Primer Encuentro Nacional Sobre Calidad de Vida en la Tercera Edad |
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Universidad de Buenos Aires
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" DE LA ALDEA GLOBAL A LA ALDEA GERIATRICA "
Recientemente la sociedad en su conjunto asistió a un debate que recibió amplia cobertura por parte de los principales medios de comunicación. Diarios, noticieros de televisión y programas periodísticos en radio ofertaron sus espacios para tratar el tema de las aldeas geriátricas. Diversos actores sociales directa o indirectamente relacionados emitieron sus opiniones al respecto (la amplia mayoría en oposición al proyecto). Así fue como viejos, agrupaciones de jubilados, profesionales de la gerontología, funcionarios, periodistas, oyentes, televidentes y lectores dieron cuenta en pocos días de un proyecto que fue vetado en el foro mediático aún antes de su presentación formal. Este trabajo propone una aproximación a la problemática de la vejez y sus destinos en una sociedad que al acercarnos al fin del milenio, se enfrenta a grandes desafíos, con una población de ancianos que aumenta progresivamente como lo demuestran los índices demográficos y donde el promedio de vida se eleva.
Paralelamente asistimos a la precarización de la calidad de vida de los mayores ya que el standard económico no parece acompañar este crecimiento. En este contexto las sociedades debaten qué hacer con sus viejos. Sin duda la respuesta a estos interrogantes debería emerger del conjunto de personas viejas y jóvenes en camino de serlo que componen una comunidad. Ciertamente cada sociedad deberá encontrar su propia respuesta original ya que la copia de los modelos exitosos de otros países no siempre genera buenos resultados . Cada cultura produce una vejez diferente y el trato que le prodiga a sus ancianos varía en una amplia gama de conductas que van del respeto y la admiración al abandono y el ostracismo. Sin embargo a pesar de la diversidad cultural, en torno a la vejez encontramos algunas constantes que se evidencian en diferentes sociedades: "La falta de participación de los ancianos en la construcción de un mundo propio es algo inherente a casi todos los países del mundo." 1 El siglo veinte ha sido mudo testigo de la revolución tecnológica que cambió y afectó profundamente el estilo de vida de todos nosotros pero sin duda los viejos nacidos en los primeros años del mismo fueron los primeros en acusar recibo de esas transformaciones. ¿Cómo ha afectado el desarrollo tecnológico a los mas viejos? Responder a este interrogante no es sencillo ya que la profundidad del cambio abarca numerosos campos ( la medicina, la economía, la industria, el transporte, las comunicaciones, la vivienda solo por mencionar algunos).
Nos referiremos a uno en particular y para ello será necesario recorrer un trayecto que a lo largo de exactamente treinta años une a dos aldeas en el tiempo.
En el año 1967 Marshal Mc Luhan acuñó un concepto que definía sintéticamente lo que los medios masivos de comunicación habían hecho de nosotros: nos habíamos convertido en una "Aldea Global". Mucho antes de la aparición de la Internet y de que escucháramos hablar de los ordenadores personales, el e- mail o la fibra óptica.
Mc. Luhan concebía la idea de un mundo "flamante de repentineidad" dónde el tiempo y el espacio se esfumaran para pasar a vivir en una aldea global...en un "suceder simultáneo".
Esto tiene consecuencias : "El circuito eléctrico compromete profundamente a los hombres entre sí". Podemos apreciar como la velocidad del acceso a la información en tiempo real rompe con el aislamiento y obliga a la humanidad a reconocer al "otro"2 . Para este autor los medios masivos obligan al hombre a comprometerse con el hombre: "Nada podría estar más alejado del espíritu de la nueva tecnología que "un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar". Usted ya no puede irse a su casa". 3 Mc. Luhan tiene un capítulo de su libro dedicado a "Los Otros" en donde habla del "Shock del reconocimiento" , allí plantea que : "en un ambiente de información eléctrica los grupos minoritarios ya no pueden ser contenidos - ignorados. Demasiadas personas saben demasiado las unas sobre las otras. Nuestro nuevo ambiente obliga al compromiso y a la participación. Cada uno de nosotros está ahora irrevocablemente envuelto en la vida de los demás y es responsable de ellos."4 En este punto quisiera señalar el profundo sentido ético que a mi juicio encierran las proposiciones de Mc. Luhan más allá de que efectivamente esto se dé en la práctica .Tal vez sea prematuro aventurar una respuesta definitiva a la hipótesis de que a mayor información obtengamos mayor compromiso, cuando todavía es muy poco lo que sabemos acerca de cómo los medios audiovisuales afectan nuestra constitución subjetiva. Es sin duda un tema apasionante pero que excede los alcances de este escrito, solo mencionaría que coexisten visiones por cierto mucho más apocalípticas de las nuevas tecnologías y para ello bastaría con remitirse a obras como "1984" de G. Orwell.
La aldea de Mc. Luhan no tiene absolutamente nada que ver con el aislamiento y mucho menos con la ausencia de compromiso.
Comencemos entonces a recorrer el camino inverso y volvamos sobre nuestros pasos a esa otra aldea que se discute en los modernos televisores a color de la ciudad de Buenos Aires. ¿Cómo surgió esta nueva propuesta para los viejos? ¿ Cuales son sus fundamentos? ¿Se trata acaso de una consecuencia lógica derivada de la aplicación de las teorías del desapego? En estos casos es conveniente contar con una opinión autorizada:
"Uno de los problemas mayores en geriatría es que los jóvenes hacen cosas por los viejos sin consultarlos. Estamos no solo pensando sino también obrando sin su participación " 5 "decía en un reportaje el Dr. Mario Strejilevich iniciador de la gerontología en nuestro país y uno de los pioneros en la difusión de los problemas de la ancianidad desde los medios masivos de comunicación. Sus publicaciones tienen hoy día plena vigencia, ya en el año 1976 se había referido a las "villas de viejos" y comparaba el acto de retirarse a estos lugares al cumplir cierta edad con aquellos viejos que en la antigüedad se retiraban de la comunidad a morir en soledad. Este alejamiento no obedecía a motivos intrínsecos sino que se autosegregaban por que era lo que la sociedad esperaba de ellos.
Esta actitud de los jóvenes hacia los viejos explica solo en parte la aparición de las aldeas geriátricas en el centro del debate. No alcanzamos a comprender el sentido o la necesidad de proponer este tipo de alternativas para mejorar la calidad de los servicios que se brindan a los mayores. El público la consideró cuando menos una idea "antipática" y desde el imaginario popular presurosamente se la calificó como un "Cementerio de elefantes".
La información que permitió obtener algunas respuestas a estos interrogantes me fue aportada por un gran lector de 80 flamantes años de edad.
EL DIABLO SABE POR DIABLO PERO MÁS SABE POR VIEJO Me encontraba coordinando un taller de lectura y reflexión con un grupo de personas mayores en el que se discutía acaloradamente respecto de las aldeas geriátricas, los participantes censuraban en forma unánime el proyecto y criticaban maliciosamente a su impulsor. Al finalizar la reunión, uno de ellos se acercó para obsequiarme un pequeño librito de bolsillo que acompañaba gratis la edición de una revista de divulgación general. El libro contenía información sobre la vida y las costumbres del Japón y efectivamente allí se refería al " Silver Market" o mercado de plata en alusión al cabello canoso de los ancianos.
"En Japón el envejecimiento acelerado de la población y el incremento de la longevidad constituyen un motivo de preocupación para el sector público y privado. El gobierno comisionó a diferentes centros de investigación para que estudiaran el tema y entre los diversos proyectos presentados se destacaba el denominado "Silver Columbia" impulsado por el Ministerio de Comercio Exterior e Industria (M.I.T.I). La propuesta inicial reservada al sector privado consistía básicamente en el establecimiento de "colonias" de ciudadanos japoneses retirados de las actividades laborales en diferentes países extranjeros".6
"El proyecto provocó diversas reacciones y se lo calificó como una mera "exportación de ancianos". Como alternativa se propuso el establecimiento de la población anciana en el exterior por periodos limitados".7 "El programa contribuía a canalizar divisas en el exterior que es uno de los principales problemas de la economía japonesa. Los países receptores de estos inmigrantes transitorios se beneficiarían con el ingreso de divisas creando además oportunidades en el sector servicios...".8 "En forma extraoficial se nombran como algunos destinos posibles a Canadá, Australia, España y en América latina a México y la Argentina".9 "...La edad promedio del retiro en Japón tiene lugar entre los 55 y los 60 años etapa aún activa para muchas personas. Al mismo tiempo, el empleado recibe al momento de su retiro una indemnización que oscila entre los 100.000 y los 200.000 dólares, más una pensión de aproximadamente 1.000 dólares mensuales..." 10 "En función de estas cifras resulta evidente que no se trataría del establecimiento de una simple colonia de jubilados sino mas bien del traslado físico de un segmento del mercado con un poder adquisitivo muy elevado".11 El análisis de esta información que data del año 1992 sumado a la creación de tres centros pilotos anunciados para el próximo año en nuestro país con financiación de capitales privados podría sintetizarse de esta manera: " La sinceridad en el interés por los viejos encuentra su basamento en razones de origen económico."12 Si la "aldea global se sustenta en base a un espíritu de participación y de compromiso la "aldea geriátrica" se define en cambio por la exclusión.
El proyecto propone su construcción en regiones apartadas y no se contempló la realización de un estudio o encuesta previa que determinara las reales necesidades de la población mayor .
La propuesta de creación de estas aldeas fue instalado por sus impulsores directamente en los medios de comunicación y éstos fueron los encargados de propalar la noticia. Una vez que ingresó al campo de los medios masivos el proyecto dejó de pertenecerle a un pequeño grupo de personas para incluirnos a todos. Fue en ese terreno desde donde la sociedad alzó su voz con los viejos a la cabeza para detener el proyecto.
Mientras tuvo lugar el debate mediático coexistieron ambas aldeas y al menos por ahora una de ellas no estará poblada por los viejos...pero ¿que hay de la otra? La revolución tecnológica evidencia su naturaleza paradojal cuando las máquinas que facilitan nuestro tareas demuestran aptitud para reemplazarnos.
Fabricas automatizadas que casi no emplean operarios .-
Cuando este circuito aprenda a cumplir su tarea ¿qué piensa Ud. hacer? - se preguntaba Mc. Luhan . De acuerdo al modo en que respondamos a esta pregunta estaremos definiendo las condiciones de nuestra futura vejez.
" Venga a mi oficina, le dijo la computadora al especialista." 13 Las computadoras que pueden almacenar enorme cantidad de información reemplazan con su inteligencia artificial a la memoria viviente, recuerdo de pasadas generaciones encarnados en los mayores. Los medios audiovisuales graban de modo fidedigno los testimonios del presente para el futuro y todo parece indicar que asistimos al fin de la tradición oral que tan bien ilustra aquella figura que utilizan ciertas tribus del África al afirmar que "un viejo que muere es una biblioteca que se quema".14 Algunos autores como el antropólogo Jules Henry sostuvieron en la década del sesenta que el avance tecnológico que obliga permanentemente a cambiar y la institucionalización de los cambios llevaría a los ancianos a una suerte de abandono virtual.
Los ancianos serían entonces extranjeros del tiempo que les toca vivir ya que el ritmo vertiginoso de la transformaciones tecnológicas superaría su capacidad de asimilar dichos cambios.
Dando por sentado que no podemos establecer generalizaciones ya que al hablar de "viejos" podemos caer en reduccionismos, entiendo que existen sectores dentro de los grupos de viejos que podrán efectivamente experimentar esta suerte de exclusión, víctimas de las nuevas tecnologías y seguramente otros viejos se autoexcluyan cuando no encuentran ninguna razón de uso práctico para aprender a manejar ciertos aparatejos.
Sin embargo cuando el argumento tiene más que ver con la falta de respuesta del viejo frente a los cambios que con su genuino desinterés podríamos estar cometiendo un error que bien podríamos atribuirlo al resultado de la proyección del pensamiento (y los prejuicios) de los jóvenes sobre los viejos.
Las consecuencias derivadas de estas premisas arrojan un manto de sombras sobre nuestra futura vejez al modo de una profecía que se autorrealiza . En realidad los viejos de nuestros días demuestran una gran capacidad de adaptación lo que les permite integrar las nuevas tecnologías a su vida cotidiana cuando pueden acceder a ellas. Los verdaderos obstáculos son a mi juicio los impedimentos económicos que retrasan su acceso a las mismas. No nos sorprende que los mayores operen los modernos teléfonos públicos y utilicen las tarjetas telefónicas sin embargo pasarán algunos años para que veamos a jubilados sentados en un banco de plaza recibiendo un llamado de sus nietos en su teléfono celular.
Sobre la forma en que los viejos se adaptan y sobreviven en estos tiempos modernos desearía mencionar tan solo algunos ejemplos: las agrupaciones que nuclean a los jubilados saben de la efectividad y penetración de los medios en la sociedad, sus representantes concurren a programas de tv y manejan el "timing" televisivo y sus códigos. El debate de las aldeas geriátricos se definió a través de los medios y los viejos supieron hacer un uso eficaz de dichos espacios. A la hora de defender sus derechos establecen alianzas con otros actores sociales como los docentes y los estudiantes secundarios. Los ancianos que no pueden leer la información del periódico por su pequeña tipografía o por la disminución de sus capacidades visuales apelan a los informativos radiales. Existen en los diarios, radios y televisión secciones y programas exclusivamente dedicados a la tercera edad, recientemente un coro de jubilados se presentó en televisión tras haber grabado sus canciones en un compact-disc. Los programas de radio reciben numerosas consultas de personas mayores, existen secciones en noticieros con columnistas que responden inquietudes previsionales de jubilados. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires proyecta un programa piloto para que los mayores puedan percibir su haberes a través de la red de cajeros automáticos con una tarjeta magnética tras haberlos capacitado el uso del sistema.
Para concluir es necesario reconocer que asistimos a cambios permanentes que modifican a la sociedad y que los viejos no permanecen ajenos a los mismos, más aún con sus ejemplos demuestran que muchas veces son sus verdaderos promotores.
Los viejos constituyen en la actualidad uno de los grupos más dinámicos de nuestra sociedad. Las marchas de los jubilados que desde hace varios se sostienen con admirable firmeza y el modo en que han defendido los intereses de su obra social, da buena cuenta de ello.
Quizás la contundente respuesta que los mayores dieron al proyecto de las aldeas en el mismo terreno en el que se quiso instalar finalmente sirva para que los más jóvenes comprendamos que nuestra mejor opción será la de colaborar juntos en la construcción de un mundo para los viejos que también podamos algún día habitar.
Lic. Gonzalo Abramovich.
1 Strejilevich, M.: Temas de Psicogeriatría. Ediciones 1919, 1992 2 Mc. Luhan, M.: El Medio es el Masaje. Bantam Books, 1967.
3 Ibid. ant.
4 Ibid. ant.
5 Strejilevich, M.: Temas de Psicogeriatría.
6 Borga, J y Sawada E.: El Seductor Mercado Japonés. Editado por la Asoc.
Argentino-Japonesa y la Universidad Católica de Córdoba.
7 Ibid. ant.
8 Ibid. aant.
9 Ibid. ant.
10 Ibid. ant.
11 Ibid. ant.
12 Strejilevich, M.: Temas de Psicogeriatría.
13 Mc. Luhan, M.: El Medio es el Masaje.
14 Augé, M.: Los "no lugares". Gedisha Ediciones, 1992.
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