Perspectivas del Turismo Cultural II
La gestión del turismo y sus problemáticas desde visiones sociales

PLANTEAMIENTOS ESTRATÉGICOS PARA LA GESTIÓN TURÍSTICA DE LAS CIUDADES INTERMEDIAS DE INTERIOR

Enrique Torres Bernier

Profesor Titular de Economía Aplicada

Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Málaga

I.- Introducción

En los últimos años han cobrado un protagonismo inusitado los que suelen llamarse las ciudades o municipios intermedios, muchos de ellos pertenecientes a esa España tan profunda como olvidada de nuestros abuelos. La vuelta de nuestras voluntades hacia un concepto más identificable que definido, como es lo “auténtico”, ha sacado a la palestra de los medios de comunicación muchas de estas comunidades rurales también directamente afectadas por la revitalización que en los últimos años ha conocido la vida municipal española.

En esta ponencia vamos a intentar hacer una aproximación teórica a las posibilidades que estas ciudades “intermedias” tienen de usar sus recursos turísticos como instrumentos de desarrollo

II.- La caracterización de los municipios “intermedios” andaluces

Es evidente que el calificativo de “intermedio” tiene una fuerte carga de ambigüedad y que, por lo tanto, para dotarlo de operatividad es preciso salvar esta indefinición, al menos de cara a los objetivos que en este caso concreto nos proponemos. Para ello vamos a exponer una serie de “factores caracterizadores”, tanto originarios como derivados, que nos permitan posteriormente hacer análisis y propuestas más concretas y utilizables en posteriores análisis de campo.

a)     Factores originarios

Son los que podemos considerar como propios de estos municipios y son fáciles de identificar tras un somero examen de los mismos

·        Ubicación

Consideramos solamente a los municipios de interior, ya que por su propia dinámica territorial, los municipios costeros participan de procesos turísticos muy            diferentes que no ha lugar de examinar aquí.

·        Tamaño

Aunque esto debe considerarse siempre con cierta relatividad, nos vamos a ceñir, de principio a los municipios cuyo tamaño esté entre los 10.000 y los 50.000 habitantes de derecho.

·        Centralidad

Nos referimos a que estos municipios desempeñen, o hayan desempeñado a lo largo de su historia, un papel central dentro de la estructura territorial y urbana de Andalucía.

b)    Factores derivados

En este caso hemos considerado aquellos que se han ido incorporando en los últimos quince años y que, en parte, son también explicativos de los anteriores.

·        Notable mejora de las comunicaciones

Tanto la incorporación de España a la Unión Europea como el propio proceso autonómico, han traído para Andalucía una considerable mejora en la red de comunicaciones, tanto interna como con el resto de España y del mundo. Este factor ha contribuido sobremanera, para bien y para mal, las posibilidades de desarrollo de las diferentes zonas del interior de nuestra Comunidad autónoma.

·        Notable mejora de las infraestructuras y servicios generales urbanos

El notorio esfuerzo desde las administraciones locales, provinciales y autonómicas en los últimos tres lustros, para mejorar las condiciones de vida de la población rural, han dado también como resultado un aumento del nivel de equipamientos y de la calidad de los servicios de estos municipios, que, aparte de beneficiar a sus habitantes, constituyen un acicate para el desarrollo del turismo al beneficiar la calidad del entorno urbano (destino) y cubrir con eficacia las necesidades de servicios públicos que los visitantes tienen como residentes temporales de estas ciudades.

·        Inclusión en programas de desarrollo locales y mancomunados

La preocupación por el desarrollo de las zonas rurales, ha llevado a los diferentes gobiernos y administraciones a poner en marcha distintos programas de desarrollo orientados al ámbito municipal o a otros de mayor dimensión como los comarcales. Entre estos caven destacar por su especial incidencia sobre el turismo, los LIDER y PRODER, con financiación y orientación europea, aparte de otros de carácter sectorial (agrícolas, ganaderos, artesanales, forestales,…), o que afectan de una forma especial a la población rural a causa de las características de la misma (mujeres, desempleados,…). Estos programas están teniendo una gran incidencia en la orientación turística de los municipios de referencia y su entorno.

·        Recuperación de buena parte de su patrimonio monumental y cultural

Buena parte del patrimonio monumental de estas ciudades o era desconocida para el público en general, por estar en manos de particulares o de la iglesia, o estaba en estado de desidia y abandono. Su puesta en valor y uso por parte de instituciones o de la iniciativa privada, o su expropiación por parte de la Administración, junto con programas, cada vez más ambiciosos, de recuperación y rehabilitación, han “descubierto” la riqueza monumental de estos municipios, con las consecuentes posibilidades para su uso turístico, como atractivos en sí mismos y como posibles infraestructuras donde situar alojamientos, museos, restaurantes, u otras actividades de naturaleza y aplicación turística.

III.- El impacto de los procesos dinamizadores

Junto con las intervenciones públicas desarrolladas en este tipo de ciudades y que acabamos de comentar, han incidido también sobre ellas una serie de procesos socioeconómicos característicos del proceso de modernización de la sociedad andaluza y española en general dentro del ámbito rural y que han afectado directamente a sus posibilidades turísticas.

Entre estos procesos cabria mencionar a causa de su particular importancia y trascendencia los siguientes:

1º La Política Agraria Común y las subvenciones compensatorias a productos agropecuarios.

Esto ha tenido dos consecuencias de importancia; el fomento de los espacios con uso agropecuario extensivo, lo que ha supuesto en muchos lugares una mejora del paisaje, y la generación en el mundo rural de esas poblaciones de procesos de acumulación relativa, que han aumentado la capacidad de emprender nuevos proyectos (incluidos los turísticos) en estos ámbitos.

2º Gran incremento, aunque desordenado, de la demanda del turismo rural y de naturaleza

Esto ha afectado, prácticamente a todas las zonas rurales andaluzas, aunque de diferente forma según sus atractivos, situación y capacidad de acogida.

3º El crecimiento de la demanda de ocio de los centros urbanos andaluces

No nos referimos en este caso al turismo rural solo, sino al “excursionismo” del más diverso motivo fuera de la ciudad, aunque sea para visitar a familiares y amigos, no olvidemos que buena parte de la población urbana andaluza tiene sus orígenes en este tipo de ciudades, o a comer fuera, o para conocer un pueblo cercano, etc... .

4º El aumento de la demanda de actividades complementarias  por parte de los turistas de destinos litorales.

El turista de litoral cada vez es más activo y demanda más actividades para ocupar su ocio. Una de esas posibilidades es visitar las ciudades del interior que ofrezcan para él algún tipo de interés, ya sea por su historia, su arquitectura, sus monumentos o sus costumbres. De hecho el 22% de los visitantes de la Costa del Sol declara haber visitado durante sus vacaciones en la misma algún pueblo del interior. No obstante, la intensidad y el carácter esporádico de estos flujos pueden tener consecuencias no deseadas para las zonas visitadas.

A pesar de estas tendencias, un examen realista y más reflexivo nos muestra una serie de inconvenientes en estos destinos que convendría comentar y valorar, para posteriormente poner en marcha políticas capaces de resolverlos o, al menos, aminorarlos.  Entre estos podemos destacar:

1º Las limitaciones del clima continental en Andalucía, con elevadas temperaturas en verano y bajas en invierno, lo que, junto a otros factores que veremos, nos conduce a una fuerte estacionalidad.

2º La relatividad de los recursos patrimoniales y culturales de estas ciudades ante la oferta que en este sentido tienen las grandes ciudades históricas de Andalucía (Córdoba – Sevilla – Granada), que,  además, tienen una demanda asegurada en los mercados nacionales e internacionales. Esto lleva a que a los intermediarios turísticos no les interesen otros destinos, desconocidos y con una “salida” en el mercado mucho más difícil y problemática.

3º La escasa iniciativa empresarial y la falta de mano de obra cualificada en estas ciudades. Tanto la gestión de las empresa turísticas como el desempeño de tareas de responsabilidad en las mismas, exige cada vez mayores conocimientos y preparación, por lo que en muchas ocasiones las oportunidades de desarrollo de una zona pasan por incorporar empresarios y mano de obra foránea a la misma, o bien por costosos, y a veces difíciles, procesos de aprendizaje.

4º La carencia en muchas de estas ciudades y zonas de planes estratégicos bien diseñados y gestionados para el desarrollo de su potencial turístico. Con esto nos estamos refiriendo a un proceso de planeamiento   que cumpla realmente los principios de participación, sostenibilidad, difusión intersectorial, rentabilidad económica y social, diferenciación e integración de destinos y marcas y equilibrio interterritorial.

5º La aun incipiente puesta en valor de muchos de sus recursos, por lo que no alcanzan aun en muchas ocasiones la “masa crítica” necesaria para justificar la apuesta por un nuevo destino con los gastos y riesgos que esto conlleva. También esto supone cierta “bisoñez”, cuando no clara falta de preparación, por parte de los agentes de oferta en su desenvolvimiento en los mercados, especialmente  los más alejados, donde además suele haber un absoluto desconocimiento de estos destinos.

Aunque lo que acabamos de decir ha de ser tenido en cuenta, no puede negarse que estas ciudades presentan una serie de posibilidades de desarrollo turístico, de distinto alcance cada una de ellas y para cada uno de los casos, que podríamos resumir en las siguientes:

a)     Servir de base residencial y de apoyo para actividades complementarias a la demanda de turismo rural y de una serie de turismos específicos como el de aventura, cinegético, cultural, de eventos y reuniones, etc… .

b)     Servir de destinos complementarios a los turismos de litoral y urbanos, tanto en la acepción de estos como turismos genéricos, como en los específicos que puedan albergar. Tanto en este caso como en el anterior, mantendrán una relación de dependencia con los otros turismos de los que son tributarios por su condición de “derivados” de los mismos, participando también de muchos de los problemas que estos presentan (estacionalidad, fuertes impactos puntuales, niveles de renta,…).

c)     Servir de destino principal a la demanda urbana, principalmente andaluza, que ya tiene cierto conocimiento, directo o referencial, de estos destinos y que con poco esfuerzo promocional puede ser atraída al margen de las corrientes de turismo rural.

d)     Lograr crear una demanda propia en los distintos mercados turísticos nacionales e internacionales mediante la promoción en los mismos de productos específicos, individuales o mancomunados, que resulten con suficiente capacidad de atracción como para lograr atraer flujos significativos de visitantes. Entre estos productos destacaríamos los siguientes:

·        Las ofertas culturales singulares. Aquí entrarían monumentos, festivales. Centros de interpretación, etc… e irían destinadas a mercados específicos  interesados en estas parcelas concretas del conocimiento o de la cultura en general.

·        Las rutas temáticas junto con otras ciudades o municipios. Aunque vayan destinadas también a un público específico (la Ruta de la Bética, del Renacimiento, de la pasa, del vino, etc…) su carácter es más genérico y por la propia entidad del recurso tienen mayor capacidad de captar clientela.

·        Las rutas genéricas con fuertes programas de apoyo. Son en realidad productos globales, de carácter cultural, destinados a la promoción de esta tipología de ciudades y de sus entornos, mediante una idea central que las vincula a unas características comunes (Ruta de los pueblos blancos), o a un pasado histórico relevante  (Rutas del legado andalusí).

Sin embargo, el lograr estos objetivos requiere la puesta en marcha, desde las distintas administraciones y desde las asociaciones empresariales, de una serie de políticas y medidas entre las que podríamos destacar las que a continuación pasamos a exponer:

·        En primer lugar elaborar y llevar a cabo planes estratégicos de desarrollo turístico con un ámbito territorial capaz de alcanzar el “tamaño crítico” que posibilite y haga viable su puesta en valor en el mercado con garantías de éxito, bajo los criterios antes enunciados de participación, sostenibilidad, integración intersectorial, rentabilidad económica y social, diferenciación e integración de destinos, coordinación administrativa y equilibrio interterritorial. Además estos planes deberán servir en lo posible para la declaración de estos territorios como “Zonas de Preferente Actuación Turística”.

·        Fomentar y apoyar las iniciativas empresariales, tanto locales como externas, que puedan darse en materia turística en estos territorios, garantizando su viabilidad y pertinencia. Para esto consideramos que existen en la actualidad instrumentos suficientes, tanto en el ámbito de la Consejería de Turismo y Deporte como en el de las figuras de desarrollo local. El tema estaría en establecer criterios claros desde el punto de vista sectorial y de la gestión empresarial para garantizar, en lo posible, el éxito de tales iniciativas.

·        Fomentar la cualificación de los recursos humanos en estas ciudades en relación con sus recursos y posibilidades turísticas. No debemos de olvidar que esta formación no debe solamente de centrarse en las actividades de naturaleza turística (alojamiento, restauración, intermediación  e información), sino también en las de aplicación (gestores turísticos de recursos medioambientales y culturales fundamentalmente) y apoyo al turismo.

·        Buscar y definir hechos diferenciales y marcas propias de estos destinos, siempre dentro del marco andaluz y de sus distintas unidades territoriales que lo componen, capaces de lograr una singularización de estos destinos en los mercados emisores.

·        Propiciar acuerdos entre las diferentes administraciones, y entre estas y otras instituciones, empresas y asociaciones, para conseguir en el campo del turismo y en nuestro ámbito territorial de referencia la creación de proyectos capaces de generar economías externas y de escala, así como de generar sinergias que favorezcan el objetivo común del desarrollo socioeconómico de estas ciudades.

·        Promover y desarrollar políticas de calidad en el ámbito público y privado (de destino, producto y empresa) en los distintos espacios mancomunados de actuación cuya finalidad sea el logro del desarrollo turístico, que actúen sobre las ofertas de naturaleza, aplicación y apoyo al turismo.

La extensión y diversidad de Andalucía hacen complejo y difícil las referencias concretas a las distintas situaciones que actualmente presentan en materia de turismo las que hemos denominado como ciudades intermedias. Sin embargo, creemos que las reflexiones que hemos desarrollado en esta ponencia, pueden ayudar a ordenar las ideas, y en particular a la adopción de criterios de actuación racionales, sobre esta realidad que subyace como esperanza de mejora de la parte menos desarrollada de la población andaluza.

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