en grupos, expongan las características de todos los grupos indígenas argentinos y finalicen llenando tediosos cuadros sinópticos sobre "pueblo, vivienda, armas, cultura" de cada grupo. En estas exposiciones y producciones, y estando siempre atenta a las intervenciones de los docentes, la fantasía parecería seguir siendo la de la posibilidad de conocimiento de la  totalidad; de la totalidad de los pueblos indios, de la totalidad de sus pautas de organización social, política y económica, de la totalidad de "los otros". En esta obsesión, lo más importante parece olvidarse, o al menos claramente no jerarquizarse. La construcción de una visión de las sociedades aborígenes como sociedades complejas es obstaculizada por esta suerte zapping temático caracterizado por  la abundancia de información desconectada y por la enumeración de rasgos entre los que a lo sumo se explicita una causalidad muy simple. El contacto con España no es objeto de un prolongado desarrollo y en algunos casos solo merece la explicitación de alguna frase condenatoria de los abusos.

Me interesa detenerme brevemente en el uso de las comparaciones en el abordaje de este tema. De un tiempo a esta parte se ha instalado en las escuelas la idea  de que hacer comparaciones de un tema pasado o "lejano" con rasgos y procesos de "nuestra"  sociedad es en si mismo positivo y ayuda a que el conocimiento tenga significatividad e interés para los alumnos.

Veamos algunos ejemplos de uso de la comparación: un alumno habla de los buenos y los malos espíritus entre los yámanas, la maestra agrega y concluye: "Nosotros también lo tenemos en nuestra religión, como que todas las religiones lo tienen" (escuela 1). La conclusión  parece ser: si ellos y nosotros lo tenemos, todos lo tienen. Este es un razonamiento que, lejos de cuestionar la universalización de lo propio a partir de la comparación,  refuerza generalizaciones arbitrarias y simplistas.

En  otra de las escuelas una alumna habla de los Wichis. Un alumno le pregunta a la que expone, ¿qué significa Wichis?. Toma la palabra la maestra para contestar la "absurda" pregunta del alumno: "Nada, como vos que te llamás Martinelli, que significa Martinelli, nada" (escuela 2).

Cuando una alumna comenta que los indios hacían collares, la maestra señala infantilizando a los indios: "como ustedes cuando eran chiquitos con los fideos" (escuela 1).

En otra clase en la misma escuela un alumno dice que comerse el corazón de los animales "no les daba más fuerza", la maestra comenta "yo lo compararía con nuestras creencias, ir a la iglesia, la cadenita que yo tengo colgada" (escuela 1). El razonamiento podría ser aquí que no es cuestionable la racionalidad de una práctica de "otros" que tiene algo en común con "lo nuestro".

Las comparaciones en estos casos refuerzan los marcos de referencia de los chicos, asimilando mecanicamente la nueva información a los esquemas que ya tienen. Así, por ejemplo los alumnos identifican la variedad de trabajos que los guaranies realizaban para "limpiar" el terreno para cultivar con "sacar el popó de pajarito" , "barrer las hojas de los árboles", o "limpiar para que quede todo ordenado" (escuela 4).

Desde la postulación de "lo propio" como parámetro lo que no coincide se evalua por la carencia. Dice una maestra "los guaraníes no querían o no podían vivir en ciudades"  y sus alumnos comentan "No tenían plata", "no tenían nadie que les construya una casa" (escuela 4).

 ¿Que sentidos subyacen en esta comparación y evaluación de la diversidad desde la referencia a lo propio?. Se advierte que en general  se trata de un comparativismo asistemático e ingenuo (tanto en alumnos como en docentes) que asimila rasgos aislados sacados de contexto, haciendo que las prácticas pierdan  el sentido que debieron tener o tienen en la sociedad indígena. Estas comparaciones además se basan muchas veces en la universalización de "lo nuestro", presentado como homogéneo e inmutable. La comparación, de esta forma,  no lleva al cuestionamiento de lo propio, (ejercicio que como mencionamos es una de las potencialides que permite la presentación de "la diversidad"), sino que lo mismo aparece presentado como parámetro de normalidad a partir de lo cual se evalúa la racionalidad de lo que se asemeja y se diferencia.

c.3. Concepciones de los docentes y alumnos sobre las sociedades indígenas: naturalización, ocultamiento, etnocentrismo y moralidad. 

También en la escuela los indios tienen una presencia relativa cuando se habla de la conquista y luego desaparecen;  reaparecen,  convertidos en un obstáculo para el progreso de la Nación a fines del siglo XIX, para volver a desaparecer, reemplazados por la "laboriosa" inmigración. El tema de esta forma tiende a abordarse como si se tratara de «pueblos congelados», siempre iguales a si mismos; se reitera la asociación directa de los aborígenes con "el hombre primitivo", la pregunta sobre "qué costumbre mantienen inalterada hasta la actualidad", se omiten o minimizan las referencias a su conflictiva articulación con la sociedad nacional y en general a su historia. La despreocupación por lo que pasó con estas sociedades luego de la conquista y la independencia, en algunos casos tan detalladamente conocidas en sus manifestaciones supuestamente "originales y puras", ayudan a que los alumnos confundan  el pasado con el presente y no puedan profundizar la noción de proceso. La atemporalidad con que se hacen las enumeraciones refuerza la idea de identidades estáticas. Los indios eran, son y serán el taparrabo y la pluma, lo demás es "contaminación". A los chicos les resulta casi inconcebible que actualmente se hablen sus lenguas y solo dejan de preguntar obsesivamente por el tema cuando comentan "es una lengua muy antigua", "viene de sus antepasados" (como si su propia lengua no respondiera a estas características). Cuando se habla de los aborígenes actuales los docentes agregan términos significativos "todavía sigue habiendo guaraníes" , o incluso "sigue habiendo descendientes de los guaraníes" dice la maestra, y  lo que provoca el siguiente comentario de una alumna:  ¡¿descendientes?!, no me imagino que estén andando con plumas por toda la ciudad" (escuela 4). En coincidencia con este "exceso de purismo" en las escuelas los alumnos  preguntan a los docentes si quedan pueblos "puros" o salvajes actualmente. Algunos conceptos  que refuerzan esta idea de "culturas congeladas" son por ejemplo: "poblaciones autóctonas", "nuestras raíces", muy difundidas en los discursos escolares.

Los peligros de la metáfora biológica, más bien botánica en el último caso, se advierten considerando nuevamente las críticas a los discursos para los cuales la cultura funciona como una naturaleza,  se obsesionan por encontrar un "núcleo de autenticidad", un origen inmutable e intangible, e  idealizan  las comunidades intemporales y transhistóricas (Balibar, 1991).

Junto con esta búsqueda de pureza, se presentan contenidos  cargados de sentidos evolucionistas  unilineales; por ejemplo, en la definición simplista de  nómades (que "se movían constantemente" según una maestra y "cambiaban de lugar cada 5 minutos" según una de sus alumnas) y sedentarios, como pueblos no desarrollados y desarrollados. El evolucionismo unilineal también se corresponde con  el  reduccionismo tecnológico para definir el grado de avance de una sociedad, o en comentarios que sugieren que las civilizaciones que utilizaron metales pensaron más que las otras.

Se hace manifiesto  el exotismo,  la atención a cuestiones como  los  los  rituales mortuorios, las armas de combate, etc. Se muestra además el gusto por "lo tremendo" casi siempre desvinculado de la situación de las sociedades concretas  ( el canivalismo, la muerte de mujeres). Una alumna comenta en su exposición: "Los hombres huarpes mataban a las mujeres haurpes que los miraban a los ojos cuando les llevaban el vino". La maestra no pide ninguna explicación sobre este punto.

Perrot y Preiswerk (1979) sostienen justamente que en el análisis de otras culturas Occidente tiende a poner el acento en "lo extraño"  frente a la norma. La diferencia entonces no se presenta como un rasgo cuyo carácter extraño es totalmente contingente del desconocimiento del observador (en este caso,  más bien  parece producto de la invención del observador), sino como un rasgo intrínsecamente extravagante.

La visión relativamente valorativa, relativista, tolerante y paternalista de los aborígenes en el pasado remoto coexiste con concepciones cargadas de contenidos etnocéntricos en los contenidos referidos a la historia más reciente; cuando se desarrolla el tema de la organización nacional, la idea es que  frente al proyecto de organización y progreso, los indios debían desaparecer, dejar lugar a los inmigrantes, que venían a trabajar. Los mismos docentes que en las clases sobre "los indios" se preocupan por "valorar" estas culturas, unos meses después preguntan y afirman, como citamos al principio, que el fin de la "amenaza" del indio permite que "el país esté preparado para crecer"

La situación actual prácticamente no se aborda más que para explicitar alguna frase condenatoria de la situación de pobreza y marginación. A veces hay espacio para que algún docente o alumno inquieto comente que en nuestros días un grupo de indígenas se opone al avance del gobierno, a la construcción de algún camino o gasoducto. Cómo llegaron a ser pocos es algo que en general ni se pregunta ni se explica.

Reflexiones finales

La centralidad de la idea de Nación parece seguir condicionando la forma en que se desarrolla el tema. En tanto raíces interesa el conocimiento de "los indios" en profundidad como los primeros "ancestros" de los que pueda trazarse huella[15], en la revolución y las guerras civiles desaparecen como actores sociales de relevancia, reaparecen transformados en un "obstáculo" a la realización de los supuestos intereses colectivos de la Nación, para volver a desaparecer. Finalmente se llega a la actualidad enumerando sus derechos y pensando en espectaculares actos de reparación histórica con los "auténticos dueños de la tierra". 

En estas apariciones, desapariciones, inconsistencias y contradicciones, es clara la articulación entre etnocentrismo y relativismo: se puede ser relativista y valorar la particularidad cultural cuando la existencia de los indios no representa una amenaza para Occidente (antes del descubrimiento, en la actualidad), se enfatiza la noción de civilización y los sentidos etnocéntricos con que se piensa el progreso cuando las relaciones son indudablemente conflictivas (en la Conquista del Desierto). Resulta significativo que sobre un  un mismo tema se sostenga  una posición relativista ingenua para hablar de las "diversidades aparentemente aisladas", y posiciones evolucionistas y etnocéntricas cuando se habla de "diversidades en relación".

En la escuela, a pesar de la difusión de posiciones indigenistas en muchos docentes, a estas características de la propuesta oficial se agregan las estrategias de simplificación y comparación que muchas veces estereotipan los términos, desconectan los rasgos y refuerzan la naturalización.  Si a esto se agrega la vigencia de posiciones nacionalistas tradicionales, se entiende que el objetivo de  muchos docentes de replantearse los supuestos etnocéntricos con que se piensa el pasado y el presente, no pase muchas veces de buenas intenciones.

Creo haber señalado una serie de situaciones por las cuales se puede concluir que en el tratamiento "los aborígenes" a pesar de las innovaciones y actualizaciones, se pierden distintas  posibilidades.  Esto es, tal como aparece en las escuelas (y esto varia en los distintos establecimientos donde estuve), la cuestión en general sirve muy limitadamente para comprender la complejidad de las distintas sociedades, para construir una visión distinta de la historia americana y para cuestionar la supuesta universalidad y superioridad de las formas culturales familiares a muchos alumnos. De acuerdo al título de este trabajo, a pesar del cambio de términos, las concepciones representan una gran continuidad con las concepciones tradicionales.

Esto no impide la existencia de planteos que complementan esta visión con imágenes valorizadoras y positivas de los aborígenes y destacan su resistencia frente a la sociedad blanca. Las propuestas contrastantes, de todas formas no suelen acompañarse de un replanteo conceptual profundo en el tratamiento del tema.

La enseñanza de la diversidad aparece ligada en los discursos escolares a un objetivo con el que se desplaza parcialmente la centralidad que tenía la identificación con los valores nacionales: el desarrollo de actitudes de respeto. Sin embargo, el análisis del tratamiento de "los aborígenes", da cuenta de que las referencias a la diversidad tienen sentidos distintos a aquellos que sostienen las propuestas oficiales en sus planteos generales. Por esto fui introduciendo la posibilidad de que la diversidad sea "usada" para encubrir más que descubrir situaciones de conflicto y para estereotipar y fijar la caracterización de las identidades, más que para reflexionar sobre su carácter histórico. La prédica del respeto puede transformarse en un mecanismo de encubrimiento de la intolerancia y de reforzamiento del aislamiento en situaciones donde es innegable la profundidad y desigualdad de las relaciones interculturales. Esta situación ilustra con bastante claridad las variadas estrategias del sistema para neutralizar contenidos aparentemente críticos.

La noción de respeto coexiste con propuestas que alternan entre predicar el  aislamiento (de los distintos en general), suponiendo una visión estática de las identidades y el desconocimiento de las relaciones que existen de poder y dominación, y aquellas que promueven la integración a lo nacional, asociando la idea de integración a la adecuación a "lo nuestro" y la renuncia a los elementos particulares diferenciales. De esta forma, los que deben ser respetados son los otros sometidos, adaptados o integrados.

En la escuela los términos parecen presentarse invertidos, se habla de comprensión, respeto, tolerancia, valoración, en definitiva, "comunión con el sentido de los otros", pero no se conoce de quien se habla. Se registra un quiebre o desequilibrio entre el énfasis entre el lugar que la diversidad y su respeto tiene en los contenidos actitudinales y la ausencia de estos temas dentro de los contenidos conceptuales. 

La supuesta contradicción entre las visiones homogeneizadoras de la Nación aún vigentes y la referencia a situaciones de diversidad es en gran medida una apariencia. La uniformidad del nacionalismo escolar parece fácilmente articulable con las visiones de la diversidad que postulan la integración acrítica o el aislamiento de las distintas formaciones socioculturales, naturalizan y eternizan sus características,  se muestran incapaces de realizar una crítica estructural (y no del detalle) del papel jugado por "Occidente", "la  Nación" o como quiera llamarse a "lo propio" desde el discurso oficial y coexisten con posiciones etnocéntricas acerca del desarrollo, el progreso y la civilización.

Todo esto nos pone ante la paradoja de que la introducción de un tema  potencialmente crítico en las propuestas de enseñanza, más que cuestionar parece en muchos sentidos terminar afirmando el modelo de sociedad que presenta el saber escolar tradicional.

Es necesario preguntarnos en qué medida todo esto es consecuencia de manipulaciones ideológicas más o menos conscientes y en qué medida lo es de la forma, los alcances y características con que se define el saber escolar[16]. El análisis (en particular de las situaciones de clase) refuerza la convicción de que es imprescindible romper la asociación entre  "modificación" de los contenidos (como atributo posiblemente necesario, tratándose de alumnos pequeños) y la distorsión, no didáctica sino ideológica (como atributo indeseado y frecuentemente negado) del sentido de los saberes. 

En estas traducciones, simplificaciones y creaciones he atendido especialmente al lugar de los docentes, ya que partí de suponer su capacidad cuestionadora dentro del sistema. En muchos maestros parecieran haber tenido gran efecto las interpelaciones históricas del discurso oficial que los ubican como apóstoles y promotores de distintas "orientaciones nacionalistas" de la enseñanza, que afirman su necesario compromiso con los valores patrióticos, y su misión de "formar al soberano" despertando en las almas de los alumnos los sentimientos incuestionables de la nacionalidad. A esto se agregan las limitaciones en su formación en las ciencia sociales y  las disputas por el monopolio del conocimiento con otros actores escolares que podrían enriquecer las propuestas escolares. Más que responsabilizar por esto a los docentes, partimos de entender que su compromiso  con la tarea y su participación en la elaboración de propuestas alternativas a nivel del aula y de la política general está condicionada por la creación de condiciones de trabajo que favorezcan esta posibilidad y que es, por tanto, responsabilidad fundamental de quienes regulan el sistema.

BIBLIOGRAFIA

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Borton, A. Novaro, G.

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1997 Los Contenidos Básicos Comunes, una mirada desde la antropología. Revista Propuesta Educativa. pp 43-51. Buenos Aires, FLACSO.

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DOCUMENTOS CONSULTADOS

Documentos nacionales

-  Contenidos Básicos Comunes para la Educación General Básica. Ministerio de Cultura y Educación. Consejo Federal de Cultura y Educación. Buenos Aires, segunda edición 1995.

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Revistas

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Manuales

-Editorial Santillana

. Ciencias Sociales - Séptimo grado. Serie 2000. Santillana. Buenos Aires, 1994.

."Ciencias Sociales 6º ". Santillana. Buenos Aires, 1997.

-          Editorial Kapelusz

. J.C. Astolfi, A. Fesquet y J. Passadori "La epopeya de España", 1949.

. Manual de quinto grado. Kapelusz, 1978

."Aula Nueva". Quinto grado. Kapelusz.  Madrid, 1995.

. "Aula Nueva". Sexto grado, Kapelusz 1995

.-  Editorial Estrada

. Manual de Quinto grado. Estrada. Primera Edición, 1965.

. Manual de Sexto grado. Estrada. Primera Edición, 1965. 

. Quinto grado, 1994.

- Editorial Stella

. Francisco Arriola "La Historia americana" Editorial Stella, 1941.

."Ciencias sociales" 7º. Stella. Buenos Aires, 1998.



[1] Una versión anterior de este trabajo fue publicada en los Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano en el año 1998. En este nuevo trabajo se incluyen referencias a fuentes históricas y notas de observación de clases del año 2000.

[2] El trabajo implicó por ello la  precisión de las propuestas oficiales y editoriales, de los debates de los  docentes en torno a los contenidos y de la propuestas escolares. Me centré en los contenidos del tercer ciclo y, para el análisis de la situación actual, en la propuesta educativa de la Ciudad de Buenos Aires. 

[3] En algunas partes del trabajo hablo de "indios" ya que, a pesar de ser un término reiteradamente cuestionado por las agrupaciones indígenas, es el que se utilizaba en programas y editoriales hasta hace poco tiempo.

[4] Es necesario considerar que la diversidad no se define sólo como "lo otro" con relación a lo nacional, y que lo nacional no es más que un componente posible en la construcción de la identidad.

[5] Los múltiples "valores  nacionales tradicionales" son defendidos tanto desde  interpretaciones que van de la defensa acrítica del pasado, "lo auténtico" y "lo puro",  como desde  la crítica a las tendencias exclusoras del modernismo  evolucionista y  la racionalidad  positivista. Es necesario por ello reconstruir las disputas en torno a sus características en contextos que alternan entre las propuestas conservadoras, liberales, modernizadoras y tradicionalistas

[6] En este punto me refiero en particular a los Contenidos Básicos Comunes (CBC) y las propuestas de Actualización Curricular de la Ciudad de Buenos Aires.

[7] Por ejemplo lo económico prácticamente se restringe en los CBC  al funcionamiento del mercado (trabajo, capital, salarios, dinero, tecnología) y lo político, al análisis institucional del Estado-Nación (mencionando autoridades, instituciones, gobierno, leyes, partidos políticos).

[8] En este sentido los programas de ciencias sociales de 1899 hablan de la "Influencia del descubrimiento de América en el bienestar de la humanidad civilizada". Durante la reacción nacionalista de 1910 (y en sucesivas reacciones nacionalista posteriores) son constantes las apelaciones a la grandeza de "la Madre Patria"

[9] En los CBC correspondientes al segundo ciclo el tema de "los aborígenes" se presenta en el segundo ciclo bajo los títulos  "La Argentina indígena" y "La Argentina colonial". En el primer caso, se sigue la tradicional enumeración:  localización, aspectos económicos, culturales, sociales, políticos y formas de vida (CBC, pág. 197). En el tercer ciclo de los CBC las referencias a los indígenas americanos aparecen, significativamente, en el punto "El origen de la humanidad". (CBC, pág. 197).

En el Diseño Curricular de la Ciudad de Buenos Aires uno de los propósitos de la enseñanza de las ciencias sociales es que los alumnos asuman "el legado de las culturas aborígenes" (pág. 161) Los indios aparecen en los contenidos del segundo ciclo en el punto "Primitivas  comunidades indígenas del actual territorio argentino"(pág. 171). En los contenidos del tercer ciclo, el tema se trata con el sugestivo título: "El espacio americano, los aportes que perduraron" (pág. 176) (Diseño curricular 1986).

En la propuesta posterior de la ciudad de Buenos Aires (MCBA, 1998 ), fundamentando la importancia  del tema, se afirma que puede aportar a la construcción de la idea de sociedad y el respeto por la diversidad. También se espera que sirva para superar las asociaciones que hacen los chicos entre los indios y el atraso, la ignorancia y la pobreza. Para el segundo ciclo (cuarto, quinto y sexto grado) el título que presenta el tema es "Vida de los primeros habitantes: nómades y sedentarios" . El tema desaparece cuando se habla  de los procesos históricos posteriores.

[10] Veamos el siguiente texto de un manual que ilustra esta tendencia:

"Todos nuestros pueblos aborígenes presentan un alto grado de aculturación. Sin embargo todo en ellos habla de su particular cultura e identidad: tienen una forma especial de interpretar la sociedad y la economía, mantienen antiguas creencias, hablan sus propias lenguas y respetan normas de vida y costumbres propias" (Manual Santillana, sexto grado, 1994, pág. 173).

[11] Citado en N. Shumway, 1993, pág. 278.

[12] La legitimación de la expansión blanca se realiza también a través de estrategias más indirectas. Por ejemplo en un ejercicio se pide a los alumnos que comparen dos fotos, una de una "pulcra" vivienda galesa del sur, y otra, de un "miserable toldo indígena de la Patagonia" con la consigna de "establecer diferencias referidas a la calidad de vida de sus moradores" (La Obra, 1990).

[13] Podríamos agregar, teniendo en cuenta las reflexiones sobre la "invisibilidad" de la cuestión aborígen en el  presente, la posibilidad del uso hegemónico de la ideología igualitaria en contextos donde los aborígenes "parecen" ausentes.

[14] Para esta parte del trabajo trabajé en tres escuelas de la Ciudad de Buenos Aires durante 1997 y 1998  siguiendo el tratamiento del tema en sexto grado. En una cuarta escuela seguí el desarrollo completo de la secuencia "sociedades aborígenes" durante el año 2000 en el marco de una investigación sobre didáctica de las ciencias sociales dirigida por Beatriz Aisenberg.

[15] Aspecto que avanza sobre la tendencia de la propuesta tradicional a dejar a los indios fuera de la historia.

[16] Las precisiones sobre las especificidades del saber científico, el saber social y el escolar nos advierten sobre  la necesidad de considerar este último en su especificidad y también sobre la importancia de tener en cuenta las modificaciones que deben realizarse en los contenidos disciplinares para hacerlos "enseñables" a los chicos. Distintos especialistas afirman que estas modificaciones suponen necesarias "simplificaciones" ya que se debe avanzar paulatinamente teniendo en cuenta las capacidades cognitivas de los alumnos, sus dificultades para conceptualizar, sus representaciones estereotipadas y su tendencia a desvalorizar lo que desconocen o a asimilarlo a lo que ya conocen, y también teniendo en cuenta las características del funcionamiento escolar (necesidad de fragmentar y evaluar el conocimientos). Preocupa sin embargo el uso de estas observaciones para justificar la imposición de contenidos educativos que no facilitan el desarrollo de capacidades de complejización y comprensión y que, más que dar elementos para cuestionar estereotipos, terminan fundamentándolos.

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