1er Congreso Internacional "Pobres y Pobreza en la Sociedad Argentina"

Universidad Nacional de Quilmes - Argentina

Noviembre 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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I CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE POBRES Y POBREZA EN LA SOCIEDAD ARGENTINA

INDAGACIONES SOBRE LA PEQUEÑA PRODUCCION AGRARIA EN CONTEXTOS DE POBREZA

Pedro Tsakoumagkos
Buenos Aires, noviembre de 1997

0. RESUMEN

En esta ponencia se presentan algunas indagaciones acerca de la pequeña producción agropecuaria, a partir de reprocesamientos especiales del Censo Nacional Agropecuario de 1988 referidos a las "pequeñas EAP"1.

En el marco del objetivo de identificar hechos que constituyen fuentes de heterogeneidad contrapuestas al supuesto de homogeneidad implícito en los enfoques dualistas; se agrupan los datos sobre población rural NBI y pequeñas EAP por Grupos de Zonas Sociales Agrarias homogéneas, de acuerdo con sus magnitudes relativas (superiores e inferiores al promedio nacional respectivo).

A continuación, se analizan por Grupos de Zonas las principales actividades agropecuarias (utilizando para ello las superficies por grupos de cultivos y las existencias por especies ganaderas) y las actividades remuneradas extraprediales del productor (por categoría ocupacional e inserción sectorial); para las pequeñas EAP.

Se infieren conclusiones acerca de: a) la significación de la pequeña producción agropecuaria en diferentes contextos de pobreza rural; y b) la pertinencia del postulado de cierta generalidad en su seno, de las situaciones de heterogeneidad productiva y ocupacional.

1. INTRODUCCION

En este texto presentamos algunas indagaciones realizadas en torno a la pequeña producción agraria en la Argentina, en el marco de un trabajo en curso. Se trata de un intento de identificación de dimensiones relevantes de la heterogeneidad de ese tipo de producción. En este caso, hacemos una aproximación a escala de grupos de zonas agrarias homogéneas, en diversos contextos en términos de pobreza rural. La perspectiva general desde la que partimos puede enunciarse como sigue.

Las interpretaciones acerca de los procesos agrarios latinoamericanos han presentado en diferentes momentos y en diferentes contextos, una variada gama de enfoques dualistas; que, en principio, podríamos reunirlos en dos grandes grupos: los "dualismos tradicionales" y los "dualismos contemporáneos", con sus coincidencias y sus divergencias.2

Más allá de la importancia de las divergencias aludidas, nos proponemos centrar nuestra atención en un carácter coincidente y, a la vez, paradójico de la dicotomización inherente a todos los enfoques dualistas. En efecto, el antecedente de un diagnóstico de polarización, viables/no viables por ejemplo; permite pensar en el consecuente de un supuesto implícito de altos grados de homogeneidad en cada uno de los términos de la dicotomía.

Decimos paradójico porque las limitaciones de su verosimilitud no condicen con su potencia a la hora de influir en el diseño o implementación de acciones públicas o privadas.

En esas condiciones, nos parece que es posible intentar una contribución al análisis de los dualismos agrarios a partir de la perspectiva de la naturaleza y los grados de heterogeneidad observables. Creemos que tal tipo de análisis podría brindar elementos de juicio pertinentes para una mejor comprensión de los neodualismos contemporáneos, en relación al modo de plantear la naturaleza y la significación del campesinado. En particular, con referencia a hipótesis acerca de procesos diferenciales en los que podrían estar involucrados estos productores en el marco de la modernización agraria en la Argentina. Este texto se inscribe parcialmente en ese propósito.

Habría, al menos, dos cuestionamientos "genéricos" a la dicotomía propia de esos dualismos. Tales cuestionamientos consisten en señalar que existirían dos órdenes de hechos que se contradicen con su propuesta básica.

Por un lado, la existencia de tipos y escalas de producción que no corresponden ni a la pobreza ni a una capacidad autónoma de expansión. Esto es algo más que postular una gradualidad en las capacidades de producción al interior de un cierto subconjunto de sujetos agrarios.

Significa que esas diversas capacidades se inscriben en procesos irreductibles a esquemas simples tales como aquellos limitados a solo dos posibilidades: estar "incluidos" o "excluidos" de la modernización.

Por otro lado, la existencia de estrategias basadas en la pluriactividad o pluralidad de inserciones en la economía. Tales inserciones -basadas en la lógica del uso del trabajo familiar en términos de la obtención de ingresos- no parecen reconocer un "centro de gravedad" necesario en sus unidades productivas. Además, el sujeto mixto que resulta de tal pluralidad de inserciones, tampoco parece reconocer un patrón definido, si nos atenemos a los estudios de caso que se conocen.

A propósito de esta última afirmación, cabe señalar que críticas semejantes o concordantes con los comentarios de la presente Introducción se encuentran ya, en diversos trabajos realizados en la Argentina. Por lo tanto, el estudio en curso no aspira tanto a la originalidad como a la generalidad. Más específicamente, pretendemos realizar un aporte en la dirección señalada, sobre la base de la información secundaria -censo nacional agropecuario de 1988- a escala de todo el país.

La propuesta del presente texto consiste, en lo fundamental, en dos pasos.

En primer lugar, en la identificación de "Situaciones" o "Grupos de Zonas Sociales Agrarias" que cubren la totalidad del territorio nacional, en función del grado de asociación que presentan entre la pobreza estructural y la pequeña producción agraria. En concreto, según la asociación entre las magnitudes relativas de la PRNBI (población rural en hogares con necesidades básicas insatisfechas en 1991) y de las PEAP (pequeñas explotaciones agropecuarias: unidades con dirección directa del productor, sin trabajo remunerado permanente y sin tractor o con tractor obsoleto en 1988) (punto 3.).

En segundo lugar, en una sucinta descripción de la heterogeneidad en términos de producciones y productores de las PEAP. pequeñas explotaciones agropecuarias. Los resultados se vinculan con:

a) La heterogeneidad de los tipos de actividad de las PEAP. En términos específicos, los diversos grados de participación de cada Grupo de Zonas en la superficie de los principales grupos de cultivos y en las existencias de las principales especies ganaderas. (punto 4.).

b) La heterogeneidad de las actividades remuneradas extraprediales de los productores de esas unidades. Las variaciones de la participación relativa por Grupos de Zonas de la existencia y el tipo de categoría ocupacional extrapredial del productor. (punto 5.).

Las conclusiones están encaminadas al planteamiento de la "imagen" que surgiría del tratamiento dado a la información, sobre todo de las dos fuentes de heterogeneidad consideradas. Cabe advertir que ineludiblemente, esa lectura está influida por las orientaciones que nos induce el conocimiento que podemos llegar a tener de algunos estudios de caso en la Argentina. (punto 6.).

Antecedentes necesarios del primer paso de nuestra indagación -la identificación de las Situaciones o Grupos de Zonas Sociales Agrarias- lo constituyen algunas referencias a diversos tratamientos dados a la información censal agropecuaria en estudios en los que nos hemos basado.

2. ANTECEDENTES

Hemos venido utilizando el término "pequeña producción agraria" sin demasiadas explicaciones. Aún así, es claro que alude a un conjunto de "trabajadores familiares con tierra" de relativa amplitud.

En la Argentina podría hablarse de la existencia de imágenes del grupo de productores en cuestión, que presentan cierto grado de contraposición entre sí, que van desde la del "sector o clase con presencia social y escasa visibilidad a escala nacional" hasta la de los "productores intersticiales en la trama agraria y con escasos rasgos campesinos". Existen en cambio -entre esos extremos- las que provienen de variados e interesantes estudios de caso que, como es obvio, trabajan con delimitaciones conceptuales y operativas que pueden "escapar" de las limitaciones propias de la información secundaria.

De todos modos, dentro de este panorama subsiste la cuestión de una definición adecuada para una estimación con éste último tipo de información.

En principio, es posible reunir los aspectos sobre los que suelen versar las nociones existentes con ese propósito, en tres grupos:

a) lugar del trabajo familiar (presencia o importancia en el conjunto de relaciones sociales de producción dentro de las unidades mismas);

b) nivel de la capacidad productiva (escala en el sentido de dotación de tierra y/o grado de capitalización alcanzado); y

c) estrategias de reproducción familiar (combinación de posiciones dentro del proceso de reproducción social, que los ubican en diferentes "órbitas", pero cuyo centro de gravedad puede o no estar en la unidad agropecuaria y pueden ser aún plurisectoriales).

Lo complicado es que los diversos y legítimos recortes resultantes de la operacionalización y cuantificación con las definiciones existentes; por un lado, se refieren en realidad a explotaciones agropecuarias y no a productores; y, por el otro, pueden diferir sustancialmente.

Veamos las EAP minifundistas3, las EAP pobres4 y las pequeñas EAP5. Estos tres tipos de EAP se encuadran en propósitos, conceptualizaciones y metodologías diferentes.

Pero comparten el intento de identificar un sector del conjunto de los pequeños productores, entendidos éstos en un sentido lato. El número total de cada tipo para todo el país y su porcentaje respecto de las EAP totales en 1988, es el siguiente:

ARGENTINA. CANTIDAD DE EAP "POBRES", "MINIFUNDISTAS" Y "PEQUEÑAS" DEFINIDAS Y ESTIMADAS CON DATOS DEL CNA 1988

                       miles      %
EAP pobres          163       39
EAP minifundistas  197       47
Pequeñas EAP       245       59
Comenzando, para seguir un orden cronológico, por las estimaciones basadas en las EAP minifundistas6 o subfamiliares, digamos que se trata del tipo de "explotación cuyos predios cuentan con recursos suficientes para dar ocupación productiva usando prácticas corrientes, a un equivalente de menos de 2 hombres/año/permanentes" (Basco y Rodríguez Sánchez, 1978: 15) adoptando la definición del CIDA-CONADE/CFI. La extensión en ha.

correspondiente fue replicada con los datos del CNA 1969 y con modificaciones para reflejar el impacto en los límites adoptados de los cambios producidos en casi 20 años, nuevamente replicados con los datos del CNA 1988. Cabe observar que se basan en la determinación por zonas (grupo de departamentos) del tamaño máximo de una EAP que corresponde a las condiciones modales de aquel tipo de unidades.7

Pero hay dos razones por las cuales pudiera ser que el productor no sea precisamente un "minifundista". Por un lado, puede suceder que un "minifundio" por superficie no sea un minifundio porque sus actividades sean más intensivas que las modales. Por otro lado, puede suceder que el productor no sea "minifundista", entre otras razones, porque sea un sujeto centrado en actividades no agropecuarias cuyo nivel económico exceda al de la pobreza o porque sea una persona no económicamente activa pero que mantiene una pequeña unidad bajo una gran diversidad de formas de utilizarla.

Las EAP pobres, diseñadas para estudiar la pobreza rural en la Argentina, son un tipo propuesto -entre otros objetivos- para superar el hecho de que las EAP minifundistas apuntarían sobre todo a una distribución de la tierra. "esta /la EAP pobre/ es definida como aquella unidad caracterizada por un bajo o mínimo nivel de capitalización, por reducidos niveles de flujos monetarios y, por una organización social de la unidad asentada prácticamente en forma exclusiva sobre el uso de la mano de obra familiar. " (Forni y Neiman, 1994: 34-35). "La explotación es dirigida directamente por el productor; la explotación no dispone de tractor y tampoco contrata servicios de maquinarias para la realización de las tareas que demanda la actividad productiva de la misma; la explotación no utiliza trabajadores remunerados no familiares permanentes." (Forni y Neiman, 1994: 35).

La hipótesis sería que las restricciones incorporadas por esta definición implican un mayor grado de asociación con la pobreza rural respecto del que puede esperarse de las EAP minifundistas. Aunque pueden existir casos de EAP pobres en condiciones de no pobreza, creemos que se trata de una definición mucho más apta para identificar al campesinado pobre que aquellas basadas cuasi- unilateralmente en el tamaño.

En un trabajo posterior se presenta el tipo de unidad denominado pequeña EAP, que constituye, de hecho, una ampliación o una "elevación" del límite superior, respecto del concepto de EAP pobre y la reconoce como su antecedente. "Una EAP es pequeña cuando: * El productor la dirige directamente. * No utiliza trabajadores remunerados permanentes. * No posee tractor o son obsoletos (15 años y más)." (González y Pagliettini, 1996: 11-12). Por tanto, no sólo usa mecanización obsoleta sino que también puede utilizar servicios de maquinaria agrícola.

De hecho, implica que hay la posibilidad para un sector -que se ubicaría seguramente en un segmento "superior" dentro de las condiciones que de todos modos siguen siendo restrictivas- de disponer de cierto capital circulante o de algún equipo fijo. Es importante señalar que se ha podido observar que esto último puede referirse tanto a procesos "descendentes" como "ascendentes".

Comparemos -a propósito de pobreza agraria- con la cantidad, existente en la Argentina en 1991, de jefes de hogares con NBI (rurales y urbanos) ocupados en el sector agropecuario:

a) Por un lado, consideremos la totalidad de los casi 100 mil (99,7 miles) que integran las categorías trabajador por cuenta propia, trabajador familiar sin remuneración fija y patrón o socio.

b) Por el otro, agreguemos un 44% de los que pertenecen a la categoría trabajador con remuneración, es decir, unos 50 mil (el total es de 110,8 miles) asimilándolos a la condición de transitorios con mayor probabilidad de estar vinculados a EAP pobres; ya que la proporción entre trabajadores agropecuarios permanentes (CNA 1988) y trabajadores agropecuarios totales (CNPV 1991) es del 56%.

c) Quedaría pendiente, de todos modos, una cantidad que se sabe de cierta significación correspondiente a hogares vinculados a EAP pobres cuyo jefe es inactivo.8

Podemos hacer una presentación de conjunto de las tres fuentes basadas en el CNA 1988, para trabajar con un criterio estadístico homogéneo, a partir de la participación relativa de cada tipo de EAP.

Por un lado, el porcentaje que representan en cada región (en el sentido de los grupos tradicionales de provincias) en el total de EAP:

ARGENTINA. CANTIDAD DE EAP POBRES, MINIFUNDISTAS Y PEQUEÑAS
RESPECTO DEL TOTAL DE EAP, SEGUN REGIONES (EN %) 1988
Regiones      EAPP%     EAPM%     PEAP%
Noreste        61        61        72
Noroeste       63        73        69
Patagonia      39        52        45
Cuyo           35        52        47
Pampeana       21        30        53
Argentina      39        47        59
     Por el  otro, el  porcentaje de cada tipo de EAP en el
respectivo total nacional:

ARGENTINA. CANTIDAD DE EAP POBRES, MINIFUNDISTAS Y PEQUEÑAS RESPECTO DE SU TOTAL NACIONAL. (EN %) 1988 Región EAPP% EAPM% PEAP% EAP% Noreste 32 26 25 20 Noroeste 28 26 20 17 Patagonia 5 6 4 5 Cuyo 11 14 10 13 Pampeana 24 28 41 45 Argentina 100 100 100 100

Una visión de conjunto de estos antecedentes, nos permite realizar dos tipos de inferencias vinculadas al objetivo del presente texto.

En primer lugar, en relación a la cuestión de la asociación entre pobreza rural y producción agropecuaria: * Los diversos subconjuntos de EAP delimitados y estimados con datos del CNA 1988, no remiten por sí mismos a alguna definición de pobreza; menos aún a la pobreza absoluta (estructural o NBI); definición ésta que es, a la vez, la más restrictiva y la única disponible en nuestro país para el ámbito rural y/o agrario. Constituyen, en el caso más adecuado de las EAP pobres, una hipótesis de gran plausibilidad acerca de la capacidad de generar ingresos de la EAP coexistente a escala de los grandes números con situaciones de pobreza rural.

* Sin embargo, las estimaciones de EAP pobres y de hogares NBI agropecuarios son muy semejantes, sobre todo en las regiones norteñas. Por lo tanto, un tratamiento del universo más amplio de las pequeñas EAP basado en su correspondencia entre su magnitud relativa y la magnitud relativa de la pobreza rural a escalas territoriales construidas con un criterio social agrario homogéneo puede ser de utilidad. Permitiría discriminar situaciones de pequeña producción agraria asociadas a la pobreza de otras que no lo estén.

En segundo lugar, en relación a la cuestión de las probables fuentes de heterogeneidad:

* Hay una primera fuente de heterogeneidad vinculada a las situaciones regionales. Las diferencias definicionales tienden a ser menos relevantes respecto de la estimación resultante, en las regiones norteñas, que es donde se concentra la pobreza rural agraria del país.

* Análisis a escala subegional mostrarían con toda probabilidad, que este tipo de heterogeneidad tiene que ver con la proporción en cada caso de EAP asociadas a las limitaciones en la dotación de tierra y/o capital o - directamente- a la pobreza. Es en esta dirección en la que nos proponemos dar un primer paso en lo que sigue de este texto.

3. IDENTIFICACION DE SITUACIONES

En cuanto a la adopción de una zonificación agraria (conjuntos de departamentos) suficientemente detallada como para que tengan una cierta homogeneidad agroeconómica, el MRSA (Mapa de Regiones Sociales Agrarias) presentadas por Forni et al, 1988, y por Forni y Benencia, 1993;9 "Tiene, como la de CONADE-CFI, una base geográfica (zonas áridas, semiáridas, húmedas, etcétera), sobre la que se han sobreimpreso subregiones que tienen en cuenta una combinación de variables económicas (valor de la producción agropecuaria, empleo y distribución de la tierra) y demográficas (esencialmente, densidad de la población rural, índices de masculinidad y dependencia potencial), que otorgan a cada región la unidad y consistencia que permiten su identificación como unidad diferenciable." (Forni et al, 1988: 181).

Surgen de esta manera 8 regiones y 35 zonas. (1. Región Pampeana, 2. Región Litoral, 3. Región Monte, 4. Región Puna, 5. Región Chaco, 6. Región Valles Subtropicales, 7. Región Patagonia, 8. Región Riego).

Las que se adoptan en este trabajo son las 35 Zonas definidas por estos autores. El detalle de dichas Zonas Sociales Agrarias según han quedado agrupadas en este trabajo figuran más abajo.

Esos Grupos de Zonas resultan de ubicar a cada Zona en una de las siguientes cuatro Situaciones posibles, según que presenten porcentajes superiores o inferiores a los promedios nacionales de población rural NBI o pequeñas EAP:

                  (PRNBI/PR)%>36,8    (PRNBI/PR)%<36,8
(PEAP/EAP)%>59,0             1                   3
(PEAP/EAP)%>59,0             2                   4
Se observa de inmediato que; las que podríamos denominar Situaciones "extremas" en el sentido de ubicarse por encima o por debajo del promedio nacional en los dos indicadores elegidos; cubren el grueso de la población rural NBI (+77% del total nacional) y de las pequeñas EAP (+81% del total nacional).

Por otra parte, esos mismos Grupos de Zonas (el 1 y el 4) presentan magnitudes medias de pobreza rural NBI muy altas (53% en 1) o muy bajas (21% en 4); mientras que otro tanto sucede con las pequeñas EAP (74% en 1 y 48% en 4).

En otras palabras, parece que el criterio estadístico adoptado permite deslindar recortes territoriales homogéneos en el sentido, en primer lugar, de grados análogos en la presencia de "unidades de observación" lógicamente compatibles.

Hay un segundo sentido en esa homogeneidad que es aquél referido a la naturaleza de los elementos componentes del Grupo, es decir, al hecho de resultar del agregado de Zonas Sociales Agrarias homogéneas.

Un tercer sentido al que aludiría esa homogeneidad es el de la composición social agraria de los Grupos de Zonas tomadas como un todo.

En efecto, el Grupo 1 reúne a la mayoría de las Zonas del norte del país con presencia campesina o de tipos afines de pequeños productores. Hablamos de casi todo el noroeste, con la excepción de los valles de Lerma y El Ramal, y de la mayor parte del noreste.

El Grupo 4, en cambio, resulta de la agregación de la mayoría de las Zonas de mayor desarrollo capitalista del país: las principales zonas pampeanas; los oasis del riego de Mendoza, San Juan y el Alto Valle; y el sur de la Patagonia.

Los otros dos Grupos son "transicionales" respecto de las situaciones conformadas en G1 y G2 o la presencia de la pobreza rural está fuertemente ligado a sujetos agrarios no productores. En el caso del Grupo 2 se ubican zonas ganaderas marginales del noreste y del norte de la Patagonia y se encuentran los valles de Lerma y El Ramal.

El Grupo 3 está conformado por Zonas pampeanas marginales y por la Zona citrícola litoral.

Finalmente, digamos algo acerca de la importancia económica de las pequeñas EAP, que vaya más allá de casi el 60% de la cantidad de EAP ya utilizado en este punto. No disponemos de los indicadores totales o únicos habituales (VBP, VAB, etc.) pero se trata, sin duda, de una porción de la producción agropecuaria suficiente para incidir en la imagen del agro argentino: el 21% de la superficie cultivada del país (una cuarta parte de la superficie con granos, un tercio de la que se destina a cultivos industriales y hortalizas, la quinta parte de la que se dedica a frutales y proporciones significativas en otros grupos de cultivos); participaciones superiores al 40% en caprinos (casi el 50% en este caso), camélidos y especies granjeras (porcinos, conejos, etc.), casi la quinta parte de los bovinos y más del 10% de los ovinos.

Ahora bien, esas magnitudes difieren por Grupos de Zonas y es esa heterogeneidad productiva el tema central del próximo punto.

ARGENTINA. SITUACIONES O GRUPOS DE ZONAS SOCIALES AGRARIAS SEGUN MAGNITUD RELATIVA DE LA POBLACION RURAL NBI (1991) Y LAS PEQUEÑAS EAP (1988)

GRUPOS        PRNBI/PR(%)    PEAP/EAP(%)
   1           52,25          73,82
   2           50,38          54,94
   3           29,25          66,05
   4           20,99          48,20
   X           36,77          59,03

ARGENTINA. PARTICIPACION RELATIVA DE LA POBLACION RURAL (TOTAL Y NBI 1991) Y DE LAS EAP (TOTALES Y PEQUEÑAS 1988) EN SUS RESPECTIVOS TOTALES NACIONALES

GRUPOS         PR                EAP
         TOT       NBI        TOT      PEAP
  1      37,42     53,18     33,41     41,78
  2      11,42     15,65      8,72      8,12
  3       8,74      6,96      9,45     10,58
  4      42,41     24,21     48,41     39,52
Total   100,00    100,00    100,00    100,00

ARGENTINA. SITUACIONES O GRUPOS DE ZONAS SOCIALES AGRARIAS SEGUN POBREZA RURAL Y PEQUEÑA PRODUCCION AGRARIA. LISTADO DE ZONAS.

     SITUACION  O   GRUPO  1   DE  ZONAS   (%PRNBI>36,8   y
%PEAP>59,0):
22. Puna
18. Misionera sin colonizar
35. Santiago  del Estero  (algodón y horticultura intensiva
en mano de obra)
17. Misionera  intensiva en  mano de  obra  (tabaco,  yerba
mate)
19. Monte pobre (oportunidades de trabajo muy escasas)
34. Riego  andina pobre  (oasis de  riego con productividad
baja)
14. Tabacalera litoral
15. Minifundista correntina (principalmente algodonera)
24. Chaco algodonera
23. Chaco boscosa
27. Tucumán cañero
     SITUACION  O   GRUPO  2   DE  ZONAS   (%PRNBI>36,8   y
%PEAP<59,0):
25. Chaco santafecino (ganado, bosques y algodón)
16. Ganadera norenterriana-correntina
30. Patagonia  pobre  (ganadería  ovina  con  productividad
baja)
28. Valle de Lerma (subtropical) (intensiva en mano de obra
con tabaco, porotos)
26. Valles  subtropicales El  Ramal (azúcar,  intensiva  en
capital)
     SITUACION  O   GRUPO  3   DE  ZONAS   (%PRNBI<36,8   y
%PEAP>59,0):
21. Monte  peripampeana (ganadería  criolla y  cereales con
baja productividad)
13. Citrícola litoral
4. Diversificada del centro de la provincia de Buenos Aires
(granos y ganadería)
9. Ganadería sudenterriana
20. Monte ganadería criolla
     SITUACION  O   GRUPO  4   DE  ZONAS   (%PRNBI<36,8   y
%PEAP<59,0):
1. Maicera pampeana
11. Cuenca lechera del norte de La Pampa
5. Invernada pampeana
8. Marginal al oeste de la pampa húmeda
6. Triguera pampeana
7. Intensiva  en uso  de mano de obra del sudeste de Buenos
Aires (principalmente papera)
31. Riego  patagónico (frutihortícola  intensiva en mano de
obra)
10. Intensiva  en mano  de obra  cordobesa  (principalmente
cerealera)
3. Cría pampeana
33. Riego  Mendoza capitalizada (vitivinicultura, intensiva
en mano de obra)
32. Riego San Juan capitalizado (vitivinicultura, intensiva
en mano de obra)
2. Cría, granja y lechería pampeana
12. Franja frutihortícola bonaerense
29. Patagonia  extensiva capitalizada  (ganadería ovina con
productividad alta)

4. HETEROGENEIDAD PRODUCTIVA

Cuando hablamos de "heterogeneidad productiva" queremos decir dos cosas. Por un lado, que integran la composición social agraria del país productores cuyas escalas se ubican entre la pobreza por un extremo y la capacidad autónoma de expansión por el otro. Producen para el mercado aunque su productividad esté claramente por debajo del promedio. Por el otro, que hay actividades agropecuarias que se encuentran en cualquiera de esa gama de productores, utilizando técnicas que ni están exclusivamente dentro de la modernidad ni completamente fuera de ella. Queremos decir en realidad, dada la obviedad de su existencia, que se trata de fenómenos significativos a escala nacional.

No es posible observar estos fenómenos con la información que disponemos para este texto. Pero si hacemos una lectura debidamente "contextuada" de las superficies por grupos de cultivos y de las existencias ganaderas por especies de las PEAP para los principales Grupos de Zonas identificados (1 y 4); se podrá advertir que es difícil no asignar verosimilitud a las hipótesis analíticas indicadas en el párrafo precedente.

Una dificultad inicial para el análisis de las orientaciones productivas de los principales Grupos de Zonas es la de no tener expresadas la superficie cultivada y las existencias ganaderas en una unidad de medida común (algún coeficiente basado en valores monetarios o en términos físicos homogéneos).

Adoptamos entonces el criterio que consiste en describir la distribución entre los principales Grupos de Zonas Agrarias (1 y 4) de aquellas actividades agropecuarias importantes en las que tienen significación.

El Grupo 1 tiene:

* Las 5/6 partes de la superficie con cultivos industriales de las PEAP. Cierto es que el grupo "cultivos industriales" involucra significativos grados de diferenciación en cuanto a intensidad (secano y riego o distintas relaciones capital/tierra en otros componentes de la inversión). Sin embargo, teniendo en cuenta las Zonas norteñas incluidas en este Grupo, es claro que comprende cultivos tales como algodón, yerba mate, tabaco, caña de azúcar, etc.; en situaciones con presencia tanto de campesinos como de productores familiares con mayores dosis de recursos productivos.

* Casi la mitad de la superficie con hortalizas de las PEAP. Hay también una cierta intensividad diferencial según especies hortícolas como en el caso de los cultivos industriales. Sin embargo, una participación en estos cultivos como la enunciada indica que incluye productores para el mercado y de una variada escala de producción. Hay que recordar que en las Zonas incluidas en el Grupo 1 hay cultivos hortelanos desde aquellos asociados a la pobreza (maíz, cucurbitáceas, etc.) hasta cultivos intensivos de primicia.

* La cuarta parte de la superficie con frutales de las PEAP. En consideración a las Zonas incluidas en el Grupo 1, cabe decir que estos frutales son principalmente cítricos, frutas tropicales y otros menores. Aunque tenderán a predominar los fruticultores no pobres no puede descartarse una presencia campesina a través de especies de este grupo incluidas en una estrategia policultural.

* Podemos mencionar otros dos casos ilustrativos sobre agricultura entre las PEAP del Grupo 1: Especialmente en el NOA, cultivan un tercio de la superficie con legumbres en manos de las pequeñas EAP del país. Especialmente en el NEA, cultivan el 85% de las aromáticas y el 50% de los forestales en manos de las PEAP del país. En ambos casos, pero sobre todo en el NEA, encontramos un amplio gradiente en las escalas de producción. Otros cultivos intensivos son significativos pero tienen una importancia menor en el valor total de la agricultura.

* En cuanto a la ganadería, en este grupo se encuentran casi las tres cuartas partes de los camélidos, casi la mitad de los caprinos y alrededor de la cuarta parte de los ovinos de las existencias de las PEAP. Como se sabe, son especies vinculadas a productores pobres y, en algunos casos, se trata de animales "paradigmáticos" en cuanto a su asociación con la pobreza. No hay que dejar de lado que algo menos de la quinta parte de las existencias bovinas en este tipo de unidades incluye a productores pequeños y pobres de zonas áridas.

El Grupo 4 tiene:

* Las 4/5 partes de la superficie cultivada con granos (cereales y oleaginosos) de las PEAP. Teniendo en cuenta las diferencias definicionales entre las EAP pobres y las pequeñas EAP y que las mayores diferencias cuantitativas se dan en las provincias pampeanas; es claro que este hecho refiere a los chacareros pampeanos (tanto pequeños propietarios como contratistas-productores).

* Casi la mitad de la superficie frutícola de las PEAP. Aquí encontramos las principales especies (frutales de pepita y carozo, cítricos, frutales menores, etc.) y las principales áreas frutícolas del país (bajo Paraná, Mendoza, Alto Valle, San Juan, etc.). Importantes procesos de modernización han sido descritos en estas actividades pero, al mismo tiempo, han sido señaladas las diversas estrategias de productores marginales en esos contextos.

* Un tercio de la superficie hortícola de las PEAP.

Junto con la presencia, lo mismo que en el norte del país, de las especies hortícolas más intensivas; se ha registrado también en estas Zonas la importante incorporación de técnicas de "invernáculo" de bajos requerimientos de capital y trabajo permanente. La composición social en estos casos es muy variada porque va desde los aparceros precarios de los cordones periurbanos hasta los productores capitalizados de las Zonas de regadío.

* Poco menos de un tercio de la superficie con legumbres de las PEAP y participaciones significativas en forestales y actividades intensivas. Es posible que se trate sobre todo de productores pampeanos de diversos tipos.

* En cuanto a la ganadería, las PEAP de este Grupo poseen casi el 60% de los bovinos, más del 40% de los ovinos y porcentajes definitorios en especies granjeras (dos tercios de los porcinos y casi la totalidad de conejos, pelíferos y pilíferos) de las existencias en PEAP del país. En general, se trata de unidades pluriculturales ubicadas en áreas pampeanas marginales o intersticiales.

Algunas actividades granjeras han sido descritas en términos de estrategias de productores muy pequeños.

La combinación de los criterios analíticos subyacentes (el carácter relativamente restrictivo de la definición de PEAP como se explicó en 2., la naturaleza del correspondiente Grupo de Zona según fue descrito en 3. y el tipo de actividad agropecuaria predominante objeto de las aproximaciones precedentes); en consecuencia, permite una lectura según la cual habría una presencia de productores en diversos grados de pobreza con orientación al mercado cuya significación estadística parece entonces corroborarse. Este es el hecho cuya existencia nos parecería consistente con las hipótesis esbozadas al comienzo de este punto.

Esto sería "lo que se hace" en las PEAP, unidades que tendrían presencia relevante. Ahora bien: ¨qué podemos decir acerca de "quién lo hace"?

5. HETEROGENEIDAD OCUPACIONAL

En este caso, nuestro planteo cambia su enfoque y, de la cuestión de las escalas agropecuarias, se orienta a la cuestión de la pluralidad de inserciones en la economía en general.

La idea es que los productores de las PEAP, en tanto productores familiares con importantes limitaciones de recursos productivos; desarrollan estrategias de reproducción basadas en el uso del trabajo familiar en términos del logro de ingresos globales. El uso de dicho trabajo familiar en las unidades agropecuarias está por definición pero no siempre sería exclusivo ni predominante.

Ni siquiera se puede descartar que el centro de gravedad de las "órbitas" en las que se mueven dentro de esas estrategias esté en la unidad agropecuaria o fuera de ella.

La primera limitación para un análisis de este tipo estriba en que los datos censales se refieren a la actividad remunerada extrapredial del productor. Este no sólo no es el único elemento de las estrategias familiares mencionadas precedentemente, sino que con mucha frecuencia no es el más importante. Sin embargo, los guarismos que surgen de un reprocesamiento inédito de esa información para los productores de las PEAP tiene el valor de la generalidad que estamos buscando.

Hay dos aspectos que surgen inmediatamente de la observación de los datos censales.

En primer lugar, el 30% de los productores de las PEAP, tienen actividad remunerada extrapredial.

En segundo lugar, esa participación no presenta grandes diferencias entre los promedios por Grupos de Zonas identificadas (1 29,4%, 2 26,5%, 3 31,0%, 4 30,2%).

En otras palabras, los productores "mixtos" son significativos y esa significación no parece asociarse a la naturaleza del Grupo de Zonas de que se trate. En todo caso, la cuestión pasa por la naturaleza de esa actividad remunerada extrapredial misma. Sobre ese particular, la información disponible es más interesante aún. Podemos analizarla considerando cada una de las principales categorías ocupacionales por separado y en orden de importancia por el número de productores involucrados (en % de los que tienen actividad remunerada extrapredial):

a) Trabajo asalariado "todo el año" "fuera del sector agropecuario": 28,9%

b) Trabajo por cuenta propia "fuera del sector agropecuario": 19,0%

c) Trabajo asalariado "todo el año" "dentro del sector agropecuario": 11,7%

d) Trabajo asalariado "parte del año" "dentro del sector agropecuario": 11,5%

e) Trabajo por cuenta propia "dentro del sector agropecuario": 8,7%

f) Trabajo asalariado "parte del año" "fuera del sector agropecuario": 5,7%

Por lo tanto, la actividad extrapredial de estos productores se ubica en muy diferentes situaciones sin una "localización" definitoria.

Lo que aparece con claridad es que las ocupaciones extraagropecuarias son predominantes.

Aunque el trabajo asalariado involucra a la mitad de los productores no es alguna de las figuras tradicionales (obrero transitorio, peón permanente) la principal.

Hay, en cambio, un cierto "patrón" en el sentido que las ocupaciones salariales tienden a predominar en los Grupos de Zonas 1 y 2; mientras que las ocupaciones por cuenta propia tienden a predominar en los Grupos de Zonas 3 y 4; en probable consonancia con el grado diferencial de pobreza rural.

Los estudios de caso que en número creciente han venido tratando esta cuestión en la Argentina y la lectura de estos cuadros a los que hemos podido acceder; nos sugieren dos hipótesis de trabajo a nivel nacional:

En primer lugar, el componente "extrapredial" en las estrategias de los pequeños productores es de un volumen significativo. No solo por la presencia de la ocupación remunerada extrapredial del productor sino porque es claro que se trata de la parte de un "todo" a escala familiar.

En segundo lugar, la naturaleza de esas actividades remuneradas extraprediales no parece obedecer a un patrón determinado. Lo más probable es que esté dado por la concurrencia de factores familiares y ambientales y que contenga un dinamismo que los datos de los que disponemos no pueden reflejar.

6. CONCLUSIONES

A modo de conclusión del nivel alcanzado por las indagaciones que motivan estas notas, podemos decir que la "imagen" que emerge de la lectura de la información secundaria disponible, es la siguiente: * En el sector agropecuario de la Argentina, hay un 60% de las EAP que han sido denominadas "pequeñas" porque responden a una definición relativamente restringida (dirección directa del productor, ausencia de trabajo ajeno permanente con remuneración, ausencia de tractor o tractor obsoleto) y que dan cuenta de proporciones significativas (un quinto, un tercio) en las principales producciones del país (granos, industriales, frutales, hortalizas, bovinos, ovinos) y determinantes en otras actividades con menor participación en el valor de la producción.

* El grueso de estas pequeñas EAP (más del 80%) se ubican más o menos por mitades, en dos situaciones "extremas". En una de ellas se presentan asociadas, proporciones de población rural pobre y pequeña producción agropecuaria superior a sus respectivos promedios nacionales (pobreza rural del 53%). En la otra, esa asociación se da entre proporciones inferiores al promedio nacional correspondiente (pobreza rural del 21%). En la primera, se agrupan Zonas Sociales Agrarias homogéneas ubicadas en el norte del país y tradicionalmente identificadas con la presencia de diferentes tipos de campesinado o de productores con rasgos campesinos. En la segunda, se reúnen Zonas de mayor desarrollo capitalista (pampeanas, grandes oasis agrícolas de Cuyo y Alto Valle) tradicionalmente asociados a la presencia significativa de productores familiares capitalizados.

* Una segunda lectura de la información censal disponible sobre dichas PEAP por Grupos de Zonas Agrarias - la que se refiere a las actividades agropecuarias que predominan- permite sugerir que una "desagregación" de la imagen del párrafo precedente podría mostrar la presencia de productores pobres involucrados en actividades significativas en la producción agropecuaria nacional, volcados al mercado y ubicados en escalas productivas diferenciadas.

* La consideración de las actividades remuneradas extraprediales del productor de las PEAP, por otra parte, ha permitido sugerir que sus estrategias de reproducción incluyen tales componentes con dos rasgos fundamentales.

Por un lado, con significativa generalidad (un 30% de los productores los tienen y los estudios de caso los presentan con frecuencia integrando estrategias familiares). Por el otro, sin obedecer a un "patrón" determinado (hay diversas categorías ocupacionales, con estabilidad permanente o transitoria, y con inserción sectorial diferenciada).

* Por último, estos hechos o sus interpretaciones, han sido postulados como cuestionamientos a la homogeneidad social agraria implícita en los dualismos agrarios en general y a los neodualismos (viables/no viables) en particular. Esto sería así porque una atenta lectura de la información censal agropecuaria referida a las PEAP permite hipotetizar cierta generalidad para dos tipos de heterogeneidad (productiva y ocupacional).

NOTAS

1.. Agradecemos al Area Agropecuaria del INDEC, que ha proporcionado gentilmente un conjunto de tablas basadas en una solicitud de reprocesamiento a partir de la definición de Pequeña EAP explicada en el texto, con la desagregación suficiente como para construir las que se presentan en el cuerpo de este trabajo.

2.. Así pues, algunas de las visiones contemporáneas de carácter "neodualista", presentan rasgos que difieren del dualismo "clásico" o "tradicional", en cualquiera de las vertientes de éste que han intentado explicar la naturaleza específica del desarrollo capitalista en América Latina.

Esas divergencias comprenden de uno u otro modo, a la manera de concebir la significación del campesinado dentro del funcionamiento de la economía en su conjunto. Dicha significación se refiere, sin duda, a muchos aspectos.

Pero, desde la perspectiva de los grandes trazos de una contrastación histórica, podrían centrarse en la presencia o ausencia de funcionalidad de ese tipo de productores a esa escala.

Los dualismos tradicionales no solo eran -en su mayoría- funcionalistas, sino que esa funcionalidad jugaba papeles relevantes en las explicaciones elaboradas. Los neodualismos contemporáneos, en cambio, enfatizan ciertas dicotomías (agricultura comercial/agricultura campesina, productores viables/productores no viables) centradas en la idea de la inclusión/exclusión.

3.. Basco, M. y Rodríguez Sánchez, C., El minifundio en la Argentina (primera parte), SAGYP ESR111 , Buenos Aires, 1978. Rodríguez Sánchez, C. y Borro M. del C., Estimación de la cantidad de EAP minifundistas. DPYDA-SAGPYA Inédito. Buenos Aires, 1991

4.. Forni F. y Neiman G. "La pobreza rural en la Argentina" PNUD/CEPA Mimeo Buenos Aires, 1994.

5.. González M. del C., Pagliettini L. et al; "Habitat rural y pequeña producción en la Argentina. Situaciones de pobreza rural y pequeña producción agraria." Facultad de Agronomía Universidad de Buenos Aires; Subsecretaría de Vivienda Secretaría de Desarrollo Social. Buenos Aires, 1996.

6.. Digamos al pasar, que el término usual en la Argentina para referirse a los campesinos pobres es el de "minifundista" o de "pequeño productor minifundista". Otras denominaciones aluden a la forma de tenencia de la tierra o al tipo de actividad emprendida, pero varían de región en región y hasta de zona en zona. Esto no significa que "campesino" sea un término inexistente en el país. En un trabajo reciente (Merlino D. Martínez O., 1992. "Familia, trabajo y producción. En una comunidad rural del norte argentino" CIPES, Buenos Aires: p. 113), por ejemplo, se transcribe el facsímil de "Voz Campesina" Boletín informativo de la asociación de productores "La Coordinadora" del Chaco (suplemento especial julio 1990).

En la Patagonia, la denominación predominante es la de "criancero" pero, hasta donde conocemos, "campesino" es una palabra que integra el habla rural. Y como último ejemplo, sin agotarlos, el MOCASE es el Movimiento Campesino de Santiago del Estero.

7.. La definición en juego acaba por confluir en un criterio operativo referido a un cierto indicador de capacidad productiva que en esas condiciones modales se ubica por debajo de lo que se considera un "umbral" de capitalización, en este caso, una determinada superficie total de las EAP para cada zona.

8.. Una estimación realizada en la SAGPYA (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación) en la DDA/UTPP (Dirección de Desarrollo Agropecuario/Unidad Técnica de Preparación del PROINDER -Proyecto de Iniciativas Rurales-) basada en criterios análogos (con algunas diferencias en las que no cabe entrar aquí) pero circunscripta a los hogares rurales NBI vinculados a la actividad agropecuaria, arriba a un total de más de 127 mil unidades.

9.. Forni F., Benencia R., Neiman G. y Aparicio S. (1988) "El empleo agropecuario en la Argentina" en La economía agraria argentina, XX Congreso Internacional de Economistas Agrarios AAEA, Buenos Aires.

Forni F. y Benencia R. (1993) "Las relaciones entre empleo, producción y población en el agro argentino entre 1914 y 1969" CEIL-CONICET, Doc. de Trabajo N§ 34, Buenos Aires.

TABLAS

 

 

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