EL MUSEO VIRTUAL DE FIGUERES O LA PROMOCION DEL TURISMO CULTURAL
Alfons Martínez Puig
Licenciado en Historia
Doctorando en Historia del Arte
Universidad de Barcelona. Figueres (España)
Resumen
La aparición del turismo cultual junto a la globalización de la información, provoca que determinados espacios turísticos tradicionalmente conocidos como lugares de paso hacia estancias veraniegas centradas en la cultura del ocio, concentren sus esfuerzos en la promoción cultural de sus sitios culturales con el fin de aumentar la aparición de un turismo de calidad y de respeto con su entorno. El turismo cultural y de calidad pasa por la adecuación de instalaciones turísticas, pero también por la apuesta de futuro que puede suponer un paso hacia delante en la promoción del territorio. Las actuales instalaciones culturales de determinados territorios pueden ser el trampolín para acceder a ese turismo de calidad asimismo como puede ser el inicio de una promoción urbana y comarcal representativa a través de las nuevas tecnologías.
Introducción
Aceptar que el turismo se ha convertido en uno de los sectores económicos más florecientes de la economía mundial, y que en España representa una de las mayores fuentes de riqueza de todos los motores económicos del país, forma parte de la aceptación de una realidad tangible desde cualquier punto de la Península Ibérica. La evolución de este motor económico supone, indefectiblemente, un cambio en sus estructuras; cambio que responde a todas y cada una de sus variables que con el tiempo se van modificando bajo la presión de calidad que los usuarios del turismo demandan cada vez con más frecuencia. Como apunta Aurora Daniel Villa [1] las variables principales a tener en cuenta en el estudio del fenómeno turístico pueden ser: tiempo, espacio (temporal o físico), comunidad receptora, visitantes, impacto cultural, impacto económico e impacto ecológico. Sin duda, y dependiendo de muchos factores, cabría incluir el impacto social en el territorio, que si bien está dentro de las variables expuestas puede representar una parte importante de las necesidades sociales del territorio dentro de lo que podríamos expresar como evolución turística.
El turismo cultural se ha presentado como una apuesta innovadora y regeneradora del medio visitado, que respeta no sólo el territorio sino que afronta el reto de la calidad en la visita turística. Obviamente, detrás de esta regeneración del medio hay una propuesta de impacto social del turismo; se espera ampliar las visitas turísticas a zonas determinadas pero sin prejuicio del territorio y con un aumento de los beneficios económicos de este turismo ateniendo que se da por supuesto dispone de una capacidad adquisitiva superior a la que posee el turista medio. Los territorios que son capaces de generar una oferta turística de calidad donde queden contemplados los principales atractivos culturales del mismo, también serán capaces de capitalizar esta nueva forma de vivir el tiempo de ocio que parece, a todas luces, una de las opciones de futuro más adecuadas para los territorios turísticos.
Dentro del turismo cultural, y como explica G.J. Ashworth[2] la tríada entre “ciudad – turismo – patrimonio” encuentran su satisfacción en la compañía mutua. Dentro de esta tríada existe un juego de intereses al que cabe dar relevancia si queremos que la historia de amor entre los tres sea fructífera y duradera. El hecho fundamental es que seamos capaces de cubrir las necesidades que la industria turística demanda, obteniendo el máximo rendimiento y sin que el patrimonio se vea afectado por todos y cada uno de los impactos negativos que tradicionalmente el turismo ha llevado en la maleta. A pesar de estudios como el de Greenwood[3] en el que remarca acerca del caso vasco cómo existe una escenificación de las tradiciones populares, una especie de farsa turística que sirva para salvaguardar de intrusos la verdadera identidad, la verdadera cultura, y en la que se transluce la falta de autenticidad de buena parte del turismo cultural que se nos ofrece, perdiendo buena parte de su importancia.
El realismo forma parte, o debería hacerlo, de la preservación del patrimonio histórico, artístico, natural o cultural de un territorio. Muchos de los expertos en este sentido, dejan en entredicho que el turismo cultural sea una apuesta de futuro para el patrimonio cuando seguramente es la única salida honrosa a la memoria de nuestro paisaje más remoto. La implicación y dedicación de aquellos que estamos preocupados por la preservación del patrimonio, ya sea desde un ordenador, ya sea directamente actuando sobre el territorio, será la que ayude a continuar con la memoria viva y coleando, sin esperar que las administraciones se hagan cargo tarde, poco y mal, de monumentos, espacios naturales o museos que sin el empuje turístico nunca saldrían adelante. Quizás la introducción de los profesionales del patrimonio, pueda frenar la poca importancia que se da al monumento como tal y que sólo tiene valor dentro de una ruta turística con derecho a picnic; estos profesionales pueden ser los encargados de racionalizar el uso del patrimonio, de poner las normas de actuación necesarias, de situar dentro de su contexto aquello que es objeto de visita, de frenar el impacto negativo que puede sufrir, de aumentar en lo posible hasta niveles permisibles el turismo a una ciudad, de potenciar todas y cada una de las posibilidades de una ciudad sin más objeto que mantener la cultura y el patrimonio de un territorio sin que ello les cause perjuicio o, en todo caso, cause el menor perjuicio posible.
En este sentido abordaremos un caso concreto donde el turismo cultural intenta introducir propuestas concretas para una correcta difusión de su potencial cultural y turístico así como intenta dar una respuesta aceptable a la creciente competitividad cultural a la que, fruto de la globalización, asistimos en los últimos tiempos. Del mismo modo que intenta ser una puerta abierta al debate y al conocimiento de un territorio muy concreto que ya posee iconos turísticos – culturales de extrema importancia y que intentará ampliarlos en pos de los existentes con el compromiso de dinamizar otros no menos importantes.
Un caso y un territorio: Figueres y el Empordà:
La comarca del Alt Empordà, situada en la parte más oriental de la Península Ibérica, fronteriza con Francia y con una población que roza los cien mil habitantes, tiene como capital administrativa la ciudad de Figueres. Tanto la comarca como su territorio, han vivido en las últimas décadas una situación muy compleja en relación con el turismo y la potencialidad cultural de todo el territorio.
Dentro de las fronteras de la comarca podemos encontrar restos arqueológicos de importancia y de diversas etapas históricas que acogen desde la prehistoria hasta épocas más recientes. Asimismo, cuenta con museos arqueológicos y con reservas naturales de gran importancia dentro de la estructura natural de Catalunya[4] como son la marisma del Empordà o el parque nacional de la Albera. Asimismo, cabe destacar la impresionante red de monumentos románicos que, en forma de castillos o centros religiosos pueden contemplarse aunque la mayoría de ellos estén en un pésimo estado de conservación y sin que por el momento se decida a intervenir ninguna administración en su recuperación; cabe destacar también una extensa red de monumentos megalíticos, dólmenes y menhires, cuya conservación se ha llevado a cabo con notable éxito en la mayoría de los casos.
Dentro de la red cultural de esta comarca, la ciudad de Figueres tiene uno de sus atractivos más internacionales con el museo de Salvador Dalí, hijo de la ciudad y que vivió en ella los primeros y los últimos años de su vida. Este museo atrae alrededor de un millón de visitantes en lo que son el museo, la casa museo de Cadaqués y el castillo museo de Púbol. Este atractivo panorama, ha intentado ser utilizado desde hace tiempo por diversas administraciones públicas, con una doble vertiente:
1. Difundir al máximo la figura del pintor figuerense.
2. Difundir al máximo la figura de una ciudad muy marcada por la iniciativa cultural y artística.
Estas dos vertientes tienen como finalidad última, conseguir un aumento de visitantes a la ciudad. Conseguir que la ciudad sea visitada no sólo por su museo surrealista sino que también Figueres consiga capitalizar, en parte, este importante flujo humano que anualmente llega a la ciudad. En este sentido, el ayuntamiento de Figueres ha puesto en marcha un importante proyecto de adecuación urbana con el objetivo de que los visitantes no sólo visiten el museo sino que decidan ver lo que la ciudad puede ofrecerles; este proyecto pasa por la recuperación de edificios céntricos y convertirlos en pequeños hoteles o con el proyecto de convertir el piso donde nació el famoso pintor en una casa museo sobrellevando un riesgo económico y un reto cultural de relevancia aunque con resultados inciertos. Algunos trabajos como el de Joseba Juaristi[5] en el que remarca como la ciudad de Bilbao, después de la crisis siderúrgica de los 80, se propone una revitalización económica y urbana de Bilbao, con el cierre de numerosas fábricas y empresas, provocó la adecuación del espacio urbano y dejó pasó al estudio de un patrimonio histórico industrial que se presenta de vital importancia para entender la evolución histórica de la ciudad de Bilbao así como el territorio que la circunda, pueden considerarse ejes de esta revitalización del turismo cultural en al ciudad de Figueres con la revitalización de otros espacios urbanos infravalorados.
Junto a la red cultural a la que acabamos de hacer referencia, existe una red paralela de instalaciones turísticas, ya tradicionales, puesto que la comarca está bañada en toda su vertiente oriental por el Mediterráneo y al norte posee instalaciones y atractivos de montaña en comarcas vecinas. El litoral ha sufrido la explotación urbanística y sólo hasta épocas recientes se ha puesto coto a esta desproporción; muchos especialistas del paisaje y ecologistas no han expuesto sus quejas hasta que ha empezado a ser demasiado tarde.
Con todo, el potencial turístico de la zona es altísimo pero su repercusión en la capital aún no tiene el peso que sería de esperar. Miles de turistas pasan por la ciudad durante unas horas sin que la ciudad pueda ser explorada lo suficiente. Un proyecto cultural controlado puede convertirse en el futuro por el que pasa la ciudad que adecuando instalaciones y mejorando la oferta urbana llegará a ser un centro cultural y turístico de vital importancia. Atender las demandas turísticas que con un marcado carácter cultural se acercan a Figueres, pasa obligatoriamente por la creación de espacios de máxima difusión y de máximo control cualitativo para que las necesidades se vean cubiertas. Acoger el turismo que llega ya se lleva a cabo, pero conducirlo desde su lugar de origen puede convertirse en un reto que sólo la tecnología puede resolver satisfactoriamente.
Los proyectos para la revitalización cultural y turística pueden ser importantes, pero la gestación inminente de un proyecto de museo virtual que intente recoger todas las inquietudes culturales de una ciudad que tiene mucho que ofrecer tanto a sus ciudadanos como a los visitantes que se acerquen a ella, se impone máxime cuando en el año 2004 se conmemora el nacimiento del pintor y para ello se llevaran a cabo múltiples celebraciones y homenajes. La apuesta tecnológica dentro del mundo de la cultura así como el intento de encontrar una respuesta globalizada a las necesidades de una ciudad mediante un fenómeno cultural internacional como el museo Dalí y la celebración del centenario de su nacimiento pueden ser las bases que centren este proyecto aún embrionario.
El Museo Virtual de Figueres
La ciudad de Figueres cuenta actualmente con tres museos de evolución diferente y con un grado de visitantes diferente. El museo Dalí es el más conocido y visitado; el museo de Juguetes, después de su reciente renovación, empieza a despuntar por su singularidad y por un trato de las colecciones muy “personal” con el que la población más cercana en espacio y tiempo se siente identificada; el museo del Empordà, centro cultural local que después de una modernización en su museografia intenta capitalizar el dinamismo cultural de la ciudad con innumerables actos culturales de todo tipo así como una política de exposiciones temporales muy dinámica y llena de significados localistas que tanto agradan a la población local y de la que participa activamente, aunque el nivel de visitantes a las colecciones permanentes deja bastante que desear.
Estos tres museos, son la máxima representación cultural de la ciudad; después encontramos algunos centros menores que llevan a cabo acciones de menor recorrido pero que dentro de la lógica capacidad de cada uno de ellos, hacen una tarea importante y significativa cuando llega el momento de los balances anuales dentro del marco cultural de la comarca.
Este museo virtual ha aparecido por primera vez en la boca de algunos ciudadanos de Figueres gracias a propuestas concretas que tienen en el servicio a la ciudad un objetivo común, junto a la determinación de revitalizar el turismo cualitativo de la zona. Esta propuesta desea nacer como un museo convencional, aunque no tenga una sede física que lo sustente; como apunta William Alfonso López[6], los museos son instituciones definidas por el Consejo Internacional de Museos (ICOM) a partir de su desinterés monetario, que deben prestar servicios a la comunidad y financiar la ampliación de sus colecciones, la investigación de estas, su conservación y restauración y programas que fomenten el conocimiento y disfrute de su patrimonio. Asimismo, el artículo segundo de los estatutos del ICOM concreta que el museo es: « ...une institution permanente, sans but lucratif, au service de la société et de son développement, ouverte au public et qui fait des recherches concernant les témoins matériels de l’homme et de son environnement, acquiert ceux-là, les conserve, les communique et notamment les expose à des fins d’études, d’éducation et délectation ».[7]
En este sentido el Museo Virtual de Figueres parece no encajar del todo en el bien entendido que su colección sería estrictamente virtual y por lo tanto algunas de las necesidades básicas de un museo parecerían no quedar cubiertas. Lo cierto es que las definiciones de museo deben reconvertirse a los tiempos tecnológicos en los que vivimos y a los que, obligatoriamente, debemos dar respuesta.
Dicho museo virtual responde a determinadas necesidades de la ciudad:
1. Aumento del volumen turístico cualitativo de la ciudad.
2. Adecuación de servicios promocionales de la ciudad a la proyección de sus instituciones culturales.
3. Respuesta tecnológica a la competitividad cultural que se ha visto incrementada en los últimos años.
4. Dotar a la ciudad de un nuevo centro cultural que lleve a cabo una función de difusión e investigación como la de un museo convencional.
5. Afianzar el turismo cultural desde el origen del mismo y que al mismo tiempo éste vea reforzado su conocimiento a través de la red.
Estos cinco ejes pueden resultar las mejores armas para que este museo se lleve adelante con éxito. El auténtico reto de este museo virtual, reside en su existencia sin que se haga necesaria su presencia física.
Según Ballart y Juan[8] cualquier estrategia de desarrollo local y regional que se sustente en proyectos integrales de crecimiento sostenible del patrimonio cultural y natural debe garantizar una doble efectividad: la preservación de culturas, monumentos y entornos; el desencadenamiento de efectos inducidos en el territorio: desarrollo del sector terciario, creación de empleo, etc. Asimismo debe servir para reconocer los recursos patrimoniales de dicho territorio, que motiven la creación de una oferta patrimonial a partir de las necesidades del público y las demandas de la población local. Este proyecto creo que encajaría a la perfección con esta percepción del turismo cultural en Catalunya y acerca posiciones respecto a las posibles reticencias sobre su idoneidad desde las concepciones museológicas más estrictas. Esa es precisamente la tarea que desearía llevar a cabo este museo virtual que tiene en la potenciación ciudadana de Figueres y su comarca unos de los principales pilares, del mismo modo recogerá determinados acervos culturales que hasta la fecha no han sido recogidos y debe llevarse a cabo de manera casi inmediata.
El equipo CEPEI[9] en su ponencia sobre el proyecto de museo virtual de lo cotidiano, plantea la contradicción existente entre los conceptos de “virtualidad” y “museo”, puesto que la definición de museo habla de “testimonios materiales del hombre y su entorno” mientras que la virtualidad constituye en sí una simulación. Con todo, un museo no deja de ser un elemento de recepción, de conservación (de información en este caso), de investigación, de comunicación de testimonios, etc.
Sin embargo, menos conservacionista se presenta Aldo Guzmán[10] quien admite que la visita virtual por un museo implica un entorno en el que se presenta una información sobre una colección de piezas, un conjunto patrimonial, etc. (ya exista en el ámbito físico o no). Ramos admite que la mayoría de museos virtuales tienen un museo real que los sustenta aunque existen algunos ejemplos de museos que no tienen sede física.
Aceptando la inexistencia de sede física para el Museo Virtual de Figueres, este sería de gran ayuda en la tarea de promoción turística de la ciudad al mismo tiempo que sería un foco de investigación ciudadana y de preservación de los valores, la cultura, la historia y la sociedad figuerense; un hueco que hasta el momento no ha tenido cabida en ninguna otra institución cultural de la comarca al máximo nivel.
Dicho proyecto no es fácil, y no debe caer en la más simple de las promociones urbanas. El compromiso de que un proyecto museológico gestione este museo virtual, es la garantía más aceptable de que si se lleva a cabo, sea un producto competitivo culturalmente y se convierta en una fuente de recursos culturales, pedagógicos, formativos y de investigación de todos aquellos que deseen profundizar sobre la ciudad o cualquier aspecto que la afecte.
Esta idea, que poco a poco se quiere transformar en el cuarto museo de la ciudad de Figueres, será una de las apuestas culturales y tecnológicas más arriesgadas y que más números tiene para convertirse en una tendencia de futuro que pronto se lleve a cabo con normalidad y cotidianidad . Como muy bien explica Marta B. Martins Carrizo “el éxito de un sitio no depende del número de conexiones, sino de la cantidad de tiempo que el visitante permanezca en el sitio”. Ese éxito radica en la confección del proyecto museológico que le dé sustento y configure como una oferta museística de primera línea.
Al igual que el proyecto del Museo Virtual de lo Cotidiano[11] , este museo virtual prescinde del espacio físico real para existir sólo en la red; un recorrido que sólo podrá llevarse a cabo en el ciberespacio y que intentará profundizar en la realidad de una comunidad extraordinariamente rica en identidad cultural, en historia, en tradiciones, en sociedad, en actividades y en evolución urbana desde el siglo XIII; todo esto puede configurar el paseo virtual y su materialización física se convierte, así, en irrelevante.
Conclusiones
Este museo no pretende ser un prototipo a seguir de ahora en adelante sino que pretende continuar con la estela de progreso tecnológico y cultural que otros ya han empezado antes de manera similar.
La importancia de hacer uso de los avances tecnológicos que el progreso pone a nuestro alcance, no es una oportunidad sino que casi se convierte en una obligación hacia nuestros más inmediatos sucesores. Este proyecto, junto con los ya existentes, contribuirá a acercar el patrimonio de un pueblo y de un territorio no sólo a sus ciudadanos más cercanos sino a todo aquel que lo desee; y lo hará con la misma confianza y el mismo resultado que conlleva un museo “real”; es más, con el tiempo y el continuo avance de la tecnología no dudo que podrá aportar soluciones a problemas que actualmente los museos “reales” no pueden imaginar en solucionar.
Actualmente la realización de un museo convencional y con un presupuesto modesto, puede llevar un coste de aproximadamente 1’8 millones de euros (lo mismo en dólares americanos). Una ciudad pequeña como Figueres que cuenta con alrededor de 38.000 habitantes y con unas instituciones cuyas limitaciones económicas aplazan proyectos museológicos y culturales a la espera de que subvenciones privadas den suficientes recursos para su creación, no debe dejar perder la oportunidad de configurar una base cultural sólida desde la tecnología avanzada y, por lo visto hasta hoy, de mayor socialización mundial. La mezcla de reto tecnológico junto con la apuesta de futuro respecto a las posibilidades de proyección cultural y turística del territorio del Alt Empordà y de su capital Figueres, seguramente representan la iniciativa más innovadora que han tenido en los últimos tiempos una ciudad mediana con una proyección que los sistemas actuales condicionan y dejan su radio de acción muy limitado.
El museo virtual de Figueres, puede ser la reacción cultural, tecnológica y turística que necesita esta ciudad. Realizar la promoción de una ciudad a toda la red, con el estudio museológico de todas sus características es, sin duda, un reto de calidad y de compromiso no sólo con la ciudad y sus ciudadanos sino con las tendencias más progresistas en materia tecnológica y cultural. Los viejos corsés de la cultura, deben acomodarse a las realidades que, poco a poco, avanzan en este sentido como en cualquier otro.
La museología, ha estado evolucionando inexorablemente desde el fin de la segunda guerra mundial en Europa; como advierte Luis Alonso Fernández[12] la museología está en continua evolución por qué el museo se encuentra en una encrucijada. Si realmente aceptamos esta premisa que discute buena parte de la concepción clásica del museo, comprobaremos que representa un paso más hacia la nueva concepción museológica, que nos ofrecerá un museo a la medida de la sociedad y de sus necesidades culturales, de investigación y formativas en las que actualmente empieza a desfasarse.
La virtualidad de los museos deben romper con los moldes establecidos hasta la fecha y consolidarse como una fórmula más de expresión museológica; su transformación no sólo depende de unos cuantos sino que de buena parte de los gestores culturales del planeta. Una de las vertientes que a buen seguro se convertiría en las más beneficiadas de estas nuevas concepciones que, poco a poco, se abren paso en el campo cultural y museológico son los representantes del turismo cultural que verían incrementada su oferta hasta los límites que cada uno quisiera poner y no hasta los límites que los viejos sistemas de difusión turística y cultural suponen actualmente.
Al final, todo queda resuelto en algo tan volátil como la propia imaginación; y la capacidad de hacer realidad todo aquello que la imaginación de visitantes y gestores sea capaz de avistar y determinar, sin más restricciones que esa imaginación. Sin duda, el mundo a través de Internet, puede ser la llave que abra mundos nuevos para necesidades nuevas y no tan nuevas. La ciudad de Figueres puede reencontrarse con su presente y decidir su futuro cultural gracias a esta iniciativa que de llevarse a buen puerto, seguramente sería pionera en su país, en buena parte de Europa y del resto del planeta.
Notas y Bibliografía
[1] DANIEL VILLA, Aurora. El Turismo cultural o la mercantilización de la cultura. 1ER Congreso Internacional de Turismo Cultural. www.equiponaya.com.ar/turismo_cultural/congreso/ponencias/Aurora_Daniel_Villa.htm. Internet, 2001.
[2] ASHWORTH, G.J. Historicidad, Turismo y Política Urbana: Exploración de la relación entre los tres factores. www.iaph.junta_andalucia.es/publicaciones/dossiers/dossier14/dossier14art13.html. Internet, 2003.
[3] GREENWOOD, David. "La cultura al peso: perspectiva antropológica del turismo en tanto proceso de mercantilización cultural" en anfitriones y huéspedes (SMITH, V. coord.) Endymion. Madrid; pg. 257-279.
[4] Catalunya: Comunidad Autónoma, con gobierno e instituciones propias y autogestionadas que guarda lealtad a la Constitución Española de 1977. Situada en el nordeste del Estado Español, cuenta con una población de aproximadamente 6 millones de personas y su capital administrativa es la ciudad de Barcelona.
[5] JOSEBA, Juaristi. El patrimonio histórico industrial y la revitalización urbana y económica de Bilbao. www.iapth.junta-andalucia.es/publicaciones/dossiers/dossier14/dossier14art15.html. Internet, 2003.
[6] LÓPEZ, William Alfonso. Museos que cautivan más público. Especial para U.N. Periódico. Internet, 2002. www.dnic.unal.edu.co/unperiodico/diciembre2002/textos/culturas2.htm.
[7] Statuts de l'ICOM. Adoptés par la 16e, 18e et la 20e Assemblée Générale de l’ICOM ; La Haye1989, Stavanger 1995, Barcelone 2001. www.icom.org
[8] BALLART HERNÁNDEZ, Josep y JUAN Y TRESERRAS, Jordi. Gestión del Patrimonio Cultural. Ariel Patrimonio. Barcelona, 2001.
[9] Equipo CEPEI. Proyecto Museo Virtual de lo Cotidiano. Ponencia presentada en las III Jornadas Nacionales de Enseñar a través de Artículos la Ciudad y el Museo. Mar de Plata; 26, 27 y 28 de Octubre de 2000. www.testserver.abc.gov.ar/comunidadycultura/cultura/museos/CEPEI.htm.
[10] GUZMÁN RAMOS; Aldo. Del Museion de la Antigua Grecia al Museo Virtu@l del siglo XXI. Internet, 2002. www.equiponaya.com.ar/congreso2002/ponencias/aldo_ramos.htm.
[11] Cita nº 8.
[12] ALONSO FERNÁNDEZ, Luis. Museología. Introducción a la Teoría y Práctica del Museo. Alianza Editorial, Madrid. 1999, 2002.
Buscar en esta seccion :