| II Encuentro Nacional "La Universidad como Objeto de Investigación" | |
| Centro de Estudios Avanzados (CEA - Universidad de Buenos Aires -UBA)Noviembre 1997 | Ponencias publicadas por el Equipo NAyA https://www.equiponaya.com.ar/ info@equiponaya.com.ar | 
 Congresos en cdrom 2.2 - version en línea
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								La presencia femenina en las aulas de la UBA: las primeras arquitectas
"Lo que fue se olvidó en su consistencia,se sentía y basta.
Por lo menos, no se analizó.
Estamos hechos de una sustancia rica
muy desperdiciada, y, a causa de los sentimientos
memoria intelectual no existe." 1
Este fragmento del poema "Memoria" de la Arq. Federica Rosenfeld, egresada de la Escuela de Arquitectura de la UBA en 1940, puede ser leído como una inspirada y seria advertencia acerca de nuestro trabajo de historiadores: la imposibilidad de reconstruir lo pasado en toda su complejidad. Por lo tanto es necesario apelar a todas las herramientas disponibles para despejar la mayor cantidad de las incógnitas que se nos plantean. En este contexto considero que la Historia Oral correctamente ejercitada debe ser entendida como una metodología imprescindible para desentrañar la visión y versión de los actores sociales, a la vez que crea fuentes originales e inéditas y por ende nuevos conocimientos científicos.
En el marco de una beca de investigación otorgada por la UBA, desde 1995 me encuentro desarrollando el proyecto La Escuela de Arquitectura y los egresados de la década del '30: formación, ideología y praxis2. Mediante entrevistas sistemáticas a un grupo de egresados de esa Escuela en el periodo mencionado, analizo las relaciones existentes entre la formación recibida, el contexto epocal y la posterior actividad profesional. También abordo la correlación entre formación e ideología e investigo la conexión de estos egresados con la realidad política, económica, social y cultural del país, ponderando su participación en diversos tipos de instituciones3.
En esta oportunidad presentaré y comentaré algunas visiones y versiones, de acuerdo a los testimonios obtenidos, sobre la presencia de las primeras mujeres en un ámbito tradicionalmente reservado a los hombres como era esa Escuela de Arquitectura.4
Breve caracterización de la Escuela de Arquitectura durante la década del '30 (5)
Esta institución comenzaba a esbozar desde un primer momento el perfil del arquitecto que egresaría de ella a través de los requisitos establecidos para la admisión. Era necesario poseer cultura general (no necesariamente técnica), capacidad integral, talento artístico, aptitud para interpretar la arquitectura, condiciones éstas que no se obtendrían por el simple paso por la Facultad y que se pretendía detectar a través de los exámenes de ingreso6. Se exigía el título de bachiller lo que significaba una especie de filtro social, por llamarlo de alguna manera, dado que excluía a los que, ante la inseguridad de poder continuar estudios superiores en un futuro, se inclinaban por secundarios que otorgaran un título intermedio. Tal era el caso de los Maestros Mayores de Obra egresados de la Escuela Industrial de la Nación, quienes tenían vedado el ingreso a la carrera de Arquitectura, si no completaban las materias correspondientes al bachillerato (aunque hubo excepciones). Este sistema de exámenes de ingreso fue reformado en el periodo estudiado: se disminuyó el número de materias a rendir y se modificó el carácter eliminatorio de las pruebas. Esto significó una cierta flexibilización, pero se seguía insistiendo en las capacidades artísticas del aspirante.El análisis del modo en que se desarrollaba la enseñanza en esta Escuela que tenía su sede en la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, compartida con otras carreras como las de Ingeniería, Ciencias Naturales, Química y Matemática, muestra la evolución que va sufriendo con el transcurrir de la década. Si los egresados de la primera mitad recuerdan camadas poco numerosas, que hacían posible que la totalidad del trabajo se desarrollara con exclusividad en la Facultad, los que los siguen ya empezarán a padecer las consecuencias negativas del aumento del número de estudiantes, dado que la estructura edilicia y el cuerpo de profesores no crecían de una manera acorde.
Si bien todos reconocen que trabajar en un lugar en común, el taller, era una experiencia enriquecedora porque posibilitaba el intercambio entre estudiantes de distintos años, hacia la segunda mitad de la década ya no se realizaba todo el trabajo en la Facultad. El encierro, procedimiento durante el cual los estudiantes eran literalmente encerrados bajo llave en el taller durante toda una jornada de trabajo para que desarrollaran un anteproyecto sobre un tema dado en el momento, es aceptado como una institución normal, aún por los más modernos, y a nadie se le ocurre poner en tela de juicio las bondades de este sistema, menos aún considerarlo restrictivo de las libertades individuales o autoritario.
En el periodo estudiado se introdujeron dos modificaciones en los planes de estudio. En la reforma de 1928 se estableció una división entre materias artísticas y técnicas y sistemas distintos de promoción para cada grupo, facilitando el trabajo al dotado artísticamente. La convivencia en una misma casa con los Ingenieros, con quienes se compartían las materias técnicas de la carrera, por un lado podía ser provechosa, pero por el otro podía resultar contraproducente para el desarrollo artístico del futuro arquitecto. En 1933 se intentó una nueva actualización de los planes de estudio, debida a preocupaciones de orden técnico esta vez, pero las buenas intenciones de sus propulsores chocaron con la imposiblidad financiera de rentar nuevas cátedras. Pese a la inclusión del sexto año, esta reforma no conllevó grandes cambios, sólo un reacomodamiento de materias. En los testimonios obtenidos la extensión de la duración de la carrera se vincula con la necesidad de equipararla con la de Ingeniería, para evitar que los Arquitectos fueran tenidos en menos.
El cuerpo de profesores en su conjunto no es criticado por los entrevistados, aunque se reconocen ciertas falencias y la existencia de malos profesores, poco actualizados o directamente ineptos. Se destacan claramente los jefes de talleres, M. René Villeminot y M. René Karman, ambos egresados de l'cole de Beaux Arts de París, cuyo sistema de enseñanza (aferrado a la composición simétrica y a los estilos históricos) encarnaron fielmente y entronizaron en esta Escuela. Ante la temprana desaparición del primero de los nombrados (en 1928) se realizaron intensas gestiones para contratar otro graduado de la institución parisina para que viniera a impartir el maná, un poco rancio ya, de su sabiduría en estas tierras, otra muestra del encadilamiento producido por la cultura europea que todavía persiste aún bien entrado el siglo XX. Sin embargo esta solución importada fracasó y M. Karman quedó al frente de los talleres de Arquitectura durante todo el periodo estudiado.
Pese al ambiente eminentemente académico, anclado en la tradición del S. XIX, que imperaba en la Facultad, en el estudiantado también había una actitud de apertura hacia las modernas ideas, vividas como revolucionarias. stas llegaban principalmente a través de publicaciones extranjeras, muy recordadas como verdaderos vehículos de renovación. Las conferencias pronunciadas en Buenos Aires por Le Corbusier en 1929 son evocadas como un auténtico hito, que marcó los caminos a seguir para muchos futuros Arquitectos, cansados ya de Arquitecturas perimidas.
Los viajes al extranjero eran alentados y en lo posible apoyados, ya sea económica u oficiosamente, por la Facultad, deseosa siempre de que los jóvenes estudiantes y egresados pudieran beber en las fuentes mismas de la cultura europea. Y estos viajes iniciáticos eran emprendidos con entusiasmo por los noveles arquitectos, a quienes, por más revolucionarios y modernos que fueran, no se les ocurría cuestionar la supremacía cultural europea, muy por el contrario marchaban dispuestos a abrevar en ella, pese a los inquietantes síntomas de profundas alteraciones que ya empezaban a manifestarse (guerra civil española, ascenso de los totalitarismos, etc.). Solamente una vez cerradas las puertas de Europa por el conflicto bélico, se marcharía hacia Estados Unidos, donde también se descubriría nuevos dioses dignos de culto.
La presencia femenina en la Escuela de Arquitectura Otro de los cambios que se produjeron a lo largo de esa década fue el aumento de la presencia femenina en las aulas de la Escuela de Arquitectura, aunque momentáneamente sólo en calidad de alumnas.
La primera en recibir el título de Arquitecta fue Filandia Pizzul, egresada en 1929. Su figura de pionera campeó en diversos ámbitos, ya que también fue la primera mujer que completó los cursos de la Dirección de Aeronáutica Civil en 1928 convirtiéndose en piloto7.
Quienes la conocieron tienen recuerdos indelebles:
"- Yo  estuve con  la primera  arquitecta, Filandia Pizzul.
[...]  que   siempre  decíamos,  fue  la  primera  aviadora
argentina. [...]  La primera  arquitecta, aviadora, en todo
era primera. [...] Ya te digo, Filandia Pizzul, la teníamos
un poco  como, como  una, como  una, un  ser extraño,  para
venir y... a uno lo admira, realmente." [rdb1]
Faltan las palabras para definirla, era un ser extraño esta mujer que se atrevía a invadir territorio masculino, abriendo la brecha que pronto otras transitarían. Algo admirable pero que al mismo tiempo tenía su precio:
"Esta Filandia Pizzul que yo la conocí era una muchacha que tuvo que aguantar muchas, muchas insolencias de los muchachos porque no estaban acostumbrados ¿no? [...] que no pasó eso con las siguientes. Era una muchacha muy valiente, la Pizzul, muy valiente, había hecho aeronáutica, manejado aviones, había manejado... una muchacha muy, muy decidida, de manera que todas esas cosas las pasó bien. [...] pero tuvo que soportar muchas groserías, dibujos groseros que le hacían en el tablero, en fin, cosas muy feas.
- ¿Y eso por qué sería?
- Y  bueno... Era  mala educación.  [...]  Los  que  éramos
respetuosos, que  siempre lo  fuimos, seguíamos siéndolo, y
los  que   no  eran  respetuosos  naturalmente,  por  buena
educación,        terminaron         queriéndolas         y
respetándolas..."[rdb2]
Sin dudas la Pizzul era una mujer que sabía darse su lugar:
"- Recuerdo un detalle que..., los talleres estaban separados por un simple tabique de madera, era un gran salón separado, y en una oportunidad uno de los compañeros nuestros, Beccar Varela, cantaba un fox trox que se había puesto de moda que decía: -'Yo quiero ver una mujer desnuda.' Recuerdo el detalle de que Filandia Pizzul salió del taller y vino a increparle que por qué cantaba cosas pornográficas [risas] En aquella época decir: -'Quiero ver una mujer desnuda' era una verdadera osadía ¿no?"[rdb3]
Los pasos de esta precursora fueron seguidos, tímidamente al principio, con mayor presencia después, por otras: Nelly Niebuhr y María Luisa García Vouilloz egresadas en 1931, María de las Mercedes Arauz Obligado y Blanca Hirsch en 1934; +tala Fulvia Villa en 1935; ya en 1936 las egresadas son tres: Estela Elba Genovese, María Elena Spaini y María Enriqueta Meoli. Al concluir la década ya sumaban casi dos decenas las argentinas que ostentaban este título.8
La visión de los compañeros
En los testimonios obtenidos pueden distinguirse dos temas en relación a la presencia femenina en las aulas y talleres de la Escuela de Arquitectura, dominios tradicionalmente masculinos: la relación con las compañeras por un lado y las dificultades que el ejercicio de esta profesión plantearía a las mujeres.Una vez abierta la brecha por Filandia Pizzul y superadas las resistencias iniciales, las estudiantes que la siguieron tuvieron una mejor acogida entre sus compañeros, aunque éstos debieron adaptar algunas de sus conductas según lo recuerdan:
"Sí, teníamos compañeras, pocas. La entrada de la mujer trajo una cosa, varias ventajas. Una de ellas era que las mujeres eran, entraron con una, un nivel de educación y de corrección mejores que los chicos. Los varones un poco acostumbrados todavía al Colegio Nacional, a hablar de una manera más ... más ordinaria y todo eso se fue modificando mucho. Y la enseñanza también, la entrada de las mujeres permitió acaparar, tomar más ... más dimensiones, nuevas dimensiones y entrar en trabajos más interesantes." [rdb4] Una cosa era aceptarlas, y otra considerarlas iguales, aunque su presencia podía aportar beneficios en la formación y educación de los estudiantes:
"- ¿Y  el trato con ella cómo era, la trataban como una más
o era algo distinto?
- Mirá,  era una  compañera más,  pero teníamos  que  tener
cuidado porque no estábamos acostumbrados, nosotros, esteh,
con las mujeres cuidábamos mucho porque sabíamos, había muy
pocas mujeres, ..." [rdb5]
"-Y entonces  qué recuerdo  tiene de  esta compañera  [...]
¿cómo la trataban los demás estudiantes ...?
- Bueno, de esa época cambió mucho. Nosotros le decíamos de
usted. No  había ninguna  confianza,  ni  ninguna...  Buena
compañera, muy  simpática, todavía  vive, nos  reunimos con
ella, la invitamos mejor dicho a comer con nosotros una vez
al año, [...]" [rdb6]
"- Bueno,  y tener  una compañera en el taller, trabajando,
¿cómo era el trato con ella? ¿Era una más?
- No,  no, no  era una  más. Era  una mujer. [risas] Que se
respetaba muchísimo  en esa  época. Yo  creo que  la mujer,
tiene la ambición de ser un poquito como el hombre, yo creo
que la  mujer es  totalmente distinta  al hombre, y no creo
que sea una jerarquía inferior, en general el mundo ha sido
machista, y sigue siendo, a pesar de todo. Pero creo que se
pasaron en  esa parte  de querer  ser igual  al hombre,  no
puede ser.  Yo creo  que hasta  incluso había que cuidar un
poquito el  lenguaje, cuando  estaba... nos  cuidábamos, es
decir,  la  respetábamos,  en  una  palabra,  con  todo  el
compañerismo que  podía haber,  pero yo  creo  que  era  el
respeto, y  no era tampoco que nos parecía que no tenía que
estar ahí,  ni nada.  Creíamos que  tenía todo  su derecho,
creo que  hubiera sido más agradable si hubiera más mujeres
incluso también  ¿no? Es  una, yo creo que es la formación,
es como  actúan ellas mismas, pasa que se presta para otras
cosas, se  presta para  otras cosas  por qué, porque no hay
jerarquía, no  hay dirección,  nada más. Si todo está bien,
bueno, mejor, uno aprende, es decir, ayuda a la formación."
[rdb7]
     Por supuesto,  la cercanía  y  afinidad  de  intereses
podían  alimentar  relaciones  que  iban  más  allá  de  lo
meramente académico:
"-... pero  ¿cómo vivían  ustedes esto  de que  hubieran...
[mujeres]?
- No  éramos donjuanes  en proyecto ni éramos competidores,
la  mayoría   eran  estudiosas,   porque  evidentemente  no
hubieran podido  competir en el futuro, nos pareció siempre
normal, y  eso que  en  mi  colegio,  recién  ahora  en  el
Nacional  Buenos   Aires  hay  mujeres,  no  tuvimos  nunca
problemas, salvo  que algunos nos pusimos de novios [risas]
y después no seguimos. Yo lo hice con A. A.
-  Mire  usted,  una  relación  ¿había  parejas  entre  los
estudiantes?
- Sí, un poco inevitable ¿no es cierto?
- ¿Y  con los  profesores, había  alguna diferencia con las
mujeres, ustedes veían algo así?
- No... bueno ... puede ser, evidentemente sería para ellos
más agradable  trabajar con chicas que con... además porque
eran casi  todas buenas mozas, pero yo no lo percibía, y si
existía, me  parecía normal.  No es  lo mismo  el trato que
puede ser  duro con un hombre, que un hombre con una chica,
que tendrían  también nuestra  edad, diecisiete, dieciocho,
veinte años, así que tampoco hubiera sido muy simpático que
el profesor las tratara mal." [rdb8]
  
   Con  el   tiempo   la   presencia   del   sexo   débil
evidentemente se hizo más fuerte, ocupando mayores espacios
a la  vez que  se ganaba un trato más igualitario por parte
de sus  compañeros, según  se deduce  de las palabras de un
egresado de 1940:
"- Y en esos años es cuando empiezan a aparecer las mujeres
en la Escuela de Arquitectura.
- Bueno,  cuando yo entré ya estaba V., V. P., que no sé si
vivirá o  no V.  P., estaba  E.,  E.  ya  era  ayudante  de
profesor, estaba,  que éramos  muy, muy, muy amigos con ...
C. R.,  C. R.,  que era simpatiquísima, inteligentísima, C.
es inteligentísima,  en el  curso mío  no sé  si había más,
después en  el que me seguía sí, ya estaba I. P., estaba I.
P. y estaban tres o cuatro chicas más, ya no me acuerdo los
nombres, pero  éramos tan  parejos, estábamos todos juntos,
era muy lindo.
- ¿Y  qué era  esto  de  que  hubieran  mujeres  estudiando
Arquitectura?
-Ah, era  muy agradable,  no, no  era, no  sé, para  mí era
normal, era normal.
-¿Qué pensaban de una mujer arquitecta?
- Yo no pensé absolutamente nada.
- ¿Y para los profesores tampoco?
- No sé, yo no tengo ningún recuerdo de eso, ni a favor, ni
en contra, lo normal, yo el recuerdo que tengo es eso, para
nada...
-  ¿Compartían también?
- Ah,  todo, sí,  sí -'Vení,  ayudame con  la acuarela, con
esto.' Me  acuerdo eso  sí, I.  P. tenía  las  manos  todas
escritas con  tinta, y  escribía, o  tenía  acuarela,  casi
todos, todos  teñíamos,  -'anotame,  aquí,  anotame  en  la
mano', ..." [rdb9]
Sin embargo la naturaleza femenina suscitaba ciertas prevenciones en algunos a la hora de pensar en el ejercicio de la profesión:
"...de a poco fueron entrando muchas más, y ahora posiblemente haya más mujeres que hombres. Es una carrera ... es linda carrera, pero claro, para una mujer que tiene que andar en las obras, luchar con toda esta gente de las obras, no es muy, muy adecuada. Yo tengo una hija, que por supuesto, quiso estudiar arquitectura y es arquitecta. [...] yo no quería que estudiara arquitectura, porque claro, uno ha vivido muchas dificultades.
- Y  en esa  época ¿qué  se pensaba de una mujer que quería
ser arquitecta?
- Bueno,  no en realidad las mujeres han ido evolucionando.
Esa cosa,  esa es  una cosa  que es  palpable para  todo el
mundo.
- No,  pero yo digo en esa época, pensemos en los años '30,
la gente en general...
- Bueno  la gente  en general...,  claro, la  profesión  de
arquitecta es  una profesión  difícil para  la mujer porque
tiene que  ir a las obras, tiene que trabajar con gente muy
bruta. ste es el problema ¿no? Entonces, claro, éste es un
problema ...  permanente. Porque  después en general muchas
mujeres  terminan   casadas  con  arquitectos,  o  terminan
haciendo decoración,  o qué sé yo, haciendo cualquier cosa,
trabajando en  estudios, pero en la obra, es un poco, es un
poco dura  la situación  de  la  mujer,  porque  hay  otras
profesiones,  las   abogadas,  van  al  Tribunal  donde  se
encuentran   con muchos abogados, gente educada en general.
Pero en las obras, usted tiene obras... por ejemplo, yo he tenido una obra de ciento cincuenta obreros. Hay de todo, hay de todo. Entonces tiene que subir una escalera, y entonces se le mira la pierna, ciertas cosas que... la mujer... Claro, ahora, todo eso se va arreglando porque la mujer se pone pantalones. No, no, es así, son pequeñas cosas, pero que tienen importancia. Pero las mujeres han ocupado muchos lugares ya, y ahora hay muchas carreras que, ya es normal, ya no pasa nada. Pero ésta tiene la dificultad ésa." [rdb10]
En este caso la mujer encarnaría lo delicado, lo frágil, lo que debe ser preservado de todo contacto con aquello que pueda alterar su naturaleza impoluta, por definición distinta de la de los hombres, que pueden llegar a ser brutos o burros.
"-Pero ¿cuál  es su  opinión en  cuanto a  que las  mujeres
estudiaran Arquitectura?
- [Se ríe]
- ¿Qué piensa usted sobre eso?
- Y  vos te  imaginás que en aquel tiempo era, era una cosa
tan extraña  encontrar allí  una... Pero la mayoría de los,
en fin  mi opinión  era la  siguiente: ¿cómo  puede ser una
mujer  arquitecta   y  ejercer   la  profesión?,   que  las
considerábamos y  teníamos especial consideración de ellas,
que se  dedicaban así, porque pensábamos, cuando tienen que
entrar a  una obra,  es decir,  eso es  lo difícil. Cuando,
cuando yo  me empecé  a dedicar  decía: -'Y  las chicas que
empiezan  a  estudiar  ahora,  son  realmente,  tienen  una
vocación muy  especial.' [...]  Era muy  distinto, nosotros
considerábamos que  eran muy  buenas estudiantas para poder
llegar a exámenes y demás, pero decíamos: -'Bueno, y el día
que una de estas muchachas se reciba de Arquitecta, cómo va
a hacer  para ejercer', porque en aquel tiempo vos no veías
ninguna mujer ejerciendo ... ni siquiera iban a su... a las
aulas, qué  sé yo, ya con muy, con mucha vocación, como era
antes  también   una  médica.   Las  primeras  médicas  que
aparecieron, te aseguro que...
- Claro, era toda una revolución en ese momento.
- Sííí,  y eso que ahora ha cambiado totalmente, porque, en
fin, nosotros  sabemos que  se va  a estudiar, vos lo sabés
evidentemente,  en  estos  momentos  hay  más  mujeres  que
hombres en  la profesión,  y entonces la parte comercial la
han dejado más a los hombres, es decir la, cuando vos tenés
que hacer,  que actuar como arquitecta, primero lo hicieron
en la  función pública,  y luego  también  en  las  grandes
empresas, que  las tomaban,  y las  siguen tomando,  y  con
mucha razón,  porque son  muy buenas, [...] Son muy buenas,
muy convenientes  en cualquier  empresa industrial, o algo,
han resultado  magníficas, como hay mujeres médicas. [...]"
[rdb11]
El peso de la realidad ha hecho aceptar que las mujeres también pueden ser arquitectas, pero al parecer habría ciertos aspectos de la profesión que deberían seguir siendo coto exclusivamente masculino (la parte empresarial, por ejemplo) mientras que las mujeres deberían contentarse con empleos, ya sean públicos o en empresas privadas, generalmente en posiciones subordinadas. ¿O quizás lo propio de la mujer sea ocuparse de las cosas superficiales, lo decorativo...?:
"- Sí, en aquellos tiempos las mujeres poco estudiaban, era
poco  frecuente.  Ya  le  conté  que  en  Arquitectura  yo,
nosotros, tuvimos  una sola compañera, de veinte que éramos
había una  mujer. Ahora  yo creo  que de  cien hay  noventa
mujeres y  diez varones  ¿no? ¿no  es así?  Hay muchas  más
mujeres que hombres.
- Hay muchas mujeres, sí, sí.
- Que  nunca lo comprendí, porque la Arquitectura, la gente
la confunde  con la decoración. La Arquitectura es una cosa
de hacer cimiento, de hacer columnas, de hacer estructuras,
de hacer ascensores, de hacer calefacciones, de hacer aguas
corrientes, de  hacer cloacas, de hacer  muchas cosas. Y la
obra esa  de siete pisos que yo hice, durante toda la obra,
hasta que  se pone el ascensor, hay que subir las escaleras
¿no?" [rdb12]
Incluso quienes pregonan la aptitud femenina para el ejercicio de la Arquitectura ponen el acento en la diferencia más que en la igualdad:
"-¿Y Ud. qué piensa de las mujeres como arquitectas?
-  Ah,   las  mujeres   como  arquitectas   tienen   buenas
condiciones, cómo  no, y  ya, ya  demostraban, porque había
proyectos hechos por mujeres bien hechos. Y después ya iban
sacando cada  vez más,  y es  que  la  Arquitectura  es  un
estudio artístico, una materia interesante."  [rdb13]
"- ¿Y qué era que hubieran mujeres estudiando Arquitectura,
cómo lo vivían ustedes, qué pensaban?
- A  mí me  parece que  es una  carrera espléndida  para la
mujer, la mujer es la que está en la casa, es la que conoce
más la  parte vivienda,  sobre todo,  pero bueno,  le diría
fuera de  la parte  de dirección que hay que ser un poquito
atleta, de repente para andar entre las estructuras, con el
vértigo, por  supuesto, claro  se puede ejercer esa parte y
no la  dirección de obras, la dirección de obras hay muchas
formas de  hacerla. Pero  a mí me parece que es una carrera
espléndida para las mujeres.
- Ahora, en ese momento...
- Y,  era  raro.  Era  raro  que  hubieran  mujeres  en  la
Universidad,  en  primer  lugar.  En  general  las  mujeres
seguían más  ...,   digamos, oficios  que  profesiones.  En
realidad una mujer era para estar en la casa.
- Era otra idea...
- Otra forma de ... de vivir." [rdb14]
 
Sin embargo las arquitectas se encargaron de derrumbar todas estas prevenciones y prejuicios, diseñando y construyendo para sí un espacio propio: "Claro, porque todo el mundo pensaba cómo va a subir a un andamio, esas cosas ¿no?, cómo va a subir a un andamio, cómo va a tratar con obreros, todo eso se consideraba que era tabú para una mujer, pero resulta que no fue [risas]..." [rdb15]
La visión de las mujeres
De los 22 arquitectos entrevistados, 5 son mujeres. De éstas, sólo 3 permitieron la grabación de las entrevistas y autorizaron la consulta restringida a estudiosos de los documentos obtenidos, 1 aceptó la grabación de la entrevista pero no accedió a un segundo encuentro donde se entregarían las desgrabaciones y por lo tanto no se obtuvo su consentimiento por escrito para la utilización del material. Por último, la restante no aceptó ni que se grabara ni que se tomara notas de la charla, aunque sus relatos aportaron interesantes y jugosos datos. Por lo tanto deseo aclarar que no pretendo extraer conclusiones de tipo estadístico, sino registrar estos relatos, visiones y versiones, dado que los considero significativos en sí mismos.El tema de los motivos o la forma de elección de la carrera de acuerdo a los relatos obtenidos puede arrojar luz sobre ciertas ideas preexistentes sobre los roles tradicionalmente asignados a la mujer y sus aspiraciones a nuevas posiciones:
"- Entonces,  con mucha  timidez, le  digo a  mi padre,  yo
quisiera ser  médica. ...  Dice: -'Mirá,  la carrera es una
cuestión de  vocación y  la  vocación  nadie  te  la  puede
marcar, pero  yo te quiero decir dos cosas, nada más [...]:
primero, el  ambiente no  está para  la  mujer  médica,  la
médica, hoy,  no es  aceptada todavía. Entonces ¿sabés cómo
vas a  ejercer?, vas  a ser  algo parecido a una partera de
lujo, y  para ser  una partera  en este momento se necesita
sexto  grado,   habrías  desperdiciado   todo  tu   Colegio
Nacional.' Y  eso me  dolió, porque desperdiciar mi Colegio
Nacional, era  algo muy sagrado. Dice: -'Y la segunda, como
yo hace  muchos años  que estoy ahí, a lo largo de tu vida,
vas a  ser la  hija de  R. M.  Como un consejo, hacé lo que
quieras, pero  andate donde  vos seas  vos, no  tu padre ni
nadie. Hacé  tu personalidad,  trabajate  tu  vida.  -dice-
Pensala, dentro  de una semana volvemos a conversar.' Yo lo
miré bien,  tenía razón.  Tenía razón  en todo. Yo sabía de
bromas pesadísimas que se habían hecho a las estudiantes de
Medicina[...]. Y la otra me quedé pensándola. Es cierto, yo
no tenía  por qué ser la hija de, mi vida era mía, yo tenía
que hacérmela,  yo tenía  que hacerme mi nombre. Pero tenía
el peso  de esos seis años de Colegio, yo no podía ir a una
carrera cualquiera.  Y  en  ese  momento  las  carreras  se
dividían  en  carreras  mayores  y  carreras  menores.  Las
carreras mayores  eran las que permitían el acceso a Rector
de la  Universidad, cosa que yo no aspiraba, porque pensaba
que después  de todo  esos señores tienen un grado distinto
de administrativo,  no era  lo que yo quería. Pero de todas
maneras, el  hecho de  que las otras fueran menores, era un
menoscabo, y si yo tenía un Nacional tan bueno, no era para
tirarlo en una carrera menor. Pero cuáles eran las mayores:
Medicina, Ingeniería, Arquitectura, Derecho, punto. De esas
cuatro no  se podía  salir.  Descartada  Medicina,  quedaba
Ingeniería, pero  en Ingeniería  tenía un problema bastante
similar,  de  otro  tipo,  ¿por  qué?  porque  uno  de  los
profesores, con  mucha trascendencia  en la Facultad, en la
Escuela en  ese entonces,  de Ingeniería, era un hermano de
mi padre,  a quien  además yo  no quería  mucho, de yapa, o
sea, prefería  ser la  hija de  mi padre a la sobrina de mi
tío [risas].  Ingeniería  tampoco,  ¿qué  quedaba?  Quedaba
Arquitectura, quedaba  Derecho. Qué  ingenua que fui! A mí
la Historia  no me  había gustado  nunca digo: -'En Derecho
hay mucha  Historia.' No sabía toda la que iba a tener que
estudiar en  Arquitectura! [risas]  Ahí me  clavé como  un
perro!
-  Así   que  mire   cómo  decidió,   cómo   llegó   a   la
Arquitectura...
- Por descarte, llegué a la Arquitectura, con lo cual usted
ve que mi vocación original era un poquito alejada."
     En ocasiones  a  vocación  podía  dirigirse  hacia  la
búsqueda de  un lugar propio, a asumir un desafío antes que
satisfacer el gusto personal por un determinado estudio:
"- ¿Y  cómo se  le ocurrió  a usted  elegir la  carrera  de
Arquitectura?
- Bueno, [se ríe] tenía un novio. [risas] Tenía un novio en
San Isidro  que era  J. C. L., que no sé si vive todavía, y
entonces estudiaba  Arquitectura, y nos encontrábamos en el
tren, íbamos  todos los días y volvíamos de allá, a las 6 y
media de  la mañana veníamos, yo todavía estaba en el Liceo
¿no? y  entonces él  era tan entusiasta de la Arquitectura,
porque: -'Voy  a hacer  esto y voy a hacer aquello', que yo
le digo  -'Voy a seguir Arquitectura.' -'De ninguna manera,
las mujeres  no pueden  seguir Arquitectura.'  -'Sí, voy  a
seguir Arquitectura.'  Y de bruta, para llevarle la contra,
seguí Arquitectura. O sea que la vocación fue ésa. [risas]"
     Estos testimonios dejan traslucir la fuerte influencia
de la  opinión o  el gusto  paterno a  la hora de elegir la
carrera por parte de estas jóvenes:
"-  Mi   padre  era   industrial,  nada   que  ver  con  la
arquitectura, pero a él le gustaba, sobre todo él no quería
que  yo  estudiara,  porque  yo  hubiera  querido  estudiar
Letras, ¿no?,  y bueno,  no es  que me  prohibiera,  no  me
prohibió nada,  pero como yo decía: -'Bueno, bueno...' Y yo
misma le  dije: -'Entonces  Arquitectura', pero  me imaginé
que era  dis..., no sé, después no correspondió a lo que yo
quería."
Pero también la figura del jefe de familia puede dejar de ser un simple referente y pasar a actuar directamente como en el caso de otra de las entrevistadas quien refirió que hubiera preferido estudiar Ingeniería, dado que le gustaban las matemáticas y no tanto el dibujo, pero el padre la inscribió en Arquitectura considerando que era mejor para una mujer. ¿Porque era una carrera más artística, y por esta característica se adecuaba más a lo femenino? Esto parece acercarse a los motivos aducidos para la elección de la profesión por otra de las arquitectas entrevistadas: el gusto por la decoración, y dado que no existía la carrera en el país se decidió por Arquitectura, aunque no dejó de mencionar, además, el interés del padre por los adelantos tecnológicos cuando fue interrogada sobre su elección.
Llama la atención en los testimonios obtenidos la importancia de la figura paterna en el momento de elegir algo tan trascendente como la carrera, intervención aceptada aunque contradiga los proyectos originales de las entrevistadas.
Otro factor a tener en cuenta son los antecedentes profesionales de las familias de estas pioneras. Una de ellas refirió que su madre había realizado estudios de Medicina en Buenos Aires y Zurich. En esta ciudad conoció al que luego sería su marido (y padre de la arquitecta entrevistada), también argentino pero que se encontraba estudiando Ingeniería en Berlín. Cuando éste terminó sus estudios, ambos regresaron a Buenos Aires para contraer matrimonio y ella debió abandonar definitivamente la carrera.
Otra de las egresadas relató una historia similar: "Hay un antecedente que no le he dado: mi madre era farmacéutica, recibida en 1905.
- Su mamá ¿y ejercía?
- Mi  padre no  le dejó  ejercer, ejerció  después que papá
murió, para  ayudarme a mí, porque fueron épocas muy bravas
para las  dos, [...]  Por aquellas épocas, bueno, ahí en la
Facultad fue  cuando se  conoció con  mi padre,  porque  mi
padre,  si   bien  había   entrado  como  empleado,  porque
necesitaba, para  la casa, no vamos a decir otra cosa, pero
siguió todas  las carreras.  Siguió un  poco  de  Medicina,
siguió un  poco de  Farmacia, siguió  un poco  de todo,  de
Odontología,  llegó   casi  a   recibirse  de  profesor  de
Física,..."
     Y este  antecedente fue  determinante  a  la  hora  de
decidir el destino de la joven futura arquitecta:
"Bueno le  digo, entonces  en ese  contexto yo  salgo de la
primaria... y  ahora ¿qué  va a  hacer la nena? Entonces se
arma en  casa la  gran trifulca,  porque mi padre, él decía
siempre que  él había  nacido un siglo antes, a pesar de su
fecha de  nacimiento, y  quería la  mujer en casa, la mujer
estudiaba  piano,  la  mujer  estudiaba  idioma,  la  mujer
bordaba y  la mujer  cosía. Y  mamá dijo:  -'Pero cuando me
buscaste a  mí, yo  no bordaba,  ni cosía,  sabía  algo  de
idiomas y  no tocaba  el piano.'  [...]. Mi  mamá empezó  a
pelear, tiempo  después me  dijo: -'La  satisfacción que yo
tuve de  estudiar y  de estar  en la Facultad, por nada del
mundo te  la hubiera privado a vos.' [...] Hubo una de esas
discusiones bizantinas  que sabe  haber en  las casas ... y
... yo  no me  podía dormir porque gritaban horrores, hasta
que, a  las seis  de la  mañana, y sabiendo que yo no había
podido dormir,  porque mi  padre me  conocía así  [hace  el
gesto de dar vuelta las manos] entra en mi pieza, pero como
una tromba,  se me para al lado de la cama, me dice: -'Está
bien, ganó tu madre, vas a ir a la Universidad, ... "
     Además de  la amplitud mental de la familia, entre las
condiciones  necesarias   para  que   las  jóvenes  mujeres
pudieran  proseguir   estudios  también  influía  el  medio
social, según refiere la primera arquitecta mendocina:
"- No, papá vino acá [a Buenos Aires] porque a mi mamá, que
era alemana,  no le  gustó Mendoza,  porque era, claro, una
mentalidad muy  chiquita, y  entonces quiso  volverse acá y
acá papá tenía unas cátedras en la Escuela Industrial, y lo
nombraron Vista  de Aduana,  [...] porque  él era, ¿cómo se
llama? era  Ingeniero Industrial  especialista en  textiles
,..."
     En  otro   caso  no   hay  antecedentes  profesionales
maternos, aunque sí, una vez más, un origen europeo:
"-¿Y su mamá tenía alguna profesión?
- No, había sido una mujer que había vivido en el campo ahí
en Rumania,  mi  padre  siempre  le  decía:  -'Si  sos  una
campesina.' [risas]"
Entre las entrevistadas también hay un precedente de una madre maestra que puso un jardín de infantes luego de haber criado 10 hijos.
     Veamos ahora  la vida  en la  Escuela de  Arquitectura
desde el punto de vista de estas precursoras:
"... para  mí, empieza  con un  primer shock  terrible.  Yo
salía de un colegio, como dije recién, todo impecable, todo
limpito, las  señoritas por  acá, los  señoritos por  allá.
Todo delante del profesor. Llego el primer día de clase, mi
padre me  acompaña hasta  la puerta  de  la  Facultad,  -'Y
bueno, ahora vos entrás sola.' -'¿Dónde queda primer año?:'
-'Ahí, en el primer piso.' Primer piso, miro así, allá Sala
de Profesores,  la única  cosa que podía ser era esa puerta
que estaba  ahí. Abro  la puerta  y la  cierro [risas]. Una
nube de  humo, la  radio tocando  un tango,   yo dije: -'Me
metí en  un cafetín de la Boca.' Era la cosa más negativa a
todo mi  esquema, que yo podía llegar a pensar.[...] Era el
taller, pero  acostumbrarme al  taller a mí me costó, yo no
estaba acostumbrada al taller, no estaba acostumbrada a que
estábamos todos  sueltos en  un corralón  [risas] No estaba
acostumbrada a  que se  fumaba delante  de los  profesores,
todo eso  para mí  era ... pecado capital [risas]. Te digo,
cuando al fin conseguí ver la cara de algún amigo, de algún
compañero, me  aferré a él y bueno ahí estábamos en bloque,
defendiéndonos de  lo que  viniera. Y  cuál era  uno de mis
dramas, que  a papá no se le ocurriera subir a buscarme una
noche y ver el ambiente en que yo estaba...
- Oh...! [risas]
- Me sentía morir con sólo pensarlo...
- ¿Y él la iba a buscar, su papá?
- Normalmente  me llevaba  y a veces me iba a buscar, otras
veces no. Cuando no me iba a buscar, estos dos muchachos me
llevaban hasta  el  tranvía  y  esperaban  que  subiera  al
tranvía y  yo después  bajaba en casa [se ríe]. Muy dentro,
además, del esquema de la época. [...]
- ¿Y al ser ustedes mujeres, había algún...?
- Al  principio, hubo un poquito de resistencia, sobre todo
porque  éramos  tantas  [ese  año  habían  ingresado  siete
mujeres]. Eso  chocó, porque  como venían de a una o dos, a
esa una  o dos,  no solamente  las aceptaban,  sino que  la
protegían, pero  cuando llegamos  en tropel,  se  sintieron
invadidos, pero  después se  acostumbraron. Y como cada una
de nosotras  tenía además  su propio temperamento, cada una
se fue integrando en los grupos más afines con su manera de
ser. Y,  sinceramente, con  algunos de  esos compañeros, la
seguimos en  perfecta hermandad,  hasta  el  final  de  sus
vidas.
- ¿Usted piensa que hubo un amoldamiento de los estudiantes
a la presencia femenina?
-  Sí,   hubo  un   amoldamiento,  evidentemente   hubo  un
amoldamiento, de  ellos a  nosotras y  de nosotras a ellos.
Yo, por  ejemplo, venía  muy hecha  al colegio  de varones,
entonces  me   molestaban,  digamos   menos,  que  a  otras
personas, ¿por  qué? porque  yo no  les coqueteaba,  no  me
interesaba, sabían  que conmigo  podían hablar  tranquilos,
que me  daba lo mismo, que no les iba a hacer cuestión, que
podían contar lo que les diera la gana, yo los escuchaba, y
que, aunque  me moría de miedo dicho sea entre nosotras, no
me gustaba  nada, pero  cuando empezaban  las  campañas  de
cohetes, me  las bancaba  piola encima del tablero, como si
los cohetes no pasaran por encima de mi cabeza [risas]"
"- Y los compañeros, más allá de la competencia ¿cómo veían
que una  mujer fuera  a ser arquitecta? ¿Les parecía bien o
era ...?
- Primero  estaban como asombrados de que hubieran mujeres,
después te  ayudaban mucho,  porque te digo, había un amigo
mío, J.  C., que estaba de los otros años y venía y me daba
unas manos que ni te cuento, a veces en casa se quedaba él,
yo durmiendo  y él  seguía trabajando  [se ríe]. No, en eso
éramos muy compañeros,..."
     Y, por supuesto, aparecen los noviazgos:
"- ¿Y bueno, entonces cómo pasaban el día en la Facultad?
- Y el día..., cada uno según sus..., hay gente que era muy
trabajadora y se la pasaba haciendo Arquitectura, nosotros,
yo, en seguida me encontré un novio...
- No me diga...
- Ah, claro.
- ¿Un compañero?
- Compañero, que hizo ese cuadro que está allí. ... [...]
- ¿Y  cómo  era  ser  mujer  y  estar  en  la  Facultad  de
Arquitectura?
- Muy  cómodo, porque  éramos más o menos lindas las chicas
que estábamos  en  primer  año,  así  que  teníamos  muchos
admiradores entre los muchachos. [...]
- ¿Así que tenían admiradores?
- A patadas,..."
     Pero no  todas eran  flores, podía haber problemas con
los profesores:
"- ¿Y cómo eran esas materias técnicas?
- Y  no, eran  bastante  bravas,  construcciones,  hormigón
armado, aire  acondicionado. Había  un viejo que no sé cómo
se llamaba,  que por  suerte me  olvidé el  nombre, que era
misógino, entonces  a las mujeres nos reventaba.[...] Todas
las mujeres,  sabés que  teníamos que  transpirar ...  pero
sangre para  pasar, decía  que las  mujeres no  tenían  que
estar en  la Facultad.  Teníamos que luchar contra eso ¿no?
porque también yo tenía otro en métrica, el ayudante, [...]
también dijo:  -'Ustedes deberían  estar haciendo calceta y
lavando platos.'  Así que  tenías  que  luchar  contra  esa
bestialidad, los tipos eran insoportables."
     O con los compañeros:
"Y después  me gané  el concurso,  es muy gracioso, con los
chicos, todos  me adoraban  porque yo  era la única chica y
qué sé yo, pero cuando les empecé a ganar concursos, era un
odio que  me tomaron,  empezaron  todas  las  competencias.
Gané, bueno,  esos concursos  que hacían  para  decoración,
gané un segundo premio, una mención, otro tercer premio."
     Otro tema  es el del acceso al mundo del trabajo. ste
podía producirse  aún antes  de  concluidos  los  estudios,
incluso en las primeras etapas:
"Pero, volviendo  un poquito  para atrás,  llega el  mes de
Junio de  primer año,  yo me  sentía muy mal, muy mal en el
sentido de  que... me  daba  cuenta  de  que  no  encajaba.
Vacaciones del  medio de  año, ... -'¿Qué te parece hija si
vamos a  tomar un cafecito?' [risas, la invitación la hacía
el padre  de la  entrevistada] -'Bueno...  Vamos a tomar el
cafecito.' ¿Qué  se  viene  ahora?  Terminábamos  de  estar
sentados en la mesa y me dice: -'Te está yendo mal, aplazás
¿no?'... -'Mirá  -le digo-  estoy haciendo lo indecible por
no aplazar,  pero no  te lo puedo asegurar.' Dice: -'Sí, ya
lo sé.'  Por eso  digo, me  conocía así  [hace el  gesto de
poner las  palmas  de  las  manos  hacia  arriba]  Dice:  -
'¿Entonces ahora  podemos hablar  un poquito  en serio?'  -
'Bueno.' [...]  -Sabés de sobra que jamás te exigí ni nota,
ni medalla  de oro,  pero sí  me interesa  es que  si vas a
hacer algo,  lo sepas  hacer, con  esto te quiero decir que
mañana vos  vas a  entrar a  un estudio.' -'Papá, -le digo-
pero el horario es de ocho de la mañana a nueve de la noche
con dos  horas para comer' -'Arréglate, otros se arreglan y
están trabajando  en otras  partes,  que  es  peor  que  un
estudio, pero  vas a  entrar a  trabajar en un estudio para
saber lo que es el trabajo en serio.' -'Bueno, papá.' Y así
entré yo  a este estudio. Claro, ¿por qué?, porque mi padre
era compañero  de colegio y amigo de Horacio R., había sido
celador de Jorge y eran amigos personales, entonces todo lo
que le  costó fue llamar y decir: -'Jorge, mi hija, mañana,
ingresa a  tu  estudio,  desde  luego,  gratis...'  [risas]
Ninguno de  nosotros en  general ingresaba en ninguna parte
cobrando ni un centavo ¿eh?, íbamos a aprender, y pagábamos
nuestro aprendizaje,  con nuestro  trabajo  y  con  nuestro
sufrimiento."
     También el  ingreso a  la docencia podía realizarse en
forma temprana:
"- ¿Y cómo entra en la docencia?
- Y entré en tercer año, cuando estaba en tercer año porque
el [...]  profesor de  descriptiva, [...] me dijo cuando yo
estaba en  tercer año:  -'Ya  tenés  hecha  Perspectivas  y
sombras. Tenés  que venir a aprender Descriptiva. Vení como
ayudante ad honorem.' Fui la primer ayudante ad honorem que
tuvo la  Facultad. O  sea que  yo a  los diecinueve años ya
empecé a  tener alumnos  y le di a la Universidad de Buenos
Aires cincuenta y dos años de mi vida."
     Y una  vez logrado  el ansiado título, no quedaba otra
que enfrentar el temible mundo de las obras:
¿Y qué era en ese momento que usted empieza a trabajar, una
mujer en la obra?
-...
- Eso cuénteme, a ver.
- Ah,  eso era...,  la rareza  del mundo.  Los  obreros  la
miraban así  de costado  y... entraban  en la  variante  de
hacerse los  tarados... Preguntaban las cosas más absurdas,
que ellos  la sabían  mucho mejor que uno, cómo se ponía un
nivel o cómo se tiraba una plomada, para ver dónde metíamos
la pata.
- Claro, tenían que rendir...
- Por eso teníamos que rendir o rendir. Si durante un mes o
un mes  y medio  habíamos aprobado  el examen  de ellos, la
cosa se  revertía, pasaban a ser amigos nuestros, e incluso
hasta nos  defendían, pero  eso dependía  exclusivamente de
nuestra conducta.  Primero si  habíamos dejado de lado todo
coqueteo o  toda cosa  que pudiera molestarlos. Una vez, me
acuerdo de ello como si fuera hoy, un obrero refiriéndose a
un personaje femenino que estuvo muy de moda dijo: -'Qué se
cree  ésa,  que  nosotros  no  somos  hombres  -dice-  Está
esperando que  aflojemos para aplicarnos una sanción.' Y no
era una  directora de  obra. O  sea, de  eso yo  me  voy  a
acordar toda mi vida, porque además fue una lección más que
me dio  uno de  esos obreros que ya eran amigos míos, sobre
todas las  que yo  ya tenía  recibidas. Y después estaba la
curiosidad. No nos olvidemos que en esa época estábamos con
la historia del tango: 'Antes no mostraban más que rostro y
pie, pero  hoy lo  muestran todo...'  [risas] Entonces,  si
usted se iba con pollera a la obra, empezaban a decir: -'La
bombacha es  de color  rosa.' [risas]  O poco  menos. Y con
pantalones no  se podía  ir, porque ninguna mujer andaba de
pantalones en  la calle.  Entonces, yo  por ejemplo,  ya la
tenía aprendida  del colegio,  yo tenía pantaloncitos sport
que tomaban  encima de  la rodilla.  Eran de una especie de
sarga negra  y por encima un viso negro o la pollera negra,
entonces era  inútil mirar,  más de  la rodilla  no se veía
[risas]."
Las posibilidades de hacer obras aumentaban considerablemente si se tenía algún familiar o conocido propietario de una empresa constructora. También se mencionó como opción de trabajo la realización de proyectos, dejando que otro profesional se encargara de la dirección de la obra.
     A   veces   la   actividad   profesional   podía   ser
incompatible con la vida matrimonial:
"Y bueno,  estuve un  año en la Dirección de Arquitectura y
después me  casé con  el señor A., que no quería saber nada
de  Arquitectura   [...].  Y   bueno,  ahí   empezaron  mis
desventuras, porque  me hizo  borrar de la Sociedad Central
de Arquitectos,  no podía decir que era arquitecta, como él
no tenía  título universitario,  no quería  saber  nada,  y
bueno, tuve  dos hijas  divinas y después empecé mi carrera
cuando me separé de él en el '54.
- Retomó su carrera, o sea que mientras estuvo casada...
- La Edad Media, doce años de Edad Media."
     El ejercicio  de la docencia siempre fue una opción de
salida laboral:
"... por  ejemplo toda mi experiencia de treinta años en la
Universidad de  La Plata,  cincuenta y dos en Buenos Aires,
cuatro en Tucumán.
- Siempre dando...
- Siempre dando clases."
"... entonces  salí a  buscar trabajo,[...]  y estaba K. de
Vice Decano,  [...] K.  me dijo:  'Bueno, mirá,  te  voy  a
nombrar ayudante de Repossini.' [...] Pero en seguida en un
año pasé  a ser  adjunta. Y  al mismo  tiempo conseguí  las
cátedras, primero ocho horas, después veinticuatro horas en
la Escuela  Industrial y entré en el Banco Hipotecario como
tasadora e inspectora. Y después, algunas obras hice..."
     Sin  embargo,   también  el   acceso  a   la   cátedra
universitaria tuvo sus bemoles para las mujeres:
"- Después  me nombraron,  en Perspectivas  y Sombras,  que
estaba el  Arq. Christensen,  me nombró  ayudante y trabajé
dos años,  ad honorem,  y entonces por ahí le digo yo: -'Yo
necesito ganar  dinero -porque eran $60 los que pagaban, le
digo- Me  gustaría que  me  nombrara.'  Dice:  -'Lo  siento
mucho, pero a una mujer no puedo nombrar.' -'¿Y por qué?' -
'Porque acá  hay idea  de que  las mujeres  no deben ser ni
ayudantes, ni profesoras, ni nada.'
- O sea que era un ambiente realmente...
- No,  pero después  cuando fui más grande, fui también, no
querían que  fuera profesora,  no me  dejaron  ser  titular
nunca, siempre fui adjunta, adjunta, adjunta. No me dejaban
titular. "
Los organismos de las diversas administraciones públicas (nacional, provinciales o municipales) constituyeron un refugio para las jóvenes profesionales: "... yo apenas me recibí encontré ese trabajo que un cuñado, el marido de mi hermana, por otro amigo consiguió que me nombren en la Dirección de Arquitectura, ahí estuve nueve años trabajando, y después por una cuestión política me sacaron junto con qué sé yo cuántos, cuando subió Pistarini, empezaba la época de los militares ¿no? [...]"
El ingreso a estas dependencias al parecer no estaba regido por normativas rigurosas, en general se entraba a través de un contacto. En uno de los casos, por ejemplo, el padre directamente dejó su puesto a su hija, considerando que sería más sencillo conseguir otro trabajo para un hombre que para una joven arquitecta. Pero la permanencia tampoco estaba asegurada, por el contrario los avatares de la vida política repercutían directamente en las oficinas públicas, y al parecer hubo varias purgas: con la asunción de Justo, con la toma del Gobierno por militares a partir de 1943, y con el ascenso del peronismo. Sin embargo ser despedida de una repartición no significaba no poder ingresar en otra, quizás en una jurisdicción diferente. A los terremotos políticos hay que agregar el terremoto que destruyó a la ciudad de San Juan en 1944, cuya reconstrucción ofreció oportunidades laborales para estas egresadas, ya que dos de ellas desarrollaron la mayor parte de sus carreras en esa ciudad cuyana: "Cuando fue el terremoto de San Juan, yo me fui a trabajar a San Juan, me ofrecieron un puesto en la ... Consejo de Reconstrucción de San Juan.
- ¿Usted  estaba todavía  en la Dirección de Arquitectura y
de allí la mandan?
- No,  no, no  estaba, ya  no estaba.  No hacía nada en ese
momento o  trabajaba en  algunos estudios  de  arquitectos,
pero poco,  y  sobre  todo  poco  sueldo  y  todo  eso.  Me
ofrecieron ese puesto y me fui pensando que me iba por seis
meses y  me quedé  22 años, así que yo soy, me siento mucho
más sanjuanina  que porteña,  mucho más [...] Y en San Juan
trabajé en la Dirección de Arquitectura, después se hizo la
Facultad de  Arquitectura y  yo fui  profesora allí, porque
claro, después...  y trabajé  también así  particularmente,
porque tampoco  me quedé  tantos años  en la  Dirección  de
Arquitectura,  me   peleé,  yo  era  bastante  batalladora,
peleadora, me  fui de  la  Dirección  de  Reconstrucción  y
empecé a trabajar sola y se hizo la Facultad, me invitaron,
vi, entré  por concurso y después cada dos años se renovaba
el concurso,  me quedé  muchos años, muchos años, hasta que
me jubilé,  se juntaron  todos los trabajos que había hecho
para poder jubilarme a los 50 años."
Otra de las entrevistadas relató una historia muy similar: dejada cesante en la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas de la Nación alrededor de 1945, le ofrecieron trabajo en San Juan (su familia era de origen sanjuanino) y allí no sólo ejecutó obras (aseveró tener 50 años de andamios en su haber) sino que también ocupó cátedras en la Facultad.
     Otro tema arduo que debían encarar estas profesionales
era la relación con el cliente. Una de ellas recordó que un
caso no  querían pagarle  los honorarios porque consideraba
que el  trabajo lo  había hecho  el dibujante.  Sin embargo
sobre este  aspecto de  la vida  profesional hay  distintas
apreciaciones:
"- ¿Y con los clientes, cómo era el trato, era distinto por
ser mujer?
- No,  yo nunca  sentí discriminación, otras parece que sí,
después parece que hubo más discriminación que entonces, no
sé.
- A  lo mejor  tiene que ver con la apreciación personal de
cada uno, o las circunstancias que cada una fue viviendo.
- Yo hice unas cuantas casitas, en San Juan, y generalmente
las trataba  con las  mujeres, con las esposas, más que con
ellos.
- Entonces el trato era normal, no había problemas.
- Totalmente normal."
Comentarios finales
Luego de recibida la primera arquitecta argentina en 1929, la presencia femenina fue aumentando paulatinamente en las aulas de la Escuela, inicialmente como alumnas y luego ocupando puestos en las cátedras, aunque en el periodo estudiado sólo como ayudantes.Este proceso fue concomitante con otros cambios ocurridos a lo largo de la década: flexibilización del sistema de ingreso, aumento de la población estudiantil, modificaciones en los planes de estudio, introducción en el país del Movimiento Moderno, etc.
La aparición de las compañeras en el taller implicó alteraciones en la conducta de los estudiantes quienes debieron aprender a convivir y compartir con ellas ese espacio. El trato, lejos de ser igualitario, implicaba una consideración especial que se manifestaba en un leguaje cuidado delante de las mujeres, aunque en esto también se advierte una posterior evolución, incluyendo la aparición de noviazgos entre compañeros.
Las dudas expresadas por sus colegas con respecto a las posibilidades de ejercer la profesión que tendrían estas mujeres se referían principalmente a las dificultades que deberían afrontar en el mundo varonil de las obras: tratar con los obreros, personas poco educadas ¿o poco acostumbradas a ser dirigidas por una mujer? o sortear ciertos obstáculos (subir a los andamios, superar el vértigo de las alturas), situaciones que exigirían un esfuerzo físico fuera de las posibilidades del sexo débil, incluyendo inconvenientes sumados por la vestimenta femenina (que permitía que se les vieran las piernas).
Incluso podría decirse que la aptitud femenina para la Arquitectura estaría más ligada a los aspectos artísticos de la profesión, a la decoración por ejemplo, y no tanto a los aspectos técnicos como hacer cimientos, columnas, estructuras, etc. Una posibilidad tranquilizadora consistía en que las mujeres se contentaran ocupando puestos subalternos en reparticiones públicas o compañías privadas, desarrollando proyectos y dejando la parte empresarial y la dirección de obras, es decir, la acción, a sus colegas hombres.
Seguir la vocación significó para estas jóvenes asumir un desafío: la búsqueda de un lugar propio. Esta pugna se desarrolló en diversos ámbitos: el seno familiar primero (con la evidente importancia de los roles desempeñados por el padre y la madre); el colegio y la Universidad (donde las relaciones con los compañeros y profesores podían ser amistosas o conflictivas) y, por último, el mundo del trabajo (donde entran en escena nuevos actores: los jefes, los subalternos, los obreros, los clientes, etc.) Sin embargo las representantes del bello sexo tuvieron fortaleza e inteligencia suficientes como para conquistar esos territorios que tradicionalmente les estaban vedados: las aulas, el taller, la cátedra, la obra. En suma, fueron Arquitectas de su propio destino, construyendo un nuevo espacio con oportunidades más igualitarias y por lo tanto más fructíferas para todos.
Lic. Roxana Di Bello
Octubre de 1997
Fuentes y bibliografía
Fuentes Orales
Entrevistado Fecha entrevista N§ de cinta ALVAREZ, Arq. Mario R. 19 de Noviembre de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"ANZORENA, Arq. Alicia 18 de Octubre de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"
ARAUZ OBLIGADO, Arq. M. 06 de Diciembre de 1995 Cinta "I", Lados "A" y "B"
ARAUZ OBLIGADO, Arq. M. 06 de Diciembre de 1995 Cinta "II", Lado "A".
BIANCHI, Arq. Luis María 28 de Agosto de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"
BIANCHI, Arq. Luis María 3 de Setiembre de 1996 Cinta "II", Lados "A" y "B"
CHIAPPORI, Graciela 9 de Octubre de 1995 Cinta "I", Lados "A" y "B"
CHIAPPORI, Graciela 9 de Octubre de 1995 Cinta "II", Lado "A".
DE BARY TORNQUIST, Arq. 23 de Octubre de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"
DEL CAMPO, Arq. Cupertino 30 de Agosto de 1996 Cint a "I", Lados "A" y "B"
ESTRADA, Arq. Ernesto de 13 de Octubre de 1995 Cinta "II", Lados "A" y "B"
ESTRADA, Arq. Ernesto de 22 de Setiembre de 1995 Cinta "I", Lados "A" y "B".
FERROVIA, Arq. Eduardo 05 de Abril de 1995 Cinta "II", Lados "A" y "B".
FERROVIA, Arq. Eduardo 15 de Mayo de 1995 Cinta "III", Lados "A" y "B"
FERROVIA, Arq. Eduardo 21 de Marzo de 1995 Cinta "I", Lados "A" y "B".
FERROVIA, Arq. Eduardo . 15 de Mayo de 1995 Cinta "IV", Lado "A"
MARISCOTTI, Arq. Ventura 15 de Setiembre de 1995 Cinta "III", Lados "A" y "B"
MARISCOTTI, Arq. Ventura 25 de Agosto de 1995 Cinta "I", Lados "A" y "B"
MARISCOTTI, Arq. Ventura 25 de Agosto de 1995 Cint a "II", Lados "A" y "B".
MEOLI, Arq. Enriqueta 16 de Agosto de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"
MEOLI, Arq. Enriqueta 16 de Agosto de 1996 Cinta "II", Lados "A" y "B".
MEOLI, Arq. Enriqueta 21 de Agosto de 1996 Cinta "III", Lados "A" y "B"
MEOLI, Arq. Enriqueta 21 de Agosto de 1996 Cinta "IV", Lados "A" y "B"
MIGLIA, Arq. Julio 9 de Julio de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"
MORIXE, Arq. Héctor 14 de Noviembre de 1995 Cinta "II", parte de Lado "A" y Lado "B"
MORIXE, Arq. Héctor 14 de Noviembre de 1995 Cinta "III", Lado "A".
MORIXE, Arq. Héctor 7 de Noviembre de 1995 Cinta "I", Lados "A" y "B"
MORIXE, Arq. Héctor 7 de Noviembre de 1995 Cinta "II", parte Lado "A".
ONETTO, Arq. Carlos 18 de Setiembre de 1996 Cinta "III", Lados "A" y "B"
ONETTO, Arq. Carlos 18 de Setiembre de 1996 Cinta "IV", Lados "A" y "B"
ONETTO, Arq. Carlos 6 de Setiembre de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"
ONETTO, Arq. Carlos 6 de Setiembre de 1996 Cinta "II", Lados "A" y "B"
RICUR, Arq. Alberto 13 de Setiembre de 1996 Cinta "II", Lados "A" y "B"
RICUR, Arq. Alberto 18 de Julio de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"
RIVAROLA Arq. Carlos 29 de Enero de 1996 Cinta "III", Lados "A" y "B"
RIVAROLA, Arq. Carlos 10 de Enero de 1996. Cinta "I", Lados "A" y "B"
RIVAROLA, Arq. Carlos 29 de Enero de 1996 Cinta "II", Lados "A" y "B"
ROSENFELD, Arq. Federica 15 de Noviembre de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"
SACRISTE, Arq. Eduardo 20 de Abril de 1995 Cinta "I", Lados "A" y "B".
UGARTE, Arq. Federico 20 de Setiembre de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B".
UGARTE, Arq. Federico 5 de Diciembre de 1996 Cinta "II", Lados "A" y "B"
VANNELLI, Arq. Fernando 01 de Noviembre de 1995 Cinta "I", Lados "A" y "B"
VANNELLI, Arq. Fernando 23 de Noviembre de 1995 Cinta "II", Lados "A" y "B"
Taller de Historia Oral 12 de Abril de 1996 Cinta "I", Lados "A" y "B"
Taller de Historia Oral 12 de Abril de 1996 Cinta "II", Lados "A" y "B"
Fuentes inéditas
CONSEJO PROFESIONAL DE ARQUITECTURA Y URBANISMO (CPAU). Listado de Matrículas ordenado alfabéticamente desde el número 1 hasta el 2.000.SOCIEDAD CENTRAL DE ARQUITECTOS. Listado de socios vitalicios.
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES [UBA]. FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS FISICAS Y NATURALES.[FCEFyN] Nómina Oficial de Arquitectos Diplomados y Revalidados desde 1915 hasta 1947 inclusive.
Fuentes éditas
UBA Archivos de la UBA. Boletín informativo de la Revista de la Universidad. T. I al X. Buenos Aires, 1926/1935.
Bibliografía citada*
DI BELLO, Roxana. La Escuela de Arquitectura y los egresados de la década del '30: formación, ideología y praxis. Segundo Informe anual Beca de Iniciación. Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas "Mario J. Buschiazzo", Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, UBA. Buenos Aires, Marzo 1997 (Inédito).ROSENFELD, F. Poemas sin metáforas. Buenos Aires, Ediciones Mugnani, 1993.
SOCIEDAD CENTRAL DE ARQUITECTOS. 100 Años de compromiso con el país 1886/1986. Buenos Aires, SCA, 1993.
NOTAS
* Para una bibliografía exhaustiva ver: DI BELLO, Roxana. La Escuela ... Op. cit., pp. 191/221.1 Fragmento del poema "Memoria" de la Arq. Federica Rosenfeld. En: ROSENFELD, F. Poemas sin metáforas. Buenos Aires, Ediciones Mugnani, 1993. p. 9.
2 Realizo este trabajo con la dirección de la Dra. Sonia Berjman
3 Los arquitectos entrevistados son: 1930: FERROV+A, Eduardo J. R.; 1931: VANNELLI, Fernando; 1932: ADOT ANDIA, Laurencio; MORIXE, Héctor Carlos; SACRISTE, Eduardo; MARISCOTTI, Ventura; ESTRADA, Ernesto; CHIAPPORI, Ismael Gil; 1933: MIGLIA, Julio Alfredo Roberto; 1934: ARAUZ OBLIGADO, María de las Mercedes V.; RIVAROLA, Carlos Héctor; 1935: UGARTE, Federico; ONETTO, Carlos; DEL CAMPO, Cupertino; 1936: MEOLI, María Enriqueta; 1937: BIANCHI, Luis María; ALVAREZ, Mario Roberto; 1939: RENARD, Carmen; RICUR, Alberto Víctor; 1940: DE BARY TORNQUIST, Ricardo; ANZORENA, María Alicia; ROSENFELD, Federica. (La fecha corresponde al año de egreso). Los criterios para seleccionar los informantes fueron: a) comprender egresados de una reconocida labor profesional, siendo sus nombres referencia obligada en cualquier libro de texto sobre la materia, pero también considerar nombres que no gozaran de tanta fama o prestigio; b) incluir arquitectos con activa e importante labor institucional o universitaria, así como también aquéllos que no tuvieran la misma participación; c) considerar mujeres arquitectas; d) procurar abarcar, en la medida de lo posible, representantes de todas las promociones de la década (se incluyó 1940 con el fin de aumentar la proporción de mujeres).
4 Transcribiré los testimonios de los entrevistados en letra bastardilla entre comillas, mis intervenciones se consignarán en caracteres normales. Dado que para la redacción de este artículo he realizado un montaje con trozos seleccionados de las diferentes entrevistas insertados en un contexto ajeno al original donde fueron dichos y de este modo han pasado a formar parte de otro discurso, el mío, decidí suprimir la referencia del entrevistado que emitió cada testimonio. Indico la supresión de párrafos con puntos suspensivos entre corchetes ([...]). En muchos casos he reemplazado los nombres por iniciales para preservar el pudor de los aludidos. Las transcripciones de las entrevistas, que se encuentran realizadas en su totalidad, fueron hechas con el sistema de distancia media, recurriendo a la corrección completa en ciertos planos (ortografía, puntuación), casi completa en otros (sintaxis), pero intentando conservar, estilizándola, la lógica del discurso (y su articulación con el relato) y el ritmo del habla, aunque sacrificando su sabor.
5 Esta síntesis ha sido extraída de: DI BELLO, Roxana. La Escuela de Arquitectura y los egresados de la década del '30: formación, ideología y praxis. Segundo Informe anual Beca de Iniciación. Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas "Mario J. Buschiazzo", Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, UBA. Buenos Aires, Marzo 1997 (Inédito).
6 Estos incluían matemáticas, geometría del espacio, dibujo de ornato, historia de la civilización y castellano y eran eliminatorios.
7 GUTIERREZ, Ramón. "Las primeras arquitectas." Recuadro en: SOCIEDAD CENTRAL DE ARQUITECTOS. 100 Años de compromiso con el país 1886/1986. Buenos Aires, SCA, 1993. p. 176.
8 Datos extraídos de la Nómina Oficial de Arquitectos Diplomados y Revalidados desde 1915 hasta 1947 inclusive.
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FISICAS Y NATURALES. Copia mecanografiada.
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