II Encuentro Nacional "La Universidad como Objeto de Investigación"

Centro de Estudios Avanzados (CEA - Universidad de Buenos Aires -UBA)

Noviembre 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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LA LEGITIMACION DEL SABER FILOSOFICO EN LAS INSTITUCIONES UNIVERSITARIAS ARGENTINAS

DESARROLLO HISTORICO DE LAS FUERZAS LEGITIMADORAS DEL SABER FILOSOFICO

Area Temática: GOBIERNO, ORGANIZACION Y ADMINISTRACION DE LOS SISTEMAS E INSTITUCIONES DE NIVEL SUPERIOR
Autoras: Prof. Mercedes Palacio y Mag. Beatriz Mattar
Institución: Instituto de Filosofía. Universidad Nacional de San Juan
Teléfonos: 064-210112 y 064-214727

RESUMEN

El tema de la Legitimación, supone la pregunta por un Quién legitimador, que registrará connotaciones diferentes según los contextos históricos: Desde el Mundo Clásico hasta la "Universitas": Está encarnado en la figura del Maestro, y fundamentado en la Realidad, como el quién último legitimador del saber filosófico producido y enseñado.

En la Cultura Medieval, será la Iglesia, poseedora de la verdad revelada el Sujeto legitimador por excelencia. .

Desde la creación de la Universidad hasta la Modernidad: El quién legitimador, dependerá del Quién fundacional de las universidades aunque la Iglesia conservará el monopolio pedagógico. Con la Reforma, se pasa progresivamente a una heterodoxia legitimante.

Desde la Modernidad hasta nuestros días: El Quién legitimador será el Sujeto Científico, imponiéndose el paradigma de la razón científica.

En la Universidad Argentina, encarnada en el modelo Profesionalista, el Estado, retendrá principalmente el poder de legitimación.

En definitiva: La Legitimación del Saber Filosófico aparece como un fenómeno complejo y diferenciado, con una creciente despersonalización, dispersión y desconexión de las fuerzas legitimantes, a la par que una ampliación de los contextos de legitimación.

Esto reclama el análisis de otras variables que posibiliten estudios posteriores. (*).

* Trabajo presentado al "Segundo Encuentro Nacional: La Universidad como Objeto de Estudio", titulado "El Sistema de Legitimación del Saber Filosófico en la Universidad Argentina: una propuesta de abordaje dialéctico".

I.- INTRODUCCION

La presente comunicación es parte de un proyecto de investigación que busca indagar la Legitimación del saber filosófico en la Universidad Argentina. (*) La Universidad Argentina, a partir de 1896 profesionaliza la filosofía, lo que constituye la más objetiva forma de legitimar su enseñanza e investigación.

Pero esta legitimación institucionalizada no se ve confirmada por algunas situaciones de la práctica cotidiana del ejercicio profesional, que parecen indicar hechos contra-legitimadores: retención estatal del poder de legitimación académica sobre planes de estudio; ambigüedad legal en la determinación de las incumbencias profesionales; fluctuación del sistema de inclusión- exclusión profesional en el ámbito institucional estatal; disminución de espacios académicos dedicados a la enseñanza de la filosofía en los curriculos de otras carreras universitarias; escepticismo y/o dogmatismo en las posibilidades de articulación epistemológica de la filosofía con otras disciplinas; escasa oferta oficial de post-grados en filosofía; disminución de la matrícula, alto grado de desgranamiento; bajo índice de egresados; etc.

El conflicto de profesionalización-desprofesionalización, se viene sosteniendo desde hace varias décadas, con el consecuente debilitamiento de la filosofía profesional.

Plantear el problema de la legitimación, supone inmediatamente la pregunta por un Quién legitimador. Pero la diversidad de indicadores conflictivos señalados presentan situaciones que muestran relaciones de la institución con el Estado; relaciones entre la misma comunidad profesional o con otra comunidad profesional; y relaciones entre la Institución y la Sociedad. De este modo, el Quien legitimador aparece confuso: a veces se trata de un sujeto personal; en otros casos de un sujeto social; a veces es una entidad identificable; en otros casos es una entidad colectiva difusa.

Exploraciones en la Historia de la Filosofía, Historia de la Educación, e Historia de las Universidades, condujeron a presuponer que el Quién legitimador registrará connotaciones diferentes según los contextos históricos, puesto que quien legitima reviste el carácter de "autoridad" y determina el "criterio de verdad" de acuerdo a algún "fundamento de autoridad". Por otra parte, la Universidad Argentina es deudora de los modelos de Universidad europea, de ahí que se consideró pertinente, para esta investigación, contextualizar la Institucionalización de la filosofía en la universidad Argentina, sondeando el desarrollo de las fuerzas legitimadoras de la producción-distribución de dicho saber desde sus orígenes en la cultura griega hasta su perfil particular en el contexto nacional actual.

II.- DESARROLLO

* Desde el Mundo Clásico hasta la "Universitas"

En el mundo clásico, aparece la filosofía como un saber radicado en y desde una situación histórica que asume "desde adentro todos los problemas del pensar y de la vida contemporánea a ella" (1), son problemas de la existencia concreta, los que darán el perfil característico de este pensamiento filosófico. La práctica de este saber es inseparable de la situación histórico-concreta en la que el pensador se instala, se cuestiona y a la vez se compromete.

De ahí que la filosofía en el mundo griego constituye el intento del conocimiento humano para entender y dirigir la vida.(2) El saber filosófico, encarnado en la figura del Maestro, es a la par cuestionamiento y respuesta vital orientada a servir a los fines teoréticos y prácticos del hombre concreto (3) de donde se sigue que la práctica del saber se tornará deudora de la realidad, la que se erige como el quién último legitimador del saber filosófico producido y enseñado. De esta manera la filosofía será el resultado del esfuerzo lanzado a la conquista de la verdad, "sin otras armas que las de la experiencia y la razón, ni otra garantía que la de la evidencia misma" (4) El saber filosófico, se concreta en un quien inmediato y personal: "el hombre sabio", poseedor de una amplia formación, saber que se resúme en un "conjunto de competencias que se encarnan en forma unitaria en un sujeto"(5), en aquellas "singularidades irrepetibles". Así, el pensamiento clásico está fuertemente legitimado por la realidad misma, "que es lo mismo que decir que por la lógica de las cosas",(6) como fundamento de la verdad, y concentrado en el "sabio". La autoridad y el criterio de verdad radican en el "autor", en este sentido, Aristóteles no es "un" filósofo sino "el" filósofo.

La cultura medieval, marcada por una fuerte cosmovisión teocéntrica, llevará el sello de la escolástica a lo largo de la Edad Media, durante la cual el cultivo de las Artes Liberales desembocó en la primacía de la especulación Teológica. Las Artes Liberales (trivium y cuadrivium) son legitimadas por la época, como las "artes del pensar", consolidándolas como la base para la creación de las primeras universidades (París, Oxford, Bolonia y Salamanca). En conexión con la Teología y como ampliación de la Dialéctica continuó el cultivo de la Filosofía.

El marco sobrenatural revelado, aportado por el cristianismo, no produjo la total anulación del mundo antiguo, sino su transfiguración a la luz de un nuevo orden instaurado por un Dios Personal, Padre de los hombres y Providente. Aunque la especulación medieval esté impregnada en su totalidad del misterio cristiano, con Santo Tomás de Aquino, Aristóteles irrumpió en accidente, con todas las exigencias de fundado sistema, factor que explica el espléndido resurgir de la Filosofía.

Se advierte que el principal agente de legitimación durante la Escolástica, es la Iglesia en tanto "poseedora" de la verdad revelada las cuales se constituyen en sujeto legitimador inmediato y mediato respectivamente. Se produce así, el paso de un sujeto personal de legitimación a un sujeto Institucional y de un fundamento natural a un fundamento sobrenatural.

La "auctóritas", que en un principio sólo satisfacía un ámbito estrictamente privado (el de los discípulos, el del partido, el del grupo, etc.), poco a poco, llegó a convertirse en el Principio de Autoridad.

Si en el mundo antiguo, el principio de autoridad descansaba en el pensador, gradualmente pasará a radicar en un Sistema de Verdades. Las Summas, se contituirán en grandes síntesis doctrinales, donde radica el espacio de lo verdadero y el ámbito de quienes poseen el criterio de verdad .

* Desde la creación de la Universidad hasta la Modernidad

El apogeo de la escolástica llevará a que "el siglo XIII se constituya en uno de los mas importantes, en la historia de la civilización europea y de los más grandiosos de la historia del pensamiento filosófico",(7) coincidente con una fuerte estabilidad político-social.

La universidad de Bolonia y de París pasarán a constituir en la Edad Media "el crisol de donde procederán la mayoría de las Universidades europeas, cuya creación progresiva corresponde no sólo a la propagación de los intereses culturales, sino también a las exigencias de la vida civil y de la preparación profesional para los oficios de carácter intelectual, necesarios a la existencia y al progreso de cada nación"(8)

Si bien las Universidades medievales, responden a una necesidad general, sus marcos institucionales y objetivos dependerán del quién fundacional (Poder Civil, Poder Imperial y Poder Papal), así la autoridad visible se diversifica. Pero cualquiera sea el origen y el perfil institucional, es siempre el Papado quien concede el derecho de enseñar y conferir los grados. Así la Iglesia conserva el monopolio pedagógico conciliándolo con las exigencias de una creciente potencia secular, que gradualmente fue ganando terreno en relación a la definición de asuntos académicos y administrativos de la Universidad.

La universidad medieval como centro del saber, responde "en el plano de los hechos a la síntesis que había elaborado la escolástica en el plano de las ideas. Si ésta realiza la conciliación entre las ciencias profanas y las ciencias sagradas, aquella (la Universidad) representa una realidad institucional cuyos orígenes, desarrollo y exigencias, asocian lo laico con lo religioso"(9)

Esta universidad, que en sus orígenes tuvo como misión afrontar nuevas ideas, fue evolucionando hacia un formalismo sistemático minuciosamente reglamentado (XIV- XV). Con el advenimiento de la Reforma, el poder de legitimación tal como venía siendo ejercido, se debilita: comienza a quebrarse la unificación y ortodoxia intelectuales, conduciendo progresivamente a una heterodoxia legitimante que desembocará en el debilitamiento de la universidad como centro unitario de producción y distribución del saber. Así, quedará al margen del gran conocimiento científico y filosófico que anuncia al mundo moderno, será fuera de la misma donde encontraremos a los grandes creadores (10)

* Desde la Modernidad hasta nuestros días

Indagar el quién legitimador en esta última etapa histórica, implica considerar al menos dos cuestiones: la fisonomía del saber organizado burocráticamente y los modelos de universidad.

La decadencia de la Escolástica irá preparando un efectivo divorcio entre la ciencia (ciencia positiva) y la filosofía (metafísica) y al margen de la universidad comenzará a cobrar fuerza el nuevo paradigma de la modernidad: "la utilización práctica de la enseñanza y la formación de un ciudadano útil" (11), lo que generará un nuevo horizonte ético-antropológico, epistemológico, social y político.

El advenimiento de la Modernidad y el consiguiente fenómeno de la racionalización de las prácticas sociales y profesionales, provoca la ruptura de las formas cognoscitivas tradicionales, desembocando en una transformación radical de las formas típicas de producción, transmisión y apropiación del saber.

Como todo saber profesionalizado, el saber filosófico, es un saber formal, racional, propio del especialista, donde las condiciones de producción y distribución adquieren las características definidas por el patrón organizativo burocrático, de tal modo que la categoría teórica de "campo profesional" acuñada y desarrollada por Bordieu, (12) en principio aparece como la más adecuada para entender y explicar la actividad del filósofo profesionalizado y las fuerzas legitimadoras.

Desde esta perspectiva teórica, es posible sostener que el campo profesional es un "espacio de posiciones jerárquicamente organizadas", "un espacio de delimitación" y un "espacio de servicio". (13)

En este contexto, y en términos muy generales, puede advertirse que el Quién legitimador es heterogéneo y diversificado. En algunos casos se trata del Estado y la Institución, en otros casos se trata de la Comunidad de Filósofos a nivel local, nacional y/o internacional, también legitima el Contexto Social, el "Usuario del Servicio", otros Campos Profesionales, etc. Es decir que, el "sujeto legitimador" se dispersa a través de la intervención de múltiples actores, en diversos ámbitos y niveles.

Esta dispersión muestra que el fundamento de la autoridad y el criterio de verdad radican en el Sujeto, poseedor de la capacidad para interpretar, explicar y predecir la naturaleza, con independencia de la fe. El sujeto científico no solo se transforma en "autoridad absoluta", sino que el paradigma de la razón científica, modelará también la organización social, política y económica (14), y al mismo saber filosófico.

Durante esta etapa, los marcos ideológicos sustentados desde cada modelo de universidad también intervienen como elemento de variabilidad en la definición del quién legitimador.

La consolidación de los estados modernos condujo a que las fuerzas legitimadoras reconocidas, determinaran las funciones principales de cada modelos, el perfil de los actores involucrados y a convertir al principal agente de control, en el poder legitimador por excelencia. Así, en el modelo Oxford-Cambridge, la autoridad se encarna en una elite de Estado altamente calificada, en el modelo Napoleónico francés y en el modelo Alemán, será el Estado; y en el de América Latina, es el Estado y la Oligarquía dominante; no así en el modelo Norteamericano, donde las fuerzas legitimadoras constituyen un mosaico heterogéneo (clases dirigentes, Iglesias, Grupos Económicos, Grupos Sociales, Gobierno, Corporaciones etc.).

La universidad europea apuntará a fortalecer la revolución tecnológica (soporte científico de la industria y del Estado), mientras que la universidad norteamericana, además le suma la función de consolidar la integración social que favorezca las transformaciones sociales esperadas desde el poder político.

En nuestro país, las tres primeras universidades, se crearon de acuerdo a modelos diferentes: la de Córdoba (1613), sigue la herencia colonial escolástica; la de Buenos Aires (1821), responde a la orientación profesionalista y la de La Plata, se inspiró en el modelo de universidad científica alemana.

Varios estudios sobre la Universidad Argentina coinciden en que se generalizó el Modelo Profesionalista, (15) "cuya orientación dominante es la producción de diplomados y la reproducción de sus propias estructuras" (16) aunque con una marcada desarticulación entre la investigación y los problemas nacionales.

Solo en las últimas décadas expresa una dependencia multívoca (de corte euro-americano), ha comenzado a priorizar la actividad de producción de conocimientos, y parece vislumbrarse una toma de conciencia de la necesidad de un aprovechamiento sistemático de los factores intelectuales del desarrollo nacional: educación, ciencia y cultura.

Es posible sostener que la universidad Argentina presenta una fisonomía de desarrollo discontinuo y de compartimentaciones estancas en las que se sostiene la coexistencia de problemas de nexo, fractura y/o delimitación no solo entre las actividades de investigación y docencia; y entre Gobierno, Estado y Sociedad civil; sino también entre la producción y la demanda de investigación básica, aplicada y desarrollo tecnológico.(17) Algunas evaluaciones de la actual política educativa nacional coinciden en afirmar que se corresponde con un modelo pedagógico neoliberal y cortoplacista (18) ligado al mercado, mas bien dirigido a tomar a la universidad como un recurso para una eventual superación de los desafíos que agobian a la sociedad, que a considerarla como condición necesaria y previa al desarrollo económico y social, donde la investigación y el pensamiento crítico tenga su lugar por excelencia.

Si la Reforma de 1819 y la década del 60 estuvieron imbuidas del espíritu constructivo, tal espíritu se perdió en 1966 (golpe militar), en que se obligó a la universidad Argentina a replegarse al modelo profesionalista y recién a partir de 1983 comenzó un difícil proceso de reconstrucción democrática, con una recuperación científica lenta y débil.

En este contexto el Estado aparece como el actor principal, con una fuerte retención del poder de legitimación sobre las instituciones y los contenidos distribuidos, sin embargo de un modo implícito, otros sectores de poder y hasta la misma Sociedad Civil no se han mostrado interesados en un modelo de universidad diferente ( no han sido atraídos por el modelo alemán, ni el inglés, ni el americano, ni el politécnico de Zurich, ni el japonés), de ahí que el modelo profesionalista aparece también legitimado por los sectores de poder económico, político y por las capas medias de la sociedad que ve en la universidad una vía de ascenso social (19)

III.- CONCLUSION

El propósito de este recorrido histórico por la Historia de la Filosofía, Historia de la Educación e Historia de las Universidades, fue contextualizar la configuración de las fuerzas legitimantes del saber filosófico en la universidad Argentina. A partir del mismo es posible concluir: a) El Quien Legitimador del saber filosófico en las Instituciones Universitarias Argentinas, necesariamente contendrá las marcas del Modelo de Universidad profesionalista y además registrará la impronta académica de la herencia filosófica occidental.

b) El desarrollo histórico pone de manifiesto una creciente despersonalización y dispersión de los actores de legitimación; se produce el paso de un sujeto-filósofo, a un sujeto-institucional y a un sujeto colectivo. En la universidad argentina se concreta el poder de legitimación tanto en sujetos personales como en sujetos institucionales y sociales, aunque configurando diferentes instancias: legitima el Estado, la Universidad, la comunidad universitaria, la Comunidad Filosófica, la sociedad civil etc.

c) Del mismo modo, se evoluciona hacia una ampliación de los aspectos y contextos de legitimación. No solo se legitiman contenidos, sino metodologías de producción y distribución, perspectivas teóricas y hasta subdisciplinas filosóficas. También, se legitiman aspectos académicos y aspectos institucionales, en contextos locales, nacionales e internacionales, a nivel público y privado.

d) La dispersión y ampliación del poder de legitimación, muchas veces generan situaciones de conflicto que no logran superarse y la posible homogeneidad de la fuerza de legitimación se convierte en disociación y desconexión, de tal modo que, generalmente, lo legitimado en un ámbito está deslegitimado en otro.

e) Este rastreo histórico, condujo a identificar a la legitimación del saber filosófico en la universidad argentina como un fenómeno complejo y diferenciado, que reclama el análisis de otras variables intervinientes y que permitan la elaboración de un instrumento de recolección de datos que posibilite un estudio acotado a cada universidad y dirigido a un análisis comparativo posterior.

Notas y Bibliografía Citada

(*) Mattar, B. y Palacio, M. "Consideraciones Históricas y Propuesta metodológica para el Estudio del Sistema de Legitimación del Saber filosófico en la Universidad Argentina", FFHA, UNSJ, 1996

(1) Caturelli, A, "La Filosofía", Madrid, Gredos, 1980

(2) Windelband, W., "Historia de la Filosofía", Tomo I, México, Robredo, 1960

(3) González Alvarez, A. "Historia de la Filosofía", Madrid, Espasa Calpe, 1982

(4) Gomez Duque, Luis, "Humanidades y Humanismo en la Universidad", Colombia, Universidad Externa de Colombia, 1994

(5) Lyotard, J., "La Condición post-moderna" en Gomez,V. Y Tenti, E., "Universidad y Profesiones", Buenos Aires, Miño y Dávila, 1994

(6) Windelband, W., op. Cit.

(7) Siacca, M. F., "El Problema de la Educación", Barcelona, Miracle, 1967

(8) Mondolfo, R., "Universidad: pasado y presente", Buenos Aires, EUDEBA, 1976

(9) Debesse, M., Mialaret, G., "Historia de la Pedagogía", Vol. I y II, Barcelona, Oikós Tau, 1973

(10) Debesse. M-, y Mialaret, G., op cit.

(11) Pando, Horacio, "La Universidad como tema de investigación", Primer Encuentro Nacional de Docencia e Investigación, Buenos Aires, UBA, 1995

(12) Bordieu, P., "Campo de poder y Campo intelectual", Buenos Aires, Colección Argumentos, 1983

(13) Gomez, y Tenti, op. Cit.

(14) Ladriere, Jean, "El reto de la racionalidad", Salamanca, UNESCO, Ediciones Sígueme, 1978

(15) Perez Lindo, A., "Universidad, Política y Sociedad", Buenos Aires, EUDEBA, 1985

(16) Perez Lindo, op cit.

(17) Puiggros, A., "Universidad y el imaginario pedagógico", Barcelona, Paidós, 1993

(18) Puiggrós, A., op. Cit.

(19) Oteiza, E., "La Universidad Argentina. Investigación y Creación de conocimientos", en Revista "Sociedad" de la Facultad de Ciencias Sociales, Buenos Aires, UBA, 1993

(20) Frondizi, R., "La Universidad en un mundo de tensiones, Misión de la Universidad en América Latina", Buenos Aires, Paidós, 1971, en Oteiza, E. op cit Buscar en esta seccion :