V Congreso de Antropologia Social |
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La Plata - ArgentinaJulio-Agosto 1997 |
Ponencias publicadas por el Equipo NAyA https://www.equiponaya.com.ar/ info@equiponaya.com.ar |
"Detrás de las noticias: ¿una voz, muchas voces o silencios?"
V Congreso argentino de Antropología SocialLo local y lo global, la Antropología social en un mundo en transición.
Comisión de trabajo: Mundo simbólico y comunicación.
Autor: Ana Ramos , Mariela Eva Rodríguez.
El discurso como producto ideológico, aun formando parte de lo material, actúa como signo que refracta algo que está fuera de él. Es así que a partir de un análisis discursivo intentamos dar cuenta del cruce de acentos que configuran las nociones de "cultura", "otro-indígena", "tradición" e "identidad" en las noticias periodísticas que hacen referencia a un evento específico: la elección del cacique tehuelche "luego de 100 años", en Santa Cruz en el año 1995.
Desde este punto de vista observaremos cómo estas nociones pueden convertirse en objeto de manipulación, distorsionando la realidad social. Se silencia la voz de los protagonistas, se oculta el proceso de construcción de hegemonía y sólo se escucha, entonces, el discurso que impone la "monoacentualidad" de los estereotipos.
El objetivo central es analizar los diversos modos de imaginar colectivos de referencia dentro del proceso hegemónico donde se disputan los sentidos, centrándonos en la construcción y apropiación del "otro indígena".
La investigación integra aportes teóricos y metodológicos del análisis del discurso, la etnografía del habla y la comunicación, y las reformulaciones de los estudios étnicos desde perspectivas teóricas que incorporan el concepto de aboriginalidad.
CRITERIOS UTILIZADOS EN LA SELECCIÓN DEL CORPUS.
De acuerdo con los objetivos propuestos en ese trabajo, nuestra primera tarea consistió en la selección del corpus de textos escritos. Realizamos esta selección en distintas etapas del análisis. Las noticias que hacían referencia a la elección de los dos caciques en las Heras son de periódicos nacionales y provinciales -de Chubut y Santa Cruz-. Optamos por seleccionar los diarios de esta última provincia para realizar un análisis más profundo, ya que en ellos el tratamiento de los "otros-indígenas" era el tema central (incluimos en este grupo la noticia de Clarín que utilizamos en esta ponencia, por haber sido escrita por un vocero santacruceño). El resto de las notas fueron tomadas como ejemplos para realizar comparaciones más generales. En el marco de esta ponencia trabajaremos sólo con algunas de estas noticias, aquellas que pensamos que podrían ser más representativas para mostrar los distintos fines y las estrategias utilizadas en la construcción del "otro-indígena".
LA ELECCIÓN DE LOS CACIQUES.
"LOS TEHUELCHES Y MAPUCHES VOLVERÁN A TENER CACIQUES" (ver anexo 1).
La noticia que a continuación analizaremos pertenece al periódico "Clarín" (11 de Junio de 1995). Este es distribuido masivamente a nivel nacional y podría ser clasificado entre uno de los medios de comunicación más influyente para la creación de opinión. Formalmente está organizada del siguiente modo: En primer lugar, aparece en mayúscula un titular -"Histórica ceremonia en la Patagonia"- seguido por otro de mayor importancia escrito en negritas y con letras más grandes en el que se lee: "los tehuelches y mapuches vuelven a tener caciques". Inmediatamente después el copete, a modo de resumen, introduce su desarrollo.
La noticia ocupa las tres cuartas partes de una página entera (estando el cuarto restante reservado para propagandas) y puede ser desmembrada como sigue: El texto, escrito en una única columna, está ubicado en el margen izquierdo. En la primer parte, el relato indica cómo se desarrollará la acción que ocurrirá ese mismo día (11 de Junio) y quiénes organizaron el evento. Luego aparece un subtítulo que dice: "el último cacique". En este sector se describe la relación entre tehuelches y mapuches -haciendo hincapié en los primeros- durante el transcurso de los últimos cien años. Culmina con un recuadro en el cual se argumenta esta relación desde una perspectiva histórica. Consideramos que tanto el hecho de enmarcar este discurso como utilizar el género histórico da pautas que persuaden al lector para interpretarlo como si estuviera lejos del ámbito de la opinión y fuera, por lo tanto, la palabra autorizada, científica, verdadera, legítima. La firma de autor es reemplazada, de este modo, por la voz de la historia con mayúscula. No se cita la fuente autorial, no aparecen responsables de esta construcción del pasado que actúa como marco interpretativo de la totalidad de la noticia. Así, sin tener en cuenta las opiniones divergentes -la de Oscar Payaguala de DECUIND (Defensa de la Cultura Indígena) y la de Diana Hamer del Museo Histórico Provincial utilizadas por el periodista bajo la modalidad del discurso indirecto- acerca del número de habitantes tehuelches en Santa Cruz, se utiliza el verbo "existen" en modo indicativo presente dando a entender que no hay dudas sobre la cifra.
La siguiente inscripción Las tribus de los tehuelches y mapuches: cien años sin elegir a sus caciques" acompaña la fotografía que ilustra la página. Se aprecia en esta foto, perteneciente a la colección de la familia Halliday, una imagen en la que posan tres tehuelches a principios de siglo o fines del siglo pasado.
Consideramos que la noticia -transmitida a "Clarín" por medio de un vocero santacruceño- representa en mayor medida la ideología provincial subyacente1 en relación al tema tehuelche, más que una visión federal o nacional, y que es esta misma ideología la que de algún modo ha convertido los hechos ocurridos -la elección de dos caciques- en noticia y ha permitido su trascendencia.
Observamos por último la presencia de varios errores que indicarían tergiversación de información o carencia de ella. No sabemos si la responsabilidad es del periodista galleguense o si corresponde a "Clarín", aunque pareciera ser de ambos2 .
a) El "otro-indígena".
En esta noticia se construye una imagen genérica y estereotipada del "otro" en tanto aborigen. Nos centraremos ahora en esta construcción.
Las estrategias utilizadas para la expresión de ideologías compartidas o de modelos mentales (Van Dijk op.cit.) sobre los "otros-indígenas" son varias. Seleccionamos -entre otras posibles- los usos del pasado y la noción de cultura, como los ámbitos principales en los que el discurso se presenta como signo "monoacentuado" (Voloshinov 1933). En las siguientes citas se puede observar cómo las opiniones ideológicas ocultan e invocan selectivamente la historia: "Histórica ceremonia en la Patagonia" (en el titular).
"Hacía 100 años que estas tribus no elegían a sus caciques" (copete).
"Las tribus de los tehuelches y mapuches: cien años sin elegir a sus caciques" (leyenda de la foto).
"Después de cien años, las tribus tehuelches y mapuches de Las Heras volverán a tener caciques, cuando esta mañana se celebre una ceremonia..." (primer párrafo) "El último cacique tehuelche fue Orkeke, quien murió en Buenos Aires en 1883 y fue reconocido por Julio Argentino Roca como un amigo de los cristianos" Escogimos estos fragmentos con el fin de ilustrar numéricamente la repetición de la misma idea en el texto de la noticia. Veamos entonces, cómo -a través de las modalidades de afirmación y negación- se marcan determinados hechos como hitos históricos en una historia de continuidades y rupturas.
El periodista afirma que con anterioridad a estos 100 años Orkeke fue el último cacique legítimo. Este aborigen tehuelche convoca en el imaginario santacruceño una asociación con aquél modo de vida (de cazadores nómades que vivían en toldos). Al calificarlo como "el último cacique" se está implicando la negación de otros representantes posteriores que hubiesen sido posible recuperar (y de los cuales sí hace referencia Payaguala en un diario de Santa Cruz en el que su voz es parte del discurso ajeno citado). Por un lado, el hecho de ser "reconocido por Julio Argentino Roca como amigo de los cristianos" lo diferencia de otros "indios no amigos", lo cual -ligado a lo dicho anteriormente- podría estar dando cuenta de una manera de percibir a los mapuches, en tanto "enemigos", "salvajes", "invasores". Por otro lado, Orkeke sólo es definido por su cercanía con el blanco ("amigo", "cristiano", "fue reconocido"). Esta relación de proximidad se valoriza positivamente al referirse a Roca con su nombre completo, destacando así, la importancia del reconocimiento por parte del estado-nación. La construcción de Orkeke como el último cacique es el último hecho histórico legitimado hasta el día en que se escribe la noticia. En los cien años posteriores se construye al "otro indígena" a partir de la negación: "no elegían a sus caciques" y "sin elegir a sus caciques". Es un siglo en el que se borra la agentividad del "otro-indígena" y no se lo reconoce como sujeto de la historia. Pero en 1995, luego de una centuria, vuelve a aparecer un nuevo hito reconocido como legítimo. Nuevamente la modalidad afirmativa actúa marcando selectivamente los acontecimientos, en la interpretación tendenciosa y persuasiva de los usos del pasado.
Esta es, por un lado, una forma de crear marco interpretativo de, de resignificar el suceso -la asunción de los caciques- seleccionándolo como un hecho positivo (Ver Van Dijk) y legítimo. A través de este desplazamiento de modalidades enunciativas -afirmación/ negación- los nuevos caciques cobran legitimidad en una relación de continuidad con Orkeke y de contraposición con los cien años posteriores. Por otro lado, es un olvido estratégico, cien años en los que nada ha ocurrido, cien años que han sido "borrados", silenciados. Silenciar es un proceso activo aunque no siempre consciente. No es una ausencia de voz sino una especie de borrón, de tachadura que debe ser mantenida y nutrida (Trouillot 1991). Los silencios no son fijos o eternos, esta flexibilidad los convierte en la manifestación de poder más oculta y aún más instrumental, en el proceso de producción histórica. Esto también se visualiza en otro diario (ver anexo 2) en el que se utiliza una determinada selección de fotografías y un determinada disposición para sugerir la misma sensación de vacío: en una de ellas -en la que aparece una imagen del árido paisaje patagónico- se lee: "Las tumbas aborígenes asoman bajo la nieve, en la zona de la reserva San Rubén", y en la otra posan los dos caciques junto a la bandera argentina "que identifica a los dos pueblos".
En la noticia tampoco se da ningún antecedente o explicación, ni siquiera una breve paralipsis, para dar cuenta por qué los mapuches "se han expandido" o por qué la comunidad "perdió" su "cadena organizativa". No se hace referencia al conflicto, ni a las acciones negativas de los blancos. Estas ausencias se encuentran también en las noticias de los diarios de Chubut que relatan este mismo acontecimiento. Por ejemplo en el diario "Tiempo" de Comodoro Rivadavia se lee lo siguiente: "...una cultura que hoy lucha por una permanencia que durante siglos le ha sido vedada". En esta cita, la acción negativa que se atribuye a los blancos pierde su énfasis -a través de la estructura sintáctica en voz pasiva, con omisión del agente- disminuyendo así su responsabilidad.
Mencionamos más arriba que tomaríamos dos situaciones en las que el discurso se presenta como signo monoacentuado. Luego de analizar los usos del pasado veamos qué concepciones de cultura subyacen en el sentido común y cómo se vinculan con la manifestación de los estereotipos del "otro indígena".
"La iniciativa fue organizada por DECUIND, una institución para la Defensa de la Cultura Indígena que procura rescatar las costumbres de los primeros habitantes de la Patagonia".
"En la ceremonia (...) se repetirán algunos cultos ancestrales dedicados al compromiso con la naturaleza. Se iniciará con una ofrenda a la Pachamama (Madre Tierra), en medio de danzas y cantos como los que se practicaban hace más de cien años".
En los párrafos citados se puede apreciar tanto una elección de ítems léxicos -"defensa", "rescatar", "costumbres", "repetirán", "cultos ancestrales", "Pachamama", "danzas y cantos"- como de modificadores del predicado -"dedicados al compromiso con la naturaleza", "como los que practicaban hace más de cien años"- que caracterizan una determinada noción de lo que se entiende por cultura y por aborigen.
Observamos que a lo largo del artículo se busca y se acepta sólo al "indio del pasado", al indio en estado de "pureza" lo cual queda visualmente claro tanto en la contraposición de tiempos entre el presente de la noticia y el pasado de la foto cuyos indicadores temporales son el vestuario, el peinado, la pose, etc., como en el párrafo citado anteriormente en el que se desacredita la cifra arrojada por Payaguala (2500) por estar incluidos en ella los "mestizos- mezclados". De este modo desde el sentido común se estereotipa al aborigen -probablemente porque la perspectiva del lector medio (adulto, occidental, blanco, masculino) tiende a preferir las noticias que contienen estereotipos hechos a la medida de sus expectativas (Van Dijk op.cit.)- y se cosifican las prácticas culturales y los agentes. Es decir, se toman ciertas características presentándolas como inmutables, representándolas como "esencias naturales" o "cosas", que en tanto "hechos dados" no son fácilmente disputables. A través de estos marcos el poder de conocer produce "verdad" y en el proceso borra las marcas de su propia autoría (Alonso V. Briones 1994).
Las agrupaciones socioculturales son consideradas así, como entidades separadas, sobreenfantizando sus límites y diferencias como si los grupos humanos tuvieran un corazón, un núcleo fundamental utilizado como criterio de demarcación entre auténticos y falsos, como si se pudiera garantizar un bagaje cultural intrínseco, preexistente, cerrado, sincrónico, transmitido de generación en generación sin cambios tomándose a la cultura como "algo a ser preservado". Así lo ejemplifica la cita de otro diario.
"Este suceso, que acaso para los pueblos indios tiene un valor espiritual y tradicional ligado a su esencia como raza"(Tiempo. Comodoro Rivadavia) Se puede apreciar que entre los marcadores comúnmente utilizados desde esta perspectiva, la conservación de la lengua ocupa un lugar de privilegio.
"cantando en su lengua, atributo fundamental que mantienen los pueblos para la conservación de su cultura" (Tiempo. Comodoro Rivadavia,13 de junio de 1995).
"Ricardo Limonau como su par Aonikenk también desconoce las costumbres y cultura del pueblo mapuche, no habla la lengua aunque se mostró esperanzado de poder recuperarla" (El Patagónico. Comodoro Rivadavia, 12 de junio de 1995).
Oponiéndonos a esta perspectiva, coincidimos con Briones (1996) -ente otros- en que no existen entidades aisladas, preexistentes, con contornos nítidos, sino prácticas de marcación y desmarcación históricamente cambiantes que no pueden ser simplificadas a priori al momento de la inscripción de fronteras sociológicas. Estos procesos de marcación tienen lugar en contextos específicos de interacción social y política donde la cultura se convierte en una marca poderosa para distinguir comunidades juzgadas como aborígenes (como otros internos) desde la tendencia principal culturalmente desmarcada o invisibilizada (criollos-argentinos). El Estado Nación se presenta así como acultural, universal -cultura omega-, englobando muchas culturas -culturas alfa- lo cual puede ser interpretado del siguiente modo: mientras que la tradición descansa del lado de las minorías, la Nación queda en el lugar de lo universal y lo racional (Urban 1992). De este modo, partimos de una noción de cultura que tiene en cuenta el proceso y, por lo tanto, el cambio, ya que ésta al ser transmisible socialmente tiende a hacerlo cada vez que hay una interacción social, es en potencia universal, tan plausible de globalizarse como de diferenciarse a nivel local. La sociedad mayor no sólo define a estos "otros internos" sino que además folkoriza sus prácticas en un intento de apropiación: "Se comerá un asado donde se servirá picana de avestruz, que es una de las comidas típicas y los ancianos de las tribus darán el mando a los nuevos caciques"
Como se puede notar en esta cita, las dos proposiciones -"se comerá un asado" y "los ancianos darán el mando"- quedan alojadas en un mismo nivel equivalente. Otro ejemplo del diario "El Patagónico" también ilustra esta situación: "la asunción terminó con un cuadro de la escuela municipal de danzas nativas de Comodoro Rivadavia. La ceremonia fue declarada de interés municipal por el decreto del intendente Francisco Vázquez".
Nuestra intención aquí es tratar de analizar qué conceptos de "indio" subyacen en la información contenida en los periódicos, y no explicar el evento en sí. Por esta razón, no analizamos si aquél día se llevaron o no a cabo representaciones que den lugar a interpretaciones esencialistas, precisamente porque los aborígenes son generalmente obligados a dar cuenta fehaciente de su diferencia, de su "autenticidad", de la continuidad de la "cultura tradicional" para que su aboriginalidad no se considere extinta; lo cual los lleva a que en ocaciones sobreactúen las diferencias, mediante la "recuperación fiel" de ciertas prácticas (Briones 1996).
En la descripción de los hechos se dice que "la ceremonia fue estrictamente espiritual". Subyace aquí una visión de "indio" al cual no le está permitido "hacer política", es decir tomar una posición que le permita transformar la situación por medio de la acción. A pesar de esta presión, los aborígenes comenzaron a dejar el "rol pasivo" en el que habían sido colocados y en la actualidad se dirigen hacia las capitales, viajan por el mundo, se transforman en expertos legales en materia de derechos indígenas. Hablan directamente en la arena política y enfatizan nuevos temas tales como el valor de la cultura indígena para la sociedad blanca, cómo vivir en armonía con el otro y con la naturaleza, la ecología y el tribalismo (Bruner 1986).
La protección de derecho universal a la propia cultura es la base última que legitima la lucha política por una representación igualitaria en el domino público. Al interior funciona como base de solidaridad y movilización grupal; y al exterior, como reclamo de apoyo por parte de otros grupos sociales, opinión pública y gobierno. De este modo, en la perspectiva de una nueva narrativa se redefinen los conceptos.
b) El "otro-tehuelche" y "el otro-mapuche"
Las interpretaciones de un pasado compartido son un rasgo prominente de la lucha hegemónica y el terreno en el que se disputan los distintos sentidos de pertenencia. Por lo tanto, nuestro interés en el análisis de los usos del pasado no se centra en juzgar la verdad de los datos, sino en tratar de explicar por qué los procesos de interpretación histórica están sujetos a la retención selectiva, a una amnesia no inocente y a la reinterpretación tendenciosa (Brow 1990).
En el contexto de esta noticia, la resignificación histórica es la base sobre la que se construye la polarización "nosotros-otros".
"Los mapuches, que en los últimos años se han expandido hacia Chubut y La Pampa son muy pocos en la reserva de Las Heras, lugar en el que se hará la ceremonia, donde los casi cien aborígenes pertenecen a la tribu tehuelche."
Estas aserciones objetivas no expresan explícitamente opiniones. No obstante, la utilización del léxico "expandido" refleja una apreciación ideológica; connota la idea de crecimiento demográfico e invasión de los mapuches. A través del uso del pretérito perfecto compuesto, acompañado del modificador "en los últimos años", se sugiere que esta expansión-invasión ha sido constante. La elección de este tiempo verbal nos indica que la acción comienza en el pasado y se continúa en el presente; si no se prolongan los hechos, lo hacen sus consecuencias. La proposición subordinada adjetiva "que en los últimos años se han expandido hacia Chubut y La Pampa", cuya función es especificativa, contribuye a gestar el fantasma del "invasor" y enfatizar la caracterización global negativa de los mapuches como ilegítimos en las tierras en que se encuentran actualmente. Esta opinión acompaña a la construcción positiva de los tehuelches. Así, en el resto de la oración se hace hincapié en la preponderancia numérica de estos últimos en Las Heras -"son casi cien"-. A pesar de que la elección ha sido de un cacique tehuelche y uno mapuche, pareciera que la ceremonia se construye principalmente como tehuelche. Veremos más adelante la importancia ideológica de esta afirmación.
El texto del recuadro que se encuentra aparte, al final de la nota, se titula: "Antiguos enemigos". Bajo este encabezamiento, los mapuches son explícitamente calificados. Tal caracterización negativa cobra mayor importancia axiológica en esta parte de la noticia, por el marco interpretativo del texto que indexicaliza "esto es historia y debe ser entendido como verdad". Analicemos las distintas estrategias discursivas que se utilizan: "El territorio original de los tehuelches -cuyo nombre exacto es aonikenk, que significa 'gente del sur'- comprendía desde el río Colorado hasta el estrecho de Magallanes, limitando al oeste con la cordillera de los Andes. Los mapuches o araucanos, en cambio, eran originarios de Chile y fueron desplazándose poco a poco hacia la Patagonia -se cree que en el sigo XVII-, lo que provocó un feroz enfrentamiento con los tehuelches." Después de la introducción valorativa del título, encontramos en este párrafo los "hechos" de valor histórico-informativo que constituyen el "pretexto" de la opinión. Estos son, en primer lugar, la construcción de un espacio geográfico cuya pertenencia legítima corresponde a los tehuelches, "territorio original", "cuyo nombre exacto es aonikenk" (el modo indicativo en tiempo presente le otorga un mayor grado de certeza a estas afirmaciones). Además es un espacio definido, con límites precisos. La mención de los mismos, a pesar de su atemporalidad, y sobre todo, el hacer referencia a la cordillera de los Andes como uno de ellos, es una de las principales estrategias para construir la asociación entre tehuelches y argentinos.
En segundo lugar, el texto continúa con la descripción de los hechos históricos haciendo referencia a los mapuches. La relación funcional de oposición y comparación ("en cambio") que une las dos primeras oraciones tiene la función estratégica-argumentativa de establecer un contraste entre la legitimidad tehuelche y la ilegitimidad mapuche "que eran originarios de Chile" y que "fueron desplazándose poco a poco hacia la Patagonia", connotando nuevamente la idea de invasión constante e incidente, como la imagen de un potencial enemigo de guerra.
Este contraste discursivo deviene en oposición real en los hechos históricos. Los mapuches, a través de su "desplazamiento" son los que llevan a cabo la acción negativa: "lo que provocó un feroz enfrentamiento con los tehuelches". Esta valoración se introduce a través del significante "feroz" que contiene una asociación basada en la relación referencial: "feroz"( animal, agresividad. Implíctamente se continúa construyendo los acontecimientos históricos, así, los tehuelches son pocos como consecuencia de esta invasión y el avance de "los blancos" permanece ausente.
"Actualmente existen cerca de 30.000 mapuches puros de primera y segunda generación, distribuidos entre Neuquén, Río Negro, Chubut y La Pampa. Los tehuelches puros, que fueron los primeros en ocupar el territorio sureño, hoy no serían más de 600." Se refuerza la imagen del "otro mapuche" como "invasor/ ilegítimo" recurriendo a la "analogía del inmigrante". Así, sólo se les reconoce dos generaciones en la Argentina -la misma antigüedad que se adjudican los "colonos" santacruceños- negándoles, de este modo, la posibilidad de definirse como "pueblos preexistentes" y vedándoles, en consecuencia, la posibilidad de reivindicar su derecho a realizar "reclamos justos" (Beckett 1988).
Centrándonos sólo en los usos del pasado, notamos que se retoma aquí, a través del paralelismo entre las proposiciones subordinadas la relación de contraste que se había desarrollado anteriormente. A modo de conclusión se califica diferencialmente a estos "otros": los mapuches "distribuidos entre Neuquén, Río Negro, Chubut y La Pampa" en la actualidad y los tehuelches "que fueron los primeros habitantes". De este modo, el lector puede inferir3 nuevamente las nociones de invasión y legitimidad.
El periodista hace referencia al número de tehuelches que habitan en la provincia de Santa Cruz. Según Van Dijk (1994) la utilización de cifras precisas es un recurso retórico que implica fidelidad de un modo más convincente que cualquier otro, porque a través de la exactitud sugiere implícitamente veracidad.
En el siguiente párrafo se puede apreciar la variabilidad que realiza en el tratamiento de las distintas fuentes. En la contraposición entre la cifra de DECUIND (2500) y la de la historiadora (100), subyace su propia opinión sobre la legitimidad de ambas.
"En la actualidad, según DECUIND, existen en Santa Cruz cerca de 2.500 aborígenes de esa comunidad, aunque contabiliza a los 'mestizos' y a los que se mezclaron con mapuches" Aquí vemos que el nexo subordinante concesivo "aunque" da cuenta de dos cláusulas de tal forma que si por un lado se acepta la primera, ésta es, por el otro, restringida con la aclaración ("aunque contabiliza a los 'mestizos' y a los que se mezclaron con mapuches"). Esto es lo que Van Dijk (op.cit.) denomina "paralipsis", que consiste en desplazamientos semánticos locales, escogidos cuidadosamente para manipular las opiniones e impresiones de los receptores. Es decir, son parte de las estrategias que permiten expresar una opinión en la primera proposición y deslegitimarla en la segunda. Así, utiliza la misma estrategia para continuar desacreditando la opinión de DECUIND -es decir, del indígena- al colocar la conjunción adversativa "pero" que une proposiciones a través de una relación de contraste: "Pero según Diana Hammer, historiadora del Museo Provincial, sólo quedarían unos 100 tehuelches 'puros' dispersos en la extensa geografía de la provincia, viviendo en las periferias de las ciudades".
Además acompaña las citas con elecciones lexicales tales como: "mestizos" y "se mezclaron". Estas elecciones tienen una connotación axiológica negativa y sirven al enunciador para oponer la idea de impureza ("mezclados") a la de pureza ("puros") que permite inferir, de este modo, la concepción negativa sobre los mapuches (invasores que se expandieron y alteraron la "pureza" tehuelche).
Por último el periodista explicita su propia cifra diciendo que "los tehuelches puros (...) hoy no serían más de 600" (se entiende, por el contexto, en la Argentina), con lo cual se adosa a la concepción de "pureza racial" utilizada por la historiadora y a su opinión sobre el número de tehuelches en Santa Cruz.
En relación a la construcción estereotipada del contraste entre tehuelches y mapuches, quisiéramos hacer referencia a la coherencia global del texto. Sumado a lo explicado anteriormente, en el resto de la noticia notamos una organización jerárquica de la importancia de uno y otros. En la simple enumeración se nombra a los tehuelches en primer lugar, y bajo el subtítulo "Ultimo cacique" se hace referencia únicamente al cacique tehuelche Orkeke (en contraposición con el título de la noticia). De forma similar, hemos visto cómo por razones estratégicas e ideológicas tales diferencias de importancia pueden ser manipuladas en el significado del discurso, siendo más abundante la información favorable para unos (los tehuelches) y desfavorable para otros (los mapuches).
EL INDIGENISMO EN SANTA CRUZ" (ver anexo 3).
La noticia que sigue a continuación fue publicada en "La Opinión Austral" (18 de Agosto de 1995), el diario de mayor antigüedad de los que actualmente circulan en Río Gallegos y que representa, en algún grado, al lector medio santacruceño. El texto podría ser clasificado como un discurso de opinión más que como informativo, aunque no tiene ninguna aclaración sobre la sección en la que fue publicado.
El único titular -"El indigenismo en Santa Cruz"- aparece con letras más grandes en negritas sobre la parte superior de la página. A continuación se desarrollan las cuatro columnas que componen la nota, de las cuales, la última -a la derecha- es más breve. Por encima de ella se encuentra una pequeña foto que al igual que la ilustración de la noticia anterior es de un tehuelche de otra época, del tipo que describimos -según el uso del sentido común- como "puro". Por debajo, ocupando la mitad del espacio que el cedido a la foto, se puede ver la firma de la responsable y la institución a la que pertenece.
La noticia está ubicada en el margen izquierdo superior y toma gran parte de la página. Lamentablemente no tenemos el diario en su totalidad y por lo tanto no podemos saber en qué página se publicó, ni como se compone el espacio restante. El texto circuló el día 18 de Agosto, dos meses después de haber ocurrido los hechos y está organizado del siguiente modo: Un copete, que forma parte de la primera columna, indica que la asunción de los caciques pone de manifiesto dos aspectos. Bajo la palabra "primero" anuncia que "aunque se hayan mantenido en el olvido (...) las comunidades (...) existen" y que esto "nos permite participar e interesarnos como sociedad". Informa también sobre estudios realizados cuya información se "fugó" junto con "los extranjeros" que la recolectaron. Así introduce "lo segundo" que es parte de la misma idea, es decir, continúa denunciando la falta de información que "deforma la realidad". Menciona a través del discurso ajeno -en modalidad directa- verbos en tiempo presente del modo indicativo, lo cual junto a la aclaración sobre la fuente de información -CENPAT, CONICET- connota la certeza/ veracidad de lo dicho. Su discurso culmina con una suerte de arenga en la cual afirma que revertir la realidad "se convertirá en un verdadero gesto de humanidad y solidaridad" y que esto "depende de todos".
Se puede observar a simple vista, la recurrencia en la utilización del pronombre posesivo de la primera persona del plural, estrategia ésta que se vincula a la manera de conjugar los verbos -"interesarnos", "tenemos", "podamos"- y que en conjunto le permiten al enunciador centrar su discurso en el "nosotros" frente al cual el "ellos" queda nítidamente escindido.
a) ¿Quiénes son ellos?
En primer lugar, entonces, "ellos" no son "nosotros". El enunciador del discurso adopta la figura del "nosotros" y se coloca en una posición que le permite, más allá de las apariencias, reflexionar sobre algunos aspectos que desprende del acontecimiento, y que le permite desentrañar la "verdad" de los sucesos y cifras. Es un "nosotros" inclusivo del lector, aunque no hay marcas de comportamientos alocutivos. Al hacer referencia a "nuestra cultura comunitaria" o "nuestra provincia" está claramente definiendo los límites del "nosotros". Podríamos pensar que estaría incluyendo también a los indígenas como parte de esta comunidad y de esta provincia, sin embargo, hay marcas que no nos permiten entenderlo así.
"Lo cierto es, que para nuestra Patagonia este tema es trascendental, nos permite participar e interesarnos como sociedad, e incluso, generar iniciativas conjuntas que aporten a la crítica situación que viven los descendientes de esas Comunidades." La utilización de la palabra "incluso" para referirse a las iniciativas conjuntas con los indígenas nos informa que el "nosotros" anterior ("nos") no incluye a los "otros". Se reafirma esta idea con el modificador "esas comunidades" en la que se los señala y separa en un lugar determinado, en una relación de distancia con respecto al "nosotros". Quizás es la misma relación connotada en el uso lexical diferenciado para referirse a unos y otros: "nosotros" son "sociedad", mientras que "ellos" son "comunidad", es decir, "otros" separados, definidos y marcados como un "otro interno" del "nosotros sociedad".
En segundo lugar, "ellos" son objeto: " ...aunque se hayan mantenido en el olvido durante décadas a las Comunidades que habitan nuestra provincia...". Son objeto dentro de la estructura sintáctica (objeto directo) y son el paciente en un nivel semántico (nadie aparece en el papel de agente). A este abandono se "suman" oponiéndose los distintos acercamientos: el estudio de los extranjeros y los esfuerzos de los medios de comunicación. El no-abandono implica, entonces, conocerlos y estudiarlos, "ellos" son parte de nuestro "interés", de "nuestra realidad" sobre la que "es necesario" tener "información" y "cifras confirmadas".
En tercer lugar, los "otros" son números. Nos detendremos aquí, en los rasgos derivados de la posición del discurso en tanto eslabón en la cadena de comunicación discursiva (Voloshinov op.cit.). Esta condición de intermediario, en la que se relaciona hacia atrás con otros discursos ajenos, y en la que su carácter destinado lo proyecta hacia eslabones subsecuentes (Chirico 1987), hace del texto de esta noticia un discurso heterogéneo. Los límites que lo recortan, las voces de otros, están dentro suyo y lo construyen desde su interior. El discurso autorial, por un lado, es réplica de la nota de "Clarín" -la que sólo es mencionada-, por el otro, este discurso se entrama, a través de límites más permeables, con el de la historiadora del CONICET. El entrecomillado indexicaliza legitimidad, objetividad y certeza, pero no es signo de ruptura dentro de la continuidad de la argumentación y la entonación axiológica.
A través del siguiente paralelismo se introduce una comparación que expresa la opinión del enunciador sobre la ilegitimidad-legitimidad de las distintas fuentes. Por una parte, se usaron "cifras no utilizada como prólogo estratégico de la parte negativa del texto, para evitar la impresión de ser un intolerante (Van Dijk op.cit.). Siguiendo a este autor, vemos cómo las voces críticas de las minorías que no coinciden con el consenso prevaleciente de las elites blancas son juzgadas como menos creíbles e ignoradas por ser demasiado "radicales". Las formas de citar a las fuentes de información favorecen a determinados voceros y revelan la manera en que el grupo dominante define los acontecimientos étnicos (Van Dijk op.cit.). Esto sucede cuando se hace mención de la institución como indicador de veracidad (referencia a CONICET-CENPAT versus omisión de la institución a la que pertenece la fuente de Clarín, llamada DECUIND).
Dentro de esta construcción de legitimidad, es ahora posible, entender el valor que subyace en el hecho de discutir sobre la veracidad de las cifras. ¿Cuál es la noción del "otro-indígena" que está presupuesta en cada uno de estos modelos que se oponen? Los 2.500 (cifra presupuesta), como número genérico, tiene un valor más simbólico, es una cifra más "combativa" porque se incluye a los descendientes. Entre los 40 tehuelches mencionados por la fuente legítima, sólo se admite a los "ancianos que reconocen su lengua y su cultura". Se construye así, un criterio con valor legítimo desde el que se evalúa la "autenticidad" de los actuales "descendientes". Esta dicotomía, descendientes - ancianos, la analizaremos inmediatamente. Describiremos primero, qué noción de cultura se utiliza en la noticia.
La persona que firma este texto concibe a la cultura de un modo esencialista asemejándose así al periodista de la noticia que acabamos de analizar.
"Los mismos existen e intentan conservar lo fundamental de su organización y costumbres" En esta cita la elección lexical -"fundamental", "existen", "conservar"- connota lo ya dicho sobre la cultura como poseedora de un núcleo que se repite siempre igual a sí mismo. Así, en primer lugar, aquello que ha de ser considerado como "lo fundamental" es definido por la sociedad mayor en base a estereotipos que exigen al aborigen la demostración de ciertos rasgos para poder afirmar su existencia.
En segunda instancia "la existencia" misma de indígenas se ha tomado como un "dato de la realidad", basándose en la convicción de que la distinción "indígena- no indígena" responde a diferencias objetivas entre unidades sociales con contornos nítidos y preexistentes, cuando en realidad, tal diferenciación depende de prácticas de marcación y automarcación (Briones op.cit.).
Por último "conservar" niega la posibilidad del cambio como así también las resignificaciones que conllevan las variaciones contextuales. La perdurabilidad se vincula al pasado, necesario para que la aboriginalidad no se considere perdida. En un doble acto el contacto pareciera eliminar la "pureza de razas" por mestizaje biológico y extinguir la cultura "originaria", "más débil" o "menos desarrollada".
El hecho de biologizar la cultura -es decir, tratarla como un organismo- da lugar a la emergencia de la clasificación "puros-mezclados" que esconde el término "descendientes" comunmente utilizado. Los descendientes pueden ser discutidos o juzgados como farsantes, como "algo" que se ha desprendido del original y que connota por lo tanto, otro grado de legitimidad. La paradoja que aquí subyace es que los tehuelches "puros" sólo son ancianos ("sólo quedan unos 40 ancianos que todavía reconocen su lengua y su cultura") como si se pudiera demostrar que su pool génico sólo responde a un determinado tipo, como si nunca hubieran existido matrimonios entre agrupaciones humanas diferentes o como si no existiera variabilidad al interior de estas.
b) ¿Quiénes somos "nosotros"?
Como hemos mencionado anteriormente, en la construcción de una visión del pasado subyace la capacidad de generar identidades. En esta noticia, los usos del pasado, también son producto de conflictos entre concepciones y posicionamientos políticos diferentes, por lo tanto, en ella se definen los referentes históricos -para que sean vividos por la población como un pasado común- y se invocan y ocultan los hechos desde la opinión que intenta fundamentarse. La modalidad de duda y la omisión en la vaguedad del término "aspectos", posicionan al pasado en un lugar indefinido, casi imperceptible y confuso.
"...tal vez esto haya sido apreciado por los sucesivos gobiernos desde principios de siglo y posea aspectos que por lo menos avenidos a estos temas puedan ser criticables." Desde allí ya no es posible extraer conclusiones ni plantear la discusión. Esta idea se reafirma al comenzar el siguiente párrafo en el que se introduce el tiempo presente con "Lo cierto es que...". Del pasado ya no pueden extraerse certezas. Se ubica el problema sólo en una perspectiva presente, la "situación crítica" ya no puede ser explicada desde un enfoque histórico. Una de las estrategias utilizadas para organizar la jerárquica importancia del presente es la utilización de la descripción en distintos planos. Estos últimos son generales e imprecisos en la información, al hacer referencia al pasado ("algo", "hace tiempo", "aspectos"), mientras que son específicos y vehiculizan más información en el tratamiento del presente.
Sobre la base de esta valoración del pasado, se borra la "culpa" y la agentividad negativa al "nosotros".
¿Existe alguna 'lógica' en el modo en que tienden a manifestarse las opiniones ideológicas en el discurso? ¿Cómo se codifican y significan las categorías utilizadas para crear identidad, proponer actividades y objetivos?. Uno de los caminos posibles para recorrer esta 'lógica' es analizar cómo se construye el acontecimiento sobre el que trata la noticia, y otro de ellos, es explicar cuál es el grado de acción que se le adjudica al "otro".
Si nos centramos en la estructura superficial del texto, notamos que el acontecimiento se encuentra en una posición temática inicial. El encabezamiento de la noticia comienza con estas palabras: "la asunción de dos caciques de Pueblos Indígenas Patagónicos, el pasado domingo 11 de junio...". Sin embargo, la "asunción" deja de ser relevante en sí misma, desde el punto de vista de su pertinencia contextual y de su importancia relativa en relación a la coherencia preposicional del resto del texto. Desplazándonos al nivel descriptivo, observamos que no se dan abundantes detalles sobre el acontecimiento. La única proposición descriptiva es "Ese domingo se denunció el abandono y la falta de atención -mencionándose a Santa Cruz", en la que prevalece una visión etnocéntrica del suceso. Este es construido como denuncia, pero aquello que se "denuncia" no es más que el "abandono" y la "falta de atención". Son las opiniones ideológicas las que orientan esta elección léxica. Estrategia utilizada para reconocer la "culpa" pero al mismo tiempo mitigarla a través de la connotación de estas palabras: lo único negativo que se ha hecho es no haber realizado algo positivo. El etnocentrismo en la construcción del hecho, también se encuentra representado al hacer referencia a "ese domingo" en particular. De esta forma se omiten las motivaciones y las acciones previas. Así, la "asunción" no es resultado de ningún proceso anterior, sino que por el contrario, es el punto de partida desde el cual el "nosotros" puede construirse positivamente.
"...puso de manifiesto los aspectos que para el futuro de nuestra cultura comunitaria es importante considerar" "Lo cierto es que para nuestra Patagonia este tema es importante."
La forma en que se interpreta el hecho -lo que Van Dijk (op. cit.) denomina "organización macroestructural de modelos"- influirá en la tematización del discurso, y por lo tanto en su coherencia global, así como en aquello que se presenta como información más y menos importante.
Es aquí que nos parece pertinente analizar nuevamente la atribución de agencia, ya no con respecto a la "culpa", sino en relación con la distribución de las "responsabilidades". A los "otros" se les niega el control y la responsabilidad sobre sus actos. En el texto, los "otros" permanencen ocultos en las estructuras verbales impersonales: "se dejó claro en la sociedad", "se denunció el abandono", "mencionándose a Santa Cruz", "se puso al descubierto". Este mismo estereotipo de pasividad podemos encontrarlo en la interpretación histórica. La agentividad es unilateral, "algo se intentó", desde el "nosostros" y nada se hizo desde "ellos". Esta lógica argumentativa se continúa en el presente, a través de los elementos léxicos seleccionados para establecer coherencia semántica. Para "ellos" se utilizan verbos que indican estados:"habitan", "existen", "intentan", "sobreviven". La función de éstos consiste en transmitir menor dinamicidad, mayor duración en el tiempo sin poder marcar su principio y su final, es no hacer algo o realizar una actividad intelectual que no se traduce en hechos. Por el contrario, el "nosotros" se construye en base a nominalizaciones (Fairclough 1992) que enmascaran responsabilidad: "abandono", "falta de atención", "olvido". En ambos casos se transforman procesos y actividades en estados y objetos, se manipula el foco de atención para desviar la mirada desde los responsables, hacia estados inherentes de unos y otros ocultando, así, en esta abstracción "quién" hace "qué" a "quién" en las situaciones concretas. Sobre esta base se continúa reificando al "otro" buscando su "esencia" en la pasividad.
¿Cuál es el "nosotros" al que se apela en el texto? ¿Qué se desprende de esta argumentación ideológica? "Lo cierto es, que para nuestra Patagonia este tema es trascendental, nos permite participar e interesarnos como sociedad, e incluso, generar iniciativas conjuntas que aporten a la crítica situación que viven los descendientes de esas Comunidades." "Esa realidad depende de todos para ser revertida, lo que -cuando podamos lograrlo- se convertirá en un verdadero gesto de humanidad y solidaridad." Se crean, así, patrones y sentidos de pertenencia, el "nosotros-patenalista-responsable" tiene el control sobre sus acciones y sobre las ajenas. El "nosotros" es construido como el sujeto social activo, que "considera", "se interesa", "que revierte la situación". Esta misma apropiación del suceso para auto-definirse como grupo, la encontramos en otros diarios, como por ejemplo en el diario "Tiempo" del 13 de junio de 1995 (Comodoro Rivadavia): "Este suceso, que acaso para los pueblos indios, tiene un valor espiritual y tradicional ligado a su esencia como raza, para los blancos ha significado el acceso, aunque mínimo, a la trascendencia de una cultura que hoy lucha por una permanencia que durante siglos le ha sido vedada. Que los hombres blancos dignifiquen ahora esa tarea, marca en cierta forma una reivindicación histórica, aunque no devuelve el esplendor y la grandeza a los verdaderos dueños de la tierra." El término "acaso" modaliza, disminuyendo el grado de certeza de la afirmación. El "suceso" adquiere un valor incierto. Ellos no pueden valorar sus propios sucesos como tampoco trascender, dignificar, reflexionar sobre los mismos, porque no es inherente a su "raza". El suceso es sólo un desprendimiento mecánico, casi instintivo, de su esencia espiritual y tradicional. De este modo, sólo el nosotros (los blancos) puede de "cierta forma", hacer trascender la historia, dignificar los sucesos y reflexionar sobre éstos.
De este modo se van constituyendo los criterios básicos de la identidad social, definiendo los intereses de grupo. Podríamos improvisar, como futura herramienta de trabajo, el siguiente auto-esquema de grupo (Van Dijk op.cit): ¿Quién pertenece al grupo? La "sociedad" santacruceña, y no "esas comunidades" que la "habitan" ¿Qué hacemos? Las tareas que el grupo se adjudica en la historia borrando sus "culpas", y las actividades "positivas" que en un presente pretende realizar -como "informarse, "interesarse", "participar como sociedad"- ¿Por qué hacemos esto? Porque es "importante" para "nuestra cultura comunitaria", porque cuando se revierta la realidad que depende de nosotros demostraremos "un verdadero gesto de humanidad y solidaridad" ¿Dónde estamos situados? ¿Cómo son las relaciones con los "otros"? Es una relación de "adulto-responsable" con aquellos que no se deben "olvidar" y "abandonar". Es una relación de "sujeto que conoce y se informa" con un "otros objetivado", convertido en una "realidad-objeto" ¿Qué tenemos? Una "cultura comunitaria" y "comunidades indígenas que habitan" ¿Qué tienen ellos? "Existencia", "costumbres" y "ritos".
CONCLUSIÓN:
Los estereotipos -caracterizaciones realizadas de acuerdo con un orden social- son fundamentales en la construcción negativa del "otro" y positiva del "nosotros". A los tehuelches se les adjudica connotaciones positivas, son parte de la historia en la que el "nosotros" se reconoce y construye su "argentinidad", en contraposición a "otros" mapuches - chilenos, en los que se resaltan las propiedades y acciones negativas. En Santa Cruz, el conflicto "Patagonia argentina" vesus "invasión y expansión chilena" se desplaza con todo su campo semántico a la construcción histórica de la relación entre tehuelches y mapuches.Los intercambios comunicativos siempre son relaciones de poder simbólico enmascarados - esto implica que no se los percibe como tales-, que involucran agentes que ocupan posiciones asimétricas en la distribución del capital relevante; construyen al "otro" aborigen enunciándolo como "algo dado", como "indio del pasado" en "estado de pureza" y a sus prácticas culturales como "esencias" o "cosas" que se reproducen siempre igual a sí mismas. El poder simbólico, se define en y por una relación que crea "verdad" en la legitimidad de las palabras y de la persona que las enuncia (Bourdieu y Wacquant 1992).
El etnocentrismo es un concepto relacional, un modo de percibir el grupo cultural del "nosotros" comparándolo con los estereotipos en los que se enmarcan los "otros". Así, hemos visto cómo minimizan las prácticas opresivas a través de las reinterpretaciones históricas, en las que el colonialismo no es presentado como catalizador fundamental de las desigualdades sociales (Alsina 1996). En ninguna de las dos noticias se da cuenta de la invasión y colonización realizada por "los blancos". Por un lado, se invierten las responsabilidades -los mapuches son los "invasores"- y por el otro se las "borra" -en una historia inmutable que construye la pasividad de los "otros" y la agentividad positiva del "nosotros" como estados inherentes, eternos, naturales, primordiales-. También hemos hecho referencia a cómo el "nosotros" se apropia etnocéntricamente de los hechos históricos de los "otros", mientras niega tanto sus logros como ésta misma apropiación. Finalmente, se construye también una noción metacultural etnocéntrica de "cultura", como algo a ser "preservado" -porque sino es algo "perdido"- que define a las prácticas sociales como primordiales (cosificadas, esenciales). "'Esta defensa de la cultura' como recurso a ser conservado conduce paralelamente a que, en cierta medida, se simplifique y folklorice". (Jackson 1995:14, V.Briones 1996).
En ambas noticias se realiza una apropiación del "otro" para construir la identidad del "nosotros". Los usos del pasado y las definiciones metaculturales -siempre de modo etnocéntrico- delinean un "otro", limando sus contornos más ásperos, con el fin de que "encaje" en el "nosotros". La identidad santacruceña se construye en estas noticias, sobre la base de un "otro-indígena" tehuelche, argentino (en oposición al mapuche-chileno), puro (en oposición a los no auténticos), poco numerosos (en oposición a una mayoría legítima), pasivo (en oposición a un "nosotros" con mayor agentividad), sin control de sus actos (ante la responsabilidad del "nosotros").
Los diarios de Chubut, sobre este mismo suceso, difieren notablemente con lo expuesto en este trabajo. En en el tratamiento de lo mapuche y lo tehuelche no se asignan valoraciones diferenciales, aparece el discurso refererido del "otro" de forma más destacada en la totalidad de la noticia y se describe el acontecimiento con mayor número de detalles. No obstante, podrían encontrarse muchas semejanzas, especialmente en lo que hace a la construcción estereotipada del "otro indígena". En los periódicos de ambas provincias se recurre a la violencia simbólica para enmarcarlo como "otro interno", apropiado por el estado-nación; es decir, se folklorizan sus prácticas, se omiten las responsabilidades del blanco -que explaya su paternalismo-, se utiliza un concepto reificado de cultura y se recurre a la "pureza racial" para indicar la legitimidad o ilegitimidad de los actores sociales.
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NOTAS
1 Esta es una hipótesis de trabajo que se desprende de distintas manifestaciones discursivas puestas en acto en numerosos contextos de la provincia de Santa Cruz, tales como manuales y discursos escolares, discursos políticos, folletos y guías turísticas, discursos oficiados en acontecimientos provinciales y conversaciones cotidianas (Rodríguez, en preparación).2 Por ejemplo el hecho de haber ubicado a la localidad de Las Heras a diez kilómetros de Río Gallegos, indicaría el desconocimiento de la geografía de la zona por parte del diario. Pareciera, sin embargo, haber una omisión ideológica cuando -al hacer alguna referencia a las "comunidades" que eligieron a sus caciques- el autor afirma que "hay casi cien" tehuelches en Las Heras. La resignificación del acontecimiento habría sido otra si se hubiera tenido en cuenta que sólo son dos las familias que viven en la reserva (trabajo de campo).
3 La inferencia que forma parte del nivel pragmático del discurso es un proceso de recepción. Siempre se crea en el lector aunque está orientada por el emisor.
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