Especial NAyA 2001 (version en linea del cdrom)

EL DESARROLLO DE LA ZOOARQUEOLOGIA EN ECUADOR:  Situación actual, perspectivas y un caso específico. [1]

Amelia M. Sánchez Mosquera [2]

ANTECEDENTES

La zooarqueología, junto con otras ciencias especializadas como la Antropología Física, Paleoecología, Paleontología, etc., sirven para proporcionar a los arqueólogos una imagen más completa de lo que fue la evolución y distribución geográfica de los seres vivos, así como aportar al entendimiento del modo de vida antiguo.

Los restos de fauna antigua son principalmente derivaciones de las costumbres alimenticias del pasado, sin embargo algunos restos también fueron usados para otros propósitos como la decoración, alimento de otras especies, o simplemente pertenecieron a animales que cohabitaron con los hombres antiguos.

La zooarqueología propiamente dicha encuentra entre sus primeros grandes aportes: conocimientos sobre la domesticación de animales, la cronología de la evolución humana y contribución en la reconstrucción del ambiente antiguo (Davis, 1987).

A lo largo del desarrollo de la zooarqueología se ha hecho un énfasis desmesurado sobre el estudio de vertebrados terrestres, especialmente mamíferos y aves (Klein & Cruz‑Uribe, 1984). El estudio de los pescados en el registro arqueológico se incrementó a partir del interés de algunos arqueólogos en utilizar mallas finas (menor a 1/8"), esto provocó que a partir de los 60's se aplicaran técnicas más minuciosas en las excavaciones.

En general, las arqueofaunas ofrecen un material de interés tanto para arqueólogos como para biólogos en general, la zooarqueología cada vez más se ve beneficiada por el conocimiento sobre la biología de vertebrados e invertebrados, pero es importante recordar que la prioridad de los restos encontrados en los sitios arqueológicos es entender qué, cómo, porqué y cuándo llegaron al lugar. 

BREVE RESEÑA DEL DESARROLLO DE LA ZOOARQUEOLOGIA EN ECUADOR.

Entre los años 40 y 60 el interés por comprender la relación entre cultura y ambiente, relacionado con el decaimiento del denominado periodo clasificatorio-histórico (Willey & Sablof, 1980) dirigió el interés hacia los restos fáunicos con el fin de reconstruir los patrones de subsistencia y la base económica de las sociedades antigua, pero desde un punto de vista netamente descriptivo (Mengoni-Goñalons, 1988). Esta situación se hizo presente en Ecuador, pero de una manera poco trascendente pues la disciplina cobró verdadera importancia, posteriormente.

Con el paso de los años, viene un periodo de sistematización del análisis faunístico de la arqueología (idem), en el que se trata de investigar varios tópicos dentro de la disciplina, p.e. estrategias de caza, distribución de presas, especies relevantes, valor proteínico, etc. con este cambio el dato zooarqueológico se vuelve una información determinante en el entendimiento de algunos problemas culturales. Con la influencia de la nueva arqueología se refuerza el interés por estrategias adaptativas a condiciones ambientales particulares.  El reciente desarrollo del estudio de la etnoarqueología y sobre cazadores-recolectores ha otorgado al análisis faunístico un rol preponderante en el estudio de patrones distribucionales.

En Ecuador el estudio de la arqueología ambiental, entendiendo dentro de ella a las investigaciones paleoambientales, de fauna y flora básicamente, cobró importancia desde el arribo del grupo de Edward Lanning (Lanning, 1967) cuando propusieron la primera secuencia climática tentativa para la Península de Santa Elena, basándose en datos malacológicos (Sarma, 1969) y geológicos, ayudándose de datos climatológicos y biogeográficos. Particularmente en esta época, los enfoques biológico y arqueológico carecen de desarrollo notorio en Ecuador.

En los 70's vinieron los estudiantes de Elizabeth Wing, University of Florida, grupo en el que participó Kathleen Byrd realizando el primer trabajo importante de la zooarqueología en Ecuador (Byrd,1976), éste consistía en la cuantificación de datos fáunicos procedentes de algunos sitios arqueológicos de la costa suroccidental. Un problema que presentan en la mayoría de trabajos de esta época, es el generalizado nivel descriptivo al que se limitaron, salvo pocas excepciones como el informe presentado por Thomas Chase para el sitio Las Vegas (1992), en el que nos manifiesta una escueta discusión (Sánchez Mosquera 1992).

Esta situación ya manifiesta se prolonga hasta inicios de los 80's, época durante la cual tenemos como análisis de restos fáunicos lo que se conoce como listas de lavanderías, "laundry lists", que no son otra cosa que trabajos donde el nivel de discusión es casi nulo (Zeder, 1986; Hesse, 1981), probablemente relacionado de manera directa con las perspectivas generales de la zooarqueología en ese momento, que apenas comenzaron a cambiar desde fines de los 70's. Es común encontrar estos informes como apéndices de trabajos arqueológicos o se publicaban por separado en publicaciones de biología.

A fines de la década de los 80, se obtienen mejores resultados de las investigaciones zooarqueológicas, los trabajos de Nicholson (1988), Reitz (1989), Stahl (1985, 1988, 1995), Stahl & Norton (1987), Miller & Gill (1990) y Sánchez Mosquera (1989, 1990, 1992,1991a, 1991b, 1992, 1993a, 1996), entre los más importantes, se apartaron de las simples listas ya conocidas, ofreciendo valiosa información adicional a los datos presentados, tales como hábitat y conducta de especies, técnica de obtención, pero la característica más importante es que se comienza a manejar generalizada y ampliamente la perspectiva del trabajo interdisciplinario.

Finalmente a partir de 1989, unos pocos profesionales dedicados a la zooarqueología estamos tratando de generar algunos cambios desde el punto de vista metodológico (Sánchez Mosquera, 1992). Debo indicar que el dominio norteamericano, respecto a su trabajo en sudamérica, sigue siendo notorio, traspasando toda expectativa de desarrollo de la disciplina en nuestro medio.

LOS MATERIALES, METODOS Y METODOLOGIAS UTILIZADAS EN LOS ANALISIS ZOOARQUEOLOGICOS HASTA LA FECHA.

1. MATERIALES

Los materiales necesarios para realizar un análisis zooarqueológico son casi siempre los mismos:

            a. Una o varias muestras recolectadas usando mallas menores a 1/4", preferiblemente 1mm que es un método que nos permite obtener el mejor número de huesos identificables (Casteel, 1976; Wheeler & Jones, 1989; Cooke, 1992; Sánchez Mosquera, 1992). Situación que difícil de manejar, pues en muchos casos los arqueólogos responsables de los proyectos no mantienen una sistematicidad apropiada en la obtención de muestra para análisis.

            b. Una colección osteológica comparativa, sistemáticamente organizada, donde podremos identificar el porcentaje de amplitud de las series ontogénicas que posee, es decir, el porcentaje de especies de una familia o género.  Esto es sugerido en el caso de Ecuador debido a la diversidad de especies de la fauna en el neotrópico, ya que un  porcentaje poco representativo dentro de la muestra comparativa puede dar como resultado una subidentificaicón, que a la vez nos ocasionará un sesgo en los resultados o conclusiones vertidas en una investigación.  Ya que, dentro de algunos géneros, el pertenecer a especies distintas implicará que el hábitat y/o comportamiento sea diferente. En Ecuador, la única muestra de este tipo se encuentra en Ecuador, pertenece al Centro de Investigaciones de la Fundación Presley Norton y posee casi setecientos especímenes de cinco clases de vertebrados: mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios.

            c. Una bibliografía especializada y extensa que nos permita conocer diferentes metodologías, métodos y técnicas aplicables a nuestra problemática. El Centro de Investigaciones posee una, además de las que pueda tener particularmente cada investigador.

            d. Un microscopio para realizar identificaciones en especímenes de tamaño pequeño.

En la mayoría de los casos que están relacionados con el análisis de fauna proveniente de sitios arqueológicos en Ecuador, estas condiciones no han sido cumplidas en su totalidad, pues en la mayoría de casos el muestreo ha sido bastante irregular e inconsistente. Incluso en algunas investigaciones, personal no capacitado auspiciado por las instituciones estatales y/o privadas realiza  prácticas sin estándares adecuados

El punto de más delicada observación es el número 2, en el que se nota claramente una desinformación en lo que respecta a las características que debe poseer una colección osteológica comparativa. Además, otra circunstancia presente de manera constante es la preferencia en utilizar analistas extranjeros, sin valorar su capacidad, preparación y la colección comparativa a consultar.

2. METODOS APLICADOS

Los métodos son numerosos e indicaremos cuales métodos han sido utilizados en los análisis ejecutados en Ecuador.  Generalmente, el objetivo principal ha sido básicamente llegar a conocer a qué taxon pertenecen y de qué tamaño eran los especímenes, volviéndose y siendo esto, el primer gran paso dentro del análisis de fauna.  En pocos casos ha sido aplicada y utilizada la alometría. Hay dos tipos de métodos que pueden ser aplicados: comparativos y alométricos.

2.1  METODOS COMPARATIVOS

La manera más rápida y sencilla de estimar el tamaño y taxon de un espécimen es comparando el elemento en estudio con huesos pertenecientes a animales, del mismo taxon, de talla conocida. Con este método, además de realizar la identificación taxonómica se puede decir que, un animal es igual, más grande o más pequeño que el espécimen moderno perteneciente a la muestra osteológica de referencia. 

Si lo que se quiere es refinar el método ligeramente, lo que se debe hacer es usar dos o tres especímenes de la misma especie, pudiendo crearse intervalos a los que se pertenecerían los elementos de la muestra arqueológica.

Es importante recordar que la información disponible de los restos fáunicos está limitada por la naturaleza de los restos preservados (Wheeler & Jones, 1989).  Es decir, si los huesos se prestan para hacer mediciones, debido a que su estado se lo permite, están bien conservados o representan algo importante, se amerita utilizar otros métodos, p.e. métodos alométricos (ver infra).  En caso contrario se procederá con el método comparativo. Dentro de este método hay variaciones entre las que podemos notar a especialmente a: Método proporcional [3] ,  Método de White [4] y Método de Cook Treganza [5] . Estos métodos son los que han sido aplicado en el 85% de casos de investigaciones zooarqueológicas en Ecuador.

2.2 METODOS ALOMETRICOS

En años recientes, se han realizado numerosos estudios mostrando el uso de diversos métodos alométricos utilizados para inferir el tamaÑo del especÌmen arqueológico, basándose en medidas tomadas al mismo, y efectuando posteriores comparaciones con medidas de especÌmenes de la colección de referencia, p.e. Reitz (1989), Sánchez Mosquera (1996).

Según Casteel (1976) existen dos métodos alométricos básicos: Método de regresión simple [6] y Método de regresión doble [7] .

La diferencia entre el método de regresión simple y doble, no es grande, en un experimento en que se intenta predecir el peso total, la diferencia en los resultados puede ser de un gramo, que al momento de estimar la biomasa es casi insignificante. 

El problema principal de estos dos métodos es la muestra (N), como ya mencionamos,  que debe ser lo más grande posible para que el dato obtenido sea más confiable.

Lastimosamente, dentro de la zooarqueologÌa Ecuatoriana no se ha podido aplicar regularmente este método, salvo escasas excepciones (Reitz,1989; Sánchez Mosquera, 1992, 1996).

3. METODOLOGIA APLICADA

Una "fauna fósil" es una categoría que usualmente necesita ser ampliada en el número de datos que contiene y aclarar el grado de "que población ha sido muestrada". [8]

 

Si el conjunto fósil es excavado ciudadosamente y en su totalidad será igual al conjunto muestrado, pero es un ejemplo casi utópico: lo usual es que el conjunto muestreado es una parte del conjunto fósil.

El inferir el conjunto fósil a partir de la muestra por analizar, es más un problema estadístico que paleontológico o zooarqueológico.  El inferir el conjunto depositado sería casi igual al conjunto fósil, en caso de que esté bien preservado y la fragmentación fuese limitada.

Es ideal, al comparar muestras que comparten historias postdeposicionales similares: calidad de preservación de los huesos y contexto sedimentológico y geomórfico, y si los restos fueron acumulados por el mismo agente.  Se necesitará conocer contextos y asociaciones (artefactos, polen, coprolitos, isótopos, etc.). Con esta finalidad debe de tratar de rescatarse las muestras de forma similar.

Uno de los primeros pasos dentro de un análisis, es identificar cada elemento anatómica y  taxonómicamente, es decir, saber a que especie pertenece y que elemento o hueso es.

El análisis no debe quedarse en si algo es o no identificable, es mejor hablar de "niveles de identifiabilidad" (Zeigler, 1973; Lyman, 1979). En los casos en que es posible se debe de tratar de llegar a un nivel más fino: especie, género, familia u orden, cuando es posible hacer identificaciones a nivel de especie.  En último caso es posible diferenciar entre pequeño, mediano y grande.  La precisión de la identificación depende de varios factores, especialmente la experiencia del analista y el grado de fragmentación.  En adición a que parte del esqueleto o taxon es, algunos elementos identificables facilitan la determinación del sexo y la edad, en ocasiones vuelve necesario tomar medidas. 

En los trabajos recientes de la zooarqueología en Ecuador es notorio un mejoramiento en conocer el nivel de identifiabilidad.

El método empleado para inferir pesos dependerá de la calidad de las muestras, taxonómica y tafonómicamente hablando, y obviamente, de la muestra de referencia. Siempre una porción grande no podrá ser asignada a un taxon, por lo que conocer el peso del esqueleto vs. la masa corporal es útil.  La manera más precisa de calcularlo es usando ecuaciones alométricas y análisis de regresión, pero solo es factible si la colección de referencia tiene suficientes individuos como para hacer un análisis estadísticamente aceptable, cosa que no es fácil. En Ecuador, la colección de Salango a excepción de los peces no posee una buena selección ontogenética.

El siguiente paso es la cuantificación de la abundancia taxonómica, ésta posee índices principales para identificar la abundancia de especies: NISP número de especímenes o elementos identificados [9] , y MNI número mínimo de individuos [10] .

La mayoría de las muestras analizadas en Ecuador están dominadas por una especie o un pequeño número de especies, por lo que es importante expresar en que nivel están presentes p.e. las sardinas están presentes en el 15% de los contextos en El Azúcar, o como el caso de Salango los atunes están presentes en 98% de los contextos analizados.

El MNI es: 1) tedioso para calcular y tiene una alta posibilidad de calcular con error; 2) MNI suele ser subjetivo, pues depende mucho de la opinión del analista, para determinar cuando un lado derecho y un lado izquierdo pertenecen  o no a un mismo espécimen; 3) MNI casi nunca es comparable por el trato que se le da a los huesos fragmentados; y, 4) los valores MNI se ven afectados por el tamaño y calidad de las unidades que se usaron para tomar muestras (Sánchez Mosquera, 1992).

Contraponiendo los dos índices conocidos y ampliamente aplicados, NISP y MNI, vemos que este último es más fuerte.  Existen proposiciones (Casteel, 1976; Klein & Cruz‑Uribe, 1984) en las que se sugiere el uso de los dos índices juntos como más útil para establecer si mantienen relaciones cercanas o lejanas, o para conocer los efectos de la fragmentación de los huesos. 

Luego de haber obtenido los índices mencionados, es útil conocer la biomasa [11] .

En general, a nivel metodológico, lo que realmente le interesa al arqueólogo es el peso del animal, o sea, la cantidad de carne que un individuo representa, p.e. el largo de un pez puede ser importante para inferir métodos de pesca, para ver si hay tamaños estándar que podrían ser el resultado de la pesca con redes de mallas estandarizadas.

METAS PERSEGUIDAS EN LOS ACTUALES MOMENTOS EN LA ZOOARQUEOLOGIA ECUATORIANA.

En general se intenta cumplir con los siguientes objetivos:

a) Promocionar la participación de zooarqueólogos nacionales en cada proyecto interdisciplinario que se realice dentro del País.

b) Incorporar datos de muestreo por columnas o de fracciones de mallas pequeñas (ca. 1mm), en cada proyecto.

c) Promover la participación del zooarqueólogo en el proyecto, desde la planificación de la metodología de excavación.

d) Incrementar el porcentaje de identificaciones.

e) Tratar de evitar incoherencias entre las listas presentadas y las inferencias expuestas en el informe o artículo.

f) Buscar un nivel de identificación más preciso, evitando la subidentificación de elementos que compongan la muestra analizada. En lo posible, se intenta llegar a una identificación a nivel de especie.

g) Instruir adecuadamente a los arqueólogos en formación para efectuar una sistemática recolección durante las excavaciones; además de incentivar el interés por la zooarqueología.

h) Promover la elaboración de colecciones de referencia como la que se está desarrollando en el Centro de Investigaciones de Salango del Programa de Antropología para el Ecuador desde 1989, ya que proporcionan una base de datos biológicos excelente, además de poseer una muy buena biblioteca especializada.

Un caso específico: los cánidos en el registro arqueológico ecuatoriano.

Origen y definición de los cánidos en América

El más antiguo animal doméstico conocido es el perro, Canis familiaris. Su llegada a América data de hace miles de años, probablemente acompañando a las primeras migraciones del Homo sapiens sapiens (hace unos 20000 años)ya concebido como la especie que es hoy, Canis familiaris. Existen algunas referencias de restos al este de Siberia y al noroeste de Canadá, con fechas aproximadas entre 10000-15000 años a.P.

En todo caso la relación hombre-perro fue existosa y hace unos 8000 años ya eran representados en la cerámica mexicana (Valadez Azúa, 1995). Esta relación parece haber sido de diversos tipos, de acuerdo a referencias etnohistóricas, el perro doméstico conocido en América fue en algunos casos ingerido por nativos (Wing, 1983; Wing, 1984) e invasores (Málaga, 1977), pero en general, tuvo un papel incierto en la Época aborigen andina.  Elizabeth Wing propuso (1986) la posibilidad de que este animal fue utilizado básicamente en sitio altos, es decir a más de 4000 m.s.n.m., posteriormente (1989) manifiesta que el perro fue utilizado en todos los ambientes, pero que el zorro, lo fue básicamente en la costa. Sahagún, Cieza de León y Fernández de Oviedo señalan ya en sus relatos la presencia de pequeños perros, unos con pelaje y otros sin él.  En nuestro continente el arte Colima -México-, Chorrera -Ecuador-, Mochica y Chimú -Perú- nos ha brindado buenas y claras representaciones de este animal a través de sus famosos ceramios; incluso otro tipo de representaciones, como las de Guamán Poma de Ayala, nos sirven para ver que los cánidos domésticos han conservado mucho de sus rasgos morfológicos hasta la fecha.

En Sudamérica, la antiguedad no ha sido claramente establecida, pero parece ser más tardía que en Norteamérica (Allen, 1920; Hoffstetter, 1952; Gallardo, 1950). En general, las evidencia de la existencia de perro doméstico en la América Andina desde tiempos remotos es corroborada, además de los hallazgos arqueológicos, por los relatos de los descubridores y cronistas de Indias, la existencia en la mayoría de lenguas conocidas de vocablos propios para designar al perro, y el uso del mismo en sacrificios y otros ritos, así como la existencia de leyendas sobre su origen,  representación en ceramios, entre otros, (Gallardo, 1964-65; Gilmore, 1950).

En Perú la presencia del perro doméstico coincidió con el advenimiento de la cultura Chavín (Eaton, 1916; Soler, 1942), pero seguramente el perro arribó con anticipación, ya que el desarrollo de varias razas se realiza, necesariamente, durante mucho tiempo; así como, una cuidadosa selección, probablemente inspirada en creencias religiosas (Arriaga, 1920; Dechambre, 1874). 

Los restos de cánidos asociados a contextos domésticos, tienen seguramente otras implicaciones. Momias de perros han sido encontradas en Perú, especialmente en la sierra norte, tales restos parecen que fueron convertidos en prototipo de una raza idéntica a la del Alkho de la región, cuya característica es tener una cabeza chica, hocico agudo, sin hendidura en el labio superior, orejas pequeñas, triangulares y erectas, cuerpo corto, fuerte y compacto, piernas algo cortas, pelaje enrollado hacia adelante y cubierto con abundantes pelos, con un largo igual a las 2/3 partes del cuerpo, entre otras características (Málaga, 1977).

Nehring (1884) realizó una primera propuesta de las especies nativas identificadas, en Sudamérica: Canis ingae Tshudi, a los perros exhumados en la necrópolis de Ancón, pero al examinarlos encontró que pertenecian a tres probables variedades [12] .

Allen (1912), en su tesis "Perros aborígenes americanos", propone la existencia de 17 razas de perros americanos, de ellas seis se encuentran en América del Sur [13] . También propone que el perro llegó a América acompañando al hombre en sus primeras migraciones (Allen, 1912; Mercer, 1897; Tshudi, 1944-1846; Gilmore, 1950). 

Gilmore (1950) define ocho razas en América del sur.  Ni Allen, ni Gilmore descartan, en algún momento, hibridaciones con cánidos silvestres.

Gallardo (1964-65) indica que los perros más comunes del área andina son el que llamaban allco y el llamado perro inca. Cada uno de ellos en sus diversas variedades: alto, bajo, lanudo o pelado.

En 1976, para América neotropical, la zooarqueóloga Juliet Clutton-Brock (1977) sostiene en base a evidencias arqueológicas dentro del género Dusicyon a 11 especies diferentes, incluyendo los géneros Cerdocyon y Atelocynus.  Por otro lado, Dusicyon ha sido incluido como subgénero de Canis por Van Gelder (1978).

Finalmente Eisenberg (1989), basándose en trabajos de Berta (1984,1986) reconoce a los géneros Atelocynus y Cerdocyon. En sus trabajos estos autores no tocan el tema de las razas americanas, pues básicamente hablan de las especies silvestres de la familia Canidae.

Los cánidos en el registro arqueológico

Actualmente, todos los cánidos del neotrópico son "zorros"; ningún miembro silvestre del género Canis es conocido al sur de la meseta de México (Gilmore 1950). Las evidencias de domesticación de algunos de estos zorros, son fundamentalmente craneales y difícilmente identificables en piezas aisladas o ejemplares muy antiguos (Olsen, 1985; Linares, 1987). Linares (idem) nos muestra como la masticación puede colaborar en la identificación de ejemplares de zorros domesticados.

En investigaciones realizadas en Perú por Málaga (1977) se corrobora que las variaciones observadas están más relacionadas a la edad y tamaño del animal. Estudios estadísticos efectuados por el mismo investigador,  confirman que las variaciones entre individuos no son significativas, y, no confirman las variedades (razas) propuestas ni las diferencias locales. Posteriormente, Brothwell et. al. (1979) ha manifestado la posibilidad de identificar arqueológicamente las diferencias entre las variedades del perro en Andinoamérica, pero seguramente este es un tema que merece más investigación.

Basándose en datos arqueológicos, la presencia en América de Canis familiaris se incrementa en más de 50% a partir de 1750 a.C., tanto en sitios montañosos como en sitios costeros (Wing, 1978, 1983, 1984, 1989).  En Ecuador, es claro que Canis familiaris está presente en las zonas altas como costeras durante todos los periodos (ver Tabla No.1). Muchos restos de perro doméstico fueron encontrados en enterramientos.

Es casi seguro que muchos de los restos de perro doméstico asociados a enterramientos, probablemente fueron parte de sacrificios (Hesse, 1980). El enterramiento de perros fue una costumbre ampliamente distribuida en Ecuador y Perú, según algunos autores (Brothwel et.al., 1979; Wing, 1986; Zeder, 1986).

Tanto en el norte de Perú como en el sur de Ecuador, los cánidos que se encuentran presentes comúnmente en el registro arqueológico son el perro doméstico, Canis familiaris, y dos especies de zorros, Dusicyon sechurae o Dusicyon culpaeus. La distribución actual en Ecuador de los miembros de la familia Canidae es la siguiente: a más de la distribución cosmopolita del Canis familiaris, se encuentran las especies silvestres Dusicyon sechurae en el sur de Manabí y SW de la costa ecuatoriana, Dusicyon culpaeus en el páramo de toda la sierra y el Speothos venaticus en el NW del Ecuador, sin embargo Speothos ha sido identificado en la costa sur en el sitio Loma Alta (Stahl, 1995).

           

En la costa del Ecuador, se ha reportado, casi exclusivamente, la presencia arqueológica de dos especies de cánidos en la zona: Canis familiaris y Dusicyon sechurae.  (ver Tabla No.1).


Tabla No.1

Resumen de la presencia de cánidos en contextos arqueológicos del Ecuador.

Sitio

Periodo

Elemento

Dusycion sp.

Dusycion sechurae

Canis familiaris

      Canis sp.

Azúcar 30 (1)

Guangala

     

4

 

Azúcar 47, A1 (1)

Guangala

   

11

   

Azúcar 47, A2 (1)

Guangala

   

2

   

Azúcar 47, B (1)

Guangala

   

1

   

LB-1 (2)

Guangala

     

1

 

LB-2 (2)

Guangala

     

53

1

LB-3 (2)

Guangala

     

1

 

Loma Alta JII (3)

Valdivia

 

*

1

28

9

Loma Alta JIII (3)

Valdivia

     

 

2

OGCh-20 (3)

Machalilla

 

*

 

16

 

OGSE-38 (3)

Las Vegas

     

17

 

OGSE-46D (3)

Engoroy

     

1

1

OGSE-46D (3)

Machalilla

     

1

 

OGSE-80 (3)

Las Vegas

Dientes

 

122

 

6

OGSE-80 (3)

Las Vegas  

misceláneos

 

 86

   

OGSE-MA-172 (4)

Guangala

       

11

Salango (5)

Bahía

     

4

24

Salango (5)

Bahía

       

17

Salango (5)

Guangala

       

3

Salango (5)

Manteño

       

1

Salango (5)

Manteño

       

30

Salango (5)

sobre Guangala

     

4

1

Salango  (5)

Chorrera-Engoroy

     

2

15

Salango  (5)

Machalilla

       

2

Pirincay (6)

300 a.C.

       

1

Pirincay (6)

1000 a.C.

       

3 (Canidae)

Hormiga (7)

Formativo

 

*

     

La Ponga (13)

Machalilla

 

2

     

La Chimba (7)

Formativo

 

*

     

Loma Alta (7)

Valdivia

       

Speothos

López Viejo (8)

Manteño

     

16

 

Tahuín (9)

No determinado

     

6

 

Putushio (10)

Formativo

     

1

 

Putushio (10)

Desarrollo Regional

     

1

 

Putushio (10)

Integración

     

3

 

Samanes (11)

Desarrollo Regional

   

3

1

 

Samanes (11)

Formativo

   

2

 

1

Real Alto (7)

Valdivia ?

       

*

Ayalán (12)

Huancavilca

     

3

 

*fuente primaria no identificada

(1)     Reitz, 1989. (2) Sánchez Mosquera, 1994. (3) Byrd, 1976. (4) Stothert, 1996. (5) Sánchez Mosquera, 1989. Stahl, 1985. (6) Miller & Hill, 1990. (7) Stahl, 1995. (8) Acuña, 1998. (9) Gay, información personal 1999. (10) Sánchez Mosquera, 1992. (11) Sánchez Mosquera, en preparación. (12) Hesse, 1980. (13) Lippi, 1983.

De las evidencias encontradas en la costa ecuatoriana, casi ninguno muestra huellas de mutilación como sucede en algunos casos en Mesoamérica (Wing, 1984). Existe un reporte reciente en el sitio López Viejo sobre una posible mutilación de las extremidades de los cánidos del ese sitio, pero la muestra está actualmente en estudio.

En general, el perro doméstico está más ampliamente representado en las muestras, sin embargo es notorio que en sitios costeros hay una predominante preferencia por el zorro, especialmente en sitio de temprana ocupación (Wing, 1989). Aunque recientemente se han encontrado de manera numerosa en muestras pertenecientes a sitios del periodo Desarrollo Regional, Las Balsas (Sánchez Mosquera, 1996) y Samanes (Sánchez Mosquera, en preparación). En Las Balsas el zorro es casi el único representante de la familia Canidae y en Samanes, representa el 70% de la muestra de cánidos.

¿Qué papel tuvo el perro en la sociedad americana antigua?, parece ser una de las mayores inquietudes y uno de los más grandes enigmas de los estudios de la zooarqueologÌa en toda América.   La compañía (Wing, 1989) parece ser una de las razones principales de su domesticación, en otros casos la protección (Wing, 1978), se piensa que pudo haber sido usado como ayudante para pastoreo de camélidos, pero no existe una clara evidencia que corrobore esta propuesta, ya que en la mayoría de sitios muy elevados (más de 4000 m.s.n.m.) no se encuentra presente, descartando la aquella posibilidad. También fue usado, tradicionalmente, como ayudante para la caza.  Cumplieron con su papel depredador alrededor de su área de residencia.

Muy interesante es el hecho de que el Dusicyon sechurae fue encontrado desde aproximadamente 7500-5500 a.C. asociado a contextos ceremoniales y en condiciones especiales. Esto es bastante claro en toda la costa ecuatoriana. A pesar de no existir mucha evidencia de esta especie, se nota que pudo haber existido un intento de domesticación, como sucedió con otro miembro del mismo género Dusicyon australis

La especie Dusicyon sechurae, ha sido encontrada también en contextos no ceremoniales, pero si algunos elementos óseos han sido objeto de transformaciones con intenciones no definidas pero probablemente rituales, tal es el caso de los húmeros izquierdos de esta especie encontrados en el sitio Las Balsas como una especie de preforma de flauta (Sánchez Mosquera, 1996). Por otro lado, es probable que el zorro tuvo un rol similar al perro doméstico dentro las sociedades antiguas (Wing, 1989); o fue conservado por sus dueños en cautiverio como una especie de bien para obtener el respecto de sus vecinos (Sánchez Mosquera, en preparación). Pudieron haber sido parte del mercado como productos de venta, podrían haber sido adquiridos por élite como parte del status, o podrían haber sido adquiridos como carne exquisita para ser ingeridos, podrían haber sido adquiridos para ser ofrendados a los dioses.

                                                                                   

BIBLIOGRAFIA

Acuña, Freddy

1998          Los Enterramientos de perro en el sitio López Viejo. Ms. Sin publicar en posesión de la autora.

Allen, Glover W.

1920     Dogs of the American Aborigens. Bull. Museum of Comparative Zoology at Harvard College, Vol.LXIII, n∫9:431-517. Cambridge, Mass.

Arriaga, Pablo J.

1920     Extirpación de la idolatrías del Perú (1621).  Col. Libs. Docs. Refs. Hist. Lima

Berta, A.

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NOTAS

[1] Trabajo presentado en el simposio "Alcances,  limitaciones y proyecciones de los estudios paleoetnobiológicos en las Américas". 49no. Congreso de Americanistas. Quito Julio 1997.

[2] Arqueólogos Asociados. Casilla 09-04-74. Teléfono 593-4-832105. Fax 593-4-381496. Guayaquil-Ecuador. Email: amsm@gu.pro.ec

[3] El método proporcional

Trabaja con la asumción de que hay una relación linear y proporcional entre el tamaño del hueso y el tamaño del pescado.  Con lo que es posible inferir un tamaño comparando con un espécimen moderno.

                                                                      L1 = L2
                                                                      q1 = q2

                      L1 = largo desconocido del pescado arqueológico
                      L2 = largo conocido del pescado actual
                      q1 = largo o ancho del hueso arqueológico
                      q2 = largo o ancho del mismo hueso del pescado actual

El problema principal está en el tener un pez que tenga el tamaño lo más cercano al pescado arqueológico y se necestarÌa una muestra comparativa en la que se encuentren especÌmenes de todos los tamaños porque sino el resultado constante será:                                                                     

                                                                      q1 = q2

Este método solo puede ser aplicado cuando el tamaño estimado del pescado es igual o muy cercano al dato arqueológico.  Tiene la ventaja que necesita solo un espécimen comparativo por cada espécimen arqueológico.  Pero, errores de predicción pueden ser tan altos como el 43%.

[4] El método White

En este método casi no se necesitan datos comparativos, ni siquiera un dato como el método proporcional.  Si un valor se usa como "average size" o tamaño promedio de un individuo de una especie particular; desde luego, que este método es muy impráctico cuando se trata de los pescados porque siguen creciendo mientras viven.  Es un método simple de aplicar y los resultados se los puede presentar en categorÌas como pequeño o grande usando "tamaños promedios".  El método fue creado para inferir el peso, pero no hay inconveniente si se lo aplica para conocer el largo.

[5] El método Cook y Treganza

Es un método parecido al método White, siendo más general aún.  Se multiplica el MNI por el peso promedio de los individuos, comparándose el peso total del esqueleto con el peso de cada hueso.

A partir de la introducción de programas de computación especiales, los métodos 1 y 2  se han vuelto más fáciles, pero con el inconveniente de necesitar numerosos datos comparativos.  En general la decisión final respecto a los métodos a utilizar está dictada por los datos que se desean obtener de una investigación.

Todas las observaciones realizadas a una muestra hacen imprescindible la necesidad de adoptar métodos de análisis y de representaicón de datos muy cuidadosos.

a. Las muestras de referencia deben ser lo más completas que fuere posible, con mucha variabilidad de tamaño y sexo.

b. Se debe calcular el NISP y MNI a nivel de familia, gÉnero y especie.

c. Los MNI se pueden calcular en distintas formas, como hemos visto, cada una de ellas con su propio sesgo.

Siempre es importante ensayar una metodologÌa que tome encuenta la tasa de crecimiento de cada especie.  La precisión de este método depende, en gran medida, del sentido común del investigador

[6] El método de regresión simple

Este método está basado en la predicción del tamaño del espécimen arqueológico a partir del tamaño del hueso, utilizando una regresión simple.  Este método ha sido extensamente descrito por Casteel (1972, 1974 y 1976) por lo que ahora presentaré será una breve exposición.

En primer lugar se asume que el tamaño del animal se relaciona con el tamaño del hueso.  Se plotea por medio de coordenadas de plano cartesiano, el tamaño del pescado (variable Y) y el tamaño del hueso (variable independiente X), la relación se expresa con r= coeficiente de regresión (Pearson) y N= tamaño de la muestra.  Resultando en relaciones curvilÌneas que se rectifican usando expresiones logarÌtmicas en X con el uso de una regresión simple linear, p.e.

para los peces teleosteos

Log Y= 2,047 (log X)+1,162

r=85

N=50

X=ancho anterior del centrum del atlas

Y=peso vivo (gm)

                                                                                      (Wing & Brown 1979)

 

[7]

El método de regresión doble

Este método al igual que el anterior, usa la regresión como instrumento básico, con la diferencia que no es una sino dos, en el ejemplo a tratarse serÌa algo como primero relacionar el largo del otolito con el largo máximo y Éste relacionarlo con el peso total.  Es un método usado casi siempre para obtener el peso de las pesquerÌas, en base al largo de los otolitos, por ejemplo.

Largo total (o peso total) estará en la variabel independiente, en la otra variable (Y) estarÌa el peso.

                      Log Y= ‑5,6517 + 3,2316 (log X)

Esta fórmula está en base a 24 pescados y dos variables altamente relacionadas (r=0,99840) (Casteel 1976).

 

[8] Klein & Cruz‑Uribe (1984), basándose en Clark & Kietzke, Meadow y otros proponen cinco estados básicos:

1) El conjunto vivo es la comunidad de animales vivos en sus proporciones "naturales".

2) El conjunto muerto son los restos que están disponibles por la recolecciÓn de la gente, carnÌvoros y otro agente que promueba la acumulación de huesos.

3) El conjunto depositado son los restos o proporciones de restos que se vuelven restos de un sitio.

4) El conjunto fósil son las partes de los animales que sobreviven en un sitio hasta su excavación o recoleccion.

5) El conjunto muestreado es la parte del conjunto fósil que fue excavado y recolectado.

[9] El índice más obvio y fácil de obtener es NISP que es el número de huesos o fragmentos asignados a una especie de la muestra fósil.  Tiene dos grandes ventajas: es casi calculado al momento de hacer las identificaciones y no necesita una manipulación numérica posterior, además son aditivos.  Este Ìndice presenta algunos problemas, como ignorar el hecho de que el número de huesos pertenecientes al esqueleto varÌan entre algunas especies del mismo género, también exagerará la abundancia de especies que fueron procesadas en el sitio versus una que fue desmenbrada antes de transportarla al sitio.  Pero sobre todo el NISP es muy sensible a la fragmentación.  Sin embargo, una de sus grandes ventajas es que facilita el cálculo del MNI.

[10] El MNI se lo calcula en base al NISP, es más fácil con los huesos mediales que con los pares, pero no se caracterizan por ser los huesos más abundantes.  Estos huesos son vómer, basioccipital, parasfenoides y supraoccipital, todos pertenecientes al neurocranium.  Los huesos pares pueden ser útiles también: premaxila, maxila, dentario, por ejemplo.  Una estimación rápida del MNI serÌa realizada contando el material de huesos impares, y/o colocando los huesos pares en una secuencia de huesos derechos e izquierdos y luego visualmente estimar o medir su tamaño.  Huesos derechos e izquierdos del mismo tamaÑo y de la misma especie, son asumidos como pertenecientes al mismo especÌmen o individuo, al igual que huesos que son pares y se encuentran solos.  Numerosos métodos matemáticos han sido sugeridos para eliminar errores (Nichol & Wild 1984), para solucionar el problema de que solo en horizontes o estratos sellados el MNI cobra mayor significado.  En todo caso es un Ìndice de referencia útil que debe ser y es utilizado para mostrar y obtener datos lo más objetivos posibles. La identificación de huesos a nivel de especie afina la precisión del cálculo de MNI, p.e. seis huesos de diferentes clases de róbalos generan, según la práctica generalizada, un solo individuo.  Sin embargo, es posible que cada hueso pertenezca a cada una de las seis especies.

 

[11] medida en gramos, kilogramos y porcentaje, que es estimado de los pesos vivos de los individuos representados por un taxon, en algunos casos se obtiene ìmasa corporalî que es el peso de los tejidos que cubren el esqueleto, es útil peor necesitan mayores y más específicos datos comparativos.

[12]

1. Una especie de pastor, Canis ingae pecuarius Nehring, considerado prototipo de otras dos variedades,

2. Un perro de cuerpo largo, piernas cortas y encorvadas, Canis ingae vertagus Nehring, y,

3. El dogo, Canis ingae molossoides Nehring.

[13] Proponiendo entre ellos, y, basándose en Nehring:

1. Perro inca descrito por Tshudi, Canis ingae pecuarius Nehring,

2. Perro inca de pelo largo, Canis ingae pecuarius,

3. El perro salchicha peruano, Canis ingae vertagus Nehring, y,

4. El dogo, Canis ingae molossoides Nehring.


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