Publicación del Centro de Investigaciones Precolombinas (CIP) y Noticias de Antropología y Arqueología (NAyA)
Mariátegui, J. C. 1987. Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Amauta. Lima.
“Las fases fundamentales de este capítulo en que nuestra economía, convaleciente de la crisis post-bélica se organiza lentamente sobre bases menos pingües, pero más sólidas que las del guano y del salitre, pueden ser concretadas esquemáticamente en los siguientes hechos:1º- La aparición de la industria moderna. El establecimiento de fábricas, usinas, transportes, etc., que transforman, sobre todo, la vida de la costa [...] 2º- La función del capital financiero [...] 3º- El acortamiento de las distancias y el aumento del tráfico entre el Perú y Estados Unidos y Europa [...] 4º- La gradual superación del poder británico por poder norteamericano [...] 5º- El desenvolvimiento de una clase capitalista, dentro de la cual cesa de prevalecer como antes la antigua aristocracia [...] 6º- La ilusión del caucho. En los años de su apogeo el país cree haber encontrado El Dorado en la montaña, que adquiere temporalmente un valor extraordinario en la economía y, sobre todo, en la imaginación del país [...] 7º- Las sobreutilidades del período europeo. El alza de los productos peruanos causa un rápido crecimiento de la fortuna privada nacional [...] 8º- La política de los empréstitos. El restablecimiento del crédito peruano en el extranjero ha conducido nuevamente al Estado a recurrir a los préstamos para la ejecución de su programa de obras públicas [...] Me parece que estos son los principales aspectos de la evolución económica del Perú en el período que comienza con nuestra postguerra (Mariátegui, 1987:25-28).
“Tres influencias se suceden en el proceso de la instrucción en la república: la influencia o, mejor, la herencia española, la influencia francesa y la influencia norteamericana. Pero sólo la española logra en su tiempo un dominio completo. Las otras dos se insertan mediocremente en el cuadro español, sin alterar demasiado sus líneas fundamentales.
La historia de la instrucción pública en el Perú se divide así en los tres períodos que se señalan estas tres influencias. Los límites de cada período no son muy precisos. Pero en el Perú éste es un defecto común a casi todos los fenómenos y a casi todas las cosas. Hasta en los hombres rara vez se observa un contorno neto, un perfil categórico. Todo aparece siempre un poco borroso, un poco confuso [...]
La herencia española no era exclusivamente una herencia psicológica e intelectual. Era ante todo, una herencia económica y social. El privilegio de la educación persistía por la simple razón de que persistía el privilegio de la riqueza y de la casta. El concepto aristocrático y literario de la educación correspondía absolutamente a un régimen y a una economía feudales. La revolución de l independencia no había liquidado en el Perú este régimen y esta economía. No podía, por ende, haber cancelado sus ideas peculiares sobre la enseñanza” (Mariátegui, 1987: 105 y 107-108).
“Materia primaria de unidad de toda literatura es el idioma. La literatura española, como la italiana y la francesa, comienzan con los primeros cantos y relatos escritos en esas lenguas. Sólo a partir de la producción de obras propiamente artísticas, de méritos perdurables, en español, italiano y francés, aparecen respectivamente las literaturas española, italiana y francesa. La diferenciación de estas lenguas del latín no estaba aún acabada, y del latín se derivaban directamente todas ellas, consideradas por mucho tiempo como lenguaje popular. Pero la literatura nacional de dichos pueblos latinos nace, históricamente, con el idioma nacional, que es el primer elemento de demarcación de los confines generales de una literatura” (Mariátegui, 1987:233-234).
Baudin, L. 1978 (8º edición). “El Imperio socialista de los Incas”. Universo. Lima.
“En resumen, coexistía una triple propiedad inmobiliaria, siendo la tercera la menos importante:
1º Propiedad nacional )del Estado): edificios públicos; tierras, pastos, selvas en países poco boscosos, plantaciones de coca, minas.
2º Propiedad colectiva (de las comunidades), sea con explotación común (tierras de cañada, bosques en países muy boscosos), sea con explotación familiar (tierras cultivables).
3º Propiedad privada: casa, cerco y tierras provenientes de donaciones”(Baudin, 1978:203-204).
“El quipo no es ni un procedimiento de cálculo ni un modo de escritura; es un memento de cifras. Se compone de un cordón grueso, del cual cuelgan hilos que forman una franja; estos hilos son de colores diferentes según la naturaleza del objeto a que se aplican; por ejemplo, amarillos para el oro, rojos para el ejército, blancos para la paz; los colores, en número limitado, tienen un sentido diferente según el sentido general del quipo”[...] (Baudin, 1978:253).
“Era un principio absoluto el que todo tributo consistía en servicios personales; no se establecía ningún gravamen sobre los bienes de propiedad del contribuyente, sobre los productos del tupu o sobre los vestidos fabricados por el indio con la lana de sus llamas. El principal tributo consistía en el cultivo de las tierras del sol y del inca; su rendimiento no era jamás constante, ya que tenía la característica de cargas todos los riesgos a cuenta del beneficiario”[...] (Baudin, 1978:351-352).
Métraux, A. 1997. Los Incas. Fondo de Cultura Económica. Santiago. Chile.
“Los magos, cuyas funciones se confundían con las de los sacerdotes o curanderos, se reclutaban entre los individuos que, heridos por algún rayo, eran por este hecho los escogidos de Illapa, el dios del trueno. Predecían el porvenir, cuidaban de los enfermos y dirigían las ceremonias privadas. Eran también consultados para desenmascarar un ladrón o para castigarlo con hechizos”. (Métraux, 1997:89)
“Durante los diez meses que duró el cautiverio de Atahualpa en Cajamarca, los conquistadores tuvieron a menudo ocasión de notar las reglas de etiqueta que observaban las mujeres y los cortesanos que le permanecieron fieles. Aunque caído y humillado, Atahualpa no inspiraba sino un respeto vecino del temor. El cacique de Huaylas, que le había pedido permiso para ausentarse, al regresar después de la fecha fijada por el emperador estaba tan exaltado, al momento de comparecer ante él, ‘que se puso a temblar al grado de no poderse tener en pie’. Atahualpa, al darse cuenta de ello ‘levantó la cabeza, le sonrió y le hizo señal de que se fuera” (Métraux, 1997: 93)
“Todo lo que el Inca tocaba se convertía en tabú. Pedro Pizarro dice haber visto cofres ‘que contenían todo lo que Atahualpa había tocado con sus manos y los vestidos que había usado y desechado. Allí estaban las pequeñas esteras que eran puestas a sus pies cuando comía, los huesos de los animales y de las aves que había roído y tenido en sus manos, las espigas de maíz que había utilizado, en breve, todo lo que él había tocado’. Cuando Pizarro preguntó porqué guardaban todas esas cosas, alguien le respondió ‘que era para ser quemado, porque cada año era necesario quemar todo lo que tocaban estos señores hijos del Sol, y que las cenizas debían ser esparcidas al viento porque ninguna persona las debía tocar. Había un noble entre esos indios que guardaba todas esas cosas que las mujeres recogían” (Métraux, 1997: 94)
“El Inca, personaje sagrado y semidivino en vida, se convertía en un dios al morir, en igualdad casi con las deidades más grandes del imperio: el Creador, el Sol, el Rayo y la Luna. Cada vez que las estatuas y los símbolos de los dioses celestes se exhibían en la gran plaza de Cuzco, se llevaban también en sus palanquines las momias de los Incas y se les asentaba en escabeles dispuestos en derredor de la plaza en un orden preciso, porque los soberanos de Hanan-Cuzco, o Cuzco el alto, eran separados de los Hurin-Cuzco, o Cuzco el bajo. Cada momia estaba rodeada por sacerdotes y sirvientes y por mujeres encargadas de ahuyentar las moscas”. (Métraux, 1997:103)
“Seducir a una virgen del Sol era igualmente considerado como un atentado contra la majestad del Inca. Cuando Pizarro y sus compañeros llegaron a Cajas vieron, cerca de un ‘edificio habitado por quinientas mujeres ocupadas en nada que no fuera hilar y preparar un vino de maíz’, los cadáveres de individuos colgados de los pies. Al preguntar cuál había sido el crimen cometido por esos desgraciados, se les explicó que ‘un hombre se había introducido y acercado a una de esas mujeres y había sido condenado a muerte, junto con los porteros que habían tolerado la cosa’”. (Métraux, 1997:136)
“En el Coricancha había un jardincillo que el Inca roturaba simbólicamente cuando llegaba la fiesta de la siembra. Le plantaban tres veces al año, espigas de maíz de oro, con hojas y mazorcas del mismo metal. Estas plantas artificiales, que figuraron en el inventario del rescate pagado por Atahualpa a los españoles, son el origen de todas las fantásticas descripciones que se han hecho de este maravilloso jardín que se decía era todo de oro: de oro los árboles, la hierba, las aves, los insectos y hasta los guardianes con sus llamas de tamaño natural”. (Métraux, 1997:149)
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