MUNDOS ANDINOS PRIMERA PARTE / CIP - NAyA

Publicación del Centro de Investigaciones Precolombinas (CIP) y Noticias de Antropología y Arqueología (NAyA)

Los Inka del Perú

CV ABREVIADO Ana María Rocchietti

Resumen

El trabajo aborda tres dimensiones: histórica, arqueológica y antropológica. En la primera dimensión ubicamos la conquista hispánica. En la segunda dimensión, una descripción de diferentes sitios arqueológicos del Cuzco, cuyo centro principal es la imponente ciudad preincaica de Machu Pichu (Montaña Vieja) descubierta por Hiran Binham en 1911. En la tercer dimensión,  se aborda el tema de la identidad, el ser o no ser andino a pesar de los grandes intentos por “modernizar” acorde a los términos que impone el mercado globalizado.

Abstract

This report undertakes three dimensions: historic, archaeological and anthropologic. At the first dimension the Hispanic conquest is placed. At the second dimension, a description of the different archaeological sites of Cuzco, whose main centre is the pre-Inca city of Machu Pichu (Old Mountain) discovered by Hiran Binham in 1911, is  presented. The third dimension develops the theme of the identity, being or not Andean in spite of the great attempts to “modernize” according to the terms imposed by the global  market

 

 

El Cusco se convirtió en un lugar de leyenda increíble, sólo similar al de aquellas ciudades orientales que describen los cuentos de “las mil y una noches”. Lleno de palacios suntuosos, templos relucientes con paredes de oro y plata y pedrerías, recintos inmensos, llamados “collcas”, llenos de lienzos finísimos, vestidos y toda clase de lujos para el vestir y el adorno personal, llenos, también, de granos, papas, carne seca y toda clase de alimentos disponibles en cualquier momento. Por las calles del cusco transitaban elegantes cortesanos, con atuendo polícromos de fina lana y algodón seleccionado, a veces con mantos cubiertos con plumas escogidas de pájaros extraños de la selva, algunos de ellos en literas, cargados por súbditos y seguidos por mujeres y quizá su guardia personal y sus sirvientes. En la ciudad, por doquier, brotaba el agua de surtidores bellamente tallados en piedra, agua limpia que llegaba por canales también  labrados en piedra. Y los señores disponían de baños especiales para su aseo personal que, donde los hubiera en todo el reino, eran temperados con agua caliente natural proveniente del subsuelo.

En un templo, llamado Qori Kancha (recinto de oro) en el colmo de lo espléndido, había un jardín artificial, con una fuente al centro, en donde, cual si por allí hubiera tocado todas las cosas un rey Midas...todo, absolutamente todo estaba hecho de oro y pedrería de tamaño natural, en medio de este templo de fantasía...” (Luis Guillermo Lumbreras. De los orígenes del Estado en el Perú, 1972).

 

El 15 de noviembre de 1532, Francisco Pizarro, con 180 soldados entró  a la ciudad de  Cajamarca, donde estaba el Inka Atahuallpa con  su séquito, tomando baños medicinales. Por ese entonces el Imperio estaba en guerra civil entre Huáscar y Atahuallpa (ambos hermanos) entre quienes su padre –Huayna Capac-  había dividido el Imperio. El reino de Quito le tocó a Atahuallpa y el de Cusco a Huáscar. El Inka padre había muerto unos años antes de la llegada de los españoles, produciéndose, así, una devastadora lucha entre ambos. Atahuallpa fue capturado por los españoles cuando iba a regresar a Cusco para tomarla como vencedor y para obtener su libertad ofreció a los españoles llenar con oro la habitación en que lo tenían  prisionero, mientras  -al parecer – enviaba, en secreto, matar a su hermano que estaba preso en Andamarca y cuyo cadáver fue arrojado al río Anacasmayo. Vinieron desde todo el Imperio hasta Cajamarca comisiones que traían el oro del Perú y, finalmente el Inka Atahuallpa fue muerto bajo el garrote, el 29 de agosto de 1533. Entonces, los invasores emprendieron la marcha hacia el Cusco, donde entraron en son de conquista el 15 de noviembre. El Cusco era la capital sagrada y política, con una población de doscientos mil habitantes y poseía grandes templos, fortalezas y palacios forrados en oro y plata. Así es que fue saqueada y todo el metal fue fundido para luego ser enviado a España, rumbo al tesoro del Rey de España.

Como resultado de las atrocidades cometidas contra la población indígena, en 1535 estalló una gran sublevación en un movimiento dirigido por Manco II quien había sido coronado como emperador por los españoles. Su sometimiento había sido sólo aparente y con un ejército de  veinte mil soldados tomó la fortaleza de Sacsayhuaman y puso sitio a Cusco, en una lucha que duró seis meses y,  después de la cual,  Manco fue derrotado (especialmente con la ayuda que los españoles recibieron de pueblos traídos desde lo que actualmente es Ecuador) Fue así que Manco huyó con su gente hacia los Andes de la selva tropical, donde –en un lugar que es conocido como Vitcos- fundó, en 1536, un reino que se conoce como “Imperio de Vilcabamba”, desde donde lideró la resistencia hasta 1571. Este misterioso lugar  es el que pensó  haber hallado Bingham cuando descubrió,  por debajo de la cubierta selvática,  a Machu Picchu. El reino rebelde había tenido  dos capitales: una era Vitcos (que, en rigor, era su cuartel general) y la otra, Vilcapampa,  era un santuario al que los españoles nunca lograron llegar. Desde allí se organizaban las rebeliones que asolaban a los invasores europeos. En 1571 un millar de españoles penetró en Vitcos y la destruyó totalmente, atrapando a su emperador Túpac Amaru, quien fue  llevado a Cusco  y ejecutado en la Plaza de Armas en 1572.  Pero la ciudad perdida de los Inka nunca fue encontrada.

La  historia oral, en los tiempos en que llegaron los españoles,   sostenía, que los Inka vinieron del Titicaca o desde sus alrededores, vagabundeando por el doble cordón andino y llegando al valle del Cusco donde pusieron los cimientos de un vasto Estado, sobre cuya naturaleza existen diferentes perspectivas. El mito narra que el dios Sol creó al primer Inka –Manco Capac- y a su hermana Mama Ocllo, en la isla del Sol del gran lago, a quienes recomendó que fueran  y enseñaran las artes de la civilización a los demás pueblos (recuadro con el mito de origen) De esa manera, los Inka habrían tenido su origen en un modesto poblamiento de la gran meseta de altura que es el Cusco y se habrían expandido a través de vastos proyectos agrícolas.

Los detalles de su organización son conocidos a través de una profusa cantidad de fuentes etnohistóricas, las que empezaron a dar a luz con el relato de un “Conquistador anónimo”, publicado en 1534, apenas dos años después de la conquista llevada a cabo por un centenar de españoles.  Uno de los testimonios más importantes lo dejó un soldado, Pedro Cieza de León,  que llegó al Perú en 1547,  por el camino que los Inkas habían tendido desde las regiones de la actual Colombia, cuyo escrito data de 1553, pero –también- resultaron emblemáticos los de Gracilaso de la Vega (hijo de español y de mujer inka de sangre real)  quien escribió en España los “Comentarios Reales de los Inkas” y el de Felipe García Poma de Ayala con su “Primera Nueva Crónica y Buen Gobierno” (ésta  obra con dibujos a pluma  resultó una magnífica pintura gráfica de la vida y obra de los Inka), publicada recién en 1927 puesto que  fue hallada, por casualidad, en la Biblioteca Real de Copenaghe. A éstas se sucedieron informes, crónicas y relatos de diversa fidelidad a los acontecimientos y características del escenario peruano. Mientras en el siglo XVIII, Alejandro von Humboldt  efectuó la primera descripción de los caminos y construcciones; el principal trabajo realmente moderno, en cuanto a precisión y detalle, llegó recién en el XIX con E. George Squier en 1863 y su Peru: Incidents of travel and Explorations in the Land of the Inca (publicado en 1877)

La cultura incaica dejó una profunda impronta en las regiones del  país que hoy conocemos como Perú, a pesar de los intensos procesos de modernización habidos durante el siglo XX.

En lo que hace a la fabulosa  Machu Pichu, fue descubierta por un entonces joven historiador norteamericano:  Hiram Birgham en 1911. Lo que en realidad buscaba era a Vilcapampa, que fuera la última capital de los Inkas en su resistencia desesperada ante Pizarro. Pero halló, escondida en la enmarañada selva que cubre los Andes orientales, una ciudadela verdaderamente extraordinaria a la que, durante muchos años, se consideró la Ciudad Perdida de los Inka .La entrada al Perú por los españoles fue hecha desde Tumbes en el actual límite septentrional entre Perú y Ecuador (aunque por aquellos tiempos estaban unificados por la dictadura política de los Inkas). Es decir, que la primera visión que tuvieron los invasores fue la del Desierto costero, extensión de arena y barro silenciosa y sin vida a no ser por los pájaros guaneros (que tanto protagonismo habrían de tener en las disputas de los Estados nacionales andinos durante el siglo XIX) y por los valles estrechos formados por los ríos de deshielo que se vuelcan, aproximadamente, formando ángulo recto con la costa, en el Pacífico. Allí  encontraron poblados  construidos de barro, algunos con inmensa capacidad técnica y artística, pero el verdadero esplendor lo descubrieron en  la gran meseta de altura del Cusco, país sin árboles, muy caluroso de día y muy frío de noche, pero con la inmensa ventaja de poder sostener una agricultura intensiva.

Los Inka construyeron su Imperio a lo largo de los tres Perú: la costa, la montaña y la selva y unificaron a distintos y antiguos pueblos a través de la lengua común e impuesta –el quechua-  del sistema económico y de la administración de hombres, materias primas y  la explotación de pisos ecológicos. El centro sagrado de este Estado precolombino era Cusco quien merecía el siguiente saludo: QOSQO QHAPAQ, LLAQTA, NAPAYKUIKIN (Cusco, gran ciudad, yo te saludo) pronunciado al llegar al lugar desde donde lo divisaban. Según Polo de Ondergardo (uno de los cronistas) de la Plaza principal del Cusco, la auqaypata de los Incas se extrajo toda la tierra propia que fue distribuída en otros pueblos como cosa de estima y que en sustitución la llenaron de arena de costa hasta la altura de dos palmos y medio y en algunos años más sembraron entre ella cantidad de vasos de oro y plata y figurillas de hombres y de llamas de los mismos metales creyéndose que lo hacían por reverencia a Viracocha cuyo templo se alzaba en dicha plaza.

El Inca Gracilaso cuenta que

“...Entre estas y otras grandezas hacían maizales contrahechos al natural con sus hojas, mazorcas y caña, con sus raíces y flor. Y, los cabellos que eche la mazorca eran de oro y todo lo demás de plata soldado de una con lo otro. Y la misma diferencia hacían en las demás plantas, que la flor y cualquier otra cosa que amarilleaba la contrahazín de oro y lo demás de plata...También había animales chicos y grandes contrahechos y vaciados de oro y plata, como eran conejos, ratones, lagartijas, culebras, mariposas, zorras, gatos monteses, que domésticos no los tuvieron. Había pasaros de todas suertes, unos puestos por los árboles como que cantaban, otros como que estaban volando y chupando la miel de las flores. Había venados, gansos, leones y tigres y todos los demás animales y aves que en la tierra se criaban, cada cosa en su lugar como mejor contrahiciesen a lo natural”. 

Todo lo cual muestra la configuración de un mundo social agrario, arraigado en un pasado en el que, también, las gentes pre-inacicas  se habían compenetrado con las inmensas  posibilidades de un paisaje árido, alto y hostil pero que sucumbía al trabajo humano sobre plantas y animales.

El mismo narrador afirma que

“...En muchas casas o en todas tenían baños con grandes tinajones de oro y plata en que se lavaban y caños de plata y oro, por los cuales venían el agua a los tinajones. Y donde havía (sic) agua caliente natural, también tenían baños hechos con gran majestad y riqueza. Entr otras grandezas tenían montones y rimeros de rajas de leña contrahechos al natural de oro y plata como que estuviese de depósitos para gastar en el servicio de las casas”.

Los cronistas señalan, además, que el Qoricancha estaba cubierto de planchas de oro así como de la gran cantidad de obras de arte en oro y plata ¿Cómo fue posible acumular tanta riqueza?. Al respecto se han dado muchas explicaciones. Pero cabe señalar que esta sociedad  abolió la propiedad privada estableciendo que la tierra debía producir para la manutención de todos los habitantes: así es que la dividieron en tierras del Sol, del Inka  y del Ayllu cuyo producido debía ser repartido con justicia. Las tierras del Ayllu se repartían entre los miembros (un lote a cada uno) en forma suficiente como para que se alimentara una persona por año. El trabajo se hacía con la cooperación de los vecinos bajo un sistema llamado Ayne  y  Minká. Las tierras del Sol y del Inka eran trabajadas por todos los miembros de la comunidad a fin de sostener a los nobles, a los sacerdotes, al ejército y al pueblo. Este esfuerzo se completaba con un gran avance de tecnología agraria construyendo terrazas o andenes y canales. Cada grupo actuaba bajo el mando de sus respectivos camayoc o jefes, en forma de esfuerzo equitativo hasta un punto tal que, en sus años de mayor producción científica sobre los Inka,  Valcárcel consideró que era una auténtica “república de trabajadores”. Su moral se traducía en tres palabras que repetían al saludarse:  Ama llulla, ama súa, ama qella (es decir, no mentir, no robar, no estar ocioso)

Los cronistas clásicos atribuyeron a los inka todo el tiempo anterior a la invasión española y sostuvieron que en ese lapso sólo existían “behetrías” o grupos humanos poco organizados.  Los Comentarios Reales de los Incas  del Inca  Gracilaso de la Vega (1609)  estimaban que el imperio se había desarrollado durante mucho tiempo, en cambio Pedro Sarmiento de Gamboa , autor de Segunda Parte de la Historia General llamada Indica (1572)  afirmaba que su expansión había sido rápida y violenta. Como dice Franklin Peace, esta discusión sobre la conquista de los Inka sobre los otros pueblos venía a justificar la conquista que los propios españoles estaban realizando: de  ese modo, los inka eran usurpadores ilegítimos. Una vez pasados los años iniciales de la Conquista, en que los españoles se preocuparon más por destacar su propia actuación, se procuró sistematizar la información sobre ese pueblo aún cuando la misma estuviera viciada por el crédito que le daban a los mitos y a las escenificaciones rituales. Entre las más destacadas del siglo XVIII (mucho tiempo después de la invasión europea) está la  Tragedia del fin de Atahualpa; en texto quechua colonial, relataba en forma de libreto la muerte del último rey. Estas escenificaciones muestran cómo los inkas iniciaban siempre sus conquistas por el norte y luego las continuaban siguiendo el curso de las agujas del reloj; en ellas las conquistas están presentadas de manera espiralada como si cada inca volviera a conquistar pueblos y territorios ya conquistados, resumiendo, así, la historia de la formación del Tawantinsuyu.

Es necesario recordar que la evocación del pasado, en el marco del descubrimiento  de tierras  de los siglos XV y XVI, fue hecha a la manera renacentista, de modo retórico y con ecos de la historiografía griega y romana.

El Inka era considerado un ser superior y rodeaba su existencia de majestad y pompa. Su traje era de lana de vicuña, teñido con colores brillantes y adornado de oro y piedras preciosas. La cabeza estaba ceñida  por un llautu  y una venda con borlas, de color rojo y con plumas de un pájaro llamado coraquenque y que eran las insignias que pertenecían a su dignidad. Cada monarca sucesivo tomaba dos plumas nuevas. Presidía algunas fiestas populares y viajaba a distintas partes del imperio para ponerse en contacto con sus súbditos, en una litera guarnecida con esmeraldas y oro, custodiado por una numerosa escolta. Según Prescott, el trabajo de llevar en andas al Inka era poco apreciado puesto que el que se caía estaba condenado a muerte. Lo cierto es que luego la tradición retenía durante largo tiempo el lugar donde se detenía el rey y a partir de ese instante se comenzaba a reverenciarlo como lugar sagrado. La residencia favorita era Yucay, un valle donde construyeron un bello palacio y disfrutaron de baños con cañerías de plata así como de jardines, de plantas y de flores tropicales.

La historia de la dinastía incaica es muy vaga, mezclada con relatos míticos y la moderna bibliografía señala que  -en realidad- bien puede expresar el principio de dualidad tan caro al mundo andino. En el período llamado Imperial el reino abandonó su carácter restringido al Cusco y los monarcas  no se contentaban  con vencer a los curacas vecinos sino que se sentían tan poderosos como para invadir a otros reinos, como los Chimú de la costa norte, los de Cajamarca, los de la costa central y los Chincha.

El héroe mítico  fundacional fue Manco Capac; los cronistas lo consideran hijo del Sol. Uno de los cronistas, Anello Oliva –sin embargo- le otorga una genealogía en tanto hijo de Atau, nieto de Guayanay y tataranieto de Quitumbe. Sarmiento de Gamboa sostiene que Manco murió a los ciento cuarenta y cuatro años de edad, que tenía treinta y seis años cuando salió de Tampu-Tocco y que entró centenario al valle del Cusco. El segundo Inca fue Sinchi Roca  quien pudo haber nacido en  Tamboquiro, camino del Cusco y quien pudo haber sido el autor del nombre de la ciudad fundada por su padre, amplió el Inticancha y convirtió parte de él en su morada. Canalizó los ríos Huatanay y Tullumayo y cegó un lago  para erigir los edificios de la nueva población, haciendo traer tierra del Antisuyu y trató de asentar sus dominios en todo el valle del Cusco.

El tercer Inka fue Lloque Yupanqui que nació en Inticancha, como hijo segundo de Sunchi Roca consolidando el dominio sobre el valle pero sin ampliar las conquistas. Vivía viejo y solitario y preocupado porque no tenía hijos hasta que se le apareció el Sol, el cual le dijo que de él descenderían grandes señores. De ese modo sus servidores se pusieron a encontrarle mujer y lo lograron en una hermosa  joven llamada Mama Cahua quien emprendió el camino desde Oma hasta Cusco pero –debido a las fiestas.- demoró cuatro días y halló a su futuro marido sin posibilidades para la procreación. Los parientes intervinieron haciendo poner al viejo sobre la mujer y al cabo de varios días quedó preñada asegurando la continuidad del linaje. Cuando Lloque murió se mataron muchos muchachos y muchachas para que lo acompañaran al  más allá.

El cuarto Inka se llamó Mayta Capac como hijo único de Lloque y Mama Cahua. Se dice que su madre lo parió a los tres meses de embarazo y que nació con dientes y pelo, así como que  pronto  creció y al año tenía la fuerza y el tamaño de un niño de ocho. También se dice que jugaba con otros niños de las etnias vecinas del Cusco y que los lastimaba y mataba hasta que uno de los curacas fue con otros guerreros a matarlo al Inticancha,  pero que al verlos Mayta  le arrojó una bola con la que jugaba y los mató. También se dice que habiendo una petaca con un pájaro indi que provenía de sus antepasados y que nadie se atrevía a abrir, Mayta sí lo hizo y de ese modo quedó sabio y pudiendo adivinar los que traía el futuro. Según Gracilazo,  primero conquistó El Collao y Moquegua y luego el Cuntisuyu hasta Arequipa construyendo el gran puente colgante sobre el Apurimac.

El quinto Inka fue Capac Yupanqui del que la crónica asienta que era el segundo hijo de Mayta, que desplazó a su hermano porque éste era feo y su padre lo desheredó. Es probable que fuera el primer soberano que salió  fuera del Cusco en son de conquista. Tomó los pueblos de Coyumarca y de Ancasmarca, derrotando luego a los Condesuyu que se habían atrevido a invadir el Cusco por dos veces. Posteriormente redujo a la población de Cotahuasi haciéndolos  descender   de las montañas para llevar “vida civilizada”.  Parece que  fue el primer Inka en conocer el océano. Amplió el Inticancha y mandó construir una casa en  al templo del Sol para usarla como morada. Su descendencia formó el Apo Mayta Allo y con él terminó la dinastía Hurin Cusco y empezó la Hanan Cusco. Al parecer murió envenenado  por los seguidores de Inca Roca.

Éste fue el sexto Inka, hijo del anterior contra el cual conspiró y fue un monarca muy poderoso. Aliado con los Canas y Canchis marchó contra los Chancas y los derrotó.  Luego avanzó hacia el oriente, hasta Paucartambo, deteniéndose solamente por la selva. Vuelto al  Cusco se construyó un gran palacio en lo alto de la población y el Yachayhuasi o Casa del Saber. También descubrió  dos corrientes subterráneas de agua Hanachacan y Hurinchacan y las canalizó en un solo cauce transformándolos en baños imperiales. Culminó su época con la conquista definitiva de los Condesuyus, llegando hasta Pomatambo.

Hasta este reinado se rendía culto a Huiracocha; con el de Inca Roca se pasó a venerar al Sol como  parte de una reforma de Estado. Cobo cuenta que, después de muerto, su momia se sacó muchas veces para pedir agua al cielo en tiempos de sequía.

El séptimo Inka se llamó Yahuar Huacac, el cual –según la leyenda- fue raptado por un curaca de los Ayarmacas en represalia porque Inca Roca  había desposado a una mujer que le estaba prometida. Llegado el momento de matarlo, Yahuar  lloró sangre y entonces lo llevaron a una puna y lo abandonaron siendo rescatado por los Antas. En su historia cuenta mucho su muerte: estando en una fiesta camino del Collao para invadirlo, alguien lo golpeó en la cabeza y tratando de huir hacia el Inticancha fue muerto. Esto produjo gran conmoción en el Cusco puesto que había sido herido como un hombre común. Los Condesuyus –quienes eran los atacantes casi invaden Cusco para completar la obra, pero en ese momento se puso a caer tanta agua del cielo que se asustaron y huyeron.

El octavo Inka fue Wiracocha, el que tuvo un ascenso rápido y confuso por los momentos que se vivían y no se tienen noticia fidedigna sobre si fue, o no,  hijo del séptimo Inka.

Su entronización significó predominio Hanan (es decir los aullus de arriba en la concepción espacial y jerárquica de los Inka). Conquistó los curacazgos de Yucay y Calca, aplastó los alzamientos de Pisac, Muyna, Pinahua, Casacancha, Rontocanchu, Ayarmacas y Huayparmarcas y frenó las crecientes pretensiones de los sacerdotes del Templo del Sol. Por medio de alianzas anexó a la gente del Titicaca. Su reinado fue amenazado por los Chancas de las tierras de Lancas, Lucanas y Andahuaylas quienes trataron de impedir la expansión InkaWiracocha y su hijo Urco fueron tomados por sorpresa y se refugiaron en Calca pero en el Cusco estaba el joven Inca Yupanqui, quien en compañía de hermanos y parientes resistió el ataque. Según  la leyenda tuvo una visión en la que el dios Huiracocha le ofreció ayudarlo. La gran batalla se produjo frente al mismo Cusco cuando desde la colina de Carmenca descendieron los Chancas. Como la batalla no se decidía, los Pururaucas o “piedras con vida” que se convirtieron en soldados, enviados por Huiracocha (el dios),  se unieron a los cusqueños y les dieron la victoria. Sin embargo, su padre Wiracocha –lejos de la ciudad- insistió en tener por heredero a su hijo preferido –Urcon- y sólo después de muchos ruegos consistió en dejar el trono a Inka Yupanqui. El ídolo solar del Coricancha, consultado por los sacerdotes, confirmó asimismo que él era el nuevo Inka.

Así, el noveno Inka subió al trono con el nombre de Pachacutec (“el que transforma la tierra”), durando tres meses las fiestas de su coronación Durante su reinado conquistó a los  Chancas y al Chinchaysuyu. Sufrió un atentado a golpe de porra pero pudo librarse y entonces atacó a los Hanansayas y Hurinsayas (es decir, porciones del espacio del Tawantinsuyu, respectivamente de  “arriba” y de “abajo” ), curacas que estaban confabulados contra él. Más adelante,  acrecentó las fronteras hasta Charcas y los Chicas pero fracasó en la expedición hacia el oriente por cuanto sus ejércitos fueron derrotados por la selva.

Lo sucedió su hijo Tupac Yupanqui (después de haber co-gobernado con Pachacutec su hermano Amaru Yupanqui durante cinco años, el que no fue hábil en la guerra y, por tanto, dejado de lado)  Nacido en el Cusco, debió sofocar rebeliones y ensanchó el Imperio. Conquistó a  Tohara, Coyara, Curamba, Urcolla y huallapucara, luego penetró al país de los Huancas y acantonó sus tropas en Jauja, desde donde siguió a Huaylas, Huanuco el Viejo, Humachuco y Cajamarca. Luego tomó el camino del Oriente y se lanzó contra los Chachapoyas. Más tarde bajó a la costa por Cajabamba y Humachuco con el objeto de vencer a Chimo Capac (rey de los Chimú), sitiando a Chan Chan y cortando el suministro de agua a la ciudad. Vencidos los  Chimú, atacó  y subordinó a los del valle de Pacasmayo. Conquistó también Cutervo, Huambo y Chota, tomando la región de Huancabamba. Después de un descanso de dos años, salió hacia el Chinchaysuyu para someter a Ayabaca y la comarca de Piura, los Bracamoros,  los Paltas. Y los Cañaris. Se asigna a este rey un misterioso viaje por océano que lo habría llevado a unas islas que algunos investigadores asignan a las Galápagos. Lo cierto  es que estuvo seis años fuera del Cusco adónde regresó con grandes festejos. Luego miró hacia el suyu donde nacía el Sol (el Antisuyu) y con un numeroso ejército entró en la selva, llegando hasta Opatari pero el intento fracasó porque el jefe enfermó y los hombres se perdían en la selva. Al mismo tiempo se sublevó el Collao y, entonces, el Inka debió volver. Luego conquistó le región del Tucumán (en lo que en la actualidad es el territorio argentino) y –posiblemente- el territorio al norte del río Maule (en Chile) Este rey construye la famosa  fortaleza de Sacsahuamán, en las afueras del Cusco.

El décimo primer  Inka fue Huayna Capac, nacido en Tumibamba, cuando su padre volvía de la conquista de Quito. Su abuelo Pachacutec le tomó cariño enseguida y lo nombró jefe de un ejército. Lo cierto es que a la muerte de Pachacutec y de Tupac Yupanqui se desató una lucha por la sucesión y Huayna fue coronado siendo niño,  casándoselo con Cusi Rimay, su hermana. A pesar de que intentó continuar las conquistas de su padre no pudo hacerlo porque estallaban rebeliones en todas partes. Sin embargo, durante su gobierno el Tawantinsuyu tuvo su mayor esplendor, conquistando el Golfo de Guayaquil y asegurando el poder sobre los territorios anteriormente conquistados al precio de una gran crueldad con los vencidos. Finalmente, vuelto a Quito, enfermó de viruela y sarampión; se enviaron mensajeros al templo de Pachacamac (en la costa, cerca de Lima) para que el oráculo dijera cuál sería su destino . Pero el Inka no sanó, sino –por el contrario- debió elegir sucesor. Su voluntad  se inclinó por su hijo Ninan Coyuchi y, en su defecto, Huáscar. Pero los augurios del templo no eran favorables a ninguno de ellos; los orejones volvieron junto al Inka para hacerle cambiar de opinión pero éste ya estaba muerto.  Mientras el propio Ninan murió, también de viruela. Así es que el reinado quedó en manos de Huáscar. Su primer acto de gobierno fue hacer traer la momia de su padre desde Quito, quedando allí su hermano Atahuallpa (el cual también deseaba la borla  de la sucesión). Cuando la comitiva llegó al Cusco mandó matar a los porteadores acusándolos de ser aliados de su hermano. Esto obligó a los Hanan Cusco (su linaje) a negarle su apoyo y Huáscar se volvió hacia los Hurin (las panacas de abajo)  para no perder el poder.  Atahuallpa, a su vez, le envió mensajeros para rendirle obediencia pero Huáscar,   desconfiando, lo acusó de traidor, tras lo cual desnudó a los embajadores de la cintura para abajo y,  en esas condiciones, los envió de vuelta a Quito. Así se inició la conocida guerra civil que llevó a la destrucción de los inka por los españoles.

Lugares que se pueden visitar en el Cusco contemporáneo

El Cusco es una ciudad a medias indígena, a medias colonial sin dejar de poseer los atributos comunes a las ciudades del siglo XX. Numerosos lugares religiosos levantados por los conquistadores que testimonian la historia excepcional pueden ser visitados hoy por el viajero inquieto. Aquí señalamos algunos:

· - La Basílica Catedral ubicada en la Plaza de Armas. El templo es de estilo Renacimiento y su fachada posee tres cuerpos con tres grandes puertas de entrada. Su planta tiene la forma de cruz latina: una nave central y dos laterales, veintún arcadas apoyadas en columnas que retan en cornisas. En el interior se han acondicionado diez capillas, incluyendo la Sacristía todas enrejadas. Por los laterales se comunica con los templos “Jesús y María”  y  “El Triunfo”. La Catedral del Cusco iba a ser construída por los españoles frente al actual templo de La Merced, sitio donde comenzaron  los trabajos para erigirla hasta que en 1560 se trasladó a la actual ubicación y sólo después del terremoto de 1650 se terminó el edificio. El lugar había sido ocupado durante el tiempo de los Inka por el palacio de Viracocha: acontecido el reparto del  botín, el palacio le tocó a Alonso Mesa quien lo vendió al Obispo del Cusco en dos mil ochocientos pesos.

· - El Triunfo es un templo que se encuentra a la izquierda de la basílica con una fachada pequeña, con seis columnas en su interior y en la nave central –de las tres que tiene-  existe una piedra negra que según la tradición marca el lugar donde descendió la Virgen cuando los indígenas se sublevaron contra los españoles encabezados por Manco II. El altar mayor está tallado en granito en altos y bajorrelieves Cuando gobernaban los Inka, el sitio estaba ocupado por el Santur Wasi donde se refugiaron los españoles cuando Manco II se sublevó. Al principio estaba construido en adobes pero en 1729 se reconstruyó.

· - Jesús y María  es la iglesia que se encuentra a la derecha de la Basílica, con estilo barroco, construido en 1723: por el lado derecho quedan restos de lo que fuera la Inquisición con la sala de tortura, los portales y el escudo de la muerte en la puerta.

· - En el lado sur de la Plaza de Armas, está el templo de La Compañía con una gran fachada de 40 metros de altura, dividida en tres cuerpos con altos y bajo relieves en estilo barroco. La planta es en cruz latina y está compuesta de seis capillas. Cuando los Inka estaban vivos, en el espacio donde hoy se levanta La Compañía, se levantaba el cerco de la serpiente, que fuera parte del Amaru Cancha sirviendo de morada de Wayna Qhapaq. De esa manera se explican los restos de muros incaicos en su parte posterior. En el reparto de solares, el sitio le tocó a Hernando de Soto y luego pasó a poder de Hernando Pizarro, de quien lo adquirieron los Silva para levantar el templo de los Jesuitas

· - La Merced es un convento y templo ubicado a un costado de la Plazoleta de Espinar. Llama la atención por su fachada de dos cuerpos, adornados con molduras geométricas y fustes de columnas adornadas con arabescos. En este lugar, frente al altar de la Virgen de las Mercedes (que ahora no está) se decía misa para los indios que asistían desde la plaza,  puesto que ellos no podían entrar al templo. En el subsuelo yacen Diego de Almagro y su hijo (fueron ajusticiados) y,  también, Gonzalo Pizarro. La Merced es una de las más completas muestras de arte colonial. El convento fue levantado en 1536 pero el terremoto de 160 lo arruinó y fue reconstruido mucho después.

· - Santo Domingo  se levanta sobre el antiguo Qoricancha siendo una mezcla de arquitectura incaica y española. Su plano se deriva del  anterior Inticancha. El Qoricancha era un jardín en el que en medio de pedazos de oro que semejaban terrones  había objeto, también en oro, representando figuras humanas, aves, reptiles, insectos y vegetales. Lo más destacable es un muro  con el característico almohadillado incaico (formado por piedras talladas y encajadas entre sí sin argamasa) desenvolviendo un arco sólido rodeado por andenes que descienden hacia el valle.

Los barrios incaicos eran catorce: qolkampata (al norte de la ciudad, donde estaba el palacio de Manco Qhapaq del que quedan dos muros con nichos de doble jamba y con capacidad como para dar cabida a un hombre parado), Kantu Pata (estuvo sobre la actual vecindad de chokechaka y no quedan restos), Toko Kachi (en lo que hoy es el barrio de san Blas y llegaba hasta la ladera del cerro El Socorro), Puma Kurko (en él, hoy está la plazoleta de las nazarenas y antes el Yachay Huasi o Casa del Saber, los muros de la capilla de Las Nazarenas pertenecen a él), Munay Senka (donde hoy está el convento de la Recoleta), Rimaj Pampa (en la vecindad actual de Limacpampa),Pumaj Chupan  (en la confluencia de los ríos Huatanay y Tullmayo, donde estaba el Inticancha), qoyao Kachi (en la actual Koripata, Chaqyuilchaca (los barrios actuales de Belén y de Santiago), Killipata )al suroeste de la actual calle del Hospital), Pijchu (en la falda del cerro que cruza el ferrocarril a Macchu Picchu: allí había una fortaleza que destruyeron los españoles y con cuyos muros hicieron la iglesia de San Pedro), Qori  Machajway (detrás del actual cementerio).

En distintos puntos de la ciudad todavía se pueden apreciar restos de los antiguos palacios incaicos: el Palacio de Wiracocha hay muros en las calles del Triunfo y Palacio y en el interior de algunas casas), Palacio de Pachactej (en la cercanía del Portal de Panes)., Palacio de Inca Yupanqui o Jatun Kancha (en la manzana  entre las calles Santa Catalina Ancha, Santa catalina Angosta, Triunfo y Herrajes, con restos de muros en del Triunfo y Herrajes), Palacio del Inca Roca (en la actual calle de Jatunrumiyoj, es famoso por la piedra de “los doce ángulos” que visitan todos los turistas),  Palacio de Tupaj Inca Yupanqui (estaba dentro del cuadrilátero que forman las calles Maruri, San Agustín, Santa Catalina y Arequipa y quedan restos en las Maruri y San Agustín), Palacio de Huayna Qhapaq (conocido con el nombre de Amaru Cancha, estaba en el actual predio de la Universidad, la Compañía y casas adyacentes), Palacio de  Ajlla Wasi (ocupaba el espacio donde hoy se encuentra el templo y convento de Santa Catalina, existiendo lienzos de muro que le pertenecen en las calles de Loreto, Arequipa y en el interior de viviendas).

Saliendo de la ciudad se encuentran las espléndidas ruinas que corresponden al llamado Valle Sagrado de los Incas. Se trata de un heterogéneo conjunto de distintas épocas dentro del período incaico, desigualmente estudiadas y muchas –todavía- sin una adecuada explicación. Entre ellas las más famosas y visitadas son:

· - Sajsayhuaman: está a tres kilómetros  al norte de la ciudad y se trata de una fortaleza. En el trayecto (que se hace generalmente a pié) se pueden apreciar los restos de Qolqampata y otros restos incaicos, así como el templo de San Cristóbal. La primera plataforma  da frente al Sacsayhuamán está construída con grandes bloques de piedra granito alcanzando una de ellas 9 metros de alto por 5 de ancho y 4 de espesor, con un peso aproximado de 361 toneladas. Y desplegándose en forma zigzagueante. La segunda plataforma sigue el mismo itinerario, ajustada perfectamente a la primera y, luego, se encuentra la tercera plataforma en la que existían tres torreones llamados Muyuc marca (recinto redondo), Sallaj marca (recinto con agua) y Pauccar marca (recinto precioso). Actualmente quedan restos de los torreones en el sector noroeste. Durante la colonia, parte de esta construcción fue usada como fuente de obtención de piedras para la construcción de templos y casas de los españoles. Según la tradición, desde uno de los torreones, se arrojó  Cahuide cuando los españoles tomaban por asalto la fortaleza cuando la sublevación de  Manco II. Las tres murallas concéntricas estaban comunicadas a través de puertas que se llamaban Tío Punco, Huiracocha Punco y Acahuana Punco. Existía, en los tiempos de los  Inka, una fuente de agua cristalina y, todavía, se pueden observar los canales en piedra que se extienden en distintas direcciones. El torreón principal  habría estado revestido de oro. Hacia el oeste se pueden observar recintos que fueron dedicados –probablemente- a la fabricación y almacenamiento de tejidos después del Incanato. Por toda la explanada, de frente a la fortaleza hay numerosas ruinas, roquerías talladas que forman asientos, escalinatas y el llamado Trono del Inca, desde donde –se presume- el Inka observaría la fiesta del Waraqo, durante la cual todos los jóvenes se sometían a diversas pruebas de virilidad y carácter para poder usar la Wara, un traje que indicaba que ya eran hombres. La piedra “cansada” es una gran mole de mil toneladas que se llama así por cuanto, según la memoria oral, era traída para Sajsayhuaman cuando se cayó en el camino y mató a trescientos hombres.

· - Q´enqo. Está ubicada al noroeste y sobre una colina llamada Socorro. Sus ruinas están constituidas por un semicírculo de muros que rodean una roca con numerosos talados y debajo de la cual se encuentra una piedra a manera de mesa que posiblemente servía para la realización de sacrificios.. En el semicírculo de muros hay asientos empotrados, a la manera de un anfiteatro.

· - Tampu Machay a siete kilómetros al noroeste de la ciudad. Antes de llegar a este punto hay una fortaleza probablemente anterior al Incanato y luego se aprecia la localidad de Tampu donde según algunos cronistas estaba el palacio de Tupac Inca Yupanqui. Existen dos murallas formando dos andenes unidos por una escalinata, una especie de pileta. En uno de los andenes hay vanos ciegos de dos metros de altura y uno de profundidad que algunos atribuyen al lugar donde se colocaban el Inka y su corte para recibir homenajes.

· - Pisaj.    Éste es uno de los conjuntos arqueológicos más importantes del Perú. Está situada sobre un cerro que da al Vilcanota , a sesenta y dos kilómetros, y hay que ascender cuatro kilómetros para legar a las ruinas. Lo más impresionante es el sistema de andenería que se extiende pos toda la cuesta. Al llegar arriba, se encuentra el Intihuatana (“lugar donde se amarra al sol”), enorme piedra en cuyo centro encajaba otra piedra cilíndrica y que fue, probablemente,  un observatorio. Uno de los puntos más sobresalientes es un torreón del que aún queda el pórtico y las escalinatas. Existen muchos restos de recintos sobre la ladera y en muchos muros se encuentran vanos trapezoidales. Por las escaleras talladas en la roca y desde el Intihuatana se desciende  hasta lo que fue el emplazamiento de la antigua población y se pueden apreciar los restos de canales de riego.

· - Ollantaytambo. Se encuentra a setenta y cinco kilómetros del Cusco, en camino a Macchu Picchu. Está emplazada en la cordillera oriental de los Andes y domina los valles de Occobamba y de La Convención.. Aquí tuvo lugar la última victoria de Manco Inka sobre Hernando  Pizarro. Se presume que la fortaleza fue construida para contener el avance de población belicosa que los Inka nunca pudieron dominar (los “Antis”). Al pie de la  fortaleza existía una población de la que quedan numerosos restos.

· - Pikillajta. Está a treinta kilómetros del Cusco defendiendo el desfiladero de Rumi Kollca. Junto a la carretera que conduce a Sicuani y a los dos kilómetros de la estación  de San Pedro (Ferrocarril del Sur del Perú) está el templo de Wirakocha cuyo paredón está compuesto por sillares (del que resta un metro de altura de muro) El resto es de tierra pero de gran solidez, junto al templo existen restos de viviendas, calles y placitas.  Una tradición cuenta que los Kanchis levantaron este templo en honor de Wiracocha  quien había sido desobedecido por la gente de la región, con una lluvia de fuego (lo que pudo haber sido una erupción del volcán Quimsa Cháta cuyo cráter, apagado, está junto al templo).

Algo sobre la historia de los Inka

Dos mil años antes de Cristo comenzó un cambio social muy grande en los Andes, tanto en lo económico como en lo social y religioso. Esa época es denominada por los arqueólogos Formativo y forma parte de un proceso muy amplio que abarca los actuales territorios de Colombia, Ecuador y Centroamérica. Los cambios se materializaron para la posteridad a través del asentamiento,  la arquitectura, la cerámica, la técnica agrícola y la matelurgia.  El exponente más alabado del Formativo peruano es Chavin de Huántar , al que se le otorga el carácter de un verdadero horizonte religioso, de vasta impronta en la identidad de los Andes. El Formativo expresa una relación intensa entre la producción artesanal de cerámica y los centros ceremoniales, entre control sacerdotal y trueque de productos .a larga distancia. Es posible que de esta época daten el uso de la coca como elemento de solidaridad religiosa y económica y los andenes de cultivo con sus canales de riego. En la Sierra, el drenaje y los andenes habrían de ser las tecnologías socialmente equivalentes a las acequias de la yunga desértica de la costa peruana, de esa manera los valles costeños –desde Piura a Nasca- pueden ser considerados como sistemas menores de acequias constituyendo oasis en el desierto que se extiende entre las montañas andinas y el océano Pacífico.

Al final del Formativo diferentes unificaciones regionales dieron lugar a la síntesis que arqueológicamente se conoce como Chavín. En que todo el sistema adquiere gran esplendor, con su estructura jerárquica y compleja y su estética del felino.

A Chavín le sucedió una gran regionalización, un fenómeno recurrente en los Andes, que diera identidad a culturas como las de Moche, Nasca y Recuay. Finalmente, se produjo una gran expansión militar protagonizada por gentes originarias del Titicaca: los Tiawanaku. Este horizonte (medio) se verificó por la fusión de los altiplánicos con los Wari del Perú y por la mezcla de elementos de muy diverso origen: Nasca de la costa, Huarpa de Ayacucho, Tiawanaku del Titicaca y de Puno,  Fue en el territorio de Huarpa donde se produjo la coordinación de los distintos focos Tiawanaku y Nasca hasta que quedó definida la hegemonía serrana a expensas de la construída por la costa norte en toda la historia anterior, especialmente en lo que hace  a la agricultura, la cerámica y la metalurgia.

Después de la caída de Wari,  aparecieron pueblos con organización  urbana. El Cusco se desarrolló como una formación urbana agrarista cuya riqueza estaba basada en la producción de maíz y en el pastoreo de camélidos, favorecida por los  terrenos planos de la mesta en que estaba enclavado y la fertilidad del valle del Urubamba. Allí vivían la panaca real y los hombres y mujeres que estaban a su servicio.

“...era una sociedad clasista, heredera de una larga experiencia en el manejo de los recursos andinos, tanto los agropecuarios como de los demás. Poseía una tecnología agraria refinada, con una infraestructura que elevaba notablemente el índice de productividad del campo, gracias a que ampliaba constantemente la frontera agrícola a base de la construcción de andenes y de extensos programas de riego. No estaban asentados en tierra virgen, aunque, así lo señalan sus tradiciones y leyendas; el país ya había sido grandemente enriquecido por las obras de canalización, terrazamientos, limpieza y nivelación de terrenos, desde tiempos neolíticos, pero sobre todo a partir de la revolución urbana; en el caso del Cusco mismo, al parecer desde la época Wari (Luis G. Lumbreras, Visión Arqueológica del Perú Milenario: 285).

La tradición cuenta que el Estado Inka se inició como una confederación de tribus, bajo el gobierno de los sinchi  (es decir, los jefes) y que a través de la guerra con los Chanka, Pachacutec inició la organización del imperio. Esto pudo ocurrir unos cien años antes que llegaran los españoles, es decir, en 1430. Por el empuje militar de Pachacutec Inka Yupanqui, los cusqueños conquistaron a los pueblos andinos entre la tierra de los Pastos  (en el actual límite entre Ecuador y Colombia) y el Bio-Bio en Chile. Los Inka lograron unificación política pero no cultural; sin embargo poseen una expresión arqueológica clara a través de elementos que sirven de marcadores para identificar su presencia en ámbitos tan lejanos y tan distintos al Cusco. En su política de expansión fueron precedidos por otro pueblo, el cual logró –asimismo- una amplia re-organización andina. Arqueológicamente, se lo conoce como Tiawanaku-Wari que, hacia comienzos de la era cristiana y partiendo del Titicaca, unificó la Sierra Sur, materializándose en un horizonte  arqueológico y del cual se supone que representa, a medias, un proceso religioso y militar.

Después de la descomposición de Tiawanaku-Wari, sobrevino un panorama de culturas locales, relativamente aisladas, entre las cuales se hallaba la de Killke, junto al río Huatanay, la que, al parecer, precedió a los cusqueños en la región que daría nacimiento al Imperio. De ese tiempo data la leyenda de sus orígenes y la de los reyes originarios: Manco Capac, Sinchi Roca, Lloke Yupanki, Mayta Capac, Capac Yupanki, Inka Roca, Yawar Waqaq y Wiracocha.

La tradición, también, relata la historia de la guerra con los Chancas quienes sitiaron el Cusco hasta que el Inka Pachacutec los salvó. Los descendientes directos de Pachacutec fueron los que levantaron el Imperio pan-andino. Inmediatamente se constituyó el Estado, con características muy similares a las de Wari, haciendo uso de ciudades administrativas allí donde no existían asentamientos urbanos: Quito, Tomebamba-Ignapirka, Cajamarca, Huánuco Pampa, Pampu, Vilcashuamán, Huaytará,etc. Pero, asimismo, el éxito de su dominio se fundó en la extensa red de caminos, (muchas rutas basadas en las tendidas por los Waris), la que les permitió llevar productos y hombres a través de más de cinco mil kilómetros, a lomo de llama los primeros y a pie los segundos.

Afirma Rostworowski que para investigar el sistema organizativo del Tawantinsuyu, es indispensable estudiar primero la composición de la sociedad, empezando por los niveles más altos de la jerarquía, distinguiendo los distintos tipos de señores. Antes de la gran expansión, el territorio andino se dividía en micro-etnias cuyos jefes eran los Atún Curaca; la jurisdicción de sus tierras variaba según su poderío y sus componentes étnicos. Estos señores gobernaban, a la vez, otros cacicazgos subalternos y, así, el modelo sociopolítico se presentaba como un mosaico de diversos caciques agrupados bajo la hegemonía de otros mayores. Después de la conquista cusqueña el esquema cambió cuando los Atún Curaca aceptaron una autoridad por encima de ellos: el Sapa Inka.  Fueron surgiendo nuevas categorías de señores, por lo general servidores del Inka que recibían la nueva jerarquía como un premio. Se dio el caso de curacas de origen yana que tenían la ventaja de no depender de sus ayllus de origen. Al crecer el territorio se creó una vasta clase de señores con distintos rangos y atributos. A ellos hay que agregar los sacerdotes (de muy distintas dignidades) y los señores mercaderes de Chincha y de las regiones norteñas que constituían genet muy influyente en la región de la yunga costera. En los escalones más bajos estaban los atún runa,los mitmaq, los pescadores y los yana.

Rostworowski ha buscado información sobre la composición del estamento de los señores a través de las palabras que indican las clases de  señores que formaban la sociedad de entonces, la cual reproducimos en uno de los cuadros que acompañan este trabajo.

Su estructura social incluía varias categorías sociales: los hatun runa (divididos según un sistema decimal de unidades domésticas de diez, cien, mil y diez mil con sus propios jefes),  los yanacuna , los mitmaq y los aqlla. Los yanacunas estaban en el lugar más bajo, no accedían a ninguna propiedad y servían al Estado. Los hatun runa eran campesinos con derechos comunales y los mitmaq eran trabajadores trasladados desde las tierras de su origen hasta otras donde debían cultivar la cultura de los Inka e iniciar en ellas a la población local. Eran grupos muy numerosos empleados en las obras públicas y había lugares como Ayacucho donde vivían sólo mitmaq llevados desde distintas regiones. Una de las razones de los traslados era conjurar las rebeliones locales.

Las aqllacunas eran mujeres alojadas en palacios  (aqllawasi) para trabajar en la textilería. Los hatun runa o mitayoqcuna era hombres libres, sujetos al derecho comunal y las obligaciones de trabajo y tributo derivadas de él.

El desarrollo de esta sociedad –que representa el punto final del desarrollo andino precolombino puesto que le tocó protagonizar el colapso del mundo indígena a manos del Imperio español en América- fue posible por el largo y original proceso que se inició en los Andes tres mil años antes de la era cristiana, por el cual cambió el régimen cazador-recolector a favor de aldeas agrícolas y pastoriles. El centro de este intenso cambio social fue el territorio comprendido entre Trujillo y Lima en la costa y Cajamarca, Ancash y Huánuco en la Sierra.

El centro de la sociedad eran las panacas o ayllus reales conformadas por las familias extensas que se forjaron  en torno a un soberano supremo. Sin embargo, la dinámica verdadera era la de oposición entre panacas Hanan y Hurín (en un significado parecido a  de Alto y Bajo, respectivamente). Las panacas del sector Hanan se oponían a las del sector Hurin en trono a las potestades guerreras de las primeras y religiosas de las segundas. (o,  lo que es lo mismo,  entre ejército y clero solar). 

“Al momento de entrar al Perú la hueste de Francisco Pizarro, podían observarse en el imperio incaico varias contradicciones: Hurin contra Hanan, clero solar contra ejército, panaka de Pachacuti contra panaka de Túpac Inca Yupanqui, estado imperial contra señores locales; estado imperial contra esclavos yanaconas; estado imperial contra acllas; estado imperial contra campesinado hatunruna; señores locales contra campesinado hatunruna, etc...”  (Luis Guzmán Palomino, Los Incas Hurin contra Hanan y Guerra de Panakas: 30).

Estos enfrentamientos describen la naturaleza frágil de la conformación del Tawantinsuyu así como  la incidencia de su carácter multinacional, dando sentido a su rápida derrota por los europeos. Las contradicciones de la sociedad incaica obedecían a la disputa en torno al control de las tierras y de las colectividades humanas ya que las dos  facciones dominantes  (la aristocracia religiosa y la aristocracia militar) poseían las dos terceras partes de las tierras y siempre una de ellas pretendió para sí la suma del poder. La otra tercera era usufructuada por los señores locales y el campesinado hatunruna.

Cuando llegaron los españoles, la disputa Hanan – Hurin tomaba la forma de enfrentamiento entre dos hermanos Atahuallpa y Huáscar.  Atahuallpa tomó el nombre de Ccacha Pachacuti Inca Yupanqui cuando fue proclamado nuevo emperador del Taneantinsuyu en Carangue, en el norte, en 1529. Simbolizó con ese nombre su calidad de conductor militar porque Ccacha  era el dios de la guerra y, también, el parentesco con la principal panaka Hatun.  Huáscar, en cambio,  era príncipe de la panaka de Tupac Inka Yupanqui y se entronizó con el nombre de IntiCusi Huallpa, relacionándose con el clero solar de los Hurin Cusco. Huáscar renegó  de sus orígenes Hanan arrastrando a su panaka materna. Hurín contra Hanan, Clero contra Ejército y, además, Hanan contra Hanan, convulsionaron al Tawantinsuyu en una tremenda guerra civil que los llevó a la destrucción.

Muchos investigadores han señalado que un aspecto preliminar pero indispensable de la expansión rápida de los Inka fueron los reyes del Tawantinsuyu, es decir, el Estado Inka que había heredado la experiencia política de muchas sociedades más antiguas en los Andes.. En ese sentido, Chimú, Wari, Tiawanaku ya se habían constituido en Estados y habían organizado las regiones en etnias estratificadas en un repertorio político que incorporaba grupos lingüisticos y étnicos diferentes. . Al parecer había una experiencia fundamental que  permitía la expansión: poseer un centro productivo y político en la región de la puna , por encima de los 3200 metros, complementando tubérculos, quinoa y camélidos y aprovechar los valles bajos de la keshua. Pero el inconveniente de ejercer un gobierno indirecto sobre las etnias se manifestaba en que los “señores  naturales” de cada una  de ellas,  tarde o temprano,  iba a rebelarse.

Es necesario tener en cuenta la importancia que hubo tenido para este pueblo la relación entre la dinastía y la división territorial en mitades. Si bien la cronología mencionada por investigadores antiguos y modernos  es probablemente mítica y no histórica., se toma como hipótesis de trabajo que Manco Capac fue el fundador mítico y a él le sucedieron otros cuatro reyes pertenecientes al Hurin Cusco (Cusco  de abajo) Sinchi Roca, Lloque Yupanqui, Mayta Capac, Capac Yupanqui y luego seguidos por cinco reyes del Hanan Cusco (Cusco de arriba), llamados Inca Roca, Yahuar Huacac, Viracocha Inka, Pachacuti Inka, Tupac Yupanqui, Huayna Capac. Los hijos de este último rey se enfrentaron y dividieron a la sociedad, debilitándola frente a los españoles. María Rostworoski estima que era debido a las costumbres hereditarias que a la muerte de cada Inka se producían pugnas por la toma del poder ya que era principio de que todos los hijos de un soberano podían aspirar al mando (por el contrario, los europeos confundieron la herencia de la mascapaicha  con el mayorazgo que regía entre ellos puesto que entre los Inka no existió la progenitura ni la bastardía) Incluso la tradición de dejar el Estado al hijo más hábil condujo a intrigas entre los grupos de partidarios y a asesinatos. Cuando un hijo del Inka recibía la borla (o mascapaicha) celebraba matrimonio con su hermana con el objeto de reforzar el derecho a sucesión y evitar las guerras civiles. Por lo tanto, los distintos hijos-candidatos trataban de conseguir la ayuda de los parientes para alcanzar el reinado. En teoría todos los hijos del Inka tenían igual derecho a la mascapaicha y una consecuencia grave del sistema fue que así daba lugar a que se iniciaran rebeliones e intrigas. Un intento de solución a este drama consistió en implementar la institución del co-regente asociando el hijo al gobierno del padre (aún cuando su nombramiento pudiera ser revocado por el mismo Inka) y de la sucesión del más capaz de los hijos de la coya (la mujer principal del rey) y por fin, el de casar al Inka con una hermana para reforzar el derecho del heredero por ser hijo de la hermana del Inka. Existía una intensa relación entre la organización social, el calendario agrícola y los conceptos meteorológicos. Es probable que hubiera una relación muy estrecha entre las momias ancestrales y la localización de las huacas o lugares sagrados y, por otra parte, los conceptos espaciales  incaicos que se expresan en el interés sistemático por  el agua: el agua que corre a partir del Cusco, el agua que corre en dirección del Cusco, el agua celeste (como la lluvia y la nieve). De esa manera los conceptos incaicos relativos a la historia, al agua y al espacio estaban esquematizados en la organización del Cusco y esto es visible en rituales como la sitúa y el  coya raymi en el equinoccio de septiembre. En ese mes, poco antes del comienzo de las lluvias, aparecían muchas enfermedades. Los participantes se repartían en diez panacas reales, cada una perteneciente a los reyes inkas, y en diez ayllus sin filiación real. Antes de ejecutar el ritual, la población no incaica debía salir de la ciudad. Los guerreros que pertenecían a cada uno de esos veinte grupos tomaban posición en la plaza central y se largaban a correr por las rutas, siguiendo la dirección de los cuatro puntos cardinales. En el camino, los participantes no incaicos tomaban la posta y la acción se repetía hasta que se cazaba el maux y se los arrojaba a uno de los grandes ríos de la región, el Vilcanota o el Apurimac. La descripción ideal del  Cusco y de sus alrededores  comprendía una serie de radios  o líneas imaginarias que partían del templo del Sol. Relacionadas con estos ejes  existían 328 lugares sagrados, distribuidos en 41 líneas imaginarias.

Solamente el criterio europeo pudo interpretar la sucesión de nombres de reyes como una sucesión dinástica estricta dificultando –con ello- la comprensión del sistema; debe tenerse en cuenta que  un hombre podía pertenecer a panacas distintas  simultáneamente y que también los ayllus eran grupos profesionales o rituales, lo cual hace más complicado entender su sistema de organización política Al integrar la historia y la topografía religiosa se advierte que la dinastía estaba integrada a un modelo de mitades llamadas suyu, panaca y ayllu. Las relaciones entre panaca y ayllu se justifican lógicamente por su relación con la estructura cósmica, dentro de su constitución jugaron un papel importante otros elementos políticos y profesionales. Rowe sostenía que la palabra ayllu significaba distintas cosas: en primer lugar, los linajes de la clase inka, en segundo lugar, la unidad social de la familia extendida y por último, ocasionalmente, podía significar una mitad. Valcárcel, en cambio, le asignaba el carácter de una unidad económica que controlaba la tierra y Baudin afirmaba que el ayllu se formaba por todos los descendientes de un antepasado mítico o real y que poseía tierras. La función principal de la panaca era la de conservar la memoria y la momia de su fundador pero, asimismo, gozaban de gran autonomía, tomando las mejores tierras. La derrota de Huáscar estuvo muy ligada a su acción de enfrentarlas entre sí y de amenazar con quitarles las tierras.  En la división entre Hanan y Hurin Cusco pudo haber incidido  la división hidrológica del valle, trazada por el valle del río Huatanay. La división  Chincahysuyu-Antisuyu  (como Hanan) y Kollasuyu-Cuntisuyu (como Hurin) pudo haberse basado en el mismo criterio ecológico. Los sistemas de irrigación muestran puntos críticos  que los dividen en secciones y que están relacionados con la autoridad central. Por  ejemplo, la primera  línea imaginaria o eje que  sale del Koricancha (Templo del Sol) estaba en dirección al Antisuyu y fijaba la recolección del agua de todo ese sector; la  que corresponde al eje número 12  hace lo mismo para el Chinchaysuyu.. La división Hanan y Hurin estaba vinculada a los derechos por el agua y por esa razón, nos dice Zuidema,  no debemos ver a los ayllus solamente como grupos de parentesco sino también como “cronistas históricos”  que hablan en sus propios términos: un cuerpo político subdividido y sometido a la autoridad central.

Desde el Cusco a Machu Picchu

El camino que lleva –actualmente- desde la ciudad de Cusco hasta el monumento de Machu Picchu, comienza en la estación San Pedro, frente al Mercado Central, desde donde sale un tren cuyo destino final es el pie de la montaña donde se encuentra la famosa “Ciudad Perdida”, pasando previamente por Aguas Calientes, población donde es posible pernoctar y recorriendo unos ciento dieciocho kilómetros al noroeste. Después de un recorrido de cinco minutos, el tren comienza a zig-zaguear por cuanto debe subir a un cerro de 3800 m de altura, desde donde se puede apreciar el Cusco en todo su esplendor y, sobre todo, su famosa forma de “puma”. Allí se puede apreciar la parte del camino incaico que unía al “ombligo del Mundo” con  Quito. También se pueden  apreciar  los restos de un acueducto español (denominado El Arco) que traía el agua para Cusco desde la laguna de Piuray. Luego el tren continúa hasta el “Puente Ruinas” descendiendo 1118 metros. Luego se ingresa a una dilatada llanura dedicada a la agricultura y a la ganadería. Allí se produjo una cruenta batalla entre los inka y los chancas. Los inka, manadados por Inka Ripac (luego Wiracocha) derrotaron a los chancas (que provenían del centro del  Perú) que querían invadir el Cusco. Por la cantidad de sangre derramada se la llamó “Yahuar Pampa” o Pampa Sangrienta. De acuerdo con la tradición, los inka  derrotaron a los Chancas porque se escondieron en trincheras bajo tierra y en el momento oportuno salieron diciendo que el Sol convertía en piedras a los soldados para rechazar al invasor. Los Chancas creyeron que el Sol hacía de las Piedras,  soldados y, así, fueron masacrados. También aquí se llevó a cabo la batalla entre Hernando  Pizarro y Pedro de la Gasca, invasores españoles que estaban luchando entre ellos; ella recibió el nombre de Jaquijawana.

Luego el tren sigue hasta la quebrada de Huaracondo, donde se ve un afluente del Urubamba, llamado “Pomatales”. Luego se llega a la estación “Pomatales” donde se inicia el Valle Sagrado de los inka o Valle del Urubamba. Se denominó sagrado porque está surcado por el río Vilcanota, que era considerado sagrado por ese pueblo en virtud de su fertilidad y su clima. El viaje continúa a través del Vilcanota o Alto Urubamba, el cual es afluente del Alto Amazonas y  se origina en un punto llamado “La Raya” que es la línea que divide los departamentos de Cusco y Puno. A partir de la estación de Pachar, se observan andenes inkas (algunos todavía en actividad) Cuando se llega a la estación de Ollantaytambo se aprecia el puente de piedra que fue obra de los inka. El río está canalizado por muros laterales desde sus tiempos. En esta estación se encuentran los restos de una fortaleza construída en los tiempos de Pachacutec, en el siglo XV, con el objeto de defender el Valle. Al llegar al kilómetro 88.  Comienza el Camino del Inka para aquéllos que descienden del tren para enfrentar el dificultoso periplo de subir la alta montaña.  La población se llama Corihuayrachina y desde allí se arriba a los  conjuntos arqueológicos de Runkuracay, Sayac  Marca, Phuyo Pata Marca y Wiñay Wayna. Si se sigue el camino del Inka se llega, después, a Machu Picchu empleando cuatro o cinco días de marcha a pie por caminos angostos y – a veces- peligrosos. En esta ruta existen  grutas, escalinatas, andenes, miradores, templos y habitaciones.

Si se sigue en tren, primero se llega hasta la  planta hidroeléctrica que provee de fluido eléctrico al Cusco, sobre la margen izquierda del Vilcanota, y luego se llega a  Aguas  Calientes, donde existen baños termales. Finalmente se llega a la estación “Puente Ruinas” a dos mil metros de altura sobre el nivel del mar. Más allá de esta estación se encuentra la de Chaullay, donde empieza la zona tropical. Desde “Puente Ruinas”, los viajeros suben a la ciudad inka por una carretera que  se llama Hiram Birham, construída en 1948, la cual lleva un recorrido de 48 kilómetros y catorce curvas (donde suelen espera niños  procedentes de las vecindades para emular a los chasquis del Imperio y recibir monedas por parte de los turistas) Antes se subía por un camino de tierra que todavía está en uso.

La historia de Machu Picchu

Macvhu Picchu, en quechua, significa “Montaña Vieja”. Está a 2400 metros sobre el nivel del mar. Es una ciudadela perteneciente al período Inka Imperial.. Quizá fue construída en la primera mitad  del siglo XV durante el reinado de Pachacutec (noveno emperador de la dinastía Inka). Poco se sabe sobre el destino que debía cumplir. Se supone, entre otras cosas, que debió ser un templo para las Vírgenes del Sol ya que parece haber sido habitada fundamentalmente por mujeres. No se sabe cómo fue que desapareció su población. Quizá por muerte natural, quizá por migración, quizá fueron masacrados. Pero estuvo habitada hasta el comienzo del siglo XVIII. Hiram Bingham llegó  hasta ella en 1911,  guiado por gente del lugar que atendía algunos andenes de cultivo en sus inmediaciones.

Existen muchas versiones sobre su identidad. Su descubridor sostenía que era el lugar desde donde  habían salido los hermanos Ayar (héroes fundadores del Cusco) o, en su defecto, Vilcabamba la Vieja (sede de la resistencia de Manco Capac II).

Luis Valcárcel, en 1928, describió las hipótesis que hasta ese momento explicaban, desde la bibliografía etnohistórica, la pertenencia de Machu Picchu:

1.      Machu Picchu es una ciudad preincaica, desconocida tanto para los inka como para los españoles.

2.      Machu Picchu es Tampu Tok´o desde donde salieron los fundadores del Imperio,

3.      Machu Picchu pertenece a la época de oro de los Inka

4.      Machu Picchu es una ciudad incaica.

Para Valcárcel la ciudad era la capital del señorío Tampu y lo afirmaba sobre la base de algunos indicios: su estilo arquitectónico que no se distinguía del cusqueño; la cerámica traída por la Comisión de Yale que es incaica; los restos arqueológicos encontrados en las tumbas. Pero habría algunas características que la harían Tampu:  los clavos o cilindros sobresalientes que también aparecen en el Intihuatana de Ollantaytambo y en otros efdificios del Urubamba; las galerías, los edificios abiertos por un solo costado, los edificios sin techo como los templos y las kanchas; la mayor frecuencia de ventanas (tres casas con tres amplias ventanas, mucvhas casasa con dos y con cuatro ventanas): las casas de dos pisos; el mayor número de escalinatas y terrazas.

John Rowe rescató algunos documentos del siglo XVI que mencionan a Machu Picchu. El primero data de 1565 y es la relación que escribió Diego Rodríguez de Figueroa, de su embajada a Titu  Cusi. Entró por la tierra del Inka por el puente  Chukichaka, cerca del actual puebklo de Chaullay el 6 de mayo del año referido. Cuenta que durmió al ppie de un cerro nevado, en un pueblo despoblado, donde había un puente qiue pasaba el río Vitcos para ir a Tambo y Sapamarca y a Picchu. Según  Rowe, Pijchu o Picchu era conocida por los españoles y formó parte del repatimiento de Calca, Tambo y Amaybamba, encomendado primero a Hernando Pizarro y después a Arias Maldonado. La vinculación de  Picchu con  este repartimiento data de una  provisión del Conde de Nieva en 1562.

Otro documento habla del pueblo de Picchu y de caciques del lugar. Es un testimonio de 1568 pero conocido a través de una copia de 1790 ó 1791 y afirma que los frailes agustinos del Cusco estaban interesados en tierras ubicadas en esas zonas. Contiene una lista de los terrenos cultivados por los inkas en la  quebrada del Urubamba entre Ollantaytambo y Chaullay. Informa que el territorio fue conquistado por Inca Yupanqui (Pachacutec) quein se lo adjudicó en su mayor parte. También refiere sobre el uso de los terrenos después de la conquista española: el cacique de Picchu cultivaba coca, un poco más arriba de Pumachaca.

En el Archivo Documental –siempre según Rowe- existe un documento que registra el tributo que debían pagar los indios de Picchu:  105 cestos de coca cada año, puestos en Tambo Ollantayatambo  por el valor nominal de 210 pesos, con lo cual parece probable que después de la pacificación de la zona, pagaran tributo en coca.

¿Por qué le hubiera interesado a Inca Yupanqui tener como propiedad a la zona de Picchu?. Este rey ya tenía otras en Ollantgay y en Pisac y cada sitio corresponde a una hazaña en el comienzo de su reinado Es muy probable que Machu Picchu fuera una estación de camino a Vitcos cuya conquista a expensas de los Chancas tuvo lugar después de la conquista de Ollataytambo.. Muchos años después, estos caminos sirvieron a Manco II para atacar a los españoles en Andahuaylas y Ayacucho. Habría sido un lugar ideal para refugio de los inkas rebeldes y escondrijo contra los españoles. Habría indicios de que luego Manco se desplazó hacia Lucma y Espíritu Pampa, refugios más seguros que sólo duraron hasta 1572, cuando su hijo Tupa Amaru fue capturado por el Capitán García Oñas de Loyola, después de una guerra que acabó definitivamente con el Estado Inka.

Hiram  Bingham y la Ciudad Perdida

El descubridor de Macchu Picchu nació en Honolulu, el 19 de noviembre de 1875.

Estudió en las Universidades de Yale y de California, obteniendo el título de Doctor en Historia en la Universidad de Harvard, alcanzando el cargo de Catedrático Principal a la edad de veintiséis años. Empezó por estudiar las campañas militares de Simón Bolivar y en razón de ello viajó por Venezuela y Colombia  a lomo de mula por la selva. Estudiando la estrategia militar de Bolivar,  conoció al Doctor Eliu Root (Secretario de Estado de los Estados Unidos) quien lo nombró delegado al Primer Congreso Científico Panamericano que se realizó en Santiago de Chile en 1908. Desde allí partió a explorar las rutas de los comerciantes de la Colonia entre Argentina, Chile y Perú.

Desde muy joven había estudiado sobre los Inka del Perú y había puesto especial interés en el relato sobre la ciudad perdida de Vilcapampa, última capital de los Inka. En 1911 fue hacia el valle del Urubamba con la finalidad de buscarla. Un agricultor aborigen de la región, llamado Melchor Arteaga, fue su baqueano. Treparon por el cañón  del Urubamba y al mediodía del 24 de julio de 1911 la encontraron.

Bingham contrató enseguida quinientos peones para lograr hacer retroceder a la majestuosa selva que –a través de los siglos- había envuelto a las ruinas. Así fueron saliendo a luz habitaciones, caminos y andenes, cien escalinatas y tres mil escalones. En los años siguientes Bingham organizó varias expediciones bajo el auspicio de la Universidad de Yale y la National Geographic Society, realizando un valiosísimo trabajo de registro cartográfico y escribiendo un libro llamado La ciudad perdida de los Inka en que relata cómo la descubrió. La última vez que estuvo en Machu Picchu fue en 1948 cuando inauguraron la carretera que lleva su nombre.

La visita actual se lleva a cabo siguiendo los sectores en que él dividió a la ciudad y son los siguientes:

· - Casas de los cuidadores de los andenes: es el primer grupo de construcciones que uno encuentra cuando entra a las ruinas  y las cuales están restauradas con el propósito de ofrecer una idea de cómo era la arquitectura original. Esas casas servían como graneros para guardar las cosechas; desde allí sale un sendero que  conduce al área agrícola.

· - Sector agrícola: allí la montaña está cortada por los andenes de cultivo, una suerte de escalones sostenidos por construcciones de piedra, estrechos y largos, antaño regados por el agua que bajaba de la cumbre a través de canales construídos en piedra. Los inka conocían más de doscientas clases de plantas alimenticias y medicinales: papa, maíz, quinua, oca, olluco, zapallo, yuca. Y también, gran variedad de frutas como la  lucma, pacae, tumbo, chirimoya. Para cultivar usaban el palo cavador o chakitaklla, el que consiste en un palo de madera largo con un estribo para el pie en el lado derecho inferior y que termina en un  cuchillo de metal con el cual se rotura la tierra y que está en uso en todo el Perú todavía en la actualidad. Con el guano de llama y aves, nutrían artificialmente la tierra.

· - Después de una especie de zanja que desciende desde lo alto se llega al Sector urbano. Una serie de peldaños labrados en roca viva descienden de la parte superior de Machu Picchu hacia su base. Hacia la derecha se ven los restos de canales de irrigación y unos cuantos metros hacia delante se aprecian restos de habitaciones, mientras en la montaña que la eenfrenta se divisan plantaciones de té. Al pie de esta montaña está la vía férrea que lleva al Valle de la Concepción, uno de los valles más fértiles del país.

· - Barrio de las Fuentes. Allí se encuentran dieciséis fuentes de agua que la distribuyen hacia distintos puntos del espacio urbano, a partir de un manantial que está ubicado a un kilómetro, en la parte superior de la montaña (y que ahora es desviada hacia el hotel de turismo que está junto a las ruinas). Más de tres mil escalones se distribuyen en cien escaleras, las cuales atraviesan la ciudad en todas direcciones. Las rocas  fueron traídas desde las canteras cercanas. A continuación se suben unos veinte escalones hacia arriba y por la izquierda se entra a un pasadizo estrecho que conduce a la fuente principal.

· - La Fuente principal Es la cabeza de las otras fuentes, aquí hay hornacinas y una roca labrada en forma de altar. Junto a ella está La Casa de los cuidadores de las Fuentes:

· - Allí, hornacinas, ventanas y puertas delimitan un bello espacio donde se puede apreciar el carácter de la arquitectura inka: diseño trapezoidal , de base amplia y cúspide angosta. Este sector está restaurado. Asimismo ilustra sobre clavas de piedra de uso desconocido (aunque Bingham suponía que allí colgaban ropas y armas).

· - Templo del Sol. Éste se encuentra subiendo nueve escalones y torciendo hacia la izquirda, tomando un corredor. La construcción posee doble jamba, de piedras ensambladas sin argamasa. En esta entrada se observan dos orificios con pequeños cilindros de granito que utilizaban para asegurar la entrada, colocando una barra de madera en sentido horizontal y otra en vertical, sujeta a una argolla de piedra que se encuentra en el dintel. Se continúa por el pequeño corredor y se llega al

· - Palacio de la Princesa. Es una construcción de dos pisos, con dinteles de piedra que se atribuye a una princesa o a un sacerdote. En el centro del piso del mismo hay una roca que pudo haber servido para dividirlo en habitaciones (dormitorio, comedor, cocina, etc.) siguiendo la disposición actual de las viviendas populares peruanas, las cuales poseen un solo espacio donde se realizan todas las actividades cotidianas. Desde este lugar se pasa al

· - Templo del Sol que es el más bello lugar dentro de Machu Picchu. Se trata de un edificio de muro circular, con una piedra central labrada que se atribuye a un altar de sacrificios. En el muro lateral hay hornacinas trapezoidales. En la direcciñón del norte existe una puerta con dintel, también, trapezoidal y con orificios en la parte inferior. Se la llama puerta de las serpientes pero su función es desconocida. El edificio tiene la propiedad  de ser anti-sísmico. Después, siguiendo por una escalinata y hacia abajo, se pasa a las habitaciones conocidas como de los cuidadores del templo del Sol. Al final de este corredor se divisa el cerro Huayna Picchu con sus andenes.

· - Tumba Real En la base de la  torre circular anterior se encuentra la llamada Tumba Real en forma de gran caverna en cuyo interior se encuentra una roca con dos escalones cuya función se atribuye a un altar de ofrenda a las momias que  encontró la Expedición Bingham. En aquella época los muertos eran envueltos en textiles, en posición fetal, con objetos de ofrenda (generalmente escudillas, pequeñas llamas de piedra, oro o plata. Durante las fiestas religiosas estas momias eran  expuestas a la vista de todos y recibían ofrendas puesto que las consideraban espíritus protectores.

· - Sector Real. Se llega desde el lugar anterior, ascendiendo hasta llegar a una especie de recinto  grande con  grandes dinteles de roca en las puertas. Su uso se atribuye a los nobles. Las paredes poseen  muchos nichos trapezoidales y en la parte superior de la construcción hay cilindros de granito que servían para sostener las vigas de madera que soportaban – presumiblemente- la techumbre de paja. Hiram Bingham  consideró que este sector habría pertenecido a los jefes. Luego se vuelve hacia atrás para subir por una escalera que lleva al próximo sector.

· - Sector de las Canteras, el  que se suponía era la fuente del material constructivo para la ciudad. Por debajo de él, Bingham encontró restos óseos y objetos de uso personal. Desde aquí se tiene una vista panorámica de Machu Picchu.

· - Barrio Sagrado. Aquí se encuentran  los edificios más famosos: el Templo de las Tres Ventanas y el Templo Principal. En el centro se encuentra una gran piedra a la que se considera una piedra-altar. También existe una habitación que se atribuye a residencia de un sacerdote. El Templo de las Tres Ventanas fue relacionado, por Bingham, a uno de los mitos del origen de los inka: habría sido que desde el  Tampu Toqo habrían salido los Hermanos Ayar, los cuatro  hermanos de distinto destino que dieron  nacimiento mitológico al pueblo. Ellos salieron, con sus respectivas esposas-hermanas desde las tres ventanas del Tampu, ricamente vestidos, con servicios  de oro y con la misión de fundar el Cusco. Pero entre ellos surgió la envidia. El mayor, Ayar Cachi, poseía condiciones superiores a las de los demás y su honda de oro  arrojaba piedras que llegaban hasta las nubes. Sus hermanos lo hicieron entrar –con engaños-  en una cueva del cerro Tampu Toqo y lo encerraron  tapando la entrada con rocas. Su voz, al no poder liberarse, hizo temblar los Andes. Los tres hermanos envidiosos, asustados, huyeron  y llegaron a Wanakauri, cerro próximo al Cusco donde Ayar Uchu se convirtió en piedra al querer apartar una roca sagrada. Su hermano, Ayar Auca, tomó posesión del Cusco pero al sentarse sobre unas piedras quedó convertido en una de ellas. Sólo Ayar Manco pudo tomar Cusco  y fundar el  Tawantinsuyu. Su muro principal contiene tres ventanas trapezoidales y su factura es muy perfecta. A éste se enfrentan rocas de forma piramidal que soportaban –seguramente- el techo.

El Templo Principal está ubicado al noroeste del puento central del Barrio Sagrado. Es de planta rectangular, con tres paredes de piedra y con rocas de gran tamaño. En la parte central de su muro de fondo existe una gran piedra-altar y a su izquierda, en la cuesta de la montaña, se ven los andenes, el río Sagrado o Willkamayo, el valle de San Miguel y la vía férrea que lleva hacia el Valle de la Convención. En la montaña quedan los restos de un camino que lleva a Quillabamba, en la zona tropical y se observan las tuberías de la empresa hidroeléctrica  que alimenta al Cusco. Luego, siguiendo hacia el norte, pasando por la derecha del Templo Principal, se arriba al siguiente sector.

· - Sector de los Ornamentos. Se encuentra detrás del Templo Principal; es una habitación con un gran bloque horizontal  de granito a la manera de asiento 8del cual se dice que habría servido para colocar laas momias en los ritos religiosos).. Frente a él, al lado izquierdo de la puerta, existe un enorme bloque con treinta y dos ángulos. Luego se sale de este lugar, se pasa a una escalinata estrecha, desde donde uno se voltea hacia la izquierda y se encamina hacia un espacio donde está el “reloj solar”.

· - Intiwatana. Es una piedra piramidal absolutamente enigmática. Bingham estimó que era un observatorio astronómico desde donde se estudiaban los movimientos del  Sol y de la Luna, observando la sombra de esta especie de pilar de roca llamado saywa. La palabra Intiwatana significa “ lugar donde se amarra al Sol”. Desde aquí se tiene una visión panorámica de  Mach Picchu.. se divisa otra cantera (en dirección al Huayna Picchu), una piedra enorme colocada sobre una plataforma (a la que se llama Roca Sagrada) y el sendero que conduce al Huayna Picchu. Hacia al sur se extienden numerosos andenes de cultivo. Al este están los llamados Barrio Común, Barrio de los Intelectuales, Barrio Industrial o Grupo de los Morteros y el Grupo de las Cárceles. Al pie se extienden la Plaza Principal, dos pequeñas plazas y, otra vez, andenes y al oeste, se encuentra el valle de San Miguel y otros andenes. Una larga escalinata lleva al próximo sector.

· - Plaza Principal.  Es un gran espacio abierto que divide a la ciudad en dos grupos bien definidos, rodeado de andenes. Desde ella y hacia arriba se venn el Templo de las Tres Ventanas y el recinto del Intiwatana. Desde esta plaza  y descendiendo dos plataformas se llega a las Cárceles.

· - Cárceles. Se encuentran al sudeste de la ciudad, donde existe una caverna en cuya parte superior se encuentran aberturas que se interpretan como lugares de tortura; allí una persona era introducida en posición tendida, apoyando la cabeza en una hornacina en cuyos laterales se ven dos agujeros que habrían servido para colocar un travesaño que le impediría al prisionero levantarla. Las manos se amarrarían dentro de dos agujeros que están en las jambas de los nichos.

· - El templo del cóndor. En la parte inferior de las cárceles existe una escultura que representa un cóndor con el pico y el collar de plumas que adorna al ave verdadera. Se encuentra en un pasadizo subterráneo donde se encontraron objetos de cerámica. El  Kuntur era un ave sagrada, símbolo de la fuerza. El conjunto se completa con casas de dos pisos. Luego se camina hacia el este, se cruza una puerta, se voltea a la izquierda y a la derecha y, por fin, se llega a un altar ceremonial. Continuando, y en dirección al Huayna Picchu, se pasa a un corredor desde donde se ve la carretera en zigzag que une la estación de tren con el hotel de Machu Picchu. Luego regresando, se ingresa al sector industrial.

· - Barrio de los Morteros o Sector Industrial que es uno de los más espaciosos de la ciudad y que se supone estaba dedicado a la fabricación de cerámica y de textiles. Abundan las hornacinas y los morteros- Luego se sale por la puerta que da al oeste, se da vuelta por la izquierda y se pasa al siguiente sector.

· - Barrio Intelectual. Aquí, Bingham encontró Kipus y supuso que allí estaba la sede de los Amautas o Sabios. Aquí también existe una piedra-altar. Por encima de este sector se encuentra un gran número de habitaciones comuenes, de arquitectura sencilla.. Existen pasajes subterráneos, graderías, ventanas, altares, etc. Para llegar al cementerio, al suoeste, an la parte más alta de la ciudad, donde se ve una construcción techada, aislada de la que se dice fue la vivienda de los cuidadores. También, se puede ir hacia el sector del hotel, siguiendo una escalinata larga hacia la puerta de ingreso a Machu Picchu por el camino del Inka. La puerta tiene un gran dintel de una sola pieza y dos aberturas en la parte interior de las jambas, las que servían para atar la puerta.. El camino del Inka –empedrado- lleva al Cementerio. En este sector está la Piedra Funeraria que posee tres escalones y un anillo en la parte superior (usadas, quizá, para sujetar los cuerpos y rendirles culto antes de colocarlos en las tumbas, las que se encuentran frentea la Piedra. Alrededor  se extienden andenes.

· - Huayna Picchu. Este nombre que designa la gran montaña que está frente a Machu Picchu, al norte,  significa “Montaña Joven”. El ascenso es muy difícil porque se realiza a través de un sendero muy estrecho. Pero al llegar a la cumbre el espectáculo que brinda es maravilloso. Allí existen construcciones, túneles y andenes.. A media cuesta está el Templo de la Luna que sigue la factura inka de rigor. Las excavaciones brindaron cerámica, armas y objetos de champi (una aleación inventada por los inka).

Cuando se visita Machu Picchu viniendo por el Camino del Inka, desde el sur, se pueden apreciar durante el trayecto varios conjuntos arqueológicos monumentales. En primer lugar Wiñay Wayna (Siempre Joven), la cual es una pequeña ciudad con andenes sobre un  precipicio y grupos de casas del estilo Machu Picchu. Allí existe un muro circular parecido al del Koricancha del Cusco, adornado con siete ventanas trapezoidales. La construcción se levanta junto a una cascada que cae a un abismo de quinientos metros de profundidad. Luego se llega a  Phuyopata Marka  (Ciudad entre las Nubes), a dos horas del conjunto arqueológico anterior y a una altura de cuatro mil metros. Allí existen construcciones de granito blanco distribuídas en tres grupos y también poseen una construcción cilíndrica con tres ventanas trapezoidales y cuatro nichos, desde donde se ve el Huayna Picchu. También se extienden gran cantidad de andenes. A corta distancia, se encuentra el Sayac Marka  que incluye un grupo de ruinas llamadas Cedrobamba y que se comunica con el anterior por medio de una gran escalinata en roca viva, con un recorrido de cinco kilómetros y miles de escalones. Fueron registradas por la Werner Gren Foundation en 1940, una organización de origen sueco.

Una de las cuestiones más interesantes de las sociedades de los Andes y, especialmente, de los inkas, siempre ha sido la de su arquitectura y por diversos motivos: la dimensión de sus construcciones, el impecable ajuste de las inmensas moles de piedra unas sobre otras, la geometría de los recintos, el transporte de masas de roca a través del territorio para consumar espectaculares templos y palacios, los tipos de piedra utilizados y los tipos de aparejos (es decir, los lienzos de pared producidos por la técnica constructiva)

En primer lugar el material  lítico más empleado estuvo integrado por la siguiente lista de rocas: andesita, basalto, arenisca, caliza, cuarcita, diorita, granito y pórfidos.; todos ellos , en gran medida, duros y resistentes. Amontonaban leña y paja junto a la cantera, haciendo una gran hoguera para calentar la piedra a temperaturas altas y, luego, echaban agua fría sobre ella a fin de producir fisuras para extraer bloques menores. Usaban cuñas de pedernal y martillos para partir los bloques. Otro método consistía en introducir cuñas de madera húmedas en agujeros naturales o fabricados en las rocas con el resultado de que se producían rajaduras  que permitían sacar bloques de menor tamaño. Aún en la actualidad se emplean estas técnicas de extracción. En otros casos se obtenían cantos rodados de las orillas de los ríos o en las cuestas de las montañas. Seguramente el traslado se hacía mediante la tracción a sangre humana.

Escalante Moscoso apunta la existencia de cinco variedades de aparejos: el rústico, constituido por piedras naturales sin  cantear, de distintos tamaños y colocadas en orden con o sin mortero de barro; el celular o lienzo tipo “panel de abejas” de forma pentagonal o poligonal, canteando y encajando los sillares con las juntas, a veces con pulido de la parte frontal del muro; engastado o trabado construido haciendo que las pìedras labradas estuvieran unidas unas a otras de tal modo que sus numerosos ángulos llegaran a coincidir y que sus caras tuvieran el aspecto de una almohadilla convexa o plana (éste tipo de terminación se puede apreciar en el pasaje Inka Roca del Cusco, en Machu Picchu y en Ollantaytambo. El aparejo ciclópeo consistió en piedras de gran tamaño (en algunos casos superiores a tres metros de alto) como las que se pueden ver en Sacsahuaman y en Machu Picchu.

Algunas dimensiones de la identidad andina

Antes de la invasión española,  el conjunto de las sociedades que ocupaban el espacio andino –aún en el marco de la unificación territorial inka, que debió serles traumática- expresaban  un  desarrollo armónico con el espacio y los bienes ecológicos que éste ponía a su disposición. No es posible pensar ese mundo complejo sin aludir  a sus pisos o niveles agro-ecológicos y al sistema de archipiélago.. El Tawantinsuyu era un sistema de reinos articulados a través de una administración cuyo centro era el Cusco. El sostén de dicho sistema era la economía “transversal” que explotaba los recursos de ecosistemas distantes entre sí: las pampas de altura, las cuestas serranas, los oasis costeños, la ceja de la selva y la selva. El objetivo central de esta articulación perseguía la autonomía económica y tenía como consecuencia la discontinuidad territorial de las etnias.

Éste último factor determinó en la época de los Inka, pero también en el pasado que los antecedió, un extraordinario movimiento histórico que alternó mosaicos culturales  (a los que los arqueólogos llaman “regionalizaciones”) con  unificaciones compulsivas en los tiempos de Chavín, de Tiawanaku y de los Inka.  De todas maneras ello no impidió la existencia de una “identidad andina”, la que no se quebró aún cuando los españoles destrozaron su lógica espacial y social por el simple hecho de efectuar un pasaje desde la filiación de los grupos (aún cuando fuera discontínua su residencia) a la comunidad toledana basada en la residencia. Los asentamientos creados  sobre la  base de las reducciones se re-estructuraron, asumiendo elementos andino-hispanos y dieron lugar al ayllu moderno que poco tiene que ver con el precolombino.

La cultura puede ser considerada como el conjunto de formas en que un pueblo o una comunidad resuelve su existencia y, en tanto economía, tecnología, ideología se constituyen en categorías desde las cuales se suelen juzgar los logros alcanzados por un grupo humano, puede afirmarse que la cultura define su  estilo de desarrollo. Cuanto más radicalizada su autonomía real, más alta habrá de ser la originalidad de sus productos materiales y simbólicos, más dotado de identidad el modelo de existencia realizado históricamente.

La percepción unitaria del mundo andino, apenas iluminado por la etnohistoria y la arqueología, ofrece elementos para identificarlo diacríticamente en el pasado sudamericano hasta tal punto que mereció la designación de ärea de co-tradición por parte de uno de sus estudiosos más conspicuos: Wendell Bennett.

En el Perú como en todos los países latinoamericanos se verifica la lucha por el control de la identidad colectiva. Los antagonismos sociales y culturales se resuelven de dos maneras desde la época colonial: se han expropiado total o parcialmente los elementos constitutivos de las identidades haciendo una “reducción” de las culturas aborígenes “propias” (lo cual implica transformación hasta hacerlas compatibles y coherentes con los valores occidentales) o permitiendo solamente un acceso diferenciado a la Cultura  y al patrimonio cultural oficializados. Ambos proyectos se encuentran enfrentados  en acontecimientos que  pertenecen al  orden político, particularmente, los que consisten en persistir en la “identidad propia” aún cuando ella resulte desvalorizada en el modelo de desarrollo y puesta en el lugar de las relaciones políticas que subalternizan a la cultura original, ahora sincrética y superviviente de antiguas tradiciones étnico-indias y bajo la forma de “cultura popular”. En el Perú, esta síntesis que no deja de tener autonomía procesual, se revelan en tres modalidades de discurso: el museo como depositario de la ciencia, el “arte de aeropuerto” como invitación al consumo de las artes y artesanías tradicionales o antiguas y la estética y saberes de las clases populares. Discurso vinculado a la dialéctica entre lo culto y lo popular, entre lo nacional y lo extranjero, entre la exégesis de las colecciones arqueológicas excepcionales y la estigmatización de lo indígena como factor de atraso nacional.

Lo importante de la demarcación de las identidades populares es advertir que la construcción de la identidad social configura actos de poder y que la identidad como tal es poder. En palabras de Ernesto Laclau: toda identidad es una objetividad amenazada y la cuestión fundamental no es quiénes son los agentes sociales en un momento histórico dado sino cómo logran constituirse como tales.. Los Andes, en el pasado y en el presente, poseen una identidad indudable y, por tanto, un poder para establecer una violenta jerarquía entre ser o no ser andino, entre  fuerzas sociales que no pueden someterse a una lógica unificada pese a los intentos de “modernizar” al Perú de acuerdo con los términos de un mercado globalizado.

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www.peru.com/cuzco/machu_picchu.htlm

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http://www.rose-hulman.edu/~delacova/incas.htm


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