Especial NAyA 2003 (version en linea del cdrom)

Tras las huellas del Cabildo Primero de la Villa de Santiago de Compostela de Las Vegas”.

Autor: Ing. Racso Fernández Ortega.
Centro de Patrimonio Cultural
 Ciudad de La Habana, Cuba.
 racsofdez@yahoo.com

UBICACIÓN GEOGRAFICA  DEL POBLADO

El poblado de Santiago de Las Vegas se localiza a 15 Km. del centro de la Ciudad de La Habana, Cuba;  a los 23°  de latitud norte y a los 12° de longitud oeste. Su extensión territorial abarca los 133.6 Km² ocupados en su gran mayoría por terrenos generalmente llanos con ondulaciones que ocasionalmente llegan a formar pequeñas mesetas.

Al sudeste aparecen las únicas irregularidades de éste homogéneo territorio; es en esta porción del mismo donde se yerguen las alturas que dan inicio al grupo orográfico Bejucal-Madruga-Coliseo, lo que permite que su centro poblacional más importante se ubique a 94 metros sobre el nivel del mar.

Su paisaje es el típico de las llanuras cársicas con suelos fértiles propicios para el desarrollo de la agricultura, la coloración de éste es predominantemente rojo, pero su gama varía del anaranjado al rojo amarillento. Entre las diversas poblaciones que integran la provincia de Ciudad de La Habana, la de Santiago de Las Vegas resulta privilegiada por sus abundantes fuentes de agua. Sus campos son irrigados por las serpenteantes aguas del río Caciguagua (hoy Almendares) y su afluente el Jíbaro, así como por ricos manantiales como el de Vento, la Aguada del Cura y Ojito de Agua.

Lamentablemente en la actualidad su corriente de agua más importante, aún cuando se han emprendido algunas acciones para erradicar esta situación, se encuentra afectada en grado sumo por la polución y la contaminación provocada por la acción negligente del hombre. Su clima es seco presentando los mayores índices de pluviosidad en los meses de mayo a septiembre. Debemos señalar que durante la estación de invierno se han producido bajas de temperatura considerables, en ocasiones, por debajo de la media provincial.

BREVE SINTESIS HISTORICA

Los orígenes del poblado de Santiago de Las Vegas se remontan al período prehispánico cuando en sus fértiles e irrigadas tierras se asientan aislados grupos de poblaciones aborígenes dedicados a la pesca, caza y recolección de los productos que le brindaba la naturaleza.

Entre los sitios arqueológicos que guardan las evidencias de ésta etapa de  nuestra historia se destaca el conocido como la Solapa del Silex, en el barrio del Cacahual, donde fueron localizados varios ejemplares de la cultura material como un pendiente de collar con perforación bicónica (amuleto), confeccionado utilizando un premolar humano; perteneciente a los primeros habitantes de esta región correspondientes a los grupos recolectores-cazadores.

Aparentemente no existió ningún tipo de contacto entre los miembros de estas pequeñas agrupaciones humanas y los primeros colonizadores españoles que se radican en este hermoso paraje, posiblemente hacia 1575, para dedicarse a la tala de árboles y a las labores agrícolas.

Mientras tanto por ese entonces en la villa de San Cristóbal de La Habana, junto al puerto de Carenas, cinco leguas al norte de Santiago de Compostela de Las Vegas, marchaban a buen ritmo las obras para construir la Zanja Real y ella mediante, llevar las aguas del río La Chorrera (nombre con que fue bautizado inicialmente el río Caciguagua, hoy Almendares) a la plaza de La Ciénaga (luego de La Catedral) por su ramal principal y a los distintos monasterios y conventos, así como a la fortaleza de San Salvador de la Punta por los secundarios (Portuondo, 1975).

Es durante ese propio año de 1575 que en la próspera villa de San Cristóbal se promueve el proyecto de construcción del Convento de San Francisco de Asís, perteneciente a la  Orden de los Jesuítas, y que fuese inaugurado mas tarde en 1591 aunque sus obras concluyeran en 1738 (Leal, Eusebio 1988).

Una suerte similar corrió la Parroquia Mayor Diputada de Santiago de Compostela de Las Vegas, pues su primera piedra fue bendecida en el año 1694, aproximadamente en el lugar que actualmente ocupa la iglesia, por el Ilustrísimo Obispo de Cuba, Santiago de Cuba, Jamaica y La Florida, Don Diego Evelino de Compostela. Por múltiples razones, que no son objeto de este estudio, la Parroquia vio concluidos sus recintos en el 1804.

Regresando al remoto pasado en el tiempo de 1575 las tierras de Santiago pertenecían al Convento de Santa Catalina de Sena, ubicado por aquel entonces en las inmediaciones del actual poblado de Calabazar, que los obtuvo por donación según los documentos en posesión del Procurador del Monasterio y que fuesen presentados al Mariscal de Campo de los Ejércitos del Rey,  Gobernador y Capitán General de la Isla Don Juan Francisco Güemes y Horcasitas, al darse a conocer la Real Cédula de 4 de octubre de 1735 bajo la firma del Rey Fernando VI en la que éste concedía 244@ para fomento del Poblado, tierras entre las cuales se ubicaban las correspondientes al Monasterio y a otros habitantes del lugar:

Y si se atiende al origen de donde se tomaron su principio y desienden que es la merced de ƒ25 de dicho cuaderno es igualmente recomendable su mérito porque siendo hecha a los causantes del Monasterio por el Ilustre Ayuntamiento de la Ciudad en veinte y nueve de julio del año pasado de mil quinientos setenta y cinco por D. Dimas Espinoza uno de los primeros pobladores de esta Isla para su fomento y servicio de ella” (Montoto, 1938).

Mientras tanto, el asedio constante por corsarios y piratas sufrido por pobladores de San Cristóbal los obliga a tomar la decisión de iniciar el amurallamiento exterior de la villa en 1674 para concluirlo durante el 1797.  Esta colosal obra de forma poligonal y 4, 892 m de longitud contaba con 11 baluartes, 3 semibaluartes y 9 puertas (Roig de Leuchsering, 1938).

Transcurría la vida en el poblado sin mayores contratiempos cuando en 1688 reciben la visita pastoral del Ilustrísimo Obispo de Cuba, Santiago de Cuba, Jamaica y La Florida, Don Diego Evelino de Compostela, que ordena levantar una iglesia para que los feligreses, en aumento, tuvieran un confortable recinto donde oficiar el culto. Esta construcción se edificó, supuestamente en el espacio que ocupa hoy el parque Juan Delgado (Montoto,1938).

Luego de muchos avatares, largas disputas y algunos viajes a la Corte de España, los lugareños logran que el Rey Fernando VI concediese la autorización para la fundación del poblado. Estas acciones que durante varios años fueron entorpecidas por el Marqués de San Felipe y Santiago culmina felizmente con el apoyo Real a los ciudadanos de Santiago que reciben con júbilo la noticia en 1749, 4 años después de haber sido dispuesto por su Majestad en Real Decreto de 26 de agosto.

Tan pronto es conocida la buena nueva se reúnen “los mejores y más representativos pobladores del lugar para dejar constituido el Cabildo Primero el 3 de mayo de 1749 en una casa inmediata a la Parroquial Mayor Diputada” (Montoto, 1938).

Luego de todas las consultas y reuniones reglamentarias para el caso, durante el año 1751 se designan, por sorteo, los 30 principales pobladores, los que debían ocupar los solares ubicados alrededor de la Plaza de Armas, la Iglesia y el Cabildo; siguiendo la tradicional estructura urbana de las villas españolas de ultramar.

Ya para este entonces el poblado disponía de dos planos con la distribución hipotética de las principales obras y una planificación urbana aceptable para aquellos tiempos, el primero confeccionado en 1747 y el segundo en 1756. Finalmente es en 1759 que se acuerda en sesión del Cabildo llevar a termino el trazado definitivo de lo que debería ser el tan deseado poblado.

Dedicados por entero los vecinos de Santiago de Las Vegas a estas importantes obras se ven envueltos inesperadamente en las acciones que se libran en la Villa de San Cristóbal de La Habana ante la intención de la Flota Real Inglesa de tomarla en junio de 1762.

Un número importante de familias se refugia en sus tranquilas tierras; se apoya y atiende con esmero a los heridos y se da albergue al Ilustrísimo Obispo Morell de Santa Crúz. Las hermanas Clarisas del Convento de Santa Clara de Asís, fundado en 1644 también son acogidas en el pueblo, su tranquilidad y la quietud de su morada ha sido violada; la amplitud de sus salones y su permanente fuente de abasto agua, la convierten en lugar idóneo para la instalación de un hospital de campaña donde atender a los civiles, víctimas de la conflagración y a los contendientes de ambos bandos.

Hasta aquí, en lo fundamental, la reconstrucción histórica de los hechos más relevantes acaecidos en el período en que se funda el poblado de Santiago de Compostela de Las Vegas (nombre por el cual se conoció entre 1683 y la segunda mitad de la siguiente centuria) y en los cuales se vieron involucrados sus humildes pobladores.

INTRODUCCION

Por más de una  década diversos investigadores e historiadores del poblado se han esforzado por discernir la ubicación de la casa en la cual se realizó la fundación del Cabildo Primero el 3 de mayo de 1749. Para ello han contado como fuente primaría única, con el acta de constitución del mismo firmada por Miguel de Ayala, Escribano Mayor de Gobierno y Guerra, donde se expresa “..y estando en una casa inmediata a la Parroquial Mayor Diputada...”(MHM, 1749).

El destacado periodista e investigador Francisco Montoto en su encomiable libro inédito “Historia de Santiago de Las Vegas” de 1938, no realiza ningún intento por darle solución a esta incógnita de determinar el lugar exacto en que se efectuó la misma.

No obstante, la lectura minuciosa de la obra nos permite ubicarlo inicialmente, para 1767, en el sector conocido como Barrio del Este o Antemuros, para lo cual su autor se guió por los datos proporcionados por el censo efectuado en esa fecha, localizados por él en el Archivo Nacional de Cuba.

En la década del 50 del presente siglo el historiador local Francisco Fina, publica en 1955 su libro “Historia de Santiago de Las Vegas” donde expresa que el Cabildo se localizaba “en una casa cercana a la Iglesia Parroquial situada en el mismo lugar que ocupa hoy la residencia del Sr. Rogerio Díaz (Fina, 1955) todo lo cual nos indica que el sitio en cuestión es la casa que se localiza frente al parque “Juan Delgado”, en la calle 13 e/  2 y 4, a la derecha del portalón Este de la Iglesia.

A tenor de lo anteriormente expresado durante las dos últimas décadas varios investigadores han supuesto la ubicación real de la Casa Capitular en el inmueble de la calle 4, esquina a 13 pero a la izquierda del portalón ya mencionado.

Varios son los factores que influyen en que los mencionados historiadores asuman esa suposición como son por ejemplo:

-         La calle 13 o Santiago de Compostela, por su cercanía a la Parroquial Mayor Diputada y a la Plaza del Mercado (hoy parque “Juan Delgado”), fue de las que primero se delimitó y nombró en 1777 por acuerdo del Cabildo. Ya desde 1767 existían en el poblado, alrededor de la parroquia, 5 calles de N a S y de E a W (Montoto, 1938).

-         Esta es una edificación típica del siglo XVIII con techo de armadura, de par e hilera, con patio central rodeado por un sistema de colgadizo. Sus paredes son de mampostería ordinaria con techo de una y cuatro aguas cubiertas de tejas criollas y francesas (Trigoura Elio, 1986).

-         Algunas de sus puertas interiores eran de tableros de cuarterones con elementos decorativos tallados entre los que se observaban las iniciales FM (Villaescuza Ivette, comunicación personal, 1998). Recordemos que Don Francisco de Acosta Machín (FM), durante muchos años fungió como Regidor, Alguacil Mayor del poblado.

Para ayudar a desentrañar esta incógnita decidimos emplear los métodos y sistemas que aportan las ciencias arqueológicas para poder profundizar y rectificar, de ser posible, la información histórica.

En este sentido se impuso que el arqueólogo estudiase la mayor cantidad de información documental existente para determinar en que medida la utilización de los recursos brindados por la arqueología nos permitirían definir lo acertado o no de la suposición de los mencionados autores; pues si no partimos de un concepto preciso del problema científico a resolver y del nuevo conocimiento que debemos incorporar será poco provechoso lo que podamos avanzar en la interpretación del fenómeno objeto de estudio así sean muchos los inventarios de tiestos excavados que se realicen.

DISCUSIÓN Y ANALISIS

Resulta una dicha y extraordinaria suerte el hecho de que el Museo de Historia Municipal de Santiago de las Vegas (MHM) atesore los libros con las Actas Capitulares del Poblado de Santiago de Compostela de Las Vegas, a partir de 1749, Los que aún en muy mal estado de conservación e incompletos, permiten el estudio de los hechos acaecidos en el poblado.

Un tortuoso proceso de construcción caracterizó a muchas obras de fabrica de la época, las que por regla general duraban más de dos décadas. Han sido bien documentados los avatares para ver culminados los Conventos de San Francisco y Santa Clara de Asís y la Muralla de La Habana, por sólo citar algunos. Las causas fundamentales de estas demoras eran la falta de recursos financieros de las autoridades y de los pobladores en general, la escasez de materiales constructivos para el número creciente de construcciones y la mano de obra que por lo general era contratada a las familias acaudaladas de la ciudad.

Fig.1 – Vista interior de una de las habitaciones la vivienda.

En este sentido el cabildo de Santiago de Compostela de Las Vegas no se encontraba ajeno a esta realidad nacional y es menester recordar que el mismo mantuvo un adeudo por varios años por la compra en 1749 del inmueble donde se instaló la Casa Capitular, el cual se terminó de pagar en 1751.

Varios son los hechos que ejemplifican esta situación por la que atravesó el Cabildo y no pocas fueron las obras ejecutadas con el concurso del peculio de los lugareños, por falta de fondos en las arcas del Ayuntamiento, por sólo citar a uno recordemos que en 1774 “el algibe se amplió por donación de materiales y esclavos que hicieron los vecinos” (Montoto, 1938), cuando el ya existente en le Cabildo no cumplía totalmente sus funciones.

Por todo lo antes expuesto y considerando que en la búsqueda efectuada en las Actas Capitulares, que aparecen incompletas, del período comprendido entre 1749 y 1767 no se refleja la compra de un nuevo local o solar para el traslado del Cabildo, somos del criterio de que posiblemente el mismo permaneció en el lugar de su fundación por más de tres décadas, lo que es decir en el Barrio del Este, Antemuros o de la Cruz Verde según el censo efectuado en 1767.

Como ya hemos planteado nos encontramos con una edificación típica de las construcciones coloniales del siglo XVIII. Casa esquinera de planta cuadrada con patio central bordeado por galerías cubiertas, una de ellas protegida con lucetas y persianería; algunas ventanas tienen balaustres de hierro con travesaños de madera. Su techo es de armadura, de par e hilera, de una y cuatro aguas cubiertas de tejas criollas y francesas. El patio central rodeado por un sistema de colgadizo que da notable relevancia a la construcción además de tener riqueza en espacios interiores.

La investigación documental realizada nos permitió conocer que la vivienda  motivo de estudio a lo largo del tiempo (en el siglo XVIII) sufrió varias transformaciones arquitectónicas que provocaron la modificación de su estructura original. Sin lugar a dudas estos cambios hubieron de dejar sus huellas por lo que podemos considerarlos evidencias arqueológicas confirmativas de la permanencia o no del Cabildo en la casa de la calle 13.

Vamos a pasar inmediatamente a mencionar cada una de ellas y a explicar las acciones emprendidas para comprobar su existencia o no en el sitio, lo que nos permitiría demostrar nuestra hipótesis.

Primera evidencia:

Es conocido que en 1774 se toma  la decisión de ampliar el aljibe del Cabildo pues éste no daba abasto para las necesidades de la institución; la escasez de agua en el núcleo urbano de Santiago de Compostela de Las Vegas, constituyó un serio problema en esta época para las autoridades locales.

Conociendo estos antecedentes nos dimos a la tarea de localizar el aljibe en el patio central de la vivienda para comprobar que su fabricación se hubiese realizado en el siglo XVII – XVIII y que durante este último se la había efectuado su ampliación.

La ubicación del mismo no resultó difícil. El aljibe era una gran bóveda de 5 m de largo por 4 m de ancho con una altura aproximada de 4 m. Sus paredes muy bien construidas con ladrillos panetelas estucados y ángulos laterales curvos; de techo elipsoidal demostraban la calidad de esta gran obra.

Evidentemente el paso del tiempo y la inutilización de este sistema de almacenamiento de agua fueron provocando su paulatino deterioro el cual se vio acelerado al iniciarse el proceso inversionista en el inmueble. Es muy probable que el tránsito constante de personas y equipos por encima de la bóveda, así como las vibraciones propias de los trabajos de remodelación y demolición provocaran el desplome del techo del depósito, quedando totalmente al descubierto el mismo.

Este lamentable incidente nos permitió, sin mayores contratiempos, realizar la observación minuciosa del sistema constructivo del aljibe y los materiales empleados en su fabricación permitiéndonos responder los cuestionamientos iniciales;  pues de haber sido ampliado en el siglo XVIII no sería difícil comprobar las líneas de unión o el cambio de los materiales empleados en la ampliación. Por el contrario esta obra se presentaba con una estructura homogénea y sin el menor indicio de modificación.

Segunda evidencia:

Un poco más tarde en el tiempo, en 1778, se acuerda en Sesión Ordinaria del Cabildo la construcción de un enrejado de madera en una de las habitaciones de la institución, para albergar a las presidiarias, a falta de cárcel para mujeres en la localidad.

En este sentido se decidió la  realización de calas parietales en aquellos espacios destinados para cuartos ya que como indican las Actas Capitulares “se colocó un enrejado de madera como divisorio en uno de los cuartos de la Casa Capitular (Actas Capitulares, 1771 - 1774). El objetivo que perseguíamos con la ejecución de las calas parietales era el de poner al descubierto las huellas que el maderamen del enrejado debió dejar en las paredes de uno de los recintos.

De esta manera las calas requeridas se efectuarían en los tres locales interiores del ala E del domicilio que por la estructura de la casa correspondían a los dormitorios. Al mismo tiempo se decidió realizar la misma operación en otros locales que por sus características pudieron haber cumplido la misma función para de esta manera no dejar espacio a la duda. Estas se ejecutaron en una franja de 2 m y hasta una altura de 4,5 m a partir de la puerta de acceso a las habitaciones. El resultado final de este examen fue totalmente negativo, demostrando que en los cuartos de este inmueble no se había realizado una construcción de ese tipo.

Tercera evidencia:

Como recordaremos algunas de las puertas interiores eran de tableros de cuarterones con elementos decorativos tallados entre los que se observaban las iniciales FM (Villaescuza Ivette, comunicación personal, 1998). Don Francisco de Acosta Machín*, durante muchos años fungió como Regidor y Alguacil Mayor del poblado, cargo que ocupó y cumplió con dignidad lo que lo hiciera acreedor del cariño y respeto de todos los lugareños.

Tengamos presente que el primer apellido del Alguacil Mayor es de Acosta, que por ser proveniente de las familias ilustres y de abolengo aparece no pocas veces utilizado para nombrar calles en nuestras ciudades más importantes por lo que no nos parece oportuno que fuese omitido para designar las pertenencias de Don Francisco.

En conclusión no creemos oportuno considerar que por el simple hecho de que algunas de las puertas tuviesen talladas las siglas (FM) esto fuere confirmatorio de la permanencia o no del Cabildo en el inmueble y si en última instancia de la casa que habitó este distinguido personaje.

 

CONCLUSIONES

En la casa sita en la calle 13 esquina a 4, no se fundó la Casa Capitular por que el aljibe localizado en su patio central no presenta las evidencias confirmatorias de la ampliación en él efectuada en 1774. Lo que también es confirmado al no presentar huellas de haber tenido un enrejado de madera, en alguna de sus habitaciones, que le permitiera servir de celda según la modificación realizada en 1778.

BIBLIOGRAFIA

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2-      Eguren, Gustavo (1986): “La Fidelísima Habana”, Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba.

3-      Fina García, Francisco (1955): “Historia de Santiago de Las Vegas”, I y II Tomos, Editorial Antena, Santiago de Las Vegas, La Habana, Cuba.

4-     Fina, Francisco y Juan Bundó (1959): “Santiago de Las Vegas por Dentro”, Editorial La Victoria, Santiago de Las Vegas, La Habana, Cuba.

5-     García del Pino, César (1985): “La Visita Eclesiástica”, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.

6-      Leal Splengler, Eusebio (1988): “La Habana ciudad antigua”, Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba.

7-     Montoto García, Francisco (1938): “Historia de Santiago de Las Vegas”, Alcaldía Municipal de Santiago de Las Vegas, La Habana, Cuba. (Inédito).

8-     Roig de Leuchsering, Emilio (1938): “Historia de La Habana desde sus primeros días hasta 1565”, Editorial Municipalidad de La Habana, La Habana, Cuba.

9-     Trigoura, Elio (1986): “Censo de Sitios Históricos del Municipio de Santiago de Las Vegas, Centro de Patrimonio Cultural de Ciudad de La Habana, La Habana, Cuba.

10- Vázquez, Indira (1997): “Carta al Ing. Luces González, Inversionista de TRD Caribe”, La Habana, Cuba.

11- Villaescuza, Ivette (1998): “Apuntes sobre la casa sita en calle 4, esquina a 13 en el poblado de Santiago de Las Vegas”, La Habana, Cuba. (Mecanuscrito).

12- Actas Capitulares de Santiago de Compostela de Las Vegas, Años 1749 – 1761, Museo Municipal de Historia de Santiago de Las Vegas (MHM), La Habana, Cuba.

13- Actas Capitulares de Santiago de Compostela de Las Vegas, Años 1762 – 1767, Museo Municipal de Historia de Santiago de Las Vegas (MHM), La Habana, Cuba.

14- Actas Capitulares de Santiago de Compostela de Las Vegas, Años 1771 – 1774, Museo Municipal de Historia de Santiago de Las Vegas (MHM), La Habana, Cuba.


Fig. 1.- Vista interior de una de las habitaciones.



* el oscurecido es nuestro.


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