LOS ARQUEÓLOGOS CON PIES DE PATOS

Traducción no oficial del texto "Les Archéologues aux pieds palmés" de Les éditions Héritage Inc.1996.
Traducido por Senda Sferco para el Area de Arqueología Subacuática.

 

Marc-André Bernier
Con la colaboración de Robert Grenier
Ilustraciones: Genevieve Deprés

La fabulosa historia de la búsqueda arqueológica
de un ballenero vasco del siglo XVI naufragado en el Labrador.


EH Héritage Jeunesse


Datos del catálogo antes de su publicación (Canadá)

Bernier, Marc-André, arqueólogo
Les archeologues aux pieds palmés
(Los arqueólogos de pies de pato)
Para jóvenes de 9 a 13 años

ISBN 2-7625-8420-5

1-Arqueología submarina - Labrador, mar del - Obras para la juventud. 2- Balleneros con velas - País Vasco (España y Francia) - Obras para la juventud. 3- Excavaciones (Arqueología) - Labrador, mar del - Obras para la juventud.
I. Título.

CCI7I.B47 1996 j930.I´028¨04 C96-941057-3

Copyright C Ediciones Héritage inc. 1996
Todos los derechos reservados

Depósitos legales: 3er. trimestre 1996
Biblioteca Nacional de Québec
Biblioteca Nacional de Canadá


Director de la Colección: Martin Paquet
Creación Gráfica: Diane Pimeau
Directora artística: Dominique Payette


ISBN: 2-765-8420-5
Impreso en Canadá

LES EDITIONS HERITAGE INC.
300, rue Arran,
Saint-Lambert (Québec) 4R IK5
Teléfono: (514) 875-0327
Fax: (514) 672-5448
e mail: heritage@mlink.net

Créditos fotográficos:
Todas las fotografías de esta obra pertenecen a Parcs Canadá, y son obra de Rock Chan; Robert Grénier; Susan Laurie-Bourque; Xabi Otero, Denis Pagé; George Vandervlugt y Peter Waddel.

Las Ediciones Héritage inc. agradecen al Consejo de las Artes de Canadá el apoyo acorde a su programa editorial en el marco del programa general de subsidios globales a los editores.


Los autores


Nativo de Kapuskasing, Ontario, Marc-André Bernier siempre soñó con viajes y aventuras. Atraído por el medio acuático, se inicia en el buceo submarino desde la adolescencia. A partir de realizar estudios en arqueología griega se dedica a enseñar durante dos años. En 1989, tiene la oportunidad de asociar la arqueología al buceo participando de la búsqueda submarina de un pecio en 1516, cerca de Niza, Francia. ¡Y encuentra su vocación! El año siguiente se une al equipo de arqueología subacuática de Parcs Canadá.

Robert Grenier nace en Trois Rivieres en 1937. De niño, el scoutismo le proporciona el gusto por la naturaleza y los descubrimientos. A raíz de sus estudios de arqueología en la Universidad Laval, Robert consigue un empleo de verano sobre el terreno de excavaciones de la fortaleza de Louisbourg, en Nueva Escocia. Se apasiona por el mar. El mismo verano, encuentra un buscador de pecios, Alex Storm, que intenta encontrar los restos de Chameau, una embarcación del rey de Francia naufragada en 1725 que albergaba en sus bodegas
290.000 luises de oro, para administrar la Nueva Francia durante un año entero. ¡Segunda pasión, entonces, en este caso por los restos de barcos hundidos!
Robert se une en 1966 al equipo arqueológico subacuático de Parcs Canadá, que dirige desde 1979. La búsqueda de Red Bay, que relata en este libro, fue una de las experiencias que marcaron su carrera. He aquí entonces más de 30 años en los cuales Robert está excavando los mares, ríos, arroyos y lagos de Canadá, al encuentro de vestigios sumergidos de nuestra historia.



Indice de materias:

8
UN BUCEO EN LA HISTORIA
- ¿Quiénes son los vascos?
- Red Bay, capital mundial de la caza de ballenas.

10
EL DESCUBRIMIENTO
- Un indicio preciado
- Tres pecios

12
EL PLANO DEL SITIO
- La arqueología subacuática: una ciencia joven.
- Detective del pasado

14
UN RELOJ DE ARENA SURGIDO DEL PASADO
- Una aspiradora submarina
- Nudos en una cuerda

16
LOS SECRETOS DE LA CONSERVACION
- ¡Yeso que fragua debajo del agua!
- ¡Atención, madera frágil!

18
UNA RICA COSECHA
- Grabados en compás
- ¿Qué es un astrolabio?

20
EL REGISTRO DE LOS DATOS
- Cuanto más profundo, más viejo!
- 22.000 fotos!


22
TRABAJAR EN EL AGUA HELADA
- Con calor en el agua helada.
- En el agua, ¿puedes escucharme?

24
HISTORIA DE UN NAUFRAGIO
- 400 años debajo del agua.


26
LA REMONTADA DEL PECIO
- Del pecio a la maqueta
- El pecio vuelve al mar


28
UN BARCO HIBRIDO
- Una maqueta para viajar en el tiempo
- Otro barco del siglo XVI


30
UN BARCO DE TRANSPORTE
- ¿El San Juan?


32
UNA EXPEDICION DE SEIS MESES
- La presencia vasca en América.
- Las rutas de navegación.


34
LA CAZA DE LA BALLENA
- Presas ideales.
- Un osario en el fondo de la bahía.


36
VISITA AL MUSEO
- Una excavación modelo.
- Miles de pecios
- Red Bay en el cine.

38
GLOSARIO


39
INDICE


Pág 8: Un buceo en la historia

Ajusto las correas de mis tanques de inmersión, calzo mis guantes y bajo por la escalera que lleva al agua helada. Antes de ponerme la luneta admiro el paisaje que me ofrece la costa del Labrador. En frente de mí, las dos colinas de la Isla Saddle= en efecto, recuerdan una silla de montar. Al final de la isla yace la carcaza metálica del Bernier, un barco naufragado en los años 60. A la izquierda, las pequeñas casas de colores de la ciudad de Red Bay se unen a las escarpadas rocas. Sobre la costa, las cabañas de pescadores, sostenidas por pilotes, tal como grandes piernas de madera, se yerguen sobre el agua.
Mi mirada se vuelve hacia el mar, que aparece entre la isla y la tierra firme. Está repleto de icebergs, algunos pequeños, otros inmensos. Me gustan los icebergs. Tienen todos formas diferentes, esculpidos por el viento y el agua del mar. Además, son de un azul que me hace soñar... "Robert Grenier, ¡es hora de volver al agua!" Esta llamada del buzo de seguridad me trae de vuelta a la realidad. ¡A trabajar! Tomo una bocanada de aire fresco, la última en las dos próximas horas, me coloco la luneta y los guantes, y me hundo en el agua helada...
Me encuentro en un mundo totalmente diferente. Un mundo de silencio. No escucho nada más salvo el ruido de las burbujas que se escapan de mi regulador. Un mundo de ingravidez. Hasta mi cinturón de lastre de 20 kg pesa casi nada. ¡Tengo la impresión de estar volando!
El fondo de la bahía se me aparece de a poco. Las imágenes casi fantasmagóricas del sitio arqueológico que dirijo se vuelven cada vez más nítidas. Imágenes mágicas: miles de burbujitas suben hacia la superficie. Son emanadas por seis buzos trabajando aferrados sobre grandes cuadrados metálicos.
Sobre el fondo de la bahía, troncos largos de madera marrón casi negra llaman mi atención. Son los pedazos de un naufragio, ¡el más viejo jamás encontrado en Canadá! Aquel de un barco vasco venido desde Europa para cazar ballenas hace más de 400 años.
Hace cuatro años que mi equipo de arqueólogos subacuáticos* de Parcs Canadá busca este naufragio. ¡Cuántos descubrimientos desde el día en que lo encontramos!


= Saddle: silla, en inglés.
S Las palabras con asterisco se definen en la página 38.


¿Quiénes son los vascos?:
Los vascos ocupan un territorio situado sobre la costa Atlántica de Europa. Las fronteras de su país han sido repetidas veces modificadas con el correr de los siglos, antes de ser compartidas entre Francia y España en el siglo XVII. En el siglo XVI, los vascos se contaban entre los mejores navegantes y constructores de barcos del mundo. Desde 1917, aún tal vez antes, atravesaban el Atlántico para pescar bacalao y cazar ballenas en América del Norte.

Pág. 9:

Red Bay, capital mundial de la caza de ballenas:
Red Bay es un pueblito sobre la ribera de una bahía del Labrador que lleva el mismo nombre. Este puerto natural es una de las mejores ensenadas de toda la costa del Labrador. En el siglo XVI los balleneros vascos pasaban varios meses cada año en esta región. La bahía de Red Bay, que llamaban Butus era la ensenada preferida de los vascos. Algunos años, más de diez embarcaciones podían encontrarse allí al mismo tiempo. Era entonces el más importante sitio de caza de ballenas del mundo. Hoy, el pueblo cuenta con alrededor de doscientos habitantes que viven sobretodo de la pesca.


Pág. 10:El descubrimiento.

No olvidaré jamás el momento en el cual el arqueólogo Bruce Bennett salió a la superficie gritando: "¡Creo que tenemos un naufragio! Hay algunas tablas de roble.". Dado que estábamos preparados para una larga búsqueda, ¡dimos con el naufragio desde la primer inmersión! ¡Qué suerte!

Fue la Dra. Selma Barkham, una archivista, quien nos puso sobre las pistas de los naufragios vascos del Labrador. Después de haber aprendido español emprendió investigaciones en los archivos vascos en España. Durante varios años, incansablemente, estudió los testamentos, los testimonios judiciales y las pólizas de seguro que databan del siglo XVI. Muchos de estos documentos daban cuenta del estado de la pesca del bacalao y de la caza de ballenas en América del Norte. La Sra. Barkham juntó así una gran cantidad de información acerca de la presencia de los audaces pescadores vascos en el Nuevo Mundo. Ella nos envió viejos documentos mencionando un barco encallado en el Labrador, en el puerto de Red Bay; el barco estaba anclado en la bahía cuando una violenta tormenta cortó sus amarras y lo precipitó sobre la costa. ¡No hacía falta mucho más para que nos lancemos en su búsqueda!
Enseguida llegados a Red Bay, escruté la gran bahía. ¿Cuál habrá sido el mejor lugar para anclar una embarcación? ¿Desde dónde venían los vientos con las tormentas? ¿Habrían empujado el barco al mismo lugar que el Bernier, encallado cerca de la isla Saddle?
Fue en la procura de recrear los acontecimienros que elegí el sitio de nuestras primeras búsquedas. Y cuando Bruce subió a la superficie diciendo que había avistado estructurasS de roble, mi rostro se iluminó. ¡El roble no crecía en el Labrador!
Mi corazón latía rápidamente durante mi primera inmersión. ¿Sería eso realmente restos de un naufragio o simplemente algunas piezas sueltas de madera?
Cuando el fondo se me apareció, ví que los armazones rodeaban un vasto montículo, apénas perceptible. El montículo tenía la forma alargada de una embarcación. ¡Sí! ¡Teníamos restos de un naufragio!

Un indicio preciado:
He aquí un extracto de un testimonio judicial utilizado por la Dra. Selma Barkham para volver a trazar el naufragio del San Juan, que se hundió en Red Bay en 1565. "...Joanes de Portu (...) declaró (...) que en 1565, fletó en mitad con Miguel de Veroyz (...) el barco perteneciente a Ramos de Arrieta, llamado Borda, para un viaje de pesca de ballena a Tierra-Nueva [Terranova], aquél barco fue lanzado a la costa en el puerto de Buytres, por un golpe de viento que sobrevino luego de haber embarcado la mayor parte de su carga de 900 a 1000 toneles, y después de haber recuperado la velas, algunos cables, el pan, la sidra y el vino, volvieron a España, con la mayoría de los miembros de la tripulación, en el barco de Joan de Montellano ..." (traducción [al francés]: Jean-Pierre Proulx - Parcs Canada)


Pág. 11:

Descubrimientos arqueológicos:

Pecios

Plataformas de despedazamiento y fundición de la grasa.

Toneles

Otras estructuras (ej.: habitaciones)

Puesto de guardia

Sepulturas

Amontonamientos de huesos de ballenas

El pueblo actual de Red Bay


Tres naufragios:
Tres naufragios han sido descubiertos en Red Bay. Hemos excavado completamente el mejor conservado y parcialmente los otros dos. También encontramos cuatro pequeñas embarcaciones de vela y de remo utilizadas para cazar ballenas, así como un muelle. Las excavaciones en tierra, por su lado, han develado hornos de fundiciónS, toneles y un cementerio con más de sesenta sepulturas conteniendo los restos de alrededor de 140 vascos.

Pág. 12:El plano del sitio.


Haciendo esfuerzo de recordar el descubrimiento del naufragio, me dirijo a Peter Waddell, mi brazo derecho, el responsable del plan del sitio. Me saluda con una señal de manos y vuelve a dibujar sobre su pizarra.
Mirando el plano sobre la pizarra comprendemos por qué hemos instalado, por arriba del sector del naufragio, largas varillas de metal que dividen el sitio en 148 cuadrados de 2 metros de lado cada uno. En efecto, Peter tiene delante suyo una hoja de papel, impermeable evidentemente, sobre la que encontramos también cuadrados, pero mucho más pequeños.
Cada cuadrado sobre la hoja corresponde a un cuadrado en el sitio. Este sistema, llamado cuadrículaS, es la clave de nuestra búsqueda arqueológica. Permite reproducir el naufragio sobre el plano con una gran precisión. Nuestra excavación progresa a un ritmo de alrededor de 40 cuadrados por verano.
La cuadrícula permite también clasificar los objetos encontrados luego de la excavación. Efectivamente, cada cuadrado recibe un código diferente, por ejemplo: 10 P; todos los objetos descubiertos en esa cuadrícula llevan un código empezando por 10 P. Por consiguiente, es fácil saber de dónde proviene un objeto.
Con su mano libre, Peter barre una delicada capa de sedimentosS que se ha depositado pobre la madera. El movimiento del agua separa una pequeña etiqueta amarilla marcada con un número. Todas las piezas de madera del naufragio han sido numeradas a fin de identificarlas con precisión. Peter se asegura de que cada parte del naufragio aparezca en los dibujos hechos por el equipo de buzos.
Cuando me dispongo a continuar mi inspección del sitio, otro buzo me hace señas. Reconozco a Willis Stevens. Parece muy excitado. ¿Habrá descubierto alguna cosa importante?


La arqueología subacuática:una ciencia joven
Fue la invención de un aparato de buceo, en 1943, por el francés Jacques-Yves Cousteau y Emile Gagnan, lo que ha permitido a los arqueólogos trabajar debajo del agua. Desde el final de los años 40, un primer naufragio es excavado: una nave romana hundida en las costas francesas. En 1958, los italianos aplican por primera vez un sistema de cuadrícula a un sitio marino. En Canadá, la primer excavación de relevancia se lleva a cabo a comienzos de los años 70: la del Machault, un barco francés echado a pique en 1760 en la bahía de Los Calores por su propia tripulación, para impedirle caer en manos de los ingleses. La foto muestra una sección del casco del Machault remontada hasta la superficie para ser restaurada.


Pág. 13:


Detective del pasado:
El arqueólogo estudia las civilizaciones pasadas a través de los objetos que llegan hasta nosotros: utensilios, recintos, armas, barcos, etc. A partir de estos objetos (llamados artefactos), intenta representarse la forma en la que vivían nuestros ancestros. En ocasión de una excavación, el arqueólogo debe registrar, cual detective, todos los índices que encuentra. Más tarde, en el laboratorio, tendrá de esta manera toda la información necesaria para reconstruir los acontecimientos sobrevenidos en el sitio.
El registro de los datos -bajo forma de planos, de dibujos, de observaciones, de fotografía y de cintas de video- es la clave del éxito de una investigación arqueológica.


Pág. 14:Un reloj de arena que surge del pasado.

Me dirijo rápidamente hacia Willis. ¿Qué es lo que realmente habrá podido encontrar? Cuando llego a su cuadrícula de excavación, no puedo creer lo que ven mis ojos. Veo restos de un objeto apenas levantado del suelo. Reconozco enseguida los vestigios de un reloj de arena. Un objeto que raramente se encuentra en excavaciones de un naufragio.
Reloj de la época, el reloj de arena era una herramienta indispensable para la navegación. Permitía calcular la velocidad de una embarcación. Una vez conocida la velocidad, el piloto podía reconocer la posición aproximada del barco. Era útil también para determinar los horarios de trabajo de la tripulación.
Willis separa el reloj de arena con el artefacto principal del arqueólogo submarino: la bomba de succión, una especie de gran aspiradora. La bomba de succión aspira los sedimentos que recubren el naufragio y los expulsa lejos. Permite separar fácilmente grandes cantidades de arena sin que haya que transportarlas manualmente. Con la ayuda de su pala, otra herramienta indispensable para nuestro oficio, Willis retira delicadamente la arena que envuelve el reloj. Suavemente, empuja la arena hacia la boca de la bomba de succión. Es una operación delicada. Si acerca la boca de la aspiradora demasiado cerca del reloj de arena, se corre el riesgo de que trague en pedazos el reloj.
Poco a poco, el reloj de arena surge desde los sedimentos. Todo el vidrio ha desaparecido, pero el cuadrante de madera está en buenas condiciones.
Uno de los grandes placeres que tiene el oficio de arqueólogo es aquél del descubrimiento de objetos desaparecidos, a veces, hace siglos. Cuando encontramos un objeto de éstos, tenemos la impresión de tocar un misterio que nos permitirá comprender mejor la historia.

Nudos en la cuerda:
A bordo de un barco del siglo XVI, era imposible establecer su posición precisa en la inmensidad del océano. Con suerte, el piloto determinaba su posición aproximada. Para este efecto debía conocer la velocidad del barco. ¿Cómo? Pensamos que, ya en esta época, los vascos conocían el uso de la línea de Loch: una cuerda anudada cada 15 metros, con un pedazo de madera atado a su extremo. El piloto lanzaba e pedazo de madera al agua y contaba la cantidad de nudos que se hundían durante el ciclo del reloj de arena. Con viento a favor, un barco podía alcanzar cuatro nudosS, es decir más de 7 km/h. Todavía hoy, el "nudo" es la unidad de medida de la velocidad de los barcos (y de los aviones).


Pág.15:


Una aspiradora submarina:
Como su nombre lo indica, la "bomba de succión", utiliza el aire para crear un efecto de drenaje. Se bombea aire comprimido desde la superficie hasta el fondo del agua por un pequeño tubo de caucho. Este pequeño tubo está unido a un tubo más grande, rígido, que tiene un extremo abierto. Un tubo flexible se amarra también al tubo rígido cerca de la llegada de aire; tubo del cual, su boca de salida es manipulada por el buzo. Cuando el aire llega al tubo rígido, intenta remontar hacia la superficie. Esto crea un efecto de succión: todo lo que se encuentra en la boca del tubo flexible, sostenido por el arqueólogo, es aspirado y expulsado lejos.


Pág.16:Los secretos de la conservación

El reloj de arena encontrado por Willis es realmente un descubrimiento inusitado. Me demoro algunos minutos para contemplarlo. Las cuatro varillas del cuadro están intactas, como si hubieran sido fabricadas ayer. ¡El hecho de que un objeto tan delicado se haya conservado cuatro siglos me maravilla!
Circunstancias excepcionales han preservado un objeto que de otra manera hubiese desaparecido. Si no logramos conservar este reloj de arena, así como también todos los otros objetos descubiertos en esta excavación, nuestra misión será un fracaso. ¡Es grande la responsabilidad que incumbe a los arqueólogos!
Luego de 400 años debajo del agua, un objeto no puede simplemente remontarse hasta la superficie. Es decir, este objeto ha pasado estos cuatro siglos en un medio muy particular; si lo retiramos bruscamente de allí, sufriría daños irreparables. Es por eso que, luego de una excavación de arqueología subacuática, un equipo se ocupa especialmente de la conservación de los objetos.
A partir del segundo año, un laboratorio de campo completo se instala en uno de los pequeños depósitos de Red Bay. En la parte más gruesa de la excavación, el equipo del laboratorio pone en funcionamiento cinco especialistas en conservación. Todos los objetos encontrados en el sitio pasan por sus manos. La primera etapa de su trabajo consiste en la limpieza de los objetos. La mayoría de los artefactos, a continuación, son embalados y enviados a Ottawa, a laboratorios más sofisticados. Allí, reciben tratamiento para impedir su degradación.
Willis terminó de limpiar el reloj de arena. Ahora va a dibujarlo sobre el plano, luego fotografiarlo, antes de devolverlo a la superficie. Para esto, emplazará el pequeño objeto en una cajita especialmente preparada a este efecto. Esta caja ofrece la protección necesaria a fin de evitar que el objeto sea estropeado. Una vez en la superficie, se encontrará entre las manos expertas de los restauradores.

Atención, madera frágil!
Luego de varios años en el fondo del mar, un pedazo de madera se vuelve "trago del agua", esta última reemplaza el oxígeno en las células de la madera. Si sacamos esta pieza del agua, y la dejamos secar al aire libre, el líquido en las células se evaporará rápidamente y la madera se torcerá totalmente. ¿Cómo prevenir esto? Reemplazando el agua en las células por un líquido más estable. Uno de esos líquidos es una cera llamada glicol polietileno.
Se sumerge la pieza (foto) en una cuba llena de esta cera. Puede permanecer meses, hasta años. Aún así, queda todavía agua alojada en las células de la madera. Se libera completamente refrigerando la pieza y encerrándola en un recipiente al vacío. El agua es expulsada entonces fuera de las células.


Pág. 17:

¡Yeso que fragua debajo del agua!
Luego de la campaña de las excavaciones arqueológicas de Red Bay, los especialistas en conservación de Parcs Canadá, pusieron a punto una técnica original de moldeado debajo del agua.
Permite obtener copias exactas de piezas de madera, sin siquiera remontarlas a la superficie. He aquí cómo se hace:
1 - Limpiamos cuidadosamente la pieza.
2 - Volcamos sobre el molde caucho derretido que dejamos endurecer 24 horas.
3 - Colocamos una grilla sobre el caucho.
4 - Volcamos yeso sobre la grilla. El yeso sólo fija debajo del agua si no lo usamos en una mezcla muy líquida.
5 - Remontamos hacia la superficie el molde. El yeso conserva la forma exacta del objeto (la grilla refuerza el yeso) y el caucho toma todas las marcas de la pieza de madera. Este molde permite, a continuación, reproducir la pieza copiada con gran precisión.

Es en barricas de roble y de haya parecidas a estas donde los Vascos transportaban el aceite de ballena para Europa; en estas piezas la madera ha sido tratada ni bien salía del agua para evitar que se deforme.

Pág. 18 : Una rica cosecha


Con el pasar de los años, hemos descubierto miles de objetos y de fragmentos de objetos en el naufragio vasco de Red Bay. Las más abundantes son ciertamente las barricas, completas o parciales, más de 125, han sido encontradas. Esto se explica sin muchas vueltas: el navío servía para el transporte de barricas de aceite de ballena hacia Europa. De alguna manera, representaba una suerte de petrolero de la época. Las barricas, la mayoría de roble, se fabricaban en el País Vasco, pero eran armadas en el Labrador, a fin de economizar espacio durante la travesía.
Entre otros descubrimientos importantes, se encuentran los instrumentos para la navegación. Un reloj de arena, una brújula y un astrolabioS. El reloj de arena servía de cálculo para la velocidad del barco. La brújula permitía al piloto saber su dirección. En fin, el astrolabio daba la latitud. Este objeto, uno de nuestros más bellos descubrimientos, proviene de otro naufragio descubierto en la bahía. A pesar de estar un poco estropeado, puede considerarse bastante bien conservado si consideramos que ha permanecido más de 400 años debajo del agua.
También hemos recuperado una cantidad de objetos que nos muestran la vida cotidiana a bordo del barco. Mencionemos:
- Varios zapatos de cuero que pertenecían a los marineros.
- Recipientes de cerámica, de los cuales algunos están prácticamente intactos. Algunos servían para la cocina, otros para el almacenamiento de vituallas. Su forma varía según el uso al que estaban destinados.
- Varias poleas que permitían manipular las pesadas velas del barco. A partir de estas poleas, hemos podido reconstruir el aparejo del barco.

Uno de los aspectos apasionantes del oficio de arqueólogo es que no sabemos nunca lo que vamos a descubrir. Como testimonio: estos huesos de rata encontrados en una canasta para huevos llena de espinazos de pescado. El roedor estaría probablemente en el medio de su almuerzo cuando el barco zozobró. No tuvo tiempo de salir corriendo.
Ningún resto óseo humano ha sido encontrado lo que deja creer que todos los marineros han sobrevivido al accidente.


Esta ficha de latón (una aleación de cobre y zinc), el único descubierto en Red Bay, era utilizado junto con una hoja de cálculos, que hacía de alguna manera, de "calculadora de a bordo", para los vascos.


Pág. 19:


Grabado en compás:
He aquí uno de nuestros decubrimientos más interesantes: una plancha de madera del barco grabada, sin duda, por un marinero, con la punta de un compás. Se puede reconocer en el dibujo un barco anclado al cual está atada una chalupa [canoa]. ¿El artista habrá representado su propio barco u otra nave anclada cerca de la suya? No lo sabremos jamás. Pero este marinero nos legó una preciada imagen de los balleneros que venían del Labrador. Este grabado nos ayudó a rejuntar las "pocas" 3000 piezas del rompecabezas gigante descubierto en Red Bay.


Pág. 20:El registro de los datos.

Un poco apartado de Willis y su reloj de arena, otro miembro del equipo, Jim Ringer, dibuja una parte del cargamento del naufragio. Jim se sostiene haciendo equilibrio arriba de la grilla metálica de su cuadríacula de excavación. En esta posición no corre el riesgo de moverse, y así, despedazar los objetos.
Una varilla móvil de metal atraviesa la cuadrícula. Esta varilla permite a Jim colocar un hilo de plomo exactamente por encima del objeto a dibujar y, así, obtener su posición exacta.
Jim anota a continuación la elevación del objeto: su altura con respecto al resto del sitio. Esta medida es muy importante ya que permite dibujar el corte estratigráfico.
Luego de una excavación, el arqueólogo debe ejecutar dos tipos de dibujos: primero el plano (ver pág. 12), y luego el corte estratigráfico. ¿De qué se trata esto? Comparemos nuestro naufragio con una torta de varios pisos. El plano corresponde a una vista de arriba de la torta. Cortemos ahora la torta en dos: vemos aparecer varios pisos. Sucede lo mismo para un sitio arqueológico. Cada piso es una capa estratigráfica que dibujamos con cuidado; el conjunto de los pisos lleva el nombre de corte estratigráficoS.
¿Por qué tantos dibujos? Porque la excavación arqueológica es una actividad destructiva. Excavando este barco descubrimos una parte de la información que allí se encuentra. ¡Es imposible volver a empezar una excavación en el mismo lugar! Es por eso que debemos recoger, con los detalles más infimos, todas las informaciones posibles. Dibujamos entonces el plano con el corte estratigráfico de cada una de las 148 cuadrículas de la excavación. Excavar un sitio arqueológico es como leer un libro del cual las páginas vayan desapareciendo a medida de que las damos vuelta. A menos de que todo se registre minuciosamente, la "historia" se pierde para siempre.

Cuanto más profundo, más viejo!
Al momento en el que un lugar de ocupación humana (un barco, una casa, un campamento) es abandonado, comienza a deteriorarse. Con el pasar de los años, poco a poco se recubre de hojas, de arena y de piedras. A veces, tormentas, inundaciones o incendios traen consigo otro tipo de materiales. Todos estos materiales forman depósitos que llamamos capas estratigráficas. Algunas capas se evidencian fácilmente, otras son casi imposibles de distinguir de sus capas vecinas.
Normalmente, un objeto encontrado en una capa profunda, ha llegado allí primero que un objeto descubierto en el sitio de una capa más cercana a la superficie. El objeto más profundo es entonces el más viejo. Excavar estas capas es como leer un libro empezando por el final.
1- Fondo original (anterior al siglo XVI)
2- Desde comienzo del siglo XVI, hasta el naufragio
3- Naufragio (alrededor de 1565)
4- Desde el naufragio hasta el fin del siglo XVI.
5- Siglo XVII (período de ocupación de Red Bay)
6- Desde el Siglo XVIII hasta hoy.


Pág. 21:


¡22.000 fotos!:
Una foto registra detalles que no pueden escapar al ojo del arqueólogo, más de 22.000 fotos han sido tomadas durante la campaña de Red Bay. ¡Algo con lo que ocupar dos fotógrafos al mismo tiempo!
Fotografiar debajo del agua es un arte. Además de ser un excelente buzo no es fácil permanecer inmóvil cuando flotamos debajo del agua, hay que poseer una indiscutible técnica, ya que la débil luminosidad impone la utilización de películas muy sensibles, y a veces también el uso de flash.


Pág. 22:


Trabajar en aguas glaciales:
Dejo a Jim con sus dibujos y me dirijo hacia la popaS, la parte de atrás de la nave. ¡Ahora es mi turno de trabajar! Hoy debo evaluar cómo es que ha sido ensamblada la popa del barco. Mi trabajo de arqueólogo, como jefe de obra, comprende efectivamente varias tareas. Organizar y supervisar el trabajo de un equipo de más de 30 personas. Pero sobretodo, realizar una buena comprensión del sitio que excavamos. Para esto debo familiarizarme con todos los elementos del naufragio.
Instalándome para anotar mis observaciones pienso hasta qué punto es importante poder trabajar debajo del agua. El medio acuático, y sobretodo esta costa del Labrador, es un medio muy inhóspito, hasta llega a ser hostil. Sería imposible actuar sin contar con una serie de equipos especiales.
Cada buzo lleva sobre su espalda dos botellas de aire comprimido muy pesadas en tierra firme, que se vuelven más bien livianas debajo del agua. La autonomía del buceo varía según los individuos: nadie respira al mismo ritmo. En el sitio de Red Bay, un buzo puede permanecer una media de dos horas en el agua. A menos que deba subir por causa del frío.
La temperatura del agua es efectivamente un obstáculo a considerar. ¡Raramente llega a los 7º C y desciende a veces hasta - 2º C! La sal y las corrientes aligeran el punto de congelamiento del agua. Vestidos con trajes de neoprene para buceo ordinario, no podríamos trabajar más de 30 minutos. Es por eso que llevamos puestos trajes con agua cálida. Protegido de esta manera, un buzo puede permanecer en el agua tanto tiempo como lo autorice su carga de aire. Una buza del equipo hasta pudo sumergirse cuatro veces en el mismo día.

Otra herramienta adaptada a medio acuático: el papel impermeable. Parecido al papel encerado, permite escribir y dibujar en el agua con un lápiz común.
Como estoy anotando mis observaciones en la plaqueta, me resuena una voz estridente: "¡Se solicita a Robert Grenier en la superficie!"
Casi olvido el alto parlante submarino. Es lo que permite al buzo de seguridad (en la superficie) comunicarse con todos los buzos al mismo tiempo, aún con aquellos sin auriculares. Es mi turno ahora de volver a la superficie, es hora de volver a otro mundo.


Con calor en el agua helada:
Sobre la costa del Labrador, la temperatura varía entre -2°C y 7°C. Resulta imposible llevar adelante una excavación importante sin contar con un traje de agua caliente. Esto es: un extenso tubo que liga al buzo a la superficie. Se bombea agua hirviendo por ese tubo. Cuando ésta llega al buzo, el agua ya adquirió una temperatura agradable. Un arqueólogo puede permanecer de esta manera, dos horas sumergido. Pero si las bombas no funcionaran, ¡debería remontar a la superficie al cabo de pocos minutos!



Pág. 23:

En el agua, ¿puedes escucharme?
¡Sí! Los arqueólogos pueden hablarse en el agua. Algunas máscaras de buceo -lunetas faciales- cubren toda la cara. Podemos instalar un micrófono allí. El buzo lleva también un pequeño emisor-receptor que transmite ondas sonoras a otro buzo equipado de forma similar. En el agua, los sonidos viajan muy bien, ¡hasta mucho mejor que en la superficie! Los auriculares completan este equipamiento que permite a los buzos dialogar entre sí, así como con la superficie. Esto facilita su trabajo y lo vuelve más seguro.

Pág. 24:Historia de un Naufragio

¿En qué circunstancias este pecio llegó al fondo de la bahía? A la luz de nuestros descubrimientos, he aquí un escenario posible:
Fin del otoño, la estación de caza termina en el Labrador. Mientras que algunos hombres hacen fundir la grasa de una última ballena, otros llenan las barricas a bordo de los barcos. Algunos balleneros ya dejaron la bahía, con las bodegas repletas de su botín precioso, pero muchos todavía permanecen anclados. El tiempo apura, ya que las tormentas se van sucediendo cada vez más frecuentemente. He aquí justamente una que se está levantando...
Anclados detrás de la isla de Saddle, los barcos están protegidos de los vientos de frente. Pero las ráfagas que soplan desde la tierra inflan las olas de la bahía y las impulsan con fuerza contra los barcos. Estos se sujetan de las cuerdas de anclaje, con todo su peso. Estirado al máximo, ¡uno de sus cables se rompe!
Impotentes, los vascos ven el barco irse hacia la isla de Saddle, arrastrando una chalupa en su flanco de estribor. Pero el ballenero no llega a la isla. La quillaS se quiebra con el fondo y el agua helada envuelve sus flancos. Con tanto peso, el barco se hunde rápidamente y se sienta en el fondo. Sólo los mástiles y el castillo de popa aún perforan las olas.
Pasada la tormenta, los vascos penetran en el castillo de popa, pero las olas ya se han llevado casi todo. ¿Podrían ellos abrir las cubiertas para recuperar las valiosas barricas? ¡No! Es preciso partir antes que el invierno aprisione los barcos en el hielo. La tripulación, huérfana, se distribuye en los otros balleneros. La travesía será mucho más dura ya que habrá que compartir los víveres...
En su vuelta, al verano siguiente, los vascos hacen hundir grampas que traban a los pilotesS [bau] del puente principal del lugar del naufragio. Sujetan a continuación, sus embarcaciones. La marea alta levanta sus barcos y, de un golpe, les arranca la cubierta principal. Las barricas que quedaron libres fuera de los barcos vuelven a la superficie dónde los vascos las recuperan. Entonces atan todo a la primer cubierta. Pero son incapaces de poder liberar las barricas del pecio, ya que están retenidas por piedras de lastre. Todos estos trabajos debilitan el barco hundido; los tabiques del casco terminan por desaparecer en el fondo marino, como páginas de un libro abierto.
Los años pasan. Los restos del barco desaparecen poco a poco bajo los sedimentos. Las décadas se van hundiendo. Nadie más vino a cazar ballenas a Red Bay. El recuerdo del barco hundido desaparece de la memoria de los hombres. Hasta que una historiadora se empieza a interesar en los archivos vascos...

- Cuerdas viejas, de 400 años, bien conservadas, han sido descubiertas en el pecio.
(recuadro)
400 años bajo el agua:
Un barco de madera que se sumerge en aguas poco profundas tiene pocas posibilidades de atravesar los siglos. Las olas y los hielos lo destruyen y dispersan sus restos. En aguas profundas, por lo contrario, las chances de conservación de un pecio aumentan. Pero como revancha, sufre los ataques de las tarazas, los moluscos de agua salada que se alimentan de la madera. El barco de Red Bay es un caso excepcional. Dañados por los vascos, los tabiques se hundieron y han sido rápidamente recubiertos por sedimentos, que los han protegido de las tarazas.

Pág. 26:Remontada de un pecio

¡Hela aquí! Cuando resonó este grito, todas las miradas se voltearon hacia el costado izquierdo de la barca de trabajo. Una forma alargada, de color sombrío, perfora la superficie y se eleva en los aires, suspendida en el borde de un cable. Por primera vez después de 400 años, la quilla del navío vasco ve la luz del día. El operador de la grúa la hace pivotear hábilmente antes de detenerla sobre el puente. Todos los miembros del equipo se precipitan para ver los detalles.
Estos últimos días, los habitantes de Red Bay me han preguntado a menudo por qué no remontábamos el barco de una vez para exponerlo en un museo. Es que el pecio está demasiado estropeado como para permitir tamaña maniobra: yace completamente aplastado sobre el fondo.
Pero aún si el pecio hubiese podido soportar la remontada, no hubiéramos procedido así. Ya que conservar los restos de un pecio entero implica costos increíbles. Hay que tratar la madera antes de que se deforme secándola (ver pág. 16). A modo de ejemplo: la restauración de un barco sueco, el Wasa ¡costó 25 millones de dólares! No disponemos de tal fortuna.
Nuestro objetivo es diferente. Por supuesto, deseamos presentar este ballenero vasco en un museo, pero deseamos ante todo descubrir cómo es que ha sido construido, y entender su funcionamiento. Estoy convencido de que nos enseñará muchas cosas acerca de los barcos de su época. Aún así, la mejor manera de entender cómo es que un barco ha sido construido, es desarmarlo.
Los buzos desmontan entonces el ballenero, pieza por pieza, como un meccano gigante. La mayoría de las piezas -casi 3.000- se remontan a la superficie con la ayuda de una grúa. Los especialistas las dibujan en sus más ínfimos detalles.Luego son devueltas al agua, dentro de una gran fosa construida en el fondo de la bahía.
Más tarde, un maquetista utilizará los dibujos para recrear cada pieza de madera, pero en una escala diez veces más pequeña que la de la pieza original. De esta manera, vamos a obtener una reproducción exacta del barco: una maqueta en escala de 1/10, rigurosamente precisa y fiel a la original, que podremos estudiar luego, en nuestros cómodos laboratorios.


Del pecio a la maqueta:

He aquí cómo a partir del pecio de Red Bay, se ha fabricado una maqueta del barco:
1- El barco es excavado.
2- Las piezas se remontan a la superficie.
3- Las piezas se dibujan.
4- Las piezas son reproducidas en una escala de 1/10.
5- Se construye la maqueta.

Pág. 27:Los restos del naufragio vuelven al mar

¿Qué hacer con el pecio, luego de haberlo excavado y desmantelado?
¿Realizar tratamientos a cada pieza para luego exponerlas en un museo? ¡Demasiado caro! Hemos elegido, más bien, ocultar los restos del barco.
La excavación había dejado una gran depresión en el fondo de la bahía. Entonces depositamos los pedazos de madera, los sepultamos bajo 315 toneladas de arena, y los cubrimos con una tela. Esto fue en 1985. Vigilamos así, el deterioro de la madera de este pecio tan particular.


Pág. 28:Un barco híbrido

Mi profesor de Arqueología, decía: "Por cada día de excavación sobre el sitio, debes pasar al menos tres días estudiando los resultados." Tenía razón.
Hace ahora más de diez años que la excavación de Red Bay ha terminado. Aún así, el análisis de las informaciones recojidas acerca del pecio, continúa.
El ballenero vasco encontrado en las aguas heladas del Labrador, se ha revelado como un descubrimiento muy importante. Es uno de los elementos que faltaba para nuestra comprensión de la historia de la construcción naval de la época de los grandes descubrimientos. Vemos a continuación, por qué:
Las dos partes principales del barco son el casco y la estructura. La estructura está constituída por los postes curvos que forman el cascarón del barco, un poco como las costillas forman nuestra caja torácica. En cuanto al casco, es la "piel" del barco; que en la época, se hacía de madera.
Hasta la Edad Media, los barcos se construían según el método llamado "casco primero"S: se ensamblaban primero, los planchones de madera del casco. Luego, se colocaban las estructuras al interior del barco, para reforzar el todo. El método casco primero era muy costoso. Limitaba, también, el tamaño de los barcos.
En los inicios del siglo XVI, el descubrimiento del Nuevo Mundo hace nacer la necesidad de barcos más grandes, capaces de enfrentar los rigores del Atlántico.
Otro método de construcción, llamado "estructura primero", se descubre entonces. Se ensambla primero el esqueleto del barco (los postes de la estructura) para luego colocar su piel; los planchones del casco. Este método permite construir más rápido barcos más grandes.
Antes de la excavación de Red Bay, conocíamos muy bien estas dos técnicas de construcción. Pero ignorábamos cómo es que los arquitectos navales de la época pasaron del método casco primero, al método estructura primero.
Iniciada en la Edad Media, esta transición ha continuado en el curso del siglo XVI.
El barco encontrado en Red Bay marca una etapa crucial de esta evolución. Su casco y su estructura han sido construidos simultáneamente. Es entonces, un barco híbrido, que trae características de los dos métodos de construcción. Es uno de los testimonios mejor conservados de esta evolución. Es por eso que es tan importante.

Una maqueta para viajar en el tiempo:
Sin maqueta, no hubiéramos podido nunca sacar tanta información del pecio de Red Bay. La fabricación de la maqueta nos transportó 400 años en el pasado. Tuvimos la sensación de encontrarnos en la piel de los arquitectos navales de la época, de vivir los mismos cuestionamientos, dudas e intentos que estos pioneros.
Gracias a esta maqueta, nos hemos acercado a algunos de los secretos de los constructores de navíos vascos, unos de los mejores del mundo en su época.
Pero todavía quedan muchos misterios por esclarecer.


Pág. 29:


Otra nave del siglo XVI:
La excavación de Red Bay enriqueció considerablemente nuestro conocimiento de la arquitectura naval del Siglo XVI. Nuestro equipo, de esta manera, pudo producir la maqueta de otro barco de la época, de la clase de la Grande Hermine, el barco en el cual Jacques Cartier exploró Canadá en 1534.

- Esta ilustración, extraída del Atlas de Colbert (1670), muestra el taller naval de Toulon, Francia. Las técnicas de construcción, heredadas del siglo XVI, se asemejan a las vascas. Los obreros colocan el codaste, la pieza que prolonga verticalmente la quilla hacia atrás. Antes, habían fijado al codaste las piezas que forman el cuadro (tabique) de la parte de atrás del barco.


Pág. 30:Un barco de transporte


Antes de la excavación de Red Bay, pocos restos de pecios del siglo XVI habían sido descubiertos. Se encontraban sobretodo, barcos de guerra, armados para el combate, que nos daban una falsa imagen de la totalidad de los barcos de la época. El pecio vasco de Red Bay, nos revela la existencia de otro tipo de embarcación: un barco comerciante, un barco de todos los días.
El barco poseía tres mástiles: El gran mástil, el palo mayorS en el centro, llevaba una gran vela cuadrada, así como el mástil de trinqueteS, situado adelante. Sobre el mástil de mesanaS, atrás, se izaba una vela triangular.
El mástil de bauprés, que avanzaba sobre la proaS del barco podía también recibir una vela cuadrada. Pero como no era vertical, el mástil de bauprés no se consideraba un verdadero mástil.
Es por ésto que el barco se clasificaba como un "tres mástiles".

Un barco de roble:
El ballenero descubierto en Red Bay medía 24,5 metros de largo, 7,6 metros de ancho (en la cubierta superior) y 10,4 metros de alto, desde la quilla hasta la cima del castillo de popa.
Estaba hecho en roble, la madera preferida de los constructores navales de la época, por su robustez y resistencia a la descomposición.

Tres pisos:
Si comparamos este barco con un edificio, comprendería un sótano (la cala) y tres pisos (las cubiertas). Desde abajo hacia arriba: la cubierta primera, la cubierta principal y la cubierta superior.

Castillos bastante modestos:
La parte de adelante y de atrás de la cubierta superior estaban recubiertas de protectores de madera, llamados castillos. Estos no tenían nada de lujoso. La tripulación vivía allí (sobretodo en el castillo de popa, que era más grande), permitiendo el almacenamiento de una mayor cantidad de mercadería entre cubiertas.

Pág. 31:

¿El San Juan?:
Más de diez años después del final de las excavaciones, la identidad del barco todavía es un misterio. Es que el encuentro de varios pecios se han sucedido en esta bahía (hemos encontrado tres barcos hundidos) y los documentos de archivo muestran una situación todavía mayor de varios barcos perdidos.
Hasta hoy, la más hipótesis más probable especula que el barco encontrado en Red Bay sea el San Juan, que naufragó en 1565. Pero tal vez nunca lleguemos a tener mayor certeza de ésto.

Tan alto como largo:
El palo mayor era casi tan alto como largo era el barco, o sea un poco más de 23 metros; el equivalente de un edificio de 6 pisos.

¡Adelante!:
El barco se dirigía por medio de la caña del timón, una gran pieza de madera horizontal ligada al timón, así como también, por medio de un juego con las velas.

50 hombres a bordo:
Este barco podía contar hasta 50 hombres como tripulación, contra los 120 hombres, promedio, que llevaban los barcos más grandes que frecuentaban el Labrador en esa época. Los balleneros no tenían cabinas seguras, tal vez excepcionalmente, una para el capitán. Los marineros dormían sobre la cubierta principal o en los castillos. Con buen tiempo, algunos dormían a la intemperie o sobre la cubierta superior.

205 toneles y 800 barricas:
Medimos la capacidad de un barco en toneles. En España, en esta época, un tonel equivalía a 1,54 m3. El barco de Red Bay calaba 205 toneles y podía contener más de 800 barricas de aceite. Era un barco pequeño, en comparación con algunos otros gigantes de 650 toneles (¡2.000 barricas!) que frecuentaban entonces las costas del Labrador.

¡Hacer lugar para las barricas!
Como el barco era utilizado para el transporte de mercaderías, la parte más grande del espacio se utilizaba para el almacenamiento. Las barricas se colocaban en la bodega, en la primer cubierta y en una sección de la cubierta principal. Se las acomodaba muy juntas -colocando piedras y tacos de madera entre ellas- a fin de que permanezcan inmóviles, aún durante las peores tormentas.


Pág. 32: Una expedición de seis meses

Hasta el comienzo de los años 80, nuestros conocimientos acerca de la llegada de los vascos a Canadá eran fragmentarios. Gracias a las excavaciones terrestres y submarinas de Red Bay, así como también junto con las investigaciones realizadas en los archivos, podemos saber mucho más ahora.
Los textos de la época nos enseñan que los vascos llegan a América del Norte desde 1517, es decir, 17 años antes que Jacques Cartier. Pero algunos piensan que cumplen la travesía antes que Cristóbal Colón (1592).
Los balleneros dejan generalmente el País Vasco en la segunda mitad de junio. El cruce del Atlántico, de una duración de alrededor de 60 días, se realiza en condiciones difíciles. De a dos hombres de la tripulación comparten una colchoneta en la que duermen por turnos. Todo está siempre húmedo, al mejor decir, mojado, al igual que las ropas que usan. La poca agua dulce es reservada para el consumo humano; está fuera de cuestión su uso para el aseo personal, menos todavía para la limpieza del barco. Este último se vuelve rápidamente insalubre y nauseabundo, y las enfermedades se propagan fácilmente.
El alimento es poco variado: galletitas, dientes de ajo, habas, queso y pescado capturado durante el viaje. Dos veces por semana, lo que no es un festín menor, servían lechón salado. Raciones de vino y de sidra completan la comida. Hacia el final del viaje, los alimentos comienzan a perecer.
Habiendo partido en junio, los vascos alcanzan Terranova (la "tierra nueva", es así que llaman a América) en la segunda mitad del mes de agosto. Justo a tiempo para interceptar las ballenas en inmigración otoñal desde el océano Ártico hacia los mares del sur.
Ni bien llegados, deben hacer reparaciones en aquellas instalaciones estropeadas por el curso del invierno: el muelle, los machucones en los hornos de fundición, las cabañas en donde permanecerán los toneles, los únicos que vivirán en tierra firme. La cacería puede entonces comenzar. Se extiende hasta el fin de año.
El viaje de vuelta es usualmente más corto: entre 35 y 40 días, gracias a las corrientes y los vientos favorables. Esto si todo va bien, ya que las travesías son peligrosas. Además del riesgo de naufragar en medio de una tormenta, existe el temor de caer en manos de piratas europeos que cruzan, a veces, a lo ancho de Terranova.
A veces, los súbitos fríos cubren la bahía de hielo, encerrando el barco, los vascos se verán forzados entonces, a pasar el invierno en el Labrador. Excepcionalmente, eligen permanecer en América durante la estación fría, si es que una poco exitosa pesca no les permitió llenar el barco. Completan, entonces, el cargamento en primavera, cuando las ballenas migran hacia el norte.

La presencia vasca en América:
El apogeo de la presencia vasca en el Labrador se sitúa alrededor de 1550 y 1580. Alrededor de 20 a 40 balleneros transportando hasta 2.000 hombres venían cada año a América. Casi al fin del siglo, los vascos van apareciendo cada vez menos frecuentemente. Varios factores explican este fenómeno. Mencionemos la baja de la caza y la cantidad de guerras que desgarran a Europa. Así, en 1588, el rey de España recluta los barcos vascos para formar la Armada Invencible y atacar Inglaterra. Aún así, algunos balleneros seguirán viniendo a América hasta principios del siglo XVII.
Este documento de 1625, obra de un viajero inglés, ilustra el territorio predilecto de los holandeses, el mar de Spitzberg (situado al noreste de Islandia) así como las etapas de la caza de ballenas.


Pág. 33:


Las rutas de navegación:
¿Qué itinerario seguían los vascos para venir a América? Sin duda, una de estas tres rutas:
1- Seguir España lateralmente, fijar dirección hacia las Azores (a 1300 km de la costa), y luego dejarse llevar por los alisios (los vientos que soplan hacia el oeste) hasta América, para remontar la costa a continuación, aprovechando el Gulf Stream, una corriente marina.
2- Llegar a Islandia via Irlanda, para luego bifurcarse hacia América aprovechando la corriente noratlántica.
3- Dirigirse directamente al Labrador y hacer la travesía sin escalas.

Para la vuelta, pensamos que descendían hasta Nueva Escocia, desde donde se lanzaban hacia las costas españolas, empujados por el Gulf Stream.

Pág. 34:La caza de ballenas


Para cazar ballenas los vascos no utilizaban sus barcos. Más bien, se embarcaban en las chalupas, grandes canoas con seis remeros, rápidas y maniobrables.
Es el arponero, instalado en la proa de la chalupa, quien tiene la tarea de clavar el arpón en la presa. Trata de evitar clavarlo en la cabeza de ésta -ya que el arpón podría rebotar contra los huesos del cráneo- y tiene en la mira más bien la espesa capa de grasa y los músculos de la espalda. Comienza entonces una persecusión que puede durar algunos minutos, ¡o algunas horas! Una boya atada al arpón permite seguir al gran mamífero. Una vez atrapada la ballena, el arponero termina clavándole una lanza en el corazón. El cetáceo, a continuación, es remolcado hasta la bahía. A veces, el estado del mar, la fuerza y la dirección de los vientos, así como la distancia de la costa, ¡hacen que su remolque pueda durar horas!
A continuación viene el despedazamiento. Los trabajadores cortan largas lonjas de grasa, con la ayuda de hachas y cuchillos, la mayoría con grandes mangos. Un grupo de trabajadores fuertes puede despedazar una ballena en pocas horas.
Los trozos de grasa son llevados a los hornos de fundición†, chimeneas sobre las que se emplazaban grandes hornos. Se corta la grasa en pedazos de alrededor de 20 cm que se tiran al horno.
A medida en que la grasa se transforma en aceite, se la vuelca en una cuba de agua fría. Las impurezas, más pesadas que el aceite, se escurren hacia el fondo. La operación continúa día y noche hasta que toda la grasa se haya fundido. El aceite purificado se vuelca entonces en las barricas. Hacen falta alrededor de dos días y medio para que los vascos cacen una ballena, la despedacen, y reduzcan su grasa en aceite. Según su tamaño, con una ballena se pueden obtener entre 40 y 90 barricas de aceite. Para llenar un barco como éste encontrado en Red Bay, hay que matar al menos una decena de cetáceos.
¿Para qué sirve este aceite de ballena en el cual los vascos ponen tanto esfuerzo? En el siglo XVI, todavía no se conocía la electricidad, el aceite de ballena servía de combustible para el alumbrado. Se lo utiliza también para la curtiembre de pieles, una industria muy grande en la época.
Sólo una barrica de aceite de ballena valdría hoy más de $ 4.000. Si un pequeño barco transportaba alrededor de 800 barricas, ¡sólo un viaje podría proporcionar, aún hoy, algunos millones de dólares!

† El arqueólogo James Tuck, de la Universidad Memorial, puso al día varios hornos de fundición luego de las excavaciones en tierra que ha efectuado en la isla de Saddle.

Pág. 35:


Un osario en el fondo de la bahía:
Después de haber despedazado una ballena, los barcos dejaban hundir su esqueleto. Es entonces, sin mayor, sorpresa que descubrimos varios esqueletos de ballena en el fondo de la bahía. Por lo contrario, nos sorprendió bastante encontrar esqueletos completos de las aletas (foto), un poco más lejos. Esto nos permite suponer que, llegando a la bahía, los vascos cortaban las aletas para facilitar la rotación de la ballena durante su descuartizamiento.


Presas ideales:
Los vascos cazaban sobretodo a dos especies de cetáceos: la ballena de Groenlandia (Balaena mysticetus), y la ballena negra del Atlántico, también llamada ballena franca (Eubalaena glacialis). Estas dos especies pueden llegar a medir alrededor de 17 metros y pesar 100 toneladas. Su lentitud y el hecho de que no se hunden una vez muertas por su gran porcentaje de grasa, las convierte en presas ideales. Entre 1560 y 1580, los vascos mataron varios cientos de ballenas por año. Estas dos especies de cetáceos han desaparecido hoy en el Labrador.

Pág. 36: Visita al museo


"Papi, ¡vamos a ver tu barco de Red Bay!" Mi hija Matilde me toma de la mano y me lleva hacia la escalera que conduce al segundo piso del Museo de las civilizaciones, en Ottawa. Mi hijo Pierre nos acompasa la marcha.
Pasando a la sala de Historia, nos transportamos en el tiempo. Pasamos cerca de la reproducción de una chalupa vikinga: los vikingos fueron los primeros europeos en venir a Canadá, aún antes de los vascos.
Luego, llegamos frente a la popa de un gran barco: el ballenero vasco encontrado en Red Bay. Más exactamente, una reproducción de este barco. Podemos entrar a él por una abertura efectuada en el casco. Un marinero está acostado en su colchoneta. Está dictando su testamento a un hombre arrodillado cerca de él. Alrededor de ellos, hay objetos que conozco bien: una vasija de cerámica para cocinar, zapatos de cuero, toneles amontonados...
Me gusta este museo, sobretodo la sala de Historia, que muestra los grandes acontecimientos de la historia canadiense después de la llegada de los primeros europeos. Adoro venir aquí, ya que me recuerda por qué hace treinta años excavo los mares de nuestro país en busca de nuestro pasado.
El arqueólogo es un detective, un detective de la historia. Su misión: encontrar sitios abandonados y hacerlos "hablar" para que nos cuenten quiénes eran nuestrtos ancestros, cómo vivían, qué es lo que han alcanzado.
Una vez reconstruída esta historia, el arqueólogo debe, a su turno, relatarla. En un libro, en un documental, en un museo; el medio poco importa. Lo esencial es que la gente conozca lo que ha pasado antes que ellos.
"¡Vamos a ver la plaza de la Nueva-Francia!". Pierre me sustrae de mis ensoñaciones. ¡La Nueva-Francia! Esto me recuerda el Chameau, un gran barco del rey de Francia, hundido en 1725 cerca de la fortaleza de Louisbourg. ¡Llevaba a bordo todo los fondos de presupuesto para el año entrante en Nueva-Francia!
¡Pero esta es otra aventura!

Una excavación modelo: con más de 14.000 horas de buceo, la excavación de Red Bay constituye una de las más ambiciosas aventuras subacuáticas jamás realizadas. Más allá de las horas pasadas en el agua, el aporte de Red Bay reside sobretodo en la calidad del registro de los datos arqueológicos. La precisión y el detalle de estos registros han alcanzado niveles hasta entonces nunca logrados. Más de diez años después de la finalización del trabajo sobre el terreno, la excavación de Red Bay todavía es citada por todos lados en el mundo como un modelo en el género.

Pág. 37:


Miles de pecios:
El agua cumple un lugar importante en la joven historia de Canadá. Sus descubridores han venido desde el mar. Sus lagos y ríos son las rutas por las cuales han explorado el país, han sucedido guerras y el comercio se ha desarrollado.
Pero viajar sobre el agua comprende varios riesgos. Hasta el majestuoso río de San Lorenzo, que parece una vía de navegación fácil por su gran tamaño, presenta innumerables obstáculos.
¿Hace falta sorprenderse de que las aguas canadienses guarden miles de restos de barcos? Los de Red Bay, son los más viejos de una lista que se va alargando año a año.

Red Bay en el cine:
La campaña de excavación arqueológica de Red Bay fue objeto de un documental filmado durante los trabajos. Esta película, titulada "Los pescadores vascos del Labrador", muestra todas las facetas de las excavaciones subacuáticas y terrestres.
Es posible obtenerlo, por medio de un franqueo, dirigiéndose a:

Les Productions Adlanut inc.
5400 avenue Trans Island
Montréal (Québec)
H3W 3 A5

Glosario:

Arqueología subacuática: ciencia que estudia las civilizaciones antiguas a partir de los vestigios (objetos) dejados debajo del agua por los humanos.

Archivos: colección de documentos, planos e informes antiguos. Llamamos también "archivo" al lugar donde guardamos estos documentos.

Artefacto: objeto que proviene de una actividad humana.

Astrolabio: instrumento de navegación utilizado para determinar la altura del sol con respecto al horizonte. La medida obtenida permite conocer la latitud a la que se encuentra.

Bau: (baux?) : postes grandes que sostienen las planchas de las cubiertas de un barco.

Cuadrícula: sistema de cuadriculado emplazado sobre un sitio arqueológico, a fin de facilitar la mensura para establecer un plano del sitio. Sobre un sitio terrestre, utilizamos a menudo cuerdas, pero en al agua se impone la necesidad de una cuadrícula rígida.

Estructura primero: método de construcción de barcos de madera que consiste en montar la estructura antes de colocar las planchas formando el casco.

Casco primero: método de construcción de barcos de madera que consiste en ensamblar las planchas del casco antes de montar las vigas formando la estructura.

Capa estratigráfica: capa de depósitos que recubre parcial o enteramente un sitio arqueológico. Estos depósitos pueden ser de origen natural (sedimentos, hojas, etc.) o humano (restos, estructuras de vivienda, etc.).

Corte estratigráfico: dibujo en perfil de varias capas estratigráficas.

Horno de fundición: lugar en dónde los vascos reducían (hacían fundir) la grasa de ballena para obtener aceite. El horno estaba hecho de piedras sobre las cuales se colocaba una marmita.

Palo mayor: el mástil más alto, situado en el centro de un barco.

Aparejo: conjunto de equipos necesarios para maniobrar las velas de un barco.

Mástil de mesana: el último mástil vertical de atrás de un barco.

Mástil de bauprés: mástil que avanza en forma oblícua por arriba de la proa de un barco.

Mástil de trinquete: el primer mástil vertical adelante de un barco.

Estructuras: piezas de madera colocadas perpendicularmente a la quilla de un barco y sobre las cuales se clavan las planchas del casco. Son estas estructuras las que dan forma a un barco.

Nudo: unidad de velocidad de los barcos y de los aviones que equivale, más o menos, a 1,85 km/h.

Popa: la parte de atrás de un barco.

Proa: la parte de adelante de un barco.

Quilla: pieza larga de madera que recorre todo el largo de un barco y sobre la cual reposa la estructura.

Sedimentos: granos de arena, de polvo y de tierra desplazados por el viento, el agua, etc.


Indice:

Aceite 18, 34
Arpón 34
Artefacto 13, 16
Astrolabio 18, 19

Barkham Selma 10
Barrica 17, 18, 31
Bomba de succión 14, 15
Brújula 18

Capa estratigráfica 20
Casco primero 28
Cartier Jacques 29, 32
Castillo 24, 30
Cementerio 11
Chalupa 24, 34
Colón Cristóbal 32
Conservación 16
Construcción naval 28
Corte estratigráfico 20
Cuadrícula de excavación 12, 20
Cuadriculado 12

Despedazamiento 34

Estructura 10, 28
Estructura primero 28

Ficha 18
Foto 13, 21

Grande Hermine 29

Hilo de plomo 20
Holandeses 32
Horno de fundición 11, 34

Laboratorio 13, 16
Labrador 8, 9, 10, 18, 19, 22, 24, 32, 33, 35
Línea de Loch 14

Maqueta 26, 27, 28
Mástil de mesana 30
Mástil de bauprés 30
Mástil de trinquete 30
Moldeado 17
Museo de las civilizaciones 36

Nudo 14

País Vasco 8, 32
Palo mayor 30, 31
Plano 12, 13, 20
Polea 18

Registro de datos 13, 36
Reloj de arena 14, 18
Roble 10, 30
Rutas de navegación 33

San Juan 10, 11, 31

Taraza 24
Terranova 32
Tonel 31
Tonelería 11
Tormenta 24
Traje de agua cálida 22

Vikingos 36

 

 


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