II Encuentro Nacional "La Universidad como Objeto de Investigación"

Centro de Estudios Avanzados (CEA - Universidad de Buenos Aires -UBA)

Noviembre 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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La naturaleza económica del bien educación superior Un intento de delimitación

Elena O. de Guevara
Departamento de Economía
Universidad Nacional del Sur
Bahía Blanca

Segundo encuentro nacional: La universidad como objeto de investigación Buenos Aires, noviembre de 1997

Resumen(')

Elena O. de Guevara (*)

La ponencia que presentamos comienza con la consideración, aunque somera, de algunos intentos de sistematizar los diversos dominios que conforman la Economía de la Educación con el propósito de poder abordarlos con el instriumental que brinda la teoría económica. Luego se detiene en la consideración particular de la educación superior como "bien económico" con la finalidad de examinar sus aspectos más importantes aunque sin perder de vista el principio de interdependencia que lo liga a otros dominios como el socio-cultural y el político al punto tal que desconocerlos significaría desnaturalizar su tratamiento.

La naturaleza económica del bien educación superior Un intento de delimitación

En un ámbito de reflexión y debate como el que nos convoca en donde la Universidad, su sistema institucional, la calidad de la enseñanza que importe, la capacidad para integrarse y dar respuestas creativas a los cambios socioeconómicos y culturales de nuestro tiempo conforman su leit motiv nos parece de interés considerar algunas cuestiones de naturaleza económica que se presentan en el ámbito de la educación. La significación que la misma reviste para el crecimiento económico, su relación con el nivel de empleo,el contexto institucional en el que se desarrolla, su caracterización como "bien económico" o los efectos redistributivos son solo una muestra de tan vasta problemática. Su importancia aparece claramente fundamentada en el hecho que la Economía de la educación superior figure, de manera explícita, entre las áreas temáticas de este encuentro.

En primer término, es necesario puntualizar algunos aspectos. No se pretende analizar aquí la variedad de tópicos que configuran el campo de la Economía de la Educación. Se trata, en cambio de circunscribir el análisis a tan sólo unos pocos aspectos, aunque estimados como fundamentales en el marco del proyecto de investigación sobre la deserción universitaria que estamos desarrollando en la Universidad Nacional del Sur. En segunda instancia, si bien se intenta considerar la naturaleza y los efectos económicos del fenómeno educativo, no se pierde de vista el principio de interdependencia que lo liga a otros dominios como el socio-cultural y el político al punto tal que desconocerlos significaría desnaturalizar su tratamiento.

El objetivo de la universidad trasciende el cálculo económico.

La ponencia que estamos presentando comienza con la consideración, aunque somera, de algunos intentos de sistematizar los diversos dominios que conforman la Economía de la Educación con el propósito de poder abordarlos con el instrumental que brinda la teoría económica (I). Se detiene luego en la consideración particular de la educación superior como "bien económico" con la finalidad de examinar sus aspectos más importantes (II) .

I

La Economía de la Educación es un campo de investigación que ha comenzado a explicarse de manera autónoma tan sólo en las últimas décadas. En efecto, como disciplina con un objeto de estudio que le es propio puede ubicarse hacia los años sesenta. Generalmente se asocia su nacimiento con la conferencia de Theodore Schultz ante la American Economic Association (dic. 1960) sobre la inversión en capital humano. Su influencia proliferó apreciablemente en trabajos referidos tanto a la educación como b ien de inversión como a su tasa de retorno.

A pesar de que su tratamiento es relativamente reciente, el desarrollo de la disciplina ha sido significativo tanto por la magnitud de la producción científica como por el hecho de que ha aportado una nueva perspectiva de análisis sobre los recursos humanos. Un ejemplo en este sentido consiste en la idea de considerar ahora que los ajustes en el mercado laboral implican diferentes niveles de categorías ligadas a la formación y no simplemente a variaciones de salarios.

Por otra parte, y tal como suele ocurrir en las etapas tempranas de una disciplina, dicho desarrollo se ha caracterizado por ser , en cierta medida, desordenado. Sin embargo, y hasta donde fue posible indagar , no existen en la literatura especializadas intentos deliberados de sistematizar los diversos campos de investigación. Tratar entonces de bosquejar algún tipo de sistemática de los diversos aspectos de esta rama de la Economía nos parece de interés en la medida en que puede facilitar o posibilitar la aplicación del análisis económico de la manera más rigurosa posible.

Al intentar entonces reseñar los aportes científicos con el propósito de integrarlos al cuerpo teórico surgen diversos criterios más bien incidentales, de clasificación u ordenamiento. Entre ellos estimamos que merecen considerarse por su simplicidad y claridad para delimitar la Economía de la Educación los de Mark Blaug 1 y Julio Olivera 2 a los que cabe agregar el ordenamiento realizado más recientemente por E. Cohn y G. Johnes 3.

Blaug entiende que es posible condensar la amplia gama de cuestiones de la Economía de la Educación en tan solo dos categorías de análisis como son el que se refiere al valor económico del bien educación y el que considera los aspectos económicos del contexto institucional que presenta el sector educativo. En la primera categoría, y sin ánimo de ser exhaustiva, reúne los aspectos referidos a la contribución de la educación al desarrollo; la naturaleza y valoración del bien educativo; el análisis costo-beneficio de los gastos en educación; el impacto de la formación de los recursos humanos sobre la productividad; la movilidad laboral y la distribución del ingreso. La segunda se refiere a la asignación de los recursos en el sector de la educación; su grado de eficiencia; la medición de los costos y las fuentes de financiamiento (Blaug, op,cit. p. 9-10).

A su vez, Olivera distingue entre el análisis de la educación en relación al crecimiento, al gasto social en educación, y al ingreso nacional temas que bien pueden agruparse, como él mismo sugiere, en "la macroeconomía de la educación" y el estudio de la "microeconomía de la educación" conformada por cuestiones tales como la conducta económica de la unidad de producción -la universidad-, su dimensión óptima, el comportamiento de la unidad de consumo, las externalidades del bien educación (Olivera, op.cit. 135).

La proliferación, más bien desordenada, de investigaciones realizadas durante los años setenta y ochenta por especialistas de la teoría moderna de las decisiones públicas, de la economía laboral, industrial o los modelos de crecimiento han ampliado considerablemente el campo de la Economía de la Educación tanto a nivel teórico como empírico. Cohn y Johnes han seleccionado y sistematizado una serie de trabajos sobre esta "nueva" Economía de la Educación.Tal clasificación organiza los aportes agrupándolos en varias categorías según la naturaleza de su problemática a saber: la eficienciia y la equidad en la provisión de la educación; las externalidades de la educación superior; las decisiones acerca de la educación; los costos y los mercados.

Por supuesto que el nivel de consistencia y desarrollo del análisis de este campo deriva de la solidez de la teoría económica de la cual se infiere. En este sentido, en los últimos años se ha incrementado el cuestionamiento a algunos de sus fundamentos convencionales. Por ejemplo los referidos especialmente al comportamiento racional de los agentes económicos proponiendo, en cambio otros supuestos de cuasi-racionalidad que encuentran su explicación a partir de un enfoque interdisciplinario con aspectos sociológicos, antropológicos, psicológicos. O , también, la cuestión de las fallas de mercado que se plantean especialmente en relación al marco institucional en que se provee la educación. Consecuentemente, la delimitación del campo de la Economía de la Educación no se la puede trazar definitiva y nítidamente. De todos modos, entendemos que son valiosos los intentos de proponer una caracterización y aceptarla hasta el surgimento de alguna otra alternativa más apropiada.

II

A partir de las consideraciones realizadas en el punto I con el propósito de esbozar alguna delimitación del objeto de investigación de la Economía de la Educación, puede inferirse que la cuestión del "bien educación" y su caracterización ocupan un lugar central. Su tratamiento antecede a la consideración de cualquier otro aspecto. En efecto, según sea la categoría de "bien" que se asocie a la actividad universitaria será, consecuentemente, la demanda y la oferta de la misma, sus determinantes, los costos y los beneficios tantos privados como sociales, las fuentes de financiamiento, el problema de la eficiencia y la equidad, etc.

La educación superior, en cuanto actividad esencial de transmisión y creación de conocimiento, es un bien económico con algunas peculiaridades, tanto desde el punto de vista de la producción como el de la demanda. Aunque su producción requiere, como en toda industria, de factores físicos y humanos comprados normalmente en el mercado, el out-punt no se vende, al menos directamente, en el mercado.

En la mayor parte de los países es provista y financiada públicamente. El objetivo del productor no es el de la maximización de beneficios. También se reconoce que la Universidad brinda el mismo servicio de la educación superior pero en una dob le dimensión. Esto es, la educación-consumo que satisface el interés de conocimiento por una lado y, por otro, la educación-inversión entendida como el incremento de la capacidad para generar ingresos.

Como consecuencia de esta diversidad surge el concepto de oferta conjunta considerada como dos formas alternativas de utilización del mismo bien más que dos bienes diferentes4 .

Además, los aspectos económicos se entrelazan con los de naturaleza socio-cultural y política a tal punto que cualquier intento de análisis ceteris paribus parecería ilegítimo.

A su vez, la demanda de educación universitaria también tiene características que le son propias aunque, como sostiene Piffano, no siempre se las subraye. Es que además de la utilidad individual que brinda al estudiante, la sociedad en su conjunto "tiene determinados estímulos para que las personas concurran a la universidad"5. Cabe agregar que, simétricamente al concepto de oferta conjunta, surge el de la demanda conjunta que hace referencia a dos componentes que conforman un único efecto complejo de utilidad.6 Es oportuno agregar que, en la cuestión de la naturaleza del bien educación universitaria, reconocer su calidad de inversión trae aparejado una consideración de valor más bien que de gasto. Esta característica cobra mayor dimensión cuando se trata de las decisiones del sector público respecto de la cuantía y la forma de financiamiento de la universidad.

Otra perspectiva de análisis para poder identificar la categoría del bien educación superior con vistas a estimar sus beneficios, decidir las fuentes de financiamiento, etc., es aquélla que distingue entre bien privado, público y mixto.

Los primeros se caracterizan por proporcionar utilidad interna, ser de consumo rival y divisible, exclusivos de quien los adquiere mediante precio, característica que implica, a su vez, la vigencia de la regla de exclusión.

En cambio los bienes públicos puros son, esencialmente, aquéllos de consumo conjunto, indivisible, en donde el costo de excluir a alguien de sus beneficios es infinito, prohibitivo. Además son bienes provistos por el Estado y su demanda no se revela en el mercado.

Los bienes mixtos proporcionan utilidad o beneficio privado, apropiable por quien los demanda -específicamente los que se educan- en sus dos formas alternativas, según se ha visto, consumo e inversión. A su vez, la educación en general y la universitaria en particular tiene efectos externos positivos sobre el conjunto de la sociedad.

La educación universitaria puede considerársela asímismo con atributos de bien meritorio y que van más allá del análisis estrictamente económico y técnico. Los bienes que se consideran en esta categoría se caracterizan por ser apreciados conforme a criterios de naturaleza política que llevan, consecuentemente, a tomar decisiones a favor de su producción y consumo frente a los de otros bienes. En el caso de la universidad, tales criterios o fundamentos tienen que ver con la equidad distributiva, la preservación de valores culturales, científicos, etc.

El hecho de identificar aquí a la educación superior como un bien que participa tanto de los atributos de los bienes mixtos como de los meritorios implica estar considerando inmediatamente el contexto institucional del sistema universitario. Quién provee la educación o cómo se financia son algunas de las cuestiones a resolver. La respuesta en nuestro contexto institucional se da en un modelo en el que el segmento sustancial de la educación superior es provista por el Estado Nacional. Las universidades provinciales y privadas -confesionales o no- representan una relevancia mucho menor. La fuente principal de financiamiento proviene del subsidio fiscal.

Tal como se puntualizara al comienzo de la ponencia, los aspectos económicos de la educación están tan íntimamente unidos a los de naturaleza socio-cultural y política que la idea de tratarlos separadamente sería inapropiada. Como señala, tan lúcidamente, el Dr. Olivera7 "la universidad es una empresa en sentido técnico y este punto de vista no debe ser minimizado en la gestión universitaria; ...La racionalidad en la asignación de los medios permite una realización mejor del fin, pero no es un fin en sí y per sé". No obstante ello existen en la literatura económica valiosas contribuciones para resolver la problemática de la Economía de la Educación.

NOTAS

(') El presente trabajo forma parte del Proyecto de Investigación La deserción. Un indicador del costo de la educación universitaria.

(*)Departamento de Economía, Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, 12 de octubre y San Juan,
C.P. 8000, Telefax 091-25432,
email: eortiz@criba.edu.ar

1 Blaug, M.,Economía de la Educación, textos escogidos, Madrid, Ed. Tecnos, 1968.

2 Olivera, J.H., L'Universit. come unit. di produzione, Economia Pubblica, apr.-mag. 1980, pp. 135-42.

3 Cohn, E. and Johnes, G., Recent Developments in the Economics of Education, London, Ed. The In- ternational Library of Critical Writings in Economics, 1994.

4 Olivera, op.cit.,p. 140.

5 Piffano, Horacio L.P., ed., Foro sobre organización y financiamiento de la educación universitaria en Argentina, Buenos Aires, 1993,p. 2.

6 Olivera, ibidem.

7 Olivera, op.cit., p. 142

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