CRECIMIENTO TURÍSTICO Y SUSTENTABILIDAD DE POBLACIONES COSTERAS EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES,  REPÚBLICA ARGENTINA

Ferraro, Lorena*, Paulides, Leonardo S.**, Vidal, Aixa **

*Administración de Parques Nacionales, Programa  Manejo de Recursos Culturales

** Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano

Autores ordenados alfabéticamente

El presente trabajo surge ante la preocupación de los autores por el crecimiento de la afluencia turística evidenciado en pequeñas poblaciones costeras de la Provincia de Buenos Aires, República Argentina. La actual situación económica del país replantea las opciones de destinos turísticos disponibles para un importante sector de la población. Como consecuencia de las sucesivas crisis, algunas localidades poco frecuentadas del litoral marítimo comienzan a cobrar mayor importancia, redistribuyendo la anuencia turística de centros recreativos más tradicionales como Mar del Plata y Villa Gesell. Esto repercute en la construcción de infraestructura y la modificación de pautas sociales con un impacto negativo en el ambiente natural y cultural. 

Debido a esta falta de planificación en el uso del patrimonio se hace evidente la necesidad de una propuesta para el uso sustentable de los recursos que redundaría en la mejora de la calidad de vida de las poblaciones locales y el desarrollo social tanto de los lugareños como de los visitantes. 

 

El turismo sustentable propuesto aprovecha los distintos bienes propios de los lugares visitados que denominamos "recursos de amenidad" siguiendo la propuesta de Bertoncello (1989). Nuestra discusión se centra en el tratamiento de los sitios arqueológicos, un componente importante del patrimonio cultural.  

En la siguiente discusión no nos abocamos a un caso particular sino que proponemos un planteo teórico para la aplicación de un plan de manejo de recursos que puede ser aplicable a localidades en crecimiento del litoral marítimo.

INTRODUCCIÓN

El término "desarrollo sustentable" se refiere a todas las medidas tendientes al desarrollo que son benignas o beneficiosas para el ambiente  (Burr 1995). Cabe destacar aquí que en nuestra perspectiva, el ambiente abarca tanto los aspectos naturales como los socioculturales y las relaciones que se establecen entre ellos. El concepto de "uso sustentable" se refiere a la idea de que es posible un desarrollo social y económico racional, rentable, sustentable y participativo sin degradar o destruir los recursos para las generaciones presentes y futuras.

El turismo se suele presentar en forma ideal como una actividad que no contamina el ambiente y emplea una gran cantidad de mano de obra (Burr 1995). Es cierto, como indica Burr (1995) que el turismo es una fuerza que promueve el desarrollo y crea usos recreativos para los recursos de amenidad naturales y antrópicos de una comunidad y los convierte en una ganancia en todo sentido. Pero también es innegable que una afluencia no planificada de turistas en una región puede llevar a la depredación del medio y la destrucción de la riqueza cultural. Muchas de estas acciones son irreversibles debido a que una vez que las comunidades y los lugares pierden las particularidades que las hacen distintivas y atractivas a los turistas, también y fundamentalmente sufren una pérdida patrimonial, de identidad y social. (McCool 1995).

El turismo sustentable permite que los visitantes disfruten de una atracción, comunidad o región de interés de manera tal que el ecosistema sociocultural (sensu Hurtado Mendoza 1988) local no se vea afectado negativamente. En realidad, el uso turístico y recreativo de una región o un recurso siempre trae aparejado algún nivel de impacto o alteración en los sistemas. La cuestión pasa por saber hasta qué punto el cambio es aceptable y cuáles son los efectos que produce. En palabras de Hunt (1993; citado en McCool 1995:5) "the tourism should care both for visitors and for the places they visit: 'the communities in which we live'". El interés en el turismo sustentable se centra en la protección, el uso racional y el beneficio de todos los componentes naturales y socioculturales de una región. Además, se toma en cuenta la calidad de la visitación definida por la información brindada y la consideración del sitio como un recurso de amenidad y el desarrollo social tanto de la población estable como de los visitantes en términos de la capacidad de reflexión y evaluación del patrimonio. Por ello, el desarrollo y la puesta en práctica de un turismo sustentable implica un fuerte compromiso y participación por parte de los gobiernos y las poblaciones locales.

EL RECURSO TURÍSTICO

Las comunidades humanas sufren el impacto del turismo en sus distintas esferas, incluidas la estructura y el rol social, la identificación, las oportunidades económicas y educativas, la estabilidad de la comunidad, la provisión y el pago de los servicios (protección policial, agua corriente, etc.), su forma física (en términos arquitectónicos, de ubicación de autopistas, entre otras), el acceso a oportunidades recreativas y la interacción con el medio ambiente. Al respecto, es ineludible aquí tratar algunas cuestiones que hacen a la relación entre el turismo y el patrimonio.

Siguiendo a Bertoncello (1989), podríamos decir que la actividad turística considera al patrimonio (entendido en su sentido más abarcativo) de dos maneras:

§     como "objeto de consumo turístico", a través de su valorización como "recurso de amenidad" u objeto capaz de satisfacer una necesidad de ocio y esparcimiento, y

§     como "soporte físico de la actividad turística": el lugar donde instalar la infraestructura necesaria para el desarrollo de la misma.

            La transformación de un recurso en objeto de consumo turístico se debe a la valorización social -en su carácter de subjetiva, histórica y culturalmente condicionada- que adquiere tanto de los componentes del recurso en sí mismos como en el arreglo espacial en que se presenta, convirtiéndose así en lo que Atkisson y Robinson (1973:193) han denominado "recurso de amenidad". Este término es de suma utilidad para una evaluación holística (sensu Molinari et al. 2000) del recurso a manejar, ya que recalca la importancia de un contexto dinámico mayor que modifica y, a su vez, valoriza el recurso al integrarlo en la región y en la sociedad. El reconocimiento de que no sólo la existencia de ciertos elementos sino fundamentalmente su integración en el contexto social es lo que constituye un recurso turístico, llevan a que su manejo deba ser particularmente cuidadoso en lo que hace tanto a la población humana como a la preservación ambiental, asegurando el mantenimiento de las cualidades del recurso (Bertoncello 1989).

            En tanto soporte de la actividad turística, el patrimonio sufre sucesivas transformaciones a través de la instalación del equipamiento, la información interpretativa y la infraestructura necesarios para el uso del recurso que es objeto de interés de los turistas. Las modificaciones suelen alterar directamente tanto a los elementos naturales como a los culturales, y estos últimos también sufren indirectamente las consecuencias de la degradación ambiental y el desarrollo urbano.

            Las transformaciones tanto en el medio natural como en el cultural son muchas y diferentes. Podemos citar, por ejemplo, la sobreexplotación y posterior desaparición de algunas especies animales y/o vegetales, el desmantelamiento de las casas de los primeros tiempos históricos del lugar en cuestión, la pérdida parcial o total de sitios arqueológicos y la consecuente pérdida de elementos que hacen a  la identidad local. Mario Lombardi (1982) considera además algunas transformaciones que impone la adecuación de un área para la visita de veraneantes y señala que en general el turismo:

           "1) supone la puesta en valor de un espacio ecológico, en su doble consideración de recurso turístico propiamente dicho y de asiento a la población veraneante, por lo que propondrá formas específicas de planificación del mismo;

                   2) requiere una infraestructura material y de servicios específica; y

                   3) fija población directa o indirectamente vinculada al sector, cuyo crecimiento quedará asociado al aumento cuantitativo de la población turística y a las necesidades generadas por la creciente sofisticación de los servicios requeridos."

         Estas características nos dan una idea aproximada de algunos de los efectos del impacto del turismo en la zona bajo análisis, en especial porque esta actividad suele afectar directa o indirectamente a una importante cantidad de la población y generalmente constituye la mayor fuente de ingreso de los municipios que promocionan lugares de veraneo.

En cuanto a la modificación del ambiente nativo, podemos señalar que algunas de las  medidas que suelen tomar las municipalidades para fomentar el turismo atentan contra la integridad del ecosistema. Estas medidas no sólo involucran la construcción de infraestructura para los visitantes, sino también la modificación de la vegetación autóctona (como el cambio de las arboledas nativas por otras más vistosas) para construir recreos para visitantes. De esta manera, se diseña un ambiente "natural" que se acomode a las necesidades de los veraneantes pero no se toma en cuenta el daño que se infringe al recurso.

            La planificación permite determinar permisiones o restricciones en el uso de determinados bienes en pro de la supervivencia de los mismos. Una cuestión ineludible ante la toma de decisiones concernientes a la introducción de modificaciones en un recurso para su presentación al público es el análisis del estado de conservación actual y de los agentes y factores actuales y potenciales que tienen incidencia sobre el recurso. Este paso es fundamental porque permite evitar un mayor daño del medio y la destrucción del mismo recurso que se quiere valorar.

CONSIDERACIÓN DE LOS AGENTES Y LAS VARIABLES DE DETERIORO

            Al tratar los agentes y las variables de deterioro conviene referirse a la región globalmente (Ferraro y Molinari 1999), más que a un recurso aislado, e incluir en esta totalidad así determinada tanto los recursos naturales como los bienes culturales que componen el patrimonio (Hurtado Mendoza 1988). Para ello es necesario evaluar las posibilidades económicas, científicas, educativas y recreativas de distintos lugares. Como mencionamos en la Introducción y de acuerdo con el enfoque del manejo biorregional (Miller 1996) proponemos que una política de acción adecuada debería ser encarada tanto desde instituciones de niveles medio (INTA, Administración de Parques Nacionales) como jurisdicciones locales (Secretaría de Cultura, Medio Ambiente y Turismo de los partidos costeros) con el objetivo de un manejo descentralizado y más eficiente del patrimonio cultural y natural (Molinari y Ferraro 2001 b). La elección de estos últimos ámbitos responde a que cuentan con mayores posibilidades de llevar a cabo el manejo sustentable de los recursos naturales y culturales debido tanto a su posición jurídico-administrativa como económica y a que son los principales responsables tanto de la planificación como de la evaluación de las medidas a tomar.

Agentes, procesos y consecuencias

         Los agentes que intervienen en la alteración de una región en general y de un sitio arqueológico en particular, ya sea en forma positiva o negativa, son de distinta índole. En este sentido, podemos clasificarlos operativamente en dos grandes grupos, donde uno de ellos involucraría al ser humano como agente de cambio y el otro englobaría a todos los agentes naturales. Si bien estos últimos siempre están presentes y en ocasiones son los predominantes, a los fines de esta discusión nos abocaremos fundamentalmente a la acción de los agentes humanos en el paisaje del que forman parte (para una ampliación del tema, ver Ferraro et al. 2001).

Agentes Antrópicos:

v     Pobladores locales

v     Turistas

v     Investigadores

v     Contexto institucional y administrativo

Procesos de transformación de los sitios (sensu Ferraro y Molinari 1999):

§     Actividades de explotación económica

§     Actividades turísticas

§     Investigación científica

Agentes antrópicos 

         Dentro de los agentes antrópicos incluimos tanto al turista (ya sea aislado o en grupo, accidental o frecuente), como a los investigadores y a los pobladores locales, debido a que todos ellos son agentes de deterioro, si bien afectan al recurso de maneras diferentes según las actividades desarrolladas. Extendiendo aún más este concepto, incluiríamos también aquí al contexto institucional y administrativo que por medio de regulaciones, decretos, leyes y otras disposiciones de carácter obligatorio y/o prohibitivo modifican directa o indirectamente al sitio restringiendo o autorizando el acceso al mismo, y realizando actividades en su cercanía.

            Las actividades económicas realizadas en las inmediaciones de la zona deben considerarse cuidadosamente, mediante su descripción y la evaluación de sus efectos sobre el recurso, ya sean positivos o negativos. Incluso aquellas actividades que a simple vista pueden parecer inocuas, como el paso de los turistas, a largo plazo pueden causar un daño irreversible, en especial en el caso de los sitios arqueológicos y otros recursos no renovables. La evaluación se torna sumamente compleja debido a que entran en juego más variables que la simple conservación del recurso. En el caso de algunas actividades económicas, como la explotación pesquera o agrícolo-pastoril tradicional, si bien el daño causado por estas actividades puede llegar a ser de importancia, creemos que es necesario considerar seriamente la necesidad de su presencia y buscar medidas alternativas a su erradicación debido a que en muchas ocasiones constituyen la única fuente de ingresos para una parte de la población estable del partido.

Mas allá de la promoción turística que merece un tratamiento aparte debido a su importancia para los municipios en áreas de veraneo en general y a las múltiples actividades vinculadas a ella, existen otras acciones antrópicas llevadas a cabo en pos de la comodidad del turista que repercuten en forma directa en el sitio. Por ejemplo, en las playas, la avenida costanera que limita el casco puede representar un peligro inmediato para la estabilidad de los sedimentos que contienen las estructuras geológicas de la costa. Teniendo en mente distintos casos en que la expansión del casco urbano invade la zona costera (baste mencionar los ejemplos de Lobería, Punta Lara, Quequén, Magdalena) y destruye este tipo de estructuras, es necesario tomar precauciones administrativas y legales que lo evite.

            Si bien en casi todos los casos se realizan otras actividades económicas, la principal fuente de ingresos de estos municipios es la actividad turística. La valorización turística del área llevó a la necesidad de proporcionar equipamiento e infraestructura indispensables para la actividad (como calles peatonales, ramblas, hoteles y edificios de departamentos), lo que da lugar a un proceso de desarrollo urbano predominantemente de residencias secundarias acompañado tanto por un crecimiento poblacional moderado como por una gradual transformación del medio natural. Lamentablemente, las condiciones de este crecimiento urbano originan una serie de problemáticas que se relacionan con la conservación del paisaje natural y con la calidad de la infraestructura disponible, lo que influye tanto en el desarrollo de la actividad turística como en las condiciones de vida de la población residente.

            El desarrollo de una actividad turística sustentable necesita para su mantenimiento cierta cantidad de personas que en gran medida provienen del ámbito local y de zonas vecinas. Estas personas se desempeñan en muy diversas actividades, desde peones de albañilería y vendedores ambulantes a martilleros y agentes de viaje. De ello se desprende que una importante parte de los ingresos de la población depende de las actividades vinculadas al turismo, con lo cual un aumento en la afluencia de visitantes repercutiría en una mejora de la calidad de vida de las personas involucradas.

            Queremos recordar también que algunas de las actividades desarrolladas por los visitantes y los promotores turísticos son destructivas (como la colocación de sombrillas y el tránsito con vehículos de gran peso sobre algunos sedimentos y biotopos) y afectan directamente a los recursos. A ellas se suma la depredación de monumentos y sitios arqueológicos para "llevarse de recuerdo" alguna parte del recurso (por lo general, infructuosamente) y la recolección de materiales arqueológicos en la zona. Lo importante es hacer congeniar el desarrollo sustentable (Allen 1980) de la comunidad con la existencia y el manejo a largo plazo de los recursos naturales y culturales, para lograr un uso sustentable del recurso.

            Por otro lado, los recursos culturales, entre ellos los sitios arqueológicos, brindan la posibilidad de transmitir diversos conocimientos sobre el lugar, tanto en lo que respecta al ambiente y su formación como a las poblaciones que habitaron allí. Por sus características particulares, los sitios arqueológicos implican cierta profundidad temporal y en ocasiones, una continuidad en el uso del espacio. Estas características incrementan la valoración del lugar tanto en lo educativo como en la identidad de la población. Pese a esta circunstancia favorable, las poblaciones locales suelen mostrar un escaso interés en la conformación geológica, ambiental y humana de la zona que se ve reflejado en el descuido de los sitios, las pocas visitas a los museos y la falta de iniciativas tanto públicas como privadas que incentiven la reconstrucción y difusión de la historia general del lugar.

Las principales desventajas de las investigaciones de campo son los daños destructivos provocados por las excavaciones y el traslado de los materiales investigados fuera de la localidad.

            Aún considerando los efectos negativos de las excavaciones arqueológicas, es necesario evaluarlos en relación con las ventajas que aportan tanto a la población local como a los visitantes. Un fin evidente de las tareas científicas es la producción de conocimiento, que debería abarcar tanto la esfera natural como la cultural y la vinculación entre ambas. Sin embargo, es importante destacar que para que el conocimiento sea válido no basta con la comunicación del mismo a una acotada audiencia de especialistas, sino que es necesario expandir la esfera de acción a todas las personas involucradas con el lugar, tanto en forma permanente como temporaria, interactuar con ellos y lograr una interpretación y valoración en común en términos del desarrollo social. Ante esta posibilidad atenta el traslado de los materiales, que deja a la población del lugar sin objetos concretos mediante los cuales puedan asociar la información con la evidencia material de la misma y se les quita parte de su patrimonio. Ello dificulta la generación de expectativas y conclusiones de los pobladores y los visitantes de museos y exposiciones, que podrían constituir una interesante fuente de debate sobre distintas problemáticas (Woods 1995).

Finalmente, otro aporte de importancia que brinda la investigación es la posibilidad de medir el deterioro de los sitios y lugares de interés. Ante la generalizada falta de control y monitoreo en la actualidad, la información obtenida en las investigaciones es el único elemento que tenemos para evaluar la acción de los distintos agentes a lo largo del tiempo y en momentos específicos y para implementar alguna posible medida cautelar.

 

CONSIDERACIÓN DE LOS INTERESES INVOLUCRADOS

            Ninguna propuesta de turismo sustentable es viable sin un plan de manejo que considere el entorno social y político en el que se inserta un bien. Aunque para llevar a cabo el desarrollo, la ejecución y el seguimiento de un plan de manejo es necesario considerar el apoyo financiero, creemos que además deben tenerse en cuenta otros elementos que pueden afectarlo positiva o negativamente.

             Estos elementos están representados por diversos actores nucleados en distintos sectores de la comunidad -tanto públicos como privados- y poseen distinta injerencia o fuerza en la toma de decisiones que involucran al partido. De aquí se desprende que no todas las propuestas generadas por los distintos participantes tienen el mismo poder de convocatoria o generan el mismo grado de compromiso. Dentro  de este contexto, nos encontramos con la triste realidad de que el manejo de recursos culturales dista de ser el tema que mayor interés genere.

            En esta situación entran en juego diferentes protagonistas que representan intereses particulares y pertenecen a sectores específicos. Éstos son:

Intereses económicos

            Si bien este tipo de intereses no es el único representado, podemos afirmar que directa o indirectamente es el de mayor peso. Tanto las autoridades locales como los particulares son conscientes de que toda actividad económica real o con posibilidades de materializarse conlleva no sólo beneficios inmediatos, sino que además genera un movimiento económico importante que involucra a la comunidad local como principal protagonista. Las actividades económicas se desarrollan dentro de alguna de estas esferas:

§     Sector Público

         Lo integran fundamentalmente las autoridades municipales y nacionales establecidas en la ciudad. Es quien administra la mayoría de las actividades económicas desarrolladas en el partido: actúa como organismo fiscalizador, interviene en la concesión de permisos, organiza eventos y apoya determinados emprendimientos.

Este sector en ocasiones impone obstáculos a las posibilidades de promoción de proyectos que incentiven la afluencia del turismo. Los municipios costeros a menudo proponen diversificar la oferta de actividades con el fin de satisfacer los variados intereses de los visitantes. Se organizan festivales, ecoturismo, excursiones, ampliación de la infraestructura balnearia, etc. Pero oficialmente los eventos sociales son tomados no como una inversión -que redundaría en un incremento de los recursos financieros de la municipalidad-, sino como un gasto que debe ser solventado con los ingresos provenientes de las fuentes tradicionalmente reconocidas por el organismo como las rentas, y las concesiones y permisos comerciales.

Un análisis de lo expuesto nos lleva a señalar que incluso en los casos en que existen buenos atractivos naturales y una variada difusión de actividades recreativas, el turismo no suele ser considerado oficialmente como una fuente de ingresos. Se piensa que la naturaleza inconstante del turismo puede significar un alto riesgo ante una inversión de gran alcance. Por ello existen pocas propuestas oficiales de mejora de la infraestructura hotelera o fomento del cuidado de lugares de interés.

§     Sector Privado

         La diferencia con el sector público radica en que sus inversiones persiguen un beneficio personal y no específicamente comunitario. Las personas y emprendimientos involucrados son muy diversos y van desde artesanos, pescadores, corredores turísticos hasta comerciantes y empresarios hoteleros. Todos ellos son los que, en diversos grados, financian la infraestructura apropiada para recibir a los visitantes en la temporada turística. Cumplen un papel relevante en la economía local ya que proveen la mayor cantidad de puestos de trabajo en la población. 

Predominan las actividades del sector terciario o "servicios" por el auge del turismo. Por ejemplo, los hoteles y pensiones son muy requeridos en temporada por quienes no cuentan de una vivienda de verano propia. Asimismo, los restaurantes y puestos de comida ambulantes (en la vía pública, playa, balnearios, etc.) constituyen una fuente adicional a lo recaudado por el municipio: a mayor número de permisos, mayores son los cánones recibidos por el organismo gubernamental. Si bien es de carácter estacional, esta última fuente de trabajo implica beneficios extra que suelen ser utilizados por los lugareños durante el resto del año.

 Recientemente, se han popularizado las excursiones, visitas guiadas y actividades de carácter recreativo del estilo "turismo aventura" o de "deportes extremos". La mayoría busca alcanzar los paisajes menos urbanizados como la franja costera cercana a los sitios arqueológicos. En el caso de la costa, las excursiones se realizan en pesados vehículos 4x4 del estilo Unimog o jeeps. Los enduros con motos cross se organizan en los médanos. También concurren triciclones, quads y automóviles comunes. El daño al entorno natural (combustión, tracción, ruido, basura, gran cantidad de gente y actividad erosiva) es desmedido.

Intereses culturales

         Con "intereses culturales" nos referimos a aquellas actividades, iniciativas, eventos, expresiones o acontecimientos culturales que no sean de carácter científico y que estén protagonizados por instituciones o individuos de la comunidad.

Intereses científicos

Con frecuencia, distintas disciplinas tienen algún interés en el mismo recurso cultural-natural. Estas áreas de investigación tienden a recortar la realidad (Bohm 1998; Walsh 1992) de diferentes maneras para definir de allí su objeto de estudio lo cual trae aparejado un conflicto entre los distintos investigadores, provocado fundamentalmente por la idea de un registro prístino, intacto, inalterado. Las condiciones pretendidamente ideales para la investigación serían aquellas en las que se eliminara el acceso de personas ajenas a las investigaciones en curso. Por el contrario, la municipalidad y otras fuerzas vivas están interesadas en la promoción de su ciudad, por lo tanto se busca mostrar el trabajo de los científicos como una herramienta que les permitiera desatacar la importancia del lugar no sólo como centro turístico y foco de interés científico sino también como parte de la identidad local. Un plan de manejo debería conciliar ambas posturas.   

Intereses patrimoniales

Por último, la protección legal del patrimonio en todos los casos dista mucho de ser aceptable. La depredación, la impunidad y el desinterés no son síntomas positivos que puedan ayudarnos. Esta problemática se desarrolla dentro de un contexto nacional en el que no nos es ajena la precariedad con la que se sostienen las políticas culturales. La comunidad que cobija las localidades arqueológicas o que manifiesta algún tipo de lazo con las mismas, es quien tiene mayores posibilidades de garantizar su existencia en el tiempo. Por dicha razón, la comunicación entre los arqueólogos y la comunidad debe ser fluida y bidireccional. Ambos deben comprender las necesidades del otro y llegar a un acuerdo.

Esto nos posiciona ante una compleja coyuntura: diversas necesidades e intereses, personajes de distintas inquietudes y variedad de criterios, recursos frágiles en un ambiente de mucho riesgo, escasez de medidas, falta de control y financiamiento de las actividades recreativas y culturales, desinterés por el pasado americano, etc. La conciliación de intereses es uno de los pasos previos fundamentales a la ejecución de un plan de manejo, ya que, para hacer un uso racional, rentable, participativo y sustentable en su elaboración deberán participar todos los sectores involucrados.

 

VARIABLES A CONSIDERAR

Sólo un análisis de las características de la región en que se encuentra un recurso de amenidad, donde se incluya a la comunidad, la infraestructura y los intereses involucrados, junto con la naturaleza y particularidad del recurso nos permitirá planificar una propuesta sustentable a largo plazo. En base a esta información es posible aislar una serie de variables pertinentes para el tratamiento de una región particular. Una posible clasificación sería la metodología del manejo global propuesta por Ferraro y Molinari (1999) con las modificaciones necesarias para el caso en cuestión. Además, creemos que es necesario tomar al ambiente natural como un factor importante en la consideración de la puesta en valor de los sitios.

Proponemos considerar las siguientes variables:

1. Ambiente natural: reúne tanto a los agentes bióticos no humanos como los agentes abióticos que actúan y transforman en forma directa e indirecta el conjunto de recursos arqueológicos aquí mencionados y el área circundante a los mismos. Tanto el ambiente del entorno como el microambiente pueden cumplir un doble papel: destruir o conservar el recurso.

2. Tenencia de la tierra: se trata de la jurisdicción en la cual se localiza el conjunto de los recursos culturales y las autoridades bajo las cuales se encuentra su administración.

3. Actividades humanas: son todas aquellas tareas económicas, recreativas o de carácter tradicional que se desenvuelven sobre los recursos tratados en las proximidades a los mismos.

4. Accesibilidad: es el grado en que las personas pueden llegar al lugar. No sólo incluye las características del entorno sino que además se consideran las distancias, los medios de transporte disponibles, la tenencia de la tierra y las vías de acceso que conducen a este punto específico.

5. Visibilidad y obtrusividad:  es el grado en que un determinado elemento queda enterrado por sedimentos o por vegetación y la probabilidad de descubrir un objeto arqueológico en función a una determinada técnica de reconocimiento vinculada con características del mismo.

6. Conocimiento: es el grado de información que poseen las poblaciones locales y los visitantes y el tipo de información que circula en relación con la presencia del recurso.

7. Control: es  la disponibilidad de medios técnicos y capacidad humana para cumplir una vigilancia efectiva sobre el recurso.

8. Infraestructura:  se trata de todo tipo de construcción que funcione de soporte para el acceso, difusión de la información, promoción, protección y puesta en valor del recurso arqueológico y otros bienes patrimoniales del entorno.

Así, cada una de las variables es estimada en relación con la amenaza u oportunidad que representan para la preservación del recurso.

PROPUESTA DE MANEJO

Los planes de manejo son herramientas para asegurar la correcta toma de decisiones en términos de la supervivencia a largo plazo de los recursos patrimoniales (Price 1995).

Siguiendo el trabajo de Ferraro y Molinari (2001) planteamos que una estrategia de manejo funciona en dos niveles. Hasta el momento hemos enfocado el manejo técnico, la ponderación de los agentes y variables involucrados en la evaluación de un recurso desde uno de los sectores: los arqueólogos. Este nivel contempla fundamentalmente las particularidades de la localidad y los distintos recursos. Para que sea exitoso un plan de manejo se debe definir el significado cultural de los sitios y luego conciliar las posiciones de todos los grupos involucrados. Existen otros elementos de importancia: la documentación de la historia de los sitios, la revisión de la condición física del sitio y los problemas actuales de conservación así como los factores legales, sociales y físicos que afectan la toma de decisión para el manejo.

Al hablar de manejo también hablamos del patrimonio y de la identidad de la comunidad que está involucrada en el plan propuesto. Por ello, se hace necesario aquí considerar algunas cuestiones vinculadas con estos temas.

Pero también es necesario considerar la otra esfera que es inseparable del aspecto técnico: el manejo evaluativo. El enfoque holístico al que adherimos supone que el manejo es exitoso si considera las interrelaciones del recurso con el medio físico y social en el que nos incluimos. En este sentido, dentro del manejo evaluativo somos un agente más en la evaluación tanto del recurso, como de los valores e intereses involucrados pero la preponderancia es la de las opiniones de la comunidad. Consideramos que la conservación de un recurso requiere de la identificación de la sociedad con el patrimonio que posee (Ferraro y Molinari 2001), con lo cual la propuesta que presentamos deberá considerar el intercambio de evaluaciones y proyectos de todos los participantes para consensuar una estrategia de manejo sustentable acorde a los intereses y a las necesidades de la comunidad, y a la supervivencia a largo plazo del recurso. Así, la comunidad científica participará en las distintas etapas del plan de manejo en calidad de asistente técnico permanente pero la toma de decisiones quedará en manos de un organismo local con poder de aplicación.

Hemos tomado las etapas propuestas por UICN (1997): diagnóstico, metas, acciones, resultados, monitoreo y evaluación para la planificación hacia la sostenibilidad. A partir de este esquema diseñamos los siguientes pasos que a nuestro criterio responderían a las necesidades de una localidad arqueológica dentro de una comunidad litoral dada.

§      Una de las primeras acciones a realizar es la presentación del proyecto al municipio para obtener el apoyo de la institución.

§      Posteriormente se hará una convocatoria formal realizada por el municipio a una conferencia abierta al público en general en la cual las distintas personas y grupos de interés puedan establecer vínculos en cuanto a las distintas problemáticas que atañen al partido a partir de la presentación de los resultados técnicos obtenidos. Esta actividad tendrá como objetivo la exposición de diferentes problemáticas y aspectos que se tomaron en cuenta para realizar la evaluación.

§      El objetivo aquí planteado será brindar herramientas tendientes a ser utilizadas posteriormente en la recuperación de los valores y a generar la capacidad para evaluar el estado de los recursos y definir estrategias para su aprovechamiento sustentable. Los temas podrían versar acerca de:

a)      La construcción del pasado y las distintas versiones de la historia local: Los expositores comprenderán los representantes de algunas dependencias de la Municipalidad, directores de museos, representantes del Rotary Club, historiadores, arqueólogos, aficionados, etc.

b) La relación entre el hombre y el ambiente: Expuesto por paleontólogos, biólogos y representantes locales.

§      La creación de comisiones consultivas y activas en las diferentes temáticas que involucra la estrategia de manejo (APN-INAPL 2000). Se intenta tomar aspectos de la vida de la comunidad relacionándolo con la planificación para el desarrollo. Los temas serían: turismo, educación, arqueología, legislación, comercio, actividades recreativas, actividades culturales.

§      La realización de talleres periódicos para discutir distintas ideas y propuestas para la elaboración de un plan de manejo del área: definir la unidad mínima a manejar, los objetivos del manejo y la metodología a implementar. Se trabajará en comisiones temáticas intercambiando información y discutiendo las necesidades, medios y posibilidades de cada una de las partes en el diseño y la ejecución del plan. Se presentará un esquema de las acciones y medidas a desarrollar y se propondrá una forma viable de trabajo constante a la escala de la comunidad que concilie los intereses particulares en una meta común.

§      Tanto en la conferencia como en el taller se garantizará la participación de toda la comunidad sin establecer distinciones de ninguna clase. Los mismos serán de carácter vinculante.

A manera de propuesta... algunas sugerencias

Finalmente, una vez consensuadas todas las opiniones de la localidad en cuestión, se deberán tomar medidas directamente involucradas con el recurso a valorar.

§      Determinar la totalidad bajo manejo (Savory 1999): realizar estudios distribucionales reiterados a partir de los cuales se puedan localizar e incluir todas las ocupaciones antrópicas y recursos de interés hasta el momento desconocidos en el área a demarcar.

§      Promover el desarrollo sostenible de la comunidad y su ecosistema de pertenencia a través del uso racional y rentable a largo plazo de sus recursos culturales y naturales, diversificando la economía, promoviendo un desarrollo turístico planificado que integre la localidad arqueológica con los espacios linderos y así regularizar y mejorar la calidad de visitación del recurso y otros lugares de interés.

§      Acciones

1.      Gestionar subsidios ante distintos organismos públicos y/o privados, nacionales y/o internacionales para el financiamiento del proyecto.

2.      Controlar los efectos de la variable antrópica, imponiendo pautas al uso de la zona. La regulación debería corregir ciertos usos actuales que atentan contra la integridad física de los recursos. Las propuestas incluiría la relocalización de actividades como: la creación de un nuevo circuito de enduro para trasladar el tránsito de vehículos doble tracción a otro lugar; el trazado de rutas alternativas; la modificación del sistema actual de recolección de basura por medio de técnicas menos destructivas; el establecimiento de una normativa urbanística que tenga en cuenta la fragilidad del área.

3.      Ampliar las investigaciones de la dinámica del deterioro con actividades de control del ciclo de erosión.

4.      Considerar la viabilidad de la difusión del lugar o el sitio arqueológico de acuerdo a la evaluación técnica anterior. En el caso de que esta fuera beneficiosa tanto para la comunidad local como para los visitantes y el recurso, la difusión puede hacerse a través de un centro de visitantes el cual debería construirse en una zona que asimismo permita el control y vigilancia del recurso pero que no lo impacte. La muestra puede estar acompañada de folletería y se la reforzará con el mensaje de uso racional, rentable y sustentable de la localidad. Por último, en la medida de lo posible se realizarán visitas interpretativas guiadas al sitio con soporte de cartelería y/o se replicará un sector representativo en el centro de visitantes para evitar una aceleración del deterioro y contrarrestar los efectos negativos de la escasa visibilidad.

5.      Proponer un recorrido que incluya sitios de diversa índole pero representativos o significativos para la vida de la localidad. Estos lugares llevarán infografía adicional que sitúe al visitante con respecto a los otros lugares de interés.

§      Monitoreo

1.         Evaluar el deterioro y los agentes que actúan sobre el sitio de acuerdo a un plan de monitoreo sobre los sectores visitados.

2.         Elaborar una planilla para el registro del seguimiento y capacitar a pobladores locales para su llenado durante todo el año.

3.         Elaborar una breve encuesta para los visitantes que permita conocer sus intereses y necesidades, para modificar o reforzar las medidas tomadas hasta el momento.

4.         Revisar las etapas anteriores.

 

BIBLIOGRAFÍA

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