LAS VEREDAS ENTRE EL DESIERTO Y LA CIUDAD.

RECONFIGURACIÓN DE LA IDENTIDAD EN EL PROCESO HISTÓRICO DE CAMBIO DE LOS TOHONO O´ODHAM.

TESIS PARA OPTAR POR EL GRADO DE DOCTOR EN ANTROPOLOGÍA.

PRESENTA: Guillermo Castillo Ramírez.

DIRECTORA: Dra. Laura Velasco Ortiz.

Fecha del examen doctoral: 22 de noviembre de 2010.

Universidad: Instituto de Investigaciones Antropológicas – Universidad Nacional Autónoma de México (IIA-UNAM), México.

Calificación: La tesis fue aprobada por unanimidad.

Resumen

Esta tesis trata de cómo se fue reconfigurando la identidad étnica de los Tohono O´odham que vivieron el cambio de residencia del desierto a la ciudad, a raíz de las políticas de colonización del desierto del Altar en el estado de Sonora, a mitad del siglo XX. La investigación documenta el proceso sociohistórico de movilidad geográfica de dos comunidades O´odham en el desierto de Altar y su posterior establecimiento en la ciudad fronteriza de Sonoyta y la localidad de Caborca durante la segunda mitad del siglo XX. Aparejado a esto, se aborda la genealogía del cambio de sentido de comunidad de estos O´odham, partiendo desde su imaginario de grupo cuando vivían en las comunidades del desierto, hasta su establecimiento definitivo en las ciudades de destino y su reconfiguración étnica en los contextos urbanos.
Un aspecto particular, es que ambas ciudades están ubicadas dentro del área geográfica cultural del grupo étnico. Los O´odham son un grupo étnico cuyo territorio ancestral se encuentra tanto en el noroeste de Sonora como el suroeste de Arizona y que hasta antes del tratado de Guadalupe Hidalgo (1848) se ubicaba por completo en la geografía jurídico-política del naciente estado mexicano. Las tierras tradicionales del grupo étnico iban desde los ríos Gila y Salado en el suroeste de Estados Unidos hasta los inicios del desierto del Altar, en Sonora.

CAPÍTULO 5.- LA RECONFIGURACION DEL GRUPO ÉTNICO EN LAS CIUDADES.

  • 5 Introducción.
  • 5.1 La “Papagueria”. Ser O´odham en Caborca.
  • 5.2Sonoyta,” de orillas del río al pueblo mestizo.
  • 5.3 Ser O´odham en la ciudad y negociación con los “otros.”
  • 5.4 Reconfiguración del sentido étnico en el entorno urbano.
  • 5.5 Conclusiones.

 

CAPÍTULO 5.- LA RECONFIGURACION DEL GRUPO ÉTNICO EN LAS CIUDADES.

5. INTRODUCCIÓN. En el capítulo previo se abordó la movilidad hacia las ciudades de Sonoyta y Caborca, así como las condiciones regionales y los procesos estatales y nacionales que propiciaron la salida de las comunidades. También se esbozaron las relaciones sobre las que se dio el cambio de residencia. En esta parte se aborda la siguiente etapa cronológica del proceso, la llegada a las urbes. El objetivo de este capítulo es tratar la inserción y el establecimiento en el nuevo entorno social caracterizado por las dinámicas del trabajo asalariado y por prácticas socioculturales propias de los mestizos y los rancheros. Por ello se plantea la siguiente estructura: en las secciones “la “Papagueria.” Ser O´odham en Caborca” y “Sonoyta, de orillas del río al pueblo mestizo,” se describe la incorporación a las ciudades de destino y en los apartados “ser O´odham en la ciudad y negociación con los otros” y “reconfiguración del sentido étnico en el entorno urbano” la inserción en un nuevo modo de vida, pero también se aborda el proceso de cambio cultural y social que significó el ser O´odham en la vida urbana de Caborca y Sonoyta respectivamente.

5.1 “LA “PAPAGUERIA”. SER O´ODHAM EN CABORCA.

En la actualidad Caborca es una pequeña ciudad sobre la carretera Panamericana en el desierto de Altar, Sonora, aproximadamente a doscientos kilómetros de la garita migratoria de Sonoyta –Luke Ville, Arizona, EU. Para mediados de la década de los noventas Caborca contaba con alrededor de cien mil habitantes397 y es y ha sido un polo de desarrollo regional para los poblados cercanos desde hace por los menos un siglo. Una de las principales actividades productivas es la ganadería y la agricultura de riego, dentro de esta última sobresale el relativamente reciente cultivo y pizca del espárrago.398

Sin embargo, esta localidad se encuentra en lo que desde hace siglos ha sido territorio del pueblo O´odham. De hecho, Caborca se ubica en los principios, del desierto de Altar, que es la parte sur del territorio tradicional O´odham. Por lo que respecta a las fuentes históricas y particularmente de corte antropológico, por lo menos desde principios del siglo XX hay evidencia de presencia O´odham en Caborca y sus alrededores. Lumholtz en su recorrido por el noroeste de Sonora a principios del s. XX, al pasar por Caborca, reporta que había alrededor de ocho familias O´odham viviendo en los suburbios del poblado (Lumholtz, 1990, pp. 147-148). De dichas familias, sólo dos tenían tierra propia y se caracterizaba por una economía de auto-subsistencia basada en la agricultura de diversos cultivos como maíz, frijol y ciertos frutos, así como de la recolección de flora y caza de fauna del desierto. Mientras que el resto de los grupos familiares O´odham de esa población trabajaban como jornaleros agrícolas y vaqueros en los campos de cultivo de los rancheros, los medianos y grandes propietarios mestizos (Lumholtz, 1990, pp. 147-148).399

De hecho, en Caborca, desde inicios del siglo pasado y hacía las afueras del poblado, había un barrio donde sólo vivían los O´odham. Dicho sitio fue conocido como el barrio Pápago o la Papaguería y a decir de don Ramón Choihua, miembro del grupo étnico nacido en ese sitio en 1937, era:

“porque todo esto [la Papagueria] era como reserva.[ ] .. Aquí era una reserva, todo esto era como una reserva, todas las casas estaban a media calle, las norias, los pozos que hacen, que sacábamos agua estaban a media calle.”400

Según fuentes del registro de catastro de la ciudad de Caborca, fue el Ayuntamiento del Municipio de Caborca con el aval del gobierno estatal, en verano de 1923, quien dotó sin costo alguno de una superficie de casi cincuenta mil metros cuadrados a los miembros del grupo étnico. Dicho terreno, que era ocupado y usado como si fuera tierra comunal, estaba al oeste de Caborca y fuera de la denominada zona urbana.401 Esta zona abarca las manzanas 78, 79, 87, 88 y parte de la 69 y 96 del actual croquis urbano del catastro de Caborca. Por su parte, doña Mercedes señala que la Papaguería, que era un gran rectángulo, se ubicaba entre las calles primera y tercera y de la calle “I” hasta la “K”.402 En Caborca las calles céntricas verticales están denominadas por nombres de letras, mientras las horizontales por números.

Sin embargo, probablemente el área de este barrio era un poco más grande, pues el domicilio de la familia López Juárez que era parte de la Papagueria se ubica en la calle 3ra No 131, lo que hace pensar que la Papaguería llegaba hasta la calle “L”. Esto coincide con lo que señala doña Alicia al bosquejar un mapa de este barrio, pues la familia López Juárez y parte de la Choihua estaban en la manzana que está entre la calles 3ra y la 2da y entre “K” y “L”, de manera que llegaba hasta la calle “L.” Ahora, si bien este sitio no estaba muy separado geográficamente del área urbana, como lo estuvo la comunidad de Sonoyta respecto el pueblo de Sonoyta donde había una distancia de casi 3 kilómetros, la Papaguería si estaba parcialmente distante, pues ya se encontraba en los lindes con los campos de cultivo y las huertas frutales que rodeaban Caborca. Como señala doña Alicia:

“pues no tan separado, pero si separado, porque o sea que de la, de donde vive la Mercedes [García Valencia] a la otra esquina, ahí enfrente en la otra esquina era una huerta bien grande…[ ] …allá la gente, todo, la ciudad, o sea que éramos nosotros los últimos.”403

Por su parte, al referirse a la relación con los mestizos caborqueños, don Ramón dice:

“Si, no había mexicanos [en la Papaguería], no había nada [de negocios, era la periferia].”404

La Papagueria estaba en los límites de Caborca, fuera del área donde vivían los mestizos y rancheros y representaba la periferia del poblado.

A semejanza de lo ocurrido en Sonoyta, la distancia geográfica fungía como una forma de diferenciación social, que, no obstante, en el caso de los O´odham de esta localidad les permitía reproducir una serie de prácticas socioculturales que de cierta manera les posibilitaban recrear su comunidad de origen y formar al mismo tiempo una nueva colectividad. Lo cierto es que esto seguramente también reforzó los estereotipos que tenían tanto los mestizos y caborqueños sobre los O´odham, como los que los O´odham tenían sobre sus vecinos mestizos, en el entendido de que quien estaba en el polo con mayor influencia de esta relación de poder desigual eran los mestizos; sin que esto borre o nulifique el poder de agencia que de facto tenían los O´odham. Doña Mercedes García, quien llegó a Caborca aproximadamente en 1947 cuando era niña y procedente del Pozo Prieto y las Calenturas, recuerda que en la Papaguería, fuera de aquellos que habitaban ahí desde principios de siglo, los O´odham que ahí vivían eran exclusivamente procedentes de los asentamientos de las Calenturas y el Pozo Prieto. Varios de las personas de las Calenturas “iban y venían” a Caborca a recibir diversos servicios: a) asistir a la escuela en el caso de doña Alicia405 y los hijos de Benito Tiznado; b) a surtirse de mercancías y de preparativos para las festividades406 e intercambiar los excedentes de la cosecha por otros productos que ellos no producían, doña Alicia explica:

“venían [de las Calenturas] y la cambiaban acá [en Caborca] por, por ejemplo el trigo, cambiaban el trigo por harina, que entonces el molino era la [tienda] Coppel.”407

Aunque también hubo casos, como la familia López Juárez, que, debido a la escasez de recursos naturales para continuar un modo de vida basado en una economía agrícola de autosubsistencia, optaron por fijar su residencia definitiva en Caborca en la década de 1940.408 O algunos otros que sin dejar su asentamiento en el desierto, permanecían por ciertos periodos en la pequeña ciudad de Caborca, como el caso de Matías y doña Alicia, quienes por espacio de un año entre 1955 y 1956 vivieron en esa localidad para que, Cristina Choihua, tía de doña Alicia, recibiera atención médica. Un caso similar al de los López Juárez, fue el de don Ciriaco García y Marcelina Sanriquez, abuelos de doña Mercedes y procedentes del Pozo Prieto, quienes llegaron aproximadamente en 1947 y fijaron en esa localidad su residencia permanente.409 La mayoría de las personas y familias que vivían en las Calenturas y el Pozo Prieto, también tenían pequeñas casas en la Papaguería, como fue el caso de las diversas ramas de la familia Choihua (don Próspero y don Laureano y sus respectivos hijos), don Iziquio Tiznado y su familia, además de Ruperto Méndez.

No obstante, eventualmente la mayoría de los miembros de las Calenturas y el Pozo Prieto, a excepción de aquellos que migraron hacia Arizona, se instalarían definitivamente en Caborca, aproximadamente mediados de la década de 1950. Aunque hubo el caso de algunos miembros que tardaron poco más, como don Matías o doña Alicia, quien estuvo yendo y viniendo entre sus asentamientos O´odham y esta localidad mestiza, hasta que en 1971, para que su hija mayor asistiera a la escuela primaria, se instaló definitivamente en Caborca. El testimonio es muy ilustrativo:

“A las Calenturas y ahí trabajaba él, pues ya que se acababan las pizcas de algodón y todo, nos íbamos al Pozo Prieto, a ordeñar y hacer quesos, y así nos veníamos a acá [a Caborca] otra vez, a empezar, en aquel tiempo sembraban mucho algodón, otra vez, y ya cuando nació la Lucía, pues si, si duré, si ya duramos un tiempecito, después nos íbamos otra vez, íbamos y veníamos, ya cuando de plano entonces si cuando, cuando ya entraron a la escuela, a los 7 años que entró ella [la Lucía], ya, ya me quede.”410

Pero, para ese entonces, doña Alicia y su familia llegaron a la zona de Pueblo Viejo, pues la Papaguería ya se encontraba en declive y en un proceso de dispersión. No obstante, para mediados y principios de la primera mitad del siglo XX, don Ramón, originario de la Papaguería, recuerda que las familias de las Calenturas y el Pozo Prieto, si venían a Caborca al barrio O´odham, pero sólo por breve tiempo, pues su residencia permanente y su actividad laboral estaban en sus asentamientos de origen en el desierto, en las Calenturas-Pozo Prieto, de ahí que comente:

“si, aquí [en la Papaguería] cuando mucho duraban dos o tres días nomás, allá [en las Calenturas y el Pozo Prieto] duraban más. [ ] Si, pero se mantenían todo el tiempo allá [en las Calenturas y el Pozo Prieto], aquí venían de casualidad como ahora sábado, duraban sábado, domingo, el lunes se iban otra vez a trabajar.411

También es cierto que hubo varios núcleos familiares y apellidos que están asociados desde principios del siglo XX a la Papaguería y al área de Caborca, o que, por lo menos, no procedían o vivían en la Calenturas y el Pozo Prieto, como era el caso de los Sanriquez, los Contreras, los Hermosillos, los Luques, los Pino y los Mirandas; que, a decir de doña Alicia, estos últimos eran los mismos que los Luques.412 En este sentido también es representativo el caso de don Ramón Choihua, quien nació en 1937 dentro de la misma Papaguería y ahí ha vivido hasta la fecha. Según don Ramón, sus padres, ambos O´odham, Isabel Pino y Miguel Choihua eran también originarios de ese mismo sitio.413 Así, en el caso de las diversas ramas de la familia Pino, es bastante probable que fueran originarios del barrio O´odham.414

Ahora bien, en el transcurso de la mitad del siglo XX esta área de Caborca sufrió diversos procesos de “urbanización” y, en cierto sentido, de modernización que trastocaron diversas dinámicas internas. Cabe señalar que, desde inicios del siglo XX y probablemente desde antes, pero con seguridad desde inicios de la década de 1920 y hasta entrada la década de 1940 e inicios y mediados de la siguiente década, la Papaguería se organizaba socialmente y tenía una vida cotidiana distinta a la de Caborca. En ese periodo no había calles trazadas, sino caminos y senderos sin pavimentar al igual que en las comunidades, doña Mercedes comenta:

“eran veredas aquí [en la Papaguería], donde la gente iba y así, eran puras veredas, no había calles, y los carros, los carros, puros carros de bestias de mulas, y nomás, esos caminos eran de tierra cuando salían pa´l Pozo Prieto iban en carro [carreta], otros a caballo.415

Las casas tampoco estaban simétricamente orientadas y se encontraban sin plano urbano y en desorden aparente. Seguramente más bien estaban organizadas en función de necesidades más prácticas, como el acceso al agua en las norias y las relaciones familiares. A decir de Iziquio Tiznado, Gobernador de la Tribu O´odham de esa parte del territorio tradicional:

“[El terreno se usaba de manera] mancomunada por los miembros de la Tribu Pápago [O´odham], sin determinar exactamente los linderos del solar que a cada quien pudiera corresponder.”416

Según doña Juanita López, originaria de las Calenturas pero quien desde la adolescencia vive en la Papaguería, hasta bien entrada la década de 1940 no había un trazado cuadricular de calles en esa zona de la ciudad, las casas estaban dispersas y los límites del barrio colindaban tanto con los campos de cultivo y huertas de los rancheros y mestizos de Caborca, como con el desierto y los lotes baldíos.417 Las casas eran muy similares a las que se construían en los asentamientos O´odham del desierto, don Ramón comenta:

“las casas [en la Papaguería eran] todas de adobe, todas la casas. [ ] Sí, unas tenías ramadas, otras tenían así no más.”418

Las vigas de las casas eran de madera de mezquite y techadas con tierra y zacate.

Tampoco contaban con servicios como electricidad y drenaje y el agua la extraían de los veneros que ahí había. A decir de doña Mercedes, cada familia tenía su propia fuente de agua,

“si, pues cuando había, cuando había pozos en cada casa [en la Papaguería], había un pozo para el agua que usaba uno.”419

Y a falta de luz eléctrica se usaban lámparas de petróleo para iluminar y empleaban leña para cocinar. Algunos testimonios sugieren que el proceso de urbanización e incorporación de la Papaguería inició poco antes de la mitad del siglo XX. Según recuerda doña Juanita, fue alrededor de finales de la década de 1940 que se hizo el primer trazado urbano y se inició la dotación de algunos servicios. Dicho proceso fue promovido e impuesto por el gobierno municipal y consistió en una serie de acciones concretas: se empezaron a trazar calles en línea recta y a definir las cuadras en forma rectangular con banquetas, se dividieron las calles en lotes y solares, además se numero las viviendas.420 Y doña Mercedes agrega:

“pues eso fue cuando nos comenzaron a dar aquí [en la Papaguería], a dar los lotes estos que nos dieron, y nos pusieron que anduvieron midiendo, cada tanto para fulano, ponían su nombre [en el solar].”421

De hecho, si los miembros de la familia, aunque fueran hijos, ya eran adolescentes y estaban en edad de trabajar, también les daban un solar, de ahí que don Ramón Choihua afirme:

“a cada familia, si eran cinco, a los cinco les daban lote [en la Papaguería].”422

No obstante, también es muy probable que este proceso de urbanización y mestizaje, en términos de las prácticas sociales que traía consigo el ser parte de Caborca, iniciara después o fuera más lento, pues el oficio del Gobernador Iziquio dirigido al Cabildo Municipal y al presidente municipal acerca de la regularización, delimitación y asignación de los solares de la Papaguería está firmado en mayo de 1953. Y, como sugiere explícitamente el texto, la idea era la integración al casco urbano:

“Como ahora [mayo de 1953] tanto las condiciones de los pápagos [O´odham] como la urbanización de la ciudad ha cambiado mucho, debido al progreso alcanzado, ya es necesario que la zona de terreno a que me refiero [la Papaguería] se incorpore a la urbanización, se dejan libres las partes de calle que abarca y que cada familia o individuo que pueda formar su familia tenga determinado el solar que corresponda a su habitación o solar para construirla quienes no lo tiene.”423

Y si bien los títulos de propiedad de los solares son posteriores a 1953, sin embargo, hay que recordar que el terreno fue otorgado a la Tribu O´odham (Pápago) el 1ro de agosto de 1923. Dicho trámite fue gestionando también por el gobernador tradicional que desde aquel entonces ya era Iziquio Tiznado.424 La delimitación de solares y el inicio de la reordenación del barrio de acuerdo a criterios y patrones urbano-mestizos fue un cambio fuerte que significó pasar de una suerte de propiedad común y vida comunitaria característica del grupo étnico, a la propiedad privada y, poco a poco, adentrarse a un modo de vida más mestizo y urbano. Como puntualiza doña Juanita, una vez que se concretó este proceso:

“[con el trazado de calles, la división por lotes y la cuadrícula urbana] ya no fue reserva [O´odham], ya no fue nada.”425

Esto representó una reorganización y una forma diferente de usar y apropiarse del territorio de la Papaguería, lo que se tradujo concretamente en que las cuadras se dividieron en enormes solares de 25 x 50 metros. Generalmente había varios solares por manzana y cada familia nuclear le correspondía un solar.

Según doña Alicia y para mediados de la década de 1950426 cuando ya había un trazado urbano la distribución espacial de la Papaguería por familia era la siguiente: el Cheno Hermosillo se encontraba en la esquina de la calle “K” y la 2da, la familia de Ramón Choihua estaba en la esquina de la 2da y la “J”. Del otro lado de la acera en la 2da y la “K” estaba Carolina Pino, después sobre la misma calle 2 estaba Andrés Contreras y en la otra esquina de la 2da y la “J” vivían Elvira Choihua. Después sobre la 2da y la “J”, enfrente de don Ramón estaba la familia Tiznado y en la esquina de la 2da y la “I” residía Ruperto Contreras. Justo enfrente sobre la calle 2da y “I” estaba Jesús García, hijo de don Ciriaco. Sobre la misma calle 2 a continuación estaba María Luisa Valencia y después en la esquina de la “J” y la 2da, frente a don Iziquio Tiznado, estaba Laureano Choihua. Ya sobre la siguiente acera, sobre la calle “I” esquina con la 2da vivía don Ciriaco García.

Después, pero sobre la misma calle “I”, tenía su casa Dolores García y al final de esa manzana en la esquina de la calle “I” y la 3ra estaban los Saniquez, sobre la misma 3ra pero en esquina con la “J” estaba la casa de María Cuerva y justo en frente sobre la misma 3ra esquina la “J,” pero hacia la calle K, estaba Prospero Choihua. También sobre la 3ra pero esquina con la “K” estaban los Tolles, después en la esquina de la “K” y la 2da estaban el resto de los Choihua y en la esquina de la calle “K” y la 3ra, frente a los Tolles, estaban los López Juárez.427

En total, según el croquis esbozado por doña Alicia en este testimonio, eran aproximadamente 10 grupos familiares: los Choihua, los García, los Sanriquez, los Valencia, los Pino, los Tolles, los Tiznado, los López y los Hermosillo. Además varios de estos grupos, como los Choihua o los García, tenía a su vez diversas ramificaciones en varios jefes de familia y, por otro lado, en otro testimonio la misma doña Alicia menciona a dos grupos familiares más y una persona: a Ruperto Méndez y a los Miranda y los Luquez, aunque precisa que los Miranda procedían de los Luquez.428 A partir de este momento se cambió de una suerte de implícita posesión comunal de los terrenos de la Papaguería a la forma propiedad privada, ya fuera por familia o por individuo. A través de la división en solares, la base familiar de los O´odham fungió como una forma de ordenación de la propiedad territorial en la Papaquería; los solares de los O´odham se encuentren en las manzanas 69, 78, 79, 87, 88, 96, en el área oeste de la actual colonia centro (ver croquis y copia del oficio que el gobernador Iziquio Tiznado, en dicho texto se encuentran las mencionadas las cuadras (manzanas) del espacio del grupo O´odham).

Croquis 5.1 Caborca, manzanas de la Papaguería.

Fuente: Catastro del municipio de Caborca, foto del croquis de Caborca 2009. Foto de Guillermo Castillo, junio 2009.

Croquis 5.2 Caborca, un contexto más amplio.

Fuente: Catastro del municipio de Caborca, foto del croquis de Caborca 2009. Foto de Guillermo Castillo, junio 2009.

Anexo 5.1 Oficio del gobernador Iziquio Tiznado al Cabildo de Caborca.

Fuente: Municipio de Caborca, Catastro municipal, estaba en el archivo de la manzana 79, junio 2009.

Para ese tiempo y muy estrechamente ligado al proceso de urbanización del trazado de calles y elaboración de banquetas, promovido por el gobierno municipal, ya estaba bien establecida la división del territorio de la Papaguería, así como la asignación de solares que había solicitado el Gobernador O´odham Iziquio Tiznado, en la calidad de líder del grupo. En este sentido, un par de años antes, en mayo de 1953, en un oficio dirigido al gobierno municipal, el Gobernador don Iziquio Tiznado expresaba:

“de común acuerdo con los jefes de las familias Pápagas [O´odham], a quienes represento con mi carácter de Gobernador de la Tribu, por su digno conducto, suplico al H. Ayuntamiento sea muy servido acordar el fraccionamiento del terreno cedido a la Tribu Pápaga [O´odham] a que me refiero, dando a cada uno de sus componentes un documento en calidad de TITULO INDIVIDUAL por el solar que les corresponde.”429

Dos aspectos resaltan de este testimonio, el lenguaje de petición y no una solicitud de derecho en tanto ciudadano. Y segundo, el “titulo individual” de propiedad de solar refería principalmente a la familia como núcleo social, más que a la persona en tanto individuo con derechos y obligaciones. El gobierno al dotar a la tribu o pueblo O´odham con títulos de propiedad es probable que quisiera incorporar a los miembros del grupo étnico a la zona urbana de lleno pero como grupo social diferenciado. No obstante, ya en la década de 1950 es muy poco factible que el municipio pretendiera darles la posibilidad de reproducir el micro-territorio O´odham en la ciudad, sobre todo porque la urbanización, el trazado y numeración de calles y la formalización de la propiedad privada de los solares no eran compatibles, ni facilitaban la vida comunitaria que hasta antes habían podido reproducir los O´odham en la Papaquería.

El mapa urbano de distribución de solares y familias de la Papagueria previamente descrito por doña Alicia coincide tanto con el proyecto de designación de solares propuesto por el Gobernador Iziquio Tiznado en el oficio previamente mencionado y fechado en mayo de 1953, como con el croquis del catastro de Caborca.430 No obstante, en el oficio de Iziquio aparecen tres apellidos más: los Nogales, que eran Cruz y Adela; los Ortiz, había un Ceferino y tres mujeres llamadas Rosa con el mismo apellido y distintos solares y los Serrano, que eran Tomas y Rosario. Muy probablemente estas personas eran también O´odham y en total en el área descrita había 41 solares y propietarios individuales, la mayoría de estos eran jefes de familia. Algunos propietarios, como don Matías, tenían dos solares.431 A continuación, a fin de engarzar los diversos hechos históricos que impactaron la vida O´odham en Caborca, se presenta una breve tabla con la genealogía de los cambios.

Cuadro 5.1 Tabla cronológica de cambios en la Papaguería, Caborca.

Cronología: año.

Cambio en la Papaguería, Caborca.

1923

Se otorga el terreno de la Papaguería.

1930-1940

Relación de la Papaguería con las Calenturas: visitas familiares, intercambios económicos, ceremonias (danza del venado buro).

1940s (2da mitad)

Niños de las Calenturas asisten a la escuela en Caborca.

1953

Petición del gobernador Iziquio Tiznado de dividir en solares la Papaguería y otorgar títulos de propiedad.

1950s (1ra mitad)

Inicia urbanización de la Papaguería. Trazado de calles.

1950s (1ra mitad)

Asignación de solares por familia en la Papagueria.



Por otra parte, es preciso mencionar que hubo otro proceso social previo a esta reordenación territorial de la Papaguería que tuvo que ver con la salida permanente, y en ciertos casos temporal, de varios miembros O´odham. A semejanza de lo ocurrido en diversas latitudes del territorio O´odham Mexicano, en esta localidad también hubo migración transfronteriza. Recuérdese que desde el sur (en los asentamientos de las Calenturas y el Pozo Prieto), hasta el norte (las comunidades próximas a la línea fronteriza el Bajío, Pozo Verde, San Francisquito, el Cubabi, el Cumarito y Sonoyta), pasando por el centro (los asentamientos de las Norias, san Pedro y Quitovac) hubo desplazamientos hacia el norte del territorio O´odham. También entre los O´odham de Caborca hubo varios personas y grupos familiares que migraron a EU. Varios testimonios de doña Juanita López, don Ramón Choihua y doña Mercedes García Valencia coinciden en señalar que un porcentaje significativo de miembros del barrio se fue a Arizona; al respecto doña Juanita comenta:

“muchos [O´odham de la Papaguería] se fueron pa´l otro lado [EU], allá están [en Arizona].”432

De hecho, es bastante probable que esta dinámica de movilidad geográfica iniciara varios años antes que el proceso de urbanización, alrededor de la década de 1930 o principios de la de 1940, la gente empezó a migrar desde antes del trazado de calles y la asignación de solares, proceso iniciado entre finales de 1940 y principios de 1950; al respecto doña Juanita recuerda que:

“si me tocó ver casas desparramadas, pero ya muchas sin gente, ya gente, estaban cerradas, se fueron para el “otro lado [EU].” [ ] No, se fueron yendo, se yendo, hasta que se fueron. Y unos aquí [la Papaguería] quedaron, que eran ya muy mayores, viejitos.433

Sin embargo, a semejanza de otras comunidades del grupo étnico, la movilidad al norte fue un proceso paulatino y sin grandes oleadas, ni flujos migratorios demográficamente significativos, pues todavía para finales de la década de 1950 y principios de 1960 hubo algunas personas que se fueron. Tal fue el caso de don Ramón Choihua que, aproximadamente en 1959, estuvo trabajando por un lapso de año en EU; primero por Casas Grandes y luego por Maricopa, ambos en la zona cercana a Phoenix, Arizona. O el caso de don Ciriaco García, quien, alrededor de 1964, partió hacia Eloy donde vivían varios de sus hijos y meses después moriría de aquel lado de la frontera.434

Para ese periodo de tiempo (1930-1950) la frontera como límite geopolítico (las diversas puertas que había en el territorio O´odham (la de San Miguel, la del Panamá y la de la Angostura), si bien experimentó algunos cambios, estaba parcialmente abierta y había un paso franco de personas. La única excepción era la zona de Sonoyta y sus inmediaciones, que con la instalación de la garita fronteriza Sonoyta Luke-Ville, se convirtió en uno de los escasos filtros y sitios de control de la región. Pasar al “otro lado” no representó mayor problema para los O´odham de la Papaguería, como explica doña Juanita:

“no, nomás se iban porque no les daban, no les hacían nada en ese entonces a ellos, pasaban al otro lado [EU] sin nada, no les decían nada, pasaban y se quedaron allá [Arizona].”435

La mayoría de los que se fueron a EU ya no regresaron a vivir a Caborca, sino que fijaron su residencia permanente en Arizona. Uno de los principales motivos para irse era que había mejores oportunidades laborales y una remuneración más alta. Muchos de estos migrantes O´odham se iban junto con su familia. Principalmente realizaban actividades relacionadas con el campo, doña Juanita explica,

“ellos [los O´odham que se fueron para Arizona] trabajaban, pues ya sabes, en los ranchos, trabajos de, de agricultura yo creo, se iban a pizcar algodón, no se, esas cosas trabajaban ellos.”436

Doña Mercedes coincide en esto al señalar que lo que sabían hacer quienes se iban eran labores agrícolas.437

Por otro lado y a semejanza de lo acontecido en el proceso migratorio de otros asentamientos O´odham, las personas de la Papaguería que se fueron al norte lo hicieron sobre la base de las redes de parentesco, las relaciones familiares y de relaciones sociales con los asentamientos del grupo étnico en Arizona. Ejemplo de esto fue el caso de don Ramón, quien, a través de un pariente, logró irse a trabajar por una temporada a EU:

“Cuando ya tuve edad, entonces yo fui [para Arizona] y les mandé una carta a mi primo Pancho, y ese es él que me llevo para allá. [ ] Como unos 22 [años tendría] más o menos. Estuve primero en Eloy que le dicen.”438

Los grupos familiares y/o individuos que partieron de Caborca hacía EU fueron: (1) buena parte de los García, por lo menos Guillermo, Juan y Dolores, nacidos en la Papaguería en Caborca, hijos de don Ciriaco García y tíos de doña Mercedes, quienes se fueron Eloy. (2) También partieron algunas ramas de los Choihua, como Juan y Toño, quien iba con su esposa Carolina Pino y se instalaron en la reservación de Sells. (3) Además de Carolina Luquez, quien se fue con sus hijos a Arizona. (4) También migró Antonio Hernández, quien también elegiría Sells como su lugar residencia. (5) Por último estaban los parientes de don Ramón Choihua, que al parecer se encontraban cerca de Casas Grandes en las inmediaciones de Phoenix y también cerca de Maricopa.

Si bien la mayoría de los individuos que se fueron de la Papaguería fijarían definitivamente su residencia en el suroeste de Arizona, también hubo casos excepcionales de personas que sólo fueron a trabajar temporalmente a EU, como don Ramón Choihua, quien aproximadamente en 1959, a través de sus redes familiares, se fue a trabajar en la pizca del algodón y el riego de cultivos; don Ramón comenta:

“estuve primero en Eloy [Arizona] que le dicen. [ ] Y luego de ahí nos fuimos a Stand Field para allá a otro rancho al lado de Maricopa rumbo allá. Buen de allí ya me vine yo por acá [a Caborca]. [ ] Si, pizcando [algodón] y a veces regaba alfalfa.”439

Don Ramón que cruzó por el lado de Sonoyta, por la puerta de Angostura, que era una de las varias puertas que los O´odham mexicanos utilizaban para cruzar al país vecino. Recuerda que una vez en Arizona trabajó en diversos campos de algodón junto con sus primos los Choihua Pino (hijos de Antonio Choihua y Carolina Pino), quienes a pesar de haber nacido y crecido en la Papaguería para ese tiempo (1959-1960), ya llevaban varios años residiendo en EU. Y recuerda que, por un lado, se iban juntos con otros miembros del grupo étnico a los campos de algodón. Por otra parte, en las labores de la pizca del algodón compartían con personas de diferentes nacionalidades y orígenes étnicos, don Ramón rememora que:

“ahí [en los campos de algodón del suroeste de Arizona] trabajaba de todo. A los campos de algodón también iban mexicanos. Había de todo ahí, Americano, Negro, Pápago [O´odham] y todo, había casas en el campo, había muchas casas pero ahí estábamos todos también.”440

Todos tenían entre si un convivencia cotidiana estrecha, tanto en el espacio laboral como en los sitios donde dormían y comían. No obstante, tanto los que se quedaron en la Papaguería como aquellos que se fueron e instalaron en Arizona, mantenían entre sí contacto y cercanía. De ahí que doña Mercedes García menciona que su tío Guillermo venía de visita y les dejaba algunos recursos económicos a sus abuelos, y a su vez, don Ciriaco García fue en varias ocasiones al suroeste de Arizona:

“a visitar a sus hijos, nomás, así iba [a Arizona] y estaba semanas [del otro lado, en EU] y luego se venía [de regreso a la Papagueria].”441

A decir de doña Mercedes, su tía Dolores García, que vivía en Eloy, estaba en una situación similar:

“ella se fue de joven [a EU], venía [a la Papaguería, Caborca] nomás a dar la vuelta y se iba y así, y ahora ya no puede, ya está más viejita.”442

Ahora bien, desde inicios de siglo XX y hasta la década de 1950 y probablemente hasta inicios de 1960, en la Papaguería se reproducían una serie de prácticas culturales y formas de organización social y familiar propias de los asentamientos O´odham del desierto. Se realizaban dichas actividades en la periferia de una población mestiza, semi-urbana y caracterizada por una economía mercantil. No obstante, es conveniente señalar que el periodo más intenso de reproducción de este modo de vida fue hasta antes del proceso de urbanización que implicó el trazado de calles y que coincidió con la parte inicial e incipiente de la migración de miembros de la Papaguería hacia Arizona. Debido a que este barrio estaba habitado principalmente por O´odham y que además la mayoría de ellos tenían ascendencia del grupo étnico por ambos lados, una de las prácticas culturales más relevantes era que se comunicaban entre sí y nombraban los objetos, por los menos mientras estaban en la Papaguería y en los asentamientos de las Calenturas y el Pozo Prieto, en su lengua tradicional y no en español. El mundo estaba escrito en O´odham y era la lengua de la vida cotidiana. Los testimonios de los O´odham nacidos entre finales de la década de 1920 y finales de la década de 1930 son muy elocuentes al respecto. Puro, puro pápago (O´odham) hablaban ellos, dice doña Juanita.443 Doña Mercedes por su parte reafirma:

“si, si [los O´odham de la Papaguería] hablaban puro pápago [O´odham].”444

Y doña Alicia cierra este testimonio diciendo:

“Si, pues todos hablábamos [O´odham en la Papaguería]. [ ] Todos, si todos hablaban pápago [O´odham]. “Si, pues nosotros, pues si, pues todos, en aquel tiempo todo hablábamos O´odham.”445

Al ejercicio de la lengua seguramente contribuyó también el parcial distanciamiento geográfico y simbólico que había entre los miembros del grupo étnico y los mestizos habitantes de Caborca; recuérdese que la Papaguería, hasta bien entrada la década de 1950, estaba en la periferia de la ciudad. El contacto entre los O´odham y el resto de los habitantes de esta pequeña ciudad era selectivo y generalmente acontecía en lugares sociales específicos como los comercios, ciertas fiestas, la escuela en el caso de los niños. Por otro lado, la cercanía geográfica, la convivencia y la familiaridad entre los miembros del barrio y el ser una población demográficamente pequeña fueron otros de los factores que contribuyeron a que se reprodujera la lengua y estuvieran agrupados en la Papagueria.

Otra de las prácticas culturales relevantes que también estuvieron presentes en la Papaguería probablemente hasta casi principios de la década de 1940 fue la autoconservación y la reproducción social del grupo a través de los matrimonios endogámicos. De hecho, hasta la generación de doña Alicia, don Ramón y doña Mercedes, los dos primeros nacidos en 1937 y la última en 1938, salvo algunas excepciones como doña Juanita y sus hermanos (hijos de una unión mixta entre mestizo y O´odham), la mayoría de las personas tenía ascendencia del grupo étnico por ambos padres. Esto se reflejó en que de la mayoría de los grupos familiares que constituían el tejido social del barrio O´odham tenía antepasados del grupo étnico por ambos padres: el Cheno Hermosillo, la familia de Ciriaco García (abuelo de doña Mercedes) Jesús, Guillermo y Dolores García, la familia Tiznado, la familia Conteras, los Luquez, Jesús y Dolores García, Ruperto Méndez, Carolina Pino y sus hermanos y las diversas ramas de la familia Choihua (Prospero y Laureano además de sus respectivas descendencias), salvo los López Juárez que tenía ascendencia mestiza parcial. Todos tenían largas líneas familiares dentro de grupo étnico que se extendían más allá de Caborca y las Calenturas. Así, según doña Alicia y doña Juanita, entre más viejos fueron los miembros del grupo, estaban más adentrados en la “tradición” y la sangre O´odham, para designar esta condición usan el término de “Pápago crudo.”446

No obstante, y como se verá en detalle más adelante, a partir de esa generación (los nacidos a finales de 1930), la situación cambiaría de manera radical. La mayoría de ellos, debido a los procesos de intenso cambio social, se casarían con mestizos y prácticamente desaparecería el matrimonio endogámico (interétnico) no sólo como práctica cultural, sino además como forma de organización social y de autoconservación del grupo. Entre la mitad y finales de la década de 1950 fue el inicio de un periodo de fuertes cambios sociales y culturales dentro de la comunidad O´odham de Caborca, que posteriormente desembocó en la dispersión de la Papaguería. Hasta poco antes, finales de 1940, las redes sociales eran robustas y permitían diversos intercambios entre la Papaguería y las Calenturas y Pozo Prieto, así como la realización de actividades comunitarias, como era el caso de la práctica cultural de la danza del Buro447 a la que también asistían, organizaban y participaban los O´odham de la Papaguería.

Por otro lado y junto a esto, en la Papaguería también había una figura de autoridad tradicional. Esta persona se encargaba de diversos asuntos internos del grupo, como las ceremonias, pero también de cuestiones relacionadas con los grupos mestizos vecinos, como la cuestión de la asignación primero del territorio de la Papaguería y después el proceso de delimitación, asignación de los solares y la solicitud de los certificados de propiedad individual. Empero, es preciso mencionar que esta figura de autoridad que trabajaba de manera conjunta con los más viejos, en una suerte de consejo, era compartida entre las Calenturas-Pozo Prieto y la Papaguería. De manera que el gobernador tradicional, que era Iziquio Tiznado, se encargaba de ambos sitios. Y si bien en un principio Iziquio vivía en las Calenturas y sólo pasaba temporadas breves en la Papaguería, eso no le impedía hacerse cargo de los asuntos del asentamiento O´odham de Caborca. Como lo demuestra la gestión del terreno de la Papaguería en 1923. Por otro lado, es interesante destacar que esta figura de autoridad era probablemente un puesto vitalicio, pues Iziquio desempeñó está función por lo menos desde 1923, hasta su muerte a finales de la década de 1950. Dentro de esto es conveniente señalar que la Papaguería no fue el único espacio geográfico social del área urbana del que se apropiaron los O´odham;448 también tenían como propiedad comunal una parte del panteón de Pueblo Viejo, que estaba dividida del área de los mestizos. Dentro de los espacios públicos del entorno urbano de Caborca los O´odham tenían cierto margen de acción y habían dejado su impronta indeleble dentro del espacio público. Y por lo que respecta a las prácticas productivas marcadas por el entorno cultural destaca que los O´odham de la Papaguería no tenían tierras disponibles para sembrar en las inmediaciones de Caborca, no obstante don Ramón recuerda que sus congéneres y parientes de las Calenturas y el Pozo Prieto les daban parte de la cosecha.449

Los O´odham que habitaban la Papaguería debido a la falta de tierra, estaban sujetos a una economía mercantil donde vendían su fuerza y habilidades de trabajo en el campo así como productos manufacturados por ellos mismos. Dichos O´odham mantenían una división laboral de acuerdo al género. La mayoría de los hombres trabajaban como jornaleros agrícolas en los campos de cultivo de algodón y trigo cercanos a Caborca, así como de vaqueros en la cría y cuidado de ganado en los ranchos de las inmediaciones. En cambio, las mujeres producían tortillas, criaban animales y hacían ollas, todos estos bienes destinados para el intercambio económico. Respecto a la cría de animales doña Juanita comenta tenían:

“animales, gallinas, puercos, así cosas por el estilo. [] Pues muchas veces si, para venta, muchas veces tenían, tenían gallinas para vender blanquillos y todo eso.”450

Y por lo que respecta a la elaboración de utensilios de cerámica don Ramón recuerda:

“mi mama hacía esas, cacerolas de barro, ollas para el agua, para el tiempo ella las llenaba de agua y las vendía. Salía vender allá [a Caborca] pa´los ricos, les vendía. [ ] Si, acá pa´l centro las vendía.”451

No obstante y a decir de don Ramón, su madre no era la única que hacía este tipo de mercancía:

“todos las hacían, como esta, la Ciriaco, la abuela de [Mercedes García Valencia]. No, no, eran los puros pápagos [los que hacían las ollas], compraban los mexicanos, compraban todo eso.”452

El proceso de manufactura duraba aproximadamente una semana e iniciaba con la extracción de barro y arcilla en las inmediaciones de Caborca. Después se hacía una suerte de masa para posteriormente elaborar y decorar la olla, acto seguido la dejaban secar y luego la quemaban.453 Es interesante destacar que la mano-facturación de estos objetos de cultura material era legado de la vida comunitaria en los asentamientos del desierto y de la ancestral tradición O´odham que extraía recursos del medio ambiente natural para satisfacer sus necesidades. Por su parte, doña Juanita, añade que las mujeres se incorporaban como trabajadoras a ciertas labores agrícolas y determinados cultivos:

“las mujeres cuando se llegaba el tiempo que levantaba el trigo, por ejemplo trigo, las mujeres, todas esas iban y pepenaban trigo [en los campos de cultivo cercanos a Caborca].”454

Es de señalar que en los testimonios mencionen la categoría de “ricos,” pues implica que no sólo tenían conciencia de su condición de O´odham, sino también de que tenían una situación económica desfavorable.

Ahora bien la vida social de la Papaguería no se reducía únicamente a las actividades que involucraban únicamente a las familias O´odham, también suponía un contacto selectivo y relativamente frecuente con los diversos grupos mestizos. En el caso de los adultos, sobre todo los varones, salían diariamente del área O´odham para ir a trabajar a los ranchos y a los campos de cultivo agrícola. Generalmente en esos espacios sociales, los O´odham se encontraban en relaciones de poder desiguales que, entre otras cosas, se manifestaban en la discriminación y exclusión que experimentaban. Las mujeres también estaban expuestas a este tipo de experiencias cuando salían a vender los productos que elaboraban. En general el trato con los mestizos y con diversas instituciones del Estado estaba marcado por una estigmatización de las diferencias culturales y biológicas determinadas por su ascendencia étnica. En el caso de las generaciones menores ocurría algo similar, sobre todo porque los niños de las familias O´odham ya iban a la escuela primaria a Caborca para inicios de la década de 1940. Probablemente esta institución educativa jugó un papel clave para que, posteriormente, estos niños, una vez que fueran adultos, perdieran la lengua O´odham, además de otro tipo de prácticas. En dicha institución los niños experimentaban en carne propia la exclusión. Doña Mercedes recuerda que debido a su ascendencia étnica otros niños la agredían.455 A esto se aunó el intenso proceso de cambio sociocultural iniciado en la década de 1950 por la incorporación de la Papaguería al área central del Caborca y por el proceso de urbanización que, entre otras cosas, supuso la reordenación obligatoria del uso del espacio público y del entorno de vida inmediato de los O´odham de la Papaguería.

Posteriormente este proceso se intensificaría y junto a esto varios de los miembros del barrio O´odham venderían poco a poco sus lotes y solares en la Papaguería como una estrategia de obtención de recursos económicos. Re-localizándose posteriormente en diversas zonas de las afueras de Caborca como las colonias Contreras, Aviación, Industrial entre otras. Este es un patrón similar al que sucedió en otras ciudades de México con los inmigrantes pobres. Uno de estos casos, según comenta doña Juanita, fue el de don Matías:

“entonces, Matías, ahí [en la Papaguería] tenía Iziquio también la casa y vendió, vendió porque ya [la Papagueria] no era reserva, ya se podía vender, y Matías ya se hizo la casa para allá, para la [colonia] Industrial, por allá vive, allá vive.”456

Don Ramón añade, que la venta de solares y lotes de la Papaguería fue una forma de conseguir dinero para solventar ciertas necesidades. Pero también precisa que esto llevo al abandono y desarticulación con la salida paulatina de los diversos miembros del grupo de uno de los pocos espacios O´odham dentro de la ciudad:

“vendieron, muchos vendieron y cuando estaban mal, no se, se enfermaban, murieron y vendieron, los hijos [de los viejos O´odham] vendieron, como el Matías vendió ahí él, de ahí para acá, ahí vivía, ahí llegaba, los que vivían aquí también vendieron todo eso. Pues ahorita de toda la bola que vivían aquí, que yo no más, yo, el Cheno, los [García] Valencia esos, no más, ya ahorita ya.”457

Al referirse a este proceso don Ramón marca una diferencia clara entre un barrio que en el pasado (1930-1950) era habitado principalmente por miembros del grupo étnico y como, tras algunas décadas de cambio, los diversos grupos de mestizos se fueron entrometiendo y apropiándose de este espacio:

“Si, [antes] no había mexicanos [en la Papagueria], no había nada. Y ahora todos somos iguales con todos, ya se metieron todos, comenzaron a vender ya solares los pápagos [O´odham].”458

Este espacio O´odham se fue disgregando y con él se desvanecieron las diversas prácticas que anteriormente, en la 1ra mitad del siglo XX, lo había caracterizado. Al hablar del proceso de fragmentación de esta comunidad O´odham en Caborca debido a la salida paulatina de sus miembros y a las alteraciones del espacio social y las prácticas que en torno a él había construido, doña Juanita López comenta:

“Ya se habían ido muchos, ya se habían ido muchos, ya eso ahí se pobló, ya después, de los que se fueron no hubo nada, ya se poblaron otras, ya no fue reserva, no. Era reserva en ese entonces [antes de la década de 1950 y de la división en lotes], pero después no, comenzaron a cobrar y todo, ya no hubo nada, ahorita ya no es reserva, ya no es nada.”459

El término “reserva” tiene el sentido de una comunidad como un espacio geográfico propio y se parado de otros grupos sociales, era el sitio donde se habitaba. Esta palabra es de uso parcialmente reciente, viene del contacto que los O´odham norteamericanos y en especial con el papel de la Nación Tohono O´odham, la cual se compone de diversas reservaciones. Un término mucho más viejo y con una carga más fuerte dentro de la tradición O´odham es el de comunidad.

Para 1971 y después de estar yendo y viniendo entre su asentamiento O´odham y esa localidad mestiza, cuando doña Alicia decidió instalarse definitivamente en Caborca para brindar educación básica a sus hijas. Se estableció en Pueblo Viejo y no en la Papaguería, debido a que ya se habían vendido prácticamente todos los solares y solamente quedaban ahí los Luquez, los cuatro hermanos López Juárez, Mercedes García, el Cheno Hermosillo y don Ramón Choihua. El barrio, además, ya tenía una dinámica diferente, mucho más urbana y mestiza.460

A manera de breve conclusión es pertinente señalar que dentro de este barrio O´odham y hasta mediados del siglo XX se reprodujeron una serie de prácticas socioculturales características de las comunidades O´odham del desierto. Se conservó y ejecutó la lengua O´odham entre los adultos, se organizaba y asistía a la ceremonia del venado buro en el Álamo cerca de Caborca, se reunían en ciertas noches en torno a una hoguera y platicaban, se tocaba música, las mujeres hacían ollas para venta y consumo. Además se habían apropiado de ciertos espacios urbanos, como por ejemplo, una parte del panteón de Pueblo Viejo a las afueras de Caborca; que, hasta la fecha, está dividido en dos secciones y una corresponde a los O´odham.

Sin embargo, también es cierto que, tiempo después, cuando los hijos de estas generaciones se volvieron adultos, hubo procesos de cambio sociocultural muy intensos. Prácticamente se dejaron de realizar los matrimonios endogámicos, casi se perdió la lengua, se dejó de hacer cerámica y cestería tradicional, las ceremonias se redujeron y posteriormente las personas O´odham de la Papaguería vendieron sus terrenos, lotes y casas en esa zona de la urbe y se disgregó el barrio. Por otra parte, las personas que venían del Pozo Prieto y las Calenturas y que alcanzaron a vivir un poco en la Papaguería, una vez que salieron a otros sitios de la ciudad ya no pudieron reproducir el grupo como antaño. La constante que se empezó a presentar fueron los matrimonios cruzados. Quizás con la convivencia tan cercana del mestizo como pareja, jefe laboral, esposo, vecino, fue difícil transmitir y conservar la tradición. A continuación se traza, mediante un diagrama bastante reduccionista y esquemático, el proceso social que vivieron estos O´odham; no obstante este ejercicio tiene la ventaja de dar una panorámica general de las diversas dinámicas de cambio cultural y reconfiguración social que se presentaron.

Cuadro 5.2 Diagrama del cambio las Calenturas-Caborca.

Las Calenturas: comunidad.

La Papaguería, Caborca.

Venta de lotes, se dispersa la Papagueria

1930-1940.

1940 – 1960.

1960 – 19….

Noción cultura asociada a un territorio definido y a una serie de prácticas culturales.

Movilidad geográfica. Nuevas formas de adscripción – el lugar de origen, familia.

Ser O´odham en la ciudad, el vínculo con el pasado.

La comunidad, una forma de organización social local y regional

Cambios de la organización social: el trabajo comunal, gobernador tradicional, matrimonio endogámico.

Nuevas formas de articulación del grupo. Proceso de simbolización de la adscripción étnica: la historia como eje.

Cuadro 5.3 Las transformaciones en el camino de las Calenturas a Caborca.

Cambios geografía social

Cambios

Socioculturales

Cambios en el imaginario de grupo.

De los O´odham a su descendencia: cambio en las prácticas socioculturales y la organización social y familiar en Caborca. Aunado a los cambios sociales como la escasez de recursos naturales generada por el Estado y el proceso de urbanización y fragmentación de la Papaguería, también se presentó una dinámica al interior del grupo que tuvo un severo impacto en las comunidades y que estaba relacionado con la conservación de las genealogías familiares y la reproducción de los núcleos familiares. Desde inicios de siglo XX y hasta la década de 1930 y probablemente la siguiente, si bien ya se presentaban algunas uniones entre los miembros del grupo étnico con personas de diferentes contextos culturales, la norma y lo más frecuente, tanto en las Calenturas como en las demás comunidades en el vasto territorio tradicional, eran los matrimonios solamente entre O´odham, pero preferentemente con personas de otros asentamientos de la tribu.

Los matrimonios endogámicos no sólo eran una forma de organización social y parental muy efectiva, sino que también fungían como una suerte de red muy bien articulada y eficaz para la transmisión, ejercicio, y continuidad de múltiples prácticas culturales como la lengua, el trabajo de la tierra, los sistemas de valores, la realización de las ceremonias, etc. Dichas prácticas articulaban “el modo de vida tradicional O´odham”, entendido como lo propio de los antepasados. Además, hasta la década de 1930, a través de estas uniones se reproducía social, cultural y biológicamente el grupo y se renovaba el tejido social con los miembros de las nuevas generaciones. Manifestación y ejemplo de esto es que, desde poco después de la generación de doña Alicia, nacida en 1937, y de ahí volviendo hacía atrás en la historia social de la comunidad, la mayoría de los miembros de esa comunidad, contemporáneos de los padres y abuelos de doña Alicia, con excepción de algunos casos, como la familia López Juárez, tenían ascendencia y “sangre” O´odham por ambos padres. En este sentido es conveniente recalcar que dentro del grupo étnico, los O´odham mismos llamaban “O´odham crudos” o “pápagos crudos” a aquellos que tenían ascendencia del grupo étnico y que eran sus antepasados, haciendo alusión a que no había habido mezcla todavía o por lo menos no la habían registrado.

No obstante, esta práctica de las uniones entre los miembros del grupo étnico cambió sustancialmente con las siguientes generaciones, los hijos y nietos de aquellos O´odham nacidos en 1940, 1930 y un poco antes. Las uniones interétnicas dejaron de ser el patrón de comportamiento normal y se fueron volviendo menos frecuentes hasta que pasaron a ser la excepción y después a extinguirse casi por completo. El origen de esto es múlti-causal y nos remite a procesos sociales paralelos. (1) Por un lado, la disgregación de los miembros de la comunidad cuando salieron de sus asentamientos en el desierto ya no les permitió elegir sus posibles parejas dentro del universo del grupo étnico. (2) Otra situación fue que la convivencia cercana con persona de otras etnicidades, mestizos, una vez que vivían en las afueras de Caborca, se introdujo la posibilidad de nuevos prospectos como potenciales parejas. Aunado a esto habría que considerar aquellos que se fueron a EU y redujeron las proporciones demográficas del grupo y la posibilidad del re-juego entre los miembros de las generaciones jóvenes para la elección de pareja. (3) Y por último y cronológicamente posterior, la lejanía física y geográfica entre sí cuando salieron de la Papaguería y se fueron a otras colonias y áreas urbanas marginales, pero ya no como grupo étnico, sino de manera familiar.

A partir de ese momento la norma se invierte y la constante se vuelve las uniones entre O´odham o descendientes de los viejos O´odham y personas con diferentes tradiciones culturales, principalmente mestizos. Mientras los progenitores y ancestros del grupo de referencia, las personas nacidas en la década de 1930 como doña Alicia y don Ramón, estaban dentro del universo de delimitación cultural y de genealogías familiares del grupo, los hijos de la generación eje de esta investigación, se ubicaran como resultado de la mezcla (principalmente entre O´odham y mestizos) y dentro de un proceso de reconfiguración del grupo bastante drástico y vertiginoso. Al respecto, es muy ilustrativo el testimonio de doña Juanita López sobre los viejos O´odham de las Calenturas y el Pozo Prieto:

“Si, esos eran de a tiro madre y padre, eran Pápagos [O´odham]. Como Ramón [Choihua], es mama y papa, si ellos, ese si tiene, es también de madre y padre. El Matías [Choihua] es, ese es crudo. [ ] Pues esos y los Choihua, todos los Choihua son crudos, todos son. [ ] Los Tizando son crudos esos, si esos todos son, madre y padre, todos son crudos, son Pápagos [O´odham].”461

Y respecto a dos generaciones posteriores el cambio es abrumador, tanto doña Juanita como don Ramón comentan que los O´odham contemporáneos a ellos formaron sus familias con miembros ajenos al grupo. Doña Juanita dice:

“Lo que si hubo de que se casaron, muchas se casaron, pero con otra raza.”462

Y don Ramón por su parte precisa:

“Si, todos [los de las Calenturas y la Papaguería], la mayoría [se casó gente que no era del grupo], ahí está la Alicia, se casó con ese Alberto Pino, mi hermana Ana [Choihua] se casó con Pablo Miranda, la Nena [María Elena García, nieta de don Ciriaco García] pues con Ricardo Varela y así todos se cruzaron ya. Si, se cruzaron pues ya.”463

Posteriormente añade el nombre de otras dos uniones mixtas a la lista. El matrimonio de Concepción Sanriquez y Felizardo Mirando y el de doña Mercedes y su marido Tito, quien, a decir de don Ramón, era mexicano. La tendencia que más resalta es la pareja del hombre mestizo con mujer O´odham. De hecho la gran mayoría de las mujeres entrevistadas para esta investigación tenían marido mestizo. En el caso de los hombres esto es menos frecuente o, por lo menos, más difuso y difícil de rastrear.

Ahora bien, la importancia de esto no se reduce a una perspectiva biológico determinista que funda la etnicidad y la adscripción étnica en la posesión de cierto tipo de sangre, fenotipo y/o color de piel. Sino que, de facto, con estas uniones mixtas los procesos de transmisión de prácticas culturales como la lengua, la religión, los valores comunitarios, el conocimiento del desierto, etc., sufrieron una ruptura profunda. Sobre todo porque esas dos maneras (la O´odham y la mestiza) de entender, vivir y actuar en el mundo no siempre dialogaron de manera armónica. Por el contrario, se caracterizaron más por una relación ambigua y desigual, en la cual el mestizo estaba en el polo con mayor peso. Sobre todo por encontrarse inserto en la ciudad y asistir a instituciones como la escuela, la iglesia, que negaban y excluían la diferencia cultural O´odham. Así, hubo y hay una enorme brecha entre los hijos de estas uniones, ya nacidos en la ciudad de Caborca en un contexto prácticamente urbano, y sus antepasados directos, pero sobre todo con sus ancestros remotos que vivieron en las comunidades. Además en el caso de estos niños, una vez que fueron adultos consolidaron por completo la tendencia a la exogamia por parte del grupo al formar uniones principal y casi exclusivamente con los mestizos. Como fueron los casos de las hijas de doña Alicia, de los hijos e hijas de doña Mercedes, las hijas e hijos de doña María Elena García, las hijas e hijos de don Matías y todos los demás, volviendo una rarísima excepción la vieja práctica del matrimonio interétnico y endogámico. Y por otro lado, el contexto cultural que influyó con más determinación la vida de ellos fue el mestizo-urbano. En este sentido de la relación entre la diversificación del grupo, tanto familiar como cultural, y la transformación de ciertas prácticas asociados a esto es ilustrativo el siguiente testimonio de don Ramón:

“Pues ya las hijas de la Alicia se casaron con mexicanos [mestizos], no conozco los muchachos, pero ya son mexicanos. [ ] No, ya no hubo [la continuación de la enseñanza y el ejercicio de la lengua], pues no te digo que se, ya todos los que están ahora jóvenes, chamacos, nadie sabe [O´odham], todos, Ricardo [el esposo de doña Nena, María Elena García], todos los hijos no saben, los nietos tampoco no. Pero nunca les hablaron, la Nena no sabe tampoco, como yo, pero los hermanos de la Nena tampoco no saben. [ ] Pues sabe, no, no se, pues no supieron hablar o nunca les hablaron.”464

Y esto que se describe en el testimonio de don Ramón respecto al caso de la lengua O´odham, pasó en otros ámbitos de la vasta tradición del grupo étnico como los valores comunitarios de la vida en los asentamientos, las narraciones vinculadas a su religión tradicional, la conciencia de la historia social del grupo étnico, la presencia actual de las largas genealogías del parentesco, la realización y asistencia a ceremonias como la danza del Buro.

Así, viviendo en una Caborca cada vez más urbana y con esposos y esposas de otras genealogías familiares (de otra procedencia étnica) y con otros contextos y herencias culturales, los hijos y nietos de la O´odham nacidos en la década de 1930 y antes, crecieron en un medio social bastante diferente al de sus padres y abuelos y sus referentes sobre lo que era y es ser O´odham fueron y son muy diferentes. Además, en el entorno en el que crecieron, la ciudad y bajo una lógica cultural de tipo mestizo y ranchera, difícilmente se podían reproducir las prácticas socioculturales que habían caracterizado a las generaciones O´odham previas que vivieron en los asentamientos del desierto.

5.2 SONOYTA,” DE ORILLAS DEL RÍO AL PUEBLO MESTIZO.

El caso del asentamiento O´odham de Sonoyta guarda ciertas semejanzas, pero también ciertas diferencias respecto del caso de las Calenturas-Pozo Prieto a Caborca. Por un lado, el asentamiento O´odham de Sonoyta está relativamente cercano al pueblo, pero no las inmediaciones como el caso de la Papaguería y Caborca; entre la comunidad de Sonoyta y el pueblo de Sonoyta había cerca de dos millas de distancia. Y, por otra parte, fue un proceso más vertiginoso, una vez que el grueso de las familias O´odham dejaron Sonoyta y se instalaron en el suroeste de Arizona, los pocos núcleos familiares que quedaron en ese asentamiento O´odham, los Lizárraga Neblina, doña Lily León, algunos de los miembros de la familia Romo Robles entre otros, se fueron incorporando al casco urbano del pueblo de Sonoyta, pero del lado noroeste del poblado mestizo, a los lindes del río. Este proceso aconteció a mediados del siglo XX y las personas que cambiaron de residencia a la urbe no se pudieron articular en un barrio o como una comunidad étnica-urbana, como fue el caso de la Papaguería en Caborca.

Al hablar de este proceso doña Paulina Romo Robles recuerda los intensos procesos de cambio que experimentó este asentamiento O´odham. Por una parte, la salida de una parte significativa de sus miembros hacia EU y, por otro lado y quizás más relevante aún, la escasez y perdida de control de recursos naturales claves para su economía mixta de autosubsistencia y venta, principalmente fuentes de recurso hidráulico. Ya no fue posible seguir ahí y conservar un modo de vida basado en la agricultura:

“si pues se acabo todo el agua, ya no podíamos hacer nada allá [en el asentamiento O´odham de Sonoyta], ya no se podía sembrar nada para vivir allá. [ ] No, se acabo todo, pues dejó de llover también, yo creo que por eso.”465

Frente a este panorama, los grupos O´odham restantes, parte de la familia de doña Paulina, de doña Lily León y su familia y algunos otros, decidieron incorporarse al poblado de Sonoyta y elaboran estrategias de sobrevivencia distintas. Optaron por buscar trabajos asalariados en actividades en las que tenían algún tipo de experiencia laboral previa. Doña Paulina recuerda que del rancho del Javán en el asentamiento O´odham salieron aproximadamente en 1950 y ella tenía alrededor de 12 años,466 añade que no fueron los únicos, pues según dice:

“la Lily [León] también se vino para acá [al poblado de Sonoyta], todo, toda la gente. La Lily allí [en frente del Javán, en el rancho santa Rita] vivía también, y también se vino para acá [al poblado de Sonoyta] para su casa, todos se salían de las casitas que había. Pues también todos se vinieron para acá. [ ] La Chavinda no, ella allí vive todo el tiempo.”467

El cambio de lugar de residencia y de modo de subsistencia fue difícil y parcialmente abrupto. Pasaron de una economía principalmente de auto producción agrícola destinado al consumo y la venta, donde ellos tenía el control del proceso de producción, de consumo y parcialmente de venta, a un modo de vida basado en el trabajo asalariado, supeditado a la voluntad de un patrón y dependientes de la contratación de un tercero. En resumen, tenían mucho menos control sobre su situación laboral. Por otro lado, una serie de bienes que antes producían por sí mismos ahora los tenían que comprar y se incrementaba el vínculo de desigual dependencia con los mestizos y el entorno circundante. Empezaron a entrar en un modo de vida basado en una economía mercantil-capitalista, donde la principal manera de obtener bienes y servicios, incluso los más elementales como comer y vestirse, era a través del dinero. Esto marcó una diferencia radical con su anterior modo de vida basado en la agricultura, donde buena parte de las satisfactores, por lo menos alimentarios, los producían ellos mismos. En este sentido, el siguiente comentario de doña Paulina refleja la magnitud del cambio que afectó a la comunidad O´odham que se instaló en Sonoyta:

“Si, porque acá tuvimos que trabajar y todo, ya era de otro modo. [ ] Allá [en el Javán] trabajábamos allí en la casa, sembrando, plantando, así. [ ] Si pues porque aquí [en Sonoyta] teníamos que trabajar, salir de la casa a trabajar, y allá [en el Javán] no pues allá estábamos, allí [en el Javán] trabajábamos en la casa. [ ] Si, empieza a cambiar todo. [ ] Pues íbamos a trabajar para comer. Ya no era de lo que sembrábamos. [Sino lo que] comprábamos en la tienda.”468

En este mismo sentido, es interesante que doña Herlinda Lizárraga tiene un testimonio muy similar y subraya la nueva situación en la que se encontraban, donde por fuerza tenían que trabajar para obtener dinero y adquirir las satisfactores necesarios:

“Aja, por eso ellas [las mujeres O´odham] se ponían a trabajar para agarrar el centavo pa comprar ya la harina, comprar el tomate, comprar lo que necesitaban, así.”469

A semejanza de su vida en las comunidades, una vez en el pueblo de Sonoyta los O´odham hacían una elección diferenciada de opciones laborales en función del género. Mientras los hombres se avocaban principalmente a las diversas faenas del campo, las mujeres se orientaban a la producción de alimentos y a la prestación de servicios, principalmente de tipo doméstico. Doña Herlinda traza claramente esta línea de división de labores según se fuera hombre o mujeres al afirmar:

“Pues ellos trabajaban lo del rancho, a cuidar sus animales, a ordeñar. [ ] Los que tenían o se iban a trabajar con personas que tenían ranchos, animales. [ ] Si de jornaleros. Aquí mismo, aquí mismo, sino están muy lejos los ranchos. [ ] Pues trabajaban en ir a limpiar un lote allá cada cuando, no era… , desde que se acabo el agua aquí, se acabo todo.”470

Y, en cambio y a decir de doña Herlinda en el mismo testimonio, las mujeres trabajaban en restaurantes, a lavar ropa ajena, a hacer costuras, coser y eso era lo que hacían. Por su parte doña Paulina añade respecto a las opciones laborales disponibles para el género femenino:

“Mi mama trabajaba en la tortillería, y nosotros o sea donde hallábamos trabajo, la refresquería, la paletería y así salía uno adelante.”471

En el caso de las mujeres, por lo menos en lo que se refiere al testimonio de doña Paulina, resalta que los sitios en que trabajaban estaban mucho más vinculados a un modo de vida semi-urbano y de corte mestizo. No obstante eran labores vinculadas al ámbito doméstico y a elaboración de alimentos, faenas que de sobra conocían y realizaban cuando vivían en las comunidades en el desierto. El término mestizo tiene dos sentidos relacionados entre si, por un lado y en tanto sustantivo, designa a los grupos sociales frente a los cuales el proceso identitario O´odham se reconfiguró en el proceso de movilidad geográfica, los mestizos eran los “otros grupos sociales;” pero, por otro lado y en tanto adjetivo, también se asocia con el modo de vida que no era O´odham y caracterizaba a todo aquel que no era miembro del grupo. En los testimonios es frecuente encontrar una oposición entre el modo de vida y valores del grupo étnico y los de aquellos que no pertenecían a la colectividad

Para estas fechas (rayando en mediado de la década de 1950) el proceso de cambio social y cultural había sido muy intenso y de los viejos O´odham a los cuales se les atribuía el legado de la tradición, muchos habían muerto ya y otros se habían ido al suroeste de Arizona. La ceremonia de la danza del venado Buro había cesado de hacerse y más bien quedaban algunos de los hijos de los viejos O´odham, pero estaban más insertos en un modo de vida y un contexto social que era poco favorable al legado de sus antepasados. De ahí que doña Herlinda afirme de la época de su adolescencia:

“[aproximadamente entre 1953 y 1954] ya no había pápagos [O´odham] pues, quedaron descendencias, que ahora serán unos cuantos no más lo que están.”472

Y en otro testimonio posteriormente reafirma:

“Los pápagos [O´odham] que quedaban aquí [en el asentamiento O´odham] ya se habían ido, ya quedaba pura descendencia.”473

Sonoyta, un caso más acentuado de transformación sociocultural. Esta comunidad O´odham en el extremo noroeste del territorio tradicional del grupo étnico en México, como tantas otras, no escaparon a estas dinámicas de profundas transformaciones socioculturales y de reconfiguración del grupo. De hecho, es probable que dada su situación geográfica de punto fronterizo, lugar de encuentro y clara proximidad con diversos grupos sociales como los mestizos, rancheros e instituciones del Estado, la comunidad de Sonoyta fuera más vulnerable a la situación de cambio. A diferencia de las Calenturas y el Pozo Prieto, en este asentamiento la tendencia de matrimonios endogámicos al interior del grupo O´odham se deterioró mucho antes. Y también las uniones con personas con diversas herencias culturales (la mayoría mestizos), fueron mucho más tempranas y frecuentes. De hecho, sorprende que buena parte de las generaciones nacidas entre las décadas de 1930 y 1940 en la comunidad O´odham de Sonoyta como doña Lily León, doña Paulina Romo, doña Herlinda y don Armando Lizárraga, así como las diversas familias de estas personas fueran hijos de matrimonios cruzados entre O´odham y mestizos mexicanos. A doña Lily la ascendencia O´odham le venía por su padre José León Parra, nacido en Arizona y quien fue gobernador tradicional de Sonoyta, a doña Paulina Romo, le correspondía por el lado de su madre y abuela materna quienes eran originarias de Sonoyta y a los hermanos Lizárraga Neblina también les correspondía por el lado de su madre y abuela materna. De hecho esto explica de alguna manera porque en la actualidad no hay nadie en Sonoyta que hable la lengua O´odham.

No obstante, esto no quiere decir que no hubiera ya matrimonios exclusivamente entre O´odham. De hecho si hubo varios, pero fueron más bien entre las familias que posteriormente se fueron a trabajar temporalmente a EU y después se instalarían de manera permanente en Arizona en las diversas reservas O´odham (como Sells, san Lucy). Fueron los casos de la familia Orozco, los Laborín entre otros, de quienes doña Herlinda, doña Paulina y doña Lily coinciden en señalar que eran O´odham “crudos,” haciendo referencia a que tenían ascendencia O´odham completa por ambos vías paternas y que tenían una tradición cultural muy diferente de la mestiza semi-urbana del poblado de Sonoyta. Al referirse a estas familias doña Paulina comenta:

“pues eran indios [O´odham], indios crudos, no hablaban español. Como los Laborines, esos también eran pápagos-pápagos [O´odham-O´odham], y los otros de más acá, los Orozco, esos también eran pápagos-pápagos [O´odham-O´odham].”474

Y tanto doña Herlinda como su hermano don Armando consideran que estos miembros del grupo que se fueron a vivir a Arizona eran de los sectores más cercanos de la comunidad a la tradición de sus ancestros O´odham. El otro sector también muy próximo a la historia social y al modo de vida del grupo étnico fueron los viejos, los abuelos de doña Herlinda, doña Paulina y doña Lily, no obstante estas personas murieron en el transcurso de la década de 1940 y principios de la siguiente. De manera que para mediados del siglo XX el tejido social de la comunidad O´odham de Sonoyta estaba ya muy deteriorado y no había posibilidad de reconstituirlo, de menos no como antaño. De ahí que algunos miembros del grupo étnico consideran que ya no había O´odham puros para esas fechas, sino sólo sucesores e hijos, los cuales, dicho sea de paso, estaban muy adentrados ya en la tradición cultural del lado de sus padres que no eran O´odham. Respecto a esto doña Herlinda es contundente al señalar:

“los [O´odham] pápagos que quedaban aquí [en inicios de los años 1960s] ya todos se habían ido, ya quedaba pura descendencia de que hicieron sus travesuras tanto los pápagos como los mexicanos y salieron mestizos y esos se reconocían pues como pápagos. [ ] No, aquí ya no quedaba nada. Regados ya quedamos.[ ] Si, pues, porque ya quedaron muy poquitos pápagos [O´odham], ya eran más mestizos que pápagos [O´odham] legítimos. [ ] Porque yo ya no, como le digo, estaba de la edad de él [se refiere a su nieto de 12 años], ya no había pápagos [O´odham] pues, quedaron descendencias, que ahora serán unos cuanto nomás.”475

Este testimonio refleja que este proceso social no se agota en la idea de dos grupos homogéneos al interior y disímiles entre si (los O´odham y los “otros”), sino que también surgían una generación de sujetos sociales que eran resultado de la interacción de los grupos previamente mencionados: los descendientes de los viejos O´odham; no obstante, en este sentido estos descendientes también tenían una fuerte línea genealógica que no era indígena. Los descendientes no eran ni O´odham puros o crudos, ni tampoco mestizos y/o mexicanos. Y como se observa en estos testimonios, muchas veces los descendientes eran catalogados por los miembros del pueblo de Sonoyta como O´odham.

En este sentido ya desde esas fechas, mediados del siglo XX, la tendencia a la exogamia entre los descendientes de los viejos O´odham era irreversible y esto supuso una fuerte diversificación, pero también la dispersión del grupo étnico. A su vez, los hijos de las generación de doña Lily, doña Paulina y doña Herlinda intensificaron más esta tendencia y a partir de ahí ya no hubo más matrimonios al interior del grupo étnico; o si los hubo fue de manera muy, muy excepcional.

Por otro lado, las diferencias culturales, sociales y de apariencia física entre los grupos de mestizos y estas generaciones de descendientes de O´odham fueron también paulatinamente decreciendo. No obstante, la relación de tensa oposición que suponía prácticas de poder como el racismo y la exclusión entre ambos no siguió la misma dirección ni la misma graduación, así varios de los descendientes O´odham siguieron padeciendo un trato desigual y discriminatorio por parte de mestizos y rancheras. Al igual que en el caso de los hijos de O´odham de las Calenturas pero nacidos en Caborca, las nuevas generaciones O´odham nacidas en la ciudad Sonoyta crecieron en un entorno mucho más urbano y en el contexto de espacios de socialización completamente mestizos como la escuela, la iglesia, los lugares públicos de Sonoyta, el trabajo. Y a su vez estaban más próximos a la tradición cultural de los “otros” y lejanos del legado de sus remotos antepasados O´odham.

La articulación de los complejos procesos enunciados, el fallecimiento de los mayores, la salida a Arizona de ciertas familias y el inicio de una tendencia exogámica, se ve claramente reflejado en el siguiente afirmación de doña Paulina Romo:

“Que los más viejos ya se murieron y las descendencias pues van creciendo, va creciendo la descendencia ya como, va saliendo la sangre [O´odham] y pues así hay mucha gente.”476

Y un poco más adelante al hablar de lo drástico del cambio,477 doña Paulina comenta su propia experiencia y su sentir de que el proceso de transformación cultural contrario a la vieja tradición O´odham es irreversible:

“¿pues sabe porque había pura papagada [O´odham]? No había tanto mexicano revuelto ahí, no se casaban con mexicana y eso, y ahora si hay mucha revoltura ya. [ ] Como mis hijos, ya se casaron con mexicanas, ahora mis nietos ya casi no tienen sangre y los hijos de mis nietos no van a tener nada, así se va acabando la sangre… [ ]… pero ahora si todo ya está todo revuelto ya. Si como mis hijos se hubieran casado con también con pápagas [O´odham], pues ya iba a ser más gruesa la sangre de pápago [O´odham], pero se van casando con mexicana.”478

Los matrimonios mixtos y la reubicación que ello suponía en el presente caso en entornos más urbanos, y más tratándose de uniones donde la mujer era la O´odham, fue sólo una de las múltiples manifestaciones de la relación desigual y ambigua entre los O´odham como grupo social y las alteridades circundantes. Esto se traducía en la convivencia no siempre armónica y bastante asimétrica entre tradiciones culturales disímiles, en donde, además, generalmente el miembro de la pareja que no era O´odham se encontraba en una situación de mayor ventaja. En el entorno de una sociedad mercantil, de trabajo asalariado y de corte ranchero y mestizo le era mucho más favorable al miembro no O´odham de la pareja. Por otro lado, hay que precisar que las prácticas culturales de los antepasados O´odham estaban en estrecha relación con el desierto y el modo de vida principalmente agrícola que en esas condiciones habían desarrollado. Una vez en las ciudades e insertos en estructuras laborales mucho más rígidas y demandantes, ya no había ni las condiciones ni las posibilidades para continuar con la legado de la tradición, pues no sólo ya no vivían en el desierto, sino además, debido a sus nuevos trabajos, no podían disponer de su tiempo como antaño; no tenían, además, el soporte de la comunidad entre otras cosas. No en vano varios de los O´odham de Sonoyta señalan este tipo de uniones mixtas, y la convivencia con los grupos mestizos en un sentido más amplio, como una de las causas de la fractura y severo deterioro de la tradición de sus antepasados. Doña Herlinda dice:

“algunas, muchas tradiciones se perdieron por el mismo contacto que teníamos ya tanto el mexicano con el pápago [O´odham]. Pues [el contacto] se fue dando nada más que porque mi hija se casó con un mexicano, y yo soy pápago [O´odham], el otro vecino se le casó el hijo con una pápaga [O´odham] y es mexicano y así se fue, ya las ideas no son las mismas, ¿eh? ya los hijos de ese matrimonio ya no salen con ideas meramente de cada uno, ya sea del padre o de la madre.”479

Por su parte doña Paulina, al hablar de las uniones mixtas como una de las formas más frecuentes, constantes y definitivas de contacto entre el O´odham y el mestizo complementa:

“Pues ya se revuelve uno con los mexicanos y ya no hay creencias de nada, todo se pierde pues. Se va acabando la tradición.”480

Y en un sentido muy similar don Armando Lizárraga añade:

“la gente ya está muy cruzada, ya está muy todo. Pues con los mexicanos las tradiciones pápagas [O´odham] se pierden porque se cruza mucho la gente, se cruza con otras tradiciones, con otras ideas del mexicano. Se van acabando las tradiciones, porque ya no les inculcan las tradiciones viejas [de los O´odham], porque ya el mexicano tiene otras ideas, por eso se pierden, todo eso se va perdiendo ya.”481

Como se observa en los testimonios, los O´odham tenían dos maneras de referirse a las personas y colectividades que no pertenecían al grupo étnico, pero con las que tenían contacto, sobre todo a raíz el proceso de movilidad. Por un lado, el término “mestizo,” pero también y este último era más frecuente, el de “mexicano;” ambos nociones servían para designar a la alteridad, a los “otros,” a aquellos sujetos sociales frente a los cuales se había reconfigurado el proceso identitario O´odham en la genealogía de cambio histórico que los llevo a las ciudades se Sonoyta y Caborca.

5.3 SER O´ODHAM EN LA CIUDAD Y NEGOCIACIÓN CON LOS “OTROS.”

Una vez que aconteció por completo la inserción en un entorno social urbano y semi-urbano, entre los O´odham se dio una resignificación de la memoria social y su relación con el pasado. Recuérdese que los diversos autores tratados (Halbwachs, Ricoeur, Candau) han insistido en el papel fundamental de los espacios y lugares, vividos y experimentados por los sujetos en su historia, en el proceso de rememoración y reconstrucción del pasado a través del recuerdo. Sobre todo en el entendido de que la mayoría de los marcos sociales espaciales en los que anidaba el recuerdo y la representación del pasado, ya estaban física y socialmente distantes. Sólo se iba a los viejos sitios O´odham de manera ocasional y pocas veces al año, para alguna ceremonia, en vacaciones, a los turnos para cuidar el ganado, etc. Pero ya no había una relación constante y práctica con esas cadenas de sitios, ni la actividad productiva de la que vivían se vinculaba directamente a la ancestral tierra O´odham. La inmemorial tradición del grupo étnico ya no era parte de la vida diaria de los O´odham en la ciudad.

Tanto doña Herlinda como doña Alicia y los miembros de su generación vieron en la residencia permanente en la ciudad de Sonoyta y Caborca respectivamente, la consolidación de un largo proceso de cambio drástico. Además, en los testimonios se asumía de manera velada que este proceso era irreversible, no sólo porque la escasez de agua y la agonía del modo agrícola, sino también porque la mayoría de sus antepasados directos e indirectos que eran los guardianes de la cultura y el vínculo con la tradición ancestral O´odham ya habían muerto. Además, ellos como descendientes de los viejos O´odham formaron uniones mixtas con mestizos, acrecentándose con esto el intenso proceso de diversificación cultural y de las genealogías familiares del grupo étnico. No sólo perdieron el control y acceso al entorno y los recursos naturales, sino también la organización social, las prácticas culturales y la “sangre”, como la significación cultural de pertenecer a determinado grupo familiar y a cierto grupo étnico. La antigua comunidad O´odham se había ido, pero sus descendientes seguían ahí y re-significaban el proceso de adscripción étnica a través de una compleja dinámica de cambio y permanencia que se manifestaba a través de la reproducción de ciertos elementos socioculturales como la conciencia de los viejos lazos de parentesco que los remitían con sus antepasados del grupo étnico, además de la reiteración del asentamiento de origen en el desierto y de los recuerdos comunes acerca de la vida en las comunidades. En el asentamiento semi-urbano de la Papagueria se distinguía a los propios (O´odham) de los ajenos y, en la medida de que era un espacio propio del grupo étnico, se trascendía la discriminación que experimentaban en la ciudad de Caborca. Los ancestros se quedaron en el pasado y el desierto, y ellos, los hijos y descendientes se fueron a otros lugares con entornos sociales diferentes. Esto era muestra de que si bien su proceso de reconstitución como grupo social tenía una fuerte orientación hacia el pasado, también incluía o suponía una orientación al presente de escasez y necesidad de oportunidades laborales, así como la inevitable situación de cohabitar y negociar con las alteridades. Esto queda muy claro cuando en los testimonios refieren que si bien el desierto y la comunidad eran el lugar de los padres y abuelos, cuando se acabo el agua, ya no había nada que hacer, tuvieron que salir a buscar nuevas fuentes de empleo.482

Pero si bien vivir en la ciudad significó una reordenación de su relación con el territorio tradicional y su pasado como comunidad así como en el imaginario en que ellos se representan como O´odham, esto no implicó su desaparición absoluta. Sino el reordenamiento en su imaginario del papel que los lugares sociales vinculados a sus antepasados desempeñaban en su sentido como grupo étnico. Ahora pasaron a formar parte de su historia como comunidad, pero a un nivel de proporciones remotas, sobre todo en la medida en que ahora se vivía en otro entorno social (la urbe) y que ya no había comunidad en el viejo sentido, vida en común en un espacio determinado. Ahora era una imagen distante. El desierto, como un medio ambiente culturizado y significado en términos de los hechos fundacionales que definían al grupo, se proyecta como la lejana casa de los antepasados, y esto, junto con los ancestros que eran la liga con la ancestral tradición O´odham, se vuelve para los O´odham que ahora habitan en las ciudades de Sonoyta y Caborca uno de los principales referentes de su historia como etnia. Adquieren un valor simbólico de dimensiones desproporcionadas en la que el pasado toma un peso idílico, pero ayuda, por los menos a los O´odham de esa generación, a saber que hay un nodo fundamental de encuentro en ese pasado en común. En el proceso de identificación de estas personas del grupo étnico es fundamental este re-juego entre el presente (urbano, mestizo) y el pasado (comunitario e indígena): entre el “antes” y el “allá” y el “ahora” y el “aquí”. Ello les permite definirse como una generación diferente, pero con una línea fuerte de vínculo con la tradición O´odham. De aquí que puedan asumirse como hijos y parciales herederos de los antiguos O´odham, como señala doña Herlinda, los que quedamos éramos descendencia de los viejos.

No obstante, el peso del desierto se da a este nivel el imaginario de grupo, pero ya no más como un entorno que marca la vida presente a través de una relación práctica con el trabajo y la vida cotidiana de los O´odham. Para ellos, y desde el recuerdo de su llegada e instalación permanente en la ciudad, la urbe se vuelve un destino definitivo y supuso la parte final de la desarticulación de la vieja noción de comunidad, la que era propia del modo vida basada en la estrecha relación con el desierto, la fauna y flora de ese medio ambiente natural. Pero sobre todo y de mayor relevancia, la ausencia de la vida comunitaria O´odham que abarcaba diversos órdenes de actividad, desde la agricultura y el riego, hasta las ceremonias y las cuestiones de resolución de cualquier problema comunitario. Así, y desde la memoria y el nuevo imaginario de grupo, la ciudad es el sitio donde la tradición se transforma y atenúa, se vuelve un componte del pasado y no el eje para la vida presente.

La ciudad fue el destino definitivo y significó la desarticulación de la vieja noción de comunidad de los antepasados. Fue el lugar donde la tradición se transformo y se atenuó. Se dio la diversificación del grupo étnico: los matrimonios cruzados y la ampliación de las redes sociales, pero también la pérdida de ciertas prácticas culturales propias de la vida en el desierto. Pero, recuérdese que también que en el proceso de inserción en la urbe los O´odham se valieron, como estrategias laborales, de los diversos saberes y prácticas propios de sus comunidades de origen: los hombres trabajaban en la agricultura como jornaleros y en el ganado como vaqueros, las mujeres, por su parte, criaban animales, hacían tortillas, elaboraban ollas para la venta y prestaban servicios vinculados a las labores domésticas de la cocina y el hogar.

No obstante se retomó el propio criterio de adscripción, la memoria como articulador de la partencia étnica en relación a su vínculo con el pasado. El criterio de adscripción para esa generación se articulaba en torno a tres relaciones: 1) Comunidad de origen y vida en el desierto; lugar en el territorio tradicional O´odham. 2) La genealogía familiar extendida, qué apellidos tenían y quiénes fueron sus padres. 3) Y la historia social de las comunidades (fiestas). Si bien en un principio el papel de las categorías mexicano y ranchero para los O´odham hacían referencia a grupos sociales distantes concebidos como aquello (los “otros”) con los que se tenía un contacto selectivo y no frecuente, esto cambiaría.

Tras las políticas oficiales de colonización y reparto agrario, los grupos sociales no indígenas junto con el Estado serían visitos por los miembros del grupo étnico como los responsables indirectos del declive de la agricultura O´odham. Estos grupos sociales se caracterizaban por un uso mercantil de la tierra en el marco de una economía capitalista, su lógica de producción no era la relación con el desierto, sino el criterio de incrementar y maximizar la producción; la tierra era un capital y la siembra, más que medios de subsistencia, eran mercancías. A su vez los mestizos tenían prácticas culturales basadas en el individuo y donde tenían poco espacio y relevancia los valores comunitarios y la familia extensa. Estas grupos sociales proyectaban una imagen estigmatizada sobre los O´odham, como aquellos campesinos empobrecidos que ya no podrían hacer uso de sus tierras y, por ello, tenían que trabajar para ellos.

Posteriormente, los O´dham tendrían que salir de sus comunidades y dirigirse a las ciudades, por lo cual los mestizos los verían como desplazados; es pertinente destacar que la desigualdad sería una las condiciones constitutivas de las relación entre los miembros del grupo étnico y los grupos sociales mestizos. Ya en la ciudad los O´odham estrecharon y diversificaron sus relaciones con los grupos no indígenas; también es cierto que la imagen de los mestizos se diversificó, ya no sólo fueron los patrones y empleadores, sino también los compañeros de trabajo, los vecinos, las parejas y esposos, los compañeros de escuela.


5.4 RECONFIGURACIÓN DEL SENTIDO ÉTNICO EN EL ENTORNO URBANO.

Para finales de la década de los cincuenta el modo de vida tradicional de los asentamientos O´odham de las Calenturas y Sonoyta estaba prácticamente en desuso y se consolidó la tendencia de las urbes como los sitios de destino; esto estaba asociado a un nuevo contexto cultural y a la inserción a un modo de vida diferente. Ahora bien, lo ocurrido entre los miembros de las Calenturas y su llegada a Caborca fue distinto de lo acontecido entre los O´odham de Sonoyta y su incorporación al pueblo mestizo de Sonoyta. Por ello es conveniente señalar el carácter peculiar de cada caso.

Tanto doña Alicia como doña Juanita recuerdan que el proceso de incorporación a Caborca tuvo dos peculiaridades, por una parte fue paulatino y progresivo y, por otro lado, en esa población había un área exclusiva para el grupo étnico. La Papaguería, ubicada al oeste y en la periferia de Caborca, estaba habitada exclusivamente por O´odhams, ahí ellos pudieron reproducir varias de las prácticas socio-culturales características de su asentamiento de origen. Hasta casi finales de la década de los cincuenta los miembros del grupo étnico se comunicaban en O´odham, tenían una zona conurbada propia, conservaron la figura de la autoridad tradicional, se reunían. Todo esto les permitió conservar buena parte de los referentes simbólicos necesarios para reproducir en buena medida el imaginario de ser O´odham que tenían en su vida en los asentamientos. En cierta forma, la Papaguería, por un lapso de tiempo importante, fue vista y percibida como una suerte de comunidad O´odham urbana por los miembros del grupo étnico. A esto justamente se refieren doña Juanita y don Ramón al mencionar que este barrio O´odham era como una suerte de reserva,483 que estaban parcialmente separados de los mestizos y que tenían cierto nivel de vida comunitaria. En una autorepresentación muy cercana a la que conocían del otro lado de la frontera o de la que tenían noticias.

No obstante este proceso sufrió serios embates con el proceso de urbanización del área a mediados de la década de los cincuenta.484 Además, si bien el espacio social donde habitaban les era propio y tenía la marca cultural de su tradición, de manera cotidiana también convivían con los mestizos de Caborca. Esto no sólo implicaba a los niños que tenía que ir cotidianamente a la escuela, sino también a nivel laboral había una convivencia exhaustiva con los mestizos, pues al carecer de tierras, los O´odham tenía que recurrir a la búsqueda de trabajo asalariado para subsistir. Los hombres iban cotidianamente con los rancheros y agricultores de Caborca. La utilización de ciertos saberes y prácticas productivas del campo como estrategias laborales les permitió conservar algunos de los referentes propios de su antigua adscripción étnica: el contacto y manejo de la tierra y el ganado en el caso de los hombres y, por su parte, las mujeres con la elaboración de tortilla, la cría de animales y la elaboración de cerámica utilitaria para venta. Los O´odham oscilaban entre la Papaguería y Caborca, en una tensa dinámica entre los grupos sociales no indígenas y la convivencia con los suyos. Cada vez más se estrechaba el contacto, pero además las condiciones de desigualdad características de los encuentros entre los miembros del grupo étnico y los Caborqueños no mejoraban.

Una vez que inició el proceso de urbanización y trazado de la retícula urbana en la Papaguería, el grupo étnico estaba condenado a la transformación. Ya quedaban pocos integrantes y la reproducción sociocultural del grupo estaba en cuestión, pues debido a lazos de parentesco entre ellos (la mayoría eran familia o conocidos) no podían casarse entre si. Esto marcó la etapa final de los matrimonios endogámicos y los mestizos entraron a jugar un nuevo rol, pues el “otro” era ahora la pareja potencial. A primera vista y desde cierta perspectiva, esto puede interpretarse como la posibilidad de continuar de alguna forma con el grupo étnico o la comunidad étnica, pero también es cierto que bajo un proceso de cambio sociocultural muy intenso; estos descendientes no tenían ya ni el modo de vida ni el imaginario característico de sus ancestros O´odham.

Cabe destacar que las alteridades no eran una masa homogénea de personas, sino que también había una diferenciación social clara. De hecho, la mayoría de los mestizos que se casaron con O´odham generalmente no tenían un nivel socioeconómico alto y eran personas con las que convivían en los diversos trabajos; muchos de los esposos de las mujeres O´odham, como el caso de doña Alicia o doña María Elena García, eran jornaleros agrícolas, vaqueros o trabajadores de la construcción.

Tras el proceso de venta de lotes de la Papaguería para obtener ingresos y el desplazamiento a otras zonas periféricas de la ciudad, el barrio O´odham se dispersó y se dio una inserción aún más profunda en una vida individualista. Se amplió el ámbito de las relaciones con los grupos mestizos y esto facilitó la incorporación en la vida de estos O´odham de prácticas culturales de otros grupos sociales ajenos, así como la transformación y pérdida de las actividades propias de sus antepasados del grupo étnico. Con esto se consolidó la tendencia a la exogamia: el “otro” ocupaba un nuevo sitio y pasó a formar parte, con una clara ventaja, de ciertos núcleos familiares O´odham.

Los vínculos con los no O´odham se complicaron y diversificaron y con esto se aceleró el proceso de cambio sociocultural: los otros mestizos se volvieron las parejas y esposos y esposas de los O´odham, pero también estaban aquellos otros que eran sus compañeros de trabajo o aquellos que eran sus jefes laborales y los explotaban. Si bien antes los O´odham usaban el término “mestizo” y “mexicano” para designar todo aquel que no era miembro del grupo y o vivía en los asentamientos, esa clasificación empezó a resultar insuficiente o a llenarse de fuertes matices una vez que su lugar de residencia era la ciudad.

Ahora bien, esto tuvo un fuerte corte generacional, fue hasta los O´odham contemporáneos de doña Alicia y doña Juanita (nacidos entre las décadas de 1930 y 1940) que se consolidó la tendencia de los matrimonios cruzados y que los “otros” (mestizos) se volvieron parte fundamental de la vida cotidiana de estos O´odham. Las uniones fueron preferentemente con gente de bajos ingresos económicos que, como ellos, también experimentaban relaciones de poder desiguales y padecían condiciones de marginalidad. Cabe señalar que esto marcó los imaginarios del grupo y se asoció a formas diferentes de adscripción étnica que marcarían a las generaciones venideras. De hecho, si la generación de los nacidos en los asentamientos del desierto entre 1930 y 1940 ya representan un fuerte corte en la línea de continuidad del grupo y su tradición histórica, las siguientes generaciones –los hijos y nietos de doña Alicia y doña Juanita- reflejan otra corte más, el de aquellos que nacieron y vivieron por completo en Caborca. Los testimonios de estas distintas generaciones muestran como se transformó la imagen del mestizo, del ranchero, concentrador de recursos naturales y acaparador de tierra al mestizo urbano, inmerso en un modo de vida capitalista y regido por el trabajo asalariado. No obstante, para leer esta transformación hay que interpretarla a la luz de la movilidad geográfica de las Calenturas y Sonoyta, así como del impactó de esta última sobre el imaginario de sentido de comunidad de los O´odham de estos asentamientos.

El caso de los O´odham de Sonoyta fue distinto. El cambio de lugar de residencia y de modo de vida fue abrupto, no hubo un proceso escalonado y pausado de la comunidad a la ciudad. No obstante, es pertinente recordar que previo a la movilidad hacia la urbe ya había un proceso de cambio muy intenso debido a la presencia semi-constante de los grupos no indígenas y que se manifestaba, en el uso escaso de la lengua O´odham en el asentamiento –sólo algunos adultos lo hablaban-, en la ausencia de ceremonias tradicionales –como la danza del buro- hacia finales de la década de los cuarenta y la alteración del mecanismo de reproducción del grupo a través de las uniones al interior del grupo. De hecho ya desde la década de 1930 había varios matrimonios mixtos, ejemplo de esto fueron los padres de doña Herlinda, de doña Lily y doña Paulina por mencionar algunos. La presencia de los grupos mestizos desde antes de la partida a la ciudad ya estaba muy incorporada a la vida de los O´odham y, al igual que en el caso previo de las Calenturas, no tenían un perfil homogéneo, sino de múltiples matices.

Una vez en la ciudad de Sonoyta se consolidó por completo la tendencia hacia la exogamia, particularmente a formar matrimonios con mestizos, pues ya no había O´odham “puros”. El “otro”, con un perfil cultural más urbano, se adentró por completo en la vida diaria de estos O´odham y cuyo significado fue de aquellos con los cuales compartir la existencia: como pareja, como hijo, cuñado. Pero esto no significó que se resolvieran las tensas dinámicas de desigualdad entre los miembros del grupo étnico y la gente del pueblo de Sonoyta; el contexto cultural dominante y que por tanto se impuso fue el no O´odham.

En la ciudad estos O´odham se dispersaron geográficamente y se dejaron de realizar ciertas prácticas socioculturales (como las ceremonias, la lengua); se incorporaron por completo a un modo de vida mercantil, donde dependían de la venta de su fuerza de trabajo. En este sentido, algunas de los grupos mestizos eran concebidas en el imaginario de estos O´odham como aquello sujetos de los que dependían en el proceso de obtención de dinero y bienes; eran el empleador que los proveía de trabajo, pero también quien se aprovechaba de ellos con bajos salarios y los denigraba. Por otro lado, en general puede considerarse que a los “otros” se asociaba un modo de vida que no sólo no respetaba ni valoraba su diferencia cultural específica, sino que además la usaba como estigma para excluirlos. De ahí que sean frecuentes, tanto en los testimonios de doña Herlinda,485 como de Aniceto486 y doña Paulina,487 las referencias a prácticas de discriminación. En la ciudad el mestizo tuvo varios rostros, ya no era un solo grupo social homogéneo, sino una pluralidad de sujetos: era el patrón, el vecino, el compañero de escuela, etc; no obstante, a pesar los matices propios de casa caso, en general, era una constante la relación desigual y de discriminación.488


5.5 CONCLUSIONES. Los procesos de establecimiento e inserción en las urbes de Caborca y Sonoyta (1950-1960) guardan entre si ciertas semejanzas, pero también presentan diferencias importantes. Respecto a las cosas en común encontramos que tanto para las personas de la comunidad de Sonoyta, como de las Calenturas, (1) la existencia en la ciudad implicó un cambio de modo de vida drástico: pasaron a una economía mucho más mercantil en la cual no había sitio para la autoproducción, la obtención de bienes era exclusivamente a través de la compra; dejaron de trabajar para sí mismos para volverse empleados de otros. Este proceso fue irreversible y marcó el rompimiento con el modo de vida agrícola de sus antepasados.

(2) Dentro de este nuevo contexto social los O´odham de la comunidad de Sonoyta y las Calenturas recurrieron al uso de sus saberes comunitarios como estrategias para la obtención de trabajo. Los hombres, recurriendo al saber del campo adquirido durante su vida en el desierto, trabajaron como jornaleros y vaqueros en los ranchos y campos de cultivos de Caborca y Sonoyta. Las mujeres recurrieron a la prestación de servicios domésticos y a la cría y venta de animales, además de la elaboración de ollas de barro.

(3) Otro punto en común fue la reestructuración de la relación con los grupos mestizos. Al vivir en el entorno de los “otros”, la ciudad, los O´odham experimentaron de manera mucho más intensa y frecuente la presencia de los mestizos y rancheros. Las relaciones de poder desigual se acentuaron aún más y fueron frecuentes las prácticas de discriminación étnica hacia los O´odham. Ahora bien, la otra cara de la cercanía con el “otro” fue el declive de los matrimonios interétnicos y la nueva tendencia a formar uniones y matrimonios entre O´odham y mestizos. Los diversos testimonios citados muestran que este proceso social no se reducía únicamente en la idea de dos grupos homogéneos al interior y disímiles entre si (los O´odham y los “otros”), sino que además surgían una generación de sujetos sociales distintos que eran resultado de las relaciones desiguales y tensas entre los dos grupos previamente mencionados: la descendencia de los O´odham que también tenían un padre que no era parte grupo indígena; no obstante, en este sentido, resalta también que estos descendientes además tenían una fuerte línea genealógica y cultural que no O´odham. Los descendientes no eran ni O´odham puros o crudos, ni tampoco mestizos y/o mexicanos del todo. Y muchas veces los descendientes eran catalogados por los miembros del pueblo de Sonoyta como O´odham.

A su vez, en los testimonios estos O´odham a veces se referían a las grupos sociales no indígenas, en tanto los grupo sociales ajenos frente a los cuales definían su adscripción étnica, como “mestizos” y “mexicanos.” En el caso del término “mexicano,” más que implicar que los O´odham se sintieran una nación diferente, aludía a la autopercepción de ellos mismos como un grupo social diferente al que el Estado no reconocía. Los “mexicanos,” en cambio, eran aquellos a los cuales los gobiernos municipales, estatales y federal les otorgaban sus derechos. Pero, por otro lado, el término también aludía a prácticas culturales y un modo de vida diferente, propio de aquellos que no eran O´odham y vivían principalmente en localidades urbanas o semi-urbanas como Sonoyta y Caborca.

(4) Los matrimonios al interior del grupo no fue la única práctica que se transformó. El intenso proceso de cambio socio cultural también involucró otros ámbitos y actividades: se dejó de hablar la lengua O´odham casi por completo, la ceremonia de la danza del venado buro no se realizó más, la figura de las autoridades tradicionales se desdibujo significativamente.

No obstante, los procesos de incorporación también tuvieron un cariz propio en cada caso. Las diferencias no fueron nimias. (1) Mientras el proceso de la incorporación al pueblo de Sonoyta fue muy rápido y vertiginoso, en Caborca fue más atenuado y paulatino debido a la experiencia de la Papaguería. Los O´odham de las Calenturas si pudieron reproducir en el nuevo entorno urbano, por cierto tiempo y varias de las prácticas culturales propias de su asentamiento de origen (la lengua, la autoridad tradicional, entre otras). En cambio, los O´odham del asentamiento de Sonoyta al incorporarse al pueblo de Sonoyta no pudieron articularse como barrio, ni recrear estructuras comunitarias, por el contrario, el modo de vida mestizo les impuso una carga cultural distinta.

(2) Manifestación de esto fue la diferencia de ocupación entre las mujeres, mientras las que provenían de las Calenturas se dedicaron a la elaboración de ollas de barro y a la cría de animales y tortillas para la venta en Caborca, las procedentes del asentamiento de Sonoyta más bien desempeñaron labores domésticas y de prestación de servicios en restaurantes y comercios en la ciudad de Sonoyta. En el caso de los hombres no se observó una diferenciación tan clara. En cierta medida puede interpretarse que en el caso de la Papaguería en Caborca la segregación, que se manifestó en la separación geográfica de los O´odham, fue uno de los factores claves que permitió reproducir hasta finales de la década de 1950 más prácticas tradicionales.

(3) Por otro lado, las personas de las Calenturas pudieron conservar parte de sus tierras (el asentamiento del Pozo Prieto) y eso les permitió establecer un vínculo simbólico con sus antepasados y un puente con su historia en el desierto. En cambio, las personas del asentamiento de Sonoyta se quedaron sin tierra, en parte debido al crecimiento urbano y en parte por que la reparto agrario.

(4) También es significativo que los procesos de transformación y diversificación del grupo relacionados con las uniones mixtas (O´odham – mestizo), se presentaron con mucho mayor anterioridad en Sonoyta que en las Calenturas. Mientras al llegar a Caborca la mayoría de las familias de las Calenturas eran matrimonios endogámicos con personas del mismo grupo étnico, los O´odham de Sonoyta que se incorporaron al pueblo de Sonoyta eran ya uniones con diferentes contextos étnico culturales: por un lado los O´odham y la ancestral tradición del desierto y, por otra parte, los mestizos, con un modo de vida más urbano mercantil.

 

NOTAS

397 Estos datos proceden del INEGI. Ver la página www.inegi.gob.mx. [Consulta realizada el 30/marzo/2007].

398 Hace un par de décadas hubo un importante auge de producción de algodón, pero en la actualidad no es una actividad económicamente rentable. Algo similar, pero más recientemente, ocurrió con el cultivo de la vid, de hecho unas las principales empresas vinícolas del país (Domec) tenía viñedos en las cercanías a esta urbe.

399 Lumholtz abunda sobre el uso de la tierra “[Chapter IX] The Papago Indian of Caborca number eight families who live in the suburbs, most of them making their living by working for the Mexicans. Two families still possess nice, large fields where both maize and wheat are raised and where splendid specimens of the wild fig trees (Spanish, Higuera) were conspicuous; this fruit is gathered twice a year and eaten fresh or dried. Other fruit trees were granadas and peach trees, as well as the ever-present nopal cactus, which is so useful to the natives, both stems and fruit being relished. (Lumholtz, 1990, pp. 147-148).”

400 (Ramón Choihua, entrevista personal, 05/04/2008).

401 (Oficio del Gobernador de la Tribu Pápago, Iziquio Tiznado, dirigido al Cabildo Municipal de Caborca, 1953). EL texto explícitamente asienta lo siguiente: “Según el Título expedido con 1ro de agosto de 1923, el H. Ayuntamiento de aquella época, mediante aprobación del H. Congreso del Estado, adjudico gratuitamente a la Tribu Pápago de este lugar [Caborca y sus alrededores], para que fincaran su residencia y fabricaran sus habitaciones las distintas familias de que estaba formada, la superficie de 45,800, cuarenta y cinco mil ochocientos metros cuadrados comprendidos en las Manzanas Nos. 78, 79, 87, 88 y parte de las No. 69 y 96. Ubicadas al Oeste y fuera de lo que entonces estaba urbanizado, terreno que se venía ocupando de una manera mancomunada por los miembros de la Tribu Pápago, sin determinar exactamente los linderos del solar que a cada quien pudiera corresponder (Oficio del Gobernador de la Tribu Pápago, Iziquio Tiznado, dirigido al Cabildo Municipal de Caborca, 1953).”

402 (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 18/06/2008). Doña Mercedes precisa: “De aquí donde estamos [calle H], [de] aquí hasta la K. [ ] [Y] De la 3ra a la 1ra [calle] era la papaguería (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 18/06/2008).

403 (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/09/2008).

404 (Ramón Choihua, entrevista personal, 08/04/2008).

405 Doña Alicia recuerda que cuando asistía a la escuela en Caborca vivió en esa localidad por un par de años: “No, cuando estaba yo con los Garibay. [ ] Yo vivía con ellos, con ellos. En las vacaciones no íbamos a las Calenturas, porque ellos también ahí vivían (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/09/2008).”

406 Doña Alicia recuerda: “veníamos nada más a los mandados o la fiesta del día de semana santa o veníamos nada más por el mandado para lo de esta, el Día de Muertos, o a la salida a la fiesta de san Francisco (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/09/2008).

407 (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/09/2008).

408 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008). Al hablar sobre las causas de la salida de las Calenturas doña Juanita precisa: “porque ya no había, porque ya no había agua, se regaba con pura agua bronca, de esa que llovía en ese entonces mucho, de ahí se regaba, aguas broncas (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).”

409 Doña Mercedes, nacida en 1938 en el Pozo Prieto, recuerda que llego a la edad de 9 años a Caborca y todavía asistió a la escuela, gracias a estos datos, es posible establecer aproximadamente cuando llegaron Ciriaco García y Marcelina.

410 (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/09/2008).

411 (Ramón Choihua, entrevista personal, 05/04/2008).”

412 (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/09/2008). En este sentido precisa: “los Miranda, los Miranda háganmelos a un lado, ¿no? los Miranda vienen siendo los Luques, vienen dependiendo de los Luquez (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/09/2008).”

413 (Ramón Choihua, entrevista personal, 05/04/2008).

414 En cambio en el caso de los Choihua es menos probable que Miguel fuera originario de la Papaguería pues el resto de los hermanos y miembros de la familias Choihua -Antonio, Prospero, Laureano, Chico o Juan, sólo por mencionar las cabezas familia- vivían y presuntamente procedían de las Calenturas y el Pozo Prieto.

415 (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 18/06/2008). Doña Juanita reafirma el punto al señalar que “las calles estaban desparramadotas, así como una, una acá (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).”

416 (Oficio del Gobernador de la Tribu Pápago, Iziquio Tiznado, dirigido al Cabildo Municipal de Caborca, 1953).

417 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

418 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 05/04/2008).

419 (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 18/06/2008).

420 Al respecto el testimonio de doña Juanita es muy elocuente: “pero como ya se hicieron que números y que sabe qué, que las banquetas empezaron a cobrar y todo eso, vendieron ahí la esquina y nos venimos hasta acá. [ ] Entonces, ya comenzó, el gobierno ya sabes que comenzó a querer, cobrarles y todos ya comenzaron a hacer casas ellos alineadas así, como calle y todo, porque obligaron, obligaron a que se hiciera como calle, calle (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).”

421 (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 18/06/2008).

422 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 05/04/2008).

423 (Oficio del Gobernador de la Tribu Pápago, Iziquio Tiznado, dirigido al Cabildo Municipal de Caborca, 1953).

424 “Registro Público de la Propiedad [Caborca]. Asunto, Solares Papaguería: Título de Propiedad. CO. Jesús García, Ciudad [Caborca].

PRIMERO.- Son de aprobarse y se aprueban los proyectos de fraccionamiento del terreno adjudicado a la tribu Pápaga, según el título expedido con fecha 1/agosto/1923 y de distribución de solares, presentados por el señor Gobernador de la Tribu.…[ ] ATENTAMENTE. SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN. Caborca, Sonora, a 20 de agosto de 1954”

Esta información obtuvo gracias a doña María Elena García, quien dejo ver una copia del documento original.

425 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008). Aquí el término reserva tiene que se más bien entendido como comunidad adscrita a un espacio geográfico delimitado. De hecho, usar ese tipo de términos producto de la influencia de los O´odham norteamericanos y sus formas de organización en reservas.

426 Recuérdese que doña Alicia estuvo entre 1955 y 1956 cerca de un año cuidando a su tía Cristina que estaba muy enferma (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/05/2008)

427 Esta es probablemente la distribución de la Papaguería para 1955-1956 (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/05/2008).

428

 En palabras de doña Alicia: “Los Mirandas háganmelos a un lado ¿no?, los Miranda vienen siendo los Luques, viene dependiendo de los Luques (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/05/2008).”

429 (Oficio del Gobernador de la Tribu Pápago, Iziquio Tiznado, dirigido al Cabildo Municipal de Caborca, 1953).

430 En su descripción doña Alicia alude a las siguientes manzanas al hablar de la Papaguería: la cuadra que estaba entre las calles “L” y “K” y la 3ra y la 2da, después venía la que estaba entre la “K” y la “J” y la 3ra y la 2da, acto seguido la que estaba entre la “J” y la “I” y la 3ra y la 2da y por último en esa línea la que esta la ubicada entre la “I” y la “H” y la 3ra y la 2da, debajo de esa línea estaban dos más, una que se encontraba “K” y “J” y la 2da y la 1ra y por última la ubicada entre la “J” y la “I” y la 2da y la 1ra. Esta serie corresponde respectivamente con las siguientes orden de manzanas acorde con lo solicitado por Iziquio y con el croquis del Catastro de Caborca y a saber son: las manzanas 96, 87, 78, 69 y debajo de esta línea la 88 y la 79.

431 A saber los propietarios eran: en la Manzana No 69 eran Federico Sanriquez, Ciriaco García y Guillermo García; en la manzana 78 eran Rosario Serrano, Ceferino Ortiz, Benito Tiznado, Pedro Choihua, Tomas Serrano, Jesús García, Rosa Ortiz, Ramón García, Mercedes García, Jesús García; en la manzana 79 eran Iziquio Tiznado, Alberto López, Guillermo Tiznado, Francisco López, Ruperto Contreras; en la manzana 87 eran María Juárez, Reynaldo Tolles, Ruperto Méndez, Rosa Ortiz, Matías Choihua, Rosa Ortiz, Matías Choihua, Emilia Choihua, Raul Tiznado, Elvira Choihua; en manzana 88 eran Brijida Hermosillo, Nepomuceno Hermosillo, Roberto Hermosillo, Adela Nogales, Carmen Luquez, Juan Luquez, Ramón Choihua, Concepción Sanriquez; en la manzana 96 eran Anita López, Eloisa Juárez, Juanita López, Fermín Choihua, Francisco Choihua, Cruz Nogales. (Oficio del Gobernador de la Tribu Pápago, Iziquio Tiznado, dirigido al Cabildo Municipal de Caborca, 1953).

432 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

433 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

434 Al respecto, doña Mercedes García, nieta de don Ciriaco García comenta: “Pero ya cuando de plano no quiso estar aquí [en la Papaguería], se fue pa´l “otro lado,” porque casi toda mi familia está allá, y se fue para el otro lado, …[ ].En esa fecha [1964] [ ]. Pues ya iba muy malo, y apenas duró, no duró ni el año allá y allá se murió. Allá está, mis tíos también allá están, en Eloy (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 16/06/2008).

435 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

436 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

437 Al respecto doña Mercede precisa: “No se en que trabajarían, a lo mejor en el campo, porque ahí en ese tiempo no había escuelas, entonces, no creo que hayan trabajado en otra cosa más que en el campo. [ ]. En la siembra, en el trigo, todo eso (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 16/06/2008).”

438 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 05/04/2008).

439 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 05/04/2008).

440 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 08/04/2008).

441 (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 16/06/2008).

442 (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 16/06/2008).

443 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

444 (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 16/06/2008).

445 (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/05/2008).”


446 Doña Alicia y doña Juanita no son las únicas que usan este término, su uso es generalizado y también en los testimonios de doña Paulina Romo, doña Herlinda Lizárraga y su hermano Armando todos de Sonoyta también está presente este término al referirse a los viejos O´odham y a aquellos que consideran están más cercano de la tradición O´odham de sus antepasados.

447 Que se describió con abundante detalle en el capítulo 2.

448 los O´odham, como lo constató Lumholtz a principios de siglo XX (Lumholtz, 1990, pp. 147-148)., ya vivían en ese sitio (la Papaguería) desde antes que el gobierno municipal les diera la posesión de la tierras del área oeste de Caborca en 1923.

449 Al respecto don Ramón comenta: “Pues, los esos, el Prospero [Choihua], Laureano [Choihua] por allá [en las Calenturas] tenían a la mujer, por allá [en las Calenturas] vivían, pero venían esas gentes, traiban, te digo que no comprábamos, nos daban (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 05/04/2008).”

450 (Juanita López, Caborca, Sonora, 08/04/2008).

451 (Ramón Choihua Pino, Caborca, Sonora, 05/04/2008).

452 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 08/04/2008).

453 Don Ramón explica: “íbamos hasta las lomitas hasta donde está la jefatura de policía, allá había unos hoyos que agarraban así un saco de tierra. [ ] Iban allá a la iglesia de Pueblo Viejo al río, que sacaban una tierra negra así, la remojaba y la revolvía con esa tierra. [ ] Pues no le digo que la amasaba así, remojaba aquélla, y luego aquélla pues era como cernida así, y ya la revolvía, y la masaba así, y luego la hacía así como una torta, porque había otra olla, molde, o sea el molde, y aquí con una paleta de madera la golpeaba encima de la olla seca, y ya le iba dando forma, forma y hasta que la reducía, hacerle la boquita más chiquita o más grande. [ ] …y la acomodaba [la olla hecha] así como una rueda así un hoyo así, y luego la forraba con leña de choya, y luego la tapaba con lámina, así láminas, le prendía hasta que quemaba las ollas (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 05/04/2008).”

454 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008)

455 (Mercedes García Valencia, entrevista personal, 10/04/2007).

456 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

457 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 08/04/2008). De entre las personas que vendieron solares, don Ramón recuerda a parte de la familia Hermosillo Choihua y sus medios hermanos Carmen, Tomas y Juan Luquez Pino.

458 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 08/04/2008).

459 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

460 Respecto a su llegada doña Alicia comenta: “No, ya llegamos acá a Pueblo Viejo, ya acá ya no había nada. [ ] Ya estaba vendido, no quedaba, ni de de todo, ya nomás estaban estos, pues los Luques y los López y los García (Alicia Choihua, entrevista personal, 15/05/2008).”

461 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

462 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008). Así como utilizan el término “crudo” para designar aquellos que tienen ascendencia O´odham por ambos padres, también, aunque con menor frecuencia, usan el término “cruzado” para designar aquellos que tenían ascendencia mixta, generalmente O´odham-mestiza. (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

463 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 08/04/2008).

464 (Ramón Choihua Pino, entrevista personal, 08/04/2008).

465 (Paulina Romo Robles, entrevista personal, 04/04/2008). E inmediatamente después amplia este punto al comentar: “porque antes llovía mucho, crecía el río de lado a lado, mucho agua había y dejó de llover, ya, ya se acabo el agua, sembraban los temporales y todo eso con la lluvia, con la lluvia, levantaban cosechas para allá (Paulina Romo Robles, entrevista personal, 04/04/2008).

466 La fecha fue posible establecerla cruzando datos, pues doña Paulina recuerda que en 1953 de fue a vivir a Mexicalli y que antes, estuvo, viendo por 3 años en el poblado de Sonoyta. (Paulina Romo Robles, entrevista personal, 04/04/2008).

467 (Paulina Romo Robles, entrevista personal, 04/04/2008).

468 (Paulina Romo Robles, entrevista personal, 04/04/2008).

469 (Herlinda Lizárraga Neblina, entrevista personal, 10/04/2008).

470 (Herlinda Lizárraga Neblina, entrevista personal, 10/04/2008).

471 (Paulina Romo Robles, entrevista personal, 04/04/2008).

472 (Herlinda Lizárraga Neblina, entrevista personal, 03/04/2008).

473 (Herlinda Lizárraga Neblina, entrevista personal, 10/04/2008).

474 (Paulina Romo, entrevista personal, 04/04/2008). En el testimonio doña Paulina comenta además que tenían poco interacción con los mestizos y que vivían en casas de adobe y mezquite y techadas de tierras y sahuaro, como se usaba en las comunidades del desierto (Paulina Romo, entrevista personal, 04/04/2008).

475 (Herlinda Lizárraga, entrevista personal, 10/04/2008) (Herlinda Lizárraga, entrevista personal, 03/04/2008)

476 (Paulina Romo, entrevista personal, 04/04/2008)

477 donde a principios de siglo XX la mayoría de los O´odham vivían entre sí y tenían poco contacto con la alteridad, y, posteriormente, se insertaron de manera abrupta al poblado de Sonoyta y estaban expuestos a la convivencia y presencia constante del mestizo.

478 (Paulina Romo, entrevista, 04/04/2008).

479 (Herlinda Lizárraga, entrevista personal, 10/04/2008).

480 (Paulina Romo, entrevista personal, 04/04/2008).

481 (Armando Lizárraga Neblina, entrevista personal, 09/04/2008).

482 En el caso de los O´odham la relación entre el desierto y el agua es muy estrecha. Es decir vivir en el desierto los hacia depender de la lluvia y los ríos. Eran nómadas con dos asentamientos, uno agrícola y otro para la ganadería y la recolección de flora y caza de fauna. El agua jugaba un papel clave para los cultivos, pero también para el consumo de los animales.

483 (Ramón Choihua, entrevista personal, 08/04/2008).

484 (Juanita López, entrevista personal, 08/04/2008).

485 (Herlinda Lizárraga Neblina, entrevista personal, 10/04/2008).

486 (Armando Lizárraga Neblina, entrevista personal, 09/04/2008).

487 (Paulina Romo Robles, entrevista personal, 02/04/2008).

488 A lo largo de buena parte de este capítulo se reconstruyó la genealogía de los otros (nombrados a veces como “mexicanos” y a veces como “mestizos”) en el imaginario O´odham a lo largo del proceso de movilidad geográfica a las urbes de destino; y como estos “otros” no indígenas. En el imaginario O´odham la noción del “otro” se transformó desde el lugar de origen a los lugares de destino, y se dio en forma mas gradual para un caso (las Calenturas) que para otro (Sonoyta), los elementos simbólicos de esta alteridad mestiza también cambiaron, se fueron acercando cada vez más a una perspectiva individualistas y capitalista. Aparejado con esto se modificó el tipo de relaciones, ya no sólo era de intercambio económico y en torno al uso y explotación de los recursos naturales, sino que además ya eran laborales, vecinales, políticas. No obstante los cambios, el vínculo de los O´odham con los “otros”, estuvo marcado por relaciones de poder desiguales. Todo lo anterior delineó las cambiantes representaciones sobre los no O´odham. En los testimonio sobre la vida en las comunidades los O´odham usaban más el término de mexicanos para referirse a los grupo sociales ajenos. Se los denominaba como “mexicanos” porque estos grupos sociales, a diferencias de los O´odham, tenían una mejor relación con el estado mexicano y recibían más prerrogativas de este último que ellos; entre los O´odham no había una clara noción de que se sintieran como una “nación” diferente, su adscripción local era más fuerte, pero si asumían como un grupo social diferenciado con un modo de vida propio y una tradición cultural ancestral y distintiva. En esa época (décadas 1930- 1940) mantenían una relación distante que se limitaba principalmente a intercambios comerciales y a los encuentros en ciertas ceremonias católicas (como la fiesta de san Francisquito), casi no había relaciones de parentesco entre los O´odham y otros grupos sociales con diferentes adscripciones étnicas; aunque el contacto era selectivo estaba marcado por la desigualdad. En el caso del asentamiento de Sonoyta la situación de contacto era mayor, tanto por la cercanía con el pueblo fronterizo de Sonoyta como por la situación regional de ser un punto de cruce y encuentro. A estos grupos sociales se les asociaba un modo de vida mercantil capitalista, donde la tierra era un capital, el uso de otra lengua y un modo de vida principalmente asentado en los valores individuales, en detrimentos del bien común y de la comunidad.

Conforme la se desarrollo el proceso de desplazamiento cambió y se diversificó tanto la imagen como las relaciones que los O´odham tenían de los otros; ya no sólo eran únicamente de orden mercantil, también había relaciones laborales, se incrementaron los vínculos familiares, así como la convivencia cotidiana en los entorno urbanos; sin embargo, la mayoría de los vínculos estuvieron marcados por la exclusión y la discriminación. Los O´odham, una vez que decayó su agricultura, empezaron a trabajar para estos grupos sociales. Ya no sólo eran los acaparadores de la tierra y el agua, sino también los que empleaban y los explotaban. En las ciudades de destino la situación se acentuó aun más y los O´odham tenían aún menos control que antes en la relación. En esta etapa (finales de la década de 1940 y principios de la siguiente) es cuando el término “mestizo” empieza a estar más presente, justo cuando los O´odham están más insertos en un modo de vida urbano y capitalista, pero es también cuando el universo de sujetos sociales se diversifica: ya no sólo hay empleadores, sino compañeros de trabajo y escuela, vecinos, parientes, etc. Este proceso fue más acelerado y acentuado para el caso de los O´odham de Sonoyta una vez que fijaron su residencia permanente en la ciudad de fronteriza de Sonoyta.




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