V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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SIGNIFICADOS Y PRACTICAS ANTE LA ENFERMEDAD EN UN GRUPO DE MUJERES QUE VIVEN EN CONDICIONES DE POBREZA

Lic. Diana Weingast*

Introduccion

El presente trabajo es parte de un proyecto general "Reproducción Social y Pobreza Urbana" que se viene desarrollando desde 1994, a través del Programa de Incentivos, en el Departamento de Sociología de la UNLP.

El tema central de este proyecto es el estudio de la problemática de la reproducción social en familias pertenecientes a barrios periurbanos del Gran La Plata, que viven en condiciones de pobreza. Se analiza, a través de distintos subproyectos, la articulación de prácticas y representaciones vinculadas a los ámbitos laborales, alimentarios, domésticos y los relacionados con la salud y la enfermedad, con el objeto de lograr un enfoque integrador del conjunto de las estrategias desplegadas por las unidades domésticas.

El concepto de reproducción social en sentido amplio, tal como lo venimos utilizando, alude a la reproducción física de los individuos día a día y a su reposición en el tiempo. Incluye fenómenos relacionados con el trabajo cotidiano dentro y fuera del hogar, los ingresos necesarios y acontecimientos ligados con la reproducción demográfica ( Margulis, s/f.) .

En dicho concepto podemos distinguir tres dimensiones: la biológica (cómo se reproduce la vida en términos de los nuevos seres humanos que se desea o no traer al mundo); la material (cómo se procuran los recursos necesarios para la mantención y alimentación de los miembros del hogar) y la social (cuáles son las relaciones sociales y familiares, las valoraciones, las normas y pautas culturales que guían y dan sentido a la vida cotidiana en el hogar) ( Rackzynski y Serrano, 1985).

Por lo tanto, el concepto presenta un carácter multidimensional, permitiendo articular diferentes dimensiones y niveles de análisis. Centramos nuestro análisis en la dimensión social y material de la reproducción.

Dentro de esta perspectiva, consideramos que en el abordaje de la temática de la reproducción social en sectores pobres urbanos es necesario incluir el estudio de los procesos de salud - enfermedad - atención, ya que los mismos operan en la reproducción de las unidades domésticas: "...la detección de conocimientos, saberes y prácticas respecto de la enfermedad y la muerte en dichos sectores aparece como básica para saber cuáles son sus estrategias de reproducción. Sobre todo si asumimos teóricamente que los conocimientos, saberes y prácticas respecto a la enfermedad y muerte son estructurales y estructurantes en los niveles de los grupos domésticos y constituyen instancias necesarias para asegurar la reproducción social e ideológica de los microgrupos y de los sistemas." (Menéndez, E.; 1989).

El abordaje de la problemática salud - enfermedad recupera líneas de investigación desarrolladas en antropología y salud1 , que proponen y postulan la necesidad de analizar los fenómenos de salud y enfermedad en el contexto del acontecer económico, político e ideológico de la sociedad y no como fenómeno meramente biológico que atañe a los individuos. De esta manera, sostenemos la interrelación dinámica entre lo social y lo biológico, donde los procesos sociales transforman de un modo complejo los procesos biológicos humanos. Al decir de Laurell (1982), "... el mismo proceso biológico humano es social". Es social porque no es posible fijar la normalidad biológica del hombre al margen del momento histórico.

Recuperamos como categoría de análisis el proceso de salud-enfermedad-atención ya que permite, al mismo tiempo, dar cuenta de la unidad entre la salud y la enfermedad como momento de un mismo proceso y entender la salud y la enfermedad como proceso social e históricamente determinado por las condiciones de vida y trabajo de una sociedad dada.

Siguiendo a Laurell (1982), entendemos por salud-enfermedad el modo específico como se da en el grupo el proceso biológico de desgaste y reproducción, destacando como momento particular la presencia de un funcionamiento biológico diferenciable con consecuencias para el desarrollo regular de las actividades, esto es, la enfermedad.

Esta categoría de análisis nos permite romper con aquellas concepciones propias y/o derivadas del campo médico que conciben la salud y la enfermedad como problema y responsabilidad de individuos y abordar la problemática desde una visión que enfatiza el carácter colectivo de dicho proceso.

Esto implica que nuestro objeto de estudio se ubica a nivel del grupo, de un grupo construido en relación con sus características sociales, es decir, por el lugar que ocupa en la estructura social y las condiciones de vida asociadas.

En nuestro caso, el grupo está constituido por las unidades domésticas de tres barrios periurbanos de Ensenada ("Villa Rubencito", "El Zanjón" y "El Molino") que formaron parte del universo de "villas de emergencia"de la Pcia. de Buenos Aires censadas en 19812 .

Los procesos de salud-enfermedad-atención son emergentes de las condiciones económicas, políticas y sociales; al mismo tiempo, objeto de construcciones de representaciones y prácticas realizadas por los conjuntos sociales incluidos los especialistas (médicos, paramédicos, curadores), que posibilitan su reconocimiento, definición y los modos de organizar su atención.

Desde esta perspectiva, se distinguen tres dimensiones de análisis en los procesos de salud-enfermedad-atención: las manifestaciones biológico-psicológicas; la económico-política y la de construcción social (Menéndez, 1988; Grimberg, 1993).

Esta última dimensión hace referencia a la construcción de representaciones y al desarrollo de prácticas por parte de los diferentes actores sociales en torno a la salud y enfermedad, así como a la idea de su condicionamiento recíproco. En este proceso de construcción de representaciones y prácticas operan mecanismos de apropiación, reelaboración y reinterpretación, tanto desarrollados por el campo médico como por los diferentes actores sociales.

Centramos nuestro análisis en esta dimensión de los procesos de salud-enfermedad - atención . Consideramos que las prácticas y representaciones que los grupos sociales construyen respecto de la enfermedad constituyen un aspecto fundamental de la reproducción social, permitiendo comprender cuáles son las estrategias implementadas para controlar la enfermedad, evitar la muerte y mantener la salud.

De allí que nuestro interés se centra en conocer y analizar las representaciones y prácticas respecto de la enfermedad recuperando relacionadamente el saber, las propuestas y las prácticas (modos de acción) del conjunto de los sectores sociales involucrados, incluidos los especialistas. Cabe aclarar que la descripción y análisis de las representaciones que acerca de los procesos de salud-enfermedad-atención en sectores pobres urbanos construye el personal de salud (médicos, paramédicos, curadores) forma parte de las actividades previstas a desarrollar en una etapa posterior.

En lo que respecta al concepto de representación, se está desarrollando un proceso de revisión bibliográfica y de construcción de dicha categoría. Nuestro primer acercamiento hace referencia a una forma de conocimiento socialmente elaborada, que remite a la experiencia y participa en la construcción de concepciones colectivas de una época histórica determinada y en una sociedad dada.

Estudiar las representaciones sociales como formas de conocimiento presupone romper con aquellas "...vertientes clásicas de las teorías del conocimiento, (...) que abordan el conocimiento como saber formalizado, esto es, constituido por conjuntos de enunciados que definen normas de verificación y coherencia." (Spink, 1993 ).

Esto significa reconocer la existencia de otros campos de conocimiento distintos a los producidos por la ciencia3 , que dan cuenta de los modos de interpretar las relaciones con el mundo y los otros y se vinculan con los modos de acción.

El concepto de representación incluye los procesos interrelacionados de percepción, categorización y significación que son interiorizados y reelaborados por los sujetos y al mismo tiempo orientan, organizan y legitiman relaciones sociales.

Primeros desarrollos de la investigación

Como señalamos más arriba nuestro interés se centra en la descripción y análisis de las representaciones y prácticas respecto de la enfermedad, partiendo de considerar que las precarias condiciones de vida y trabajo no sólo condicionan, estructuran y limitan las posibilidades de acceso a ciertos recursos para la salud, sino que estructuran los modos de significar la enfermedad.

En base a este supuesto es que nos propusimos como primera actividad explicitar los indicadores que consideramos significativos para dar cuenta de las condiciones de vida. Para ello se tomó como material informativo las encuestas realizadas en el año 1994 por Eguía y Ortale4 , permitiendo recuperar las características socioeconómicas de las unidades domésticas.

Si bien es importante señalar que la mayoría de las unidades domésticas que conforman nuestro universo de análisis presentan las características de pobres por ingreso5 , al interior del mismo es posible establecer distinciones en las condiciones de vida y trabajo de acuerdo a determinados indicadores.

Como señala Eguía (1997) " (...) puede afirmarse que en 1994 el 56 % de las familias encuestadas en Punta Lara eran pobres por ingreso: 31,4 % de las mismas percibía un ingreso inferior al valor de dicha línea, un 21,4% contaba con un ingreso variable, producto de actividades de baja calificación y escasamente remuneradas, que no alcanzaba el monto mencionado y un 3 % no contaba con ingreso".

En lo referente a las condiciones de la vivienda, las variables consideradas para su caracterización fueron: posesión del terreno (propio, fiscal, prestado); posesión de la vivienda (propia, alquilada, prestada); tipo de material de construcción de la misma (en el techo, piso, paredes); acceso a servicios de infraestructura urbana (luz eléctrica, agua potable, cloacas); servicio sanitario (inodoro, letrina) y por último, condiciones de hacinamiento ( relación entre el número de miembros, los cuartos para dormir y la cantidad de camas disponibles). Todas las unidades domésticas relevadas poseen agua potable, luz eléctrica, servicios sanitarios por pozo (no poseen cloacas).

La mayor parte de las viviendas relevadas se asientan en terrenos fiscales y están construidas con material precario presentando generalmente una alta densidad demográfica (condiciones de hacinamiento).

A partir de la comparación de los datos recogidos en 1988 y 1994 sobre las características habitacionales, se registran algunos cambios. La mitad de las familias encuestadas en 1994 viven en otra vivienda o en la misma ampliada; cuentan con un cuarto de cocina de uso exclusivo y/o aumentaron el número de cuartos. A su vez, aumentó el porcentaje de viviendas construidas con techo de chapa, paredes de ladrillo o bloque y piso de baldosa o mosaico. En algunas de estas viviendas, mejoraron los servicios sanitarios (menor porcentaje de letrinas) como así también otros servicios: posesión de electricidad al interior de la vivienda y de agua corriente (Eguía, 1996).

Además de estos cambios en las características habitacionales se observan algunas mejoras en lo referente a la infraestructura barrial, teniendo como referencia los datos recogidos en el 88, 94 y 96/97 : la construcción de cordón- cuneta, veredas y la extensión del asfalto en varias calles que benefician y transforman la fachada del barrio.

A partir del proceso reconversión productiva y de privatizaciones iniciado en 1989 se agudiza la situación de crisis ocupacional, con el consecuente incremento de las tasas de desempleo, de 13,7 % en 1988 a 18,3% en 1994, de las situaciones de precariedad laboral, con la incorporación de mujeres y jóvenes en empleos de baja calificación e inestabilidad6 .

Tomando como base los datos de las encuestas realizadas en 1994 se confeccionó una muestra de mujeres que presentaban diferentes situaciones laborales extradoméstico, con el objeto de indagar cómo significan la enfermedad y qué hacen ante ella.

La utilización de mujeres como informantes se debe a que son ellas las principales responsables de las tareas cotidianas vinculadas al mantenimiento y reproducción de los miembros que componen la unidad doméstica y, por lo tanto, poseen un conocimiento totalizador acerca de lo que sucede en ella. Entre estas tareas se encuentra la detección, diagnóstico y atención de daños, padecimientos y enfermedades del conjunto de la familia, como también la toma de decisiones con respecto a qué hacer ante éstas: consulta médica, no médica, autoatención y / o no atención.

Tal como plantean Prece y et al. (1996), el discurso femenino excede las representaciones y vivencias individuales y se transforma en vehiculizador de toda una visión de mundo del grupo familiar y del sector social de pertenencia .

En esta primera etapa del trabajo de campo7 , la información recogida y analizada se refiere a cómo las mujeres perciben, clasifican, describen y significan la enfermedad y/o el estar (sentirse) enfermo en lo que respecta a ellas y/o cónyuges, como también los modos de actuar ante la misma.

En principio es necesario aclarar que a diferencia de lo planteado en otros estudios8 , con respecto a que son "los miembros de los sectores populares poco diestros para la descripción de lo que nos figuramos ha de ser su "experiencia vivida" de la enfermedad - por ejemplo para relatar minuciosamente las modificaciones que la enfermedad aportó a la percepción de su cuerpo- (...)" (Bolstanski, 1975 pág.29-30), nuestros análisis de los testimonios recogidos nos permite afirmar que no sólo se describe minuciosamente la experiencia vivida y/o sufrida ante la presencia de un daño, molestia, padecimiento y enfermedad, sino que a su vez se cuenta con un suficiente "capital taxonómico" para nominar las mismas.

En términos generales, la información analizada acerca de qué es la enfermedad y el estar enfermo para el grupo, nos permite sugerir que la misma se relaciona e interpreta como una ruptura en la cotidianeidad. Esta ruptura no sólo implica el no poder trabajar y sus consecuencias, en aquellos que poseen trabajo ( formal o informal), sino que también afecta la organización y el trabajo dentro de la unidad doméstica.

Esto se debe a que se relaciona el estar enfermo con la incapacidad de valerse por si mismo, se lo asocia con el reposo, el tener que estar en cama, el depender como adulto de otro/s.

"... cuando uno está bien, yo vengo del trabajo y me pongo a limpiar, a lavar, atender a los chicos y estando enferma no." (Ent. Nº 2) "... uno se siente mal estando enfermo, sabiendo que no se puede depender de uno mismo" (Ent. Nº 2) "... enferma quiere decir que no te puedas mover "(Ent. Nº 1) "... no poder ir a trabajar, si tenés trabajo." (Ent. Nº 3) "... me siento enferma porque no puedo hacer lo que yo tengo que hacer, (...) si lavo mucho me agito, me canso, me agito me empieza agarrar una fatiga y eso me hace sentir pior porque no me gusta ser inútil, (...) no me gusta ser un estorbo , un clavo para los demás." (Ent. Nº 4) "... vos sabés que estás enferma y si no te podés acostar no te acostás, si podés te acostas" (Ent. Nº 5) "... estar enfermo, enfermo, sería que sé yo, no poder hacer nada no ponele, criar a tus hijos, no poder salir a trabajar a mí me parece..." (Ent. N° 9) "...si estoy enferma en cama me molesta porque es como si estuviera inservible, inútil, como un trapo (...) (...) estar enferma que uno tiene que depender de los demás a mí no me gusta (...) (...) saber que le están haciendo las cosas porque no puede moverse, no puede levantarse no sé pero... " (Ent. N° 10) Analizando el conjunto de las entrevistas, recuperamos los daños, molestias y/o enfermedades que fueron identificadas como frecuentes y/o recurrentes en la vida de los informantes y sus cónyuges, con el objeto de agruparlos y construir categorías clasificatorias. Los daños, molestias y/o enfermedades fueron nombrados por las informantes según las categorías médicas con que habían sido diagnosticadas en determinados momentos por los especialistas; también se utiliza la terminología médica designando autodiagnósticos.

Tomando como punto de partida el lenguaje y las atribuciones causales indicadas por los informantes, puede plantearse la siguiente agrupación y construcción de categorías clasificatorias: Afecciones/ problemas en las vias respiratorias: incluimos, asma, bronquitis, tuberculosis, gripe (fuerte), angina.

Dentro de esta categoría es importante resaltar que tanto la gripe como la angina son mencionadas como padecimientos frecuentes y repitentes en sus vidas, a los que paradójicamente se les resta importancia por su habitualidad.

"(...) angina, angina no más; siempre te agarra" (Ent. Nº 1) "(...) salvo una gripe, por ejemplo en el invierno me agarre una gripe muy grande (...)" (Ent. Nº 2) "(...) no más que una gripe que es normal, después no" (Ent. Nº 4) "(...) este año, por ejemplo, tuve un monton de veces angina" (Ent. Nº 9) "(...) lo que tengo muy a menudo , que en verano en invierno lo que venga son anginas (...)" (Ent .Nº 7) con respecto al resfrio: "(...) eso sí, eso es común sí, eso siempre. Esas cosas pasajeras, un resfrio así, viste (...)" (Ent. Nº 8) En los testimonios recogidos las mujeres señalan ciertas sensaciones que caracterizan la presencia de una angina y / o de una gripe. En algunos relatos pudimos apreciar que a partir de determinadas sensaciones diferencian uno y otro padecimiento: con las anginas se indica la presencia de dolor/ ardor en la garganta, pérdida de voz, dolores corporales como así también decaimiento, diferenciándola de la gripe por la presencia de temperatura ( alta fiebre).

" (...) sí me agarra tos en el invierno pero es una gripe y nada más, o una angina" (Ent. Nº 3 ) " (...) con las anginas siento como si me hubiesen matado a palos, molido a palos, tengo un dolor en el cuerpo (...) y por supuesto, el dolor de garganta que no puedo ni tragar saliva ." (Ent.Nº 7).

en referencia a las anginas: " (...) viste que no tenés ganas de hacer nada, que te sentís decaida qué sé yo que no es lo mismo(...) (...) cuando, viste, te agarra algo, un dolor de cabeza, una angina o fiebre que no sabés porqué te tira a veces, te cae o sea no tenés, no te sentís bien, no tenés ganas de hacer nada (...)" (Ent. Nº 9 ) Cabe destacar que estas afecciones son señaladas como producto de las condiciones de vida (la precariedad de las viviendas, el hecho de habitar en zona con inundaciones frecuentes, no poseer en invierno calefacción ).

Molestias / problemas óseos: incluimos los trastornos de columna, cintura y miembros (brazos y piernas) que los informantes señalan que tuvieron y/o "aparecen" frecuentemente y son atribuidos tanto al tipo de actividad laboral (trabajos pesados y/o de fuerza que realizan los hombres) como a las condiciones en que las mujeres efectúan las tareas domésticas, en especial determinadas actividades como por ejemplo el lavado de ropa a mano (incluida la ropa de cama: frazadas) de todo el grupo familiar, etc. Manifiestan, además, la influencia en estos padecimientos del tiempo que llevan realizando tareas que implican fuerza y desgaste físico.

" (...) yo el problema mío es problema de hueso. No tiene remedio, creo (...) tengo problema de columna (...) " (Ent Nº 10) " (...) me ataca mucho dolor de cintura (...), los hombros y brazos" (Ent. Nº 7) respecto al dolor de huesos en una mujer que amasaba pan para vender: " (...) yo tengo que estar haciéndomelos sonar continuamente es una cosa, eso es, hacerme sonar las articulaciones eso siento en los huesos (...) me duele, me duele, hay días que no duermo de noche, no duermo del dolor de hueso (...) (...) yo por el problema de los huesos no puedo, si amaso no duermo del dolor de huesos (Ent. Nº 6 ) respecto al dolor de cintura: " (...) cuando me agacho, o sea que ya estoy mucho tiempo fregando algo, cuando me tengo que levantar me tengo que traer una silla porque no puedo levantarme (Ent. Nº 5 ) respecto al dolor de cintura del jefe "(...) porque el trabajaba muy chiquito con el padre que es pocero y abrían zanjas en invierno en verano(...) yo pienso, que eso de tantos años le esta achacando algo (...)" (Ent. Nº 7 ) Si bien estos son algunos ejemplos, se observa en la mayoría de los testimonios que las causas atribuidas a estas molestias y daños están ligadas / asociadas tanto al tipo de trabajo que actualmente realizan como a las trayectorias laborales de los sujetos.

Si bien estas dos categorías son las que nos permiten dar cuenta de los padecimientos mencionados como frecuentes y recurrentes en las de vidas de los informantes y sus cónyuges, esto no implica que sean los únicos que mencionen y/o nombren sino que indican otros tipos de padecimientos y/o enfermedades que han tenido, pero cuya presencia - recurrencia en el grupo es menor o poco frecuente. Por ejemplo, problemas del corazón (taquicardia, presencia de soplo), visuales, hepáticos (hepatitis, hígado cirrósico). También mencionan la presencia de problemas que rotulan como de carácter psicológico (se menciona la angustia, nervios), los cuales fueron vinculados/ atribuidos a la situación económica de la familia.

En cuanto a las prácticas, entendidas como modos de actuar ante los distintos padecimientos, daños y/o enfermedades, en general lo que pudimos registrar es que predomina la utilización del modelo médico y el modelo de autoatención.9 En cuanto a la autoatención, aparece como una práctica predominante en aquellos padecimientos relacionados con las vías respiratorias, en especial ante la presencia de gripe y angina, las que a su vez son reconocidas como habituales.

" (...) y bueno, me hice yo, me curé yo con té con limón, Desenfriol, todas esas cosas que venden, viste, y me levanté (...) Desenfriol para el dolor de cabeza, del cuerpo, viste, (...) vos vas y comprás un Desenfriol o un Grispan, no sé cómo se llama. Me tome cuatro, tomaba uno por día y me curé ". (Ent Nº 4 ). " (...) Bayaspirina, té con limón y se me cura (...). Siempre que tuve gripe lo hice (...) sí, té con limón, Bayaspirina se me pasa (...)" (Ent. Nº 2) respecto a la fiebre: "(...) a veces cuando tengo el mal tomo alguna aspirina así (...) se me pasa así no más (...) no fui a ningún lado se me pasa solo, no sé" (Ent. Nº 8) respecto al dolor de huesos: " (...) los huesos me duelen muchisimos y me los hago frotar con Maicena hasta hacerme sonar los huesos (...) es una cosa que me los froto para, es como que me tranquiliza (...) me pongo la Maicena y hago esto (...)" (Ent Nº 6) Las prácticas que se despliegan recuperan y repiten tanto viejas recetas aprendidas, en circunstancias pasadas, en el ámbito de la consulta médica como aquellas que fueron vivenciadas e internalizadas en el propio grupo familiar (en el hogar 'paterno') . En ambos casos, lo que se valora es la eficacia de las mismas en relación al tiempo de reposición y a sus resultados inmediatos.

" (...) Yo he visto que ellos (la familia) tomaban cuando estaban resfriados, así con gripe y agarramos esa costumbre. Me da resultado sí, porque son tres días nomás que lo tomo y ya estoy bien después (...), me siento bien tomando eso me siento bien y para que voy a ir al médico" (Ent. Nº 2) De acuerdo con los testimonios recogidos, cuando se encuentran en situaciones límites - "en las últimas " - o cuando aparece algún síntoma y/o signo que no se "sabe" qué puede ser lo que produce el malestar, es cuando se utiliza el modelo médico. En primera instancia concurren al centro de salud de la zona ( Unidad Sanitaria "El Molino"); en casos muy particulares asisten al Hospital Público10 . En los adultos, la concurrencia al médico y a los servicios de salud es esporádica, escasa y nula. En el caso de los niños, en cambio, las informantes destacan el hecho de brindarles un cuidado diferencial, llevándoles con regularidad a la consulta médica.

Con respecto a la utilización de prácticas alternativas (modelo alternativo subordinado), algunas mujeres manifestan un uso esporádico de las mismas, especialmente el uso y consumo de yuyos, mientras que otras lo rechazan .

Las mujeres que utilizan yuyos, lo hacen en forma de té para dolores de muelas, estómago, hígado. Estas mujeres, en general oriundas del interior del país o de países limítrofes, manifestan usar los remedios caseros cuando no poseen dinero para adquirir medicamentos y en algunas situaciones las cuales consideran ineficaz a la medicina oficial.

" (...) hacés té de Yanten y ese te calma el dolor de muela, te calma el dolor de estómago, el dolor de higado, todo" (Ent. Nº 7) " (...) lo uso cuando veo que ya no , ponele ya no doy más sí. (...) cuando veo que no tengo plata o que no consigo por ningún lado los remedios (...)" (Ent. Nº 7) con respecto al dolor de columna: " (...) yo fui a un curandero y me curó con una papa. (...) cuando yo no doy más de los dolores yo voy porque el médico me recomienda cama y lo último que me dio el médico era fisioterapia. No puedo hacer fisioterapia (...)" (Ent. Nº 10).

Comentarios finales Nuestra intención fue presentar los primeros análisis de un grupo de entrevistas que hemos realizado, donde nuestro centro de atención giró alrededor de la significación y prácticas construidas ante la presencia de daños, padecimientos y enfermedades por un grupo que vive en condiciones de pobreza, considerando que las condiciones de vida y trabajo condicionan y estructuran los modos de representar la enfermedad.

Construimos dos categorías clasificatorias, en base a las cuales agrupamos aquellos padecimientos, daños y enfermedades que aparecen con más recurrencia y frecuencia en el grupo de adultos . A su vez, hicimos referencia a las prácticas más utilizadas, señalando el predominio del modelo de autoatención. Se recuperan viejas recetas y prácticas aprendidas en el seno del grupo familiar.

La enfermedad se relaciona con la imposibilidad de poder continuar con las actividades cotidianas. El ser adulto y estar enfermo es considerado una amenaza para la subsistencia del grupo doméstico.

Al decir de una señora que tiempo atrás tuvo que salir a cirujear porque su marido no podía trabajar: "(...) la enfermedad no tiene que existir, desgraciadamente los pobres nada más sufrimos (...) porque nosotros los pobres creo que sufrimos no más las enfermedades, porque los ricos pagan y están bien. (...) .

(...) siempre digo yo: la enfermedad es la desgracia del pobre..." (Entrevista Nº4 ) En relación con lo expresado anteriormente, podemos sugerir que sí se perciben daños, molestias y padecimientos, pero en tanto no afecten la continuidad de las actividades diarias ( se puede seguir trabajando) no se las conceptualiza como enfermedad. Como señalamos, a diferencia de lo planteado en otros estudios, con respecto a que son "los miembros de los sectores populares poco diestros para la descripción de los que nos figuramos ha de ser su "experiencia vivida" de la enfermedad" (Bolstanski, 1975 pág.29-30), nuestro análisis de los testimonios recogidos nos permite afirmar que no sólo se describe minuciosamente la experiencia vivida y/o sufrida ante la presencia de un daño, molestia, padecimiento y enfermedad, sino que a su vez se cuenta con un suficiente "capital taxonómico" para nominar las mismas.

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NOTAS

* Lic. En Antropología. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Departamento de Sociología.

1 Se recuperan aportes teórico-metodológicos desarrollados por la Medicina Social Latinoamericana a lo largo de los 70, por Eduardo Menéndez y por el grupo de Antropología y Salud de la U.B.A., entre otros.

2 Ver Eguía, A. ( 1997) .

3 Esto no implica que la ciencia no participe en su elaboración ya que consideramos, como lo expresamos anteriormente, que en su elaboración participan distintos sectores sociales.

4 Se recuperaron los resultados de las encuestas realizadas por Amalia Eguía y Susana Ortale, en la localidad de Punta Lara, partido de Ensenada, quienes efectuaron un análisis comparativo sobre condiciones de vida y reproducción alimentaria en familias estudiadas en 1988 y 1994.

5 Uno de los métodos usados para medir la pobreza consiste en comparar el ingreso del hogar con una linea de pobreza, que representa el dinero necesario para adquirir un conjunto de bienes y servicios considerados básicos (Beccaria 1993, citado por Eguía 1997).

6 A través de la comparación de datos de 1988 y 1994 se registra, en lo referente a la situación ocupacional, un incremento de jefes de hogar desocupados en el año 1994 y un aumento de la participación familiar en el mercado de trabajo en ocupaciones precarias.(Eguía, 1997)

7 Se realizan entrevistas semiestructuradas en profundidad ya que permiten que los informantes puedan explayarse y expresar asociaciones temáticas, valorativas y cognitivas.

8 Nos referimos al planteo de Bolstanski en su libro Los usos sociales del cuerpo.

9 Retomamos la conceptualización propuesta por Menéndez de: Modelo Médico Hegemónico (conjunto de prácticas, saberes y teorías generados históricamente por la medicina científica la cual logró identificarse como única forma legítima de atender la enfermedad ), Modelo de Autoatención ( se basa en el diagnóstico y atención -prevención- llevados a cabo por la propia persona o personas inmediatas pertenecientes al grupo familiar y/o a los distintos grupos comunitarios), Modelo Alternativo Subordinado ( integrado por prácticas que generalmente son reconocidas como 'tradicionales', por prácticas alternativas que se han ido constituyendo como dominantes y que son derivaciones o emergentes del M.M.H., y que sintetizan y transforman las prácticas tradicionales. Se agrupa la medicina curanderil urbana , las prácticas espiritistas, la quiropracia etc. O sea, prácticas que constituyen opciones institucionales que el M.M. H. engloba y a las cuales subordina ideológicamente)

10 En su mayoría concurren al Hospital Horacio Cestino de Ensenada. La asistencia a hospitales públicos de La Plata ( Policlinico Gral. San Martin, el Rossi, el Gutierrez) es menor y nula la utilización de centros de atención privados.

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