Especial NAyA 2001 (version en linea del cdrom)

CULTURA Y SITIOS SAGRADOS: ARTE RUPESTRE COLOMBIANO.

Guillermo Muñoz C.

UNIVERSIDAD Pedagógica NACIONAL DE COLOMBIA:. Grupo de Inv. De la Pintura Rupestre Indígena. Fundación Cultura de los Pueblos Pintores. Bogotá.

 " Las ciencias del espíritu encuentran su material y sus problemas allí donde las configuraciones y las modificaciones del mundo externo pueden ser aprendidas como expresión de la vida humana. La física y la química exploran la piedra como estructura material. Pero el hecho de que esta piedra  hace tiempo haya sido convertida en martillo gracias a un par de duros golpes o el hecho de que en ella se hayan grabado varios signos complejos la convierte en documentos de la Humanidad. Y así se refleja a través de su materia un sentido anímico; percibido de tal manera se ha convertido, de un golpe, de un objeto de la mineralogía en objeto de las ciencias del espíritu "

Teoría del Espíritu Objetivo
Hans Freyer edit SUR. Pág. 8


INTRODUCCIÓN

Durante muchos años un sitio sagrado fue comprendido como un lugar físico donde una etnia particular construyó con objetos de la naturaleza lo que representaba su relación con ciertas entidades espirituales. Bajo esta concepción se describieron los sitios y se refinaron las técnicas que analizaban sus características. Pero en sentido amplio y más explicativo un sitio sagrado es realmente un lenguaje.

Si lo sagrado es visto desde esta perspectiva, como lenguaje, dejará automáticamente de ser un simple objeto visible para adentrarse en el estudio de las cualidades que están sintetizadas allí. Las cosas observadas y coleccionadas actualmente no contienen lo sagrado mismo, como tal, y es preciso estudiar los pensamientos que llenaban estos objetos para que fueran representantes visibles de lo sagrado.

Desde un horizonte cultural e histórico preciso de significación los objetos adquieren sentido, y lo que es más interesante las descripciones asumen un nuevo nivel de significación; allí, se hacen reales, con las palabras precisas que dan sentido a las cosas Un lugar sagrado es fundamentalmente una construcción intelectual y no un sitio específico, es decir un lugar empírico.

Indudablemente la investigación de estos espacios de lenguaje deben comenzar por la búsqueda de evidencias, que determinadas como empíricas obligan a describir los lugares, instrumentos y los objetos asociados. La minuciosa colección inicia el trabajo de estudio, pero el origen mismo de la explicación no se puede situar aquí. "Cerámica ritual", "objeto sagrado", "instrumento de culto religioso", son sólo enunciados abstractos y si acaso sugerentes de lo que significa lo sagrado mismo.

El sentido de un objeto, para cualquier época debe buscarse en una más amplia objetividad y ésta no se trasluce simplemente en el mundo de las cosas, sino que ha de reproducir los posibles pensamientos que articularon e incluso dieron condición a ciertos objetos y sus jerarquías para su expresión empírica. No es posible olvidar que el sentido dado a un objeto depende de un horizonte de objetividad más amplio, el cual cohesiona todas las relaciones, pues cada construcción humana por sencilla que aparezca, es una cualidad producida por múltiples procesos. Un objeto es entonces una "síntesis" compleja de cualidades. El presupuesto central es que lo humano, en cuanto tal, es lenguaje y todo aquello que es configurado por este, es característico de su sistema de percepción y fundamento de las realizaciones humanas.

Lo sagrado en sí mismo es lenguaje y sentido originario, explicación y sistema de cohesión social; es sistema de percepción, es condición de orden y jerarquización del mundo. Lo religioso es un sistema de síntesis que impone entonces una manera de resolver los asuntos tanto del destino general de una sociedad como los aspectos que tienen que ver con la vida diaria. Es por esto que las comunidades repiten los actos sagrados en sus lugares de trabajo y reproducen sus acciones y sentidos en sus reiterados mitos en los lugares más elementales, pues esto garantiza estar impregnado de lo sagrado mismo en cada acción. La repetición de los actos originarios, de las acciones de los dioses, de la vida ejemplar de quienes deshicieron el caos en orden y generaron el lenguaje, es paradigmática y esto explica que cada acción por elemental que parezca está impregnada de este sagrado orden. De lo contrario el hombre perdería su verdadero rol y se encontraría en cada acto, si este fuera arbitrario, con la forma de lo profano que no quiere decir sino sin sentido, no humano, no sagrado.

La modernidad por contraste, ha dejado de lado un número de formas de pensamiento que no se adecuan a los parámetros de la razón matemática, pero no ha destruido la opción de su fundamento, es decir su latencia. La crisis de la modernidad no puede atribuirse simplemente a su limitada capacidad para resolver adecuadamente sus propuestas y promesas, sino que tiene que ver con la presencia de formas culturales antiguas que estaban esperando sus fisuras para reactualizar, reinstalar sus objetivos. En los países del tercer mundo estas formas antiguas reaparecieron con mayor vigor en el instante que los poderes religiosos coloniales dejaron de actuar con la fuerza desmedida que antaño poseían, dando paso al hecho objetivo, por ejemplo, de permitir que los habitantes, antes indígenas ahora campesinos, cuenten con cierta desprevención sus historias más antiguas y actúen frente a la naturaleza con sus prácticas milenarias. La primera sorpresa de la investigación, fue poder constatar que lo antiguo no ha sido desplazado de la "vida" de los habitantes, sino que muy al contrario se resiste a desaparecer.

Estas antiguas formas de pensamiento están llenas de representaciones, producto de relaciones diversas del hombre con la naturaleza configuradas en diversos tiempos de la historia, las cuales articulaban y regulaban los diversos objetos y prácticas. Estas formas alternativas, siguieron viviendo en la población sobre todo en aquellas comunidades, que ajenas al proceso de desacralización y modernización de la naturaleza podían perpetuar su cultura. Al no universalizarse el debate y persuadir al común de lo que había encontrado el pensar moderno, al no incorporar el saber popular en los caminos de la ciencia como sus procesos, se fue olvidando que una fuerza histórica milenaria estaba esperando resurgir. En el transfondo, todos estos habitantes conservaron de forma incluso íntegra los sentidos de las religiones y percepciones premordernas, como si estuvieran a la espera del fracaso del sistema de explicación y de la realidad social moderna.

Al no haberse diseñado una imagen unitaria del mundo producida por la ciencia, o más bien al no haberse socializado su capacidad y al dejar abierta la atomización del mundo, las formas arcaicas de pensamiento que sí son capaces de unificar la realidad, vuelven a tener no sólo una segunda oportunidad sino que alteran el orden, creando en sus movimientos una supuesta riqueza y capacidad para restaurar sus antiguas y siempre convincentes formas de expresar lo real, pues éstas también son formas del pensamiento y formas de explicación que sin duda, probadas, son capaces de cohesionar socialmente.

Saber con cierta seguridad si el proceso moderno, que significa, entre otras cosas la percepción no metafísica del mundo, es también la secularización de la naturaleza, es lo que aquí se pretende investigar. Lo más interesante es poder determinar cómo es posible que ciertas formas de percibir y de vivir se encuentren en el mismo momento en que se suponen superadas. La existencia de lugares sagrados que contienen los antiguos atributos, sigue presente en la mentalidad de los habitantes y altera en cada caso las decisiones que cada individuo toma, haciendo creer que se trata de una actitud progresista y autónoma, pues incluso el pasado usa el ropaje de lo supuestamente actual para perpetuarse.

No se está en Colombia frente a un mundo desacralizado moderno, de ciudadanos frente al desarrollo de la sociedad civil, sino frente a un conjunto de habitantes que en forma impresionante, siguen contando a sus hijos y asustando en las noches con historias y experiencias muy arcaicas y viviendo en esa atmósfera."Ayer se bajó un tunjo del cerro y yo vi a la gallina de oro con sus pollitos, mi abuela vio al Muan, que era un viejito que pedía comida y anunciaba las crecientes de la quebrada allá en la finca del norte de Boyacá.  Si la luna, el agua y el sol pican, es decir producen enfermedades si uno no está preparado para ellos, es porque realmente estamos frente a un país que le cuesta mucho trabajo pensar en planetas y en elementos naturales. El uso de la sal en forma ritual, el camino que debe olvidarse para curar los mezquinos, el enfermo de arco iris, las dificultades que tienen con la menstruación, las diversas comidas (jute, taque),la vaca que ayer se alunó, manifiestan, entre múltiples aspectos, una resistencia del pasado a desaparecer y lo que es más asombroso, presencia de éste como organizador del pensar.

PINTURAS RUPESTRES: HISTORIA SAGRADA COLOMBIANA.

En los últimos veinte años, se ha desarrollado la investigación sobre los diversos "dibujos" pintados y grabados precolombinos que se conservan en los municipios y veredas del altiplano cundiboyacense en Colombia. No se reduce este trabajo investigativo al simple acto dispendioso de registro, documentación y estudio de estas manifestaciones como un problema formal, sino que se interesa en determinar su sentido.

Para cumplir con este objetivo, se ha tenido que rodear este objeto con distintas fuentes y establecer diversas relaciones. Con múltiples preguntas sobre quienes pintaron y grabaron en estas rocas, sobre cúal es el mensaje que poseen y cuáles sus relaciones con la mentalidad de estos pueblos, se pretende generar un cuadro de problemas novedosos y nuevas rutas hacia el estudio de la historia cultural de Colombia.

Una de las fuentes de estudio del arte Rupestre ha sido la lectura y análisis ,de las descripciones que los cronistas hacen de aquellas cosas que observan. Multitud de datos incluso sueltos y curiosos son reseñados. Una de las leyendas más conocidas y divulgadas en nuestro medio escolar es la historia de Bochica. Allí nos es contado el modo como este dios civilizador rompe las peñas que contienen una gran inundación y permite rehacer el cultivo de la sabana de Bogotá y producir un manejo técnico superior para el trabajo de la agricultura. Pero Bochica es además un personaje que podemos conocer mejor por algunas semejanzas que los cronistas ven con algún apóstol o personaje bíblico. Deja Bochica en diversas rocas pintadas sus enseñanzas de la fe, la inmortalidad, el bautismo etc. Es muy posible que no estemos hablando de una simple persona, sino de un pueblo que asalta el altiplano, cuya invasión deja vestigios diversos de su cultura y construye distintas formas de violencia y dominio frente a las formas anteriores que parecen corresponder con la cultura de Bachué, cultura que dentro del proceso fue asimilada y en nuestro tiempo se esconde dentro de las tradiciones a las madres y a la virgen María en especial. El recorrido de Bochica, los templos sagrados que inaugura (Guachetá, Bosa, Sogamoso entre otros) frente a lo sagrado de Chía, el conflicto de Tizquesusa con los habitantes de ciertas zonas (Suba  Guachetá) sobre la definición de quienes son los hombres Sol Guaguas  (españoles), son sólo algunos elementos que muestran que el conflicto entre Zipa y Zaque no era la única contradicción que existía en el altiplano a la llegada de Quesada y probablemente no la más fundamental. Basta con preguntar quiénes informaron el lugar donde se escondía el cacique de Bogotá y cúales las razones y conflictos culturales para tal denuncio.

Siempre se ha pensado que la leyenda de bochica fue recogida por los españoles por su interés en estas tierras, como camino hacia una concordia y valoración de lo indígena. Ahora se sabe que esto es problemático. Simplemente fueron sorprendidos los europeos con historias que casualmente tenían algunos elementos semejantes a sus propias formas de explicación y sentido jerárquico y estamentario del mundo.

Esta investigación en Arte Rupestre, ha permitido replantear nuevas formas y organizar diversas vías para el estudio de la mentalidad de los pueblos habitantes de los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, e incluso advertir asociaciones con otras zonas del país. El resumen que por ahora puede hacerse es que este material posee sin duda un valor de fundamento para una nueva versión sobre la formación cultural colombiana.

Si se piensa en la historia y sentido de estas representaciones, si se reflexiona en el sistema de percepción que estas formas poseen, se está sin duda alguna abriendo un camino sobre las estructuras de pensamiento de estas culturas de pueblos pintores. Sus trazos sintéticos, su capacidad para simplificar, muestra una muy compleja elaboración. Ya no es posible continuar diciendo sin tener vergüenza que los habitantes aborígenes eran como niños.

Aparentemente el público desprevenido piensa que saber algo nuevo de las culturas Colombianas precolombinas requiere de una búsqueda en lugares extraordinarios, en empresas complejas, en expediciones a la selva, en meses y semanas dedicadas a la labor de búsqueda de aquellos monumentos que dejados por los antiguos habitantes indígenas se encuentran escondidos en la espesura del misterioso territorio nacional. Nadie sospecha que es finalmente grotesco que al lado de las grandes urbanizaciones, en los potreros que ahora poseen carreteras veredales, que en las provincias donde se cultiva de modo intensivo éste o aquel producto agrícola, se encuentren a la vista y muy rara vez escondidos los grandes murales que como hojas pétreas muestran el legado indígena, desconocido hasta ahora.

Actualmente no se Sabe que pueden significar las representaciones rupestres, pero si se constata la permanencia de ciertas prácticas que podrían asociarse a ellas. ¿Qué es lo que ha sucedido dentro de todos estos procesos históricos para que ahora continúen vitalmente adheridos en el presente?

¿Por qué tenemos disposición a pintar ciertas figuras, a gustar de ciertos sonidos, a ver con naturalidad ciertas costumbres y a insistir inconciente en seguir consumiendo formas de alimentación y salud heredadas de tiempo inmemorial? ¿Es posible que estas formas rupestres o por lo menos algunas, se han proyectado al presente? Es importante saber entonces determinar la calidad de estas representaciones en su sentido originario para poder valorar su capacidad y permanencia al impregnar un presente no estudiado.

Si tales figuras rupestres son síntesis del pensamiento, unidades que comprimen diversas determinaciones, entonces estamos frente a una cultura compleja y desconocida: nuestra propia cultura. Si estas formas pueden ser articuladas, será plausible una novedosa explicación de lo que fue su mentalidad, y pensar en la herencia cultural que estas poseen en la conducta y actividad social nuestra.

Si en las etapas precolombianas estos objetos tuvieron un sentido sagrado especial, ¿será posible que lo conserven actualmente, aunque las palabras no existan para explicar su razón de ser en forma conciente?. Perdidas algunas de sus estructuras, ¿de qué modo siguen fabricando lugares culturales y protegiendo a sus participes?

FORMACIÓN Y FUSIONES CULTURALES:

Dentro de la historia de Bochica se cuenta también que éste pintó en las rocas diversos trazos para que nadie olvidara el modo como debían tejer y dibujar los vestidos, también el modo como deberían protegerse de otras enseñanzas y así, dejó el símbolo de lo sagrado: una equis[X]...Una cruz? Es muy interesante revisar nuevamente la crónica para, desde una diferente perspectiva, ampliar las posibilidades de responder a los interrogantes que crean estos nuevos documentos rupestres. El cronista Fray Pedro Simón reseña con algunos detalles el día en que los conquistadores llegaron a Guachetá (Cundinamarca). Además de una misa, los conquistadores dejaron una cruz en el templo del sol. Muchos años después ésta permanecía en el lugar. ¿Es esto una casualidad o existe una explicación más profunda? Lo que parece confundir e incluso hacer ambigua esta diferencia cultural es que los símbolos indígenas, por lo menos algunos, eran semejantes en su forma y en su carácter sagrado a los usados por los europeos. Estas son las únicas historias y leyendas que parece podemos rehacer, pues las que eran completamente ajenas, casi totalmente borradas.

No es improbable que algunas estructuras formales por simple casualidad en ambos casos estuvieran impregnadas de lo sagrado. Para los españoles la cruz y para los indígenas una equis: sin duda semejantes. Casi todos los cronistas aseguran que Bochica es un apóstol cristiano. La explicación indígena de lo que significan los españoles es: enviados de Chiminigagua o Gaguas. Ambos grupos humanos creyeron estar hablando de lo mismo. Pero, eran procesos distintos. Se acordó su semejanza pero nunca se discutió su diferencia.

Confundidos y aplazados los modos de explicación y sentido del mundo espiritual indígena, sin el proceso de reflexión necesario, lo aborigen siguió jugando el mismo papel, escondido bajo el ropaje de lo español y de lo católico. Pensamos que parte de la explicación está aquí. ¿Qué es realmente la peregrinación al Santuario del Niño Jesús en el 20 de Julio, qué es y que historia cultural posee en sus raíz la peregrinación a Chiquinquirá? Existían ya allí templos indígenas, es algo que no se discute. Bojacá es una de las zonas que en Colombia posee el mayor número de rocas con pinturas que parecen representar diversas épocas, por las diversas formas que allí aparecen. ¿El santuario actual que invita a los dueños de carros a bautizarlos y proteger sus propiedades, tiene algo que ver con las viejas enseñanzas de Bochica? Es muy posible.

Son también importantes las formas actuales con las que la gente vive y se representa la realidad. Desde hace algunos años se ha pensado que en las casas de barrios populares se conservan costumbres y formas culturales precolombinas. Fusiones y acomodamientos culturales de diversos estratos están aquí presentes. Lo claro es que existen elementos sagrados en las distribuciones de los espacios de la casa. Así por ejemplo, la mata de ruda se le conserva en lugares específicos [patio y/o entrada ] pues desde allí protege a sus habitantes. La mata de novios, como se sabe, el poder de permite que las hijas de la familia puedan conseguir compañía. La mata de sabila, puesta detrás de la puerta y amarrada normalmente con cintas (roja), genera a los dueños la buena suerte necesaria para la vida. La mata de mirto es también además de otros objetos el lugar donde se sintetiza un amplio universo, que representa más sentidos que una simple enunciación a un artículo utilitario. Allí está puesta una mentalidad, una forma de lo sagrado no occidental, más lejana de la modernidad de lo que uno se imagina. Es muy posible que estén combinadas costumbres españolas e indígenas, pero aún así, de lo que se trata es de estudiar su unidad cultural, es decir su compleja condición total, y sus relaciones y diferencias.

Quien observa con algún cuidado y no pasa por encima de los actos más comunes, tiene la oportunidad de preguntarse nuevas cosas y hacer turismo en su propio país. Detenerse a mirar los ramos del día que en semana Santa se realiza la procesión de la llegada de Jesús, se observa que estos están tejidos de una manera especial, que en el entrecruzamiento de las fibras hay algo más que una actividad manual; que las formas usadas ahora para ser consagradas, son puestas en la sementera y así producir cosechas esperadas por este ambiente mágico. Sólo si se usa una lupa, se encontrarán otras nuevas virtudes. El ramo calma además la borrasca. Debe ser quemado. Quien no tiene un ramo debe poner en el patio algunos objetos, pero estos siempre en forma de Cruz y en lo posible metálicos. De qué cruz se está hablando?

Cada familia colombiana, por lo menos en el sector del altiplano donde se ha trabajado más en este sentido, parece conservar un fragmento de la historia y de las leyendas que le dieron sentido a las culturas precolombinas, y aunque cada cual posea una versión "aparentemente" distinta es importante notar que en sus cualidades conservan los modos como era sentido y pensado el mundo y lo que es más interesante, representado.

Las figuras ornamentales en las rejas de las casas, tanto en puertas como en ventanas, e incluso en la fachada, poseen desde siempre un propósito: cuidar a sus moradores, evitar la entrada de lo extraño. Ahora cuando observamos en las rejas, de ventanas y puertas, al igual que en las fachadas unos dibujos que en todo el altiplano son recurrentes, podemos imaginar que estos dibujos desde siempre fueron elementos protectores de la cultura precolombina. Conservados al presente sin ninguna explicación de su significado, aparecen de manera reiterativa en aquellas casas que en el proceso de urbanización no necesitaron de arquitecto: fueron hechas por los obreros a su gusto y con aquello que contenía el encanto de poseer la noción de lo propio. La casa no es simplemente un lugar donde una familia vive. Es un espacio lleno de significados, de prohibiciones y permisos: un lugar sagrado. La expresión de lo sagrado está configurada por todos los elementos : las plantas, los objetos, sus formas y figuras el acomodamiento y lugar de estos, muchos de ellos con tradiciones rupestres.Pero también una nueva morada se hace presente. Esta " casa" se decora con azulejos en forma de rombos y remite a un segundo lugar de protección: el cementerio; allí se reproducen casi todos los elementos, se fabrican casas pequeñas y estas se adornan con formas de antiguo contenido mágico.

Aún con todos los procesos de asimilación de otras culturas, éstos elementos han permanecido acompañando a los habitantes populares desde tiempo inmemorial. Basta con observar los altares que ahora poseen las busetas y buses ejecutivos. Cada uno de los choferes maneja dentro de un santuario. Además de aparecer las imágenes de la Virgen, de cristo y del Niño Jesús colocadas en forma jerárquica y estamentaria, se encuentran formas rupestres que han sido observadas en forma recurrente en los antiguos lugares sagrados: rocas pintadas y grabadas. Cada uno de estos objetos sagrados está puesto, como remedando el altar de la iglesia, pero al detenerse en los detalles se observan formas muy antiguas.

¿De qué manera, entonces, parece hacerse presente el Arte Rupestre en las formas de vida magicoreligiosas actuales? Hasta ahora se han podido observar algunas estructuras que antiguas y presentes en lo murales de pinturas o grabados, se repiten en sus formas aquellos trazos que anuncian y develan lo sagrado: Triángulos encontrados por los vértices, que no son sino caras encontradas por la quijada(19), aparecen en objetos diversos, sin que sean realmente vistos, puesto que lo cultural no supone una conciencia de su uso, sino que automáticamente se expresa, se vive. Incluso algunos investigadores llaman a estas formas rupestres los cálices como una referencia equivoca a las tradiciones católicas. Rombos, cruces, triángulos, entre otros, se observan en gualdrapas, suéteres y poco a poco estas formas antiguas se han venido incorporando de modo impresionante a la vida diaria, puesto que los campesinos ya pueden hablar sobre lo que saben y promover sus pensamientos y concepciones.

Las palmas tejidas para los domingos de ramos parecen tener semejanzas con las tradiciones de los textiles y cestería también pueden ser asociados a ciertas formas rupestres observadas en el altiplano. A todas estas manifestaciones se suman algunas que han empezado a documentarse en relación a las historias y versiones distintas sobre leyendas campesinas que sin duda abren nuevos caminos para la interpretación de la historia cultural de estos pueblos.

Cuando esta perspectiva de trabajo se asume, automáticamente se genera un muy particular capacidad de percepción y una acelerada curiosidad que hace que cada espacio de lo urbano y del campo sea acomodado a una nueva cualidad.

Difícil es ahora imaginar que son actos caprichosos, simples casualidades, o fragmentos sueltos que ruedan por la vida de los habitantes. Todo esto tiene una cierta coherencia y su curioso fundamento parece encontrarse en las culturas precolombinas estudiadas muy incómodamente desde los saberes arquelógicos.

Hasta ahora se está en capacidad de enunciar el problema. Las investigaciones que produce la FUNDACIÓN CULTURA DE LOS PUEBLOS PINTORES y el Grupo De Investigación de la Pintura Rupestre Indígena, pretenden realizar un estudio de este patrimonio y establecer los caminos para explicar desde esta fuente lo que significa el pensamiento y las nociones de espacio, los conceptos y las representaciones del cuerpo humano, de lo sagrado, y en fin todas aquellas cualidades que de modo subterráneo constituyen y configuran lo que es realmente el legado indígena.


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Este texto fue presentado en Wac II ( Congreso Mundial de Arqueología) 1992. GMC y no ha sido publicado.


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