Adelanto de investigación: la enseñanza del turismo en la Argentina

Lic. Amelia Ambrós

Facultad de Ciencias Económicas  y Sociales de la
UNIVERSIDAD NACIONAL DE MAR DEL PLATA -ARGENTINA

El presente es un  adelanto de trabajo de una investigación más amplia en curso y   surge como una inquietud a partir de la experiencia docente  en varias materias culturales  en las carreras de  turismo que se dictan en la universidad y en colegios terciarios y los procesos que fueron  dándose en sucesivos cambios  de planes a lo largo de la década del ’90.

Durante más  de quince  años, a través de publicaciones, cursos  y congresos, he visto  el creciente interés sobre  los aspectos culturales del turismo: el tema del patrimonio cultural , su puesta en valor, su relación con el medioambiente, las discusiones  acerca de los perjuicios y beneficios del turismo en las comunidades receptoras, etc. , que marcan una natural preocupación por parte de los profesionales  y de la comunidad acerca de esta problemática.

Pero en contra de ese aumentado interés,  también observo que, en la Argentina, si bien  ha crecido casi exponencialmente el número de universidades y terciarios que incluyen la carrera de  técnico o licenciado en turismo,  en general, se han disminuido las asignaturas que corresponden al área cultural al momento de realizarse cambios en los planes de estudio de las carreras terciarias y universitarias existentes[1],  cuya tendencia es la de aminorar la importancia  -en cantidad, cualidad  y duración- de las mismas.

La afirmación anterior se refiere  estrictamente a la carreras de pre-grado y de grado, ya que simultáneamente se han multiplicado los postgrados en el tema y, por otra parte,  la hago en función de una tendencia que, por supuesto, tiene excepciones.

Simultáneamente, observo con creciente alarma, la falta de conocimientos elementales  y la desorientación acerca de la realidad cultural propia y ajena con que los alumnos  ingresan en la universidad. 

Sé que esta última realidad afecta a todo el panorama universitario y excede el marco de las carreras de turismo, ya que tiene origen en una crisis general que afecta a las áreas primaria y secundaria del sistema educativo. Pero es necesario  reconocer  el problema  para analizarlo -siquiera parcialmente desde nuestro ángulo- como formadores en las carreras turísticas interesados en el área cultural.

Normalmente las investigaciones  de los profesionales en  turismo suelen  centrarse en aspectos puntuales  y es  normal que sea así , pero  también es necesario volver a cuestiones  aparentemente muy generales que hacen  a  formación de los futuros actores que en un corto plazo pueden resultar en un  perjuicio para la actividad en general[2].

Muestra  del estado actual de las carreras en la Argentina

Se pretende  hacer un  muestreo ejemplificador sintético[3] del estado actual de la cuestión y abrir una propuesta de reflexión conjunta  acerca de los saberes básicos necesarios  en el área de la cultura para  una carrera de licenciado  (y aun de técnico)  en turismo. No se incluyen, obviamente,  las carreras de guía de turismo que, por sí mismas tiene  una orientación cultural, tanto general como local.

Desde un marco muy  general y sin abundar demasiado, podemos considerar que la tecnicatura  está orientada  generalmente  hacia el desempeño  como operador turístico  y la licenciatura , más amplia,  se suele encaminar también a la planificación. Tanto empresas como gobiernos trabajan con asesores especializados , lo que no obsta para que los profesionales deban tener  cubierto  un espectro de  conocimientos que les permitan manejarse con solvencia. La anterior parece una aclaración demasiado obvia, pero  es necesario hacerla  pues  ha sido esgrimida demasiadas veces en  los cambios de planes  cada vez que  se pretendía dar a la carrera un enfoque  “técnico”[4] -normalmente en desmedro del “cultural”- . Si razonáramos erróneamente  en el mismo sentido, podríamos decir que no es necesario que  se tengan conocimientos de mercadotecnia, ya que se trabajará  con especialistas. Como se ve , este tipo de falacia llevaría  a vaciar  las carreras turísticas  de casi todos sus contenidos.

Por  otra parte, en  casi todos los casos  en los perfiles de egresados  de las universidades y terciarios se hace constar el carácter no sólo  económico  sino también cultural  de la carrera. Pero una  lectura -aun superficial- de los contenidos  de los planes no muestra dicha realidad.

No en el propósito hacer un análisis de las carreras que se dictan ni una crítica a los planes de  estudio en particular ,  sino  mostrar lo que es una tendencia general , por lo que  se trabajará sin hacer alusión  a cada una de las universidades[5] .

Se consultaron los planes del  estudio de  veintidós universidades[6] y  en un pequeño muestreo general se ha observado lo siguiente:

  1. Las carreras tiene un promedio de cuarenta asignaturas cuatrimestrales a lo largo de su desarrollo, de las cuales  aproximadamente sólo el siete por ciento  tiene contenidos estrictamente culturales.
  2. Los planes presentan muchísima diversidad  en cantidad de  niveles y  cualidad de asignaturas. Uno de los ejemplos  elegido para sintetizar  es Historia, que  es una de las asignaturas más frecuentes aunque no está  en todas las  universidades.  Vemos  que,  de once universidades que la dictan,  ocho  tienen  la especificación “universal”; siete “argentina” ; tres incluyen historia local.  En algunos casos  no podemos conocer el contenido porque simplemente  marcan  el nivel  -I, II, etc.-; también los enfoque son variados:  tres  incluyen el enfoque social,  tres  la presenta como historia del arte y la cultura, y dos tiene  carácter de mayor especificidad.
  3. En el otro extremo  se encuentran las asignaturas que se refieren específicamente a la protección y /o conservación  del patrimonio cultural , cuya existencia sólo se marca en tres universidades,  junto con aquellas  que tratan acerca del folklore local o general, que figuran  en dos.
  4. Un termino medio  se da con las materias antropológicas y artísticas o estéticas que  sólo se dictan  en cinco universidades.
  5. Existen una variedad de materias que no pueden apreciarse a simple vista en los planes de estudios  porque  su nombre resulta ambiguo en cuanto a su ámbito de pertinencia: por ejemplo “Recursos  turísticos”  ya que puede  referirse tanto  al  patrimonio natural como al cultural.

Los cinco puntos anteriores  -si bien distan de ser un análisis -  sirven para  mostrar  aquello sobre lo que creo  que es necesario  reflexionar.

Una visión desde el aula

Una de las cuestiones  que cabe examinar son  las  razones  por la cuales  la formación  cultural  en la carrera  ha tendido  a la disminución en la década pasada.  Acerca de este tema  es mucho lo que ya está dicho  en cuanto a las tendencias  economicistas  del momento  actual pero, aunque se aceptaran,  hay   que  señalar  que  si el patrimonio cultural  fuera visto desde el turismo  sólo como un “producto  a vender”, sería indispensable , como mínimo , tener una idea de  qué es lo que se vende. Por supuesto que no es ése mi punto de vista  ni  el de  los participantes de este Congreso, de allí  que presente el tema aunque el mismo esté  sólo en sus inicios.  

En estos Congresos se ha insistido  acerca de  todas las dimensiones culturales de la actividad turística y  se ha apuntado  a la implementación de políticas que así  lo consideren. Como la formación de los agentes y actores del turismo  se encuadra  también dentro de  una política, es necesario llevar a  un foro de discusión la pregunta  acerca de cómo estamos llevando adelante  dicha formación y plantearnos  qué es lo que pensamos acerca de este tema.

Como señalé anteriormente, en estos últimos años  en la docencia universitaria he  constatado en los alumnos un creciente desconocimiento no sólo  de las culturas ajenas , sino de sus propias  raíces culturales y   me pregunto si profesionales  con un conocimiento sólo técnico podrán encarar los desafíos  que presenta el turismo en la actualidad.

La pregunta es, en realidad,  más profunda y no se puede realizar en soledad,  ya que creo necesario hacer una reflexión crítica  y una evaluación  sobre  cómo reflejamos en la actividad docente  universitaria nuestra  toma de posición  en cuanto al turismo.¿Estamos verdaderamente conformes con la formación que estamos impartiendo? ¿Es en realidad  una formación o una mera información? Si no estamos conformes, el seguir actuando por omisión  nos puede llevar a preguntarnos  quiénes son los que realmente deciden por nosotros.

En  la ardua y poco reconocida  tarea en el aula tenemos la oportunidad directa  de ver cómo se destruye aquello que justamente queremos defender: la mala formación de los alumnos que nos llegan del colegio secundario debería ponernos  en alerta acerca de la pérdida de  nuestro patrimonio cultural en el mismo lugar en el que se  constituye : en la memoria de los actores  sociales.

Si el patrimonio no es vivencial para sus herederos, no es  extraño  que el mismo se cosifique como un producto trivial  meramente comercializable. 

Si este planteo es admitido  -y me consta que hay  acuerdo sobre el mismo-  es necesario intervenir activamente, pero dicha intervención  no  es viable sin la reflexión previa.  Con esto me refiero a que  no se trata de cambiar ni programas ni planes de estudio en un acto de voluntarismo bienintencionado pero parcial, sino  a un replanteo acerca de la concordancia  entre los objetivos  que se proponen las carreras  y la práctica real.

La universidad no puede resignar su rol formador: el hecho de que nuestros estudiantes lleguen a esta instancia  ignorando mucho de lo que debieran saber  no puede  llevarnos sólo a la queja  sobre la insuficiencia de las anteriores , sino  a corregir aquello  que  se hizo incorrectamente.

Suponer  que un  movimiento hacia  una  reforma educativa  general no puede partir de la universidad  es  una posición  pesimista o resignada . Creer que  un congreso sobre  patrimonio cultural  no es el foro adecuado  o más pertinente  para hablar de  este tema  es separar artificialmente áreas de investigación y de docencia, en detrimento de esta última.

Si sólo  se buscara  poner parches , la solución  sería  sencilla y cuantitativa: ampliar  la cantidad de materias, aumentar horas de dictado, enmendar programas;  pero el tema es más amplio: la complejidad  misma del hecho turístico nos debe llevar a un “metapunto” de vista fuera  del carril tradicional de la simple enmienda. Si bien es un tarea larga, no por ello es menos urgente la necesidad de plantearla.

Si efectivamente queremos que  se asuma  que el patrimonio cultural  pertenezca a quienes lo conforman, no podemos suponer que una formación meramente técnica  de los gestores turísticos  puede  ser suficiente. 

Una propuesta de marco

Pese a que el trabajo está recién  comenzado, ya que falta hacer un estudio pormenorizado y –posteriormente- comparativo con otras universidades fuera de la Argentina, parto no sólo de una pregunta, sino de una posición teórica. La base de la misma  tiene  su sustento epistemológico y de contenido en los planteos de  Edgar Morin[7] .

Creo que, como toda actividad, debe  considerarse desde lo general a lo particular. Lo más abarcativo es el medio ambiente total –aquello que Morin  llama “conciencia terrena” (MORIN 1993)-  que abarca también la consideración del mundo natural  o ecosistema  como marco  y sustento de la actividad humana pero dependiente también  de la misma, por lo que  creo necesaria una formación ecológica que es la base de lo que llamamos sustentabilidad.

En un segundo nivel  la actividad humana propiamente dicha como totalidad y  , dentro de ésta, las culturas particulares –los “desafíos” de Morin-(MORIN 1999)  y en tercer lugar , englobada por todo lo anterior, la actividad técnica propiamente dicha, atendiendo a la problemática de  las influencias recíprocas y en ambos sentidos  (de mayor a menor y viceversa) , la influencia de lo aleatorio en los procesos y todo el marco que Edgar Morin plantea a lo largo de todos los volúmenes de  El método.

El área de turismo es, naturalmente  inter-pluri-trans- disciplinaria (MORIM 2001 ) desde su inicio, por lo que creo que  puede ser menos resistente a esta concepción que  otras disciplinas  más tradicionales.

Por otra parte, soy consciente de que, en este enfoque, está invirtiendo el camino  de formación de la disciplina  que nace como técnico- económica para admitir  posteriormente sus dimensiones y alcances socioculturales y justamente  porque estos  aspectos están siendo asumidos como esenciales, creo necesario  que el proceso de capacitación sea revisado para que no  se constituya en un ámbito de estancamiento o de retroceso.



[1] Véanse los sucesivos cambios de planes para la Tecnicatura en Turismo realizados por  la  Secretaría de Educación  de la Provincia de Bs. As. , en la década  del ‘90

[2] Esta  es  una reflexión  que parte de un docente y está centrada en su práctica, acerca de la formación que se está impartiendo en nuestro país . Mi pregunta surge a raíz de que la brecha entre lo que se investiga  y lo que se dicta en las aulas es  cada  vez más profunda, lo que puede  verse reflejado en el poco aprovechamiento  por parte de los alumnos de los aportes significativos que se hacen  en congresos  como éste.   

[3] Esta ponencia es una presentación sintética de un trabajo más amplio de análisis curricular que  está en preparación, por ello  se presentan promedios cuantitativos y no  cuadros analíticos.

[4] El tema  de la especialización o la visión global  se expondrá más adelante  y es central.

[5] Los programas de las universidades están disponibles en Internet. Para un rápido acceso a los  mismos puede consultarse el portal  de Universia: www.universia.com , pero  no todas las universidades argentinas  figuran en él. Para la realización de  este trabajo se partió de  la Guía  del estudiante 2003-09-12 y desde allí  se consultaron los sitios de Internet correspondientes

 Ver : UBA Dirección de orientación al estudiante:            Guía del  estudiante 2003. Buenos Aires, EUDEBA, 2002, 1ra ed. , pp. 864-869

[6] No se tuvieron en cuenta los Institutos terciarios no universitarios dependientes de las provincias cuyos planes de estudio dependen de las Direcciones Provinciales.

[7]  Para conocer los planteo generales de Edgar Morin  véase:

Morin, Edgar: El método II . La vida de la vida. Madrid , Ed. Cátedra, 1997 , 3ra. Ed.

----------------: El método III El conocimiento del conocimiento. Madrid, Ed Cátedra, 1997  

                      3ra. Ed.

----------------: El método IV: Las ideas. Madrid, Ed. Cátedra, 1998 2da. Ed

Además y para  este trabajo en particular:

Edgar Morin:  La cabeza bien puesta. Repensar la reforma-reformar el pensamiento, Bs.

                       As. , Edición Nueva Visión, 1999

----------------: Los siete saberes. Edición electrónica. www.bibliotecasvirtuales.com

---------------- y Kern, Anne Brigitte: Tierra madre. Barcelona, Editorial Kairós SA, 1993


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