Especial NAyA 2001 (version en linea del cdrom)

LA VESTIMENTA INCAICA Y SU SIGNIFICADO EN LAS CRONICAS COLONIALES

Carlos Ortiz Aguilera
Magister en Etnohistoria
Universidad de Chile

INTRODUCCIÓN

            La vestimenta ha sido uno de los elementos que ha acompañado al género humano a lo largo de toda su historia en todas las culturas. Hombres y mujeres la han utilizado con distintas finalidades, que por cierto han tenido un carácter social. De esta forma las cualidades que posee la prenda se relacionan directamente con la función que cumple al interior del grupo a partir de las características que tiene como tal, de quien la ocupe, y en que situaciones se utilice.

            Los indígenas americanos al momento del contacto con los españoles también utilizaban prendas de vestir en diferentes partes del cuerpo. Ello fue percibido por los cronistas, y relatado extensamente, lo que nos demuestra la importancia que tuvo para los conquistadores. Para el período colonial, específicamente el siglo XVI y principios del siglo XVII, cronistas como Pedro Pizarro (1515?-1587), el Inca Garsilaso de la Vega (1539-1616), Juan de Santa Cruz Pachacuti (1613-1630?) y Pedro Cieza de León (1518-1560) entre otros, relatan la diversidad de vestimentas que existen en el Tawantinsuyu, y en la ocasiones en que éstas son utilizadas. Ello ha motivado a historiadores y etnohistoriadores a problematizar estos aspectos de la cultura, ya sea en términos de la identidad, del significado que posee, o simplemente de la función que cumple.

            Considerando lo anterior es que se procura encontrar en éstas crónicas del siglo XVI y principios del XVII, los patrones discursivos existentes en ella que nos aproximen a identificar la función de la vestimenta en los naturales del Perú. Buscamos la identidad de una parte del mundo andino a través de la articulación de la vestimenta en los contextos sociales y políticos. Sin embargo, aproximarnos de esta forma al conocimiento de los pueblos andinos sabemos que no es suficiente. Conscientes estamos de que la información está empapada de dogmas y prejuicios de la época, pero es lo que tenemos, y lo que nos interesa no es el documento, ya que asumimos que este es un soporte físico del relato que nos determina a conocer lo que el quiere [1] .

            De esta forma es posible que sometiendo las crónicas hispánicas y "andinas" a una búsqueda de lo andino nos encaminemos hacia la identidad, y podamos apreciarla a partir de la vestimenta. Aquí las clásicas preguntas históricas poco ayudan y es necesario formular otro tipo de preguntas y cuestionamientos. ¿En qué medida el contexto en el cual funcionan las vestimentas nos permiten vislumbrar la identidad?. ¿Por qué los conquistadores fijan su atención en la diversidad de ropas y dedican varias páginas a describirlas? ¿Las crónicas permiten efectivamente visualizar las funciones de la indumentaria en los distintos contexto?. ¿Qué buscamos en el fondo las funciones de la vestimenta o los contextos? ¿Cómo podemos delimitar lo que significa la vestimenta de los indígenas para el español  de lo que es para el indígena sin confundirnos?. No lo sabemos pero es factible intentarlo como una posible solución para calmar la inquietud del espíritu.

            Por consiguiente pretendemos articular el discurso que está presente en torno a la vestimenta en las crónicas del período señalado con el fin de identificar la función que cumplían y el significado que tenían para estos grupos a partir del relato español.

            Aunque ciertamente es difícil poder obtener la visión propia de la época, pensamos que es un esfuerzo significativo que brinda la posibilidad de reestudiar las fuentes y asignar una nueva interpretación considerando aspecto relativamente nuevos en el análisis etnohistórico. Dentro de ello sabemos que se pueden aplicar diversas metodologías de trabajo, sin embargo nosotros no hemos optado por una específica, sino más bien hemos querido ir asumiendo distintas propuestas que ayuden en definitiva al tratamiento hermenéutico.

            Exitoso o no nuestro estudio, sabemos que a partir de lo que logremos podremos ir mejorando las metodologías, enfoques, y teorías en torno al estudio de una de las necesidades básicas más antiguas de la humanidad.   

Rancho Astillero, Constitución, Chile, año 2000

LA FUNCIÓN DE LA VESTIMENTA EN EL CONTEXTO SOCIOPOLITICO

            Sin duda que uno de los elementos representativos más conocidos en el mundo andino son los textiles, y dentro de ellos las prendas de vestir tejidas son uno de los elementos que se vinculan directamente a un funcionamiento socio-político de acuerdo al grado de importancia que tuvieron y aún tienen estos elementos dentro de la orgánica interna de las sociedades que funcionaban en torno a la reciprocidad. "Los estudios etnohistóricos recientes demuestran que tal extraordinaria imaginación en la confección de una multiplicidad de telas resulta equiparada por los numerosos e inesperados contextos políticos y religiosos en los cuales se usaban los tejidos." [2]

            De esta forma los diversos elementos con los cuales se confeccionaban las prendas, su lugar de procedencia, y las técnicas empleadas en su confección permitirían identificarlas con un grupo humano determinado, al igual como los modos de usarla determinaban esas adscripciones. "Cada tipo de prenda y técnica de tejer u ornamentar tenía su propio nombre pero los primeros observadores europeos se contentaron con una clasificación elemental:

            1) La ahuasca ( de ahuay, tejer.)

            2) El kumpi, un hilo tejido fino fabricado en un telar especial.

            Aunque el vestido campesino encuentra su más detallada descripción en Cobo, generalmente las fuentes descuidaron las diferencias regionales y étnicas con la excepción del cabello, el llautu ("el cígulo que traen por sombrero"), y algunas veces los tipos de deformación craneana" [3] . En este sentido deformación craneana y vestido parecen presentársenos como elementos distintivos que permiten caminar hacia la identidad, dada la connotación que implicaban en sus respectivos contextos. De esta forma, "no había distinción de rango o de status social en la hechura del vestido, pero sí en la calidad de la tela y su ornamentación." [4] , con lo cual las funciones que tenían los vestidos si bien son importantes, van más allá de un contexto aparentemente práctico desde el punto de vista de la hechura. A partir de ello entonces asumimos la posibilidad de que la indumentaria no tengan diferenciación en cuanto a su confección, lo que no implica que esta característica sea instrumento que de identidad a un grupo. Así explicado el contexto vamos comprendiendo que la problemática socio-política de la vestimenta está directamente vinculada con la función que cumplían las prendas en los distintos contextos, sea éste ritual, social, político o económico, y que estaría permitiendo que uno de los miembros de la comunidad se distinga de los otros no por la confección, sino por la función propiamente tal que cumplía la vestimenta en una persona determinada. Ello de una u otra manera otorga una característica simbólica al individuo dentro de su propio grupo. Por lo tanto,"no es novedad que las ropas y otros elementos que se utilizan como vestimentas sirvan tanto para fines prácticos, como para significar situaciones sociales y políticas. De hecho, sólo estas últimas razones permiten comprender la multiplicidad de atuendos diferentes que se pueden encontrar en un mismo territorio, donde las variables relacionadas con la función, especialmente el clima, permanecen constantes." [5]

            Sin duda, toda sociedad le da una connotación a la vestimenta ya sea desde el punto de vista ceremonial y/o psicológico. "Aquí lo textil aparece como un bien ceremonial inigualado. A nivel personal era el regalo preferido iluminando todo momento de crisis del ciclo vital y ofreciéndonos percepciones de las relaciones recíprocas de parentesco inalcanzable de otra manera." [6] .  Así la problemática de la identidad aumenta debido a que el contexto se modifica llevando implícitamente una valorización del objeto en sí. Sin embargo, la actitud de regalar que destaca Murra, confluye en algún momento dentro de la vida de cada comunidad como un acto de gran importancia social, regulando vínculos y relaciones entre los distintos grupos e individuos. De esta forma el contexto político bajo el cual estaría operando el tejido es siempre de regulador de relaciones intergrupales, con lo que "...el señor beneficiado con las prestaciones textiles provee siempre la fibra. Esto nos hace recordar que también proveía de semillas a aquellos que les sembraban los andenes. Esta percepción se confirma cuando pasamos de los señoríos étnicos, a las relaciones entre trabajadores y el Tawantinsuyu. Según la ideología inka el ciudadano tiene dos grandes obligaciones económicas con el Estado. A una de éstas corresponde un derecho pre-inka, que garantizaba la autosuficiencia tradicional de la comunidad campesina." [7] Con ello, aparentemente estaríamos asumiendo, además, que la vestimenta puede tener una connotación especial que no sabemos, dentro del proceso de reciprocidad en un contexto político; claro que en un aspecto simbólico que da cierta autoridad. En decir de Murra, "Un bien tan altamente valorado, adquiere connotaciones de rango en una sociedad estratificada..." [8]

            En consecuencia, hemos esbozado los elementos que se interrelacionan para estructurar una aproximación a la vestimenta, partiendo del supuesto de que todo lo anteriormente señalado nos permite plantearnos frente al discurso andino, pensando en que la prenda de vestir confeccionada con lana posee una significación distinta a la que se le ha dado en cuanto a su función; por lo que los contextos en los cuales funcionan atraviesan por una suerte de confluencia de circunstancias que los cronistas han dado, pero que no siempre es identificable. "La forma en que podemos adentrarnos en la complejidad social del pasado, teniendo como único referente objetos dejados en las tumbas, es construir relaciones de similitud y diferencia entre ellos. Buscar cómo "dialogan " y se oponen unos con otros. De esta forma, la similitud o diferencia entre los objetos de dos territorios nos permiten avanzar interpretaciones acerca de la forma en que interactuaban las poblaciones que habitaban en ellos. Del mismo modo, las diferencias entre los objetos de igual tipo utilizados por un mismo grupo, permiten ver en ellos el reflejo de las formas en que se relacionan esas personas, o, más bien, cómo ellas simbolizaban sus relaciones interpersonales a través de dichos objetos." [9]

LA SIGNIFICACIÓN CULTURAL DEL VESTIDO: UNA VISIÓN ANTROPOLÓGICA

            El vestir constituye una tradición en todas las culturas, en tanto que su forma ha variado más allá de toda asociación histórica. La finalidad ciertamente ha dejado de estar centrada en alcanzar la funcionalidad de ser práctica, entendido ello como objetos que permiten satisfacer la necesidad de abrigarse dada una sensación física derivada de una condición climática determinada. En decir de Flügel, existirían tres motivaciones psicológicas fundamentales por las cuales los individuos ocupan vestimenta: por pudor, por protección, y como adorno. Sin embargo, lo que pareciera ser un acto de vanidad es más profundo, ya que la vestimenta forma parte de un todo que busca destacar una identidad, y aunque muchas veces sea ininteligible, posee un lenguaje  que es codificado con precisión, y que funciona sólo al interior de una cultura determinada. De esta forma la vestimenta está cargada de innumerables significados que aparecen en forma explícita para aquellas personas que participan dentro del grupo (entendido culturalmente), y dejando a aquellos grupos marginales, a esas cultura, - como nosotros - en forma implícita su significación. Aplicando un lenguaje técnico, podríamos decir que opera en un campo connotativo de la cultura.

            De esta forma, el vestido en esencia es un objeto que comunica socialmente a los individuos y los identifica en forma no verbal, y por lo tanto es - en alguna medida - un signo, con lo cual se perdería su condición de objeto como tal. [10]

            La vestimenta posee su propia convencionalidad en el uso que se le da, lo cual hace que en alguna medida tenga sus propios códigos. Este convencionalismo que tiene en el uso de la prenda de vestir es variable en el tiempo, aunque perdura mientras tenga vigencia, la que está dada por las sanciones sociales o premios que los miembros de la comunidad implementan con la finalidad de que todos sus miembros las utilicen correctamente. Es más en algunos grupos de el uso adecuado de la vestimenta depende su permanencia al interior de la comunidad. [11] Con ello se perfila claramente que la vestimenta, entendida como sistema no solo comunica significados, sino que también permite identificar la estructura ideológica del grupo a través del valor que posee, y que se manifiesta a partir del significado y de las formas que se considerarán para comunicarlo; ante lo cual, independientemente de respetarlo o no la comunidad actúa con premios o sanciones.

            Por otro lado, ciertos significados cumplirían la función de demostrar que la vestimenta es capaz de distinguirse y circunscribirse recíprocamente por medio de las formas o modalidades de utilizarla, lo que sin duda otorga los lineamientos al comportamiento social de los individuos [12] , dentro del cual también se incluyen los tocados, peinados, cortes de pelo, gorros y sombreros ya que forman parte del conjunto total denominado vestimenta. [13] Los atuendos, entendidos como elementos que constituyen un todo, se aprecian y perciben en un plano que está más allá de lo funcional o de lo práctico. Los convencionalismos que generan la funcionalidad significante da vigencia a la vestimenta y representa roles o significados interdependientes entre sí. De esta forma, los individuos portan signos que los identifican con la finalidad de hacer notar su presencia ante los demás miembros (adornos); para mostrar el rango o prestigio social y/o económico que se posee; o bien señalar la actividad laboral que desempeñan u origen étnico, como también demostrar el grado de acercamiento que puede tener un individuo con las divinidades. En definitiva, todo ello constituye distintas categorías codificadas que son entendidas por los miembros de cada grupo que participan dentro de la cultura.

            La indumentaria permite que los individuos que forman parte de un mismos grupo puedan entre sí distinguirse política y socialmente de otros. Con ello se aprecia que la vestimenta posee códigos que identifican estas diferencias, y nos muestra la diversidad de atuendos que se emplean dentro de una comunidad que muchas veces habita un mismo territorio, en una región dada. En la determinación del material de confección de la indumentaria ciertamente están operando aspectos funcionales que se generan a partir de constantes tales como el medio ambiente y las condiciones climáticas; sin embargo el uso o no de ellas dependerá fundamentalmente de las condicionantes culturales (normas y costumbres), e ideológicas (tradiciones y creencias) de cada pueblo.

GORROS, TRAJES Y ATUENDOS EN EL DISCURSO DE GARCILASO DE LA VEGA, EL INCA, EN LOS COMENTARIOS REALES SOBRE LOS INCAS

            Uno de los elementos que se comienza a buscar es lo andino, que aquí se ha circunscrito como categoría de análisis. Sin embargo, uno percibe de alguna manera que las categorías bajo las cuales se estructura el discurso es el de la diferenciación. Esa búsqueda de las diferencias u oposiciones, es la que nos permite distinguir ciertas características que al parecer son propias del mundo andino.

            Uno de los primeros elementos recurrentes en el relato de Garcilaso son las insignias, que son considerados elementos que distinguen o diferencian a unos individuos de otros; al respecto el mestizo sostiene: "...El inca Manco Cápac en el beneficio de sus vasallos y habiendo esperimentado la fidelidad dellos, el amor y respecto con que le servían, la adoración que le hacían, quiso por obligarles más, ennoblecerlos con nombres e insignias de la que el inca traía en su cabeza, y esto fue después de haberles persuadido que era hijo del sol para los que tuviesen en más. Para lo cual es de saber que el inca Manco Cápac, y después sus descendientes a imitación suya andaban tresquilados y no traían más de un dedo de cabello....Traían los incas en la cabeza, por tocado, una trenza que llaman "llautu". Hacíanlas de muchas colores y del ancho de un dedo y poco menos gruesa. Estas trenzas rodeaban a la cabeza y daban cuatro o cinco vueltas y quedaba como una guirnalda. Estas tres divisas, que son el llautu, y el tresquilarse, y traer las orejas horadadas, eran las principales que el inca Manco Cápac traía..." [14] . Claramente el patrón opera en el plano de establecer diferencias entre ambos grupos con el objetivo de identificar las semejanzas entre el Inca y los miembros de la comunidad que visitaba. Desde el punto de vista funcional, ello se materializa en la igualdad de condición con él que les otorgaba el Inca, lo que implicaba tener las tres divisas bien marcadas, dándole así una condición de igualdad solamente al permitir a los demás usarlas, marcando la diferencia en torno a los colores y tamaños de los distintivos. " El primer privilegio que el inca dio a sus vasallos fue mandarles que a imitación suya trujesen todos en común la trenza en la cabeza, empero que no fuese de todas los colores, como la que el Inca traía, sino de un solo color y que fuese negro. Habiendo un tiempo en medio, les hizo gracia de la otra divisa, que ellos tuvieron por más que favorecerle y fue mandarles que anduviesen tresquilados, empero con la diferencia de unos vasallos y de todos ellos al Inca, por que no hubiese confusión en la división que mandaba hacer de cada provincia y de cada nación, ni se semejasen tanto al Inca que no hubiese mucha disparidad de él a ellos; y así mandó que unos trujesen una coleta de la manera de un bonete de orejas, esto es abierto por la frente hasta las sienes, y que por los lados llegase el cabello hasta lo último de las orejas. A otros mandó que trujesen la coleta a media oreja y otros más corta, empero que nadie llegase a traer el cabello tan corto como el Inca. Y es de advertir que todos estos indios principalmente los Incas, tenían cuidado de no dejar crecer el cabello, sino que lo traían siempre en un largo, por no parecer unos días de una divisa y otros días de otra. Tan nivelados como esto andaban todos ellos en lo que tocaba a las divisas y diferencias de las cabezas, por que cada región se preciaba de la suya y más desta que fueron dadas por la mano del Inca." [15] . En consecuencia es posible que el tresquilarse, horadarse las orejas, y llevar llautu sean elementos de distinción. Por lo tanto, es factible asumir que bajo la categoría de la diferenciación el análisis nos lleve a encontrar la identidad. En ese sentido el atuendo en la cabeza puede estar funcionando como elemento de distinción social dentro de un mismo grupo étnico, como también en relación a los demás grupos que comparten el territorio. Sin embargo, ello no significa de ninguna manera que estén ocupando sólo un área geográfica, ya que existe la posibilidad de que un mismo grupo utilice distintos hábitat.

            Lo anterior se puede reforzar si identificamos las valoraciones existentes en el discurso en torno a la vestimenta. Al respecto, la crónica señala:"El vestir, por su indecencia era más para callar y encubrir que para lo decir y mostrar pintado ... vestíanse los indios de aquella primera edad como animales, porque no traían más ropa que la piel que la naturaleza les dio, por curiosidad o gala, traían ceñido al cuerpo un hilo grueso, y les parecía que les bastaba par vestidura.... Las mujeres andaban al mismo traje, en cueros; las casadas traían un hilo ceñido al cuerpo, del cual traían colgando, como delantal, un trapillo de algodón de una vara de cuadro, y donde no sabían o querían tejer ni hilar, lo traían de corteza de árboles o de sus hojas, el cual servía de cobertura por la honestidad. Las doncellas traían también por la pretina ceñido un hilo sobre sus carnes y en lugar de delantal y en señal de que eran doncellas traían otra cosa diferente....Baste que éste era el traje y vestido en las tierras calientes ... En las tierras frías andaban más honestamente cubiertos, no por guarda honestidad sino por la necesidad que el frío les causaba. Cubríanse con pieles de animales y maneras de cubija que hacían del cáñamo silvestre y de una paja blanda, larga y suave que se cría en los campos ... En otras naciones ... traían mantas hiladas y peor tejidas, de lana o de cáñamo silvestre que llaman cháuar, traíanlas prendidas al cuello y ceñidas al cuerpo, con las cuales andaban cubiertos bastantemente." [16] .

            Es notable la claridad con que el autor establece una analogía temporal y espacial. En ella hombres vestidos - hombres desnudos constituyen una dualidad espacial, donde los hombres que habitaban las tierras calientes se semejaban bastante a la forma de vida de todo el mundo antes de la llegada de los incas. Por lo tanto, el hecho de ocupar los textiles implicaba un estado cultural mayor, si consideramos la variable sincrónica que está presente en el relato. Desde el dominio incaico en adelante la diferencia de la vestimenta opera claramente entre lo tejido con lana y lo tejido con fibra vegetal siendo en ambos casos el material con que se confecciona el elemento valorado por la sociedad. En consecuencia la valoración del período y la vestimenta son patrones que identifican a los individuos dentro del grupo y los diferencia de otros. De la misma forma, los diversos elementos empleados en la vestimenta por la mujer identifican una diferencia de género. Así  mujeres solteras - mujeres casadas se distinguían visualmente entre sí, adquiriendo un valor social distinto en torno a sus roles y status. En consecuencia nos encontramos con realidades donde aparecen claras oposiciones como vestido - no vestido, color - colores, tejido de lana - tejido vegetal, civilizado - no civilizado, y por lo tanto su uso estaría planteando que a través de la diferenciación de ella encontraremos aspectos de identidad que aparentemente son heterogéneos.

            La tónica generalizada dentro del discurso es que permanentemente se está haciendo la asociación de los tejidos dentro de un significado cromático. Así, los tejidos y los colores surgen como dos elementos que poseen una significado en sí mismo. Por lo tanto, tenemos que el vestido y el traje nos permiten distinguir una posición social determinada cuando está acompañado de un gorro o un atuendo, enunciando claramente su diferencia o igualdad jerárquica a través del uso de un color específico, la forma o su tamaño. Sin embargo, cuando el vestido se toma aisladamente es vinculado con el lugar de procedencia de las personas. Pero surge la pregunta. ¿Traje, vestido y ropa significan lo mismo? A la luz de los diccionarios de la época, pareciera ser así. Con los tocados surge algo distinto, ya que funcionan en un mismo contexto, y es el mismo Garcilaso el que plantea que el llautu y el tresquilarse están funcionando como elementos que permiten identificar a los demás grupos con el Inca, y por lo tanto identifican a esos individuos dentro del grupo que forma parte del Tawantinsuyu adscribiendo cierta autoridad que es localmente similar a la del Inca. El tejido permite asociar a los gorros como elementos distintivos dentro de su comunidad revistiendo de una cierta autoridad a quien lo usa. Mención aparte merece la importancia que tiene para el cronista la ubicación en las partes superiores del cuerpo ciertas prendas, lo cual permite pensar en la posibilidad de que tanto la forma que poseen, su confección y su ubicación en el cuerpo, pueden estar demostrando un funcionamiento estructurado por la sociedad, ya que les permite asignar y valorar ciertas características de status social. Por otra parte, los colores que se señalan también están distinguiendo a los habitantes pertenecientes al Tawantinsuyu.

            Entonces, ¿en qué contextos discursivos aparecen los enunciados sobre los gorros y tocados en general?. Los enunciados estarían funcionando dentro de un contexto socio - político y económico en el que Garcilaso enuncia una estructura social basada en el uso o no de las prendas, elementos que sin duda permiten vincularlas con las demás categorías de análisis, teniendo como campo fundamental de funcionamiento el vestido, en el cual se reconocen forma, color, textura y tamaño. Da la impresión de que la discursividad estaría manifestándose comparativamente en base a una categorización temporal - espacial del funcionamiento que existe en los trajes y los atuendos, debido a que permanentemente surge la comparación entre el período pre-inka e inka. Entonces, ¿Dónde está lo andino si es que está y en que se diferencia de lo hispano?. Es posible de que sí exista un discurso andino cuando se detallan las características que tienen los tocados, los trajes y los colores, y la función que cumplen a pesar de estar interpretada en base a la estructura del pensamiento español. En cambio lo hispano aflora cuando no explica el funcionamiento de los trajes, debido a que el contexto de funcionamiento es considerado pecaminoso; además de la excesiva terminología peninsular apreciada en términos como divisa, trujesen y bárbaro, entre otras. Por lo tanto, el relato hispano que mantiene Garcilaso se caracteriza por matices y estructuras explicativas del funcionamiento de la orgánica misma de los incas, desde la perspectiva peninsular. En cambio el relato andino es descriptivo ya que da a conocer la terminología que los indígenas ocupaban para nombrar sus vestimentas, como también en el contexto que ellos estaban funcionando. Aunque escueto el comentario sobre el vestido, éste nunca emerge sin antes señalar la diferenciación temporal entre el período anterior a la llegada incaica y posterior a ella, lo que demuestra la sobrevaloración que el cronista le da a la étnia incaica como agente civilizador.

            La conclusión preliminar que se puede obtener respecto a ésta crónica es que la cultura incaica formó y creó sus propios mecanismos de diferenciación, ya sea para identificarse al interior del propio grupo incaico, como para diferenciarse de los demás grupos, estén o no dentro de sus dominios asignándoles a los pueblos dominados elementos similares a ellos en el vestir. Asimismo, cada étnia formó sus propios mecanismos de identidad para distinguirse internamente como también para diferenciarse de los incas, a pesar de estar en sus dominios. A partir de ello, el uso de los objetos, independientemente de la vestimenta, debería permitir identificar a individuos dentro de un grupo, como también asociar a éstos grupos con los demás que forman parte del Tawantinsuyu.

            Por otra parte, dentro de cada grupo étnico existen autoridades que son distinguidas a partir del uso de los colores y de los objetos, siendo esto fundamental para reconocerse al interior y exterior de cada pueblo, ya sea que pertenezcan al Tawantinsuyu o no. Así también estos pueblos poseen una cierta jerarquía, y por lo tanto un poder, el que se diferencia cualitativamente en que uno es adscrito (Inca) y el otro adquirido (Kuraka), a pesar de tener mecanismos de sucesión conformados en forma parecida, uno difiere del otro por que al del Inca no pertenece nadie más que él y su familia, y por lo tanto el Kuraka no pertenece al linaje del inca, lo que hace que su jerarquía sea menor al tener un poder adquirido. Aparentemente pareciera que hay una asociación entre la autoridad que reviste tanto el Kuraka como el Inca, a través de signos o signaturas en el discurso de Garcilaso. ¿Cuándo habla de insignias, es lo que nosotros entendemos por signo?. ¿Podemos ocupar indistintamente los términos signos y símbolos? ¿Funcionan de igual forma en distintos contextos o bien funcionan distintos en un mismo contexto?. Es posible que aquí nos encontremos con un término muy complejo en cuanto a su funcionamiento. A la luz de la lectura es factible que el signo deje de ser tal, cuando se vincula a una jerarquía. Explicado de otra manera, se puede sostener que los mecanismos de diferenciación operan dentro de un campo connotativo teniéndo la función de distinguir a las distintas comunidades. De esta manera por medio de los signos se estaría  identificando el lugar de procedencia de los grupos o comunidades. Por otra parte, pareciera ser que al interior de una comunidad los signos son utilizados para distinguir linajes a los cuales están adscritos los individuos, razón por la cual sus integrantes deben ocupar los signos de la comunidad que los identifiquen con sus propios linajes. Así mismo dentro del linaje existen individuos que poseen autoridad, los cuales se distinguen por los signos que utilizan. Sin embargo, en este caso el signo deja de ser signo para los miembros de la comunidad y pasaría a ser símbolo, ya que ese objeto, forma y color que se asocia con la autoridad sólo es usado por un individuo dentro del linaje, operando por tanto en un campo denotativo de la comunidad y no connotativo. Por consiguiente, Garcilaso estaría distinguiendo a estos sujetos bajo un elemento distintivo eminentemente andino y no hispánico, dada la diversidad de identidades que existen en un mismo plano.

GORROS, TRAJES Y ATUENDOS EN EL DISCURSO DE PEDRO PIZARRO EN RELACIÓN DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DE LOS REINOS DEL PERÚ

            En esta crónica los grupos humanos son caracterizados en función de las áreas geográficas que habitan, permitiendo entender que es un discurso eminentemente descriptivo de las formas, costumbres y hábitos de los indígenas. Por otra parte, cada una de sus descripciones permite comprender los contextos en los cuales se está asociando un objeto, sustancia o forma, dando a conocer los distintos análisis que se podrían implementar para realizar un estudio acabado.

            Aunque confundido, Pizarro busca discriminar entre los distintos pueblos que coexistían con los incas, siendo difícil comprender en sus descripciones a que tipo de indígenas se está refiriendo, si al indígena común o al de una casta dirigente. Al referirse a un grupo el cronista señala: "Esta gente de esta isla y los de Puerto Viexo y de Túmbez traen un traxe que es unos çedaçillos en la caueça; los prinçipales e yndios de caudal traen unos çintos texidos de chaquira de oro y plata, de anchor de quatro dedos y más çeñidos a rraiz de las carnes, junto a las caderas, que les çiñe todo el cuerpo; traen la bestidura ençima que lo tapa; las mugeres traen lo mesmo algunas, y las mugeres asímismo lo traen en las muñecas de los braços y en las piernas, arriua de los tobillos. Tienen éstos maíz, frisoles, pescado, y otras legumbres para comer; no tienen ouexas, ni se hallaron hasta Túmbez más de lo que tengo dicho. Esta xente de la isla y de Túmbez era gente belicosa en la guerra, y traían cortado el cabello baxo un poco de la oreja...." [17] . En la cita es notable la descripción que tienen los atuendos y los símbolos empleados por estos pueblos. De alguna manera se perfilan funciones que ya nos son familiares. En este sentido surge la pregunta. ¿Quienes utilizan estos cintos tejidos que denomina traje?. ¿Qué está entendiendo Pizarro por traje?. ¿En que contextos funciona el traje, y cual es su objetivo como elemento de representación?.

            Al referirse a los indios tallanos, Pizarro señala: "Estos tallanos traen unas camisetas y mantas de algodón labradas de algunas labores con lana; traen unos rreuoços alrrededor de la caueça que les dá buelta deuajo de la barua, con unos rrapaçexos que les llega hasta la garganta y el pecho; tienen ellas horadados los labios junto a la barua y metidos en los aguxeros unas puntas de oro y plata rredonda; quítanselas y pónenenselas, cuando quieren...." [18] . Aquí ya observamos diferencias entre unos y otros. Por otro lado, el mismo describe que el indio Challicuchima, principal de Xauxa, se caracterizaba por ocupar  "...en la cauexa unos llautos, que son unas trenças hechas de lana de colores, de grosor de un medio dedo, y de anchor de uno, que son unas trenças como digo, hecho una manera de corona, y no con puntas, sino rredonda, de anchor de una mano, que encaxaua en la çaueça; y en la frente una borla cosida en este llauto, de anchor de una mano, poco más, de lana muy fina de grana, cortada muy ygual, metida por unos cañutos de oro, muy subtilmente hasta la mitad; esta lana hera hilada, y de los cañutos parauajo destorçida, que era lo que caya en la frente que los cañutillos de oro hera quanto tomaban todo el llauto. Cayale esta borla hasta ençima de las cexas, de un dedo de grosor, que le tomaba toda la frente. Todos estos señores andauan tresquilados, y los orexones como a sobrepeine. Vestían rropa muy delgada y muy blanda, ellos y sus hermanas que tenían por mugeres, y sus deudos/orexones prinçipales, que se la dauan los señores. Todos los demás bestían rropa basta." [19] . Dado este contexto el patrón diferenciador es lo más usado en el discurso de Pizarro. Sin embargo, al revisar su relato no podemos dejar de considerar en nuestro análisis que él se emplazó en el Cuzco y en Arequipa, lo que hace que su discurso se base en analogías tomando como referencia a los incas del Cuzco, por lo cual sus descripciones poseen un carácter eminentemente Cuzcocéntrico. De esta forma las características que son enunciadas en el relato permite identificar a los grupos dentro de sí mismo y vincularlos con un tipo de signatura; todo sin embargo a partir de la vestimenta utilizada por los Incas del Cuzco. Con todo, es notable que cada descripción de Pizarro vaya acompañada siempre de una situación particular que se antepone a las funciones que estos atuendos poseen.

            Al identificar a cada grupo el autor localiza por provincia, entendiendo por tal su hábitat o el lugar de emplazamiento. Sin embargo, se relaciona con la situación organizacional del Tawantinsuyu a partir del Cuzco, lo que nos hace pensar que su descripción está preconcebida por cánones que no necesariamente deben o tienen que funcionar así en las demás provincias sometidas por los incas. A ello se suma claramente el desconocimiento que tienen los españoles respecto a la organización territorial de los incas, lo que lo lleva a articular lo que observa en función de la orgánica interna en la cual funcionaba la sociedad española del siglo XVI. Todo esto hace que su descripción asuma la condición de supuesto. Lo anterior se puede constatar en las descripciones que hace de los demás pueblos que él visitó. Al respecto señala: " Y estos naturales de Cajamarca y Huamachuca y sus comarcas es xente dispuesta; tryan los cauellos largos y en la caueça una madexas de una colorada alrrededor;......Pues pasados de aquí fuimos por nuestras xornadas hasta Guailas; hera xente muy çuçia, por que se dezia de ellos que comían la simiente que la muger echaua quando se ayuntauan con ello. Esta xente es así dispuesta:/ trayan también el cauello largo y unos rrodetes en las caueças, que llaman pillos y una hondas muy blancas alrrededor. Yde aqui pasamos a los Atauillos, Tarma y Bonbón, que es otra provincia. Traen éstos unas toquillas pintadas de amarillo y colorado. De aquí pasamos a Xauxa.....Estos naturales de Xauxa son dos parçialidades: unos que se llaman xauxas, y otros guancas. Todos ellos traen los cauellos largos, y una manera de coronas en la caueça, cortado el cabello. Los xauxas traen unas faxas coloradas alrrededor de las caueças,de anchor de una mano; los guancas las traen negras. Su habla es la común,/ que llaman quechuasimi, ques la lengua quel señor mandaua se hablase generalmente, porque cada provinçia por si tenía lengua diferente, y las de los señores e orexones hera la mas escura de todas.....Y a un lado más auaxo de esta provinçia caen los chachapoyas: esta es xente de guerra; traen las caueças tresqiladas a partes; dizen que heran ladrones; las mugeres de estos son en común hermosas...." [20] . Con motivo de ceremonias que realizaban los indígenas del Cuzco a sus difuntos Pizarro describe: "...Asimismo sacauan un bulto pequeño, tapado, que dezian que era el sol, lleuándolo un yndio que ellos tenían como a çaçerdote, con una camiseta: llegáuale más auaxo dela espinilla, con unos fluecos a manera de rrapaçexos, de anchor de una mano, guarneçida toda alrrededor. Los fluecos heran enteros, no cortados. Yuan /otros dos que ellos llamauan asimismo como al primero, guardadores del sol: lleuauan estos dos cada uno una asta en la mano, poco mayor que la de alabarda, y en ellas engastodas unas porras u hachas de oro; lleuáuanlas cubiertas con unas fundas hechas de lana, como manga, que la tapauan toda, y caya hasta auaxo. Yuan astas guarneçdas todas alrrededor con una çinta de oro. Dezían estos yndios que heran las armas del sol..." [21] . Aquí ya se aprecia una mayor especificación en cuanto al uso de detreminadas prendas en el rito de adoración a los muertos. Sin embargo, ¿qué funciones cumple la vestimenta en el rito de los muertos para la sociedad?. Aparentemente Pizarro articula una creencia que podríamos denominar de perpetuidad, con lo que las tradiciones están circunscritas dentro de un contexto funcional a la necesidad de preservar el respeto e invocación a los muertos con el fin de obtener la protección y el beneficio de ellos, con lo que las tradiciones hacen mantener viva las creencias. Ahora el atuendo o la ornamentación con que éstas figurillas están exhibidas denotan una percepción en cuanto al orden interno significante que tiene para la comunidad, como también las formas de expresar la devoción al culto mortuorio. Sin duda con esto nos vamos encontrando con una serie de elementos que se vinculan directamente con nuestro estudio, a través del problema de la valorización del rito como elementos de expresión en una comunidad, en la que los atuendos, trajes y demás elementos aportan una serie de informaciones que deberían reflejar su condición funcional en un contexto ritual. Entonces encontramos que los trajes funcionan como elementos de representación de una tradición, debido a lo cual pasa a formar parte de una creencia, constituyendose en reforzadores de la tradición, llevando el contexto de una situación secuencial a una atemporal o diacrónica. En este sentido los factores que inducen a esa condición en el rito no están presentes en el relato de Pizarro, pero no podemos dejar de reconocer que en él existe una configuración descriptiva histórica que requiere ser articulada de forma distinta.

            Después de alterar el discurso que había mantenido con la descripción de los ritos a los muertos en el Cuzco, Pizarro retoma su relato sobre la descripción de los indígenas señalando: "Estos yndios de estas provinçias del Collao es gente çuçia; tocan en muchos pecados abobinables; andauan muchos varones en ábito de mugeres \ usando mal y en muchas ydolatrías; estos bisten rropa de lana basta. Traen los cauellos largos y encriznejados los varones y mugeres. Los de la una parte de la laguna traen unos bonetones en la caueça, de altor de más de un palmo, tan ancho de arriba como de auaxo; los de la otra parte traen los bonetones de arriua angostos y de auajo anchos, como morterete, de lana negra. Otros que confinan con estos, que se llaman carangas y aullagas y quillacas, traen estos labores de lana de colores. Los charcas, que están más adelante, traen los cauellos hechos crisnexas y unas rrededcillas alrrededor de las caueças, de unos cordones de lana colorada, con un cordón de lo mismo que les baxa por deuajo de la barua asido a la rredecilla....Los naturales deste rreyno heran conocidos en los traxes,\porque cada provinçia lo traya diferente de la otra y tenía por afrenta traer trage ageno." [22] . En torno a los Yungas describe: "Éstos Yungas visten todos rropa delgada de algodón, ansí hombres como mugeres, y algunas de ellas rrebueltos a la caueça y unas hondas alrrededor della." [23] . Con ello identificamos los patrones recurrentes de las descripciones llevándonos a perfilar las misma articulaciones discursivas que hemos venido analizando. Por tanto, ¿en cuales contextos discursivos aparecen los atuendos?. Fundamentalmente en un contexto social y espacial que establece diferencias entre los grupos a partir de la territorialidad, donde las distintas prendas de vestir identifican y distinguen a sus miembros de otros. ¿Hay un discurso andino en esta crónica?. Aparentemente no aparece el discurso andino o bien no lo identificamos. ¿Entonces dónde está lo hispano?. Lo hispano radicaría en un concepto ideológico bajo el cual se describe el mundo incaico a partir de las analogías que están presentes en términos de la asociación que hace de los distintos símbolos con la estructura social peninsular de la época. Por otro lado, la valoración de las creencias y tradiciones indígenas tiende a darse recurrentemente en forma de rechazo o de valoración negativa debido a prejuicios claramente peninsulares.

           

VESTIDOS, TRAJES Y ATUENDOS EN LA RELACIÓN DE ANTIGÜEDADES DESTE REYNO DEL PIRU, DE JOAN DE SANTA CRUZ PACHACUTI

            Santa Cruz Pachacuti también describe la vestimenta de los Incas. Sin embargo tales descripciones las hace con un marcado pensamiento peninsular, tal vez comparable con el de Pizarro. El relato está estructurado en términos comparativos, con una asombrosa similitud a Garcilaso en términos de la sobrevaloración que hace de la étnia incaica. De acuerdo a ello resalta la forma de vida que se tenía  bajo el dominio del Tawantinsuyu y como era antes de su llegada, lo que se detalla ampliamente a lo largo de la descripción que hace de los orígenes de los incas. Esto siempre está acompañado de algún grado de mística que se presenta recurrentemente cuando hace referencia a las conquistas de los Incas con las venturas y desventuras que ello implicó. Sin embargo, en el relato de Santa Cruz Pachacuti, los espacios geográficos no aparecen como elementos que se asocien con la vestimenta.

            Así también, muestra una marcada tendencia a resaltar la persona del Inca y las formas de sucesión. No obstante ello, denota en todo ello una marcada concepción cristiana occidental. Al respecto el propio Santa Cruz señala: " Y passado algunos años, despues de aberlo ydo y echado a los demonios happiñuños y achacallas desta tierra, an llegado entonçes a estas provincias y reynos del Tabantinsuyo un hombre barbudo, mediano de cuerpo y con cabellos largos y camissas algo largas, y dizen que era ya hombre passado, más de moço, que tayeya las canas, y <era flaco> el qual andaba con su bordón y era que enseñaba a los naturales, con gran amor, llamándoles a todos hijos y hijas. el qual no fueron oydos ni hecho casso de los naturales, y quando andaba por todas las provincias an hecho muchos milagros etc. bisibles, solamente con tocar a los emfermos los sanaban" [24] . Sutil descripción de la vestimenta, que nos muestra sólo el tipo de ropa pero no el material, así también el cabello largo y la barba es una forma que demuestra un estado asociado a la condición sobrenatural de una persona. Esta condición y las características del hombre no nos puede dejar de sugerir pensar en la figura de Cristo. Aunque de forma ladina el cronista señala: "Este barón llamado Thonapa dizen que andubo por todas aquellas provincias de los Collasuyos predicándoles sin descamsar hasta que un día entraron en el pueblo de Yamque Supa, pueblo prinçipal de donde fueron echados el barón con gran gran afrenta y vituperio, el qual dizen que muchas vezes dormían en el campo sin otra rropa más de que trayeya, camissa larga y manta y libro." [25] , más adelante continúa "... este barón dizen que andando predicando llegó a los Andes de Carabaya y en ella se hizo una cruz muy grande y los trajo por sus ombros asta ponerles en un çerro de Cara Pucu en donde los predicó dando grandes bozes, echando lagrimas, y en ella una hija de un caçique de aquella probinçia. Dizen que fueron echados en la cabeça con agua y los yndios biendo aquella manera se entendieron que lababa la cabeça, y así los tresquiló después que fue preso el Tunapa a buen rrecaudo junto en la laguna grande de Cara Puco". [26] Más allá de una interpretación sustentada en el cristianismo, se aprecia que existe una diferencia sustancial entre ambos grupos, que se manifiesta en el corte de pelo, donde aquellos que lo tienen largo no estarían perteneciendo al grupo del Tunapa. Por lo tanto en ello habría un aspecto cronológico y espacial en términos de lo que existió antes y después del Tunapa. Por otra parte, no podemos dejar de señalar que tiende a establecer las diferencias entre los incas y las demás étnias a partir de la vestimenta o el uso o no de determinadas prendas.

            De lo anterior se infiere claramente una tendencia a distinguir a un grupo de otro en base a elementos que son confeccionados para ser utilizados en el cuerpo, con lo cual se conjugan tres elementos dentro de la distinción. El primero es el cuerpo el cual se asocia, en términos del pensamiento, a un estado original base o plataforma de una evolución que se manifiesta con las modificaciones de la forma natural de algunas partes del cuerpo, o bien  de la ornamentación que va teniendo. El segundo, es la prenda en sí en cuanto a su forma, color y lugar del cuerpo en que va a ser utilizada. Tercero, el material con que se confecciona una prenda determinada. A partir de estos elementos es que se estructura la diferenciación entre miembros de una comunidad que está dentro del dominio incaico, como también con aquellos que pertenecen a grupos no dominados. En base a ello se está permanentemente asociando el uso de una vestimenta determinada para establecer el lugar de procedencia de los distintos pueblos. Santa Cruz al hablar sobre Manco Capac señala: "y assi <mando> que los bestidos y traxes de cada pueblo fuesesn defirentes, como en hablar, para conoçer porque en este tiempo no echavan de ver y conosçer a los yndios qué nación o qué pueblo eran y para qué más sean conoçidos los mandó que cada povincia y cada pueblo se escogiese o hiziesen de donde desçendieron o de donde venieron." [27]   Posteriormente señala:"la caussa de pacarinim. fue el Pacaritambo para que todas las provincias y naturales dixiesen: << pacariscanchic, llucssiscanchic>> o <<machunchicpa pacariscan>>, pues la caussa prinçipal que hizo enbentar el pacarinim fue como muchas veses al ynga Manco Capac que no los conocía ni se echavan de ver qué pueblo eran, pues sólo para conoçer a los yndios en traxes los abía imbentado a los lugares ya dichos. Por los yndios este mismo ynga los había mandado que ataran las cabeças de las criaturas para que sean simples y sin ánimo, porque como lo yndios de gran cabeça y redonda suelen ser atrebidos, para cualquier cossa mayormente son inobedientes. Y assi  tubo por su hijo ligítimo a Sin <chi> Ruca Ynga, el qual eredó todo el estado de su padre, y los hijos menores, assi naturales y bastardos, por ser menores se llamaron Chima Panaca Ayllo. Este Çinchi Ruca Ynga començo a governar todo el señorío de su padre, el qual fue gran amigo de chacras y de hazer ropa." [28]

            No obstante lo anterior, las diferencias establecidas también se asocian con las funciones que cumplen o deben cumplir socialmente algunos individuos en beneficio de la comunidad: " Y después desto en la visita que hizo  Itanpanacu de la gente uvo muchísimo moços de diez y çiete o diez y ocho años para meter en el número de los barones y soldados, y los acordaron para dar calçones blancos.....Estos pajaros y abez y otras cosas ya declarados los avían mandado poner para que aquellos moços y mançebos alcançaran y trujeran sólo para conoçer la calidad e ligeresa y cobardía etc., para darlos de las ligeresas galardón de guarachicuy con pampanillas de oro y plata y ccamantiras(*), y a los cobardes con calçon de negro etc. Y así después de aberlos mandado rrepartir los calçones, los mandaba dar bestidos por sus órdenes y luego les hazían sentar con los demás ombres para que deste entonçes se llamasen ombres, y assi sus padres y madres de los  dichos moços benían con muchos presentes en rreconoçimiento de las buenas obras. Y assí en dicho Manco Capac, en biendo tan contentos a sus padres de los dichos mançebos, les mandava dar comoda y bebida muy abastadamente para que después se quedarán obligados de ser su basallo y de su hijo Sinche Roca. Y luego tras desto le mandó que las hijas y moças de diez y seis años se peinaran sus cabellos, echando sus binchas, esto se llama <qui> cuchicui>> (*1)." [29]

            Con posterioridad a la muerte de Manco Capac, y después de la administración de Sinchi Ruca, cuenta Santa Cruz que se generaron otros distintivos: "...y los abía dejado por su eredero al dicho Ynga Lluque Yupangui, el qual dizen que fue muy ayunador, que no abía querido conoçer mugeres hasta que fuese muy biejo. Este abía prohebido las fornicaçiones y de las borracheras, y disen que fue gran trabajador de chacaras....Y dizen que también ordenó que todos los hombres de su señorío los pelasen las barbas y que fuesen como el lampiño. Y también los abía mandado que todas las naçiones a él sujectas los atasen las cabeças <de la criaturas>> para que sean largos y quebrantados de frente, para que fuesen obedientes..." [30] . Hasta aquí solamente la crónica nos ha señalado las características que tenía la vestimenta y en algunos casos se deja entrever el contexto en el cual estaban funcionando. Sin embargo, existen otros atuendo que se mencionan en los documentos y que se señalan con posterioridad, curiosamente cuando resurge un interés en los incas por expandir aún más sus fronteras. Al referirse al inca Ybar Auca señala: " dizen que  al cabo de vejez se aplicó a las armas para la conquista para las conquistas y entonçes los manda hazer bestidos de plumería de todas maneras y muchas pura puras de plata y oro y cobre para los soldados, para poner en los pechos y espalda para que las flechas y lanças no los hiziesen daño en los cuerpos, y todas estas los repartieron a los capitanes y soldados." [31]

            En consecuencia, se aprecia en el relato una tendencia clara a establecer diferencias a partir de los vestidos, pero no siempre en función del lugar de procedencia de los individuos. Así también identifica claramente las tradiciones y costumbres propias de los grupo sin que podamos apreciar si son o no compartidas por los incas. Por otra parte, se tiende a asociar la vestimenta con las funciones que cumplen algunos individuos dentro de la comunidad, lo que indicaría una estratificación en base a las funciones que cumplen sus integrantes manifestándose a través del uso de determinada vestimenta. Así también la existencia de la vestimenta como elemento cultural incaico esta circunscrito en términos de la capacidad de anexar nuevos territorios, para lo cual se generan diversos mecanismos que permitan adoptar la vestimenta en aquellas comunidades que carecen de ella.

VESTIDOS, TRAJES Y ATUENDOS EN LA CRÓNICA DEL PERÚ DE PEDRO CIEZA DE LEÓN

            En la crónica de Pedro Cieza de León se aprecia una visión que no difiere radicalmente en comparación con las que ya hemos analizado. Sin embargo, nuevamente nos encontramos con que siempre antes de relatar las prendas de vestir hace necesariamente referencia a espacios geográficos, considerando para ello la actividad productiva del lugar, lo que es un elemento novedoso. Al referirse a los indios del actual Ecuador, Cieza de León señala: " Tienen mucha cantidad de algodón de que se hacen ropas para su vestir y para pagar sus tributos. Había en términos de esta ciudad de Quito gran cantidad deste ganado que nosotros llamamos ovejas, que más propiamente tiran a camellos...Hay también muchos venados y muy grande cantidad de conejos y perdices, tortolas, palomas y otras cazas....Otras muchas raíces y semillas hay sin estas; mas conociendo el provecho y utilidad del trigo y de la cebada muchos de los naturales subjetos a esta ciudad del Quito siembran de lo uno y de lo otro, y usan comer dello y hacen brebajes de la cebada. Y como dije arriba todos estos indios son dados a la labor, porque son grandes labradores, aunque en alguna provincias son diferentes de la otras naciones, como diré cuando pasare por ellos, porque las mujeres son las que labran los campos y benefician las tierras y mieses, y los maridos hilan y tejen y se ocupan en hacer ropa y se dan a otros oficios feminiles que debieron aprender de los ingas; porque yo he visto en pueblos de indios comarcanos al Cuzco, de la generación de los ingas, mientras las mujeres están arando, estar ellos hilando y aderezando sus armas y sus vestidos...." [32] . Por otra parte, la similitud que hemos identificado se aprecia en la tendencia a asociar la vestimenta con los espacios geográficos que habitaban los naturales, destacando en ellos el uso de algún objeto en la cabeza, el cual también podría indicar el rol social que cumplía una determinada persona en la comunidad según la vestimenta que llevaba, de acuerdo al sexo. De esta forma al relatar a los naturales de Panzaleos, el cronista explica: "Los naturales dél en algo de los comarcanos, especialmente en la ligadura en la cabeza; porque por ella son conocidos las linajes de los indios y la provincias donde son naturales....Andan vestidos con sus camisetas sin mangas ni collar no más que abiertas por los lados, por donde sacan los brazos, y por arriba, por donde asimismo sacan la cabeza, y con sus mantas largas de lana y algunas de algodón. Y desta ropa, la de los señores era muy prima y con colores muchas y muy perfectas. Por zapatos traen unas ojotas de una raíz o hierba que llaman cabuya, que echa unas pencas grandes, de las cuales salen unas hebras blancas, como de cañamo, muy recias y provechosas, y destas hacen sus ojotas o albarcas, que les sirven por zapatos, y por las cabezas traen puestos sus ramales. Las mujeres, alguna andan vestidas a uso del Cuzco, muy galanas, con una manta larga que las cubre desde el cuello hasta los pies, sin sacar más de los brazos, y por la cintura se la atan con uno que llaman chumbe, a manera de una reata galana y muy prima y algo más ancha. Con estas se atan y aprietan la cintura, y luego se ponen otra manta delgada, llamada líquida, que les cae por encima de los hombros y deciende hasta cubrir los pies. Tienen para prender esta mantas, unos alfileres de plata o de oro grandes, y al cabo algo anchos, que llaman topos. por la cabeza se ponen también una cinta no poca galana, que nombran vincha, y con sus ojotas en los pies andan. En fin el uso del vestir de las señoras del Cuzco ha sido el mejor y más galano y rico que hasta agora se ha visto en todas estas Indias. Los cabellos tienne gran cuidado de se los peinar, y traénlos muy largo...." [33] . Al mencionar a los indios que habitaban río Bamba señala: "Estos aposentos de Ríobamba ya tengo dicho cómo están en la provincia de los Puruaes, que es de los bien poblado de la comarca de la ciudad de Quito, y de buena gente; éstos andan vestidos, ellos y sus mujeres. Tienen las costumbres que usan sus comarcanos, y para ser conoscidos traen su ligadura en la cabeza, y en algunos o todos los más tienen los cabellos muy largos y se los estrechan bien menudamente; las mujeres hacen lo mismo...." [34]

             A partir de lo anterior las costumbres de los naturales parecieran estar vinculadas directamente con las actividades económicas que realizan, como también con determinado hábitat. En este último caso la vestimenta no necesariamente estaría respondiendo a la actividad económica. No deja de llamar la atención el interés que Cieza de León tiene de destacar a los distintos grupos a partir de la prenda que se ocupa en la cabeza: "Los naturales desta provincia, que han por nombre los cañares, como tengo dicho, son de buen cuerpo y de buenos rostros. Traen los cabellos muy largos, y con ellos dada una vuelta a la cabeza de tal manera, que con ella y con una corona que se pone redonda de palo, tan delgado como aro de cedazo, se ve claramente ser cañares, porque para ser conocidos traen esta señal. Sus mujeres, por el consiguiente, se precian de traer los cabellos largos y dar otra vuelta con ellos en la cabeza, de tal manera que son tan conoscidas como sus maridos. Andan vestidos de ropa de lana y de algodón, y en los pies traen ojotas, que son (como tengo otra vez dicho) a manera de albarcas. Las mujeres son alguna hermosas y no poco ardientes en lujuria, amigas  de españoles. Son estas mujeres para mucho trabajo, porque ellas son las que cavan las tierras y siembran los campos y cogen las sementeras, y muchos de sus maridos están en sus casa tejiendo y hilando y aderezando sus armas y ropa, y curando sus rostros y haciendo otros oficios afeminados". [35]

            Más adelante refiriéndose a la concurrencia de distintas comunidades al Cuzco, Cieza de León los identifica a partir de sus vestidos: "Cada uno de los naturales destas provincias y todos los más linajes de gentes que habitan en aquellas partes tienen una señal muy cierta y usada, por la cual en todos partes son conocidos. Estando yo en el Cuzco entraban de muchas partes gentes, y por las señales conocíamos que los unos eran canches y los otros cañas y los otros collas, y otros guancas y otros cañares y otros chachapoyas. Lo cual cierto fue galana invención para en tiempos de guerra no tenerse unos por otros, y para en tiempos de paz conocerse a sí propios entre muchos linajes de gentes que se congregaban por mandado de los señores y se juntaban para cosas tocantes a su servicio, siendo todos de una color y faiciones y aspectos, y sin barbas, y con un vestido, y usando por toda la tierra un solo lenguaje." [36] . De esta forma la vestimenta en alguna medida queda también circunscrita como parte del dominio incaico.

            Las característica físicas son también parte del relato de Cieza de León, según señaláramos anteriormente, lo que en nuestro entender pareciera estar asociado permanentemente como mecanismo diferenciador entre los grupos, operando - tal vez -, en el mismo plano que la vestimenta, ya que tiende a identificar a esas comunidades con costumbres incaicas. Al respecto el prosapio cronista al referirse a los habitantes de las antigua provincias de los guancavelicas, señala: "Solían ( según dicen ) sacarse tres dientes de lo superior de la boca y otros tres de lo inferior, como en lo de atrás apunté, y sacaban destos dientes los padres a los hijos cuando eran de muy tierna edad, y crían que en hacerlo no cometían maldad, antes lo tenían por servicio grato y muy apacible a sus dioses.." [37] Al relatar algunas costumbres de los carangas,  no podemos dejar de recordar el relato de Santa Cruz Pachacuti, al respecto Cieza de León menciona: " Los carangues y sus comarcanos son otro linaje de gente....En naciendo la criatura le abajaban la cabeza, y después la ponían entre dos tablas, liada de tal manera que cuando era de cuatro o cinco años le quedaban ancha o larga y sin colodrillo; y esto mucho lo hacen, y no contentándose con la cabeza que Dios les da..." [38] . Al escribir sobre los indios que habitaban la isla de la Puna cerca del puerto de Tumbez, señala con la misma minuciosidad las características físicas que estamos analizando: "Son de medianos cuerpos, morenos, andan vestidos con ropas de algodón ellos y sus mujeres, y traen grandes vueltas de chaquira en algunas partes del cuerpo, y pónense otras piezas de oro para mostrarse galanos." [39]

            Respecto a los naturales que habitaban los alrededores del actual Guayaquil y Puerto Viejo, escribe con más detalle sus vestimentas y adornos, "Los indios, con sus mujeres, andan vestidos con sus camisetas y algunos maures para cubrir sus vergüenzas. En las cabezas se ponen unas coronas de cuentas muy menudas, a quien llaman chaquiras, y algunas son de plata y otras de cuero de tigre o de león. El vestido que las mujeres usan es ponerse una manta de la cintura abajo, y otra que les cubre hasta los hombros, y traen los cabellos largos. en algunos de estos pueblos los caciques y principales se clavan los dientes con puntas de oro." [40] .

            Situación no distinta ocurre en la descripción que hace de las comunidades indígenas que habitan entre los antiguos territorios de Tamboblanco y la ciudad de San Miguel, el cual los vincula en alguna medida con los de Puerto Viejo y Guayaquil: "Los hombres desta comarca son de buen parecer, morenos; ellos y sus mujeres andan vestidos como aprendieron de los ingas, sus antiguos señores. En unas partes destas traen los cabellos demasiadamente largos, y en otros cortos, y en algunas trenzados muy menudamente. Barbas, si les nace algunas, se la pelan, y por maravilla vi en todas las tierras que anduve indio que las tuviese. Todos entienden la lengua general del Cuzco, sin la cual, usan sus lengua particulares, como ya he contado." [41]

            En consecuencia, identificamos que en el discurso de Cieza de León existe una marcada tendencia a identificar a los distintos pueblos en base a las características que tienen sus cuerpos, atuendos y material con que están confeccionados estos últimos. De esta forma tiende a asociar el espacio geográfico con las características culturales de los naturales, manifestadas en la vestimenta, atuendos o deformaciones físicas. De igual forma las costumbres que poseen se van vinculando con la actividad económica que realizan, dentro de lo cual ciertamente está contenida la vestimenta. No obstante ello, cada vez que la vestimenta es asociada a una actividad económica, no es vinculada por el cronista a los espacios geográficos de origen de los distintos pueblos, y viceversa.

            Por otra parte las deformaciones físicas que se presentan como elementos de diferenciación, funcionan en el mismo plano de la vestimenta, ya que ambos se circunscriben como elementos internalizados culturalmente con la llegada incaica. Finalmente es nuestro parecer que los elementos que aparecen adornando la cabeza de los individuos son elementos que permiten establecer el lugar de procedencia de los individuos, tanto en el plano de la identidad étnica, como también del lugar de procedencia que tienen entendido geográficamente.

CONCLUSIONES

            En términos generales se ha podido identificar e ir articulando diversos elementos que nos permiten llegar a encontrar la identidad. La identidad no es algo que está determinado por el espacio físico, tampoco está dado por el uso de una Lengua o no, sino que está en un conjunto de elementos que permiten identificar a un individuo de otro. La vestimenta, el tocado, son uno de ellos que, como se fue demostrando, permite reconocer a sus líderes, a los que se especializan en una actividad determinada, o bien los asocia a un linaje específico. Lo cierto es que no se puede asegurar que la vestimenta y los atuendos cumplan una sola función. Así por ejemplo el vestido que era ocupado por un linaje determinado con motivo de una celebración, en otra festividad los mismos participantes puede que empleen el mismo traje cambiando algún adorno que modifica su significado, por lo cual la identificación se nos hace difusa. Etnográficamente encontramos que en la actualidad sólo en determinadas fiestas religiosas se ocupan vestidos especiales. No obstante, para los pueblos prehispánicos toda situación ritual era importante y significativa, por lo que la vestimenta tenía que ser característica y representativa de la idea que trataba de expresar ese linaje o comunidad dentro de la celebración y fuera de ella.

            Por otro lado, los análisis expuestos, permiten apreciar una tendencia descriptiva del mundo incaico en los cronistas tratados. De esta forma se va dando a la crónica un matiz cargado de descripciones muchas veces aisladas que no molestan y  aceptamos buenamente. Sin embargo, es factible que los procesos bajo los cuales se vieron involucrados los españoles, determinaran su estructura visual permitiéndoles fijar su atención en algunos elementos más que en otros. Dentro de este contexto, podemos apreciar que los cuatro cronistas se preocuparon de describir los objetos que usan los incas en el cuerpo, situación que es recurrente al revisar a los pueblos no incas que tenían algún tipo de vínculo con el Tawantinsuyu. En estas descripciones primaban los elementos que utilizaban en la cabeza, razón por la que es posible pensar que la posición que ocupaba la vestimenta o adorno también pudiera tener un significado, o al menos complementarlo. Así mismo, algunas descripciones permiten vincular a los diferentes grupos étnicos a áreas geográficas distintas, por lo que la asociación a un ecosistema es fundamental en la concepción de la identidad, pero no determinante y tampoco el único elemento. Sin embargo, ello no significa que cada grupo humano esté definido en función del espacio geográfico si no que esos miembros de la comunidad se definen como étnia por lo que son y significan culturalmente como pueblo, y no por el lugar que habitan. Esto sin lugar a duda tiene relación debido fundamentalmente a que la principal característica de los pueblos andinos es su movilidad espacial la cual forma parte de su concepción territorial.

            Junto con ello, los elementos que se han presentado como distintivos entre grupos humanos, se caracterizan por localizarse desde la cabeza hacia arriba, ya que la información en torno al cuerpo y los vestidos no es tan abundante y mucho menos variada, al menos en Pizarro.

            Con Garcilaso existen mayores detalles, sin embargo, la diferenciación espacial, y las descripciones en torno a las cuales estarían funcionando los vestidos es muy escueta. Ahora bien, si asumimos que los aspectos que distinguen a los grupos funcionan desde la cabeza hacia arriba, existiría una estrecha relación entre la posición de los objetos y el valor asignado, el cual estaría articulándose en los diversos contenidos culturales que posee la étnia. De esta forma, la identidad se aproxima por intermedio de la vestimenta, atuendos o tocados por ser distintivo el objeto que portan en sus cabezas, ya que este hace una distinción tanto al interior de la étnia, en cuanto a su jerarquía, autoridad y grupo propiamente tal; como también externamente ya que permite reconocer a quienes no forman parte de la comuniadad asignándoles un significado que posiblemente sea el lugar de procedencia, sus vínculos con otras sociedades o bien su actividad económica. Sin embargo, la vestimenta, tocado o atuendo para cumplir esa función y tener significado debe estar asociado a otros elementos como cuerpo, vestimenta y posición en el cuerpo.

            De cualquier forma, los elementos de identidad están funcionando en la parte superior del cuerpo, y si bien no lo dicen todo al menos hemos logrado percibir que los patrones culturales operan dentro del grupo étnico en forma diferente. No obstante ello, es posible apreciar que dentro del contexto que se ha planteado podría existir una diferenciación entre los símbolos y los signo.

            Los signos aparentemente estarían operando en un campo connotativo de la étnia, bajo el cual los individuos se diferencian de otros. Sin embargo, esa diferencia puede estar dada por su lugar de origen, el linaje al que pertenecen o la actividad económica, entre otras,  pero de ninguna manera reviste autoridad por lo que cualquier grupo distingue a otro sin poder valorar el real significado del signo.

            Por otro lado, internamente se distinguen a las autoridades por medio de símbolos que permiten reconocer a una autoridad, por cuanto es una persona dentro del grupo la que lleva un distintivo que lo hace adquirir esa condición, funcionando en el campo denotativo de étnia. La estructura profunda de la comprensión étnica, podría radicar en los símbolos ya que éstos operan dentro de una categorización interna que sólo ellos conocen, en un concepto de autoridad o jerarquía, razón por la que es factible creer que es adecuado denominar símbolo. En consecuencia, los símbolos pueden ser insignias o distintivos que se vinculan con una autoridad revelando las categorías internas de la estructura organizacional de la cultura en la cual viven los individuos. En cambio los signos manifiestan diferencias dentro de la misma estructura, pero entre grupos, sin ir más allá, lo que creemos es propio de una étnia que posee individuos que participan dentro de una cultura. Ahora bien, si esto lo analizamos dentro de una categoría funcional, encontraremos que las signaturas como parte de la cultura y de un conjunto de caracteres posee, en palabras de Linton, una forma, uso, función, y significación o sentido.

            La forma la entendemos como "...la suma y orden de las pautas integrantes de su conducta; en otras palabras, como aquel aspecto del complejo cuyas expresiones pueden observarse directamente, y en consecuencia, transmitirse de una sociedad a otra....Así se suele hablar de forma de una ceremonia o de una técnica como algo que puede establecerse objetivamente y por medio de la observación directa. Esta definición establece inmediatamente una distinción entre forma y sentido. El sentido o significación de un complejo de caracteres comprende las asociaciones que una sociedad enlaza a ese complejo. Tales asociaciones son subjetivas y con frecuencia inconscientes. Sólo hallan expresión indirecta en la conducta y, por lo tanto no pueden establecerse por métodos puramente objetivos. La forma y sentido representan las cualidades pasivas del complejo de caracteres, en contraste con el uso y la función, que representan sus cualidades dinámicas.....La diferencia entre uso y función es harto evidente en el caso de las expresiones materiales de la cultura, esto es, los instrumentos y utensilios....El uso de cualquier elemento de cultura es una expresión de su relación a cosas externas a la configuración sociocultural; su función es una expresión de su relación a cosas incluidas dentro de esa configuración....La función de un complejo de caracteres es la suma total de su contribución a la perpetuación del configurado sociocultural". [42]

            De lo anterior se desprende que los signos en estos pueblos identifican distintos grupos. En cambio, los símbolos están identificando a las autoridades dentro de los grupos. De acuerdo a ello, es necesario comenzar a buscar las identidades a partir de la diferenciación interna de cada grupo en las crónicas como también visualizar los parámetros dentro de los cuales están funcionando los elementos distintivos. En este caso los objetos utilizados en la parte superior del cuerpo se articulan como signos y símbolos, dependiendo de qué carácter estén adoptando y de quienes los estén empleando, de acuerdo a su uso y forma, a partir de lo cual se comprende el sentido y el significado que poseen. No obstante ello en la asociaciones que los cronistas hacen uno tiende a identificar dentro de cada comunidad a los individuos que poseen una mayor responsabilidad con el grupo, induciendo a pensar que efectivamente lo que observaron es lo que interpretaron. Ello ciertamente amerita dudas.

            Con el tratamiento heurístico identificamos ciertas regularidades que permiten pensar en la posibilidad de la identidad en base a la función que cumplió la vestimenta en el mundo incaico durante el siglo XVI y XVII. Así mismo, esa funcionalidad  se asocia con una determinada realidad que nos permite ver que los autores son hijos de su propio tiempo. Con esto se nos viene a la mente la interrogante de si estos cronistas le encontraron el sentido y la función a las vestimentas que empleaban los indígenas. Aunque a la luz del relato los cronistas no lo lograron identificar, ello no implica que en realidad no lo hubiese tenido. Al respecto Linton señala: "Cuando pasamos a la pregunta de si hay elementos en la cultura sin sentido ni función, la respuesta se hace más difícil. No hay pruebas objetivas y sencillas que puedan aplicarse en este punto para probar la falta de utilidad. En cierto modo, puede decirse que todo elemento tiene función. La participación de los miembros componentes de una sociedad en una cultura común es lo que hace posible su existencia como tal sociedad. En consecuencia, todo elemento de cultura tiene la función de contribuir a la sociedad simplemente por el hecho de que la cultura es compartida por todos. Sin embargo, esta adscripción universal de la función es la reducción al absurdo de la idea entera. Si la función ha de tener algún significado para el estudio de la cultura, debe hacerse más específico el concepto. Elementos que no tengan utilidad pueden, sin embargo, tener función y sentido si por sí mismos ofrecen respuesta a necesidades particulares del individuo o del grupo....Las expresiones de cultura que tienen forma material, por ejemplo, instrumentos, utensilios y adornos, poseen ciertas cualidades físicas que tienen un efecto limitador sobre los usos que pueden asignárseles. Estas cualidades son siempre múltiples y puede hacerse que contribuyan al uso, ya sea separadamente o en combinación" [43] .

            Estas directrices permiten equiparar el sentido de las obras, las que de una u otra forma han ido provocando confusión. Con todo ello lo que se puede concluir en rigor es que el relato existente en torno a la vestimenta en las crónicas análizadas identifica a los grupos humanos cumpliéndo por tanto una función diferenciadora. Internamente ese grupo también se identifica a partir de algún signo, y a su vez distingue a sus autoridades a través de símbolos. De una u otra forma esos elementos están presentes dentro de los individuos y de la comunidad, sin embargo esto sólo lo podemos interpretar dentro del contexto del siglo XVI y XVII, haciendo un estudio diacrónico de la realidad de esa época. No obstante, el sentido es el elemento que nos permite cuestionar esa realidad descrita por el cronista, ya que ese sentido "....se presta mucho menos a la difusión que la forma y el uso. En la gran mayoría de los casos una cultura receptora dota de nuevos significados a los elementos o complejos adquiridos, significados que pueden tener muy poca relación con los que tenían los elementos mismos en su configuración original....En realidad, parece que las asignaciones de sentidos especiales a elementos de cultura recién adquiridos, dependen de una serie muy compleja de factores, tales como los auspicios bajo los cuales fue adquirido el carácter, la comprensión parcial de su sentido en la configuración original y los accidentes que se presentan en el curso de su aceptación. Sin embargo, una vez que se ha implantado un sentido, adquiere una gran influencia sobre todos los desarrollos subsecuentes en el campo del uso....En el caso de técnicas e instrumentos, el factor uso puede imponer algunas restricciones, pero, como ya se ha visto, la relación entre uso y sentido es siempre recíproca y, por tanto, las posibilidades de variación muy numerosas." [44] .  

            Con lo anterior se aprecia que los vínculos de esas signaturas con un poder y una determinada autoridad dejan ver que el signo y el símbolo son representantes de una idea en su función, uso y sentido, compartida y aceptada por la comunidad, que es la que en definitiva asigna el valor a cada signo y determina quien podrá ocuparlos.

            Por ello es que "La relación entre forma, uso y sentido, es, en consecuencia, bastante tenue. Uso y sentido están probablemente más íntimamente relacionados entre sí que lo que cada uno de ellos con la forma, pero con todo sus adaptaciones mutuas son lo bastante débiles como para permitir un amplio grado de ampliación. Cuando tratamos de precisar la relación que tienen estos tres elementos con la función, la cosa se hace mucho más compleja. La función parece derivarse muy poco de la forma, algo más del uso, pero principalmente del sentido. Cualquier intento de analizar estas relaciones en un caso determinado revela aún otro factor más de interferencia. Muchos elementos de cultura tienen usos múltiples, pero casi todos ellos tienen múltiples sentidos. No nos estamos refiriendo, naturalmente, a las asociaciones individuales basadas en accidentes de la experiencia, sino a las asociaciones que son una parte regular de las configuraciones culturales y que se transmiten y comparten como cualquiera de sus otros elementos." [45] .

            Con ello vemos que las necesidades se expresan culturalmente, con lo que la dinámica adquiere un constante ir y venir dentro de la articulación misma que hacen los grupos en torno a sus actitudes y conductas. En este sentido lo relatado por los cronista perfilan una forma y función en torno a esas necesidades, que sin duda dan respuestas efectivas y aceptadas por el grupo. "En casi todos los casos es evidente que un determinado complejo contribuye a cubrir varias necesidades en tanto que cada necesidad es resuelta, al menos en parte por varios complejos diferentes. La reducción, lo mismo del complejo que de la necesidad, a una serie de elementos menores, nos revela relaciones más estrechas y constantes. Esto quedará más claro si analizamos, por vía de ejemplo las funciones del complejo del vestido en nuestra propia cultura. En el área en que vivimos, el uso del vestido tiene por objeto proteger al cuerpo de las bajas temperaturas. En consecuencia, puede decirse que el vestido funciona como respuesta a una de las necesidades biológicas del individuo. Sin embargo, estas necesidad es estacional. El vestido es una necesidad biológica durante el invierno, pero es innecesario y hasta incomodo en nuestros veranos semitropicales. A pesar de ello usamos ropa durante todo el año y sujeta sólo a cambios en el peso y el material de nuestros vestidos. Esto se debe a que el complejo del vestido ha adquirido un número de funciones que nada tiene que ver con la necesidad biológica básica y que, en consecuencia no son afectadas por los cambios de temperatura de las diversas estaciones del año.

            El complejo del vestido, en nuestra cultura, ha quedado incorporado a lo que pudiéramos llamar la actividad sexual. En sí se ha convertido en la base de la mayor parte de nuestras ideas respecto al pudor, y desempeña un papel importante en la inhibición de los deseos sexuales.....Estas funciones dependen mucho menos de las cualidades inherentes del vestido, que de las asociaciones que se han formado a su alrededores, es decir, los sentidos que nuestra cultura le ha dado. Estos sentidos son muy numerosos, con toda suerte de matices delicados. En consecuencia, aunque sin salirse de los límites del más estricto proceder, una mujer puede dar a entender, por su modo de vestir, si le agrada o no que se le haga la corte, y si su interés es comercial o matrimonial....El vestido también contribuye a llenar la necesidad de la identificación social, porque sirve para indicar la posición social del que lo lleva. Esta función está perdiendo rápidamente su importancia en nuestra cultura, debido al abaratamiento de la producción en masa y al desarrollo del arte de forzar las ventas. Sin embargo, el vestido aún sirve para indicar el sexo y en menor grado a quien lo usa, aunque ya no nos diga mucho de su posición social..." [46] .       

            Es por ello que la comunidad a entregado un cierto poder a la vestimenta, por lo que utilizar un determinado atuendo identifica al individuo con una idea colectiva, acordada y compartida por los miembros de la comunidad. Entonces ¿en que contexto funcionan la vestimenta en definitiva?. Es posible que funcionen dentro de contexto distintos, sin embargo en esencia funcionan como mecanismos simbólicos de representación visual valorados por sus propios miembros, con lo que cada individuo sabe que lugar ocupa dentro de la sociedad, y el lugar que ocupan los demás. No es fácil articular los discursos en los cuales están circunscritos estos aspectos, pero la aproximación a la identidad es por medio de estos signos que funcionan dentro de un contexto y se valoran socialmente. En ello, radica la potencialidad de la perpetuidad de las creencias como elementos que mantienen viva a la cultura y por lo tanto a su identidad. De esta forma los discursos en que puede aparecer la vestimenta va a estar circunscrito a la necesidad de identificación étnica, que no necesariamente debe o tiene la misma valoración de las signaturas, por lo que la función va a ser lo que va a determinar ese valor al vincularlo a una autoridad dada, quedando representado por un símbolo o signo al que todos reconocen y respetan como parte de su costumbre y tradición.

            En definitiva se visualizan dos planos de interpretación: un plano interno que se divide en dos subplanos: uno que se ha denominado interno-interno y el otro interno-externo. En el subplano interno-interno se localizan los integrantes del grupo que pertenecen a la casta dirigente, hasta cuatro generaciones. De esta forma aqui encontramos a todo el parentesco por filiación, quienes asignan valor a distintos objetos o figuras como medio de representación de su pensamiento. Sin embargo, debido a que éstos signos constituyen autoridad y han sido asignados al uso exclusivo de una persona, es que se transforman en símbolos, por lo cual es éste grupo dirigente quien otorga valores a las diversas signaturas pudiendo interpretar fielmente el significado que poseen los signos asignados en los distintos contextos que funcionan. En tanto, el subplano interno-externo, lo constituyen los demás miembros de la comunidad incluyendo aquellos miembros que conforman el parentesco extendido del grupo dirigente. Este subplano es capaz de valorar las distintas signaturas,  pero no puede asignarles un valor determinado por cuanto no constituyen autoridad. De esta forma los miembros de éste grupo sabrán distinguir entre los símbolos que posee la casta dirigente de aquellos signos que los distinguen a ellos del grupo.

            Finalmente, el plano externo, es aquel que lo integran todos aquellos individuos que no pertenecen a la casta dirigente y tampoco a la comunidad; es decir los miembros de otras comunidades que no son capaces de comprender el valor y el funcionamiento que tienen los distintos elementos representativos que posee la otra cultura, y por lo tanto es incapaz de distinguir entre signos y símbolos.

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* SIGURTA R. : Rasgos Psicológicos de la Moda Masculina. En PSICOLOGÍA DEL VESTIR. Editorial Lumen, Barcelona. 1976.


NOTAS

[1] MARTÍNEZ, J.L.: Documentos y Discursos. ¿Cómo se Construye el Relato Histórico? El Caso de la Etnohistoria. En TALLER DE ANÁLISIS HISTÓRICO. UNIVERSIDAD DE CHILE, Facultad de Filosofía y Humanidades, Departamento de Ciencias Históricas. Escuela de Post-Grado. Documento sin publicar. 

[2] ) MURRA, J.: LAS FUNCIONES DEL TEJIDOS ANDINO EN DIVERSOS CONTEXTOS SOCIALES Y POLÍTICOS. Museo Chileno de Arte Precolombino y Banco O`higgins. Santiago, Chile, 1989. p. 10.   

[3] ) MURRA, J.: op. cit. p. 11.-

[4] ) MURRA, J.: op. cit. p. 11.-

[5] ) CORNEJO, L.: Estableciendo Diferencias: La representación del orden social en los gorros del período de Tiwanaku. En IDENTIDAD Y PRESTIGIO EN LOS ANDES. GORROS, TURBANTES Y DIADEMAS. Catalogo de exposición Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago, Chile 1993. p.27

[6] ) MURRA, J.: op. cit. p. 12.-

[7] ) MURRA, J.: op. cit. p. 14.-

[8] ) MURRA, J.: op. cit. p. 17.-

[9] ) CORNEJO, L.: Estableciendo Diferencias: La representación del orden social en los gorros del período de Tiwanaku. En IDENTIDAD Y PRESTIGIO EN LOS ANDES. GORROS, TURBANTES Y DIADEMAS. Catalogo de exposición Museo Chileno de Arte Precolombino. Santiago, Chile 1993. p.27

[10] ) ECO U.:  El habito hace al  Monje. En PSICOLOGÍA DEL VESTIR.  Editorial Lumen, Barcelona , 1976. p. 17.-

[11] ) ECO U. :  El habito hace al  Monje. En  PSICOLOGÍA DEL VESTIR.  Editorial Lumen, Barcelona , 1976. p. 18.-

[12] )SIGURTA R. : Rasgos Psicológicos de la Moda Masculina. En PSICOLOGÍA DEL VESTIR. Editorial Lumen, Barcelona. 1976. p.33.-

[13] ) ADORNO R.: Sobre el Lenguaje Pictórico y la Tipología Cultural en una Crónica Andina. En REVISTA CHUNGARA AGOSTO 1987. Universidad de Tarapacá. p.103.-

[14] ) DE LA VEGA, G.: COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS. Prólogo de Aurelio Miró Quesada S.  Librería Internacional del Perú, S.B. 1959. pp.51 - 52.-

[15] ) DE LA VEGA, G.: op. cit. pp. 51-52.

[16] ) DE LA VEGA, G.: op. cit. pp. 34-35.

 

[17] ) PIZARRO P.: RELACIÓN DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DE LOS REINOS DE PERÚ. Prólogo de Guillermo Lohmann Villena y nota de Pierre Duviols. Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial 1978. pp. 18-19.-

[18] ) PIZARRO, P.: op. cit. p. 28.-

[19] ) PIZARRO, P.: op. cit. pp. 66-67.-

[20] ) PIZARRO, P.: op. cit. pp. 74-75.-

[21] ) PIZARRO, P.: op. cit. pp. 90-91.-

[22] ) PIZARRO, P.: op. cit. pp. 111-112.-

[23] ) PIZARRO, P.: op. cit. p.99.-

[24] ) SANTA  CRUZ PACHACUTI, J.: RELACIÓN DE ANTIGÜEDADES DESTE REYNO DEL PIRU. Estudio Etnohistórico y Lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas", Cusco, Perú, 1993. p.188.-

[25] ) SANTA  CRUZ PACHACUTI, J.: RELACIÓN DE ANTIGÜEDADES DESTE REYNO DEL PIRU. Estudio Etnohistórico y Lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas", Cusco, Perú, 1993. p.189.-

[26] ) SANTA  CRUZ PACHACUTI, J.: RELACIÓN DE ANTIGÜEDADES DESTE REYNO DEL PIRU. Estudio Etnohistórico y Lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas", Cusco, Perú, 1993. p.191.-

[27] ) SANTA  CRUZ PACHACUTI, J.: RELACIÓN DE ANTIGÜEDADES DESTE REYNO DEL PIRU. Estudio Etnohistórico y Lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas", Cusco, Perú, 1993. pp. 198.-

[28] ) SANTA  CRUZ PACHACUTI, J.: RELACIÓN DE ANTIGÜEDADES DESTE REYNO DEL PIRU. Estudio Etnohistórico y Lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas", Cusco, Perú, 1993. p.199.-

(*) Ccamantira son las plumillas reluciente que tienen los pájaros debajo del pico. Definición extraída de Santa Cruz Pachacuti. op. cit. p. 202.-

(*1) Santa Cruz lo define como la acción de trenzar el cabello o bien recogerlo con el fin de distinguirse de las demás muchachas. op. cit. p. 202.-

[29] ) SANTA  CRUZ PACHACUTI, J.: RELACIÓN DE ANTIGÜEDADES DESTE REYNO DEL PIRU. Estudio Etnohistórico y Lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas", Cusco, Perú, 1993. p.202.-

[30] ) SANTA  CRUZ PACHACUTI, J.: RELACIÓN DE ANTIGÜEDADES DESTE REYNO DEL PIRU. Estudio Etnohistórico y Lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas", Cusco, Perú, 1993. p.205.-

[31] ) SANTA  CRUZ PACHACUTI, J.: RELACIÓN DE ANTIGÜEDADES DESTE REYNO DEL PIRU. Estudio Etnohistórico y Lingüístico de Pierre Duviols y César Itier. Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas", Cusco, Perú, 1993. p.216.-

[32] ) CIEZA DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. pp. 130-131.-

[33] ) CIEZA DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. pp. 131-132

[34] ) CIEZA DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. pp. 139-140

[35] ) CIEZA DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. pp. 144-145.-

[36] ) CIEZA DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. p.148.-

[37] ) CIEZA DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. p.156.-

[38] ) CIEZA DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. p.159.-

[39] ) CIEZA DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. p.169

[40] ) CIEZA DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. p.172.-

[41] ) CIEZA  DE LEÓN, P.: LA CRÓNICA DEL PERÚ. Colección Austral, Editorial Espasa-Calpe Argentina S.A., Buenos Aires, 1945. p.178.-

[42] ) LINTON, R.: FUNCIÓN. En Estudio del Hombre, Sección de Obras de Sociología, Fondo de Cultura Económica, Traducción al español de Daniel F. Rubin de la Borbolla en 1942, Decimotercera reimpresión, México, 1985. pp. 390-391.-

[43] ) LINTON, R.: op. cit. p. 393.-

[44] ) LINTON, R.: op. cit. pp. 395-396

[45] ) LINTON, R.: op. cit. p.p. 396.-

[46] ) LINTON, R.: op. cit. p.p. 400-402 .-


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