MUNDOS ANDINOS PRIMERA PARTE / CIP - NAyA

Publicación del Centro de Investigaciones Precolombinas (CIP) y Noticias de Antropología y Arqueología (NAyA)

Tiawanaku del Titikaka

CV ABREVIADO María Victoria Fernández y Eduardo Martedí*

Resumen

La civilización Tiawanacota ha sido objeto de polémicas durante décadas y, en más de un aspecto, todavía existen incertidumbres que las mantienen y, ocasionalmente, las revitalizan. Los autores las sintetizan en un conciso “Estado de la cuestión” y describen el sitio a la luz de su visita y de la última bibliografía sobre el tema. El sitio arqueológico se encuentra en la puna central, a 3800 metros sobre el nivel del mar, a 12 kilómetros al sur del Titicaca y a 71  al oeste de La Paz, en la actual Bolivia. Fue la muestra pionera entre las culturas que  desarrollaron la “revolución urbana”. Se estima que fue construido a partir del año 100 de nuestra era, en una altiplanicie de 7 a 10 kilómetros de ancho, limitada al norte por la sierra de Tarasco y al sur por la de Quimsachata. Fue conocido y descrito desde la invasión española por viajeros y cronistas y acaparó la atención de curiosos, aventureros y estudiosos desde el siglo XVI.

Abstract

The Tiawanacota civilization  has been object of numerous controversies during decades and, in more than an aspect, there still are uncertainties that maintain them and, occasionally, revitalize them. The authors synthesize them in a brief “Situation of the matter”and they describe the site based on their own visit and the last bibliography about the subject. The archaeological site is located in the central puna, 3800 meters above sea level, 12 km south of Titicaca and 71 km of La Paz in Bolivia. Tiawanaco was one of the first cultures that developed the “urban revolution”. It is thought it was built from the year 100 AD. in a high plateau from 7 to 10 km wide, limited to the north by the Tarasco hill and to the south by the Quimsachata hill. It was known and described since the Spanish invasion by travellers and chroniclers and took the attention of curious men, adventurers and investigators since the XVI century.

Presentación

En la puna central, 3800 msnm, 12 km. al sur del Titikaka y 71 km. al oeste de La Paz, Bolivia, se encuentran las ruinas megalíticas de la ciudad de Tiwanaku. Muestra pionera entre las culturas que desarrollaron la "revolución urbana", se estima fue construida a partir del año 100 de nuestra era, en una altiplanicie de unos 7/10 kms. de ancho, limitada al norte por la sierra de Tarasco y al sur por la de Quimsachata .

Abarcó un área de 400 a 600 hectáreas, cuya mayoritaria construc-ción residencial en adobe ha colapsado, mimetizándose con la tierra. Subsisten, ocupando unas 16 hectáreas, las construcciones monumentales en piedra arenisca (que abunda en la sierra sur) y andesita (trasladada desde Copacabana, en el lago Titikaka), constituyendo lo que se conoce como "centro cívico-ceremonial".

Conocido y descrito desde el inicio de la invasión española por viajeros y cronistas, acaparó la atención de curiosos, aventureros, depredadores y estudiosos desde el siglo XVI.

El desarrollo de la arqueología boliviana permitirá el estudio de este yacimiento según los métodos de la arqueología moderna desde mediados de la década del '50, cuando el doctor Carlos Ponce Sanginés funda el Centro de investigaciones arqueológicas Tiwanaku (CIAT) e inicia la exca-vación y reconstrucción del sitio.

Hacia 1965 ya se habían excavado parcialmente las principales estructuras (Akapana, Pumapunku, Kheri Kala, Putuni, Kantathallita, Lakakollu) y una década después reconstruido totalmente Kalasasaya y el Templete Semisubterráneo, tal cual se los aprecia en la actualidad. Las excavaciones y reconstrucción avanzan actualmente en Akapana y Pumapunku. Asimismo, el proyecto Wila Jawira (acuerdo entre la Universidad de Chicago y el Instituto Nacional de Arqueología de Bolivia), desarrolla un programa de investigación de la hidráu-lica agraria en el área circunlacustre.



Reconstrucción ideal del centro cívico-ceremonial de Tiwanaku
FUENTE: Escalante Moscoso, 1994. Arquitectura prehispánica en los Andes bolivianos.
El nombre de los sitios en el plano fue agregado por los autores

Estado de la cuestión


En más de un aspecto, las arduas -y polares- polémicas alrededor de la metrópoli clásica del centro-sur andino están saldadas desde hace años por los avances de la investigación antropológica, arqueológica y etnohis-tórica. En otros tantos continúan abiertas, casi al mismo nivel de duda de hace cua-renta o cincuenta años. En todos, ofrece alternativas para la conti-nuidad de una investigación que se presenta plena de posibilidades. No sólo -ni tanto- para la satisfacción de la curiosidad inmediata, para el cono-cimiento histórico en sí, sino por la vitalidad que ofrece ese pasado para alumbrar proyectos sociales de opción desde una mirada nueva, que acepte la luz de los últimos acontecimientos -procesos- que caracterizan el fin de siglo.

La alusión a Posnansky (Arthur, 1873-1946), con sus largas cinco décadas de estancia en Bolivia, más de cuatro dedicadas a su pasión por Tiwanaku, resulta ineludible. Sus opiniones y elucubraciones, dispara-tadas o sensatas, ofrecen una posibi-lidad para el balance.

La creación del Centro de Investigaciones Arqueológicas Tiwana-ku (CIAT) en 1957, abre una etapa de investigación científica sistemática, de prospección, excavación y recons-trucción del sitio que aún continúa. Su gestor, promotor y realizador, el doctor Carlos Ponce Sanginés, se sugiere como la otra referencia.

La publicación por Ponce de "Arthur Posnansky. Biografía inte-lectual de un pionero." (Ponce, 1994), es el lugar de encuentro que nos permitirá adentrarnos en el tema.

 


Plano del área arqueológico y del actual pueblo de Tiawanaku
FUENTE: Escalante Moscoso, 1994. Arquitectura prehispánica en los Andes bolivianos.

Un pasado de calendario cierto

La seguridad posnanskiana de un pasado multimilenario exagerado (14.000 AP), que lo llevó a sostener a Tiwanaku como la cuna del hombre americano es hace tiempo insostenible (Ponce, 1994).

La sistemática excavación de Kalasasaya por Ponce desde 1957, ofrece al respecto cronología producida por datación radiocarbónica y de hidratación de obsidiana que no dejan dudas al respecto (Ponce,1980). Los asentamientos tiwanacotas -al margen de su continuidad cultural- se encuen-tran en el sitio entre 1580 +/- 120 a.C. y 1170 +/- 150 d.C.

Asimismo, las tres épocas de Posnansky han sido rectificadas por Ponce, según la siguiente secuencia y datación:

Tiwanaku Aldeano:

Épocas I y II (c.1500 a.C./ c. 43 d.C.)

Tiwanaku urbano:

Épocas III y IV (c. 43 d.C./ c. 700 d.C.)

Tiwanaku imperial:

Época V (c. 700 d.C./ c. 1200            d.C.) (Ponce, 1990).

Un cierto calendario en el pasado

Pareciera no haber actual-mente dudas sobre la existencia de un calendario tiwanacota que, como sostenía Posnansky (también Ibarra Grasso, uno de sus contradictores) estuvo ligado estrechamente a las actividades agrícolas y a la ob-servación astronómica (Ponce, 1994).

En tal sentido Kalasasaya
(aunque no solo esta construcción) y aunque probablemente no fuese su única función, fungió como obser-vatorio astronómico. Su ubicación este-oeste parece corroborarlo, teniendo particularmente en cuenta que la salida del sol en los equinoccios coincide con el centro de la entrada principal en la pared este, y los solsticios con sus vértices NE y SE (Ponce, Apéndice II). Ibarra Grasso sostuvo, y el Licenciado Pedro Parodi parece haber demostrado (Parodi, Apéndice I), que también la pared balconera (oeste) cumplió esa función. Para este investigador, el hecho de que ésta esté construida con pilares de andesita indicaría que:

a) es de un período posterior de reconstrucción o refacción del Kalasasaya y

b) que el cambio del levante al poniente para la observación astro-nómica podría obedecer -aunque no exclusivamente- a que la puesta es más diáfana que la salida del sol.

Ponce no se pronuncia sobre la cuestión de la pared oeste, limitándose a afirmar que la observación astro-nómica se verifica en la pared este (Ponce, Apéndice II).

Respecto a la iconografía de la llamada Puerta del Sol, hay consenso sobre su significación calendárica (Parodi, Apéndice I), aunque algunos autores manifiesten no acordar en la asimilación del personaje principal con el sol, prefiriendo llamarlo "el dios de los báculos". Aquí cabría recordar que los grabados de aquella no son únicos, y que se encuentran en litos monumentales ubicados en la pared este de Pumapunku (según pudimos verificar y fotografiar in situ) y en un tejido actualmente en exposición en el Museo de Munich.

Ponce refiere de la siguiente manera su opinión:

"La interpretación calendá-rica, senda abierta por Posnansky también en forma pionera, reviste indudable interés y se halla bien encaminada, aunque todavía alberga interrogantes no resueltos. Quizá el obstáculo más arduo en superar radique en considerar las figuras con el solo significado calendárico, puesto que antaño una figura  pudo tener varios" (Ponce, 1994: 147; Apéndice II).

Un paisaje como el actual

La tesis obcecadamente sos-tenida por Posnansky sobre la insularidad del área monumental de Tiwanaku (que estimaba en no más de treinta hectáreas), se basaba en la suposición -ligada a su extrema datación multimilenaria- de que la cota del Titikaka habría estado 35 metros más alta que la actual. Esto le inducía a pensar a Tiwanaku como algo parecido a un castillo feudal, rodeado de agua y con puertos para el acceso. La imagen de Tenochtitlán parece no haber sido ajena a esta descripción.

Investigaciones posteriores han establecido fehacientemente que toda esa elucubración es errónea:

"El lago Ballivián, del que el Titikaka es un relicto, pertenece al pleistoceno superior, cubría por entero  el valle altiplánico de Tiwanaku, de modo que era imposible un asen-tamiento humano bajo el agua. Aún admitiendo su antigüedad hiperbólica, dígase 8 o 10.500 años [a.C.], las riberas se hallaban bastante alejadas, dado que el nivel lacustre se hallaba a apenas cinco metros del actual y la estabilización a su nivel actual se remonta hacia 5760 años antes de nuestra era....Y la prueba más conclu-yente que refuta la hipótesis posnans-kiana estriba en que se han localizado las ruinas de Chukuperkha, que datan del período tiwanacota, en estrecha correlación con las riberas actuales" (Ponce, 1994: 131).

En definitiva, el aspecto de la zona en la que floreció Tiwanaku era similar al presente: una altiplanicie de unos 7/10 kilómetros de ancho, de orientación este-oeste, flanqueada por dos cordones, la serranía de Quimsachata al sur y la de Tarasco al norte. Con la misma orientación, entre los monumentos y la sierra norte, el río Tiwanaku. Las costas del Titikaka, al norte, tras la sierra de Tarasco, a doce kilómetros de distancia; hacia el oeste 35 km., donde está el actual puerto de Guaqui.

Una urbe de adobe y piedra

La idea de la insularidad era acompañada por la de la función metropolitano-ceremonial del rela-tivamente pequeño complejo, un centro religioso de peregrinación al que Posnansky le adjudicaba influencia panamericana (Ponce, 1990: 28).

Sobre el último punto, no hay en el sitio la más mínima evidencia arqueológica que lo sostenga. El área de influencia tiwanacota en su apogeo no parece haber superado la costa marítima hacia el oeste, las yungas cálidas hacia el este, la actual frontera argentina al sur y parte de los Andes sur-centrales al norte. Durante largo tiempo fue una incógnita o una discrepancia la función de Tiwanaku. Tal incertidumbre sentaba reales en la consideración de que el complejo se reducía al área de construcción megalítica (de la cual hacemos somera vista en la "Descripción"). La opinión más divulgada era la que lo presentaba como centro ceremonial.

Hoy es firme el consenso entre los investigadores: el complejo megalí-tico era el centro cívico-ceremonial de una imponente ciudad que se extendía sobre cuatrocientas/seiscientas hectá-reas, con residencias construidas en adobe y una población que puede haber superado los 100.000 habitantes (Escalante, Apéndice III).

Ponce explica la aparente inexistencia de evidencias en que en el largo lapso transcurrido desde la desaparición de la civilización tiwana-cota (c. 1200 d.C.), las construcciones de adobe han colapsado, confun-diéndose con el material del suelo. Agrega que a las dificultades técnicas para la identificación y diferenciación de tal material, y luego para la excavación, se suman las de recons-trucción y mantenimiento, razón por la cual en excavaciones donde se han logrado identificar construcciones de adobe, se las ha vuelto a cubrir, a la espera de técnicas que permitan una excavación, reconstrucción y manteni-miento seguros (Ponce, Apéndice II). Javier Escalante Moscoso afirma:

"Estamos hablando de más de seiscientas hectáreas que habría ocupado el perímetro urbano de Tiwa-naku. Justamente, en la apertura de la nueva carretera (actualmente se están haciendo los trabajos de la nueva carretera internacional), hicimos una prospección y pozos de sondeo -más o menos 200- en este sector perimetral del área arqueológica y en la mayoría de ellos encontramos evidencias de asentamientos urbanos, restos habita-cionales, muy similares a Lukur-mata. Como le digo, esta parte que corres-ponde a las viviendas, arqui-tectóni-camente no tiene ninguna diferencia, puede ser del período aldeano como incluso viviendas actuales, que no han cambiado en su estructura. El material asociado sí corresponde al período clásico de Tiwanaku III y IV" (Esca-lante, Apéndice III).

Una formación social excedentaria

Sobre el modo de producción característico de la sociedad tiwanacota persiste la controversia. Así y todo, las hipótesis que proponían una economía agrícola excedentaria basada en el cultivo de papa y quinua han sido confirmadas empíricamente, y es patrimonio común de casi todos los polemistas (Lumbreras, 1981, Ponce, 1985; Kauffmann-Doig, 1992, Huido-bro, 1995; Sagárnaga, 1995).

La ingeniería hidráulica fue la promotora del excedente agrícola. Tuvo tres formas técnicas: las kochas o cotas (lagunas artificiales), las takanas (cultivo en terrazas) y los sukakollus (o camellones: cultivo en terreno arti-ficialmente elevado e irrigado por canales). Al respecto dice Escalante:

"La extensión de campos elevados (camellones) como de takanas y cotas es impresionante en todo el valle. El mismo sitio de Tiwanaku está ubicado estraté-gicamente; obedece a la necesidad de tener variedad en la producción. Tenemos los cerros, donde se da cierto tipo de producción de variedades de papas [técnica de takanas]; los valles que circundan los cerros, vamos a tener las cotas o kochas que son lagunas artificiales que deben servir para la agricultura o el pastoreo, y está, aledaño al lago Titikaka, el sistema de camellones. Entonces, vamos a tener la combinación de tres tipos de agricultura..." (Escalante, Apéndice III).

El potencial económico ad-mira a los especialistas, de tal forma que suponen una gran parte de la producción dirigida al intercambio con otros pisos ecológicos, tal como propuso Murra para los Inka (Murra, 1987).

"Otro indicador [de la pobla-ción] son los campos de cultivo: el valle de Pampa Koani y el de Wila-jawira, son inmensos [ambos están al noreste de Tiwanaku, a la vera del Titikaka]. Kolata [Alan Kolata es investigador de la Universidad de Chicago; actualmente realiza excava-ciones en el sitio, como parte del proyecto Wilajawira] hizo un cálculo: si llegáramos a poner en funcio-namiento toda esa área de sukakollus tranquilamente podríamos abastecer, no solamente a esos cien mil, sino llegar hasta varios millones de hab-itantes. Ahora, naturalmente, gran parte de esta producción era para el intercambio con otras regiones, otros pisos ecológicos” (Escalante, Apéndice III).

La hidráulica agraria fue ampliamente aplicada en la zona, mostrando una depurada ingeniería utilizada para la más adecuada utilización del agua:

"Wilajawira está a conti-nuación de Pampa Koani, hacia el lado de Lukurmata. Ahí vamos a ver construcciones de represas, canales, incluso hasta un río, un río artificial de grandes proporciones que servía para alimentar justamente todos esos sembradíos. Es impresionante ver una fotografía aérea de estos campos que se extienden por varios kilómetros cuadrados" (Escalante, Apéndice III).

La ingeniería hidráulica no fue el único proveedor de excedentes. Desde hace veinticinco años, los estudios sobre la domesticación de camélidos ha asentado firmemente la importancia del pastoreo en las formaciones sociales del área andina (Flores Ochoa, 1988). Al respecto se ha indicado una secuencia cazadores generalizados/cazadores especializados de camélidos/transición a la semido-mesticación/pastores especializados, ya en el Precerámico (Kent, 1988). La distribución actual de llamas y alpacas, en un extenso territorio que abarca desde el Departamento de Junín en Perú hasta la zona norte de la puna argentino-chilena, aunque reducidos en número, indica con bastante aproxima-ción la distribución de los rebaños prehispánicos (Flores, 1988).

El pastoreo de llamas y alpa-cas en un ambiente inhóspito para la agricultura (a partir de 3800/4000 msnm) cumple un rol económico social de primer orden en las sociedades complejas como la tiwanacota, similar al que cumplió en la sociedad inkaica, combinando los recursos de la puna, queshwa y yungas (Murra, 1987). A la importancia de los tejidos en el mecanismo don-contradon característi-co de la redistribución asimétrica que indica Murra, se suman la provisión de carne, sebos y huesos y la energía que proveen (sobre todo la llama) para el transporte a larga distancia, todo lo cual aparece documentado en la iconografía de Tiwanaku.

Un Estado complejo

El excedente de producción posibilitó la división social entre trabajadores manuales e intelectuales y la consolidación de un artesanado (constructores, ceramistas, metalúrgi-cos, luthiers, etc.). El surplus económico, que liberó del yugo del trabajo manual a un sector de la comunidad, exigió y posibilitó el surgimiento de una burocracia especializada que se diferencia social, económica y estatutariamente cada vez más de la comunidad y se constituye en élite directora de un Estado organizador del proceso de producción e intercambio y de la reproducción del nuevo modo de existencia (Marx, 1986; Godelier, 1964 y 1985; Corona Sánchez, 1995; Huidobro, 1995).

El Estado tiwanacota parece haber sido el modelo predecesor del Tahuantinsuyu inkaico. Se instituye la coerción con la aparición de órdenes militares permanentes, claramente identificadas en la iconografía (chacha-pumas, etc.); surge un culto identi-ficado con una casta estatutaria diferenciada (sacerdotes); se institu-cionaliza, posiblemente desde las antiguas relaciones de reciprocidad, un mecanismo de redistribución (asimé-trico), que garantizará la permanencia de la élite en el vértice superior de la pirámide social y la reproducción del sistema, con la distribución desigual del producto social excedente (Murra, 1987; Ponce, 1995).

Ponce propone una secuencia de tres momentos: Estado local, regional e imperial:

"Tiene que haber un momento transicional, que habría que colocarlo hacia unos doscientos años antes de nuestra era y la aparición del Estado hacia principios de nuestra era, con todo el conjunto urbanístico de dife-renciación de clases, etc., etc., más o menos como lo planteaba Gordon Childe en sus obras...Pero es un Estado que tiene un territorio rela-tivamente limitado...está simplemente en la parte sur de la cuenca lacustre y no tiene más de unos seis mil kilómetros cuadrados. Por eso lo hemos llamado Estado local, porque es un Estado relativamente chico. Hacia el año trescientos de nuestra era empieza a expandirse y a dominar gran parte de la cuenca del Titikaka y se adentra a los valles de ambos lados y a las yungas fuertemente y entonces se dilata mucho más. Pero esto está dentro todavía de un patrón que estaría vinculado a la cuenca del Titikaka si se quiere y, finalmente, hacia el 700, viene una expansión mucho más grande. Llega, por el sur, hasta Tarija en Bolivia (no llega al noroeste argentino)... [hasta la costa por el oeste y a los Andes sur-centrales al Norte, incluyendo el área circum-lacustre del Titikaka]" (Ponce, Apén-dice II).

Una polémica abierta

Aloctonismo y autoctonismo vuelven a encontrarse en el debate sobre las sociedades ágrafas. El difusionismo extremo, casi alocado, de Ibarra Grasso, el más moderado de Posnansky y la tesis endógena que profesa Ponce se mantienen en vigencia para la explicación del origen de Tiwanaku.

El licenciado Pedro Parodi ilustra sobre los difusionistas: 

"E.M.: Vos tenés una posición distinta de la de Ponce Sanginés sobre el origen de Tiwanaku.

Parodi: Sí.

E.M.: ¿Por qué no nos contás?

Parodi: No sé cual será verdadera-mente la posición de Ponce Sanginés sobre Tiwanaku y no sé si tiene una.

E.M.: La que está escrita habla de Tiwanaku Aldeano I, II y luego Tiwanaku Urbano III, IV y V...

Parodi: Como que es todo formación en el sitio a largo plazo...

E.M.: ... es endógeno.

Parodi: No, pienso que todos estos... no por Tiwanaku en particular (es una opinión personal totalmente), creo que va a ser más fácil de probar [mi posición] que lo que ellos intentaron probar y no lograron, y es que casi todos estos lugares de tan alta cultura obedecen a un encadenamiento de difusión de otros centros de donde se fueron transmitiendo. La idea base sería la siguiente: no puede ser que no haya una cerámica identificada para cocinar, ni siquiera ese grado [bajo] de evolución de una cultura como para no poder fabricar ni un utensilio muy básico y a los 100 años en el sitio están establecidos determinados patro-nes de orientación que son de muy alta cultura. El lapso no da para un salto evolutivo tan grande sin contacto con otra cultura o con gente que haya tenido conocimientos tales como para poder transmitirlos y hacer el salto. Es decir, eso no vale solo para Tiwanaku, vale para todos los lugares donde uno no puede evidenciar los escalones. En la costa del Ecuador pasa lo mismo: en determinados lugares, en un estrato uno encuentra apenitas unos anzue-litos y son pueblos de pescadores y en el otro una cerámica incisa de una calidad que deja helado a cualquiera. Entonces la conclusión, mi posición frente a la arqueología es que hay que pensar cada estrato, no se puede aceptar nada que no esté demostrado, nada a priori. Hay que ir y ver en el sitio y estudiarlo, porque no puede ser que un pueblo de pescadores produzca en catorce años o en cincuenta y cinco una cerámica de un desarrollo técnico impresionante si no llegó una comunicación." (Parodi, Apéndice I)

Posnansky, en esa senda, opinaba que las grandes realizaciones de Tiwanaku eran producto de un pueblo inmigrante o invasor, cultural-mente más avanzado que el indígena:

"Los extraordinarios ade-lantos en el segundo período de Tiwanaku, seguramente fruto de un impulso dado por la inmigración de un pueblo del altiplano, que trajo consigo una elevada cultura y gran habilidad en el tallado de la piedra. En esta época se ven desaparecer casi en su totalidad las construcciones de roca arenisca. Los edificios toman otra orientación astronómica. Los bloques de construcción son sujetados por llaves metálicas o de piedra. La meta-lurgia hace prodigios. Las herra-mientas y armas de cobre y sílice son sustituidas por las de bronce. Un nuevo estilo arquitectónico da un carácter distinto a las construcciones y la técnica del labrado de la piedra llega a la cima de su perfección.....El poder de los invasores y la nueva lengua, el aymara, se extienden por gran parte del continente." (Ponce, 1994: 135)

Ponce defiende su tesis endogenista de la siguiente forma:

"E.M.: En realidad es una pregunta nuclear, en relación a la discusión autoctonistas y aloctonistas...Yo qui-siera hacerle la siguiente pregunta ¿qué elementos de continuidad, relacionan al Tiwanaku aldeano con Tiwanaku urbano? ¿qué ocurre con la cerámica de Tiwanaku II? y, ¿qué antecedentes morfológicos, técnico-productivos e iconográficos, de Tiwanaku urbano, pueden rastrearse en la cerámica, en la lítica y en la construcción de Tiwanaku aldeano?

C.P.S.: Bueno, la excavación nos ha permitido determinar bastante bien la época  que tenía un estrato bien grueso. Eso, más abajo que el Kalasasaya. A continuación venía un estrato, también grueso, que era completamente estéril, no había nada y, encima, venía un estrato de solamente 2 o 3 centímetros de ancho, donde los hallazgos han sido, indudablemente, mucho menores de los que se puede precisar para Tiwanaku I. Entonces, la cantidad de datos que tenemos para Tiwanaku II es, desgraciadamente, sumamente peque-ña. Lo que si vemos es que hay una mayor producción de la cerámica que llamamos "micasia", pero los ele-mentos que tenemos para Tiwanaku II son desgraciadamente sumamente restringidos y cuando me dicen ¿por qué no describe ese Tiwanaku II en amplitud?, contesto: sencillamente porque no tengo en ese estrato todos los elementos necesarios que yo quisiera. Es un estrato muy estrecho.

E..M.: Por eso la pregunta incluso podría derivarse en lo siguiente ¿estratigráficamente se ha conseguido identificar Tiwanaku II en algún otro lugar del valle además de Kalasasaya? C.P.S.: Bueno, hasta ahora Tiwanaku I y Tiwanaku II son muy parecidos, entonces lo que se encuentra en otros lugares y que se dice es Tiwanaku I, también puede ser de Tiwanaku II, ese es el problema.

E.M.: Bien, el resto de la pregunta es la siguiente ¿qué elementos de continuidad existen entre Tiwanaku aldeano y el Tiwanaku urbano?, porque justamente la tesis de los difusionistas es que hay un nivel de ruptura cultural tan grande que no puede explicarse por continuidad sino por migración.

C.P.S.: Bueno, que hay un proceso de ruptura, claro que hay, porque estamos pasando de las formas aldeanas a las formas estatales y eso, en cualquier lugar que se forme un Estado, hay  ruptura. Si usted va a África después de la guerra mundial, cuando se forman los estados, esas comunidades africanas pasan de las situaciones comunitarias al Estado, bruscamente, y hay una ruptura tremenda y eso no se ha debido a migraciones sino que hay pues una transformación de estructura política.

E.M.: Pero ahí está muy influenciado, justamente, por el fenómeno del imperialismo y postimperialismo, es decir que había un proceso, que no es exactamente de migración, pero si de difusión o de control externo, en el caso de la colonización y descolonización de África.

C.P.S.: Pero la descolonización de África se hace con un sentido antiimperialista.

E.M.: Claro, justamente.

C.P.S: O sea, no va con los difusionistas.

E.M.: Le preciso la pregunta. En relación con los elementos que tienen que ver con la construcción, con la cerámica y con la iconografía ¿se encuentran rastros de precedencia en Tiwanaku aldeano respecto de Tiwanaku urbano?

C.P.S.: Bueno, el felino por ejemplo. La figura del felino y la figura escalonada que hay aquí, la encon-tramos en todo Tiwanaku.

E.M.: ¿Y en relación a la técnica de construcción?

C.P.S.: A las técnicas de cons-trucción, por ejemplo, la aldeana es una arquitectura simplemente do-méstica. Aquí tenemos ya una arquitectura pues, que es una arquitectura pública, no puede haber una coincidencia. Pero digamos, el uso de materiales, el uso del adobe, el sistema de zócalos, no uso de cimientos, todo eso hay. En Tiwanaku yo encuentro que hay un desarrollo más bien endógeno." (Ponce, Apéndice II)

Y nosotros encontramos......que el debate sigue abierto.

Triste y solitario final

Triste, solitario y peculiar-mente oscuro. La escuela posnans-kiana se ha obstinado en proponer una tesis catastrofista para la desaparición del "Imperio" tiwanacota. Ponce la rechaza. La palabra, a los protagonistas del entredicho. Dice Posnasky:

"El hombre de entonces ha continuado ascendiendo, peldaño por peldaño, hasta llegar ya cerca de la cúspide de la cultura, instante en el cual un supremo poder mandó: ¡Alto ahí! Y las aguas del gran lago se precipitaron sobre la floreciente y maravillosa ciudad que provocaba la envidia de los dioses, mientras sus habitantes se hallaban en activísimo y febril trabajo. Cayeron los brazos del artífice que cincelaba la famosa Puerta del Sol. El volcán Kapia, que se halla a unos sesenta kilómetros al frente de la metrópoli, arrojó torrentes de agua candente, de fuego y de cenizas y así, en pocas horas, sucumbió una porten-tosa cultura que había necesitado milenios para generar ¡Sic transit gloria mundi! En Tiwanaku no hay período de decadencia" (Ponce, 1994).

La poesía de esta prosa no seduce a Ponce:

"Tal explicación catatrofista volcánica centrada en el cerro Kapia cerca a Yunguyo y por consiguiente el factor sísmico originado por él, se desmorona como argumento valedero, ya que no hay rastros de actividad volcánica reciente en el altiplano o en la época misma de Tiwanaku" (Ponce, 1994).

La oscuridad sobre el final abrupto hacia el +1200 aún se mantiene, aunque Ponce refiere, sin todavía haberlo probado, que los tiwanacotas habrían desaparecido producto de una combinación de males naturales y políticos. Así es que, sostiene, la declinación fue causada por un extendido período de sequía contemporáneo de una guerra - levantamiento de las sometidas comunidades mollo, en la que estas triunfaron (Ponce, Apéndice II).

La luz del entendimiento echa sus haces desigualmente en Tiwanaku. Alumbra con claridad unas zonas; deja en penumbras o a oscuras otras. Notablemente, aunque no solo allí, permanecen en la bruma los puntos inicial y final del segmento. Certezas e incertidumbres que motivan para la continuidad de la investigación.


Descripción del sitio


Dentro del área cívico ceremonia Tiwanaku se destacan las siguientes construcciones: Kantatallita, Akapana, Templete semisubterráneo, Kalasasaya, Putuni, Kheri Kala, Laka Kollu, Pumapunku, La K’araña.

Akapana

Es la mayor de las estructuras. Es una pirámide escalonada  y sus dimensiones son 194,14 m de ancho, 182,4 m de largo en la base, y siete terrazas la elevan a 14 m.

En la época de la colonia fue desmantelada. Especialmente la parte superior sufrió más la devastación por la ambición de los buscadores de tesoros.

A principios de siglo se comenzaron algunas excavaciones que dejaron al descubierto ciertos muros y parte de un complejo sanitario que llamaron “cloaca máxima”. Esta era un canal de desagüe ubicado en la zona sudeste de la cima de la pirámide que bajaba hacia el sur siguiendo el perfil escalonado.

Se realizaron más excavaciones en diferentes fechas. Las conclusiones de las realizadas en los años 1988/89 por el "Seminario internacional de excavaciones arqueológicas en Tiwa-naku", dirigido por Alan Kolata, son las siguientes:

- Construcción realizada con siete plataformas de tierra apisonada que conforman una estructura escalonada y constituyen terrazas.

- Sus paramentos murarios a veces estaban coronados por cornisas de piedra labrada.

- En el sector oeste se encontraba su sistema de acceso constituido por escalinatas.

- En el sector este de su cima había un templo elevado edificado en bloques de andesita muy bien trabajados.

- En la cima existía un templete semisubterráneo cuya función puede haber sido contener el agua dedicada a algún tipo de ceremonia.,

- El sistema de la llamada cloaca máxima servía para eliminar estas aguas y también las pluviales.

- Las habitaciones eran de doble muro alrededor de los templos y sus pisos, cubiertos por losetas de piedra, guardan una similitud con la técnica utilizada en Chiripa.

- Probablemente sus accesos estuviesen adornados con piezas esculpidas colocadas sobre pedestales.

Templete Semisubterráneo

Se encuentra ubicado al norte de Akapana y al este de Kalasasaya.. Está construido bajo el nivel del piso. Sus dimensiones: pared norte 26,00 m; pared sur 26,00 m; pared este 28,47 m y pared oeste 28,46 m; los muros tienen una altura promedio de 2,00 m. El acceso a este lugar se encuentra en la pared sur y está constituido por siete escalones en asperón rojo, por los que se baja al recinto.

Fue localizado por primera vez durante los trabajos de excavación en el sitio llevados a cabo por los inves-tigadores de la misión francesa Crequi Montford y E. Senechal bajo la dirección de George Courty, en el año 1903.

En 1933 el norteamericano Wendell Bennett realizó excavaciones en el sitio logrando descubrir las estelas conocidas con los nombres de “monolito barbado” (“Kontiki”) y “monolito Bennett”. En 1957, Carlos Ponce Sanginés comenzó trabajos de excavación, iniciando luego su reconstrucción. Actualmente sus muros muestran 175 cabezas clavas antro-pomorfas.

Muchos investigadores ven al templete como un recinto dedicado a ofrendas al agua, otros dicen que estuvo ligado a ceremonias que se realizaban en Akapana.

Posee un sistema de drenaje constituido por canales que lo circundan, que presentan un declive y desembocan en un “recolector” o cámara que se encuentra en la esquina noroeste y está conectada con la red de canales pluviales subterráneos que fluyen hacia el río Tiwanaku, al norte.

Kalasasaya

Las primeras excavaciones arqueológicas fueron llevadas a cabo por G. Courty en 1903 quienes despe-jaron su sector este descubriendo la escalinata principal de acceso. Hacia 1904, Posnansky realizó el primer relevamiento topográfico y planimé-trico de Tiwanaku, realizando una detallada planigrafía del acceso principal del Kalasasaya. Basándose en el trabajo de Posnansky, Edmund Kiss diseñó la restauración ideal del Kalasasaya y de su portada. En 1958 con la creación del CIAT se efectuaron las excavaciones y la restauración de esta construcción y la del Templete.

El recinto tiene una planta rectangular que ocupa un área de 15.935 m². Sus dimensiones son: de norte a sur 128,66 m: de este a oeste 119,06 m con un altura promedio de 4,20 m. La pared perimetral exterior estaba compuesta por pilares de arenisca roja llevando el muro 9 pilares de andesita sólo en la pared balconera (oeste).

Se supone que tenía seis accesos. En el este está ubicado el ingreso principal desplazado un metro hacia el norte del eje central, constituida por siete peldaños labrados en arenisca roja.

En el interior del Kalasasaya se observa un relleno de tierra apisonada donde se aprecia un desnivel, lo que indicaría que la parte más alta estaba en el sector oeste. En el recinto hay muros con sillares de arenisca que logran cerrar los sectores este, norte y sur dejando una especie de atrio, al que llaman “pequeño Kalasasaya”.. El cerramiento oeste de este muro fue levantado en piedra caliza. En los costados interiores de este segundo muro al sur como al norte observamos espacios -quizás habitaciones, 7 de cada lado- que tendrían carácter ceremonial.

Dentro del Kalasasaya hay tres monolitos:

Puerta del Sol: ubicada arbitrariamente en la esquina noroeste es el más famoso. Los artistas tiwanacotas lo labraron en una sola pieza de andesita de treinta toneladas Su friso superior está tallado en bajorrelieve y es su figura central la que fue interpretada -erróneamene- como representación del sol. Esta figura forma parte de una greca sobre la que no caben dudas que representa un calendario solar.

El Fraile: ubicado en la esquina suroeste, es una pieza labrada en arenisca. Muestra un personaje que lleva un báculo y un keru en sus manos. Esta pieza tiene una característica especial ya que porta una faja ventral donde se aprecian algunos relieves que parecen corresponder a cangrejos marinos.

Ponce: ubicado en el sector este, en la parte central del templo. Está esculpido en andesita gris, piedra más dura que la arenisca, por lo cual su iconografía se conserva.

Kalasasaya presenta una orientación cardinal bien definida lo cual indicaría un avanzado conoci-miento en astronomía por parte de sus constructores. Para la observación de la salida y puesta del sol se utilizaban como referencias las paredes este y la oeste.

A diferencia de Akapana, de Pumapunku y del Templete, Kalasasa-ya tenía ubicados los recintos princi-pales hacia el oeste y la entrada principal al este.

Pumapunku

Se encuentra ubicado a 600 m al suroeste de Akapana. Su nombre significa ”puerta del puma”.

Actualmente esta pirámide se asemeja a una pequeña colina con cima achatada. Está conformada por tres plataformas, en cuya parte superior se pueden observar bloques y sillares bellamente labrados que se entremez-clan con bloques de andesita con rebajes precisos, así como portales decorados con figuras similares a las del la Puerta del Sol.

Pumapunku presenta una planta rectangular con sectores salientes (una T acostada) hacia el lado este. Estos sectores salientes se extienden sobre un eje norte-sur. Presenta las dimensiones siguientes: de norte a sur 210 m, de este a oeste 132,4 m. y su altura es de 4,80 m. El ingreso principal está emplazado al centro de la cara oeste y tiene un ancho de seis metros. El análisis arquitectónico indica:

- Es un templo elevado compuesto por tres plataformas constituido en base a un complejo apisonado de tierra y piedras que están sustentados por paramentos en base a sillares muy bien labrados.

- Los paramentos de la segunda y tercer plataforma estaban reforzados con contrafuertes realizados en sillares de arenisca.

- En la construcción de la mampostería se utilizó argamasa.

- Se construyó un terraplenado en forma de U cubierto con arcilla roja en la cima de la pirámide.

- Existía un templo semihundido y al fondo hacia el este se encontraba otro con características ciclópeas en el centro de la parte superior de la pirámide.

- Tenía un ingreso principal por el oeste, como Akapana.

En esta construcción se encuentran los bloques megalíticos de asperón y andesita más grandes; el mayor pesa 132 ton.

Putuni

Se lo conoce con el nombre de “Palacio de los sarcófagos” y también como “Putuputuni” cuya traducción sería “donde hay huecos”.

Del período clásico tardío (Tiwanaku IV, según Ponce), está ubicado al inmediatamente al oeste del Kalasasaya y su ingreso principal se encuentra muy próximo a la pared balconera. La planta presenta una forma rectangular con las siguientes dimensiones: 69,00 m de este a oeste y 55,20 m de norte a sur. Estaba constituida por una plataforma de tierra de 1,20 m de altura con paramentos en piedra cortada y labrada.

Sus muros estaban constituidos por bloques de andesita labrada con dimensiones que varían entre 1,20 y 1,60 metros de largo por 0,80 de alto y 0,40 de espesor, colocados a intervalos de 4 a 5 metros. El muro interno está compuesto por una serie de cámaras funerarias realizadas en piedra cortada que disimulan la plataforma de tierra y los muros de piedra cortada. Presenta tres accesos, el principal está orientado hacia el este y los otros dos en el muro norte. Es probable que el recinto haya tenido carácter de mausoleo.

Kheri Kala

Se encuentra ubicado a 20 metros al oeste Putuni. Es el sitio más destruido pero presenta evidencias de haber sido un recinto de forma rectangular, quizás habitacional. Su dimensiones son: 74,7 metros de este a oeste y 50,00 metros de norte a sur.

Entre 1974 y 1976 fue excavado por el arqueólogo Cordero Miranda bajo dirección de Ponce Sanginés, encontrándose restos de habitaciones alrededor de un patio central. Llaman la atención porque poseen un doble muro en piedras labradas semejante a la tecnología utilizada en las construcciones Chiripa que también podría ser un doble sustento.

Kantatallita

Al este de la pirámide Akapana, es de planta rectangular con 28,80 metros de norte a sur y 35,40 metros de este a oeste. No se ha efectuado un estudio detallado mediante excavaciones, sólo se lo conoce por trabajos de limpieza y por un sondeo realizado en 1976 por Cordero Miranda.

La llamada “piedra maqueta” es lo que más se destaca en este sitio. Es un bloque cuadrangular de arenisca que muestra una serie de rebajes esculpidos en su cara superior. Podría ser un modelo reducido del lugar, que muestra hacia el este dos escalinatas pequeñas de tres tramos que desciende hacia la parte central, mientras que hacia el oeste se pueden apreciar otras tres escalinatas de tres peldaños que suben hacia la plataforma superior.

Se aprecia un dintel en arco rebajado con un detalle muy importante. Se dice que la cultura Tiwanaku no utilizaba en su arquitectura el círculo ni las curvas
pero esta pieza lo contradice.

La K’araña

Hacia el año 1988, el Lic. Max Portugal O. realizó un sondeo arqueológico en la parte norte del área monumental de Tiwanaku llamada La K’araña. Se abrieron varios pozos que evidenciaron la existencia de material cultural y restos de lo que probablemente hayan sido viviendas. Llamó la atención el hallazgo de una especie de “adobe cocido” que evidenciaría nuevamente el sofisticado sistema constructivo que tuvo la cultura Tiwanaku.

Laka Kollu

Montículo artificial devenido en cementerio como consecuencia de una epidemia de variolosis y luego convertido en cementerio de párvulos.

En su entrada se encuentra la llamada “Puerta de la Luna”. Está ubicado al oeste de Kheri Kala.

 

Referencias bibliográficas

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* El trabajo que presentamos a continuación es el resultado de la investigación realizada por los autores en el marco del Seminario Los Andes antes de los Inka, organizado por el Departamento de Historia del Instituto Superior del Profesorado "Dr. Joaquín V. González".

El trabajo de campo incluyó tres visitas a las ruinas de Tiwanaku realizadas en febrero de 1996, el reconocimiento del sitio, la documentación fílmica y fotográfica, la búsqueda de bibliografía, y la realización de dos entrevistas a especialistas, el Doctor Carlos Ponce Sanginés y el Arqueólogo y Arquitecto Javier Escalante Moscoso, que se incluyen como apéndices II y III, respectivamente. Previo a ello, en enero y en Buenos Aires, recibimos el aporte del Licenciado Pedro Parodi, especialista en arqueoastronomía tiwanacota: las partes pertinentes de su conferencia aparecen en el Apéndice I.

La civilización tiwanacota ha sido objeto de polémicas durante décadas y, en más de un aspecto, todavía existen incertidumbres que las mantienen y ocasionalmente, revitalizan. Hemos intentado sintetizarlas en un conciso "Estado de la cuestión". El trabajo se completa con una "Descripción" del sitio según surge de nuestra visita al yacimiento y de la última bibliografía sobre el tema.

 

PAGINAS WEB RELACIONADAS PAGINAS WEB RELACIONADAS

Museo Regional de Tiwanaku

http://www.bolivianet.com/tiwnaku

Sitio con diferentes fotos de distintos lugares del Perú

www.tierra-inca.com/album/photos/index/.php?Ig=es

www.bolivia.com/especiales/solsticio/

 

Este trabajo fue publicado en ANTI, Año I, N°1, Abril de 1998


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