1er Congreso Internacional "Pobres y Pobreza en la Sociedad Argentina" |
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Universidad Nacional de Quilmes - ArgentinaNoviembre 1997 |
Ponencias publicadas por el Equipo NAyA https://www.equiponaya.com.ar/ info@equiponaya.com.ar |
Universidad Nacional de Quilmes
"FEMINIZACION DE LA POBREZA:
Las mujeres clasificadoras de la fruta en el Alto Valle."
Nélida Bonaccorsi y Glenda Miralles1
Introducción
La "feminización de la pobreza" se acentúa en el proceso de transformación económico y social que se inicia en la Argentina a partir de la década del 80. La incorporación de la mujer al mercado laboral, paradójicamente no ha sido un factor de mejoramiento en su calidad de vida, por el contrario, cada vez más se ven afectados sus puestos de trabajo por la competencia, la imposibilidad de acceder a una capacitación laboral suficiente, los bajos salarios, y la desocupación por reemplazo tecnológico. Junto con esto, las disparidades de género en la distribución del poder económico constituyen un importante factor coadyuvante a la pobreza de la mujer.
En los últimos 20 años, con la incorporación de nuevas tecnologías en la actividad frutícola en el Alto Valle se ha ido produciendo una constante modificación en las relaciones laborales. Los trabajadores han sufrido un continuo deterioro en sus salarios y condiciones de trabajo. En el caso específico de nuestra investigación, las mujeres clasificadoras de la fruta, (un 30% de los obreros de las empresas empacadoras) son las más afectadas en esta reconversión económica. Lo precario de su salario se debe a la discontinuidad en el tiempo laboral, -sólo trabajan 45 horas semanales en los tres meses de cosecha, y por horas, en la poscosecha-.
Asimismo, su condición de mujer la obliga a interrumpir su vida laboral para cumplir su función reproductiva biológica y social. Como consecuencia, el trabajo no continuo provoca la ausencia de aportes jubilatorios, produciendo una prolongación de su años laborales. A esto se suma la complejización de la tecnología aplicada a la estructura productiva, que produce en la zona una creciente y gradual concentración de inversiones en la actividad de empaque. La tendencia actual de la tecnificación en las empresas tiende a reemplazar a las clasificadoras por maquinarias que superan la producción en tiempo de trabajo. Todos estos factores determinan que dichas mujeres vean su futuro aún más incierto.
El propósito de este trabajo es analizar: a) las mujeres trabajadoras de la fruta en situación de continua pobreza, b) la condición de género que las lleva a enfrentar de forma distinta el mundo del trabajo, desde su lugar de obrera y mujer.
Abordamos la investigación desde la perspectiva de género, enfoque metodológico que nos permite analizar a las mujeres no por su sexo biológico sino por su género, es decir por el imaginario que una sociedad construye según considere que "es" y "deber ser" una mujer y un varón. Las categorías de género, clase y ocupación interactúan conjuntamente en el proceso social, por ello su estudio lo articulamos permanentemente ya que caracteriza la posición de la mujer y el varón en el mercado laboral.
La historia oral la aplicamos a partir de entrevistas semiestructuradas a mujeres empacadoras de la fruta de distintas edades. En los testimonios de las mujeres nos interesa percibir sus vivencias, representaciones de su vida laboral y doméstica que es un todo indivisible para las mujeres trabajadoras remuneradas. Las historias laborales de estas mujeres nos permiten reconstruir la situación económica y social del sector frutícola de la zona del Alto Valle en los últimos años y las características del trabajo femenino en los cambios del mercado laboral en las empresas agroindustriales.
¨Cómo se refleja la pobreza de las mujeres trabajadoras en la Argentina?
En el marco del pensamiento político y social neoliberal actual, la pobreza tiene cabida como un mal inevitable. Esto se refleja en el mercado laboral donde se producen profundas transformaciones en el trabajo. Con la incorporación tecnológica al proceso productivo, si bien se incrementa la productividad, disminuye el empleo haciendo más difícil la estabilidad de los trabajadores asalariados.
A la vez provoca distintas situaciones de empleos: precario, en negro, a destajo, temporal que trae aparejado una restricción de creación de nuevos puestos de trabajo, inestabilidad de los ya existentes y un correlato repunte de las situaciones de pobreza. Estos cambios que se vienen produciendo a escala mundial, tienen como consecuencia que cada país se planteen determinadas estrategias para enfrentar, adaptar o reestructurar las nuevas reglas de juego.
La sociedad capitalista se organiza a partir de la disciplina y el hábito de trabajo considerados "naturales" pero que a la vez sirven de control social e inclusión en el consumo masivo. El trabajo precario, discontinuo, da lugar a una desnaturalización de los sujetos en un sistema capitalista que no previó formas de vida diferentes (Estela Grassi, 1996) Es decir, no se interesó por crear mecanismos de subsistencia no relacionados con el mercado clásico, dejando a la deriva a familias que luchan para sobrevivir.
Esta situación no sólo provoca un deterioro de la calidad de vida sino que se produce una crisis de identidad, de desvalorización al encontrarse el sujeto excluido del sistema. La sociedad capitalista organizó la vida de los hombres y mujeres a partir de su situación económica -poder adquisitivo de bienes- y no construyó ninguna alternativa válida ya sea estatal o comunitaria para cubrir esas falencias en épocas donde el desempleo se masifica.
En el caso de Argentina los cambios económicos operados en la actualidad difieren de la situación de principio y mediados de siglo. Los actuales cambios se ubican en un contexto mucho más amplio, un mundo globalizado que sufre la reestructuración económica, una revolución tecnológica y un Estado que se desentiende cada vez más de sus funciones específicas. El Estado argentino reduce su participación en las obras públicas, en la seguridad, salud, educación y el pleno empleo, transfiriendo sus responsabilidades a los usuarios y abandonando el principio de equidad y justicia social. En esta sustitución de los nuevo por lo viejo, la miseria, la pobreza y la desocupación aparecen como preocupaciones cuya solución es difícil vislumbrar. (L.A. Romero 1995 )
Esta situación tiene como principales víctimas a los trabajadores y entre ellos el sector más vulnerable, las mujeres. En este contexto, las mismas ya no salen a trabajar para "ayudar" a la economía familiar como complemento del salario del marido. En el seno de estos hogares, como alternativa a la crisis, las mujeres dividen su trabajo en doméstico y remunerado siendo cada vez más el sostén económico aún con la precaridad de su salario. Esta nueva circunstancia pone en cuestionamiento la división sexual del trabajo de forma patriarcal, donde la mujer es la reproductora biológica y social en el mundo privado- doméstico y el hombre se dedica a la producción económica, en la vida pública.
Sin embargo, la mujer continúa en desventaja con respecto al hombre en el momento de colocarse en el mercado laboral. Así por ejemplo si tenemos en cuenta que los indicadores trabajo y educación están estrechamente relacionados podemos analizar los siguientes datos. "En los países en desarrollo hay un 60 % más mujeres que hombres entre los analfabetos adultos y la matriculación femenina incluso en el nivel primario, es inferior en un 13% a la masculina. El salario femenino es sólo las tres cuartas partes del masculino y en los países industrializados la tasa de desempleo de las mujeres es mayor que la de los hombres, mientras que ellas constituyen un 75% de los trabajadores de la familia sin remuneración" (Página 12, 11 de junio 1997).
Estos datos indican que la feminización de la pobreza es una situación que se sufre entre las desocupadas y aún las que pueden mantener un trabajo. Las cifras muestran que la pobreza está más concentrada en las mujeres no sólo marginadas económicamente sino también culturalmente.
¨Cómo se mide la pobreza ? ¨Cuál es el límite ? Según algunos autores la línea de pobreza se establece por el valor de la canasta básica de bienes y servicios que permite cubrir un mínimo de necesidades (alimento, vestido, vivienda, salud, educación, transporte).Un hogar pobre es aquel en que la suma de los ingresos de todos los miembros dividida por el número de integrantes la ubica por debajo de la línea de pobreza. (Ana Kardof, 1994 y Minujin, M. 1992)
Las mujeres son pobres por razones diferentes por la que son los hombres. Mientras que los hombres y mujeres pueden compartir las fundamentaciones causales de la pobreza (muchas mujeres son pobres porque sus maridos lo son) aumenta el caso en que las mujeres son pobres por derecho propio. (Mabel Belluci, 1990) Examinando las causas, la investigadora señala que ninguna es exclusivamente masculina, al contrario la mayoría son femeninas. Entre otras, la pauperización de la mujer se debe a: discriminación sexista ante la falta de oportunidades en el mundo laboral, por divorcio vincular, quedarse a cargo de los hijos y no recibir la cuota alimenticia por parte del padre, ser madre soltera, interrumpir su trabajo por embarazo, crianza de los niños, cuando hay un enfermo en la casa o cuando el salario del marido satisface las necesidades básica de la familia.
Leila da Silva (1996:24) se pregunta "¨Hasta que punto las explicaciones sobre la discriminación, inferioridad y superexplotación del trabajo femenino, centradas en la contraposición entre las esferas productivas y reproductivas, problematizan la separación instalada históricamente por la modernidad entre el mundo del trabajo, simbolizado por la fábrica y del no trabajo por las tareas domésticas o por la actividad en el barrio?". Hablar de trabajo femenino implica, analizar simultáneamente el trabajo asalariado y el doméstico. En esa medida la presencia de las mujeres en el mercado de trabajo cuestiona el concepto de trabajo , no tanto por el contenido de las tareas ejecutadas, sino por las representaciones sociales a ellas asociadas. No se puede excluir el trabajo remunerado del trabajo doméstico puesto que esto constituiría una manera de deformar la realidad cotidiana del sexo femenino.
De la misma manera hay que tener en cuenta el sentido y aplicación que le dan al salario las mujeres trabajadoras. En el sistema de estrategia de sobrevivencia se dan algunas variables: 1) la mujer distribuye su salario entre los miembros de la familia, cubriendo las necesidades de ellos y de la infraestructura de la casa quedando sus necesidades relegadas. De alguna manera las mujeres expresan las demandas, no de sí misma sino de su familia.
2) Su salario lo entrega al jefe de familia y éste se encarga de distribuirlo, no participando la mujer en la decisión de la inversión de su sueldo.
En la actualidad, a pesar de los altos niveles de desempleo paradójicamente la fuerza de trabajo ha producido un cambio muy importante incrementándose la feminización de la fuerza de trabajo. (V.Beechy, 1995) Esto ha provocado alteraciones en las relaciones de género en las familias, como en las economías regionales y locales.
¨Cómo viven la pobreza las mujeres trabajadoras de la fruta?
En el caso de la zona frutífera del Alto Valle de Río Negro y Neuquén se ha producido en los últimos años una alta incorporación de tecnología de punta en el empaque de la manzana y la pera. La mano de obra femenina se ha incrementado. El censo frutícola de 1994 señala que de 30.000 trabajadores directos, aproximadamente 11 000 son mujeres.(Bendini,M y Pescio, C., 1996).
En la continua innovación tecnológica se redefinen los puestos laborales, aparecen los trabajos calificados por ejemplo en sistemas computarizados y al mismo tiempo desaparecen algunos tradicionales y femeninos como el caso de las fichadoras.
La incorporación de la nueva tecnología tiende al aumento del ritmo y la intensidad del trabajo. En el caso de las clasificadoras su labor requiere cada vez más atención y rapidez siguiendo el ritmo de la máquina. Esta situación altera su jornada laboral, de tiempo corrido, que a la vez influye en la organización de su ámbito doméstico, al estar tantas horas fuera de la casa no le permite tener control de su entorno familiar.
Entre las mujeres clasificadoras de la fruta observamos que se ha producido sostenidamente, en los últimos años, un deterioro de su nivel de vida al reducirse el salario por la disminución del incentivo a la producción que percibían años atrás. A esto se suma la inestabilidad en sus puestos, en la medida que la tecnificación de las empresas empacadoras de fruta tienden a reemplazar la mano de obra femenina.
La tarea de clasificar la fruta -estar ante las cintas sin fin, atenta al paso de las peras y las manzanas para poder seleccionarla- es una actividad que requiere poco tiempo de aprendizaje. Sin embargo, es un trabajo de suma atención y a la vez necesita de una manipulación constante y con delicadeza de la fruta. Este oficio ha sido tradicionalmente femenino, se ha probado incorporar a algunos varones, pero no ha dado resultado "tratan a las manzanas y a las peras como si fueran tornillos y las machucan" . El 100 % de las clasificadoras son mujeres, "Las mujeres están más atentas al trabajo, se distraen menos, manipulan mejor la fruta, son más dóciles." (comenta un capataz).
¨Quiénes son estas mujeres? ¨Por qué en algunos empaques se han opuesto al horario corrido de trabajo? ¨Por qué al finalizar la jornada laboral matutina corren a sus casas para sólo estar en ella 4 o 3 horas y regresan también corriendo para marcar el tirano reloj de entrada?.
¨Cómo resuelven su magro sueldo mensual siendo el 50 % menos del temporero? ¨Cómo perciben el futuro?
Estas mujeres se consideran así mismas como trabajadoras temporarias por realizar las tareas de empaque los tres meses continuos de la cosecha de la fruta. En la postemporada regresar unos 12 días mensuales a la empresa y en ese tiempo se les reduce el salario puesto que cobran sólo las horas trabajadas. Para completar su ingreso familiar muchas de ellas trabajan paralelamente, por horas, en el servicio doméstico, estrategias que utilizan para palear la pobreza.
Las clasificadoras en su gran mayoría son casadas y oscilan en una franja etaria de 30 a 50 años. Generalmente entraron a trabajar por medio del esposo, padre, o vecina que a su vez le enseñó el oficio. A veces también pudo hacerlo el capataz o puntera (son las mujeres que están en la punta de la máquina y que dirigen el trabajo de las demás) "La puntera me dijo: vos sos la chica nueva, yo te voy a enseñar dónde va la fruta (...) a los dos días y medio ella me dijo, bueno estás en efectivo, ponete contenta" (Olga) .
Para poder compatibilizar la vida laboral y la familiar -constante de la mujer- prefieren el horario cortado de trabajo. No pueden separar su mundo laboral, en un afuera y un adentro, ambos son parte diaria de su vida.
Llegar a la casa, cocinar, servir al marido e hijos es una responsabilidad que se atribuyen, aceptando los roles que la sociedad le impone. Si ellas no están en la hora del almuerzo "no se garantiza la comida buena y económica".(Dora). Por otro lado, las mujeres cabezas de familia prefieren el horario corrido, puesto que trabajan de "de 6 a 14 hs. y luego hacen otro trabajo y así se las arreglan ..." (Bety). Con el deterioro del salario esta situación se presenta como una estrategia de sobrevivencia para mantener a sus hijos.
El trabajo o la familia ya no se presentan como una disyuntiva de elección sino como la suma de dos responsabilidades y la necesidad de cumplir ambas actividades. En el modelo imperante femenino subyase una dualidad entre el mundo de la producción y el de la reproducción que se alternan o se superponen permanentemente. Sin embargo, anteponen las tareas domésticas (no consideradas por ellas como un trabajo sino la "natural" función de la mujer) a su labor en el empaque "Yo prefiero el turno de la mañana aunque tenga que levantarme temprano, y así estoy toda la tarde en mi casa, porque la mañana no te rinde, cuando estás en tu casa andás a las corridas y después vas a trabajar cansada" (Dora) .
Una entrevistada comenta que ante el pedido de la patronal para que realicen horas extras los días sábados a la tarde y domingos, se les presenta la siguiente problemática, por un lado les conviene porque engrosa su salario, pero por el otro afirman "Es un sacrificio para nosotras, porque el fin de semana aprovechamos para limpiar la casa, lavar, planchar, hacer las compras" (Lidia) .
El salario femenino no es más una "ayuda" al ingreso familiar, a veces y cada vez más frecuente es el único.
Trabajar los tres meses de la temporada en forma continua y luego pasar a un proceso laboral discontinuo implica organizar la economía de la casa a partir de percibir el 50 % menos de salario fijo y reacomodar su vida realizando otros trabajos eventuales.
La época dorada de los años 50 se recuerda con nostalgia. En esa década las mujeres entraron masivamente al mercado laboral de las empresas empacadoras. Eran temporeras, sólo trabajaban tres meses y ganaban lo suficiente para realizar con su sueldo alguna compra extra para la casa o sus hijos, luego con el sueldo del marido vivían todo el año. En las mujeres de más de veinte años de trabajo encontramos una permanente comparación de la situación laboral de "antes" y el "ahora", percibiendo el continuo deterioro de vida que han sufrido en los últimos años. "Se puede dar casos de que algunas trabajan en la temporada y en la pre no , pero la mayoría trabaja todo el año. Antes muchas trabajaban solo tres meses, lo que pasa que la vida está tan cara..." (Delia) La incorporación de la nueva tecnología ha modificado los ritmos de trabajo y ha desplazado mano de obra fundamentalmente femenina. Desde hace cuatro años las mujeres fichadoras desaparecieron del paisaje de las empresas empacadoras, porque fueron reemplazadas por las máquinas que imprimen en las cajas las marcas de las frutas y las empresas. Sin embargo, en algunos galpones de empaque aún no las han despedido ni ubicado en otro puesto. En el primer caso porque la "patronal no tiene dinero para pagarnos la indemnización, somos treinta mujeres" (Bety).
En el segundo caso las obreras se oponen porque si pasan a otro oficio "se pierde la antigüedad, por eso entablamos un juicio" (Bety).
¨Qué perdieron estas mujeres con la incorporación de la nueva tecnología? No sólo su lugar de trabajo, también su identidad del oficio "ahora no sabemos lo que somos, ni lo que vamos a hacer cada día, clasificamos la fruta de carozo, barremos, pero se acorta la temporada..." (Juanita). Ello implica además un recorte del tiempo laboral, antes trabajaban de cinco a seis meses al año, ahora sólo 45 a 50 días.
¨Cómo ven su futuro las temporeras de la fruta? En las empresas chicas y medianas, donde la temporada se abrevia por razones de stock de fruta, la feminización del trabajo aumenta porque los hombres tratan de encontrar un trabajo de tiempo completo. Por otra parte, en las empresas de alta tecnología se introduce cada vez más maquinarias sofisticadas lo que implica una reducción de personal y un trabajo más exigente. "nos esclavizan cada vez más" (Olga).
"Yo creo que en un tiempo este trabajo va a terminar y la persona que quiera trabajar va a ser muy esclava de la máquina, ni va a poder respirar, los patrones van a ser más estrictos...". En sus testimonios prevén algunas medidas de la flexibilidad laboral, ya vivida en la última temporada "Ellos lo que quieren es que todas barramos o hagamos otra cosa cuando no hay fruta para clasificar" (Olga).
Conclusión
Este análisis pone en evidencia una integración entre la perspectiva de género y clase social visualizada en nuestras entrevistas que nos permitió comprobar cómo las mujeres utilizan estrategias de vida diferentes a los hombres.
El cambio tecnológico en el sector frutícola está provocando graves implicancias en la población trabajadora de la zona. Esto se vislumbra en las diferencias salariales que determinan la pobreza paulatina de las mujeres habiendo sido el sector del empaque el más cotizado. Hoy las temporeras si son mujeres cabezas de familias deben realizar otro trabajo, en general empleadas domésticas. Las casadas como ayuda al salario familiar. Muy pocas trabajan todo el año en el galpón, lo hacen las más antiguas y en las empresas de punta suman alrededor de 80 horas mensuales.
En la medida que el trabajo se tecnifica el salario disminuye virtualmente por distintas razones: disminuyen las horas extras y los premios a la producción.
¨ Cuál será el futuro? Estas mujeres no tiene una especialización en otras actividades , ni tampoco existe en la zona un mercado de trabajo que las puede absorber.
En el transcurso de la investigación se nos presentaron otros interrogantes-ejes para continuar los estudios. ¨Cuál será la repercusión de la incorporación tecnológica en la vida de las clasificadoras? ¨Podrán las empresas de empaque absorber esta mano de obra tradicionalmente femenina? ¨O pasarán a engrosar las filas de desocupados/as? ¨Existe alguna política de reconversión laboral que contemple esta situación?. ¨O la feminización de la pobreza se agudizará?
Bibliografia
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NOTAS
1 Historiadoras, integrantes del Proyecto de Investigación "La división social, sexual y espacial del trabajo frutícola en la cuenca del río Negro .Transformaciones agroindustriales y demanda laboral" directora Dra. Mónica Bendini. Grupo de Estudios Sociales y Agrarios, GESA, Fac. de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Nacional del Comahue.
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