LA PROCESION DEL SILENCIO EN QUERETARO.
UN CASO ESPECIFICO

POR EVANGELINA TRUEBA ARAMBURU
ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA (ENAH)

CAPITULO  UNO

LA CULTURA  QUERETANA

No es sencillo hablar de la cultura queretana, debido a los cambios tan  vertiginosos que se han gestado desde hace una decada hasta nuestros días.

Los procesos de globalización que no  pueden ser ignorados en ningún ámbito; han  modernizado Querétaro con  un toque peculiar   en  lo tradicional  dentro de la cultura propia.

La dinámica histórica  es un intento de los diversos  sectores por ampliar y consolidar el propio espectro cultural, en función de sus intereses y necesidades.

Para hacer un análisis de una de las fiestas populares más importantes, como hay muchas en la entidad; es vital explicar un poco el concepto de queretaneidad que los círculos académicos locales han definido. La cultura[1] es la esencia que sintetiza el ser material y espiritual de los pueblos, se construye a través de los  símbolos y prácticas sociales que les permite dar respuesta a las propias necesidades: vitales,formativas, morales, estéticas, utilitarias,comunicativas y religiosas; por ello los  seres humanos  conjugan la sensibilidad y creatividad para elaborar la propia identidad.

Una cultura requiere continuidad y permanencia dentro del contexto de cambio que la vida misma significa, por lo que genera una serie de mecanismos a través de los cuales transmite y socializa el patrimonio y sus valores, para que todos los individuos de la comunidad lo conozcan, lo usen y lo disfruten.

 Se transmite de manera histórica bajo un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas[2] por medio de las cuales los hombres  comunican, perpetúan y desarrollan el conocimiento y sus actitudes frente a la vida.

 Es por medio de la memoria histórica y la tradición que la cultura se fortalece para lograr una propia identidad

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La memoria de un pueblo asegura la transmisión de la experiencia, la conservación de las tradiciones y costumbres que identifican a un grupo humano.

La tradición es esa serie de usos, costumbres, instituciones,que a través de las distintas formas de mito y diversidad de lenguajes  o formas de comunicación que conduce a un grupo humano a crear, transmitir y conservar.

En las creencias y las prácticas religiosas, el ethos de un grupo se convierte en algo intelectualmente razonable al mostrárselo como representante  de un estilo de vida idealmente  adaptado al estado de cosas descrito por la cosmovisión.

 Es decir, la forma como se percibe la realidad.

En un marco están las creencias y los valores con los cuales los individuos definen el mundo, expresan sus sentimientos e ideas y emiten sus juicios.

Las prácticas religiosas[3] incluyen los actos de devoción y adoración; las cosas que los individuos hacen para manifestarse por medio de las fiestas populares.

Puede hablarse de un comportamiento religioso basado en la devoción a los santos.

Toda religión y toda espiritualidad se basa en una hierofanía, es decir, una experiencia religiosa fundante, en la que los santos son las representaciones de Cristo y de la Virgen María.

La devoción al santo es una forma de fe, confianza, por la que se establece una relación personal y emotiva y son venerados más como intercesores.

La forma más propia para expresar la devoción  al santo, es sin duda la fiesta popular, aunque ésta tiene la función religiosa de rendir culto al santo y, además logra integrar a los habitantes entre sí.

  Es en la fiesta, donde se expresa la estructura social[4], se organiza y se identifica el grupo; a lo largo del calendario litúrgico se integra el pasado con el presente.

Distinguir entre cultura y sistema social; la cultura es un sistema ordenado de significaciones y de símbolos en cuyos términos tiene lugar la integración social; y el sistema social como la estructura de la interacción social .

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La idea de la religión[5], entendida como un sistema cultural que armoniza las acciones humanas con un orden  que se proyecta al plano de la experiencia humana dentro de las celebraciones populares de Querétaro.

Las danzas chichimecas, las fiestas patronales, las procesiones, el largo trayecto de la peregrinación  al Tepeyac, las ofrendas de Día de Muertos, el Altar de Dolores, las fiestas navideñas con sus heraldos, mojigangas, desfiles de carros bíblicos, los nacimientos, belenes y pastorelas.

La queretanidad no es sino la manera de ser de quienes, habiendo nacido o habiéndose avecindado en Querétaro, gozan, comparten y hacen viva la tradición,  sea en el arte, el lenguaje, la fiesta y la vida cotidiana, pero que, sobre todo, aprenden ciertos valores y los transmiten a las nuevas generaciones como algo digno de formar parte de la  memoria histórica de Querétaro.

En este sentido es perfectamente normal que quienes habitan esta tierra se sientan invadidos en Su espacio físico y sus costumbres.

Querétaro se proyecta como una región integrada por una sociedad compleja y pluricultural, debido en buena parte a los diferentes origenes sociales, étnicos  y  geográficos de sus actuales habitantes.

 Los nativos de Querétaro llegan a presumir Su identidad al igual que los que tienen muchos o más años de residir en la misma (15 ó 20 años), mientras que en otros casos ciertos nuevos residentes con mayor a cinco años de vivir en esta ciudad demandan la residencia legal, lo cual la legislación queretana concede.

De igual forma también se puede observar que todos aquéllos con menos tiempo de estancia en esta entidad se encuentran en un estado de indiferencia unos, de añoranza algunos otros y finalmente de excitación y novedad  los demás.

La queretaneidad no sólo se expresa con la remembranza del pasado, ni tampoco con la sola contemplación de lo moderno o contemporáneo.

Porque Querétaro es pasado y presente, y esta cultura así se manifiesta. Es la síntesis o fusión de lo antiguo con lo moderno.

Resulta imprescindible que se considere dentro de la identidad de lo queretano sus tradiciones, que son bagajes culturales que se originaron hace ya muchos años, pero que son símbolos vivientes del presente.

Los queretanos se integran dentro de una formación social, pluricultural, heterogénea hacia Su interior, pero homogénea hacia  el exterior.

Se consolida como una identidad cultural regional, con sus propios emblemas, valores y símbolos característicos propios y peculiar.

Que sin embargo no deja de ser una cultura sumamente compleja.

Las tradiciones, costumbres y hábitos que ahora sólo son parte  de la historia oral y escrita, van  cambiando día a día.

En dicha historia se forjan acciones  de una sociedad pluricutural, multiétnica y heterogénea socialmente; pero finalmente queretana.

 Porque a pesar de que sus integrantes sociales no son todos queretanos, sus acciones se revierten para fines de Querétaro.

En términos socio-culturales, se genera un ambiente de igual condición que se  conoce como la queretaneidad. 

 

ALGUNOS DATOS HISTORICOS SOBRE LA FUNDACION DE LA CIUDAD

En 1531 se fundó la ciudad de Querétaro, cuando Conín ya convertido al cristianismo y quien por ello había adoptado el nombre de Fernando de Tapia, guió a los indígenas que formaron el ejército de conquista de la región, acompañándose de unos cuantos españoles;Fernando De Tapia conocía bien el lugar ya que desde tiempo atrás mantenía lazos comerciales con los pobladores de la Cañada.

Nos cuenta la tradición que en el Cerro de San Gremal se llevó a cabo la batalla de 1531 en la cual se manifestó la divinidad a favor del triunfo del cristianismo al aparecer en el cielo; Santiago Apóstol montado en un caballo y al lado, una cruz luminosa, poniéndose de manifiesto el sentido providencial de la conquista.

 Los indígenas, a partir de este momento, aceptaron la religión cristiana, comenzando el culto a la Santa Cruz de los Milagros, solicitando a los misioneros que en el lugar justo de la batalla, se les pusiera una igual a la que apareció en el cielo.

La historia de la ciudad de Querétaro dio entonces comienzo y desde Su nacimiento tuvo un sentido religioso que se vio forzado día con día por  la estratégica posición geográfica, pues al ser el paso obligado a las fértiles zonas del bajío y a las  ricas minas del norte, promovió que  se convirtiera rápidamente en el control político y religioso más importante de la zona.


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