Especial NAyA 2001 (version en linea del cdrom)

EL DIBUJO, LA CALLE Y CONSTRUCCIÓN IMAGINARIA

Ernesto Licona Valencia*

Resumen:

Este trabajo trata sobre el proceso de construcción de un imaginario urbano. Discute este concepto y  propone una definición. También análiza al dibujo como dato etnográfico y como procedimiento novedoso para la antropología urbana.

Nombre: Mtro. Ernesto Licona Valencia
Dirección: Prolongación Los Sauces 2704, edif. I depto. 202
Col. Ex hacienda  La Noria
C.P. 7200
Puebla, Pue. México
Tel: (01 22) 240.92.32
licona@pue1.telmex.net.mx

 

PRESENTACIÓN

                Este trabajo lo realizamos en Tacubaya [1] y  concluyó en la investigación que denominamos: Imaginarios Urbanos: memoria, viajes, usos y enunciaciones en Tacubaya. El objetivo del trabajo se centro en conocer cómo fue recordada y recorrida (física y mentalmente) Tacubaya, por eso la pregunta central que hicimos a nuestros consultados fue: ¿Cómo era  Tacubaya?. En primer lugar las respuestas nos permitieron indagar sobre la memoria como productora de imágenes, es decir, la evocación como reactualizadora del espacio y el recuerdo como operación para nominar. Por  eso  hablamos del mecanismo de la memoria para fabricar un imaginario.

                Por lo anterior, la reflexión sobre la memoria fue fundamental. Halbwachs [2] afirma que la memoria es un proceso social de reconstrucción del pasado vivido y experimentado. Hacer memoria, aquí y ahora, es la posibilidad de trasladar un objeto ausente al presente, de transportar un recuerdo, un signo por la magia de la conversación. Es un intento de subrayar que el pasado permanece.

                La memoria interfiere entre el pasado y el presente, participa en el proceso "actual" de producción de una representación [3] . El recuerdo no es revivir sino rehacer, reconstruir, repensar, con imágenes e ideas de hoy, las experiencias del pasado [4] . Afirma  Marc Augé que "recordar u olvidar es hacer una labor de jardinero, seleccionar, podar. Los recuerdos son como las plantas: hay algunos que deben eliminarse rápidamente para ayudar al resto a desarrollarse, a transformarse, a florecer" [5] .

Hacer memoria es la posibilidad que se tiene para conservar un territorio, para fabricar una imagen de identidad. Fabricar la identidad desde la memoria es una estrategia comunicativa para que perdure un territorio [6] .

                La memoria es, en suma, tiempo y espacio. La memoria se arma con fechas, festividades, nacimientos, defunciones, trabajos, amoríos, tragedias, etc., que funcionan como puertos para iniciar la travesía por el recuerdo. Pero también son lugares que por vivir en y con ellos crean un sentimiento de pertenencia,  afecto, e identidad [7] . Nombrar una calle, decir cómo era esa otra casa o narrar una anécdota en el cine, en la privada o en el jardín son evocaciones que muestran la vida social que fue vivida y experimentada y, si los lugares desaparecieron, siempre está la memoria para decir que estuvo allí, para no dejar al territorio, para apuntalarlo constantemente desde el presente. Por eso, una narración  posibilita que los recuerdos  sean diferentes porque la lectura que hace del pasado la realiza en tiempos y espacios distintos.

El trabajo de investigación trató de cómo la memoria se entreteje con la oralidad y el trazo gráfico para construir una imagen y posteriormente un imaginario, por esta razón pusimos especial énfasis  en el proceso de construcción del imaginario desde la memoria.

METODOLOGÍA

                El procedimiento principal se basó en el análisis de dibujos elaborados por los habitantes de Tacubaya. Recogimos 24 dibujos con sus respectivas narraciones. A partir de la pregunta central  ¿Cómo era  Tacubaya?, los habitantes elaboraron dibujos del lugar, por lo que la evocación y el trazo gráfico fueron la información principal utilizada para el trabajo de investigación.

                El dibujo es un intento por significar gráficamente al territorio. Se les propuso a los consultados que hicieran un dibujo de cómo era Tacubaya, se les proporcionó lápiz y papel y juntos íbamos platicando sobre lugares, hechos, personajes, calles; paralelamente iban trazando rasgos gráficos en el papel. Los dibujos son muy desiguales en su manufactura gráfica pero también nos percatamos que estos no se entendían sin su correspondiente testimonio oral. Metodológicamente, los dibujos son productivos si tenemos claridad sobre el tipo de dato que proporcionan, si entendemos que son una forma de representación, una construcción hecha desde la memoria. Los dibujos y el testimonio proporcionaron mucha información sobre lugares, hechos, calles y acontecimientos de Tacubaya por lo que decidimos utilizarlos. Así, conceptuamos al dibujo como dato etnográfico.

                En este artículo analizamos un dibujo y su correspondiente testimonio oral y reflexionamos sobre la construcción y definición de los imaginarios urbanos.

                              

LOS DIBUJOS

Iniciamos la investigación cuando sugerimos a nuestros consultados que realizaran un dibujo de cómo fue Tacubaya. En ese momento repartimos hojas en blanco a varios de ellos y les explicamos la intención de la investigación y lo que queríamos que dibujaran. En un principio pensamos lo fácil del procedimiento y la gran cantidad de dibujos que podríamos recoger. Pasada la primera semana de nuestro primer encuentro con ellos  llevamos una sorpresa: ninguno de los visitados había elaborado el dibujo, cada uno nos argumentó que no sabía dibujar o que no habían entendido las indicaciones. Fue en este momento que empezaron las inquietudes sobre el proceso de creación de un dibujo, también entendimos que muchos de los consultados no contaban con los elementos suficientes  para  su elaboración. Por estas razones decidimos estar  con ellos en la construcción de los trazos, fue en este encuentro que nos percatamos de la importancia del proceso de trazar/plasmar del dibujo, como un modo de representación de un objeto.

El primer dibujo elaborado se llevó a cabo en la calma del hogar de una consultada. Ella agarró el lápiz, y antes de trazar algo en el papel en blanco transcurrieron entre quince o treinta minutos de hablar y hablar sobre Tacubaya. Cuando por fin se decidió a trazar algo, empezó señalando su lugar de residencia. Fue necesaria esa espera y ese recorrido oral para que principiara y  surgieran trazos gráficos siempre acompañados de palabras. Una vez que se decidió a dibujar se volvía a repetir lo que anteriormente  nos había contado. Reiteración y recreación era la lógica de dibujar, de la intención de trazar y plasmar un barrio.

"Se me hace muy difícil dibujar, te voy a poner donde esta la casa y la glorieta tan bonita que ora está el metro Chapultepec, que es un desastre lleno de vendedores ambulantes, camionetas y de todo un desastre lleno de vendedores ambulantes. La glorieta redonda por donde pasaba el tren que iba hacia Tacubaya que venía hacia Tacubaya y que iba al centro y bueno pues pasaba el tren en medio de la calzada de Tacubaya y la avenida Chapultepec y lo unía esa glorieta tan bonita, muy bonita hoy es un desastre..."(sic)

La primera afirmación de este testimonio, así como otras, por ejemplo "nunca he dibujado", "a ver si me sale", " salió refeo"; muestra a consultados y consultadas que tienen incapacidad para elaborar un dibujo, pero también el testimonio expresa un proceso de selección. Se empieza por esa glorieta, no por otra y de ella se subraya el tren.

El dibujo, al igual que la pintura, construye una imagen que despliega líneas, áreas y puntos; línea tras línea va naciendo el objeto. Es en este proceso que se elige, escoge o bien se opta por ciertas características del objeto que se quiere representar. Dibujar significa seleccionar rasgos del objeto, se escogen aquellos que desde el punto de vista del consultado (da) representan al objeto, es decir a Tacubaya.

Del total de dibujos que logramos recoger, cada uno de ellos expresa un modo de selección, de subrayar propiedades o atributos  de Tacubaya. Entonces saber dibujar  es subrayar rasgos del objeto y no crear imágenes semejantes al objeto, saber dibujar  es recalcar esas características que son significativas para el punto de vista que se quiere expresar [8] . Técnicamente los dibujos son representaciones de un objeto en una superficie plana, cuya  base es la línea, no hay dibujos sin líneas y estas cumplen tres funciones en el dibujo: a) la línea puede representar ella misma el cuerpo del objeto ( línea-objeto o signo-objeto ), por ejemplo una línea que represente una calle o el brazo de una persona. b) También puede representar el contorno de un objeto (línea-contorno o signo-contorno), por ejemplo un cuadrado puede representar una casa o un círculo una glorieta y c) la línea puede ser usada para crear relleno (línea-relleno o signo relleno), por ejemplo líneas para representar velocidad, cansancio o luminosidad de un objeto [9] .

Dependiendo de su espesor, la línea puede ser pura o modelada. La primera es uniforme y la segunda es engrosada o estilizada. La línea pura dibuja las figuras, es la línea pura una línea-contorno adecuada: "nos permite distinguir aquello que forma parte de la figura de lo que, en cambio, constituye el fondo, lo que no forma parte de ella". Es decir, que son líneas donde no tenemos dificultad para saber que se representa, la línea modulada nos proporciona lo mismo pero añade algo más [10] .

La línea modulada es mucho más informativa que la línea pura: y más informativa no sólo significa que nos proporcione más datos. Las informaciones que proporciona una imagen son, en efecto, vividas a nivel de emociones y de implicación. Una imagen puede ser más informativa en el sentido de que nos proporciona una mayor posibilidad de implicación, de que nos aboca a la situación con mayor intensidad [11] .

La línea-relleno es extremadamente expresiva: una vez que hemos reconocido los objetos, es decir, una vez que sabemos qué son, nos dice, también cómo son. Nos dice si son lustrosos o vastos, luminosos u oscuros, si están cerca o lejos [12] .

En todos los dibujos hay un despliegue de signos-objeto, de signos-contorno y de signos-relleno. Son los elementos culturales-escolares los que posibilitan la utilización de cada uno de los signos mencionados anteriormente. Así, por ejemplo, tenemos dibujos estrictamente construidos como signo-objeto que son los elaborados por los consultados (as) con escolaridad  primaria y dibujos con muchos signos-relleno elaborados por consultados (as) con una formación escolar mayor. No hay ningún dibujo elaborado únicamente desde los signos-relleno porque éstos solos no comunican nada.

No todos los consultados (as) tienen la misma capacidad técnica para elaborar un dibujo. Su elaboración depende de los elementos culturales con que cuentan.  Del conjunto de dibujos  seleccionamos, para este artículo, uno como tipo de signos-relleno y que denominamos la casa de la cruz.

El dibujo: La casa de la cruz (fig.2)

Este dibujo fue elaborado por una maestra de primaria de 45 años de edad. Esta consultada cuenta con casa propia, auto y su hija va a una escuela particular. Desde hace cinco años ya no vive en Tacubaya pero trabaja en la zona de estudio y va diario a comer a la casa de su mamá que vive allí.  La mayor parte de su vida vivió en Tacubaya y hoy por su trabajo se sigue relacionando con la zona. Su dibujo se caracteriza por ser más elaborado, con más signos icónicos y de alguna manera muy complejo.

En este dibujo se elaboraron 27 signos iconicos, otros tantos lingüísticos y 24 donde se hace un recuadro y se escribe el nombre de lugares, así como  calles importantes del área. Destaca porque en el centro de la hoja dibujó la casa materna y la resaltó con líneas relleno que semejan luz brillante que salen del objeto y  alrededor de ésta  dibujó al resto de Tacubaya. Es un dibujo que representa a una Tacubaya de los años sesenta en donde no aparecen los Portales de Cartagena o los "trenecitos", la edad de la consultada no le permitió ese conocimiento. El río Tacubaya aparece entubado bajo la nominación de "viaducto", asimismo el periférico forma parte o es integrante de la geografía.

Muchos de los lugares mencionados están rodeados de árboles, basura o de terrenos baldíos. Los edificios muestran sus signos distintivos que son las antenas de televisión. Los espacios vigilados y prohibidos como la casa presidencial "Los Pinos", se subrayan con dos soldados armados y los lugares desconocidos como el "hogar para varones" aparecen vacíos sin signos-relleno y sólo con líneas-objeto y de contorno, se escribe: "muro alto".

Dibujó todas las iglesias de Tacubaya menos la de San Miguel y todas tienen un signo: la cruz. La estación de bomberos está significada con un "carrito" en movimiento sobre la calle. Los baños "Edén" resalta por el humo que expide. La tienda de pianos es significada por un teclado, la concesionaria de automóviles VW por un "vochito". Con una línea-objeto subraya el lugar "donde cantaba la llorona" y con un árbol, una cuerda y una tabla significa un columpio. Dibujó dos líneas-contornos que son dos escuelas y que resaltan porque ha dibujado en ellas la bandera nacional. Dibujó oficinas de gobierno, centros de educación media superior y la avenida Jalisco como la zona comercial por principal. Visualmente es un dibujo cargado de líneas-relleno sin dejar de utilizar las otras líneas-signos.

LA GEOGRAFÍA DE LO IMAGINARIO

Entre la realidad y el icono hay una región comparable al estado aestructural [13] . En esta geografía  se fabrica un primer objeto inmediato, el cual no logra realizarse en su totalidad en el icono. Es una zona donde las imágenes habitan una existencia esporádica y duradera, donde la dialogía es su característica, donde el habitante no habla de Tacubaya sino con Tacubaya. Es decir,  la sustancia del dibujo está dada no por lo que dicen los vecinos, no por lo que trazan en el papel en blanco, sino por el soporte que tienen desde la geografía de lo imaginario. ¿Qué es La geografía de lo imaginario?, es un sistema de imágenes. Es un capital imaginario, que a juicio de Gibert Durand [14] , se mueve en dos esferas: en el pasado y en el futuro. La primera la denominó patrimonio de lo imaginario y la segunda, aquí la bautizamos, como alegoría de lo imaginario -imágenes del presente y futuro-. Delimitación con la que no estamos de acuerdo pero que es útil para iniciar nuestro análisis de las imágenes.

 Este autor distingue dos tipos de imágenes, unas que son evocadas y otras que son comprendidas [15] . Las primeras, dice Durand, son las que llegan a un llamado como cuando les preguntamos a los consultados ¿cómo era Tacubaya? Es un factor externo lo que posibilita su arribo. En las otras, su aparición depende de factores externos e internos y de la situación presente. Son imágenes que no acuden inmediatamente, no se muestran íntegramente sino detrás de ellas aparece una intención inventiva. Concluye Durand que unas y otras son del mismo orden.

Mirar un paisaje, admirar un cuadro, ver televisión, dibujar un objeto, caminar por la ciudad, leer una novela o enunciar una palabra posibilita, la irrupción de imágenes. Este conjunto de imágenes nacen súbitamente, "como si encendiéramos  una luz en la obscuridad". Es un territorio vivo, plagado de acontecimientos, donde las cosas cambian, actúan y hablan. Es una dimensión análoga a lo real. Es y no es lo real porque las imágenes se conducen por su propia historia. "Las llamaradas de imágenes son en nosotros como bandadas de pájaros que atraviesan el paisaje" [16] .

Lo imaginario lo constituyen imágenes que son las que posibilitan la constitución de cualquier proceso de significación imaginaria desde un delirio como el trance hasta la producción de un dibujo. ¿Qué es una imagen? La imagen es un medio que hace presente un objeto ausente. Es un mecanismo que tiene el objeto de ausentarse en el seno mismo de su presencia. Toda imagen alterna una ausencia y una presencia. La percepción, a diferencia de la imagen, aprehende al objeto en su presencia. El objeto percibido lo aprehendemos mediante los sentidos y la imagen  la recordamos o la evocamos [17] . Hay un artificio, una acción intencional que hace posible aparecer un objeto ausente.  Esta  "magia" es posible porque existe una geografía real, un horizonte donde se ancla el mecanismo que posibilita recortar, seleccionar e interpretar.

Aquí diferimos con Durand y estamos de acuerdo con Jean Cheteau, que la geografía de lo imaginario se encuentra habitada por dos niveles  de imágenes: imágenes mentales e imágenes señales. Las dos constituyen una organización, un sistema que se pone en juego antes de la producción de la representación (dibujo). Desencadenan signos, nacen significaciones, se elaboran interpretaciones. Las primeras son repentinas y fácilmente olvidadas, no evolucionan para propiciar una acción,  no posibilitan diseñar un mundo. Las segundas sí conducen una actividad, se anclan en lo real y crean un mundo presente, estas imágenes funcionan como señales. Detonaciones que provocan acciones, donde lo que se percibe se le da un sentido [18] . Las señales son producto de la experiencia real, son signos que nos inducen al conocimiento de otra cosa distinta. Por sí solas las imágenes-señal forman un subsistema que se ancla en la memoria de los habitantes de la ciudad. Éstas pueden ser biográficas, familiares, locales, en fin, un mundo de señales que el habitante-dibujante utiliza para elaborar su representación-dibujo; de esta manera vida real e imagen se interpelan.

Las imágenes mentales no son señales, son disparadores [19] . Son imágenes-fuerza que evolucionan -no todas- para edificar un precepto, para construir un signo nuevo [20] . Franquear la frontera, pasar de una imagen-mental a una imagen señal, depende de varios factores; motivaciones individuales, cierta organización que posibilite un objeto concreto, que en términos de Peirce es un objeto inmediato. El problema crucial que hay que apuntar  es ¿cómo una imagen pasa o se instaura en una representación-dibujo? [21] . Es decir, antes de la representación gráfica del dibujo existe un sistema representativo, un esquema, una organización que necesita operaciones, un trabajo que haga progresar a la imagen. Son acciones, tratamientos que utilizan a la imagen, la van moldeando. Antes de la representación hay una representación interiorizada y ésta habita en la geografía de lo imaginario.

La imagen antecede al dibujo-representación. Ésta es el gesto simbólico que aprisiona al objeto ausente, es una figuración imaginada. Inmediatamente el dibujo-representación conquista a las imágenes, prontamente el vecino-dibujante no solamente goza del recuerdo, no solamente gusta de su papel como actor, sino que también se regocija de sus aportes al recuerdo, al relato, a la anécdota. Sin duda, evocar imágenes es un placer. Un recuerdo es productivo en la medida que te sacia de imágenes, en la medida que evolucionan [22] .

En la geografía de lo imaginario, como afirma Jean Chateau, hay un sistema de señalizaciones. Son imágenes de base que funcionan como señales, son tales desde el momento que no las borramos de la memoria. Su intencionalidad es real pero débil e instantánea. Son imágenes parcelarias que les falta una verdadera organización. La estructuración se da cuando la despliega un actor entre lo real y el fin anunciado por la señal.

De esta manera, el acto imaginario consiste en desplegar una organicidad. Cuando estas imágenes de base, primitivas o espontáneas se integran a un sistema,  se funden en un tiempo y  un espacio. Cuando hay  intención, entonces, son utilizadas en una construcción, es cuando pueblan una representación. El acto imaginario, entonces, radica en posibilitar la evolución de las imágenes que se adueñan de formas diversas y sucesivas. El acto imaginario permite pasar de una imagen-espontánea-mental a una imagen señal y, de esta manera, a un icono o símbolo. Lo que  señalamos es que el fundamento del  acto imaginario radica en ese pasaje, en esa transmutación de la imagen: de señal a icono.

La imagen se transforma si existe  un tema organizador. En nuestro caso, el tema es dado por el etnógrafo con las preguntas  que le han respondido. Es decir, una imagen es señal en la medida en que es colocada en una situación concreta, así deja de ser una imagen fragmentaria y aislada; ir a Chapultepec, presenciar una explosión, bailar en La Floresta, jugar fútbol en La Cerrada, son imágenes  de realidades que determinan la evocación del objeto mismo. Toda nuestra vida es un fluir de impresiones, recuerdos, evocaciones diversas, que antes de su organicidad se tornan como imágenes. La imagen ya es algo identificable, capaz de darle unidad a los elementos dispersos. La imagen es una condensación de impresiones realmente experimentadas, verdaderamente reales [23] .

Cuando una representación es buscada y elaborada deliberadamente --como el dibujo-  supone una imagen o imágenes mentales que posteriormente son potencializadas por el acto imaginario que les da una existencia real. Dice Bachelard que son imágenes imaginarias que en vez de reducir lo real a datos fijos proyecta visiones originales que confieren a las primeras impresiones estructuras nuevas [24] . Es decir, las imágenes ya actúan, el pasado queda aferrado al presente. Ya no se trata de otro mundo distinto al mundo real, sino  otro mundo imprescindible  relacionado con el mundo real: lo imaginario sólo se define por lo real. Lo imaginario no se define por constituir una parte de lo real, es otro real incluido en lo real. Lacan [25]   afirmaba que si lo simbólico permite la armonía con lo real, lo imaginario transpone lo real pero ambos constituyen lo real.

¿Qué es lo imaginario? Es el proceso de transferencia del contenido de un dominio a otro, el paso de un sistema mental a otro sistema, es la puesta en juego de una intención. Es la construcción de un edificio imaginario que gracias a él comprendemos mejor lo real, es un proceso de simbolización.

Lo imaginario no es la asociación de imágenes, es el desplazamiento de ellas para ser más productivas. Descubrir realidades al tiempo de que se es actor es la esencia de lo imaginario. Lo imaginario supone tejer una aventura, conquistar un mundo exterior, gozar con la creación de un mundo nuevo. Lo que incorpora lo imaginario es una intención de sustitución: cambiar las estructuras, cambiar los papeles desempeñados por el sujeto, desprenderse de lo dado para pasar a otro mundo [26] .

LO IMAGINARIO URBANO

Sobre lo imaginario urbano retomamos las ideas de Armando Silva [27] para esclarecer este concepto. Regularmente, cuando se argumenta sobre lo imaginario urbano se describen imágenes donde la ciudad aparece como escenario de estas y no imágenes que expresarían una construcción imaginaria de la ciudad, desde esta perspectiva se identifican imágenes en la ciudad como imaginarios urbanos. Anteriormente afirmamos que por sí solas, las imágenes no constituyen imaginarios,  éstas requieren de la operación del acto imaginario para integrarlas a un sistema y así construir una estructura imaginaria.

 Armando Silva  dice: " en la percepción de la ciudad hay un proceso de selección y reconocimiento que va construyendo ese objeto simbólico llamado ciudad y  en todo símbolo o simbolismo subsiste un componente imaginario" [28] . Estamos de acuerdo del paso de lo simbólico a lo imaginario , esto lo señalan  Lacan y Jean Duvignaud.; lo que no señala Silva  es en qué consiste ese juego ¿qué es ese componente imaginario? Pregunta que no responde claramente. Dice: "cuando hablo de percepción imaginaria lo hago ya no tanto que sea "verdadera" o no su percepción sino en la medida en que su percepción digamos inconsciente, es afectada por los cruces fantasiosos de su construcción social y recae sobre ciudadanos reales de la urbe" [29] . Es una definición ambigua porque percepción no es sinónimo de imaginario, desde nuestra perspectiva es imaginario no por su inconsciencia sino por su consciencia, por su intencionalidad, por su estructuralidad y por la posibilidad de organizar de otra manera el orden urbano.

Afirma: si una calle es vista como la de las mujeres " no es porque haya más mujeres, sino porque coincide un grupo al verla así, en consecuencia, tal calle es de naturaleza femenina en cuanto su percepción urbana" [30] . Una calle femenina ,como afirma Silva, genera acciones concretas: tomar café, descansar, caminar, charlar, ver vitrinas; es correcto decir que lo imaginario afecta lo simbólico (acciones), pero podemos afirmar que esas construcciones simbólicas son exclusivamente urbanas.

Es correcto afirmar, como lo hace Silva, que lo imaginario filtra y modela nuestra percepción de la vida y que tiene gran impacto en la elaboración de los relatos de la cotidianidad y que la fabulación, el secreto o la mentira, constituyen, entre otras cosas, tres estrategias en la narración del ser urbano [31] .  La mentira, el chiste o el secreto, son simbolizaciones en primer instancia  que pueden integrarse a ser parte de un imaginario urbano. Por ejemplo, la descripción que nos presenta cuando dinamitaron un edificio como consecuencia de la guerra que libraban los cárteles de Cali y Medellín y que todo mundo quería ver la " grifería de puro oro que, se decía, adornaban los baños privados de los jefes de la mafia del narcotráfico colombiano" [32] . Desde nuestro punto de vista  son imágenes que no logran estructuralidad para edificar un imaginario porque lo imaginario supone una intencionalidad de construir otro mundo donde el actor se inscribe. Todos tenemos imágenes de la ciudad, el compartirlas no es suficiente para edificar un imaginario.

Es correcto lo dicho por Silva, que una situación de tensión genera un clima de expectativas que vienen a modificar nuestra forma habitual de percibir el mundo [33] . Afirmamos que  entre la percepción del mundo y la constitución de un imaginario hay un trecho, es necesaria la evolución de las imágenes  - se señalo anteriormente- es en su progreso que se logra su sistematicidad. La producción social de una imagen no es sinónimo de producción social de un imaginario. Imagen e imaginario no son la misma cosa.

Armando Silva no define claramente qué es un imaginario urbano,  sin embargo su trabajo es muy sugerente para buscar una definición. Para ello, retomamos el análisis de un dibujo y en particular las imágenes que se presentan sobre una calle y presentamos lo que consideramos la construcción de un imaginario urbano.

LA CALLE DE BARRANQUILLA

En un territorio, cualquier acto enunciativo especifica contenidos. Es nombrado y recorrido física e imaginariamente. No sólo se produce una cartografía espacial sino también una cartografía imaginaria. Entendemos por territorio a la manera de Armando Silva:

Un  espacio donde habitamos con los nuestros, donde el recuerdo del antepasado y la evocación del futuro permiten referenciarlo como un lugar que aquel nombró con ciertos límites geográficos y simbólicos. Nombrar el territorio es asumirlo en una extensión lingüística e imaginaria; en tanto que recorrerlo, pisándolo, marcándolo en una u otra forma, es darle entidad física que se conjuga, por supuesto, con el acto denominativo [34]

 Tacubaya es un territorio, es un recinto donde se vive. Es un espacio que se usa, se tatúa. Una calle es, por ejemplo, un recoveco urbano que se enuncia, se camina y se imagina. Cada territorio, dice Silva,  tiene bordes visuales que funcionan como atadura porque hasta allí se llega pero también de allí se parte. El borde visual genera distintas evocaciones. El uso social del territorio permite que los bordes queden marcados, en ellos se autoreconocen. El territorio se reterritorializa en la medida que estrecha sus límites y excluye la presencia ajena [35] . Por ejemplo, una sola calle tiene subáreas territoriales donde los habitantes se autoreconocen o se reterritorializan.

En la calle de Barranquilla, que se encuentra al poniente del centro de Tacubaya, que una consultada ha dibujado, es una calle que se utiliza fundamentalmente para la habitación, por ello es un espacio que se vive intensamente, es un lugar bien conocido y por tanto imaginariamente reconstruido.

Una colonia o una sola calle puede estar dividida en varios microterritorios porque sus habitantes la viven y la perciben de manera diferenciada. Por ejemplo, en los alrededores de la calle de Barranquilla podemos hablar de pequeñas áreas perfectamente delimitadas que son: la ocho, la campana, la 16, el Pueblito, los toros, la América y el Chorrito, montesinos. Estas pequeñas subáreas se reconocen como tales por los otros. Los moradores de éstas reconocen sus propios límites. Las fronteras son reconocidas por los habitantes e incluso son defendidas,  el espacio se define por factores sociales y simbólicos.

Barranquilla es una calle larga que actualmente atraviesa dos colonias, antiguamente a toda Tacubaya. Era una barranca por donde corría un río pero que se fue secando y con los años se asentaron viviendas pobres que hasta la fecha no tienen resuelto el problema de la tenencia de la tierra. Es una calle que rompe la traza porque siguió el curso de un antiguo río, no es una calle recta sino zigzagueante. Dentro de esta calle existe una subárea (doscientos metros) perfectamente diferenciada. Es una pequeña área intensa, todo el día y gran parte de la noche está habitada. Destacan espacios, que por su cotidianidad,  sus usuarios forjan  un sentimiento de pertenencia: son de Barranquilla y no de otro lado.

BARRANQUILLA IMAGINADA

¿Cómo se representa la calle de Barranquilla en el dibujo? Tenemos un dibujo donde se representa muy claramente esa calle. Es un dibujo donde se han delineado dos signos, dos iconos  que se oponen y se complementan. Cada uno está circundado por otros signos que construyen una cadena sintagmática y que expresarían, por un lado, lo privado y, por el otro, lo público de la calle. Desde el punto de vista de nuestra consultada, la calle está perfectamente dividida en lo popular, asociado al tiradero y a las broncas, y lo familiar, asociado a lo festivo, a los recuerdos infantiles y de adolescencia de una clase media que ha vivido toda su vida en esa calle (pero que aspira a salir) y que despliega un cierto  capital cultural para distinguirse. Uno de esos signos ejerce  cierto imperio porque aparece al centro de la calle,  porque desde ahí se vislumbra Tacubaya, está trazado exactamente al centro de todo el dibujo. (Figura 2)

En el plano denotativo, el signo al que nos referimos es el siguiente: al centro se dibujó una construcción de dos niveles de alto. Es un rectángulo con una entrada al centro y en la parte superior una ventana y rayas que semejan tabiques. Al final de la construcción se ha dibujado una cruz y alrededor de toda la construcción se han delineado ciertas rayas gruesas como destellos luminosos, como los rayos dorados que rodean a la figura de la virgen de Guadalupe y se lee: mi casa del sr, Memo. A los costados, de menor tamaño y todas iguales, aparecen, del lado izquierdo, tres construcciones-casas y del lado derecho, cuatro. Todas con la misma entrada, también un árbol del mismo tamaño de estas casas. La sinécdoque está expresada de la siguiente forma: La casa de la cruz. La casa de la cruz hace inferir una vida privada, familiar, festiva y de distinción de la familia López.


 

Detalle de la calle de Barranquilla

El signo al que nos referimos hace referencia a una vecindad. Ésta fue construida, en su totalidad, por su dueño que nació en el año de 1905. Es fundador y morador inicial de la calle. La construcción de la vecindad es todo un "mito" dentro de la familia; se dice que él,  con la ayuda de sus hijos e hijas iban cargando tabique, metiendo arena, haciendo mezcla para ir edificando, por pedazos, la vecindad. La vecindad es un chorizo que se va ensanchando conforme penetra uno. Es larga con patio central, baños comunes y cuenta con 20 viviendas. Actualmente se alquilan los cuartos que se han ido modernizando, gran parte de ellos están ocupados por familiares, hijos, sobrinos y nietos.

El signo delineado y el testimonio oral (signo enunciado) nos permiten adentrarnos al interior de la vecindad, de la vida familiar. En el pasado, el cumpleaños del papá (ya fallecido) era un acontecimiento que reunía a la familia entera. Alquilaban mariachis, marimba y se ponían a bailar en el patio. Aquellas fiestas las recuerda nuestra consultada de manera significativa. La comida y la bebida eran, sin lugar a dudas, elementos que completaban el ritual. También, dentro de este ciclo festivo, destacaban el 10 de mayo, el cumpleaños de la mamá, las festividades de fin de año y los cumpleaños de los hijos. A esto hay que agregar que los días festivos, la simple reunión, de los hermanos es suficiente para comprar cervezas o una botella de ron, encender el tocadiscos o traer una grabadora y pasar la tarde. Los vecinos también se agregan a esta convivencia generando un ambiente festivo. También se expresan desavenencias entre ellos, se dejan de hablar un tiempo para luego reencauzar la vida familiar. Destacan, también, el recuerdo de las fiestas de XV años de las hijas, realizadas en la vecindad y hoy con cierta nostalgia se narran los XV años de las nietas que ya no se realizan en el patio  sino en salones de baile. Destaca una que duró varios días; después del salón la familia e invitados seleccionados  se trasladaron a la vecindad que estaba preparada con mesas, manteles, botellas, equipo de sonido y dos ollas de "pancita" para desayunar al día siguiente.

A los miembros de esta familia se les consideraba los ricos de la calle. Se  pensó que el señor --jefe de la familia- siempre tuvo dinero porque construyó con tabique , porque tenían camas, porque compraban pan de dulce y porque a una de sus hijas le compró un piano. Cuando murió el señor, sus hijos encontraron una caja de cemento que guardaba debajo del piso de duela, cuando la abrieron encontraron fajos de billetes viejos, ya con poca valía para el año en que murió. Ocasionó frustración en sus hijos que también consideraban que tenía su "dinerito", porque además era  dueño de la vecindad y alquilaba  viviendas, lo que alimentó esa imagen. Cabe señalar que las rentas eran bajas y que varios inquilinos le debían hasta años de renta.

La puesta en escena en las fiestas y el capital social  desplegado hablan de un estilo de vida y de una diferenciación dentro de la misma calle. Llama la atención, que cuando había reunión la calle se llenaba de carros, objetos de gran valía para la familia. No es común que la calle se vea inundada de ellos y de una sola familia. Esto ha ocasionado cierta envidia y algunos daños menores a los autos. Las mujeres que son atractivas, delgadas, se visten a la moda. El testimonio nos informa también sobre las aventuras de nuestra consultada y  sus sobrinas, que son de la misma edad, en la vecindad y  sus incursiones  de adolescentes en fiestas por el rumbo, en colonias como la COVE que es de clase media alta. Cuenta que su papá tuvo la oportunidad de comprar un terreno en la COVE, pero que se decidió por Barranquilla "pero como era baldío no sabía cómo se iba a poner esa colonia, de haber sabido pues compra en la COVE".

Este testimonio se centra sobre el interior de la vecindad, de su vida familiar, su condición de mujer está condicionando este relato. A diferencia del de sus hermanos que sí salían a la calle y hablan de ella.  Nuestra consultada cuenta que cuando iba a la tienda le decían que si  ya tenía peleas en la coliseo. La agresión, el acoso sexual, las broncas callejeras influyeron  para refugiarse en el interior y de alguna manera sacralizar su vivienda. Dice : "recuerdo al fotógrafo ambulante y que tenía maletines en la mano iba ofreciendo fotos en la calle. Sus petacas las abría en el patio y veíamos muchos trajes de charros, piratas, gitanos, españolas, norteños, chinacos, chinas poblanas...cada domingo pasaba, nos metíamos al baño y salíamos de españolas, así nos retrataban, yo tengo aquí en las escaleras una vestida de española".  A todo esto nos ha remitido el signo reseñado.

Cohabitando con este signo le siguen otros significando casas contiguas a la suya. Son de menor tamaño y todas están dibujadas de manera igual y con una entrada similar que en la realidad no son así. Este conjunto  formaría un sintagma donde el signo de la casa de la consultada resalta con mayor semioticidad, remitiéndonos a un mundo íntimo y familiar. Hay que señalar que la maestra, nuestra consultada,  y  su familia, ha logrado ascender socialmente, sus carros y sus casas propias son su mayor ostentación. Es una familia que se distingue dentro del contexto de la calle.

En oposición al sintagma anterior se opone otro. Conformado por el río, que es trazado con una línea ondulante, a su alrededor aparecen viviendas, también todas dibujadas del mismo tamaño e iguales, donde aparece una inscripción: tiradero. El primer signo (y su cadena sintagmática) reseña una vida festiva, placentera, con gratos recuerdos  de una clase media; este último sintagma nos remite a lo popular, a lo feo de la calle. A las broncas callejeras, a las agresiones verbales, a los vagos, al alcohol que se consume callejeramente y a ciertos personajes típicos-malosos del lugar.

En el dibujo existe una clara separación entre uno y otro sintágma entre ellos dice Barranquilla. Separación, distanciamiento aparente porque ambos estructuran un paradigma que es precisamente Barranquilla. Barranquilla es uno y otro. El primero se define con relación al otro. La clase media en oposición a la popular. La casa de la cruz en oposición al tiradero. Ambas constituyen la calle. En este caso  y en el dibujo, lo familiar, incrustado en lo popular. La vida de una vecindad dentro del contexto de una calle evidentemente de carácter popular. En este dibujo la calle es definida fundamentalmente no en su exterioridad sino en su interioridad, en ese espacio contiguo que es un patio de vecindad y sus moradores. Esto es explicable por la condición de mujer de nuestra consultada, dedicada en su niñez y juventud a la escuela y a las labores del hogar (tareas domésticas, limpiar el patio, lavar trastes) y por el capital social que ella y su familia han desplegado para diferenciarse a lo largo de toda su vida.

A manera de comentario final señalamos lo siguiente. Afirmamos con Lacan que lo simbólico te ubica en lo real,  una relación simbólica sitúa al sujeto con respecto a los otros,  se entablan ciertos vínculos que dependen del territorio donde se ubica el sujeto. La capacidad de reactualizar la imagen del objeto en ausencia del objeto real, permite la inserción de la experiencia individual en el mundo de la significación [36] .

Nuestra consultada  ha marcado gráficamente y oralmente la frontera dentro de la calle, es un límite que le permite expresar su punto de vista. Afirma Armando Silva que el punto de vista es " una serie de estrategias discursivas por las cuales los ciudadanos narran las historias de su ciudad, aun cuando tales relatos pueden, igualmente, ser representados en imágenes visuales".

Nuestra consultada ha realizado una lectura imaginada de la calle en la medida que ha expresado su propuesta de calle. Para ella, la calle de Barranquilla está fragmentada, por un lado, su mundo en oposición al de los otros. Lo familiar opuesto a lo popular. Lo festivo opuesto a las broncas y al tiradero. Pero paradójicamente [37] , la calle de Barranquilla se define imaginariamente en la oposición con el enfrentamiento de dos realidades.

Su testimonio y sus gráficos,  como  tácticas, han delineado un lugar, un espacio circunscripto como propio, que sirve como base para administrar sus relaciones con una exterioridad diferente, lo otro aparece como totalidad visible. Todas las imágenes son puestas en funcionamiento para ocupar un lugar, para fundar un sitio. Sus recuerdos, las anécdotas, los objetos, las fotografías, su patio, las fiestas, los autos, las posadas, las fechas memorables, los paseos y los viajes actúan, juegan constantemente para instaurar la frontera que la distingue de lo otro. Ella ha capitalizado las imágenes en la medida que ha producido un mundo, otro paisaje de la calle.

Lo que ha realizado nuestra consultada es establecer un espacio imaginario, una figura. Su dibujo ha redimensionado semióticamente la calle. Ha alterado el espacio y su disposición y lo ha ordenado con la intención de mostrar su estilo de vida. Es la puesta en escena de su sueño: la permanencia y la distinción. Es un modo de adhesión al lugar a través de una arquitectura de dos lugares. Es una figura urbana, un esquema imaginario. Lo imaginario supone ver en una cosa lo que no es, verla distinta de lo que es [38] . Realmente la calle de Barranquilla  no es lo que la consultada reseña, pero  imaginariamente la calle de Barranquilla es lo que reseña. Evidentemente su casa no es de ese tamaño y no tiene los rayos luminosos a su alrededor, las otras casas no son todas iguales, pero es imaginario porque hace surgir algo que no es. Es imaginario en la medida que hace aparecer un objeto ausente. Es imaginario porque sintetiza un discurso propio, porque la consultada  se ubica como actor. Es imaginario porque ha partido de su actuar real en la calle y nos ha conducido por una figura imaginada de la calle de Barranquilla.

NOTAS


* Colegio de Antropología Social, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, .Puebla, México.


[1] Tacubaya se encuentra ubicada al poniente de la ciudad de México, rumbo a la salida a Toluca. Oficialmente, hoy, es una colonia, pero en la época prehispánica fue un vasto territorio Tepaneca que pasó al dominio Mexica que la nombraron Atlacuihuayan. En la época colonial fue parte del Marquesado del Valle y se distinguió por ser productora de trigo. Dejó de ser municipio en el año de 1928 y actualmente pertenece a la delegación política Miguel Hidalgo (ver figura 1).

[2] Maurice, Halbwachs,"Espacio y Memoria Colectiva", Estudios sobre las culturas contemporáneas, vol III, No.8-9, U de C., México, 1990.

Vid. Miguel Angel Aguilar (selección y traducción) : " Memoria colectiva. Arquetipos y Cuentos de Hadas. Fragmentos de la Memoria Colectiva de Maurice Halbwachs", La revista de cultura psicológica, vol.I, No. 1, UNAM, primavera 1992.

[3] Ecléa, Bosi. "Memoria sueño y memoria trabajo" en Estudios sobre las culturas contemporáneas, vol.III, No. 8-9, U. De C., México 1990.

[4] Ibidem.,p.54

[5] Marc Augé, Las Formas del olvido, Ed. Gedisa, España, 1998. P.23

[6] Señala Halbwachs que la concepción del recuerdo como conservación total del pasado es un postulado anticuado que niega la posibilidad de la actuación de los individuos, que  los concibe como estables en el tiempo, es pensar que el individuo adulto mantiene intacto su sistema de representación desde la infancia. Por el contrario la biografía del individuo posibilita que sus recuerdos modifiquen  la lectura, la realice  desde tiempos y espacios distintos. op. cit., p. 6-7

[7] Ibidem.,p.6-7

[8] Cfr.. Daniele, Barbieri,Los lenguajes del comic, Ed. Paidos, Barcelona, 1993.

[9] Cfr.,ibidem.,  p. 27

[10] Cfr., ibidem., p.29

[11] Cfr.,ibidem., p.32

v [12] Cfr.ibidem., p.34

[13] Jean Duvignaud habla de una zona aestructural que su característica principal es que reordena lo real por medio de lo imaginario. Afirma que existen una serie de fenómenos colectivos e individuales que expresan ese dinamismo que denominó manifestaciones aestructurales de lo imaginario. Desarrolla este planteamiento en uno de sus libros cuando describe y analiza el trance como manifestación aestructural. Sacrificio Inútil, Ed. F.C.E. México, 1988.

[14]   Gilbert Durand,  Las estructuras antropológicas de lo imaginario, Ed. Taurus, Barcelona, 1982.

[15] Ibidem.

[16] Jean Cheteau, Las fuentes de lo imaginario, Ed. F.C.E., México,1976, p.244

[17] J. Kogan,  Filosofía de la imaginación. función de la imaginación en el arte, la religión y la filosofía, Ed, Paidos, Argentina, 1986.

[18] Jean Chateau, op. cit., p. 235-236

[19] Ibidem.

[20] Ibidem.

[21] Ibidem.,.p.p. 265,266 y 270.

[22] Ibidem.,.p.p. 270-271

[23] J. Kogan,  op.cit., p.p.20-21

[24] citado por J. Kogan, op.cit.,  p. 142

[25] Jacques Lacan, Lacan. El seminario ,Ed. Paidos, México-Argentina-Barcelona, 1991.

[26] Jean Chateau, op. cit., p.287

[27] Armando Silva,  Imaginarios Urbanos. Bogotá y san Paulo. Cultura y comunicación urbana en América Latina. Ed. Tercer Mundo, Colombia, 1992.

[28] Armando Silva, op. cit.,  p. 91

[29] Ibidem., p.93

[30] Ibídem...p. 94

[31] Ibidem.,.p. 95.

[32] Ibidem.,p. 96

[33] Ibidem.,p. 97

[34] Armando Silva,  op.cit., p. 48

[35] vIbidem. ,p.p.52-53

[36] Cornélius Castoriadis,  " La institución imaginaria de la sociedad" en Eduardo ColomboEl imaginario Social, Ed. Altamira, Montevideo 1993.

[37] Armando Silva, op. cit. p.39

[38] Cornélius Castoriadis, op.cit., p. 4


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