II Encuentro Nacional "La Universidad como Objeto de Investigación" |
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Centro de Estudios Avanzados (CEA - Universidad de Buenos Aires -UBA)Noviembre 1997 |
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LA CUESTIÓN ACADÉMICA EN LA EVALUACIÓN INSTITUCIONAL DE LA UNT
Violeta H. Gunset (UNT)Fernando E. Cáceres (UNT)
N. Carolina Abdala (UNT)
Este trabajo está centrado en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) con especial referencia a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y tiene el propósito de reelaborar algunos datos de la autoevaluación institucional a partir de la perspectiva teórica que sobre el sistema universitario ha elaborado y desarrollado Burton Clark (1991).
Las categorías propuestas por Clark -en su ya clásico libro sobre el sistema de educación superior- resultan muy pertinentes para reflexionar sobre la dinámica organizacional de la UNT, permitiendo reconocer "las estructuras cristalizadas y las tradicionales orientaciones de los actores", en relación con la problemática de la evaluación (Krotsch, 1994: 103).
La UNT
La Universidad de Tucumán nació a la vida pública en 1912, como iniciativa del gobierno provincial. Esta fundación interpreta "el momento de la actual evolución social y económica de la región en cuyo centro se erige y las altas miras políticas que la imponen" (UNT, 1989: 25).Dos años después, fue inaugurada oficialmente en un acto que congregara a grandes y distinguidas personalidades de aquel tiempo1. En ese acto, la Universidad de Tucumán fue significada por el primer Rector Juan B. Terán como hija de su siglo y viene a servir la misión de su siglo.
Aspira a estudiar las verdades concretas de un suelo ignorado, cooperar a la realización del destino económico de una vasta región argentina, que tiene su nombre en la historia y se llama Tucumán, a organizar su riqueza, a darle el desenvolvimiento y la estabilidad que el empirismo obstruye (UNT, 1989:35)
En la misma ocasión, quedaron determinadas sus funciones, constituyendo lo que se puede considerar su "contrato fundacional" (Frigerio, 1993)
La Universidad de Tucumán no podría justificar su derecho a la vida si hubiera de repetir la tradición del trivium y del cuadrivium medioevales, en los que los humanistas y los teólogos encerraron los modelos de la sabiduría humana.
Continúa la inspiración de la Universidad de La Plata, que ha abierto las ventanas sobre la naturaleza, conservando y acentuando sin embargo lo más grande de las viejas Universidades: la sugestión de la solidaridad de todas las ciencias y la unidad esencial de sus verdades [...] da la espalda al pasado y afirma nuevas orientaciones a su enseñanza. [...] Hay, pues, fuerzas históricas y morales bajo cuya acción nace y cuya integridad aspira a conservar y que la nación requiere que se conserve.
Busca ser un instrumento de equilibrio en favor de la región norte argentina, señalando rumbos económicos, avivando fuentes de riqueza, reteniendo su juventud, que es el tesoro que pierde todos los días, centuplicando por la irradiación del aula el sentimiento de sus necesidades prácticas y su fe en el porvenir ((UNT, 1989:37)
Las palabras de Terán sintetizan los elementos sustantivos del mandato específico que la sociedad de entonces encomendara a la UNT. Los aspectos explicitados en ese contrato la muestran como un producto histórico surgido como respuesta a necesidades económicas de la región y como expresión del mejor positivismo argentino. Por ello, las primeras carreras creadas fueron las de Química y Agricultura, Agrimensura y Geodesia y Farmacia.
En los 80 años transcurridos desde su creación, la UNT al igual que otras universidades nacionales, no permaneció ajena a los numerosos problemas provenientes tanto de las cuestiones irresueltas arrastradas del pasado como de los desafíos planteados por las nuevas políticas universitarias desplegadas en el país y en América latina (Krotsch, 1993:5).
Actualmente, según lo expresa el Estatuto de 1995, la UNT es una institución de cultura superior con las finalidades de conservar, acrecentar y transmitir el conocimiento y propender al desarrollo de la cultura. Ofrece algo más de 60 carreras y ha expandido notablemente su matrícula. La población estudiantil proviene tanto de las provincias vecinas del NOA como de Bolivia, Chile y Perú.
En este sentido, puede señalarse que las modificaciones experimentadas por la UNT evidencian el pasaje de la universidad de élite tradicional a un sistema complejo, diverso en su composición e intereses (Krotsch, 1993:6), fenómeno que se manifiesta con mayor claridad al crearse la Facultad de Derecho.
La misma fue creada en el año 1938, en respuesta a la demanda de familias de empresarios y profesionales de la provincia, que aspiraban a que sus hijos estudiaran abogacía en el medio local.
Entre los fundamentos de su creación se lee:
Se considera al derecho como la ciencia básica de toda sociedad jurídicamente organizada, porque él regula la familia, asegura el cumplimiento de las obligaciones; en una palabra coordina todos los intereses y pone una barrera al desborde de las pasiones humanas, encauza y orienta a los pueblos, extrae y distribuye la riqueza y organiza la convivencia armónica de los hombres fijándole sus deberes y resguardándoles sus derechos (UNT, 1989: 90)
Esta institución tenía como misión la formación de profesionales altamente capacitados para "el ejercicio del ministerio de la justicia y del derecho del hombre, en todas las ramas de las necesidades sociales, humanas y naturales", así como para la investigación científica inspirada en "aportar soluciones a los problemas que afecten los medios socio-económicos de la región" (UNT, 1989: 91).
En el momento de su creación, se organizan tres carreras: abogacía, notariado y procuración que se mantienen hasta el presente, a pesar del pretencioso nombre de Facultad de "Derecho y Ciencias Sociales". Esta denominación por extensión probablemente haya marcado la limitación en el desarrollo de estas ciencias en toda la región.
En el año 96, la UNT inició su Programa de Evaluación Institucional. A tales efectos se creó una Comisión Central de Autoevaluación y Comisiones en cada una de las facultades, las que fueron elaborando distintos documentos, entre otros un Prediagnóstico, un estudio especial sobre las prácticas pedagógicas y un Informe Final.
Los elementos básicos de la organización en la UNT En su importante trabajo sobre los sistemas universitarios, Burton Clark (1991) propone analizar la universidad desde la perspectiva de la organización, en tanto institución educativa centrada específicamente en la producción y transmisión del conocimiento.
El sistema de educación superior implica tanto un agregado de entidades formales como los actores que cumplen funciones específicas -la creación y difusión del conocimiento en el más alto nivel- que se expresan en la enseñanza, la investigación y la extensión. Los alumnos son los beneficiarios directos del sistema, a la vez que participan en el gobierno y en el funcionamiento de la institución. Por esta condición podría caracterizarse a los estudiantes como actores ambiguos.
El conocimiento
En la organización universitaria según señala Clark, las tareas y los trabajadores se agrupan en torno a la sustancia que es el conocimiento; la investigación y la enseñanza son las principales actividades orientadas a manipular esa sustancia.Aunque Clark sólo las mencione de paso en una referencia al sistema norteamericano, las tareas de extensión también son importantes para la difusión del conocimiento. La extensión es tan vital para la transmisión del conocimiento como para el desarrollo del mismo a partir de los requerimientos del medio.
A pesar de los conflictos y de la crisis, el lugar de la universidad en la generación de conocimientos sigue siendo central.
El papel que les corresponde es el de la identificación con la ciencia. Las universidades tienen que ocupar el más alto nivel dentro del sistema de educación superior. Deben definirse como instituciones en las que la ciencia tiene su lugar, su sede ... Sin universidades no hay ciencia, sin basamento científico no hay sustento para la innovación y sin profesionales altamente capacitados no hay renovación posible del sistema productivo (Albornoz; 1994:7).
La organización universitaria se construye en torno a las especializaciones del conocimiento; en la base está compuesto por células de especialización débilmente articuladas, aunque con cierta coordinación en niveles superiores. Esa característica de 'acoplamiento laxo' (Karl Weick citado por Krotsch, 1993, 1994), proviene de la fragmentación de las unidades operativas tanto como de la ambiguedad de los fines del sistema.
Precisamente, uno de los problemas críticos señalado en el Informe Final (1996) se refiere a este carácter especializado del conocimiento, que llevado a una situación extrema ha provocado una fragmentación excesiva entre las distintas dependencias y unidades, por ejemplo, entre facultades, cátedras e institutos. Esta compartimentación del conocimiento ha dado lugar a un sistema aún más débilmente acoplado. Pero si la especialización es una característica inherente a la sustancia académica de la universidad, habría que pensar con qué estrategias evitar esta fragmentación que provoca efectos tales como la incapacidad de adaptarse a los cambios científico- tecnológicos. Se trataría de lograr una especialización sin atomización ni aislamiento.
Por otra parte, la política del conocimiento a definir debe hacerse a través de un proceso reflexivo que permita dar cuenta de las razones por las cuales, a pesar de las fortalezas reconocidas (número de investigadores, 'óptima' relación docente alumno, porcentaje de docentes con dedicación exclusiva y crecimiento del posgrado, etc.), no se han podido superar los bajos resultados en el rendimiento de los estudiantes.
En relación a la producción y circulación del conocimiento en la universidad, en la UNT existe la necesidad de lograr de una vez por todas, articular la docencia con la investigación para superar el sesgo profesionalista de la educación superior (Krotsch, 1996).
El Prediagnóstico realizado en ocasión del Programa de Evaluación, indica que la UNT tiene un porcentaje de investigadores que se encuentra entre los más altos del país, el 33% del personal académico; asimismo, se señala que aproximadamente el 13% del presupuesto está consagrado a la investigación, tanto que anualmente se gastan casi 15 millones de dólares en actividades científicas. El 26% de los académicos tiene dedicación exclusiva.
Otro dato significativo expresa que la inscripción a revistas especializadas es muy relevante, aunque no se han registrado todas aquellas de que disponen por cuenta propia los investigadores.
En cuanto a las ofertas de extensión, el número de beneficiarios de estas actividades es superior a 100.000.
Asimismo, el número de docentes con títulos de posgrado tiende a crecer al igual que la matrícula en este nivel.
Entre los datos negativos, se señala que la tasa de retención de alumnos es muy baja y el porcentaje de egresados por el número de alumnos es inferior al 20%. La duración promedio de las carreras supera los ocho años y la deserción promedio en primer año es del 30,4%.
El Informe Final propone diferentes alternativas para superar los problemas críticos de la UNT, entre ellas, la referida a la reforma académica, señalándose que En la actualidad, el escenario de los cambios globales está dominado por el conocimiento. A la luz de éste, de las formas de producción, apropiación y renovación permanente, es que debe plantearse la reforma académica. Ello implica elaborar políticas de conocimiento a partir de la construcción de mapas de las tendencias sociales, científicas, tecnológicas, culturales y educativas para identificar lúcidamente cuáles son las condiciones bajo las cuales se puede cumplir con excelencia el propósito de la universidad.
[...] Es necesario tener en cuenta dos cuestiones. La primera refiere a que las transformaciones en el modo de producción y transmisión de los conocimientos tal vez obligue a repensar la organización académica y pedagógica.
La segunda concierne a los cambios de paradigmas que lleven necesariamente a reformular el curriculum universitario.
Las políticas de conocimiento deberían orientar la selección de prioridades en investigación, el modelo académico y las prácticas pedagógicas (Informe Final: 80- 81).
El documento advierte, coincidiendo con Clark, que las universidades actuales son sociedades de conocimiento y sociedades de aprendizaje. Es desde esta perspectiva, que se juzga necesario una revisión de los procesos generados en torno al conocimiento en la UNT. Y si bien se reconoce la existencia de una serie de potencialidades, la seriedad de los problemas detectados hacen necesario definir una política del conocimiento capaz de revertirlos.
El trabajo
Si queda establecido que el conocimiento es la materia prima que justifica la existencia de la universidad, cabría preguntarse como se trabaja la misma en la UNT.Las actividades académicas según lo especifica Clark, se dividen básicamente por establecimientos y por disciplinas.
En cada universidad -establecimiento-, trabajan profesionales de diferentes disciplinas y sus especializaciones. Los actores principales de estas instituciones son los docentes -los académicos- y alumnos, quienes ponen en marcha diversas acciones para la generación, difusión y adquisición del conocimiento. Tal como lo expresa Clark (1991:54): El conocimiento es la materia invisible en torno a la cual se desarrolla la acción.
La disciplina como forma especializada de organización, como campo de conocimiento trasciende los establecimientos y el mismo sistema nacional. Es común, la existencia de agrupaciones y/o federaciones de facultades que se reúnen periódicamente para atender asuntos relacionados con la enseñanza o la investigación en un área del conocimiento.
Así, por ejemplo, los profesores de derecho se reúnen por afinidad teórica en asociaciones destinadas a la profundización de ciertos temas como el derecho romano, el comercial o penal.
La disciplina moldea a la profesión académica, tanto que a pesar de las distintas especialidades internas, suelen estar unificados "en torno a un cuerpo de valores, normas y actitudes que la profesión misma ha ido conformando a lo largo del tiempo y que considera patrimonio propio" (Clark: 64) Esta suerte de identidad disciplinaria opera significativamente en el ámbito institucional de la UNT que, heredera del modelo napoleónico, se organiza en federación de facultades y escuelas de carácter profesionalista, lo que ha traído como consecuencia la falta de articulación y coordinación de unidades y dependencias (Informe Final: 24). Probablemente este modelo haya contribuido también a la fractura entre investigación y enseñanza, tal como se muestra en estudios etnográficos realizados recientemente (Abdala, 1994; 1995).
En el caso de la Facultad de Derecho es notoria la dificultad institucional para hacer frente a los avances del conocimiento y reelaborar sus principios orientadores.
La expansión de la matrícula no ha implicado paralelamente, la ampliación y diversificación del conocimiento, sino todo lo contrario. En 60 años de existencia, la oferta de la Facultad se ha cristalizado de tal forma que los planes de estudios apenas han cambiado, y se ha burocratizado su relación con el medio. Un ejemplo es que a pesar de las insistentes demandas de ciertos sectores sociales y económicos al respecto, no ha podido ofrecer carreras alternativas más cortas y atractivas para los jóvenes, que posibiliten una rápida y eficaz inserción laboral.
En el año 96, dicha Facultad de Derecho ostentaba la matrícula más numerosa, llegando a 11.169 alumnos, sobre el total de 39.115 de la UNT, o sea, un 29% del total. Como si esto fuera poco, en la asignación de las partidas presupuestarias, Derecho ocupa el 10ø lugar, por debajo de otras Facultades con muchos menos alumnos, tal como Ciencias Naturales (Informe Final, 1996) El plantel docente que incluye profesores titulares, asociados, adjuntos, jefes de trabajos prácticos y los auxiliares graduados y estudiantiles, asciende a 234 personas. Considerando el total de alumnos y el de docentes, se establece que hay 48 alumnos por docente, en general. En primer año, la proporción asciende a 102 alumnos por docente.
La cantidad de docentes es insuficiente y reducida, sobre todo teniendo en cuenta que en otras facultades con menos alumnos el cuerpo docente es hasta dos o tres veces superior.
La carencia de espacio físico es notoria en aquellos cursos con 250 alumnos inscriptos, la mayoría de los cuales deja de concurrir a clases porque al no entrar en el salón deben permanecer parados.
Es probable que esta falta de espacio sea una de las principales razones por las cuales sólo el 50% de los estudiantes cursan la carrera como alumnos regulares, mientras el resto lo hace libre, o sea sin asistir a clases.
Con respecto a la investigación, en esta Facultad sólo se reconocen 19 investigadores categorizados, o sea el 1% del total de la UNT. Esos investigadores son el 8% del total de docentes de su Facultad y las publicaciones anuales no llegan al 1%.
La excesiva cantidad de alumnos, el bajo presupuesto y la inadecuada infraestructura, son los puntos críticos detectados por la Comisión de Autoevaluación.
Por otra parte, la masificación produjo una homogeneización de la calidad en el nivel más bajo del rendimiento, aunque es claro que el problema del rendimiento académico es complejo y su análisis revela "el juego de factores internos y externos que remiten a la enseñanza y al aprendizaje en la universidad" (Informe final: 26) En el caso concreto de Derecho, los rendimientos académicos medidos por número de graduados en relación con los ingresantes por la duración real de los estudios y las notas obtenidas en los exámenes, resultan muy bajos.
En relación con ello, en la UNT se identifican una serie de
problemáticas -de las que Derecho es el ejemplo más
representativo- que tienen que ver con la organización del
trabajo académico como:
* escasa formación pedagógica de los docentes;
* abordaje seccionado del conocimiento y desvinculado del
medio, agudizado por la estructura de cátedras que en la
práctica operan como compartimentos estancos;
* prácticas pedagógicas rígidas y persistencia de
modalidades de enseñanza que promueven la pasividad y la
memorización;
* excesiva duración de las carreras;
* superposición de materias.
A esas deficiencias se le agregan:
* déficit de infraestructura;
* cátedras masivas;
* insuficientes recursos humanos docentes y desigual
distribución entre cargos, dedicación y número de
estudiantes;
* insuficiente material bibliográfico en la Biblioteca.
En una encuesta sobre las prácticas pedagógicas del
Programa de Evaluación Institucional (UNT, 1996), se
obtuvieron datos significativos acerca del trabajo en la
UNT:
* Los docentes dedican la mitad de su tiempo de trabajo a
la docencia y la otra mitad a la investigación. La
extensión no aparece registrada como una actividad
significativa dentro de la UNT.
* El 97% de los docentes entrevistados reconoce que planifican y programan sus actividades pedagógicas. Un alto porcentaje lo hace en grupo de cátedra.
* Entre los aspectos relevantes que se tienen en cuenta a la hora de planificar está en primer lugar el desempeño y rendimiento de los alumnos, en segundo lugar se tiene en cuenta la evaluación de cátedra y el calendario. Lo que resulta altamente significativo es que los nuevos conocimientos escasamente ocupen el cuarto lugar.
* El 88% de los docentes entrevistados declara hacerlo teniendo en cuenta el plan de estudios.
* Los cambios en los programas consisten en reestructuraciones de los contenidos, por lo que cabe pensar que a la hora de cambiar la planificación no se lo hace para incorporar nuevos contenidos * El sistema de evaluación de los alumnos, no es objeto de cambio para la mayoría de los docentes encuestados.
Las creencias
Clark sostiene que las organizaciones sociales tienen un aspecto simbólico, una cultura, ciertos relatos y creencias compartidos que contribuyen a que los actores definan quiénes son, qué hacen, por qué lo hacen (1991:113).Los actores generan un entramado de creencias, normas y valores primarios donde se expresa la faceta simbólica de la organización académica. Es por ello que, aún cuando la función primaria del sistema universitario sea la producción y la transmisión del conocimiento, cada sistema y aún cada establecimiento, adquiere fisonomías particulares que distinguen a unos de otros. De esta manera se produce una suerte de cultura académica y profesional, que impone desde un vocabulario común a "códigos de comportamientos".
La pertenencia a la institución suscita una fuerte afiliación, y vínculos emocionales que se expresan en la práctica discursiva de los sujetos. En palabras de Clark Los sistemas académicos están saturados de símbolos, ya que sus participantes se dedican a trabajar con cuerpos simbólicos específicos, por lo común se encuentran afiliados a robustas ideologías y, a pesar de las insistentes negativas al respecto tienden a estar cohesionados por el afecto (1991:116) ¨Cómo se manifiesta esta cultura en la UNT? En las diferentes jornadas organizadas en ocasión del proceso de autoevaluación se recogieron a través de diversos medios, expresiones, comentarios y puntos de vista de los actores en relación a dicho proceso.
La producción de los participantes facilitó el análisis de las creencias. Así se evidencia la percepción de un "nos" que supone una historia común, un grado de pertenencia y el intento de construir significaciones y vivencias en relación a la institución universitaria (Informe Final: 70).
A pesar de las expresiones de comunidad y pertenencia, las representaciones de los actores, se caracterizaron por sentimientos de "insuficiencias" y "carencias". La mayor parte de los problemas se expresaron con los términos "falta", "inexistencia", "ausencia" lo que fue interpretado por la Comisión de Autoevaluación como un sentimiento de "vacío", que alude a una "falta de compromiso con la universidad por parte de docentes, no docentes y estudiantes" (Informe Final: 71).
Otra creencia muy fuerte se expresaba en términos de "aislamiento", "atomización", "incomunicación" en los distintos sectores o estamentos de la institución. sto revelaría aspectos singulares de la cultura del establecimiento: los propios miembros de esta comunidad universitaria se perciben como poco o nada solidarios, individualistas, con intereses particulares o personales predominantes por sobre los sociales e institucionales.
La posición de Clark al respecto indica que cuanto más fuerte es la identificación institucional, más posibilidades se tiene de revertir los procesos negativos.
Contrariamente, una débil imagen institucional y altamente fragmentada no parece ser útil para sobrellevar los procesos difíciles.
Con respecto a la comunicación y al intercambio, los actores de la UNT tampoco la vivencian como fuente de crecimiento o enriquecimiento mutuo, sino que señalan el predominio de la desconfianza, el aislamiento marcado, el ocultamiento, las interacciones limitadas o medidas en función de los propios intereses (Informe Final: 71). Estas expresiones parecen corresponderse con la organización interna que revela una alta dosis de profesionalismo disciplinario fragmentado.
Informalmente, en la UNT es común escuchar acusaciones cruzadas acerca de los beneficios recibidos por tales o cuales "ciencias" en detrimento de tales o cuales otras; en otros casos, las discusiones se dan entre cátedras, departamentos e institutos en relación a los espacios ganados -o perdidos-, por condiciones laborales o personales.
También aparece en todas las unidades académicas el término 'feudos' como "metáfora de las estructuras de cátedras, departamentos o sectores condensando el juego de relaciones de fuerza en el ejercicio de las relaciones de poder" (Informe Final: 71)
En la Facultad de Derecho, se observa que el vínculo afectivo más fuerte es con la profesión, lo cual se expresa en una multiplicidad de formas. Por ejemplo, con respecto a la enseñanza, los estudiantes sostienen que es imposible lograr un estricto cumplimiento de los horarios por parte de los profesores, porque el ejercicio de la profesión de abogados, les exige ir a tribunales por la mañana, y trabajar en sus despachos por la tarde. Estas otras obligaciones limitan su desempeño docente -y su dedicación- a la Facultad. Por ello es frecuente que los profesores lleguen tarde a las clases o las suspendan sin previo aviso.
Otra característica referida a esta cultura disciplinaria, se evidencia a través de ciertas categorías de pensamiento y los códigos de comportamiento correspondiente, que se repiten cíclicamente. Por ejemplo, muchos profesores van a clase con traje y corbata, y es frecuente que durante el desarrollo de las mismas usen abundantes frases en latín.
Los programas no cambian, no existe la práctica habitual de revisarlos, ni de repensar los contenidos ni la bibliografía. En muchas materias, los alumnos estudian de apuntes que tienen seis o siete años de antigedad.
Esto es un ejemplo de la aseveración de Clark acerca de que la mayor profesionalización de la ocupación, conduce a una mayor separación cultural, manifestándose subculturas más peculiares "que acumulan en el tiempo un conjunto de normas características de la ocupación" (1991:123) En el caso de las creencias y cultura académica, sería interesante analizar si la ambigedad de los fines, señalada por Clark como característica común a todos los sistemas de educación superior, se corresponde con esta falta de compromiso o vacío expresado por los docentes, alumnos y personal de apoyo.
Los fines de la UNT como los de la mayoría de los sistemas universitarios son amplios y ambiguos, de tal suerte que es difícil para los actores percibir con claridad qué y cómo deben hacer lo que deben hacer, existiendo de esa forma una brecha entre los fines nominales y reales e imponiéndose una especie de desorientación generalizada.
Autoridad
Las preguntas que se formula Clark y que guían su exposición en este apartado son: ¨Quién gobierna?, ¨Cómo articulan sus intereses los académicos?. No es posible - dice- discutir el trabajo y las creencias sin analizar las cuestiones referidas a la autoridad, es decir sin develar las realidades del poder dentro de las universidades.En general, existen seis niveles de autoridad en los sistemas de educación superior, aunque pueden presentarse variaciones.
Yendo desde la base hacia la cúpula, el primer nivel lo constituyen los departamentos, o la combinación de la cátedra con el instituto.
Ambas alternativas son posibles en la UNT, en donde hay diferentes situaciones entre las distintas facultades. En Filosofía y Letras, por ejemplo, existen departamentos por carreras, que nuclean y vinculan las cátedras. También hay institutos y centros, que desarrollan su actividad con independencia de los departamentos.
En el caso de Derecho, no existe ningún órgano que vincule las diferentes cátedras, así que la unidad mínima en este caso, está constituida por la propia cátedra. Como la investigación es prácticamente inexistente, los institutos que hay en la práctica sólo son un nombre, salvo escasas excepciones.
El segundo nivel es el de la facultad, un agregado de las funciones operativas enmarcadas en un establecimiento. En la UNT, como en todas las universidades nacionales, el gobierno de las unidades académicas está a cargo de los Consejos Directivos, integrados por docentes, alumnos, graduados y no docentes.
El tercer nivel es el del establecimiento. El gobierno de la UNT está cargo del Consejo Superior, con idéntica constitución a la de los consejos directivos, y de la Asamblea Universitaria.
El cuarto nivel está constituido por un conjunto de cuerpos superiores que intentan agrupar a los establecimientos. En el caso de Argentina, probablemente el CIN funcione en este nivel.
En los últimos años se han constituido federaciones de distinto tipo, como por ejemplo la de facultades de ciencias sociales o de medicina. En líneas generales, éstas se integran en torno a problemas disciplinarios específicos, por lo cual, no se corresponde estrictamente con entidades administrativas, en el sentido planteado por Clark.
El quinto y el sexto nivel tienen que ver con la autoridad a nivel estatal. En la Argentina, las universidades dependen de la Secretaría de Políticas Universitarias del MCE, sin tener ninguna dependencia de los municipios ni gobiernos provinciales.
Con respecto a las formas de la autoridad académica, pueden observarse distintas formas de poder legítimo, algunas arraigadas en las disciplinas, otras en los establecimientos y otras en el sistema.
Por ejemplo, en el caso de la universidad publica nacional, como lo señala Krotsch, el poder está concentrado en los institutos, cátedras, departamentos, lo que le permite decir que es "una organización pesada en la base". Desde este punto de vista, el tipo de interacción entre los actores es "poco sujeto a control jerárquico de modo que resulta difícil ubicar un núcleo del poder universitario dentro del sistema" (1993:24).
En el caso de la UNT, la autoridad apoyada en la disciplina se expresa a través del dominio personalista del profesor.
Dado que la organización basada en la cátedra es la predominante, el poder de los profesores titulares o a cargo de cátedra, se pone de manifiesto en las decisiones referidas a los programas de las asignaturas. También este poder se evidencia en cuestiones relativas a la situación laboral del resto de personal docente.
En el caso de la Facultad de Derecho, los profesores titulares amparados en la libertad de cátedra imponen sus ideologías y creencias "de tal suerte que el jerarca académico puede conducirse como mejor le plazca" (Clark: 164).
Esta jerarquía profesoral, en muchos casos ha dado lugar a excesos que han sido motivo de comentarios de la comunidad académica y hasta de trámites judiciales.
En la UNT, existe una forma de autoridad colegiada, que se expresa en los consejos directivos y en algunas facultades, en la constitución de departamentos. En la Facultad de Derecho no existe la modalidad departamental, sino más bien, la forma de autoridad predominante es la que está basada en la profesión. Un alumno entrevistado, analizando la situación de la Facultad, decía: Lo que pasa acá es que la mayoría de los profesores titulares, ocupan cargos muy importantes en la justicia.
Algunos llegan a ser Presidente de la Corte, entonces, nadie se anima en la Facultad a decirles nada, y ellos se mueven con total libertad. (Agosto 1996) De este modo, se ejerce una autoridad profesional con un marcado carácter personalista. En el Informe Final se señala que En la UNT se observan escasas reflexiones y debates de docentes, investigadores, estudiantes y miembros de los órganos colegiados de gobierno que favorezcan la construcción de consensos sobre futuras políticas de desarrollo (1996:24)
situación que se agudiza porque los cuerpos colegiados invierten demasiado tiempo en la discusión de cuestiones burocráticas en desmedro de su función sustantiva; es decir, se postergan todas aquellas decisiones referidas a estrategias académicas o reformas curriculares y que permitirían que "el desarrollo académico y curricular no sea azaroso, fragmentario e infundado lo que entraña el riesgo de la creación de programas académicos y ofertas curriculares sin pertinencia social" (1996: 24).
Reflexiones finales
La caracterización del contexto universitario es una condición necesaria para una positiva implementación de la tarea de autoevaluación. Desde este punto de vista, el proceso realizado en la UNT ha permitido describir los componentes más relevantes de la crisis.La utilización de las categorías propuestas por Clark favorece el análisis interno de la institución, poniendo especial atención a un importante elemento de la organización universitaria, como lo es el conocimiento que allí se enseña y se produce.
En el caso de UNT, y la Facultad de Derecho en particular, los resultados obtenidos en la Evaluación Institucional parecen cuestionar el supuesto fundamental de Clark acerca de que los sistemas universitarios son organizaciones para producir y difundir conocimiento.
En relación a ello, los datos de la evaluación en su
conjunto y los de la encuesta sobre prácticas pedagógicas
revelan que:
* Los resultados favorables sobre la función docente en la
UNT en relación al tiempo de los profesores (31% con
dedicación exclusiva), relación positiva del promedio de
alumno por docentes (10 por uno) y el porcentaje de
profesores que han participado en actividades de
capacitación pedagógica (30%) no parecen congruentes con la
baja innovación tanto en lo curricular como en los procesos
de enseñanza y de aprendizaje de los estudiantes.
* Las tendencias progresivas de indicadores vinculados con crecimiento del número de docentes con estudio de posgrado, al aumento de estudiantes de este nivel, al número de publicaciones con referato y al número de libros producidos con menos de 10 años de edición, se contraponen con los puntos críticos relacionados con los estudiantes.
* En relación a los alumnos se señalan puntos críticos como la fuerte deserción en el primer año de estudios universitarios, casi el 50% de los estudiantes no aprueban las 2 materias requeridas por año, promedio de duración real de las carreras establecido en más de 8 años frente a una duración teórica de 5 ó 6, bajo porcentaje de egresados en relación con el número de alumnos. Estos indicadores son francamente preocupantes si se considera que los gastos por alumno y egresado son superiores al promedio nacional respectivo.
* En la Facultad de Derecho, por su parte, los resultados obtenidos en relación a la dedicación de los profesores, la relación alumno-docente y capacitación pedagógica son los más alarmantes de la UNT, lo cual se corresponde con su indiferencia hacia actividades de formación pedagógica o innovación en los procesos de enseñanza.
* Ni la Facultad de Derecho ni la Universidad en su conjunto han formulado políticas de mejoramiento y capacitación de los docentes, con lo cual las escasas acciones existentes en esta dirección carecen de sustento institucional.
* Por otro lado, si bien es un supuesto compartido que la formación académica y profesional influye positivamente en la calidad de la docencia, saber mucho no es condición suficiente para enseñar bien. La docencia universitaria implica asumir que la transmisión del conocimiento debe hacerse atendiendo a su actualidad, relevancia científico- tecnológica y significatividad, creando condiciones y utilizando estrategias que favorezcan el aprendizaje de los alumnos.
Es evidente que la dimensión académica de la UNT está requiriendo formas efectivas y eficaces de intervención basadas en estudios específicos que incrementen la comprensión de esta problemática como condición necesaria para la toma de decisiones racionales y estratégicas. Los docentes y estudiantes, la enseñanza y el aprendizaje, el curriculum, la transferencia de conocimientos válidos y significativos son temas de tratamiento insoslayable en el momento actual.
Referencias bibliográficas
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Cáceres, Fernando (1997) "A propósito de las prácticas pedagógicas en la universidad". Actas Primeras Jornadas Universitarias de Investigaciones Educativas del NOA. Salta.
Clark, Burton R. (1991) El sistema de educación superior. Una visión comparativa de la organización académica. México: Nueva Imagen. Universidad Autónoma Metropolitana.
Frigerio, G., Poggi, M. y Tiramonti, G. (1993) Las instituciones educativas. Cara y ceca. Elementos para su comprensión. Buenos Aires: Troquel.
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Universidad Nacional de Tucumán (1995) Estatuto de la UNT.
Universidad Nacional de Tucumán (1996) Prediagnóstico.
Universidad Nacional de Tucumán. Programa de evaluación institucional (1996) Informe final.
NOTAS
1-En la carta de invitación dirigida al Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, Dr. Tomás Cullen, el entonces gobernador Ernesto Padilla expresaba que "esta nueva casa de estudios superiores ha encontrado ambiente propicio en la juventud que quiere orientarse hacia los fines prácticos que persigue" (UNT, 1989:28) La cuestión académica en la evaluación institucional de la UNT -14 -
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